Las anécdotas del lobo.
Epílogo.
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Shaoran Li
El nudo de la corbata siempre era un problema, sobre todo cuando estaba nervioso o estresado. Mientras me miraba en el espejo podía notar mi ceño fruncido, ese que Sakura siempre decía que le encanta. Un poco frustrado dejé la labor para sentarme un momento en el pequeño taburete que tenía detrás de mí mientras alborotaba mi cabello en señal de frustración. Aún viendo mi reflejo en el espejo de cuerpo completo recordaba el momento en que ella aceptó que viviéramos juntos: Sus ojos esmeraldas me vieron con tanta profundidad, amor y anhelo que me sentí desfallecer. Su sonrisa era tan cálida que cobijó mi corazón y mi alma, su abrazo lleno de amor y promesas fue la cereza de nuestra velada. Me sentí tan vivo en ese momento, lleno de paz y cariño. Y era precisamente por eso que estaba tan preocupado. Conocía a mi familia, lo tradicionalistas que eran y temía que un día que debería ser motivo de dicha se transformara en uno lleno de discusión.
Unos golpes a la puerta interrumpieron mi soliloquio.
—Adelante —dije, mientras me levantaba para intentar acomodar mi corbata.
—¡Hola, Xiao-Lang! ¿Estás listo? No tardan en llegar los invitados.
—En un momento, sólo necesito acomodar este nudo que no me deja. ¡Ungh! —solté un suspiro lleno de frustración, la maldita corbata tenía vida propia y se negaba a obedecer, recargue mi cabeza en el frío espejo de la pared. Una pequeña risa me hizo abrir un ojo para visualizar a mi prima, burlándose de mí—. ¡No veo qué es lo gracioso!
—Claro que no, porque te está pasando a ti. Haber déjame ayudarte —dijo Mei colocándose frente a mí.
—Gracias —expresé, con sinceridad.
—No te preocupes, sé que te sientes nervioso por lo que hoy va a pasar, pero te aseguro que tendrás mucho apoyo para que las cosas salgan bien.
—Conoces a mi madre Mei, a veces no tiene filtro y…
—¡Listo! —interrumpió mi prima—. Ahora está perfecto, ¿sabes por qué? —negué con la cabeza—. Porque no estás solo primito.
Me vi en el espejo y sonreí de lado, la corbata había quedado muy bien.
—Tienes razón Mei. Gracias
—No es nada, ahora apresúrate Ya casi es hora —salió con paso rápido de mi habitación.
Me miré una vez más en el espejo. Meiling tenía razón, no estaba sólo, además Sakura y yo estábamos seguros de que éste era nuestro camino. Sin más, me coloqué el saco para salir de la habitación.
Mientras caminaba por los pasillos podía ver a parte del personal ultimando detalles, limpiando los jarrones, acomodando cuadros o decoraciones. Conforme me acercaba a las escaleras alcancé a escuchar las pláticas de mi familia.
Al bajar las escaleras centrales divisé a mi padre y tío platicando en uno de los pilares cercanos a la puerta, girando mi vista hacia la derecha, afuera de la sala de recepción, pude ver a mi madre y tía hablando con Wei, sin pensarlo mucho esbocé una sonrisa, mi querido amigo y maestro, siempre tan atento a las indicaciones de mis padres. Cuando por fin estuve en la planta baja, giré a la izquierda rumbo al comedor, el cual ya estaba prácticamente listo y a la lejanía escuché la aproximación de un torbellino, reaccioné demasiado tarde pues me vi envuelto entre abrazos, besos y arrumacos propios de mis hermanas. Afortunadamente mi madre me llamó a la puerta para recibir a nuestros primeros invitados.
Llegué a la puerta junto a mis padres y ví dónde estaban estacionando el automóvil de los Kinomoto, en la glorieta principal, los vi bajar a todos, pero en especial a mi pequeña ninfa de ojos verdes. Se veía preciosa, como siempre, usaba un vestido rosa palo al estilo de los años cincuenta, vintage diría Daidouji. El escote en corazón mostraba el collar de cerezos que le di en uno de nuestros aniversarios, su cabello suelto moviéndose con el viento daba la impresión de que flotaba en lugar de caminar. Parecía que estábamos en un sueño, mi padre me trajo a la realidad con una palmada en la espalda para dar la bienvenida.
—¡Bienvenidos! —dije con más entusiasmo del necesario, lo que hizo reír a mi linda novia, sonreír a mis futuros suegros y Yukito.
—Sean bienvenidos —secundaron mis padres haciendo una reverencia, la cual todos imitamos.
—Por favor, sigan a Wei a la sala de recepción en un momento estaremos con ustedes —señaló mi madre al mayordomo que los invitó a pasar.
Seguí observando a Sakura alejarse hasta que se cruzó la clásica mirada de Touya entre nosotros, por lo que tuve que volver al frente y continuar recibiendo a los asistentes.
Llegaron los Daidouji y por último a Eriol, quien para mí era casi un hermano.
Cuando entré a la sala de recepción me invadió un sentimiento de profunda paz, estaba muy nervioso por lo que venía, pero ver a mi familia y amigos compartir, convivir, reír y expresarse de esa manera, me dio la certeza de que haber venido a Japón fue lo mejor que pudo pasarme en mi vida.
De pronto sentí una mano que tomaba la mía, lo que causó una corriente eléctrica que solo ella me hacía experimentar y ser aún más feliz. Al voltear hacia abajo me encontré con la mujer que me había escogido hace tantos años y que aún me amaba como yo a ella. Apreté su mano en señal de confianza.
—¿Todo bien? —me preguntó con mucho cariño.
—Todo está excelente —contesté, para después besar su mano.
