Las Anécdotas del Lobo

Capítulo 4

Confesión en el ascensor

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Sakura Kinomoto

Las risas habían cesado después de enseñar las fotos que Shiefa nos había enviado, esta era señal de que era mi turno. Me sentía un poco agobiada, porque no tenía idea de cuál vivencia podía contar.

—Y bien, ¿Sakura? —preguntó Meiling, devolviéndome a la realidad.
—Yo... —respondí, buscando con la mirada a Shaoran—. No sé qué historia contar.
—Imagino que es difícil decidirte por una en específico —comentó Chiharu guiñándome un ojo.

Sonreí un poco, Chiharu tenía algo de razón, pero no podía reconocerlo frente a mi hermano. Tomoyo me dio la mirada de "vamos Sakura, cuenta lo que sabes" y entendí que no me libraría de ellas fácilmente.

—Bueno, ustedes saben que Xiao Lang y yo no nos hicimos amigos de la noche a la mañana —comenté y todos soltaron una ligera risa, rememorando esos tiempos—. Aunque al principio intenté acercarme a él, Xiao Lang rehuía mi amistad.
—Pero nadie puede resistirse a los encantos de Sakura —interrumpió Tomoyo mirando a mi novio. Shaoran se sonrojó ante ese comentario y decidí empezar con mi relato:

—Es verdad, pues no fue hasta que nos tocó ser pareja en un proyecto de sociales que comenzamos a llevarnos bien.
—¡Eso no es cierto! —Shaoran exclamó y me apuntó con su dedo—. Nos comenzamos a llevar después del festival de deportes.
—¿Quieres contar nuestra historia tú? —pregunté levantando una ceja. Mi novio se limitó a entrecerrar sus lindos ojos y contuve una risa.
—¿Qué sucedió después, Sakura? —preguntó curiosa Meiling.

El profesor Terada nos asignó presentar un proyecto por parejas y aunque en un principio yo quería que estar con Tomoyo, él insistió en que debía de ser pareja de Li. Los primeros días que nos reunimos para planear lo que haríamos fue un desastre: no lográbamos ponernos de acuerdo y cuando por fin tuvimos una idea sobre lo que trataría nuestra asignación, sufrí un resfriado. Estuve enferma por una semana y cuando regresé a la escuela, el proyecto ya se había presentado. Le ofrecí mis más sinceras disculpas a mi compañero, intenté hacer algo por él en cualquier actividad que tuviéramos, pero era inútil; Shaoran me ignoraba y no sabía qué hacer para tener un trato amistoso con él. Hasta que al terminar la semana, de regreso a casa lo encontré sentado en los columpios del parque Pingüino.

¡Qué coincidencia encontrarte aquí, Li! —saludé.
—Hola, Kinomoto —respondió.

Li no dijo nada y ante tal situación procedí a retirarme y dejarlo solo, aunque una parte de mí no quería dejarlo así.

Bueno... fue bueno verte, Li —hice una reverencia y me di la vuelta.
—¡Espera, Kinomoto! —La voz de Li me llamó—. ¿Estás ocupada ahora?

Esa pregunta me tomó por sorpresa.

Estoy libre, ¿por qué?

El alivio se reflejó en su rosto, y dirigiendo su mirada hacia el área central de juegos me preguntó:

¿Podrías acompañarme a comprar un regalo? —pidió con las mejillas sonrojadas.

Por supuesto que acepté acompañarlo; también tenía algunas compras por hacer, y no quería perder la oportunidad de convivir con él y de esa manera hacerle ver que aún seguía arrepentida, a pesar de que no me enfermé a propósito. El recorrido al principio fue silencioso, sentía mucha curiosidad sobre a quién le compraría el regalo: ¿Acaso sería el cumpleaños de una de sus hermanas? ¿El aniversario de sus padres? Quería armarme de valor y preguntarle pero eso sería imprudente de mi parte. Al llegar a la primera tienda Li no encontró algo de su gusto, lo mismo sucedió en las siguientes tiendas que recorrimos. Comenzaba a cuestionarme si en algún punto le sería de ayuda.

Tiene que estar por aquí —gruñía entre dientes—. Tiene que estar por aquí.
—¿Qué cosa? —me atreví a preguntar.

