Las Anécdotas del Lobo
Capítulo 10
Espía encubierta
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Sin duda había sido una excelente idea realizar el viaje, hace mucho tiempo que no nos reuníamos de manera tan amena porque siempre había algún motivo por el cual no podíamos hacerlo. La idea era que estuviéramos todos juntos, como cuando éramos niños. En ocasiones Eriol se encontraba muy ocupado con sus estudios al igual que Sakura, en otras Chiharu y Yamazaki tenían la grandiosa idea de discutir un par de horas antes y yo me ofrecía a acompañarla mientras ella ahogaba sus penas en un bote de helado de fresa, o en otras oportunidades era yo quien se veían imposibilitada de asistir ya que debía ayudar a mi madre en alguno de sus tantos y exitosos desfiles de moda.
Todo hubiese sido perfecto de no ser por Touya, quien durante gran parte de la noche se la pasó haciendo muecas de desagrado ante los tantos elogios que recibió Shaoran, proveniente de cada uno de nosotros. Era tanta su molestia, que abruptamente decidió terminar con la ronda de anécdotas y sugerir que mejor empezáramos a preparar todo para cenar y luego irnos a dormir.
—Sakura, ¿me acompañas a buscar unas mantas a la cabaña? Algo me dice que las necesitaremos —Me acerqué a mi prima con intenciones de arrancarla del lado de su hermano, su rostro denotaba que un interrogatorio más largo que el antiguo testamento estaba a segundos de comenzar, y como no, se había enterado de muchos acontecimientos que ignoraba.
—Por supuesto Tomoyo, me parece haber visto algunas en el armario, en la parte más alta —respondió y dejó las cosas que tenía en la mano sobre la mesa ubicada a un lado de la fogata.
Ambas emprendimos rumbo a la cabaña hasta que me percaté de la extraña actitud de Eriol, él en compañía de Shaoran se alejaron del grupo de una forma sospechosa. Era como si lo hacían de esa manera para que nadie los siguiera, escuchara o vigilara.
Tal actitud me dio la evidencia que necesitaba para concretar mis sospechas, si bien desde hace unos días su comportamiento era extraño y presentía que algo me ocultaba, verlo actuar tan sospechoso me hizo comprender que estaba sucediendo algo serio y debía averiguar qué tramaban esos dos.
—Adelántate por favor, olvide mi teléfono así que vuelvo enseguida. —Repentinamente detuve a mi amiga para informarle y con ello evitar que me buscara como una loca por todas partes y me descubriera espiando a mi novio y al suyo.
—Tranquila, yo me adelanto —respondió, para luego continuar su camino.
Una vez que me aseguré de no estar en el campo visual de Sakura, caminé lo más rápido que pude para encontrar a Eriol y Shaoran quienes habían avanzado un par de metros. Lo hice en completo silencio para no ser descubierta, situación que por unos instantes me hizo sentir como una verdadera espía encubierta, vigilando entre las sombras para no perder de vista mi objetivo. Aunque más que sentirme como tal, debía reconocer que era igual o peor que una vil delincuente. En mi defensa intenté evitar a toda costa llegar a ese extremo ya que en varias oportunidades fui testigo de algunas situaciones que me alertaron que algo tramaba mi novio pero nunca se me pasó por la cabeza que Shaoran fuera su cómplice.
Me esforcé por escuchar la conversación que sostenían ellos dos pero me fue imposible, ambos susurraban y hacían señas que no pude descifrar pero lo que sí me quedó claro era que lo que iban a realizar si o si tenía que ser esa noche, no había posibilidad para errores.
Decidida caminé hacia ellos, si había algo que Eriol no sabía hacer, era mentirme a la cara, o al menos eso pensaba.
Para mi desgracia, por más que me esforcé, no logré obtener una respuesta que me dejara satisfecha por parte de Eriol o Shaoran, pero a cambio conseguí mimos y besos de parte de mi novio que no estaban en mis planes, atenciones que me hicieron perder el objetivo de mi investigación.
Molesta y frustrada decidí regresar con el grupo ya que Sakura llegó a hacerle compañía a Shaoran, todo bajo la atenta mirada de mi novio quien al parecer ya se había dado cuenta que no me tragaba ninguna de sus palabras.