—¿Estás nervioso? —me cuestionó, con un tono de preocupación.
Sonreí de nuevo, observé a mi alrededor, mis padres, tíos, hermanas, mi prima, amigos y más. —No, ahora que estás aquí conmigo, sé que pase lo que pase…
—Todo estará bien —completó ella.
Vi entrar a Wei por la puerta de la sala, me dirigió una mirada y movió su cabeza de arriba hacia abajo, en señal de que todo estaba listo. Contesté de la misma forma y soné mi copa.
—¡Familia y amigos! —llamé alzando un poco la voz—. Es para mí un verdadero honor contar con su presencia en esta noche. Si me permiten, los invito a pasar al comedor para comenzar la cena.
Esperé a que todos salieran de la sala para hacer lo mismo con Sakura —¿Lista? —le pregunté.
—¡Lista! —me respondió con una sonrisa.
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Ingresamos al comedor, la enorme mesa redonda ya nos esperaba, aunque le había dicho a Wei que la cena fuera sencilla, al parecer mi madre había intervenido en la cocina, pues ya estaban servidos más de doce platillos diferentes al centro de la base giratoria. También habían incluido vino, cerveza, maotai, licor de arroz chino, y por supuesto té.
Mi padre y los señores Kinomoto hablaban animadamente mientras tomaban sus lugares, papá le indicó a mi suegro que se sentara a su derecha confirmando que eran los invitados de honor, mi madre se acomodó a su izquierda y los demás se fueron distribuyendo en las sillas, un murmullo alegre se extendía por toda la sala.
Aunque me sentía confiado, seguía nervioso y no podía evitar llevar las manos a la punta de la corbata, al menos estas se detenían en esa prenda de tortura y no llegaban a desordenar más de la cuenta mi cabello. Di un profundo suspiro y miré a Sakura, sus ojos destellaban con la iluminación del salón y se notaba sorprendida por toda la comida y la decoración.
Saqué una de las sillas para indicarle a mi prometida que se sentara a mi lado y ella asintió, pero cuando iba a tomar asiento, tío Bohai colocó su mano en mi hombro y con su característica sonrisa traviesa, hizo un ademán para recorrernos un asiento y sin ningún reparo se sentó en el que era mi lugar, justo frente a mi padre. Este lo miró de reojo y continuó su conversación con el profesor Kinomoto, ignorando mi cara de desconcierto, pues según la etiqueta en la mesa y la jerarquía de mi tío en la familia ese lugar no le pertenecía, él debía estar cerca del líder. Fue entonces que vi la mirada penetrante de mi madre y la cara interrogante de mi tía, pero él las ignoró y después llamó a Meiling para que se sentara a su izquierda. Los ojos de mi tía recorrieron la mesa y esbozó una pequeña sonrisa al mismo tiempo que negaba con la cabeza.
―Sé que este es tu lugar, pequeño lobo, pero acabo de ver ese delicioso cerdo agridulce que no estoy dispuesto a compartir con tu padre ―dijo, mientras relamía sus labios―. ¿Verdad que estás de acuerdo, princesa? ―miró a mi prima, quien asintió sonriente―. Si dejamos que llegue a las manos de Hien, solo nos tocarán sobras. Meiling asegúrate de apartar un poco para nuestros invitados.
―Perfecto Bohai, en ese caso no estoy obligado a compartir los pasteles fritos de arroz contigo. Solo la familia Kinomoto y yo los disfrutaremos ―expresó mi padre moviendo el platillo y colocándolo frente a mi suegro.
―No tengo problema cuñado, la pequeña Sakura no se negará a compartir algunos con su tío favorito, ¿verdad? ―sonrió juguetón mientras miraba a mi prometida, quien tenía un ligero sonrojo.
Mi madre aclaró su garganta, y dirigió su mirada autoritaria a su hermano y después a mi padre. Mientras Touya solo observaba atento el intercambio entre ellos y por unos segundos pude ver que se alzó un poco la comisura de sus labios.
―Creo que podemos empezar con la cena. ―Papá tomó el cubierto y sirvió un poco de pollo a la sal en el plato del señor Kinomoto y el suyo―. Gracias por la comida ―dijo y tomó sus palillos.
Todos los siguieron y empezaron a servirse de la comida que tenían enfrente. Tío Bohai, llevó su mano a mi hombro y me miró con cariño.
―Tranquilo, Xiao-Lang, estamos contigo. A veces es sano romper el protocolo ―comenzó a servirse cerdo agridulce―, nos da la oportunidad de disfrutar de lo que amamos sin tantas ataduras. ―Colocó un poco en mi plato y comenzó una plática animada con Meiling.
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Después de la cómica batalla por la comida que se dio entre mi padre y tío, la cena transcurría con relativa calma. Mi madre había empezado una conversación con mi tía, la mamá de Sakura y de Tomoyo. Eriol hacía lo propio con su novia y pude notar que yo era el único que estaba en silencio, porque hasta el mismo Touya estaba participando en una conversación con Yukito y mis hermanas. Sakura, en ocasiones sonreía a los demás, se notaba su nerviosismo y eso, ayudaba a incrementar el mío.
Tomé su mano por debajo de la mesa y le di un ligero apretón, esperando con eso poder transmitirle un poco de tranquilidad. Si ella estaba insegura de algo, yo también lo estaría y lo que deseaba era demostrarle a los demás que había hecho la elección correcta. Ser un buen líder no sólo se demostraba en los negocios, también en la vida personal.
―¿Cuándo tomarás tu lugar en la empresa, Syaoran? ―Eriol llamó mi atención, busqué su rostro y lo encontré a mi izquierda, al lado de Tomoyo―. ¿O piensas tomarte unos días de descanso?