Li me miró un poco apenado. Se llevó su mano a su cabello, alborotándolo más de lo que ya estaba y confesó:

El cumpleaños de mi madre es el próximo fin de semana, lo celebraremos en familia pero vendrán algunos inversionistas y papá quiere que le demos nuestros regalos antes de esa reunión —explicó, mirando al suelo—. Mis hermanas se encuentran en Hong Kong haciendo los preparativos para la cena, al parecer ya tienen sus regalos y a mi me han dejado a un lado.
—Oh, ya entiendo —respondí. Si bien había escuchado que la mamá de Li era una dama muy distinguida, no podía imaginarme qué podría regalarle su hijo en su cumpleaños, más a mi favor: ¡¿Cómo podría yo ayudarle a Li si ni conocía a su madre?!
—Meiling podría ayudarme —dijo para sí mismo—. Pero ella se encuentra ocupada con sus deberes en este momento y no quiero molestarla. Por eso te pedí ayuda, Kinomoto... aunque sabré entender si no quieres estar involucrada, después de conocer que el regalo es para mi madre.
—Puedes contar conmigo, Li —respondí dándole ánimos—. Verás que encontraremos el regalo perfecto para tu mamá.

Después de ese pequeño respiro proseguimos con nuestra labor de recorrer tienda tras tienda hasta poder dar con el regalo perfecto para la señora Li. Debía resaltar que no habíamos tenido éxito en los negocios que fuimos, y justo cuando estábamos por rendirnos en la búsqueda, llegamos a una joyería y decidimos entrar en ella.

Espero encuentren lo que están buscando —saludó el empleado del mostrador y acto seguido nos guió por los estantes que exhibía la tienda—. ¿Buscan algún modelo en particular?
—Flores de loto —susurró Li —. ¿Tienen algún modelo de flores de loto?

El empleado asintió y se retiró para buscar lo que mi compañero había pedido.

¿Flores de loto? —pregunté curiosa.
—Es la flor de mi madre —explicó—. ¡Cómo pude olvidarlo!

No comenté nada más, no conocía a su madre como para hacer una observación en base a eso. Preferí admirar la joyería que estaba dentro del exhibidor que estaba frente a nosotros, minutos más tarde el empleado regresó con unas cajas.

Estos modelos son los más recientes.

La primera se trataba de un collar con un dije de flor de loto en tonos dorados, le seguía una sortija de oro y por último, hermosa peineta adornada con la flor que representaba a la mamá de mi compañero. Li quedó cautivado por esta última, la tomó en sus manos y sin previo aviso me la colocó en el cabello. ¿Estaba permitido hacer eso? Sorprendida por su acción miré en su dirección y descubrí que observaba mi cabellera.

Disculpa, mi madre tiene el cabello negro y largo, intento imaginarla llevando eso puesto pero tu cabello...

¡Le queda bien, señorita! —exclamó el empleado. Por un momento Li y yo habíamos olvidado su presencia—. Imagino que a su madre también le agradará.

No muy convencido, Li compró la peineta. El comentario sobre mi cabello me intrigaba, ¿acaso mi cabello tenía algo malo? Al salir de la tienda le sugerí que tomáramos un helado ya que estábamos cerca de algunos puestos de comidas.

Quiero agradecerte por acompañarme —dijo Li—. Fuiste de gran ayuda.
—No hice mucho en realidad —dije—. Espero que a tu madre le guste.
—Yo también espero eso, Kinomoto.
—¡Vamos, puedes llamarme Sakura! —le ofrecí—. Llevamos un tiempo siendo compañeros de clase, y siento que podemos ser amigos.

Li pareció debatirse un momento ante lo que le pedía, pero al final:

Está bien, en ese caso tú puedes llamarme Syaoran.

Ambos sonreímos ante la pequeña brecha que estábamos rompiendo. Poco a poco nos hacíamos más cercanos, tanto que la señora Li se enteró que ayude a su hijo con su regalo y en agradecimiento me envió un presente.

—Y así te ganaste a la tía Ieran —comentó Meiling al terminar mi relato.

Shaoran apretó mi mano y suspiré ante su agarre.

—Eso ha sido todo por parte de Sakura —mencionó mi novio, al parecer no quería que ventilara alguno de nuestros secretos.
—¡Vamos, hermano! Sakura es una caja llena de sorpresas y tratándose de ti tiene muchas anécdotas que contar.
—Estoy de acuerdo contigo —lo respaldó Tomoyo. ¿Por qué me hacían esto a mí?
—Y en cualquier caso. —La voz de Eriol se escuchó antes de que yo intentara hablar—. Me gustaría saber lo que sucedió cuando Tomoyo y yo los dejamos sin querer en el ascensor.