Al llegar al sector de las cabañas caminé hacia el interior de una de ellas con el fin de buscar una manta dejando atrás a Eriol, quien no me quitaba los ojos de encima como si yo fuese la vigilada y él el espía.
—¿Necesitas ayuda? —se ofreció a ayudarme, pero en ese momento yo lo único que quería era estar sola.
—No te preocupes mi amor, puedo sola con esto, pero podrías ir a ver si ya está lista la comida para todos nosotros, ¿no crees?
Fue suficiente una simple sonrisa de mi parte para hacerle creer que todo estaba bien, por lo que emprendió rumbo a donde se encontraba el resto del grupo mientras yo observaba ansiosa si Sakura regresaba, quizás ella estaba al tanto de lo que sucedía y podía contármelo.
Mientras esperaba a mi prima, Yukito y Touya me hicieron señas avisándome que la cena ya estaba lista por lo que mirando hacia atrás me dirigí hacia la fogata donde el resto del grupo estaba ya sentado probando las delicias que habíamos cocinado entre todos.
Aproveché que Sakura y Shaoran aún no regresaban de lo que suponía era un encuentro romántico para hablar con Touya, había un pensamiento que rondaba mi mente y no me quedaría tranquila hasta conversar con él.
—¿Puedo hablar contigo, Touya? —pregunté al estar frente al hermano de mi mejor amiga.
—Por supuesto, ¿sucede algo? —indagó preocupado—. ¿Te sientes mal? Si es así me parece que en el auto debo tener mi botiquín.
Rápidamente tuve que detenerlo, ya que había dejado su plato a medio servir con intenciones de dirigirse al vehículo en busca de algún medicamento, que claramente no necesitaba.
—Estoy bien, no te preocupes, es de otra cosa de la que quiero hablarte —respondí, agradecida por su preocupación.
Si había algo que admiraba de Touya era eso, su constante desvelo por Sakura y todos nosotros, siempre cumpliendo con su rol de hermano mayor procurando el bienestar de ella, aunque a veces la sobreprotegía y su carácter no lo dejaban ver al excelente chico que tenía enfrente. Era de eso mismo de lo que quería hablar con él, sentía que mis anécdotas no habían ayudado a que el resentimiento que sentía hacia Shaoran disminuyera.
—Solo quería saber si estás molesto por el rumbo que tomó la conversación de hace rato, ya sabes, lo que hemos contado de Shaoran y Sakura.
—¿Acaso eso tiene relevancia? —frunció el ceño y se cruzó de brazos—. ¿O será tal vez que hay algo más?
—No quiero que nos malinterpretes, solo me gustaría que sepas lo importante que es para todos nosotros Shaoran, en especial para Sakura —esperé unos segundos, alguna reacción de su parte me daría la oportunidad de seguir hablando o no, y gracias a su silencio pude continuar—. Lo que hemos contado es porque lo apreciamos mucho y éramos conscientes desde hace muchos años lo que sentían el uno por el otro y deseábamos ayudarlos.
—Bueno, me acabo de enterar de lo protegida que está esa pareja, claro, gracias a ustedes —comentó, sin cambiar su postura—. Desde que lo conocí supe que él sería alguien importante para ella, quien se robaría el corazón de Sakura …
Touya se interrumpió abruptamente, ¿Acaso iba a revelarme algo que nadie sabía? Guardé silencio esperando a que dijera algo más. Él sacudió su cabeza como si intentase alejar los pensamientos de su mente y suspiro antes de continuar.
—No tengo nada en contra de él, mucho menos en que sea novio de mi hermana.
—Pero sabemos que lo has amenazado en muchas ocasiones que si le hace daño vas a acabar con él. —No pude evitar refrescarle la memoria, las repetitivas amenazas que él mencionaba cada vez que se encontraba con Shaoran—. Él es un hombre noble y de buenos principios, ¿acaso no escuchaste la anécdota de Yukito? Shaoran fue de los primeros en enterarse de la relación que mantienes con él y nunca se aprovechó de ello, pudo salir beneficiado con esa información —hice una breve pausa al notar que el semblante de Touya había cambiado y sus brazos ya no se encontraban cruzados a la altura de su pecho—. A Sakura le encantaría ver que su novio es aceptado por su hermano mayor, su protector.