―¿Es necesario que hablen de negocios? ―intervino Tomoyo levantando su copa para tomar vino, sonrió a Sakura y le guiñó un ojo―. Ya tendrán tiempo para eso, esta noche es especial.
―Sólo fue una pregunta para romper el hielo ―respondió Eriol dando un apretón a la mano de su novia que estaba sobre la mesa―. Para ser honestos, espero que tengas días libres, necesito hacer algunas cosas y requiero de tu ayuda.
―Estoy seguro que tiempo habrá ―dije, después de lo que mi amigo había hecho para ayudarme, era imposible negarme a atender su petición―. ¿Lo hablamos mañana?
―Por favor ―agregó Meiling sacando la cabeza por encima del tío Bohai―, es tu cumpleaños, Xiao-Lang. La pobre de Sakura no ha dicho ni una sola palabra desde que empezamos a comer. Eriol, concéntrate en Tomoyo. ―Mi prima señaló con el tenedor y regresó a su lugar causando la risa de su padre.
―Perdón, Sakura. ―Miré en su dirección y ella sonreía con un ligero sonrojo en sus mejillas―. ¿Estás bien?
―Claro, estoy bien ―afirmó tomando mi mano que estaba sobre la mesa, el anillo que le había dado un par de noches atrás brilló gracias a las luces del comedor y Tomoyo que observaba todo, ahogó un gemido.
―¿Ahora tú, estás bien? ―Eriol se inclinó sobre su novia y golpeó su espalda suavemente―. Creo que ya has tomado mucho.
―¿Qué cosas dices? ―Tomoyo se apartó y frunció el ceño―. Solo fue que bebí el vino algo rápido.
―Ustedes dos están actuando de manera infantil ―señaló Sakura, los demás observaron en nuestra dirección y ella se sonrojó―. Perdón…
―No pasa nada ―comentó mi madre sonriendo―. Me alegra ver que a pesar de los años que estuvieron separados se siguen tratando como en la infancia.
Gracias al comentario de mi madre, Sakura empezó a relajarse. Deseaba estar a solas por un momento para transmitirle un poco de confianza, sabía que nuestra decisión sería difícilmente aceptada por mi familia, pero me mantendría firme en ello. Ellos deseaban verme tomar el lugar que ocupaba mi padre y para ello lo haría bajo mis términos.
Sakura, inmediatamente tomaría el lugar de mi madre y para que eso sucediera me había propuesto enseñarle a ser una Li sin las presiones que eso significaba. La responsabilidad que ella estaba aceptando al decir "sí" a mi propuesta era la máxima prueba de su amor para mí y yo le aseguraría toda la tranquilidad que estuviera a mi alcance, estar separados por más de cuatro años era suficiente para los dos.
―¿Cuántos años cumples, Shaoran? ―preguntó Tomoyo.
―Veinticuatro ―respondí, detrás de mí apareció la mamá de Sakura que puso dos platos con un pedazo de pastel de chocolate. Le sonreí en respuesta y me dirigí a ella―: Gracias, señora Kinomoto.
―Espero te guste, cariño ―comentó ella antes de regresar a su lugar―. Sakura puso mucho empeño para que quedara perfecto.
―Mamá, por favor ―suplicó mi novia sonrojándose, otra vez―. No exageres.
―Estoy seguro que lo disfrutaré ―agregué, y aunque eso significaba una coloración aún mayor en su rostro debía reconocerlo. Ella era experta en hornear pasteles―. Gracias, Sakura.
―No seas modesta, Sakura ―opinó Tomoyo recibiendo un plato de las manos de su madre―. Tienes un don con la pastelería, no entiendo porque no te decidiste a estudiar esa profesión.
―Porque prefiero cocinar y hornear para las personas que más quiero. ―Mi pecho se elevó de orgullo, sería el único hombre que recibiría los más exquisitos manjares y dulces―. Amo la pastelería, pero también me gusta la fotografía y saber que en el futuro podré inmortalizar las caras de felicidad de las personas me emociona también.
―Cómo en bodas, ¿verdad?
La pregunta de Tomoyo provocó que un pequeño pedazo de pastel volara de mi tenedor y cayera en el plato de mi tío quién levantó su mirada y agradeció el aporte.
―¿Estás bien, hijo? ―preguntó mi madre, estiró su cuello para ver sobre el resto de invitados. Touya, con una servilleta sobre su boca aguantaba la risa y mis hermanas no disimularon la gracia que les causó mi susto.
―Sí, madre. Estoy bien.
―Por cierto, Shaoran ―Tomoyo llamó mi atención. Jugaba con el tenedor sobre el plato limpio, en sus ojos vi el reto. Había visto el anillo y quería sacar la información. Estaba seguro que no me perdonaba todavía que le oculté mis planes y que en su lugar, haya tomado en cuenta a Eriol―. Ahora que estarás establecido en Tomoeda, ¿tienes algún plan que involucre a Sakura?
La habitación se quedó en silencio, los tenedores congelados en las manos de los comensales y las miradas clavadas en mí. Tomoyo era experta en tomar venganza y lo estaba demostrando. La expresión de Eriol denotaba sorpresa, ni él estaba enterado de esa pregunta.
Miré a Sakura, que con la mirada le transmitía la molestia que sentía a su prima. Por debajo de la mesa tomé su mano, ella buscó mis ojos y le sonreí. Suspiré y me puse de pie, extendí mi mano una vez más frente a ella para que me acompañara. Los ojos de toda mi familia e invitados estaban sobre nosotros esperando a que dijera algo.