El agarre de Shaoran se hizo más fuerte ante el comentario de Eriol. Miré a mi novio buscando ayuda pero lo encontré observando a mi hermano. Por suerte Yukito entendió lo que Shaoran en silencio le pedía, con una sonrisa en nuestra dirección tomó su brazo y le susurró algo en su oído. Touya miró si alguien se había percatado de lo que Yukito le había dicho y después se dirigió a nosotros:

—No tengo deseos sobre la historia de cómo ustedes —señaló a Tomoyo y Eriol—, juntaron a este par.
—Touya... —Yukito intervino—. Es momento de darles un respiro, ya no son unos niños y no necesitan que los vigilemos todo el tiempo.

Mi hermano miró por un instante a Shaoran y después a Yukito. En silencio tomó su chaqueta y se levantó de su asiento. Yukito sonrió, había ganado una vez más.

—Regresamos en un momento, chicos —dirigió su mirada a mi y me guiñó un ojo.

Cuando ambos estuvieron fuera de nuestra vista, Eriol volvió a hablar.

—Este es tu momento, Sakura.

Suspiré. Al parecer Eriol no se rendiría y Shaoran no sabía qué hacer ante la insistencia de su mejor amigo.

—Sí, eso es lo que quieren —dije.

Las chicas exclamaron un ¡Sí! Mientras Tomoyo nos enfocaba con su cámara de video como en los viejos tiempos. Con una sonrisa recordé los hechos que sucedieron ese día y me dispuse a contarles.

Tomoyo y yo habíamos planeado una salida al centro comercial, lo que en un inicio yo creía que era una reunión de chicas, resultó una doble cita.

Al llegar a la entrada del centro comercial, un chico conocido me recibió. Ataviado de una camisa color amarillo con corbata roja y pantalones de cuadros color caqui, se encontraba sentado Shaoran Li. Varias preguntas surgieron en mí: ¿Qué hacía él aquí? ¿Se vería con alguien? ¿Por qué no me contó nada? Shaoran levantó la vista de su teléfono cuando reparó que lo observaba.

Hola, Sakura —saludó sonriendo mientras se levantaba y guardaba sus manos en los bolsillos—. Tomoyo aún no llega y Eriol tampoco, al parecer no todos los ingleses son puntuales.

¡¿Tomoyo lo había invitado?! Y no solo a él, también a Eriol.

Al ver que no decía nada Shaoran me preguntó:

¿Te incomodo? —cuestionó preocupado.

Negué y traté de poner mis sentimientos en orden. ¡Vamos Sakura, no puedes dejar que Shaoran sospeche nada!

Lo que sucede es que Tomoyo no me comentó nada —expresé—. Creí que sólo saldríamos nosotras dos.
—Eriol me llamó después de la escuela —comentó—. Me preguntó sobre mis planes para el día de hoy y como estaba libre me invitó, incluso dijo que Tomoyo lo sabía.
—Entiendo —logré decir. Últimamente mi mejor amiga actuaba de manera extraña.
—Aquí vienen —dijo Shaoran. A solo unos metros una pareja venía en nuestra dirección. Tomoyo caminaba a la par de Eriol, ambos lucían muy bien: Tomoyo usaba un conjunto color lila y zapatos plateados, mientras Eriol combinaba una playera azul cielo con un pantalón negro. Al reparar en nosotros Tomoyo apresuró sus pasos y me recibió con un abrazo.
—¡Disculpen la demora! —saludó—. Tuve un pequeño percance y Eriol tuvo que pasar por mí.
—En realidad, apenas llegamos —respondió Shaoran.

Eriol me sonrió y se acercó a Shaoran.

¡Te ves fabulosa, Sakura! —Tomoyo reparó en mi atuendo y me sonrojé: el conjunto lo había elegido pensando en que solo estaríamos nosotras dos.
—Tienes razón —Eriol se unió a la conversación—. El color verde te favorece, Sakura.

Esperaba que Shaoran dijera algún comentario, pero él solo jugaba con la punta de su corbata.

¿Cuál es el plan, Tomoyo? —pregunté, tratando de desviar el tema.

