Capítulo 4: Deeper Devastation (Devastación más Profunda) [Lamimisma]

NA: En serio, he escrito demasiado este fin de semana y tan solo es domingo por la mañana. ¡Así que aquí hay otro capítulo para ustedes!

Hay presentación de dos nuevos personajes en este capítulo. Espero que no les molesten los OCs. Son necesarios para hacer avanzar la historia.

De todos modos, ¡gracias como siempre por sus comentarios! ¡Por favor disfrútenlo y díganme lo que piensan!


Sofía se despertó con el sonido de unos ligeros golpes en una puerta de madera. Por un momento se olvidó de dónde había acostado la cabeza y esperó ver el interior de la celda de la prisión cuando sus ojos se abrieron de golpe. En cambio, vio la tela verde menta de un dosel sobre ella. Gimió en voz alta, deseando que su decepción por no haber despertado de esta pesadilla fuera bien conocida por quienquiera que estuviera tocando.

Se bajó de la cama y se arrastró irritada hacia la puerta, pero cuando la abrió vio con alivio que no era su marido. Era una joven sirvienta, Abigail, quien ocasionalmente le llevaba la comida a su celda. "Oh, solo eres tú."

"Buenos días, Su Majestad." Dijo Abigail con una reverencia a la reina. "El Rey Cedric me envió a despertarla para desayunar."

"No tengo hambre." Sofía refunfuñó. "La idea de ese hombre me hace perder el apetito".

"Él pensó que usted podría decir eso mismo." Abigail respondió, sacando un carro con ruedas a la vista. "Así que me pidió que se lo trajera".

Maldito sea. ¿Cómo se atrevía a conocer su reacción antes de que ella tuviera la oportunidad de tenerla? Luego se debatió entre darle la satisfacción de tener razón o darle la satisfacción de cenar con él. Ella eligió lo primero y extendió la mano para agarrar el carrito, pero la sirvienta ya estaba abriéndose paso en la habitación. "Soy capaz de alimentarme sola, gracias".

"Sí, estoy segura, Su Majestad." Abigail concordó con una sonrisa alegre. "Sin embargo, el Rey Cedric me ha asignado para ser su doncella y su asistente personal. Considéreme una dama de compañía sin el pedigrí".

Sofía entrecerró los ojos ante la naturaleza entusiasta de la sirvienta. No era que le disgustara la chica, sino que no confiaba en nadie a quien Cedric hubiera contratado para el personal del castillo después de la toma del poder. En su mente, cualquiera que fuera a trabajar para ese monstruo carecía de fortaleza moral y no deseaba darle a ninguno de ellos la decencia de su tiempo. "No necesito una sirvienta ni una asistente. También soy capaz de vestirme sola".

"Por supuesto que lo es." Abigail respondió con una sonrisa. "Solo estoy aquí para ayudar. Lo que me recuerda: el Rey Cedric hizo que el cocinero preparara una deliciosa papilla para su familia. Estoy aquí para ayudarla a alimentarlos y cuidarlos de ahora en adelante".

"No necesito ayuda." Dijo Sofía, volviendo su atención al carrito. Levantó la campana que cubría su comida para ver que tenía una variedad de opciones puestas frente a ella. Todo parecía delicioso, pero al pensar que su familia estaba sobreviviendo con una dieta de papilla, un sentimiento de culpa se apoderó de ella. Cerró la campana de golpe y negó con la cabeza. "Comeré con mi familia".

"S-si insiste, Su Majestad." Abigail respondió con otra reverencia.

Sofía se apartó de la sirvienta y se dirigió al armario. Descubrió que ya estaba lleno de vestidos, lo que significaba que muchas costureras habían pasado horas laboriosas creando vestidos para ella en poco tiempo a instancias de Cedric. Sintió una pizca de lástima por ellas, pero solo por un momento. Después de todo, podrían haberse negado. Sacó el vestido más sencillo que pudo encontrar del perchero y se vistió con él.

Notó con interés que la moda había parecido cambiar en los años que había estado encerrada. Ninguno de los vestidos requería faldas de aro o enaguas y el corpiño ajustado alrededor de sus pechos no dejaba la necesidad de un corsé. Parecía ser un estilo bastante práctico y se sintió aliviada por eso.

Una vez que estuvo completamente vestida, se cepilló el cabello, se lo recogió en la cabeza y salió de la habitación. Vio con fastidio que la criada la seguía de cerca. Hizo todo lo posible por ignorar la presencia de Abigail, prefiriendo llegar a su familia lo más rápido posible.