Con estas últimas palabras y esperando que mi atrevimiento no tuviera consecuencias negativas para Sakura ni menos para Shaoran, me dirigí a donde estaba Yukito junto a los demás. Lo hacía rezándole a todos los dioses haber conmovido el corazón de Touya, porque si nuestro amigo estaba planeando algo que involucrara a Sakura, él debía estar de acuerdo.
Apenas había saboreado un bocado cuando repentinamente aparecieron Sakura y Shaoran tomados de la mano, causando que todos los presentes riéramos y bromeáramos con algarabía. Todos menos Yamazaki quien lucía preocupado y hasta pensativo, algo bastante raro para tratarse de él.
Todo se veía cada vez más sospechoso, el extraño comportamiento de Yamazaki, las misteriosas actitudes de Eriol y el evidente nerviosismo de Shaoran, quien constantemente fijaba su mirada en mi novio como si intentase comunicarse con él de forma telepática.
Durante la cena la conversación tuvo los mismos ribetes que antes, Rika y Chiharu no nos habían contado los recuerdos que tenían de Shaoran cuando éramos unos niños por lo que decidieron hacerlo en ese momento, pero a pesar de ello yo no logré prestarles atención ya que en mi cabeza solo había una idea dando vuelta, los planes de Eriol que para ese entonces más que intrigada me tenían preocupada.
Fue inevitable para mí empezar a atar cabos y recordar acontecimientos que al parecer si eran relevantes solo que no les di la importancia que requerían. Por ejemplo: el misterio tras las llamadas y mensajes que después de recibidas, eliminaba y los encuentros a escondidas con Shaoran cuando me decía que iría de compras, o que iba a la biblioteca en busca de un libro que lo ayudara con algún pendiente de la universidad y luego regresaba con las manos vacías.
Si no fuera por la excelente relación que manteníamos hace años, hubiese pensado que me estaba engañando, pero eso era imposible por varias razones, primero porque el nivel de madurez y confianza que habíamos alcanzado como pareja nos permitía hablar sin tapujos sea cual fuere el tema, segundo porque Eriol valoraba a la persona que tenía a su lado y que nunca encontraría a alguien como yo aunque recorriera el mundo entero, y tercero pero no por eso menos importante, porque mi novio era una hombre de palabra y cuyos valores inquebrantables no le permitían faltar a una promesa, como la que hizo cuando comenzamos nuestro noviazgo, en la cual juró serme fiel y si en algún momento dejaba de amarme prefería dejarme que hacerme sufrir.
—Eso sucedió luego de la clase de cocina, ¿cierto Tomoyo? ¿Tomoyo? —Un repentino codazo de Sakura me advirtió que alguien me estaba realizando una pregunta, solo que por estar dándole vueltas en la cabeza al asunto de Eriol no estaba prestando atención a lo que hablaba el resto.
—Sí, parece que así fue —respondí bajo la atenta mirada de todos los presentes, quienes guardaron silencio por un breve lapsus de tiempo—. ¿Se acuerdan cuando Shaoran fue capaz de anotar un gol en pleno receso a pesar de encontrarse caminando y tocando flauta? —añadí intentando con ello reavivar la conversación y dejar de ser el centro de atención.
—Sí, yo lo recuerdo, fue impresionante. —Para mi tranquilidad, Chiharu terminó de contar lo sucedido ese día y yo pude regresar a mis pensamientos.
—Tomoyo, ¿me vas a contar lo que te sucede? —sin previo aviso, Sakura se acercó a mí para susurrarme al oído—. Desde que empezamos a cenar no has dicho palabra alguna y andas como en la luna, ¿algo te preocupa?
—No es nada prima, tal vez solo estoy un poco cansada —fingí un bostezo para acallar así las dudas de Sakura—. Aunque ahora que lo recuerdo quiero preguntarte algo. —Rápidamente recordé que quería hablar con ella para saber si había notado algún comportamiento extraño por parte de Shaoran o si había visto a Eriol en algo raro, el mínimo indicio que me diera alguna pista de lo que estaba sucediendo.
