-Es hora de irnos chico- La sonrisa del Capitán Marvel era algo frustrante para Albedo. Se veía enérgico y brillante, como si el sol de la mañana hubiera salido por él y no con él, y en cambio Albedo se veía como si hubiese dormido solo un par de horas, como si en la oscuridad hubiese tenido un atracón de series televisivas mal actuadas, aunque generalmente duerme diez horas, o incluso más.

-Claro- Albedo simplemente suspiro ante su presencia. No había mucho que decir y ya había aceptado salir a aventurarse con él. Salió de su habitación y cerró la puerta, quería dejarla bajo llave, era celoso con sus pertenencias, aunque por ahora curiosamente no tenía ninguna.

Caminaron en completo silencio a través de los diferentes pasillos de la cueva para llegar a los tubos zeta. La arquitectura era sosa, no había nada que resaltara o te dijera que esto no era una cueva con electricidad.

Solo su caminar resonaba alrededor, este sonido de pasos constantes parecía incómodo para Marvel, después de todo, no estaba acostumbrado a tener un asociado reservado, aunque en general, no estaba acostumbrado a tener un asociado.

El "silencio" les daba tiempo para pensar, Marvel se ocupó bailando mentalmente entre algunas incógnitas poco razonadas en su camino para llegar aquí, ¿cuánto tiempo pasaría hoy con el chico?, ¿el estar con él tanto tiempo haría que lo viera como su maestro? Curiosamente nunca tuvo el deseo de tener un pupilo, pero parecía que el destino le había otorgado uno. Eso era problemático para él, aunque la liga estuviera de acuerdo en que se volviera maestro y Albedo fuera su propio compañero, no era una responsabilidad que un niño de 10 años deba tomar, ni siquiera al tener la sabiduría de Salomón, una habilidad que le daba una buena visión de lo que debía hacer. Sabría si sería suficiente. Él sabía que su infantilidad podría cegar momentáneamente su razón y eso sería perjudicial para ambos.

-Y entonces... ¿Cuánto tiempo ha sido héroe? - Albedo preguntó rompiendo el silencio en el que se habían sumido, estando ya harto como Marvel de solo escuchar sus pasos, pero mucho más decidido a hablar a comparación de él. Ser tan listo y paranoico era la maldición de Albedo, le obligaba a bucear profundamente en sus pensamientos y permitía que vinieran preguntas que aumentaban su ansiedad "¿A dónde se dirigían?, ¿será una trampa?, ¿intentará quitarme el ultimatrix?, ¿intenta replicar el ultimatrix con su tecnología?" Eran pensamientos quese desarrollaban sin control. Solo podía y quería cerrar su mente y hablar.

-Mmm... he sido héroe desde hace 3 años, aunque me uní a la liga hace 2- Marvel intentaba recordar esos tiempos antes de que le ofrecieran un asiento en la liga, era más simple que ahora: golpeabas un par de malos y volvías antes de la cena, pero ahora, como miembro de la liga, ya sabe y hace más cosas que las que le gustarían.

-¿Qué es la liga? y... ¿por qué te necesitaban? - Albedo preguntó sin darle mucha importancia al tono casi melancólico que Marvel usó para su anterior respuesta. Era la oportunidad perfecta para saber más acerca de ellos. No había tenido tiempo o interés de preguntar, y al menos por ahora, un miembro era la fuente más confiable de información.

-La liga es... para algunos, solo la asociación de los héroes más fuertes del mundo, aunque para mí- detuvo su respuesta momentáneamente casi pensando en cómo continuarla -son la esperanza de un mundo mejor, en cuanto a por qué me necesitaban... supongo que es porque soy fuerte- Marvel reflexionaba cada una de sus palabras. La liga daba esperanza al mundo por su fuerza, una no hecha para dañar sino para proteger, y él era fuerte, lo suficiente para ser reconocido rápidamente como un miembro. Decirlo de esa manera casi hacía que sintiera una bandera ondeando vergonzosamente en su espalda.

Albedo se quedó en silencio por la empalagosa respuesta que recibió. No sabía lo suficiente de ellos como para descalificarlos, pero la convicción con la que lo dijo evitaba que sonara tan infantil como debería. Su común cara de póker escondía un poco la gracia que le dio escucharlo. Fue optimista, demasiado para alguien como él, que ya había visto tantas peleas.

Después de otros incómodos momentos en silencio por fin llegaron a el tubo zeta que aún estaba en funcionamiento. Era una suerte que hubiese más de uno en esta base.

Ya estaban algunos ingenieros arreglando la sección destrozada y parece que alguien limpió en la noche o en la madrugada porque no había ni una pizca de polvo o escombros. Quizás el toro de corto temperamento lo hizo como castigo. Eso le recordó la existencia del equipo. Era casi milagroso que no se encontraran con alguno de ellos mientras caminaban. Marvel ya estaba tecleando para ir a su destino, y cuando terminó en vez de ir en primero, esperó a que Albedo cruzara, poco después lo siguió.

-Parecía que los anuncios de tu llegada eran reservados solo para las bases y no para las llegadas espontáneas a algún lado- pensó Albedo mientras veía el oscuro callejón donde habían terminado, la entrada fue discreta... ¿Por qué?, la tecnología de transporte avanzaba mundos muy rápidamente, y por la calle que estaba en su frente el uso de vehículos para la movilización de las masas parecía ser la norma, ¿la tecnología que poseían era oculta? Si algo tan simple como un punto de teletransporte estaba oculto a todo el mundo... ¿estaba también oculta la roca flotante en el espacio? o ¿las personas súbitamente aprobaron que los seres más poderosos del mundo tengan una base orbitando el mundo? La respuesta era obvia.

-Bienvenido a Fawcett City, mi hogar- dijo Marvel extendiendo sus brazos frente a él, parando el tren de pensamiento de Albedo.

- ¿Por qué ocultan esta tecnología? - fue lo primero que dijo Albedo al verlo, fue impulsivo, debía saciar sus dudas.

Marvel optó por el silencio. Tenía claras dudas al ocultar esto. Un viaje instantáneo a un hospital podría salvar muchas vidas, pero sabía lo destructivas y peligrosas que pueden llegar a ser algunas personas. Algo capaz de mover en segundos tanto seres como objetos puede ser un arma demasiado letal, incluso para la liga.

- El registro no es para negar zonas sino para denegar todo el uso del sistema, ¿verdad? - tenía sentido, este mundo estaba tan atrasado como pensaba y solo estaba avanzada la liga, parecía que todos sus avances eran secretos para tener ventaja frente a sus contrincantes.

-Sí- respondió secamente Marvel, parecía molesto con la pregunta. No estaba del todo emocionado de seguir hablando de eso.

- ¿No me mostrarás la ciudad? - preguntó Albedo notando el ambiente que generó su pequeño interrogatorio. Los pensamientos de Marvel se esfumaron, y en su rostro, volvía su icónica y molesta sonrisa.

