North Blue - Reino Granate

No tuvimos una gran recepción en el reino, después de todo para ellos, Lucci y yo sólo habíamos sido enviados a cumplir nuestro deber: Proteger a la realeza. Éramos simples herramientas para el bien del rey y su familia. Así que realmente no tomé mucho en cuenta los pocos modales que mostraba el supuesto rey, con su nariz respingada hasta el cielo y su mirada altiva como si estuviera mirando nada más que insectos.

"¿Cómo se atreve el gobierno a enviarnos solo a dos personas? ¡Y además una mocosa!"

"Su majestad, el hombre es Rob Lucci, recuerde que le hablé de él." Susurraba el mayordomo a su izquierda. Entonces el rey al fin mostró una expresión distinta al disgusto.

"Ya veo, ya veo ..." asintió acariciando su barba rubia. "Entonces eres Rob Lucci, el famoso Satsuriku Heiki".

"Así es, su majestad".

"Es bueno que el gobierno se está tomando en serio mi situación. Pero responde, ¿quién es esa mocosa junto a ti? ¿Tu secretaria?"

Se-¿secretaria? Sentí la vena de mi frente prácticamente rechinar de la molestia. Lucci tampoco ayudóba mucho cuando, imperceptible para cualquiera menos para mí, dejó escapar una mueca de burla. El bastardo este. Quién pensaría que era el asesino aterrador cuando en cada oportunidad le gustaba burlarse de mí.

"Puede llamarla Ene, estará a cargo de su seguridad hasta que haya terminado con los rebeldes."

Así es como decidió llamar a los locos de la secta cuando nos encontramos con varios de ellos escondidos a lo largo del camino hasta el palacio. Era obvio como estaban vigilando nuestra llegada, y aunque se mezclado bien con los demás civiles, lo hicieron demasiado bien, tanto que no nos fue difícil llegar a la conclusión de que la mayoría de los integrantes de la problemática secta, si no todos, no eran más que civiles del reino.

"¿Ene? ¿Qué clase de nombre es ese?"

"¡Tú, quítate la máscara cuando estés en presencia del rey!" Reclamó el mayordomo.

"Lamento tener que negarme a su solicitud, pero mi rostro ha sido marcado hasta tal punto que puede llegar a ser repugnante para sus ojos, su majestad." Era una mentira, pero no es como si ellos lo supieran alguna vez.

"Un ser tan repugnante a cargo de mi seguridad".

"A pesar de ello mis habilidades son más que suficiente para llevar a cabo esta tarea, su majestad. El gobierno jamás se atrevería a menospreciarlo enviando a un agente incapaz, después de todo su gracia es una persona demasiado importante como para tratarla a la ligera . "

"Ya veo, ya veo. ¡Por supuesto! ¡Soy la persona más importante en estas mares, es obvio que enviarían agentes fuertes y saludables! JA JA JA JA." Soltó una risotada satisfecha a la vez que inflaba su pecho. Nada podía ser más eficiente que los halagos para ganarse el favor de los tontos nobles. "Ene, te daré una oportunidad. Si fallas, no saldrás de este reino sin daño."

"Le agradezco su benevolencia, su majestad". Me incliné con respeto.

"¿Benevolencia? ¿Qué es eso?" Susurró a su mayordomo.

"Que es bondadoso y magnánimo, su majestad".

"¿Eh?"

"Lo está halagando, su majestad".

"¡Oh! Ya veo, ya veo. JA JA JA."

"Entonces, su majestad, comenzaré con mi trabajo".

"¡Ve, Lucci! Encárgate de todas esas molestias!"

Asintiéndome con la cabeza, dio media vuelta y se marchó mientras yo me quedaba en el lugar. Después de identificar a los seguidores de la secta, le pedí a Lucci que me dejara en el palacio mientras él iba a ocuparse de las cosas. Sentí que si me quedaba al lado del rey podría obtener más información que de una mísera secta que pronto sería eliminada. Con estas razones hice que Lucci aceptara dejarme sola. Además, antes de entrar al palacio, le sugerí la probabilidad de que los seguidores se reunieran esta noche en un lugar específico para tratar de hacer algo contra nosotros, de quienes no tendrían información. Atacar a todos a la vez era mucho mejor que ir cazándolos uno por uno.

Aunque, por supuesto, cabía la probabilidad de que alguno de ellos quisiera atacar el palacio en estos momentos si la vigilancia que montaron en el camino del puerto hasta la entrada significaba algo. A pesar de no saber exactamente a quién querían atacar, según los reportes, el hecho de que constantemente intentaran ingresar a palacio, claramente sugería que querían a alguien de la realeza. Estar cerca de la familia real era el mejor curso de acción por ahora.