Seguimos a mi mejor amiga por el centro comercial hasta la entrada del cine. Adivinen, ¿qué película nos hizo ver? Una romántica. En el filme, la protagonista sentía atracción por su mejor amigo, incluso lo besó estando bajo los efectos del alcohol y al día siguiente olvidó lo que sucedió. Aunque tuvieron muchas dificultades para estar juntos, el amor triunfa al final. ¡¿Qué clase de señal era esta?! Miré el perfil de Shaoran: mi mejor amigo tenía el ceño ligeramente fruncido y apretaba su puño. Se veía muy lindo de ese modo.

Los suspiros de Tomoyo me trajeron a la realidad. Después de dejar el cine pasamos a tomar un refrigerio en la cafetería. Shaoran y Eriol platicaban algunas cosas de la escuela, cuando Tomoyo me pidió que la acompañara al tocador.

¿Te sucede algo, Sakura? —me preguntó mientras lavaba sus manos.

¿Qué si me sucedía algo? ¡Por supuesto! Tenía muchas cosas que platicar con mi mejor amiga, pero este no era el momento.

¿Por qué lo dices? —contesté. Si bien ella me conocía, en los últimos meses habían sucedido cosas que no me atreví a contarle.
—Parece ser que te molestó que invitara a los chicos —dijo, mirando hacia el espejo del baño.
—No me molesta que los invitaras —respondí, viendo en el reflejo—. Es solo que... me hubiera gustado saberlo y no encontrarme con Li en la entrada.
—¿Li? ¿Desde cuándo se volvieron a llamar por sus apellidos? —me preguntó y en esta ocasión me miró de manera directa—.¿Sucede algo entre ustedes?
—No —respondí bajando la mirada—. Shaoran y yo somos tan buenos amigos como siempre.

Tomoyo levantó mi mentón y en su rostro vi la sonrisa tan característica que siempre me brindaba, me acomodó un mechón de cabello detrás de mi oreja y me dijo:

No tengas miedo de mostrar tus sentimientos, Sakura —apretó mis manos con las suyas y continuó—. Porque puede que incluso esa persona sienta lo mismo que tú.

Mi mejor amiga me abrazó y salió después de eso, dejándome un rato sola para que analizara sus palabras. ¿Acaso ella sabía de lo que sucedió con Shaoran aquella vez? ¿Shaoran había roto su promesa de mantener el secreto? No podía contestar esas preguntas, pero tenía que hacerles frente a mis sentimientos.

Al salir del tocador, me encontré con que Eriol y Tomoyo querían subir a la terraza del tercer piso, por esa razón tomamos el ascensor y nos dirigimos hacia donde ellos querían. Un lindo balcón nos recibió. Las mesas de descanso estaban ubicadas alrededor de una cafetería. Elegimos una de las que estaban cerca del establecimiento. Tomoyo revisaba su bolsa buscando algo en particular cuando lanzó un grito de desesperación.

Creo que he dejado mi maquillaje en el tocador —exclamó, preocupada.
—¿Estás segura? —pregunté. La verdad no recordaba que usara su maquillaje en el espejo pero quizás...
—Debí dejarlo en el cubículo, ¿podrías ir a buscarlo? —me pidió.

Asentí, dejé mi bolso en la mesa y mi amiga volvió a hablar.

¿Podrías acompañarla, Li? —suplicó—. Me sentiría mejor si ella no baja sola.

Shaoran asintió y me hizo una señal para que fuéramos juntos.

Al llegar al ascensor, Shaoran oprimió los botones para abrir el elevador y me cedió el paso.

Caminas muy rápido —comenté cuando entramos.
—Tus piernas son muy cortas —habló mientras pulsaba el botón del piso dos—. Un paso mío equivale a dos tuyos.

Le di un golpe con mi puño, escuchar su "auch" me causó gracia. El silencio nos invadió, no quería sentirme incómoda pero quería salir de dudas.

Shaoran...

La luz del ascensor comenzó a parpadear, el elevador hizo un ruido y se detuvo, dejándonos atónitos.

¿Qué fue eso? —preguntó Shaoran.
—¿Puedes llamar a Eriol? —pregunté. Esto no me agradaba, comenzaba a desesperarme.
—No responde, al parecer tiene el teléfono apagado —respondió, después de varios intentos.
—¿Qué podemos hacer? —Mi voz comenzaba a temblar.
—Sakura, no dejaré que nada te pase —escuché la voz calmada de Shaoran a mi lado. Por instinto busqué su mano y lo atraje hacia mí. En ese momento pude sentir como el cuerpo de Shaoran se tensaba, poco a poco empezó a relajarse, hasta que pude escuchar como se relajaba su respiración.
—No te preocupes —lo escuché decir—. Respira profundo.