- ¿Quieres caminar o prefieres volar? - Marvel parecía esperar algún tipo de emoción aparte de una ceja levantada y unos ojos analíticos en su dirección.

- ¿Puedes volar? -


Albedo estaba siendo llevado por el Capitán Marvel a través de la ciudad. Intentando ignorar lo vergonzoso que era ser cargado en la espalda de alguien, observaba sus alrededores, analizando la típica ciudad humana que sobrevolaban. Algunas personas veían al cielo y saludaban. No volaban tan alto como para ser borrosos así que Marvel era reconocible por cualquiera que ya conociera su forma. Parecía que estos héroes eran tan llamativos como lo era Tennyson. Tener el apoyo público podría ayudar en sus operaciones, pero los haría resaltar demasiado en casi cualquier situación, si en cualquier lugar te reconocen ¿cómo puedes hacer algo que requiera sigilo?

Una alarma sonó y con ella algunos disparos, Albedo dirigió su mirada hacia el lugar de los sonidos aliviado de ver algo más interesante que azoteas, edificios, y autos. Parecía que un grupo intentaba robar un banco mientras era rodeado por la policía. Parecía que él no fue el único en notarlo ya que Marvel estaba descendiendo para atender la situación.

Tan pronto como tocaron el suelo, un policía se les acercó. Parecía ser el designado para comentarle al Capitán que ocurre, así que al notar su inminente llegada corrió tan rápido como podía (siendo un gordinflón en uniforme) mientras los demás contenían la multitud que comenzaba a formarse o apuntaban sus armas a las puertas del banco asaltado.

-Gracias al cielo estás aquí, Capitán. Tienen rehenes y dicen que los matarán a menos que los dejemos escapar- el gordolicía parecía cansado por su pequeño trote, a la vez que aliviado por la llegada del héroe. Marvel asintió y comenzó a indicar qué acciones tomaría. El policía estaba concentrando su atención en la pequeña explicación que le daban hasta que sus ojos giraron hacia la presencia de Albedo.

El policía se acercó y lo tomó del hombro

-Vamos, hijo, esperemos a que el Capitán Marvel los salve a todos- Albedo no se movía, aunque el gordolicía quería alejarlo para mantenerlo seguro, solo recibía una mirada de enojo en respuesta. Marvel lo notó y le sonrió burlonamente, asintiendo casi como si su mirada fuera una petición de que cumpliera la orden.

-Bien- suspiró Albedo enojado. Ser subestimado por su apariencia era para él una ventaja táctica pero también era infinitamente humillante.

Marvel en cambio estaba caminando tranquilamente hacia el banco asaltado. Primero, dio pasos lentos, luego cambió a un trote firme. Los asaltantes lo habían notado y apuntaron sus armas hacia sus rehenes de forma amenazante queriendo parar el avance de Marvel, pero ya era muy tarde, estaba sobre ellos. Atravesado las puertas de golpe en una velocidad difícil de seguir por ojos no entrenados o superhumanos, tacleó al primer asaltante en pasamontañas. Siendo el más cercano en la puerta, lo clavó en el suelo. Los gritos de los rehenes comenzaron. Marvel levantó rápidamente su mirada ignorando los gritos viendo a los otros tres asaltantes que asustados por su presencia intentaban apuntarle con sus armas y sin darles tiempo avanzó de nuevo. Golpe tras golpe, todos fueron noqueados por su fuerza y velocidad sobrehumana. Antes de que alguno de los rehenes pudiera notarlo, Marvel había tratado con el atraco y los había detenido a todos, a todos menos a uno que se ocultó detrás de la barra.

El último de ellos estaba totalmente asustado. Sabía que iba a ser detenido, pero eso no significa que se iría sin luchar. Saltó rápidamente de su cobertura y apuntó su arma a Marvel. Iba a dispararle, o eso pensó, quedándose inmóvil y con un rostro de tranquilidad esperando la ráfaga de proyectiles. Su expresión tranquila se rompió en furia en tan solo unos nanosegundos. No se esperaba que el asustado asaltante cambiará de objetivo y comenzara a disparar con su ametralladora automática a todos los que detrás de él intentaban escapar del banco.

Sonaron disparos y gritos, la velocidad y los reflejos del Capitán lograron interceptar la mayoría de las balas, pero una de ellas se coló en sus manos justo hacia una mujer detrás de él que había tenido la mala suerte de asistir al banco a esa hora.

Avanzó hacia el ultimo asaltante en pie noqueándolo con aun más fuerza que los demás por su intento de asesinato, volteó a ver a la mujer, y suspiró aliviado, solo era un rasguño de bala, pero notó que la realidad era muy diferente a medida que se acercaba. No paraba de sangrar. La bala pasó, pero rozó profundamente su cuello. Moriría antes de llegar al hospital y todos los que se quedaron a ver la escena lo sabían.

Albedo escuchó los disparos y corrió a la escena evadiendo fácilmente al oficial que lo custodiaba. El muy tonto se quedó boquiabierto por el sonido del corto tiroteo en vez de intentar dar apoyo. Básicamente, él y sus compañeros dejaron que el Capitán Marvel se hiciera cargo de todo el trabajo. Eso le molestaba, era la primera vez que veía tal incompetencia y algo le decía que no sería la última. Escucho nuevos gritos a medida que se acercaba más a la entrada, pero eso no lo detuvo, solo hizo que acelerara más su paso.

Al entrar algo agitado por la pequeña carrera emprendida aún escuchando los gritos de los oficiales a los civiles que salieron antes de su entrada, presenció la terrible escena. Un pequeño charco de sangre a los pies de Marvel solo se expandía mientras él intentaba contenerlo con unos trapos y sus manos casi rogando con sus ojos que la vida no se le escurriera a la mujer pobre que solo le devolvía la mirada aterrada y casi suplicante. Había estudiado un poco de biología humana para entender los cambios a los que se expone en su prisión de carne. Sabía que ella moriría si no se hacía algo para detener su sangrado. Su cuerpo no resistiría tal pérdida suficiente tiempo como para llegar a un hospital. No solo él lo sabía, las miradas de terror y tristeza de los pocos presentes que no corrieron a la mínima oportunidad, delataban el destino al que ahora ella estaba atada... a menos que...

El tren de pensamiento de Albedo estalló. Sabía que al salvarla ganaría algo de reconocimiento no solo por parte del público, que se atiborran a las afueras apenas contenidos por la policía, sino de Marvel, un miembro de la liga que ahora lo vigilaba, pero ¿cómo hacerlo?

-Quizás pueda darle ingravidez... No, eso solo compraría tiempo, no pararía el sangrado. Debo salvarla indiscutiblemente... quizás pueda congelar la herida... no, podría generar un coágulo y matarla, en cambio...

Y una visión clara de qué curso debía tomar se presentó en su mente y se apresuró a buscar el alien indicado.