Continué siguiendo al rey como una sombra sin quitar mirada de nuestro alrededor sumando y sumando información que podría ser de utilidad tal como demandó Spandam, pero no lograba hallar algo que valiera la pena. No había alguien que fuera lo suficiente para darle una segunda mirada, ni fuertes ni habilidosos. Mucho menos hablar del palacio, que con una rigurosa inspección de mis ojos y Haki no pude encontrar nada fuera de lo normal.

Ya estaba anocheciendo cuando el rey fue llamado a la cena e íbamos de camino cuando una niña vestida de moños rosas y blancos se abalanzó a los brazos del rey gritando 'padre'. Levanté una ceja al notar que no era una niña en toda regla, sino más bien una adolescente de varios centímetros más alta que yo con una personalidad bastante animada e infantil.

Sin embargo me llamó la atención lo diferente que parecía en comparación a los otros nobles que conocí durante el día. La chica poseía un aura mucho más pura de lo que esperaría de una princesa.

Mientras aún abrazaba a su padre, al fin se dio cuenta de mi presencia y me miró con ojos interrogantes. "¿Quién es ella, papi?"

"¿Mh? Oh, ella. Es una agente del gobierno que vino personalmente a proteger a tu padre, el rey." Dijo con orgullo.

"¿A proteger a padre? ¡Pero si no es más que una niña!"

Bien ¿qué significaba esto? La princesa me miraba con desprecio incapaz de creerse que estaba resguardando al rey. Por un breve momento pensé haberme equivocado en su aura, pero después de volver a comprobarlo con mi Haki, el mismo resultado fue lanzado. Era demasiado pura y brillante.

"También lo pensé, e iba a enviar una queja al gobierno, pero no parece ser tan incapaz como lo parece. Después de todo, tu padre, el rey ¡es el hombre más importante del North Blue y el gobierno no se atrevería a menospreciarme ! JA JA JA JA ".

"¿Eh?" Me miró de pies a cabeza deteniéndose en mi máscara, para terminar ignorándome y llevar al rey de la mano hasta el salón donde se serviría la cena. "No importa. ¡Papi, vamos a comer!"

Los seguí unos metros por detrás sin quitar la vista de la chica. Una vez en el gran comedor, de pie detrás del asiento del rey, atrapé veces varias a la chica mirando furtivamente en mi dirección. No es como si ella se hubiera dado cuenta de ello puesto que mi máscara cubría mis ojos, así que sus miradas fueron cada vez más directas.

Estuvo actuando de este modo la mayor parte de la cena hasta que el rey mencionó que el problema con los locos rebeldes ya se estaba solucionando. La reina satisfecha que ya era hora de que el gobierno se hiciera cargo del problema, y se mostró aún más aliviada cuando el rey comenzó a presumir que al que enviaron no era nadie más que Rob Lucci, el agente más fuerte y eficiente del gobierno.

Me mantuve en silencio analizando la información que se mostraba a mis ojos. Los sirvientes se mostraban incómodos a medida que el rey hablaba de la ferocidad de Lucci y cuan peligroso era. Sin embargo, uno de ellos, la sirvienta que parecía ser la encargada de servir a la princesa trataba de evitar mostrar su temblor, como si de repente se le hubiera presentado un gran peligro. Desvié mis ojos a la princesa, ella fruncia el ceño mientras revolvía su comida.

La cena se mantuvo siguiendo el mismo hilo. Así, pronto cayó la noche y el rey se dirigía a sus aposentos junto a su reina.

"Me quedaré a las puertas de su habitación para que tengan una noche tranquila".

"¡Bien!"

Tal como lo dije me quedé quieta como una estatua a las afueras de la habitación, pero con mi Haki estuve atenta a los alrededores esperando a que ambos se quedaran dormidos. Cuando ya lo hecho, disminuyendo mi presencia y en silencio, avancé por la sombra de los pasillos hasta llegar a las afueras de la habitación de la princesa.

Echando un vistazo dentro, la princesa se encontró en su cama mientras la sirvienta de antes terminaba por apagar las velas que mantenían iluminada la habitación. Sus movimientos eran pesados como si evitara hacer mucho ruido. Al terminar, salió de la habitación con el mismo cuidado al cerrar las puertas.