Seguí su orden y poco a poco comencé a tranquilizarme, el dulce aroma de su colonia tenía un efecto tranquilizante en mí, ¿o era su cercanía? Despacio y de manera tranquila deshice el abrazo con Shaoran, aunque él no soltó mi mano. Los minutos transcurrían y así nuestros intentos por llamar a nuestros amigos se perdieron.

¿Te sientes mejor? —preguntó preocupado.

Asentí. La verdad me sentía segura teniendo a Shaoran a mi lado. Mi mejor amigo miró el lugar donde estábamos y me sonrió.

Tengo una idea para distraernos mientras esperamos —comentó—. ¿Has jugado alguna vez al "yo nunca, nunca", Sakura?
—¿Qué es eso? —pregunté, levantando la mirada.
—Yo diré algo que he hecho, pero con la frase "yo nunca, nunca"; por ejemplo: "yo nunca, nunca le he mentido a mis padres" —explicó—. ¿Alguna vez lo has hecho?

Con cierta vergüenza, afirmé moviendo la cabeza.

Ahora es tu turno de decir algo que hayas hecho con el "yo nunca, nunca" —Shaoran siguió explicando mientras me invitaba a tomar asiento en el suelo, al quedar frente a frente me ofreció la mitad de una barra de chocolate—. Si yo lo he hecho continuaré el juego pero tendré que darle una mordida a mi chocolate. Al final, quien termine primero su parte pierde y tendrá que recibir un castigo por parte del ganador. ¿Entendido?
—Sí... yo nunca, nunca he copiado en un examen —dije, después de pensar un momento. Shaoran no movió su mano y me vi obligada a darle un mordisco a mi chocolate.

¿En serio, Sakura? —preguntó. Con vergüenza asentí—. ¿Qué examen fue?
—No te diré, es un secreto —respondí sonrojada.

En ese caso —pensó por un momento—. Yo nunca, nunca he salido de mi casa sin permiso de mis padres —Shaoran sonrió, ambos mordimos nuestro chocolate.
—Yo nunca, nunca he dejado caer mi teléfono en el WC —Shaoran mordió su chocolate sin pena alguna.
—Yo nunca, nunca he tomado alcohol sin supervisión de un adulto —dijo seriamente.

Me reí recordando la ocasión en que Tomoyo llevó una botella a mi casa. Ambos repetimos el mismo movimiento, Shaoran se sorprendió y me miró alzando una ceja.

Yo nunca, nunca he revelado un secreto que me han confiado —comenté reteniendo la respiración. Si Shaoran habló con Eriol sobre esa ocasión, me gustaría saberlo. Ninguno hizo un movimiento para comer su golosina, nerviosa, dejé salir el aire que había retenido hace un instante; miré a Shaoran a los ojos y pude notar que algo le ocurría.
—Yo nunca, nunca —continuó pensativo—. Le he mentido a mis amigos.

Ambos mordimos el chocolate.

Yo nunca, nunca he besado a mi mejor amigo.

Ambos soltamos una risita cantarina recordando aquella noche en la decidimos dar nuestro primer beso: la fiesta que Tomoyo había dado, los juegos atrevidos, hasta la plática que tuve con Shaoran al confesarle que no participaría en eso porque me sentía apenada y me llevé la sorpresa cuando Shaoran me confesó que él tampoco había hecho eso. Después llegamos a un acuerdo en el que ninguno hablaría con sus amigos sobre lo que sucedió en esa habitación. Todos esos recuerdos guardados en mi mente regresaron a mi para hacerme sonreír. Acto seguido mordimos de nuevo el chocolate. Solo nos quedaba un pequeño pedazo, Shaoran diría la última confesión y cualquiera de los dos tendría un castigo.

Yo nunca, nunca... me he enamorado de mi mejor amiga.

El silencio se hizo en ese momento. Shaoran se llevó a la boca su último pedazo de chocolate y me miró. ¿Qué había sido eso? ¿Acaso Shaoran...? No, eso no estaba sucediendo... ¿Después de todo, él sentía algo por mí?

Sakura. —Su voz me sacó del trance en que me encontraba. Lo mire aun sin poder responderle—. Perdóname, no era mi intención...

No, Shaoran —logré decir—. Es solo que... yo...