El Capitán Marvel veía a Albedo mientras sostenía a la sangrante mujer. Estaba totalmente en silencio a pocos pasos del grupo. No sabía si estaba analizando o estaba impresionado por la sangre. Sus ojos se movían entre la escena y su reloj. Parecía que él se sentía impotente, debía saberlo, era una vista desagradable para un niño, podría estar en shock sin saber qué hacer. Los paramédicos estaban entrando. Les pediría a ellos que lo sacasen y después hablaría con él, aunque tuviese que mentirle acerca de que la chica sobrevivió.

Pero antes de que los paramédicos que entraban se hicieran cargo de la chica con su mirada de miedo a la muerte, una luz roja inundó la habitación y de su fuente una criatura totalmente en llamas con piel carbonosa y un cabeza flameante apareció justo donde estaba el niño. Su sola presencia era calurosa e imponente y antes de que los espectadores pudieran reaccionar al acontecimiento, la criatura habló.

-Muévanse- aún sin gritar, su voz profunda hacía que se sintiera la urgencia de la acción y las aguas se abrieron a su paso. El pyronita se acercó rápidamente y se arrodilló sobre una pierna frente a la chica.

-Puedo salvarte- volvió a hablar sin una pizca de duda- pero te dolerá un poco- la chica asintió, y, antes de que la chica pudiera responder con palabras, acercó su dedo incandescente a su cuello. Marvel, sabía qué iba a ocurrir, apartó sus manos de la presión que hacía y, ni un segundo después, el olor a carne chamuscada se sintió seguido por un grito agudo y doloroso.


Las habilidades sociales de Albedo, aunque innatas debido a su inteligencia, también son extremadamente deficientes. Ya sea por el hecho de que no necesita mantenerse hablando con aquellos con los que forja una alianza o por fingir conversaciones para engañar a sus contradictorios, Albedo pocas veces ha tenido que ser socialmente competente, por lo menos hasta ahora.

Cuando salió del banco lo primero que notó fue la mirada estupefacta de los reporteros. Sus cámaras ya apuntaban hacia él en el momento en que corrió al banco y los oficiales no lo pudieron detener, pero después de ver cómo salía cerca a una mujer en una camilla con una clara quemadura en su cuello mientras le agradece, las preguntas y las fotografías comenzaron. No se necesitaba ser un experto para saber que había una historia allí.

A Capitán Marvel le divertían las cámaras, así que siempre que podía se acercaba, respondía un par de preguntas acerca de los incidentes que trataba y luego se iba flotando en busca del siguiente lugar que lo necesitara. Era su rutina: actuar, hablar y correr a la siguiente pelea, por eso no se esperaba que las preguntas fueran acerca de quién era el chico que estaba justo a su lado y los miraba a todos casi con molestia.

- ¿El niño venía contigo al atraco o ya estaba en la escena?

- ¿Es tu propio pupilo?

- ¿La liga te asignó un compañero?

- ¿Por qué no oculta su identidad?

- ¿El niño tiene poderes?

-¿Saben los padres del niño que es un héroe?

- ¿Qué edad tiene el niño?

La lluvia de interminables preguntas comenzaba y Marvel parecía no tener idea de cómo tratar la situación. No le enojaba que Albedo hubiera actuado porque al final salvó una vida, pero sabía que la forma en que contestara podría llamar más la atención hacia él y lo último que necesitaba era una turba de reporteros cazándolos.

- ¿No es demasiado joven para que actúe como un héroe?

Esa pregunta fue lo último que necesitaba Albedo para estallar. Acumulaba irritación pregunta tras pregunta. No ayudaba que fueran una cascada. Ahora que Marvel lo vio, estaba totalmente molesto, iracundo y a punto de gritar. Marvel no quería un escándalo, no dejaría que ocuparan la primera página, no de esa manera, así que previendo lo que pasaría si las preguntas continuaban, con una mano tapó la boca del chico mientras que con el otro rodeó su torso y habló con una sonrisa.

-Sin comentarios- saltando al cielo justo después de terminar la frase perdiéndose en las nubes mientras cargaba como un muñeco al niño de pelo plateado.

Los reporteros parecían aburridos, querían una historia y al parecer la tendrían incompleta, aunque algunos de ellos ya hablaban con los civiles que estuvieron en medio del atraco y con sus testimonios levantaron más de una ceja. El chico al parecer había salvado de una muerte agonizante a alguien herido por una bala.


-Hiciste un gran trabajo. La salvaste- dijo Marvel. Ya había pasado un tiempo desde que salieron de la escena, ahora Albedo estaba de nuevo a sus espaldas mientras flotaba por encima de la bulliciosa ciudad.

El chico no respondió. Su enojo ya se había ido y lo había cambiado por una pequeña sonrisa que hacía notable el cómo se sentía por su acción. Dejó atrás su frustración de ser humillado por su apariencia. Era verdad, hizo un buen trabajo. No solo impresionó a su acompañante actual, sino que también a todos los presentes en aquella escena. Solo debía lograr lo mismo en su siguiente parada y su puesto como héroe sería pan comido.

Qué equivocado estaba.

Llegaron al techo de un hospital un poco alejado del centro de la ciudad, pero igualmente bien posicionado. Había algo de movimiento, el movimiento normal que se esperaría de un lugar capaz de tratar urgencias. Parecía que los esperaban por la mirada de alegría que soltaba el médico, pero por el cigarrillo en su mano y sus prominentes ojeras podía notarse que solo estaba tomando un descanso.

-Capitán Marvel, qué gusto, ¿viene a ver a los niños? - preguntó el presunto doctor. Tenía poco pelo en la parte de arriba de su cabeza y estaba perfectamente afeitado, pero todo lo demás hablaba de su carga de trabajo y estrés, como su bata algo arrugada o su corbata desalineada.

-Sí, doctor Grafton- respondió con total seguridad Marvel y volteando a mirar a Albedo continuó- la felicidad también es algo que debemos dar los héroes- Albedo no pudo reprimir su impulso de girar los ojos. Si bien entendía que dar alivio al desafortunado era algo que un 'héroe' hacía,no podía sentir la empatía suficiente para no pensar que perdía el tiempo si alguna vez debía hacerlo.

Marvel y el doctor 'Grafton' continuaron hablando sin recibir ni un poco de interés de parte de Albedo. Comenzaron a moverse. Al parecer donde estaban era un helipuerto, bastante reconocible por la gigantesca H del asfalto de la azotea donde aterrizaron. Avanzaron rápido mientras Albedo veía a sus alrededores, las paredes de los pasillos que cruzaban pasaron de ser grises a ser blancas pálidas y luego a ser coloridas y hasta un poco decoradas con formas bastante alegres y luego notó que entraron en una habitación con niños de diferente tamaños y edades, todos calvos pero ninguno demasiado viejo.

Estaban eufóricos con la entrada de Marvel y algunos de ellos parecían incrédulos, no todos, lo que supondría que no era la primera vez que venía. La alegría inundó la sala mientras el doctor Grafton se alejaba para continuar con su descanso.