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Decían que las mujeres tenían un sexto sentido innato y que su habilidad de revelar misterios como lo haría un sabueso se desarrollaban cuando se convertían en madres, pero Tomoyo era la excepción a la regla; ella había nacido con un sexto y hasta un séptimo sentido subdesarrollado uno que le permitía percatarse de detalles que el resto ignoraba, y fue precisamente esa habilidad la que nos obligó a comunicarles a nuestras familias la decisión tomada, aunque no nos sintiéramos del todo listos.
Los nervios estaban haciendo estragos en mi estómago, las manos me temblaban y la garganta me pedía a gritos un vaso de agua, por lo que rápidamente tomé mi copa y bebí un sorbo del líquido en su interior.
—Familia … me gustaría hacer un anuncio —dije, después de aclarar mi garganta.
—Oh, lamento mucho interrumpir, joven Xiao-Lang —Wei abrió la puerta y retrocedió al verme de pie—. Hemos traído esto.
—No hay problema —intervino mi padre—. Ponlas en la mesa, nosotros nos encargaremos de servir las bebidas así que, puedes retirarte.
Su intervención fue como una señal divina indicándome que aún no era el momento propicio, por lo que lentamente volví a tomar asiento al percatarme que todos habían regresado a sus conversaciones, mientras unos lo hacían sobre mi futuro en la empresa, otros hablaban sobre el clima y la comida, y otros como Tío Bohai le hacía señas a Wei para que se acercara a él.
Al ver que debía comprender que lo que iba a decirles a todos era prácticamente un suicidio, y si esos eran mis últimos minutos de vida, lo ideal era disfrutar de mi última comida y de la grata compañia de mis seres queridos.
―Por favor, ¿podría traerme una caja para wok? La más grande de ser posible ―tío Bohai se dirigió a Wei al verlo pasar por su lado.
―¿Tío, para qué quiere una de esas? ―pregunté, si bien su petición la realizó susurrando, pude escucharlo perfectamente por lo que la curiosidad me invadió.
―Querido sobrino, mira esta mesa, tiene comida en abundancia y parece que todos están a dieta ―miré de reojo en donde él señalaba y en efecto, aún conservaba bastantes alimentos―. Tú madre es una fanática de las dietas y las rutinas de ejercicios para mantener su figura, tus hermanas le siguen el paso y el resto se ha limitado a conversar ya que no se han visto en demasiado tiempo, ¿crees que alguien se dará cuenta si desaparece lo que resta del pastel y del cerdo? Sería un crimen dejar que toda esta comida se pierda.
Efectivamente sus palabras eran ciertas, todos compartían alegremente, a excepción de Tomoyo, que me miraba sin siquiera pestañear como si quisiera leer mi mente o que yo leyera la suya.
―El único que está disfrutando del banquete es el joven que está al lado de tu cuñado, ese muchacho parece tener más estómagos que un borrego y amenaza con arrasar con todo a su paso, si no me doy prisa tendré que conformarme con los huesos del pobre animal.
Soltando una carcajada, mi tío regresó a su ardua labor de no perder de vista su objetivo, un pequeño chanchito agridulce cuya última compañía fueron unas verduras salteadas y el cual me hizo entender que nada era peor que eso, claro, si es que yo no terminaba igual que él después de la noticia que tenía que dar.
Decidido a terminar con mi martirio, tomé nuevamente mi copa para beber un último sorbo, me encontraba en ello cuando la repentina voz de mi madre me dejó sin aliento.
―¿Te sucede algo, Xiao-Lang?
Al escuchar la voz de mi madre todos callaron y voltearon a mirarme, ese era el efecto que ella producía, respeto y disciplina eran sus lemas por lo que todos a su alrededor se comportaban a su altura para evitar ser reprendidos.
―¿Por qué pregunta eso, madre? ―interrumpí el trayecto de la copa hacia mi boca dejándola a medio camino, odiaba cuando realizaba esa pregunta sabiendo que la respuesta era una afirmación.
―Te conozco, hijo. Luces extraño, hasta me atrevería a decir que un poco nervioso ―afirmó sin dejar de mirarme.
Era imposible no estarlo, desde que era pequeño, ella se había destacado por su rigidez y severidad, tanto así que para evitar sus regaños estudiaba más que el resto de mis compañeros de clase y me aseguraba de obtener buenas calificaciones. No quería ni imaginar la reacción de ella, si bien Sakura era de su agrado, no era lo mismo declarar que ella había dejado de ser mi novia para convertirse en mi prometida.
Por mis hermanas no me preocupaba en lo absoluto, tenía la certeza que ellas serian las mas felices con mi decisión ya que eran de otro planeta, si bien la sangre Li corría por sus venas su actitud era diferente a la del resto del clan. Ellas eran como cuatro bombas atómicas envueltas en algodón de azúcar y cuyas demostraciones de afecto estaban a la orden del dia.
―Estoy bien, madre ―respondí conteniendo la respiración.
Una vez mis ojos dejaron de ser su centro de atención y regresó a la conversación que sostenía con quien sería mi suegra, Sakura posó su mano sobre mi pierna.
―¿Estás listo? ―preguntó al tiempo que sonreía, para intentar disimular frente a los demás.
―Supongo que llegó el momento.
―Solo respira y deja que las palabras fluyan solas, nada puede salir mal: nuestra familias se agradan, tu madre me tiene mucho aprecio y Touya… ―Hizo una breve pausa―. Es Touya, siempre será igual de fastidioso, sólo que con el tiempo te acostumbraras.
―Mi madre me preocupa. ―Hice una pausa al percatarme que ella nos observaba con detenimiento, como si intentase leer nuestros labios―. Ella es una Li de tomo y lomo: la elegancia, seriedad, voluntad inquebrantable, perseverancia y disciplina son sus lemas de vida, al igual que la de todos los Li.
Al escucharme pronunciar esas últimas palabras, Sakura volteó a verme con incredulidad.