Estuve a segundos de preguntarle cuando repentinamente alguien se acercó a mí con una taza que contenía un líquido oscuro humeante en su interior. Era Eriol, quien con una amplia sonrisa me la ofreció como si hubiese estado escuchando la conversación que sostenía segundos atrás con Sakura y tenía pensado evitar que continuáramos en ello.
—Quizás te sientas mejor si recorres el sector y tomas aire fresco —sugirió sin borrar la sonrisa de su rostro, gesto que por un instante me hizo olvidar los pensamientos que bombardeaban mi mente—. Y este humilde servidor se ofrece a ser tu escolta, ¿no crees que la oferta no puede ser más tentadora?, Piénsalo: tú, yo, una taza de exquisito capuchino hecho por mis propias manos y el hombre más guapo del grupo.
—¿Perdón? —lo interrumpió Sakura frunciendo el ceño.
—Bueno, el más guapo para los ojos de Tomoyo —esbozó una sonrisa ladina que me robó un suspiro, aunque intenté disimularlo.
Estaba entre la espada y la pared ante tal propuesta, por un lado quería estar con él ya que desde que llegamos no habíamos tenido tiempo para estar juntos. Extrañaba sus caricias, sus besos, el exquisito aroma que emanaba de su piel y como se erizaba la mía al simple contacto de sus manos; pero por otro lado no podía evitar estar molesta, no había que ser una genio para darse cuenta que algo ocultaba, solo me extrañaba que él no se diera cuenta que yo ya sabía.
—No se diga más, vamos. —Sin darme tiempo a responder, Eriol cogió mi mano y me alejó del resto quienes observaron la escena sin emitir cuestionamiento alguno.
Caminamos un largo trecho, trayecto que yo realicé en completo silencio puesto que estaba encontrando la manera más sutil y cortés de hacerle saber que estaba al tanto del secreto que escondía. Yo siempre tenía algo que decir cuando estábamos juntos, una opinión para todo o simplemente contarle cómo había sido el día y él me escuchaba exponiendo su punto de vista, pero pasado unos minutos, cuando al fin me había decidido a hablar Eriol apoyó mi espalda contra un gran árbol y posicionó sus manos en mi cintura, acto que sabía de antemano me hacía perder la cordura.
Solo necesitó ese simple gesto para hacerme suspirar, suspiro que murió en los labios de mi amado ya que un furtivo beso me tomó por sorpresa causando un sinnúmero de sensaciones en todo mi cuerpo. La piel se me erizó y mis ojos se cerraron de forma automática, mi respiración se aceleró y un exquisito calor se apoderó de mi vientre, algunos lo llamaban mariposas pero yo lo llamaba deseo.
—Te amo.
Oírlo pronunciar dichas palabras me hicieron tocar el cielo con las manos y sentirme la mujer más afortunada del mundo por ocupar un lugar tan preciado en el corazón de alguien como Eriol, un hombre correcto, gentil, guapo, inteligente, buen amante e increíble ser humano. Escucharlo decir que me amaba me hizo sentir que él era con quien quería compartir el resto de mi vida, él tenía que ser el dueño de mi cuerpo y mi corazón, y tenía que ser él la persona con la cual envejecería.
—Yo también te amo, Eriol. —Esperé con mi respuesta transmitirle todo el amor que también inundaba mi pecho.
Hubiésemos continuado demostrándonos nuestro amor si no fuera porque Eriol sugirió marcharnos un tanto nervioso o más bien expectante, situación que pasé por alto y seguí sus pasos para reencontrarnos con el resto de nuestros amigos.
Al llegar a la fogata, tomé asiento junto a Sakura y me percaté que todos se encontraban amenamente conversando y el ambiente era propicio para continuar con las entretenidas historias que todos guardábamos en nuestros subconscientes y que involucraban a Shaoran, todos excepto Chiharu y Yamazaki. Lo más probable era que ambos buscaron un tiempo a solas para hacer las cosas que hacían las parejas, ¿quién podría culparlos? Era una enorme tentación tener al amor de tu vida al lado y no poder expresarle lo mucho que lo amabas.
Restándole importancia a la desaparición de mis amigos, me acerqué a Sakura que se encontraba sirviéndose un vaso de jugo, lucía bastante nerviosa y no dejaba de mirar a su hermano.