Marvel lo miró fijamente mientras sostenía una chica en sus brazos y con un poco de duda le susurró

- ¿Puedes ayudarlos? - Albedo ensanchó los ojos y recordó la conversación de ayer en la noche. ¿Eran estos quienes padecían los defectos que mencionó? Eran verdad sus conclusiones, sus avances estaban limitados y la medicina genética no parecía ser parte de ellos.

Asintió y acercó su mano con el reloj a su rostro

-Función de comando: Escaneo genético. Rango: esta sala

Una luz amarilla rodeo la sala en la que estaban y todos incluyendo a Albedo fueron escaneados por ella.

= ESCANEO CONCLUIDO =

= SE HAN ENCONTRADO: CERO ANOMALÍAS =

Lo supuso en el momento en que entró en la sala y el reloj parecía no haber reaccionado. Lo que sea que les ocurría podría ser más difícil de arreglar que lo que supone el Capitán Marvel.

-Claro- susurró Albedo para sí mismo. De cierta manera esto se sentía entretenido, lo que sea que les pase a las personas de este mundo, él podría arreglarlo. Si se convertía en el iniciador de revoluciones médicas, su posición jamás quedaría en duda, además le daba espacio para descubrir por qué el Capitán Marvel y Canario Negro tenían esas habilidades sin signos evidentes de mutación.

- ¿Qué es exactamente lo que debo buscar? - mirando a Marvel, Albedo preguntó. Si iba a hacer esto necesitaba toda la información que se le pueda dar

-Cáncer

Albedo solo pudo levantar una ceja ante la respuesta. Parecía que la palabra hablara por sí sola pero jamás la había escuchado y pasando más de 2 años en el único mundo humano de su dimensión en algún momento debía haberlo hecho. Examinó sus recuerdos lentamente pasando un par de minutos en completo silencio, pero no recordó nada, no recordaba alguna enfermedad que produjera ¿calvicie en niños?, pero al ser dimensiones diferentes es fácil para él suponer que tendría sus propias enfermedades. Después de todo, tienen hasta sus propios héroes.

Pero ¿era su intervención necesaria en unos casos de calvicie? Además, ¿por qué estaban tan monitoreados? No es como si alguien muriera por estar calvo, a menos que... la calvicie fuese solo un signo de la enfermedad.

-¿Y qué es exactamente el cáncer?- fue la siguiente pregunta de Albedo. Necesitaba más información, era obvio que lo que pasará aquí era lo suficientemente grave como para requerir la intervención de un héroe.

-No puedo explicarlo mucho a detalle ya que no me especializo, pero es un fallo en los mecanismos de control de reproducción celular. Hace que se dividan constantemente y sin control- respondió Marvel rascándose la barbilla intentando no errar demasiado en su respuesta.

Albedo simplemente bajó la mirada y comenzó a mirar a Marvel a los ojos casi discerniendo si hablaba en serio.

- ¿Tienen una forma de teletransporte basada en radiación y no una cura para una enfermedad tan... ¿sencillo? - Albedo parecía tener cuidado con sus palabras casi deseando no ofender, pero en cambio el brillo en los ojos de Marvel aumentó

- Entonces, puedes arreglarlo- respondió con alegría

-Sí... ¿por qué no? –Albedo bajó la mirada y comenzó a mover de extrañas formas el núcleo del reloj en su mano y luego habló dándole una orden.

-Función de comando: Reparación genética. Rango: esta sala. ADN: homo sapiens

Y un rombo azul apareció en el ultimatrix casi procesando la orden y, unos segundos después, un escaneo azul lentamente envolvió el lugar, y casi por arte de magia los rostros pálidos de los habitantes recuperaron su color.

= REPARACIÓN CONCLUIDA: 10 ANOMALÍAS RESUELTAS =

= DATOS ALMACENADOS =

- ¿Bueno eso era todo por lo que me necesitabas? - preguntó Albedo en su tono aburrido. Después analizaría exactamente qué es lo que les pasaba, pero por ahora solo tenía hambre.

Marvel parecía extrañado y feliz por la acción. De cierta manera esperaba que curar a los presentes fuera más tortuoso que decir unas cuantas palabras a un reloj, pero no era inesperado, no del todo. Después de todo, había olvidado que estaba ante un ser extradimensional, parte de una raza que era capaz de crear y guardar un registro detallado de todas las especies de su propio universo en una pulsera. Sonaba imposible pero allí estaba, no solo llevando el arca de Noé versión alien, sino curando a los enfermos y pronto peleando con los malos.

Un leve escalofrío apareció en su columna. En verdad, estaba agradecido de que no fueran enemigos.

Albedo por su parte estaba en la puerta de la sala con los codos levantados y las manos sobre la parte trasera de su cuello.

-Tengo hambre. Cómprame unas papas- La orden de Albedo solo le sacó un suspiro a Marvel.

Y así salieron como si nada, de nuevo al helipuerto. No sabían ni por asomo que en unas pocas horas ese simple comando de Albedo llevaría a muchos problemas a la liga o bueno más específicamente a Batman.


Después de la espantosa exhibición de modales de Albedo en un restaurante local de hamburguesas, volvieron a la base montaña, aunque solo Albedo se quedó, Marvel parecía tener prisa. Apenas habían pasado unas 2, casi 3 horas afuera, así que no entendía por qué tenía tanto deseo de escaparse.

Dentro de la cueva, solo 3 de los 5 miembros estaban y parecían entrenar en el campo luminoso en el suelo. Era obvio que necesitaban entrenamiento constante para ser un héroe después de todo. No todos tienen un reloj que cambia tu biología hasta su mejor punto dando incluso nociones básicas de cómo usar tus habilidades.

La sonora alarma del sistema que detallaba quién entraba lo delató enseguida. Albedo simplemente quería escabullirse, pero no sería posible sin por lo menos cruzar un par de palabras y, si se encerraba en su habitación de nuevo, necesitaría una excusa lo suficientemente buena para no ser molestado. Por lo menos, no estaba mecha corta y chica verde.

Necesitaba algo que hacer antes de que fuese obligado a "convivir". Recordó su pequeño paseo con Marvel y sus acciones en el hospital y los datos que había conseguido. Además de eso, aún no sabía casi nada de la liga. Era la oportunidad perfecta para averiguar un poco.

-¿Saben dónde está el llamado "tornado rojo"?- preguntó Albedo antes de que los otros tres presentes pudieran saludar.

- ¿Por qué?, ¿te quedaste sin pañales? - preguntó Kid Flash de forma burlona y despectiva. Robin lo golpeó en el torso por su estupidez. Ya fue atacado por Superboy solo por intentar ayudarlo y ahora otro de sus compañeros lo antagoniza, de nuevo, en menos de 24 horas. Kid Flash entendió la indirecta soltando una risita que rápidamente se volvió incómoda.

Albedo simplemente se le quedó viendo con una ceja levantada. Últimamente ha sido su expresión con mayor uso. Viendo que no iba a llegar a ningún punto hablando con ellos simplemente suspiró e intentó alejarse

- "Quizás la amigable marciana sería más útil al encontrar a su supuesto supervisor"-pensó, pero antes de que se diera la vuelta completamente Aqualad habló.