—Yo también soy así, o al menos lo era hasta antes de conocerlos a ustedes ―contesté sonriendo victorioso. Si algo había aprendido de Yamazaki y Eriol era a dejar la seriedad de lado de vez en cuando y salirme de libreto con un buen chiste.
Al fin había logrado tranquilizarme por lo que aproveché el lapsus de valentía para tomar aire y ponerme de pie, nuevamente, para golpear suavemente mi copa buscando llamar la atención de todos los presentes.
―Quisiera aprovechar que estamos todos reunidos para comunicarles algo muy importante. ―Inicié mi discurso, pero me detuve al ver que Wei se marchaba hacia la cocina―. No te vayas por favor Wei, tú eres parte de la familia.
El hombre de gran altura y contextura delgada detuvo su andar y giró sobre sus talones a la espera de la autorización de mi madre.
―Puedes quedarte ―respondió ella, sin quitarme los ojos de encima.
―Dinos, Shaoran, ¿qué es eso tan importante que tienes que contarnos? ―La impaciencia de Shiefa hizo que un escalofrío recorriera mi espalda.
―Quisiera informarles que Sakura y yo hemos tomado una decisión.
Apenas pronuncié su nombre, extendí mi mano hacia ella esperando la aceptara y se pusiese de pie, para mi fortuna Sakura respondió como esperaba y se plantó estoica a mi lado, pero a juzgar por su expresión, los nervios la consumían por dentro.
―¿Al fin se decidieron y pasarán una temporada con nosotros?
—¿Van a comprarse el hermoso auto que vimos en el centro comercial?
—Apuesto que cambiaron de opinión y adoptarán un perro, tal vez un gato… ¿o ambos? ―Mis hermanas eufóricas lanzaron sus hipótesis mientras mi prometida intentaba dejar de temblar.
―Parecen gallinas cacareando, yo no las crié de esa manera. ―Mi madre repentinamente se levantó de su asiento y con voz profunda hizo callar a mis hermanas―. Ahora dejen que su hermano termine de hablar, demuestren educación.
Ruborizadas y apenadas, mis cuatro hermanas bajaron la cabeza en señal de respeto hacia mi madre, quien volvió a tomar asiento esperando que continuase con mi anuncio.
―Madre, padre, hermanas, tíos... Wei. ―Por un instante miré de reojo al mayordomo de la casa buscando en sus longevos ojos la valentía que desde pequeño me infundió―. Familia Kinomoto, familia Daidouji y amigos.
Un suave apretón de mano de parte de Sakura me hizo voltear a mirarla. Al hacerlo descubrí que sus ojos esmeraldas brillaban de manera inusual, no era producto de la iluminación del salón, ni el inicio de lágrimas que querían escapar de sus ojos, era un destello distinto, uno que me dio las fuerzas que me faltaban para pronunciar las palabras precisas.
―En primer lugar, quisiera agradecerle a cada uno de ustedes por acompañarme en la celebración de mi cumpleaños. —La sonrisas que todos me brindaron fue suficiente para relajarme un poco, más decidido tomé una última respiración y proseguí—. Y quisiera aprovechar que están todas las personas importantes para mí reunidas para comentarle que con Sakura hemos decidido formalizar nuestra relación… frente a ustedes se encuentra mi futura esposa.
Acto seguido los ojos de todos los invitados se desviaron hacia la mano izquierda de Sakura para admirar el hermoso anillo que le obsequié en la fogata: el que tenía una piedra del mismo color que sus hipnotizantes ojos.
―¿¡QUE!? ―exclamó una voz femenina, y el cerdo agridulce que devoraba mi tío pasó de ser lo más llamativo de la cena a quedar en el olvido.
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El silencio que siguió a continuación era algo que había contemplado, no obstante, esperaba que no se prolongara como estaba sucediendo.
—¡En hora buena! —habló el tío Bohai, levantándose de su asiento y abriendo sus brazos hacia nosotros—. ¡Ya era hora de unir a Sakura a la familia! —exclamó rompiendo la tensión que se había formado.
Sakura estrechó a mi tío, quien no dudó en contemplar la mano de mi prometida y guiñarme un ojo en señal de aprobación. Meiling también se levantó de su asiento y se acercó a felicitarnos.
—Me alegra que hayan decidido dar este paso —nos abrazó a cada uno con emoción y le susurró algo a Sakura que la hizo sonrojar.
—¡Meiling! —recriminó Sakura ante el comentario de mi prima. Ella me había mencionado que nos regalaría los cuatro pilares del destino la noche de la fogata, por lo que podía deducir que algo de nuestra adivinación era la causa del sonrojo de mi novia.
Tomoyo y Eriol se acercaron después, detrás de ellos alcancé a visualizar un pequeño alboroto ocasionado por mis hermanas al intentar traer consigo a Touya y Yukito.
—Pasaré por alto que no me contaras tus planes, pero no te librarás de mí cuando el momento llegue —amenazó Tomoyo con sus ojos entrecerrados, refiriéndose al día en que Sakura y yo nos uniéramos en matrimonio.
—Cariño, todos sabemos que ellos no harán nada sin la autorización de sus padrinos de boda —reprochó Eriol a su novia—. Mis felicitaciones para ustedes.
Las siguientes en felicitarnos fueron mis hermanas. Las cuatro hablaban al mismo tiempo y pedían los más mínimos detalles de la propuesta que le hice a Sakura
—¡Te encantará Hong Kong, Sakura! —habló Shiefa mientras tomaba la mano de mi prometida.
—¡Iremos de compras todos los fines de semana! —Fanren abrazó a Sakura con emoción. Fuutie y Femei me tenían rodeado y apretaban mis mejillas demostrando que estaban contentas.