—Por favor relájate, lo peor ya pasó, Touya ya tiene una idea de la relación que tienes con Shaoran y aún la cabeza de tu amado continúa pegada a su cuerpo, esa es una buena señal —intenté aconsejarla, temblaba más que gelatina sobre una cuchara.
—¿Y si está furioso conmigo? ¿Y si después de todo lo que ha escuchado se opone férreamente a que continúe con él? —Habían demorado en aparecer las inseguridades de mi mejor amiga y prima, a pesar de haber madurado eso era algo que aún no superaba del todo.
—Tú no te preocupes, algo me dice que a partir de esta noche, su corazón de hielo se derretirá y los apoyara en su relación.
—¿Estás segura?
—Como no estarlo, si solo basta con mirarlo. —Ambas miramos a Shaoran, quien platicaba con Eriol—. ¿Quién podría odiar a alguien como él, alguien que te derrite el corazón con su bondad y cuya mirada solo irradia honestidad y calidez.
Mis palabras de ánimo se vieron interrumpidas al percatarme que Eriol se encontraba mirando fijamente hacia el horizonte con clara preocupación por lo que yo imité su accionar.
Su rostro reflejaba una expresión algo inusual en él por lo que decidí continuar observándolo para descubrir el motivo de dicho sentimiento. De vez en cuando las miradas de Shaoran y Eriol se cruzaban, lo hacían como si tratasen de comunicarse por dicho medio y de un instante a otro, Eriol se levantó de su asiento y caminó alejándose del grupo.
—¿A dónde vas? —pregunté sosteniendo su brazo en un intento vago por detener su andar.
—Voy a buscar a Yamazaki.
—Déjalos, deben estar "aprovechando" el tiempo —gesticulé con mis dedos haciendo énfasis en la palabra aprovechando, tal vez ellos tenían más suerte y lograrían concretar lo que Eriol y yo dejamos a medio camino.
Sin prestar mucha atención a mi comentario, mi novio continuó caminando alejándose del resto de nuestros amigos por lo que me animé a seguirlo, si había una oportunidad para averiguar lo que estaba sucediendo, ese era el momento indicado.
Nos encontrábamos a unos metros de las cabañas cuando pude escuchar a lo lejos la voz de Chiharu, más bien sus gritos acompañados de lamentos mientras Yamazaki intentaba detenerla sin mucho éxito.
—¡No puedo creer que después de tantos años me hagas esto! —Me bastó escucharla decir eso para acercarme a ellos buscando alguna explicación a semejante escena.
—¿Qué sucede? —pregunté mirando a Yamazaki, parecía una avestruz buscando un agujero donde esconder su cabeza.
Al verme, Chiharu corrió a refugiarse entre mis brazos y al percatarme de la fragilidad de mi amiga no pude evitar mirar fulminantemente a quien decía ser el hombre que más la amaba en el mundo
—Sucede que odio los secretos, ¿tú no? —Evidentemente ofuscada me respondió, sin quitarle la vista a su novio—. Pero si los secretos van acompañados de mentiras los odio aún más.
—No te entiendo. ¿Puedes ser más clara?
—Lo que sucede es que Yamazaki ha estado….
Abruptamente nos interrumpió Eriol quien llegó a mi lado con la respiración agitada como si hubiese corrido una maratón o quizás, hubiese apurado el paso para estar presente en la acusación que iba a realizar contra su amigo.
—¿Qué sucede? —preguntó, una vez recuperó el aliento.
—Lo hubiese sabido de no ser por tu interrupción, cariño —le respondí dándole a entender que guardara silencio—. ¿Ibas a decirme algo, Chiharu?
Cuando Eriol percibió mi tono de voz miró el rostro afligido de Yamazaki, quien había cambiado la constante sonrisa en sus labios por un ceño fruncido como si estuviera pidiendo ayuda. Fue suficiente observar el comportamiento de ambos para comprender que Yamazaki también estaba involucrado en el secreto, situación que despertó mi molestia la cual no quise ocultar.
—Tú —dije, señalando a Eriol—. Y tú —señalé a Yamazaki—. Nos dirán ahora mismo lo que está sucediendo. ¿Acaso creen que tienen unas novias estúpidas que no se dieron cuenta que están ocultando algo? —dije cruzando mis brazos a la altura del pecho, acto que replicó Chiharu situándose a mi lado imitando mi postura—. Nos lo dicen ustedes o tendremos que preguntarle a todos los presentes para ver si alguien sabe lo que está pasando —hice una pausa para infundir temor —. A todos, inclusive a Sakura y Shaoran.