-Él tiene una habitación arriba, las escaleras están en la parte de atrás. Puedo acompañarte sin gustas.

-Gracias- respondió Albedo. Aqualad asintió. Ya estaba comenzando a acercarse, pero antes de que lograra dar más de dos pasos, Albedo volvió a hablar– estoy seguro de que puedo encontrarlo solo con las indicaciones- y continúo su camino parando el avance de su compañero de equipo. No podía verlo, pero Aqualad parecía desilusionado.

Encontró las escaleras y las subió. Tocó la puerta metálica que cortaba su avance un par de veces y al no escuchar movimientos o respuesta se sentó en un escalón y mostró su irritación. Quizás debieron avisarle que podría no estar, pero no podía esperar nada de sus compañeros, nada aparte de un saludo o una indicación.

No esperaría, no más de lo que ya hizo. Pasó más de 40 minutos esperando que apareciera. Ya sea por el hecho de que su tiempo vale lo suficiente como para no querer desperdiciar más de este o porque simplemente su estómago rugía de nuevo y además era posible recibir un no por respuesta, usaría su plan b: ir a una biblioteca, obviamente después de ir a la cocina.

Mientras se arrastraba a la cocina y observaba a sus compañeros aún entrenando ahora con menos ánimo, reanudó sus pensamientos. Esta dimensión se parecía lo suficiente a la anterior, deberían tener una biblioteca, además su investigación solo tomaría unas horas. Nadie notaría su desaparición en tan corto tiempo.

Por fin llegó a la cocina. Estaba sin signos de vida alguna, se movió rápido y abrió el refrigerador, bastante grande teniendo en cuenta que solo hay 3 residentes permanentes, pero entendible teniendo en cuenta que también venían otros 3 seres de manera recurrente y que también sentían hambre. Se armó un par de bocadillos, rebuscó algo de beber y cuando acabó, se movió a la ahora solitaria sala donde el tubo zeta residía.

Se teletransportó a Fawcett. Fue fácil. Recordó cómo Marvel oprimía los diferentes botones en la pantalla azul. Primero dabas tu ID, luego dabas la ciudad y luego en el mapa escoges el punto. Parecía demasiado masticado, pero era rápido y eso estaba bien, si algo surgía era bueno que no tuvieras que pensar demasiado.

Caminó un par de calles hasta llegar al gran edificio estilo romano y entró. El primero en recibirlo después de pasar las voluminosas escaleras, fue un guardia que parecía dirigirlo a la bibliotecaria. No se opuso, si había alguna diferencia recalcable en esta dimensión quería estar al tanto de ella.

- ¿Vienes a la exposición de arte para niños? - una mujer con grandes anteojos, un par de canas, un vestido típico (casi de oficinista), y un pequeño gafete que colgaba de su cuello que decía su nombre ("Deisy" para ser exactos), le habló mientras se inclinaba hacia su rostro. Tenía una sonrisa un poco forzada, de seguro por tratar con niños todo el tiempo.

-Quisiera acceso a una computadora y un par de libros de biología- respondió Albedo. La cara de la bibliotecaria cambió a una de extrañeza, pero aún conservando su sonrisa.

-Ven conmigo- Dijo la mujer. Recuperó la postura y tomó la delantera. Albedo la siguió, caminaron un poco y llegaron a una habitación, abrió la puerta y Albedo no pudo frenar su ceño fruncido. Era una sala para niños.

-Allí están las computadoras y allí los libros de ciencia... disfrútalos- la mujer terminó la frase con una sonrisa de superioridad y salió sin siquiera querer notar la expresión frustrada que Albedo tenía. Era humillante, nuevamente era tomado como un simple y soso niño humano. Pensó en irse en ese momento, pero había pocas personas en la sala y llamaría menos la atención estar aquí que afuera. Además no quería ser redirigido al mismo lugar al salir.

Se adentró más en el colorido lugar. Por lo que veía, su cabello plateado y sus ojos rojos parecían ser motivo de susurros entre los mocosos presentes. Albedo simplemente los ignoró ni siquiera molestándose en darles una nueva mirada, por lo menos ahora el parecido a Tennyson no parecía ser la llama que atraía a las polillas. Un chico se le quedó viendo extrañado y curioso dándole una mirada de reconocimiento. Albedo le dirigió la mirada, guiado por la picazón en su cuello que la mirada del muchacho le produjo, cuando lo hizo, él la quitó rápidamente y la devolvió al libro que leía. Para ese momento ya estaba frente a una computadora así que simplemente se sentó y encendió la pantalla. Parecía que estaba programada para dirigirte a una enciclopedia o una página de juegos dependiendo de la decisión del usuario, nada que un poco de programación básica humana no lo arreglara. Era la misma en este mundo que en el otro. Tecleó con rapidez y de forma muy sonora y notó lo fácil que era acceder a la llamada internet sin limitaciones.

Comenzó su investigación. Buscó sobre el llamado cáncer que se supone arregló y descubrió algo problemático: la fragilidad humana hacía que la mitad de las cosas que producían, consumían o incluso en las acciones que hacían les pudiera hacer contraer la enfermedad. Eso le dio una sonrisa que rápidamente quitó. Quizás esta enfermedad no era el único gran problema médico de esta dimensión y la razón por la que no tenía cura era porque había problemas más grandes que solucionar. Siguió investigando y parecía que no podían solucionar cosas tan simples como el virus de la gripe. Recordó a su amado Galvan prime y el cómo el primer pensador erradicó cada uno de los males del mundo siendo aclamado como tal por sus logros, antes de dejarse cegar por los humanos. Había atinado al premio gordo, este era su trampolín, no necesitaba equipo, no necesitaba seguir a la liga. Salvar al mundo de villanos era tonto si al final morían más por enfermedades que por crímenes. Esa sería su primera meta como el ser más listo en esta dimensión y futuro héroe más grande de la tierra, detener todos los males del mundo uno a la vez.

Albedo se quedó quieto. Estaba sumamente complacido, esta era su misión, el por qué el viajero lo salvó. No necesitaba dominar una galaxia si podía atarlos a todos a una deuda de gratitud, una tan grande que no lo podrían ver como un conquistador sino como un salvador, un pacificador.

Se recostó dos segundos en la silla pensando en un plan hasta que notó que el chico que antes intimidó con la mirada al entrar ahora estaba cerca y parecía querer hablarle. ¿Qué importaba?, estaba realmente complacido por su descubrimiento. No había forma de que algo le molestara.

-Hola, soy Billy- Dijo el chico feliz extendiendo una mano hacia él. No esperaba una presentación sin haber cruzado palabras pero, ¿qué más da? los humanos son simples

-Albedo- respondió el de pelo plateado sin notar aún la pequeña sonrisa que se coló en su cara, pero sin responder al saludo con la mano, algo que Billy notó y quitó rápidamente para evitar un momento incómodo.