Bajó las escaleras hasta llegar a la habitación que Cedric había establecido para el cuidado de su familia. Fue allí donde esperó ansiosamente a que llegara el primero. Cuando le habían traído a su familia el día anterior, lo había hecho una anciana, por lo que se sorprendió un poco cuando un hombre diez años mayor que ella abrió la puerta y entró con su madre en una silla de ruedas.

Al instante se puso nerviosa ante la idea de que a este hombre se le permitiera estar cerca de su madre sin supervisión. Se puso de pie con los puños cerrados y miró al hombre con recelo, pero él se volvió para irse antes de que pudiera dirigirse a él. Su mirada se dirigió a Abigail en busca de respuestas. "¿Quién era ese hombre? ¿Dónde está la mujer que me trajo a mi familia ayer?"

"La Sra. Agnes es demasiado débil para moverlos todos los días de un lado a otro". Abigail respondió. "Ese es Lord Jonathan, el capitán de la guardia. El Rey Cedric confía con casi todo en él".

Sofía frunció el ceño y corrió hacia su madre para revisar a la mujer, pero no parecía haber sido lastimada de ninguna manera. Se dio la vuelta y miró fijamente a Abigail. "No quiero que mi madre o mi hermana estén desatendidas con ningún hombre".

"Entiendo su preocupación." Dijo Abigail sonriendo en un intento de tranquilizar a la reina. "Pero Lord Jonathan es un hombre muy amable y digno de confianza. Estoy segura de que …"

"Debes quedarte con él cuando traiga a los miembros de mi familia". Dijo Sofía con severidad. "Quieres ser mi asistente, eso es lo que puedes hacer para asistirme. Ahora ve".

Observó cómo la sirvienta se apresuraba a obedecer su orden antes de volver su atención a su madre. Las siguientes horas las pasó alimentando, bañando y arreglando a los miembros de su familia uno a la vez. Fue una experiencia mucho menos difícil ahora que estaban relativamente limpios en comparación con lo que habían estado antes.

Todo lo que comían, ella también lo comía; avena para el desayuno, sopa para el almuerzo y una papilla algo arenosa pero por lo demás sabrosa para la cena. Fue una experiencia decididamente miserable y eso que solo lo había hecho por un día. No podía imaginar lo terrible que había sido para su familia los últimos años, aunque era difícil saber si les importaba en realidad.

Pasó el tiempo hablando con ellos una vez más, pero no hubo respuesta fuera de los gruñidos habituales. Aun así, para ella era reconfortante poder hablarles. Había sido incapaz de hacerlo durante tanto tiempo, incluso solo hablar sobre el clima parecía satisfactorio.

Pero cuando la tarde se convirtió en la noche, se quedó de pie en la habitación mirando cómo Abigail empujaba la silla de su padre. Envolvió sus brazos alrededor de sí misma para reconfortarse. Cada vez que tenía que ver cómo se llevaban a un miembro de la familia, era como si todo el aire fuera succionado de la habitación. Su mirada estaba tan concentrada en el lugar por donde había salido su padre que no escuchó los pasos acercándose hasta que estuvieron justo detrás de ella. Se dio la vuelta para ver a su marido de pie a unos metros de distancia, con una sonrisa incómoda en el rostro.

"¿Cómo estuvo tu día?" Preguntó Cedric, con la esperanza de obtener una respuesta mejor que la de la noche anterior, aunque sabía que probablemente era mucho que esperar.

Sofía apretó los puños a los costados y miró a Cedric. "¿Te importaría explicarme por qué un hombre que nunca he visto me trajo a mi madre completamente desatendida esta mañana?" Preguntó con un gruñido. "¿Por qué tuve que enviar a esa chica con la que me agobias a que lo vigilara? ¿Cómo pudiste permitir que eso sucediera después... después de lo que casi me pasó a mí?"

"Ese fue un incidente aislado". Cedric respondió, aunque tan pronto como salió de su boca se dio cuenta de que era lo peor que podía haber dicho. Trató de suavizarlo. "He tomado todas las precauciones para evitar que eso vuelva a suceder y ese hombre recibió un castigo justo por sus acciones".

"Sí, estaba ahí. Lo vi". Dijo Sofía, con la voz temblorosa. "Pero esa fui yo. Podía gritar y defenderme. Estoy hablando de mi madre y mi hermana. Están indefensas. Si algo le pasa a alguna de las dos..."