Casi de manera instantánea los ojos de Eriol se abrieron de par en par y contuvo la respiración un momento.
—Y tú sabes que cumplo con mis promesas, Eriol Hiragizawa —miré fijamente los ojos grisáceos de mi amado—. Si no me crees ponme a prueba.
Luego de unos instantes en completo silencio, Eriol suspiró un par de veces y al fin dio por terminada la espera.
—Yo lo diré —sentenció y luego prosiguió a contarnos a grandes rasgos el secreto que durante todo el día me esforcé por descubrir.
Al escucharlo una sola idea se cruzó por mi mente, una que involucraba un hermoso vestido blanco, campañas y flores de decoración, un coro de ángeles, y mi prima luciendo más bella que Venus y Afrodita juntas.
—¡¿Le va a pedir eso?! —exclamé sin poder evitar que un grito escapara del fondo de mi ser, era inevitable no emocionarse de solo imaginar tal escena, si bien no tenía la certeza de mis conjeturas, sería maravilloso que así lo fuera.
Rápidamente mi novio ahogó mi grito, si tal confesión correspondía a un secreto la idea era que continuara siéndolo. Mi emoción se detuvo abruptamente al comprender la magnitud de la sorpresa que tenía preparada Shaoran, y de la cual no fui informada.
—¡¿Por qué no me dijiste nada ?! —No pude evitar hacer la pregunta de rigor, buscaba alguna respuesta que no me hiciera sentir como una persona indiscreta, incomprensiva y poco confiable, esos eran los adjetivos que creía justificaban la decisión de Shaoran de no contarme su plan.
Nos encontrábamos en plena confesión cuando repentinamente un hombre que nunca había visto se acercó a nosotros pidiendo hablar con Yamazaki y Eriol, por lo que Chiharu y yo guardamos silencio y escuchamos lo que tenía que decir. El sujeto en cuestión se disculpó en reiteradas oportunidades por una especie de malentendido, que suponía fue el detonante de la discusión entre Yamazaki y su novia, y que dicho sea de paso nos dio la llave para enterarnos de la sorpresa de Shaoran.
—¿Y como va la noche, algo nuevo que contar? —No pude evitar golpear suavemente a Chiharu, al parecer para ella la frase "actúa normal" no estaba dentro de su vocabulario.
—Disimula, no seas tan evidente —susurré apenas mi prima se descuidó unos segundos—. Podemos arruinar la sorpresa y te juro que si eso sucede no nos perdonarán.
—¿Sorpresa? —al parecer Sakura alcanzó a oírnos porque nos miró con expresión pensativa.
—Nadie dijo sorpresa —fingí para confundirla—. Tal vez escuchaste mal, dije con torpeza ya que estuve a punto de derramar la taza de café.
—Cierto, Eriol se esmeró por hacer uno especial para ti. —A juzgar por su respuesta, Sakura no sospechaba nada así que el plan de Eriol, Yamazaki y Shaoran continuaba en pie.
Fue en ese preciso momento en que una duda rondó por mi cabeza. ¿Cuál sería la reacción de Sakura ante tal sorpresa? ¿Se limitará al tener a su hermano presente? Lo único que deseaba con todas mis fuerzas era que mis palabras hubieran calado en el corazón de él y no quisiera asesinar a mi querido amigo, o de lo contrario, en vez de un festejo tendríamos un funeral o mínimo, una expulsión del país.
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N/A: Hasta aquí llega la narración de nuestra querida Tomoyo, una mujer decidida pero dulce, preocupada como siempre por Sakura y luchando hasta el final para que el cuento de hadas de su prima se hiciera realidad.
Espero de todo corazón hayan disfrutado cada uno de los capítulos que realizamos las integrantes de este hermoso proyecto, fueron días enteros que nos dedicamos a ello para que el resultado fuera perfecto, como ustedes se lo merecen. Yo por mi parte me despido no sin antes agradecer enormemente a Wonder Grinch por la invitación y toda la ayuda brindada.
Danytta.