El chico parecía querer decir algo más pero antes de eso la puerta se abrió y Deisy, la mujer que antes le habló, entró por ella

-Chicos, es hora de la exposición- dijo con un tono melodioso y mantuvo la puerta abierta esperando que salieran. Albedo no pensaba moverse hasta que "Billy" le preguntara con una sonrisa que a Albedo le pareció conocida

-¿Vamos?

Albedo asintió por reflejo. Era la primera vez que veía esa persona y esa expresión se sentía extremadamente familiar. Salió detrás del chico siguiéndolo como un fiel cachorro.

No falta decir que Albedo se estaba muriendo de aburrimiento a medida que caminaba. Odiaba cada milímetro que recorría y su expresión lo delataba. Había conocido arte humano bastante aceptable en términos de belleza galáctica, pero esto era mediocre llegando al punto de patético. Lo único que lo retuvo era su curiosidad acerca de la familiaridad de las expresiones de quien tenía más cerca. Billy llevaba a sus hermanos y la única razón por la que estaba aquí era porque uno de ellos era un artista presentando obras. Aun así parecía no separarse de él, aun cuando Albedo simplemente lo miraba con los ojos entrecerrados, analizándolo profundamente para dar con la respuesta que buscaba.

-Bien, eso sería todo. Gracias por venir. En la mesa a su derecha encontraran soda y papas, tomen una botella y un paquete de forma ordenada- Albedo hizo la fila casi sin pensar. Adoraba gracias a su cuerpo cualquier tipo de comida chatarra y que se la ofrecieran con una gran sonrisa no lo ayudaba a contenerse.

Cuando comenzó a comer Billy se le acercó. Nadie más parecía interesado en él. Parecían más asqueados debido a que comía como si estuviera a punto de morir.

- ¿Estás bien? - Billy preguntó. Albedo no respondió solo soltó un eructo. Billy respondió con una carcajada y volvió a hablar – debo irme, nos vemos.

Y desapareció junto con sus hermanos por la puerta bajando las gigantescas escaleras. Albedo agradeció el momento de silencio. El chico no paró de hablar desde que lo hizo por primera vez. No paró ni siquiera cuando la mayoría de respuestas fueron movimientos de su cabeza, pero debía seguir su ejemplo. Era hora de irse.

Caminó de vuelta al callejón con la nada llamativa cabina telefónica. Era demasiado evidente que había algo mal en el lugar con ese objeto tan resaltable, en serio, un mal día y alguien descubriría los tubos zeta. Marcó las teclas. Al finalizar, una luz se lo tragó y lo devolvió a la montaña de la que teóricamente se había escabullido. Al salir estaba Batman. Su ceño fruncido delataba qué pensaba de su relativa desaparición, acompañado obviamente del supervisor del lugar, Tornado rojo.

-Desapareciste por más de 3 horas- Los ojos de Batman solo se encogían intentado intimidar. Obviamente, este tipo jamás ha visto a un apoplexian enojado.

-Fui a una biblioteca y de alguna manera terminé viendo "arte infantil"- respondió Albedo con algo de fastidio en su tono y su rostro, inmóvil en su lugar.

-De ahora en adelante, llevarás esto siempre contigo- Continuó Batman, quizás insatisfecho con la respuesta, con un brazalete negro en su mano que podría pasar por una pulsera.

-No sabía que estaba bajo arresto- respondió Albedo divertido. Era obviamente una forma de saber dónde estaba siempre.

-Estás bajo estricta vigilancia- continuó Batman. En ese momento intervino Tornado rojo, quizás sintiendo algo de piedad y sin notar mentira en los signos físicos del interrogado habló

-Su uso está pensado en caso de abandonar las instalaciones

-Sí, estoy bajo arresto- susurró irónicamente mientras se acercaba a tomar el brazalete que Batman sostenía. Cuando lo tomó, simplemente se desplazó a su habitación o bueno eso fue lo que intentó.

-Quiero un informe detallado de tus acciones del día de hoy- continuó Batman deteniendo a Albedo. Eso significaba que debía escribir lo acontecido en el hospital. No quería que la liga se llevara el crédito por sus acciones, pero uno de sus integrantes lo acompañaba, así que era obvio que la acción sería asociado a ellos.

-Necesitaré una computadora- respondió Albedo de espaldas a Batman.

-¿Para el informe? - preguntó Batman con la ceja levantada.

-Y para mi entretenimiento- iba a continuar a su habitación y luego lo pensó un poco más, así que esta vez girando a ver a Batman continuó- privada..., si es posible

No hubo respuesta de ellos mientras Albedo se alejaba. Parece que concederían su petición.


Albedo intentaba relajarse. Había logrado colarse en la cocina y sacar comida del refrigerador nuevamente, pero aun con el estómago lleno no lograba concentrarse lo suficiente en la tarea de descansar, porque cada vez que ponía su mente en blanco simplemente volvía a él su nuevo proyecto. Sus ideas se entremezclaban y todas llegaban al mismo lugar, tenía el potencial de hacer más. Ahora tenía un objetivo, uno real, paradójicamente más simple que quitarle el reloj a un adolescente . Ya no era persecución de gansos. Ya no era Elmer el gruñón contra Bugs Bunny. Ahora puede cambiar el mundo.

Se levantó de golpe recargado de energía y revisó el tiempo que corría en su reloj. Eran las 7 PM. Apenas comenzaba la noche.

Se movió apresuradamente a la caja que contenía su nueva computadora. Parecía que accedieron a entregársela con mucha rapidez, una demasiado sospechosa. Probablemente ya pensaban darle una, después de todo enfatizó ser bastante más listo que cualquier otra bolsa de carne conocida por él en esta galaxia. Claro, no lo dijo directamente, pero se daba a entender cuando dijo que ayudó en la creación de una del arca genética, y el arma más fuerte de este y otros universos. Tan avanzado que creó su propio nivel de tecnología y con posibilidades tan ilimitadas por aquello que lo compone. Albedo se desviaba de sus pensamientos. Tenía una tarea más grande que alabarse a sí mismo y la invención de la que hizo parte, ser un héroe para ser exactos.

Comenzó a teclear, escribió rápidamente el informe y lo envió a donde le indicó Batman al entregarle la computadora. No se molestó en revisar si tenía algún programa que le dijera a Batman qué estaba haciendo exactamente después de enviado el informe. No era malo lo que hacía o pensaba hacer, pero había un pequeño inconveniente, nadie le dio acceso a la red, aunque es bueno que la liga tenga una red propia de internet. No accedió sino hasta que hackeó rápidamente la señal y navegó profundamente, más que antes, ya que no buscó acerca de las enfermedades o de la biología en el planeta. Fue directo a cualquier cosa que fuera genética y le ayudará a hacer su trabajo más rápido, obviando el hecho de que tenía resultados genéticos en su reloj desde hace horas. Encontró algo sobre Cadmus, rumores más que todo, pero todos eran demasiado vagos y conspiranoicos a su parecer. ¿Armas genéticas? Por favor, si tuvieran algo así no estarían eternamente estancados en tecnología nivel 2.