Iba a seguirla, pero casi de inmediato, la presencia de la princesa que estuvo despierta todo este tiempo se comenzó a mover. Sintiendo un poco de curiosidad, me quedé esperando a lo que haría. Grande fue mi sorpresa al sentir su presencia bajando.

Pestañé sorprendió antes de abrir la puerta con cuidado y entrar a la habitación. Inspeccionándola, rápidamente capté la soga atada al balcón de la ventana. Me acerqué y la vi bajando con cierta maestría. Era obvio que esta no era ni la primera ni segunda vez que lo hacía. Sin embargo, continué sorprendiéndome al ver a un muchacho de ropas poco elegantes, esperando por ella en el suelo. La princesa se lanzó a sus brazos con confianza cuando ya estaba a cierta distancia, y compartieron un caluroso abrazo dejando soltar risitas.

Enamorados. No había otra palabra para describirlos. Una joven princesa enamorada de un sirviente pobre viéndose a escondidas por las noches. Alguien capaz de enamorarse de una persona de bajo estatus social a pesar de ser instruida desde su nacimiento en que era un delito o una atrocidad, por supuesto podría tener un aura tan limpia.

Luego de verlos escabullirse en los arbustos que rodeaban el palacio, salí de la habitación y activando mi Haki busqué la presencia de la sirvienta sospechosa. Había prácticamente resuelto el misterio de la princesa, y aunque sintió que aún quedaba más, no parecía ser algo tan urgente como lo era la sirvienta.

Al hallarla en la primera planta, en lo que parecía ser fuera de palacio según mis cálculos, volví a entrar en la habitación de la princesa y sin más salté por la ventana hasta la rama de uno de los arboles cercanos. Opté por movilizarme entre lo alto de las ramas para no llamar la atención de los guardias. En esta posición me era fácil hacerme pasar por un animal.

Fui saltando de rama en rama teniendo cuidado de no sacudirlas excesivamente siguiendo el rastro de la sirvienta. Efectivamente, había salido de la infraestructura que era el palacio, pero aún no salía del terreno real. Teniendo en cuenta su nerviosismo en la cena, todo me estaba indicando que iría a reunirse con los seguidores de la secta a informar sobre Lucci.

No tenía ningún reloj conmigo pero por la posición de la luna, una estimación bastante deficiente, la hora podría estar entre las nueve y media noche. Mentalmente me regañé por no traer conmigo un reloj de bolsillo al menos. En todo caso, si realmente era media noche, era muy posible que Lucci ya hubiera entrado a atacar la guarida de la secta. ¿Estaría la sirvienta intentado llegar hasta allá?

No obstante, mis pensamientos se detuvieron cuando la sirvienta a la que seguía se detuvo en un punto en el bosque a las fronteras de los terrenos de palacio. Tres presencias acercándose con prisa desde las afueras. Aún era incapaz de ver los objetos inanimados con mi Haki, pero sí podía sentir los sentimientos que emanaban las presencias. El de esos tres, era el pánico y el miedo.

Al llegar al punto donde se encontró la sirvienta, estos se abalanzaron sobre ella.

"¡Tú! ¡¿Por qué no nos dijiste que el rey llamó a un hombre tan peligroso como ese?!"

"¡Lo siento! Ahora mismo venia a eso, de haberlo sabido antes, les habría informado de inmediato" Lloró la sirvienta que se había sorprendido por la brusquedad.

"¡De nada sirve decírnoslo ahora! ¡Ese hombre acabó con todo!"

Entonces, Lucci ya había atacado.

"¡Es tu culpa que estemos en esta! Situación Nuestros sueños de un mundo limpio de esos impíos usuarios no podrá completarse como lo estábamos planeando. Ahroa tendremos que esperar a que más mentes liberadoras como nosotros se nos unan para acabar con esa plaga indigna."

¿Oh? ¿Usuarios? ¿Se referirá a usuarios de frutas del diablo? ¿Acaso era unas secta anti frutas del diablo?

"Mi hermano ¿dónde está mi hermano mayor?" había pánico en la voz de la sirvienta mientras los otros guardaban silencio. "¡Por favor, díganme!"

"El hermano Frei se encontró en el santuario cuando ese demonio apareció y acabó con todo."

"…¿Qué?"

"Todos murieron, no hay forma de que haya sobrevivientes después de que ese pagano usuario de fruta del diablo..."

"Si no fuera porque nosotros nos habíamos mantenido vigilando los alrededores en una vez de entrar, también estaríamos muerto como nuestros hermanos y líder. Por poco y no sobrevivimos."