"La sirvienta que había asignado para que te trajera a su familia dijo que era demasiado difícil para ella subirlos y bajarlos por las escaleras, especialmente en las sillas de ruedas". Cedric explicó con calma. "El capitán de la guardia estaba cerca y escuchó el problema. Se ofreció como voluntario para ayudar y tienes mucha suerte de que lo haya hecho. De lo contrario, es posible que no hayas podido ver a tu familia hoy. Deberías estar agradecida por su ayuda. "

"¿¡Debería estar agradecida!?" Rugió Sofía.

Cedric suspiró y levantó las manos inocentemente. "Solo quise decir-"

"Qué increíble bastardo." Sofia dijo en voz baja. Las lágrimas le picaban en los ojos, pero no quería darle la satisfacción de verla llorar. Dio un paso hacia adelante y levantó la mano para golpearlo en la cara, pero el golpe fue bloqueado cuando él la agarró por la muñeca.

"No me golpees." Cedric dijo con severidad.

"No puedes decirme qué hacer". Sofía replicó.

"Me parece claro que no estás comprendiendo la gravedad de la situación en la que te encuentras, querida. Permíteme que te ilumine". Cedric dijo en voz baja que rayaba en amenaza. "Yo sí puedo decirte qué hacer. Ahora, acepté permitirte cuidar de tu familia, pero de ninguna manera estoy obligado a hacerlo si comienzas a comportarte de esta manera. Ahora eres mi esposa y comenzarás a actuar como tal. Eso significa que me tratarás con el respeto que merezco".

"Te estoy tratando con el respeto que te mereces". Sofía espetó con altivez. "Da la casualidad de que no mereces ninguno".

"Harías bien en cuidar tus palabras, Sofía. Sabes que no soy un hombre indulgente. "Dijo Cedric, entrecerrando sus ojos hacia la mujer.

Sofia miró a Cedric con furia. Había tanta rabia hirviendo dentro de ella que sentía que estaba a punto de estallar. "Te odio. Nunca pensé que sería capaz de odiar a nadie, pero aquí estoy, deseándote lo peor. Creo que incluso la muerte sería demasiado buena para ti".

"No verás a tu familia mañana". Fue todo lo que Cedric ofreció como respuesta.

Sofía se quedó paralizada y miró al hombre horrorizada. "¿¡Qué!?"

"Escuchaste lo que dije." Cedric respondió.

"¡N-no puedes hacer eso!" Sofía gritó.

"Soy el rey." Respondió Cedric con frialdad. "Puedo hacer lo que me de la maldita gana".

Sofía miró a Cedric, toda la furia dentro de ella ahora burbujeaba a la superficie. Ella gritó de ira y trató de golpearlo con la mano libre, pero él capturó también esa muñeca y la cogió con fuerza mientras ella trataba de golpearlo. "¡Bastardo! ¡Eres absolutamente terrible! ¡Te odio!"

"Dos días." Cedric advirtió, pero eso no pareció detener el ataque que estaba teniendo su esposa. Continuó en vano tratando de golpearlo, pero estaba débil y el agarre era rígido. Ella no estaba haciendo más que cansarse. Aun así insistió, y él no estaba dispuesto a dejar que tales acciones quedaran impunes. "Una semana, Sofía. No verás a tu familia durante una semana. ¿Querrías intentar que sea más tiempo?"

Sofía se detuvo momentáneamente, las lágrimas que había estado tratando de ocultar antes ahora eran evidentes en su rostro. Ella todavía estaba tan llena de rabia y quería arremeter contra él, pero sabía que él cumpliría sus amenazas de alejarla de su familia si no se calmaba. Ya la había mantenido alejada de ellos durante años. Unos pocos días más no significarían nada para él. Apartó la mirada de él y adoptó una postura sumisa, aunque todavía estaba tensa.

"Buena chica." Cedric susurró, soltándola.

Sofía mantuvo su mirada apartada del hombre. Casi la mataba darle gratificación sobre lo que fuera, pero le dolería mucho más estar alejada de su familia, así que se tragó su orgullo y bajó las manos a los costados. Pudo sentirlo mirándola por un largo rato y pudo escucharlo abrir la boca para tomar un respiro como si quisiera decir algo pero pensó mejor sobre ello. Después de un rato volteó y la dejó allí de pie.

Todo lo que pudo hacer fue poner sus pies en movimiento. Solo necesitaba volver a su habitación. No podía permitirse desmoronarse ahí. No, no ahí.


NA #2: Dato curioso, todos los títulos de los capítulos también son títulos de canciones. Algunas de las letras de las canciones no necesariamente tienen que ver con el capítulo, pero este capítulo en particular es una excepción. Si desean buscar la letra/escuchar la canción, es "Deeper Devastation" de Jesca Hoop.