Necesitaba comenzar desde cero. Bien podría resumir los avances genéticos humanos en chistes o anécdotas y todas tenían un serio límite "moral" sobre aquello que intentaban o podrían darle un verdadero avance.

Dejó la computadora al encontrar insuficiente lo que buscaba. Miró su reloj y comenzó a buscar un alien para su maravilloso plan de 3 fases: planeación, aprobación y construcción.

Se transformó en un sonorosiano y se dividió en 5 diferentes partes y luego todas ellas tocaron el reloj en sus pechos al mismo tiempo. Después de que la luz roja desapareció, el primero de ellos y el más irritado habló.

-Soy número 1. Ustedes 2, 3, 4 y 5- luego comenzó a teclear de nuevo en la computadora aún encendida encima de la cama- 3, 4 y 5 se encargarán de traer otra computadora y materiales para los planos. Después de eso, nos repartiremos y cada uno tomará partes diferentes del plan- se quedaron quietos esperando más órdenes hasta que 1 gritó - ¿qué demonios esperan? Muévanse- se transformaron casi como si el grito fuera algún indicativo necesario para iniciar su operación. Los tres mencionados antes se transformaron en Necrofriggianos. Dado que tenían la capacidad de volver intangibles no solo sus cuerpos sino sus posesiones, podrían traer todo lo que se pidió y con un aleteo desaparecieron de la sala.

Albedo ya había hecho esto antes. Cuando el proyecto era demasiado grande para él solo, se dividió en varios, aunque jamás se separó más de 5 veces. Se vuelve peligroso después de ese número. Las personalidades de sus copias se vuelven cada vez más inestables después de eso y hace que su razonamiento sea dictaminado por sus emociones. Aún tenían actuaciones casi emocionales al ser 5 pero no al nivel de ser 10 o más.

Comenzó a teclear, ya tenía en claro quién haría que. Él siendo el grandioso número 1, sería quien los dirigiría y quien programaría lo necesario para que su próxima invención no se viniera abajo por el pobre software de este mundo. 2 y 3 se encargarían del diseño de los planos de los diferentes elementos que necesitarían. 4 y 5 se encargarían en la recolección de recursos necesarios para la creación de la primera versión y al final cuando los tres equipos estén listos, crearían el prototipo. No debería tomar más de una semana.

Las tres copias volvieron tiempo después viniendo de robar o tomar del basurero lo que creían necesitar haciéndolo de la manera más silenciosa posible. 1 al ver su llegada, después de tomarse unos segundos para mencionar su plan comenzó a teclear, casi dando el pistoletazo para que comenzaran a actuar. Después de todo, ya se les había designado un número y por ende un equipo.


Había amanecido. Megan, como siempre, fue la primera en despertarse. El mundo humano era demasiado bello al amanecer, este acontecimiento aunque ocurría a diario era demasiado increíble para perdérselo. Ella no entendía cómo los seres de este mundo suelen verlo como insignificante.

Flotaba alegremente por la base como todas las mañanas desde que se instaló pero antes de salir escuchó gritos, demasiados gritos. Se movió hacia donde venían. Seguía flotando, por supuesto, así que era fácil que no alertara a nadie. Todos los alaridos provenían de la habitación de su nuevo compañero, Albedo. Eso era extraño. El día de ayer estaba visiblemente molesto por su interrupción, aunque ella no estaba del todo segura. Era la segunda vez que lo veía, curiosa se acercó a la puerta y escuchó una discusión en la que todas las partes tenían la misma voz.

-Este programa es basura- el primero en hablar fue 3 orgulloso de su trabajo en los planos

-La única basura aquí son tus estúpidos planos- respondió 1 enojado y cansado de trabajar en una computadora tan limitante

-Tú fuiste el imbécil que decidió hacer planos sin saber con qué materiales contar- respondió rápidamente 2

-No es mi culpa. Es nuestra culpa. Además, pensé que este planeta tendría cosas básicas, como un sistema de almacenamiento energético que desperdiciara menos del 50% de lo que producían- habló nuevamente 1 aún más enojado que antes y con una clara disposición de iniciar una pelea consigo mismo.

-Cálmense todos. Llamarán la atención- intentó mediar 4 quien parecía alegre aun a pesar de las circunstancias

-4 tiene razón... no somos los únicos que viven en este lugar... además... el programa aún puede funcionar... y con adecuaciones... podemos hacer que los planos tengan... sentido- 5 quien parecía ser el más nervioso y tímido de todos habló para apoyar a 4.

-Eso no quita que nuestro líder es un incompetente- susurró 2. 1 ya estaba en su límite y se abalanzó sobre él, comenzando a golpearlo, 3 se unió a defender a su compañero, 4 intentaba separarlos y cinco simplemente dio un paso hacia atrás con demasiado miedo para intervenir.

En ese momento, la puerta se abrió. Todos se quedaron quietos por un segundo. Megan parecía demasiado sorprendida. Primero su nuevo compañero Albedo había hecho que Superboy tuviera los mismos poderes que Superman, ahora, se había multiplicado por 5 y parecía estar golpeándose a sí mismo.

Los clones se separaron rápidamente, y recuperaron la compostura. El primero en moverse fue 1, casi corriendo hacia la puerta cerrándola de golpe en frente de la marciana, aún demasiado sorprendida como para tomar acción.

-Mierda- dijo 1 mientras aún estaba en la puerta y las miradas se dieron entre las copias sabiendo exactamente qué hacer a continuación.

Debajo de la puerta se colaba la luz roja engullendo la habitación dos veces y luego salió Albedo. Megan aún estaba en la puerta atónita procesando lo que vio. Albedo la miró dos segundos, casi esperando que ella fuera la primera en hablar, pero como no lo hizo, tomó la iniciativa.

-Me disculpo por el ruido- y cerró la puerta rápidamente.

Ya adentro vio el desastre que creó. No había ocurrido antes. Las emociones fuertes no deberían ser tan significativas entre él y sus copias, pero aun siendo 5, terminó discutiendo casi como la primera vez que se dividió en más de 10. Por lo menos no terminó en una batalla campal en la que el que ganara, los absorbía a todos. Quizás era el cansancio. Aún no dormía. Fue directo a su cama y se recostó, perdiendo el conocimiento casi instantáneamente

Megan, aún curiosa por el acontecimiento decidió colarse en la habitación de Albedo. Entrando se sorprendió una vez más. El suelo estaba cubierto por planos y materiales para crearlos. En un rincón se podían ver muchos componentes electrónicos variados, amontonados sin cuidado. También había dos computadoras encendidas en el suelo, una tenía un extraño conjunto de letras y símbolos en su pantalla. Cerca del aparato, más planos, pero que se veían mucho más complejos.

Quizás era esto lo que hacía el chico para entretenerse, se dividía a sí mismo y todos jugaban juntos, o bueno jugaba consigo mismo. Eso era una vida bastante solitaria... y confusa. Decidida, Megan volvió y creó un plan, uno molesto para Albedo. Pediría permiso para ir a un parque de atracciones. Albedo es un niño, deben gustarle, y ella nunca había ido a uno, además, parece interesado en las construcciones por los planos del suelo. Quizás hasta le impresione, es más, quizás hasta a Superboy le guste.