¿Por poco y no sobreviven? Con los agudos sentidos de Lucci era imposible que no se hubiera dado cuenta de ellos. Era más posible que los dejara correr para después divertirse cazándolos.

Como sea, si las cosas eran así, entonces no tengo porqué arruinarle la diversión matándolos ahora. Lucci llegaría tarde o temprano una vez acabara de limpiar el desastre que seguramente causó en ese santuario. Sin embargo, algo había llamado mi atención, así que me quedé un poco más esperando a que soltaran más información.

Mientras lloraban, se quejaban y se lamentaban por sus hermanos perdidos, tuve que seguir escuchando con atención en caso de cualquier palabra clave. Ya digo yo, la paciencia es una virtud.

"Martha, escucha". Uno de los hombres la tomó de los hombros para que se concentrara en él y parara de llorar. "Debes volver al palacio y vigilar a la sucia pecadora. Los tres nos esconderemos hasta que ese demonio se haya ido y volveremos a hacer resurgir de las cenizas nuestras causa en los corazones de todos. Mientras, debes mantener tus ojos en esa mujer para que sea la primera en recibir su castigo por entregarse a los poderes del diablo y podamos sellarlo "

La sirvienta, Martha, asintió limpiándose la mucosidad que caía de su nariz. Los otros dos también le daban fuerzas para que volviera al palacio. Asintiendo para mí misma, me levanté de la rama en la que estaba sentada y salté entre los arboles hacia donde mi Haki indicada que estaba la princesa. Lucci se estaba acercando.

Una usuaria de frutas del diablo entonces. Eso sí era diminutamente interesante. Si la fruta que poseía era poderosa, entonces sería una información aún más preciada para Spandam. Podría pedirme incluso que volviera y la consiguiera.

La princesa estaba a las afueras del terreno de palacio acompañada por el muchacho de antes. Mirándolo bien, el chico se veía más maduro que la princesa, quizás unos 19 o 20 años. Pero lo importante aquí, era que no se encontraban solos, sino que había algunos civiles con ropaslas sencillas, todo lo contrario a los nobles, con carretas y mulas cargando lo que parecían alimentos frescos. Los hombres le agradecían a la princesa con reverencias y esta respondía con sonrisas amables mientras con uno de sus brazos, desintegrado en nubes dejaba caer más alimentos en las carretas.

Que buena princesa. Todo lo contrario a lo que demostraron sus padres. Supongo que al enamorarse de un simple sirviente, este le mostró la verdad detrás de todos los lujos que tenía, la pobreza que había cruzando los límites del castillo y la ciudad noble. El humilde muchacho pudo haberle enseñado que todas las personas tienen su valor. Una historia bastante conmovedora. Y, sin embargo, la fruta del diablo de la princesa no dejaba de ser interesante.

Decidiendo que ya no había más misterios con la princesa, quise indagar más en la secta. No se me había pasado por alto el "sellar" que había mencionado antes de irme. Así que buscando en el camino por donde los seguidores de la secta venían y por donde Lucci se acercaba, hallé una casita sencilla sin luces ni presencias dentro.

El bosque se encontró en espaldas de la casucha, y enfrente un camino de tierra y planicie deshabitada. No había avistamientos de gente viviendo cerca tampoco. Caminé mirando rigurosamente los alrededores y el suelo en busca de huellas o alguna otra pista, pero nada. Lucci era un experto en esto. Que agradable. Al menos eso pensaba hasta que estuve frente a la puerta y fue inevitable no sentir el aroma a sangre mezclado con otras de las plantas en los alrededores.

Suspirar. Sabía que no era fácil quitar el aroma a sangre por mucho que se limpiara, entonces entendí porqué las ventanas y las puertas estaban completamente abiertas. Seguramente se impacientó en ir a cazar a los otros tres y prefirió que el olor se fuera por su cuenta. No tuve ninguna objeción a sus actos tomando en cuenta que este era prácticamente un lugar aislado, de lo contrario, no se utilizaría como el santuario de un secta.

Quizás ser demasiado meticulosa no era tan necesario como pensaba. Lo importante era terminar con los individuos problemáticos. Asintiendo nuevamente esta noche, y sintiéndome orgullosa por aprender algo nuevo, entré a la casita.

Las paredes eran de madera mientras que el suelo era de piedra. Intentando ver con lo poco de la luz de la luna, logré captar un rasgadura de unos 5 centímetros de lo que parecía ser una alfombra. Que conveniente teniendo en cuenta que quitar la sangre de la piedra era mucho más difícil que sacar toda una alfombra ensangrentada y hacerla desaparecer. Fuera de ello, no encontré nada más.