—¿No les parece una excelente noticia? —preguntó la madre de Sakura ante la escena que mis hermanas habían montado, esperó respuesta por parte de mi madre, pero solo obtuvo silencio. —¡Y qué mejor día para anunciarlo que en el cumpleaños de Shaoran!
—Me alegra mucho saber que deseas unir tu vida con la de mi hija —afirmó el señor Fujitaka ayudando a su esposa a ponerse de pie, pero antes de acercarse a nosotros observó a mis padres que no reaccionaban todavía—. ¿No les parece, señores?
Si Ieran Li estaba sorprendida no lo demostró, se mantuvo serena y sonrió ante la pregunta de mi suegro mientras que mi padre me miraba curioso esperando su turno para felicitarnos.
—Me complace que por fin te unas a la familia, Sakura. —Las palabras de mi madre hicieron eco por toda la habitación—. En definitiva nos han dejado sorprendidos. —Su expresión cambió por unos segundos—, tendremos mucho que trabajar a partir de ahora. Los preparativos para su unión…
—En realidad, madre —interrumpí su discurso. El agarre de Sakura se hizo más fuerte en mi brazo, con una rápida mirada noté que contenía el aliento, sabía lo que estaba por decir—. No tenemos prisa por nuestro enlace, queremos vivir juntos antes de tomar el lugar que nos corresponde.
El silencio que siguió en ese instante, confirmó mis temores. Las mujeres Li me miraban ceñudas ante lo que había dicho, mis hermanas mostraban confusión al escucharme. En un recorrido rápido por la habitación, percibí como Touya Kinomoto analizaba mis palabras.
—¿Qué has dicho? —Tía Xiaohua fue la primera en hablar, podía escuchar la palabra "escándalo" por parte de ella. Ya había abierto la caja de Pandora.
—Mis palabras han sido claras —expresé una vez más, mi madre me observaba con atención—, Sakura y yo hemos decidido tomar las riendas de nuestras vidas, y esta es la mejor manera de iniciar.
Dirigí mi mirada hacia mi madre, el duelo entre ambos se mantuvo por un instante que se me hizo eterno, hasta que Sakura aclaró su garganta para hablar.
—Entiendo que esto es difícil de aceptar...
—¡Es un descaro de tu parte, jovencita! —La voz de tía Xiaohua se escuchó una vez más. Eso era lo que tanto temía: un enfrentamiento por parte de mis familiares. Comprendía que las tradiciones de nuestros antepasados eran importantes y se debían cumplir, pero no permitiría que le hablaran a Sakura de esa manera. Mucho menos mi ella.
—No fue mi intención ofenderlos. —El tono calmado de Sakura llamó mi atención, por un momento llegué a pensar que se reprimiría ante la situación y sería mi turno de defender nuestra posición—, Shaoran y yo hemos mantenido esta relación por mucho tiempo, no quisiera que nuestras decisiones afectaran a su familia.
—Los tiempos han cambiado. —Meiling intervino a favor de nosotros—. ¡Ya no vivimos en la dinastía Ming, madre! —Tío Bohai miraba divertido la escena entre su amada esposa y su tierna princesa.
—Ella tiene razón, cielo —habló mi tío—. Los jóvenes de hoy en día tienen pensamientos muy diferentes a los nuestros y debemos aceptarlos.
—Shaoran ha demostrado ser un hombre con valores y principios intachables —el señor Fujitaka se unió a mi tío—. Así que estamos de acuerdo en la decisión que han tomado.
La ayuda de mi suegro y tío Bohai me reconfortó. Miré en dirección al hombre el cual admiraba después de mi padre, su mirada de orgullo me recibió y con un simple movimiento de su cabeza me confirmó su apoyo.
—Para nosotras no fue sencillo crecer en esta familia —expresó Fanren, mis demás hermanas asintieron—. Estoy segura de que ambos lograrán grandes cosas cuando tomen el liderazgo del clan.
—No entiendo qué seguimos haciendo en este lugar. —La interrupción de Touya era algo más que me temía, era razonable que reaccionara de esa manera, mi tía había ofendido a su preciada hermana. No debía de sorprenderme si en estos momentos deseaba acabar conmigo por exponer a Sakura de esa manera—. Es obvio que a la tía del mocoso no le agrada la idea de que mi hermana pertenezca a esta familia. ¡Yo me largo!
—¡Touya! —exclamó la señora Nadeshiko en un intento por detener a su hijo—. No digas esas cosas, esta es una decisión que ellos han tomado y no debemos intervenir.
—Eso lo tengo claro, por eso me voy —Touya le regaló una última mirada a Sakura antes de salir de la sala, los ojos de mi amada empezaron a entristecerse. Necesitaba actuar rápido, no había planeado este momento para que la hicieran sufrir y no iba a tolerar que alguien abandonara esta casa sin una solución aceptable.
—No permitiré que mi prometida sea menospreciada —declaré, mis palabras tuvieron el efecto que deseaba, Touya se detuvo frente a la puerta sin girarse—. Acepté regresar a Hong Kong para estudiar lo que el clan deseaba y empezar el proceso de preparación para asumir el mando cuando estuviera listo, en el camino sacrifiqué muchas cosas accediendo a sus órdenes, si no comprenden lo que deseo vivir con Sakura… puedo entender que la celebración se ha terminado y espero que mi nueva familia me acepte como uno de ellos.
—¿Estás hablando en serio? —preguntó mi tía molesta, retando con su mirada en dirección de mi prometida y después a mí.