Mire el último trocito de chocolate que me quedaba y lo lleve a mi boca. Después de masticarlo me preparé para mirar a Shaoran.

Esto... —comenzó pero lo interrumpí.
—Tú también me gustas, Shaoran.

Mi mejor amigo aun sorprendido tomó mi mano, me atrajo hacia él y me envolvió en un abrazo. Mis manos se aferraron a su cuello mientras mis dedos se deslizaban en su cabello.

Te quiero —susurró en mi oído, su aliento rozó mi cuello y sentí una corriente recorrer todo mi ser.
—Yo también —alcancé a decir. Shaoran me había dejado sin palabras.

Separándose sin romper el abrazo, juntó su frente con la mía. Sus orbes ambarinos brillaban con tal intensidad que podría reflejarme en ellos, su sonrisa iluminaba su sonrojado rostro, formando los curiosos hoyuelos que tanto me gustaba admirar. Si su cara reflejaba eso, no podía imaginar la mía. Jugando aun con su cabello, acerqué su rostro hacia mí. Poco a poco la distancia que separaba nuestros labios se rompió, formándose un tierno beso.

Entonces, Sakura —habló después de acomodar un mechón de mi cabello detrás de mi oreja—. ¿Aceptas salir conmigo?

Sonreí ante su pregunta.

Claro que sí, Shaoran —contesté—. Nada me gustaría más que salir contigo.

Estuvimos en esa posición unos minutos más, hasta que recibimos una llamada de Eriol preguntando por donde nos habíamos metido. Y después de treinta minutos buscando a uno de los empleados de mantenimiento, logramos salir del ascensor.

Terminé mi relato por segunda vez y en esta ocasión, las miradas de Eriol y Tomoyo no lucían apenadas.

―Lo que no entiendo es, ¿cómo es que el ascensor se detuvo? ―preguntó Naoko―. Tuvo que ser una coincidencia, una falla así le pudo ocurrir a cualquiera.
―En este mundo no existen las coincidencias, solo lo inevitable ―habló Eriol―. Y lo que tenía que suceder era que nuestro querido Lobo atrapara a su cerezo.
―O mejor dicho, que le pagaran al empleado del centro comercial para que detuviera el ascensor ―respondió Shaoran.

Las caras sorprendidas de mis amigos me hicieron reír, por otro lado, Eriol y Tomoyo se miraron avergonzados por lo que hicieron en esa ocasión.

―No puedo creer que hicieran eso ―comentó Yamazaki.
―Ni nosotros, nos lo confesaron tiempo después ―respondió mi novio.
―Entonces, tú y Sakura ya se habían besado en alguna ocasión, ¿no? ―La voz de Meiling sonó acusadora―. ¿Cómo explican eso?
―Bueno... ―intenté buscar una excusa para Meiling―. Sucedió en una fiesta que Tomoyo había organizado.
―Fiesta a la cual le dijiste a tus padres que sería una pijamada ―recriminó Tomoyo.

Apenada ante la acusación de mi amiga (que era cierta) hablé en mi defensa.

―Ellos nunca se enteraron, ni siquiera mi hermano ―comenté―. Pensándolo bien, hay cosas que nunca le he contado a Touya... si se llegase a enterar, estoy segura de que me mataría.
―¿Qué cosas no me has contado, monstruo? ―La voz de Touya se escuchó detrás de mí dejándome sin palabra alguna.

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N/A: Hola! Aquí les saluda Daria_desu! En esta ocasión me quité la pena y me anime a participar en este proyecto. "Las anécdotas del Lobo" ha sido una experiencia increíble. Hace un año y por motivos de la pandemia me adentré en el mundo del fanfic, en especial en el fandom de Card Captor Sakura? y leer estas historias me ayudaron mucho❤️.

Espero que este capítulo haya sido de su agrado, déjenme decirles que no fue sencillo, sentí que tenía una responsabilidad enorme sobre mis hombros por narrar desde la perspectiva de Sakurita. Por fortuna logré superar esa crisis y bueno, ¡se vienen muchas cosas en los siguientes capítulos!

Quiero agradecer a Wonder Grinch por tomarme en cuenta para este proyecto, por sus correcciones y sugerencias, siempre se aprende algo nuevo.

Me despido, no sin antes recordarles que no se olviden de dejar su voto y comentario. ¡Cada día nos acercamos más al cumpleaños de nuestro querido Lobito!?¬ンᄂ️