Suspirando salí de la casa y caminé a su alrededor. Agudizando mis ojos al encontrar un montículo a dos metros de distancia, me acerqué a investigar. Era tierra fresca, como si hubiera sido recientemente cavado. No ensuciarme las manos cuando tenía que volver al palacio, así que busqué una rama quería lo suficientemente gruesa y cavé con ella. Después de cavar medio metro, choqué con una puertecilla de madera.

"Bingo."

Despejando toda el área de la puertecilla, la abrí y me preparé para entrar de un salto. Pero en el momento en que toqué fondo, me volví a regañar mentalmente por no traer conmigo algún tipo de encendedor, vela o linterna. El lugar estaba completamente oscuro, ni quería ver más allá de mi mano si la extensión hacia el frente, la única luz que tenía, era la luna en el exterior. Maldita sea.

Suspiré y me puse a pensar en algo. Debido a que no me agradaba la idea de tener que volver a la ciudad oa un pueblo para robar una linterna, di mi último intento con Haki. Esperaba que ocurriera un milagro y pudiera ser capaz de sentir los objetos inanimados. No obstante, aunque no fue exactamente lo que esperaba, sí pudo tomarme por sorpresa.

Había auras, presencias completamente diferentes a la de humanos y animales. Poseían diferentes esencias entre ellas, pero todas eran muy caóticas. Acaso podrían ser ¿frutas del diablo? No daban la sensación de calidez que los seres vivos expulsaban, sino que eran fríos y violento.

Tragué saliva y di el primer paso.

"Ack" Mala idea, choque con lo que me pareció una antorcha.

Demonios, ni siquiera tenía fuego a la mano para encenderla. Ignorando el desafortunado incidente, di otro paso con cuidado mientras sobaba mi frente. Ese si fue bien, y continué de ese modo hasta que estuve frente a las presencias que buscaba.

Extendí mi mano hasta que esta chocó con madera. Formé un puño y de un solo golpe lo atravesé. Entonces, con mi sentido del tacto agudizado por la cero visión, sentí formas bastante interesantes, todas diferentes. Cada vez creía con más ahínco que se trataban de frutas del diablo. Saqué las cinco que encontré y las llevé en mis brazos como jarras. Me devolví en mis pasos hasta el haz de luz del exterior y de otro salto salí pudiendo ver que efectivamente, se trataban de frutas del diablo.

Era la primera vez que veía frutas del diablo, y que fueron cinco a la vez lo volvía más emocionante. Las miré una por una pensando si sabrían tan mal como decían, pero antes de que pudiera seguir divagando, preferí cerrar por completo el pozo para poder volver.


A penas el rey despertó fue llamado para una audiencia con Lucci. Sabiendo que el problema ya estaba resuelto, informé al mayordomo que me encontraría con Lucci en la sala a la espera del rey. De camino, pasando cerca de la habitación de la princesa, la sirvienta que esta vez le servía no era Martha, y en todo el palacio su presencia no podía ser percibida. Entonces Lucci tuvo que haberla encontrado también, antes de que pudiera escaparse.

"¡Lucci-san, buenos días! ¿Te divertiste anoche?"

Me uní a él esperando a un costado de las enormes puertas de la sala de audiencia a que fuéramos llamados. Se veía tan impecable como lo había visto ayer. Esperaba que yo también. Por suerte y con mucho cuidado, logré no ensuciar de más mi ropa.

"Nada interesante."

"¿Demasiado aburrido?"

"No servirían ni para entrenamiento".

"Vaya, debes de estar muy decepcionado".

"Supongo que tú te divertiste mucho anoche".

"¿Cómo lo supiste?" Fingí sorpresa a lo que me miró con su seriedad habitual. Entonces sonreí traviesa. "¡Mh! De hecho lo hice. Encontré muchas cosas interesantes."

"Procura entregar buenos resultados y podrás entrar al CP9".

"Ow ¿Tanto quieres que sea tu compañera?" Lo molesté sin tener la intención de dejar pasar esta oportunidad. Creo que el que disfruta molestar en cada ocasión al contrario, era yo. Pero no se puede evitar. Estos pequeños momentos de diversión eran los que hacían más llevadera mi vida dentro de este mundo de fantasía. "¡Vamos Lucci-san! Acepta que me quieres en tu equipo".

"Eres molesta y ruidosa. ¿Qué comes de desayuno? ¿Azúcar?"

"¡Ni siquiera he desayunado!"

"Lucci-san, Ene-san, el rey los espera."