—Nunca he bromeado, tía —respondí encarándola, de todo lo que estaba escuchando me dolía que fuera ella y no mi madre la que reaccionara de esa forma—. Amo a Sakura con toda mi alma y en todo este tiempo, me ha demostrado que es la única mujer capaz de cobijar a todos los miembros del Clan Li como parte de su familia, ha sido paciente y me ha esperado sin reclamos por más de cuatro años, podría jurar que ella sacrificaría su comodidad por seguirme hasta el fin del mundo. Si no eres capaz de ver esas cosas, no creo que entiendas lo que significa para nosotros la decisión que hemos tomado —observé por el rabillo de mi ojo que Touya ya no nos daba la espalda, en silencio se había acercado a nosotros y sonreía de brazos cruzados, las palabras que salieron de mis labios eran genuinas, no porque buscara su aprobación.
—Mi intención no es crear división entre ustedes y Shaoran —Sakura aprovechó el momento, había dejado la sala en total silencio, esperaba que aceptaran lo que ambos deseábamos porque no dudaría en cometer la locura más grande de mi vida… escapar con ella—. Lo amo tanto que soy capaz de hacer cualquier cosa que él me pida y deseo que ustedes también compartan la dicha que los dos sentimos, sé que me hace falta mucho camino por recorrer para ser una digna representante, pero creo que podemos lograrlo con el tiempo que queremos darnos antes del matrimonio. Nada me gustaría más que ustedes —Sakura se dirigió a mi madre y a mi tía—, en compañía de Meiling y las hermanas de Shaoran me enseñaran todo lo que una Li debe de saber y hacer para ser digna de pertenecer a su familia.
Meiling sonreía ante las palabras de Sakura, tío Bohai miraba con orgullo a mi prometida, el brillo en sus ojos que siempre destinaba hacia mi prima ahora era dirigido hacia Sakura. Aunque mi tía no estaba convencida por todo lo dicho, suspiró en señal de derrota al ver a mi madre asentir con orgullo.
—En ese caso —mi madre se acercó a nosotros de la mano de mi padre—, nos alegra de corazón que decidan unir sus vidas en el momento adecuado. —Ambos nos felicitaron entre besos y abrazos.
Percibí como Tomoyo, Eriol y Meiling distribuían copas de vino a cada uno de los presentes.
—¡Propongo un brindis! —mi padre habló después, mientras le entregaba una copa a mi madre y nos acercaba las correspondientes nosotros—. ¡Por los futuros señores Li!
Al terminar el brindis, mi cuñado se acercó junto con su novio para darnos sus buenos deseos. Por parte de Yukito recibimos un cálido abrazo, mientras que Touya… él había aceptado nuestro compromiso, a su manera.
—Deseo de corazón que les vaya bien, de ahora en adelante tu prioridad será Sakura y espero que la sigas defendiendo ante todos —habló Touya, buscando las palabras correctas—. Cuida de ella, mocoso —dijo mientras me tendía su mano, al estrecharla Kinomoto la apretó con más fuerza de la necesaria y me miró esperando mi respuesta.
—Con mi vida —afirmé seriamente. El agarre de mi cuñado poco a poco se fue suavizando hasta que una ligera sonrisa apareció en su rostro. Sakura y Yukito miraban la escena con ojos emocionados, mi novia intentaba contener las lágrimas que amenazaban con salir en cualquier momento, le ofrecí un pañuelo que ella tomó enseguida para limpiar con delicadeza sus hermosos ojos.
Con cuidado abracé su cintura, ella correspondió llevando sus manos a mi cuello, acerqué mi frente a la suya y mirándola a los ojos le expresé lo tanto que la amaba.
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El ambiente tenso había desaparecido para dar paso a una amena conversación. Wei fue quien propuso que pasaramos a la sala para disfrutar un té y otras delicias que habían preparado en la cocina.
Todas las mujeres de la familia se habían agrupado alrededor de una mesa de roble, vestida con un mantel blanco impoluto y una fina tetera de porcelana con decorados rojos y dorados, acompañada de su juego de tazas. De tanto en tanto, su conversación se volvía tan ruidosa que debíamos pedirles silencio entre risas, ya que era imposible escucharnos a nosotros mismos.
Las responsables del alboroto, por supuesto, eran mis hermanas, Meiling y Tomoyo, que no paraban de organizar y planificar lo que sería la decoración de nuestro departamento, boda y luna de miel, como si de verdad fuéramos a realizar sólo una de todas sus ideas alocadas.
Había cruzado miradas con Sakura un par de veces, y siempre me devolvía tímidas sonrisas antes de enfocarse nuevamente en su conversación con Nadeshiko, Sonomi, mi tía y mi madre, que parecía ser mucho más centrada y correcta que la jarana juvenil junto a ellas. Apostaba que moría por sumarse, aunque sea para reírse, al equipo más joven. Tal vez sólo por complacer a las mujeres Li optó por quedarse con ellas, hablando de negocios y otros temas que esperaban fueran nuestras conversaciones en un futuro cercano.
En los sillones donde los hombres estábamos acomodados, la conversación se basaba en lo mismo: los viajes de Fujitaka, las últimas novedades médicas traídas por Touya y Yukito, y el magnífico crecimiento de Corporaciones Li por el continente asiático explicado por tío Bohai y mi padre. Afortunadamente no quedaba atrás en ningún comentario, ya que todos los temas me apasionaban, por lo que sorprendía por igual a mi padre y a mi suegro. Hasta Touya me había dirigido la palabra, de manera pacífica, en más de tres ocasiones. Ese era prácticamente un récord en toda mi vida.
El destello caramelo de Sakura moviéndose en la mesa contigua llamó mi atención y decidí observar unos segundos más. Hablaba susurros y tapándose la boca con Meiling, los dioses sabrían de qué, porque mi prima no paraba de señalar en varias direcciones y Sakura parecía asentir sin entender en realidad lo que la de ojos carmesí indicaba.