Salió de la habitación más feliz de lo que antes estaba, casi olvidando que tenía un amanecer que presenciar, aunque viendo el desastre en que duerme Albedo pensó que quizás era mejor ayudarle a organizar como un buen gesto de amistad.


Albedo despertó de nuevo. Se sintió como si apenas hubiera sobrevivido a que un camión lo arrollara. Se sentía cansado. Era la segunda razón por la que no se copiaba demasiado con los sonorosianos. Su cansancio no se disipaba, se acumulaba, pero tenía que seguir. Este proyecto no se acabaría solo. Miró su reloj. Eran las 2 PM. Su estómago rugía, debía comer. Se levantó lentamente, un poco aturdido por el cansancio, sin notar que el desastre en que se durmió fue arreglado por alguien, luego siguió hacia el pasillo abriendo la puerta. Por horrible que fuera para llegar a la cocina, debería pasar por la gran sala donde estaban las unidades de teletransporte y, tristemente, con frecuencia sus compañeros héroes. Se arrastró, lentamente, por el pasillo hasta que escuchó sonidos. Intentó tomar toda la compostura posible y continuó su camino.

No hizo contacto visual, no habló y caminó lo más rápido que pudo, y aun así, le hablaron. Trató de no detenerse ignorándolos, pero una mano en su hombro lo detuvo.

-Entonces, ¿practicarás con nosotros? -era Robin quien le preguntaba. Era joven para la media del grupo. Albedo negó con la cabeza mientras dirigía la mirada hacia él. El agarre no se deshizo así que abofeteó su mano e intentó seguir su camino, pero fue detenido por otra mano de nuevo, esta vez por su líder de equipo. No es como si Albedo tuviera algún problema de ser liderado por él, pero no es como si lo reconociera como tal.

-Es importante manejar buenas relaciones con el equipo- Una ceja se levantó en el rostro de Albedo, ¿buenas relaciones? Hace menos de 48 horas uno de ellos intentó taclearlo, en menos de 24 fue insultado por su aparente edad por otro miembro. Es cierto que la marciana parece ser quien más desea un tipo de acercamiento amistoso y la única a quien decidiría dárselo, pero ellos solo lo han antagonizado. Era esperable, son como Tennyson, mucho poder a muy corta edad.

-No, gracias-respondió Albedo y abofeteó la mano de Kaldur de la misma manera que lo había hecho con Robin.

Siguió su camino, sin notar las miradas de frustración que produjo en sus 3 compañeros. Por lo menos, esta vez Kid Flash no habló. Entró en la cocina. Allí estaba Megan. Parecía estar terminando de cocinar algo para todos y en la sala que estaba a unos cuantos pasos lejanos de la cocina, estaba Superboy viendo estática en la tv. Eso le dio gracia. Ahora entendía por qué lo atacó cuando lo ayudó. Él simplemente es demasiado estúpido como para diferenciar un ataque de una ayuda. La chica marciana parecía feliz de verlo. Recibió de ella lo que parecía un saludo. Albedo no respondió. Entró en la nevera, tomó un gran grupo de cosas y básicamente corrió de nuevo a su habitación. Lo hizo lo más rápido posible. Esta vez nadie quiso detenerlo.

Ya en su habitación se atascó con la comida como siempre lo hace. Ya satisfecho, comenzó a divagar. Reharía los equipos. Esta vez, uno de ellos se encargaría de encontrar todo lo que pueda ser necesario, así tenga que rebuscar o robar, cualquier cosa era posible. Ya no eran suficientes estas partes electrónicas del basurero local. Otro se encargaría de construirlo con lo que se trajera. Lo primero será crearlo parte por parte con ayuda de sus aliens y, al final, el último equipo se encargará de comandar a los otros 2 grupos diciendo desde qué parte comenzar a construir hasta de dónde debería tomar las partes necesarias. Al final se encargarán de crear el software necesario y formular los planos para la finalización del prototipo.

Se dividió de nuevo como sonorosiano y luego en humano. Eran 4 en vez de 5. El equipo de búsqueda de equipos debía ser el más grande, de dos miembros.

-Respectivamente 1, 2, 3. Yo soy número 4- 4 habló señalando a cada uno y continuó - no peleen. Hablaremos por el ultimatrix. 1 y 2 saldrán a buscar lo que necesitamos. 3 lo construirá con el planchaküle y yo lo guiaré con el cerebrocrustaceo- miradas de repulsión se dieron entre ellos cuando mencionó la última transformación. Eran galvan después de todo. Los cerebrocrustaceos y los galvan se odiaban entre sí, pero no había opción. Sin poder ser un galvan y por ende no tener su forma suprema, no había muchas opciones para avanzar rápidamente. Se necesitaba el apoyo intelectual genético de esa raza para lograrlo.


Batman estaba sorprendido. Sabía que Marvel era un niño de Fawcett llamado Billy Batson de diez años de edad y que Albedo parecía tener 11. No esperaba que las actuaciones de ese dúo hicieran que las noticias nacionales se volcaron a esa pequeña ciudad y tuviera que mover todas sus influencias tanto actuando como Bruce Wayne como actuando como Batman para borrar partes de la información de sus acciones.

Los titulares eran variados:

Capitán Marvel y su nuevo pupilo ¿Nuevo asistente en la liga?

Aspirante a héroe salva una vida en su primera aparición.

¿Héroe médico? Testigos afirman que Capitán Marvel y su nuevo asociado logran curar enfermos en hospital local.

Todo sobre la primera aparición de Mini Marvel.

¿Demasiado joven para el heroísmo? Un compañero para el Capitán Marvel.

El reporte que había recibido de Albedo era vago, pero ahora entendía exactamente a lo que se refería "ayuda a enfermos específicos en una unidad médica en el hospital local" y "cauterización de herida posiblemente mortal". Quizás era demasiado joven para entender los logros que había hecho con sus acciones o realmente no los consideraba tan grandes o simplemente su forma de pensar lo llevaba a minimizarlos. Cualquiera que fuese la razón en específico que no tomó el crédito, de cierta manera tranquilizaba a Batman, eran menos cosas que ocultar. Después de todo parecía estar esforzándose por ser reconocido como un héroe.

Por ahora simplemente revisaría sus acciones en la misión que estaba por asignarle al equipo. Al parecer algunas extrañas criaturas azules con capacidades de hielo estaban robando todo tipo de materiales a lo largo de la costa este. Esperaba que tuvieran algo que ver con el incidente hace algunas semanas donde villanos de ese tipo atacaron al mismo tiempo diferentes ciudades.


me disculparia por no actualizar rapido pero la verdad no tengo una buena excusa, asi que... hasta luego xD

UNAS ESPECIALES GRACIAS A SHUN ATIKA POR LA EDICION DEL CAPITULO, sus historias son buenas denles un vistazo si tienen tiempo uwu