—¿Verdad, Xiaolang? —escuché repentinamente, regresando la vista algo sonrojado a mi padre que me miraba fijamente esperando mi respuesta. Junto a él, tío Bohai tenía un destello divertido en sus ojos color escarlata. Quise adelantarme a su comentario, pero era demasiado lento cuando me pescaban infraganti.
—Mi querido sobrino lejos de escuchar tu aburrida perorata de lo prometedor que se ve el mercado occidental para nuestros negocios, Hien —exclamó mi tío con burla—, se encontraba analizando el pulular de su prometida entre las sillas de la mesa.
Carraspeé para disimular un poco la vergüenza, y miré a mi progenitor con algo de culpa.
—Lo siento, padre —me disculpé—. Creo, sin embargo, que sería un excelente tema de conversación con la señora Daidouji. Su empresa de tecnología ya tiene algunos contratos con distribuidores americanos y podemos obtener información para encontrar más fácilmente un mercado objetivo para nosotros.
—¡Ja! —exclamó mi padre— ¿Ves, Bohai? Es un Li de pura cepa. De todas formas… ¿Cómo sabías tú hacia donde estaba mirando Xiaolang?
—Bueno —dijo tío, acomodándose en su asiento—, es que Meiling había dejado de gritar, y quería saber que había provocado tal milagro.
El lugar estalló en risas masculinas y antes que pudiéramos continuar con la conversación se oyó detrás de mí una hermosa voz, la que era motivo de mi dicha.
—Disculpen la interrupción, señores. —Nuestra conversación pasó a ser irrelevante cuando ella se hizo notar—. ¿Me permiten conversar un segundo con Xiaolang? —dijo en un chino excelente. Se notaba que estaba practicando.
—Llévatelo, Yingfa —respondió mi padre—. Se estaba cansando de hablar de negocios.
Procedí a ponerme de pie, haciendo una leve reverencia a mis acompañantes, mientras Sakura agradecía.
—Espero que no estén camino a la habitación —comentó tío Bohai en chino, haciendo que Sakura no entendiera bien lo que decía, pero si mi padre que no contuvo la carcajada.
—Yo también hablo perfecto en chino —acotó Fujitaka en ese idioma, haciendo que se me calentaran las orejas por la pena, y que mis parientes rieran como locos, mientras Touya exigía una explicación de la conversación que se estaba perdiendo.
Avanzamos al pasillo con rapidez, y ante la interrogante en el gesto de mi hermosa prometida le pedí que no se preocupara.
—¡Shaoran, espera! ¿Dónde me llevas? Voy a perderme —reclamó.
—Lejos de todo ese alboroto —repliqué— ¿Qué querías decirme?
—Quiero darte algo —dijo deteniendo nuestro avance. Me giré para mirarla a los ojos, y vi en ellos ese amor inmenso que nos teníamos, tan imposible de disimular que seguro ya la miraba con cara de tonto—. Pero está escondido en un cuarto.
—¿Escondido? ¿Por qué?— interrogué.
—Porque no podía tenerlo aquí conmigo en la comida. Pero ahora que avanzamos ya no recuerdo bien las indicaciones de Mei. —respondió con un dedo en su barbilla, reí a causa de su natural despiste.
—Dime en qué habitación está y yo te guío —sugerí en voz baja, abrazándola para acercarla un poco a mí.
—Es que no lo sé, le pedí a Mei que lo guardara —dijo entre risas debido a que le estaba haciendo cosquillas con la nariz en el cuello. Aunque me detuve al oírla.
—Entonces sé perfectamente dónde está —dije comenzando a avanzar.
Subimos las escaleras principales, doblamos a la izquierda y en la segunda puerta del lado derecho, se encontraba mi habitación. Sakura se sonrojó al ver el paquete con el gran moño sobre mi cama y yo le dediqué una sonrisa pícara. Mi prima era muy predecible.
—No te preocupes en explicar —le dije—, Mei es terrible. Sólo espero que nadie nos descubra aquí o pensaran mal. —Miré nuevamente el paquete rectangular sobre la cama—. No tenías que comprarme nada, lo sabes, ¿verdad? Ya me hiciste muchos presentes. El más importante, mudarte conmigo y aceptar ser la señora Li algún día.
—Lo sé —dijo mirando a un lado, con las mejillas aún encendidas—. Pero una vez leí en una revista que se acostumbra a hacer un regalo al novio para responder al compromiso… En realidad lo más acostumbrado es un reloj. Pero —Sakura se abrazó a mi pecho escondiendo su rostro—, tú tienes muchos.
—¿Entonces, qué es? —consulté peinando suavemente su cabello con los dedos—. Ese paquete es algo grande para ser un collar.
—¿Por qué mejor no lo abres? —respondió, mirándome desde abajo con una sonrisa traviesa—. Es tuyo, y estoy segura que va a gustarte.
Animado por su confianza, me separé de ella para acercarme al paquete. Rasgué el papel pero solo encontré lo que parecía un estuche negro, muy delicado, que no me daba ninguna pista de lo que había en su interior.
—No es de esas bromas dónde se abren cajas cada vez más pequeñas, ¿cierto? —pregunté divertido.
—¡Ábrelo ya, Shaoran!— me regañó nerviosa.
Decidido a acabar con su nerviosismo separé con delicadeza la tapa para encontrarme nuevamente con un estuche, pero esta vez sabía a todas luces lo que tenía dentro.
La funda labrada era de bronce sin dudas, el diseño era antiguo de un dragón y un león luchando. Recorrí con mis dedos la magnífica pieza sin creer del todo que Sakura hubiera encontrado algo así.
Levanté el arma para retirar la funda con cuidado, descubriendo una perfecta espada Jian, de hoja recta, doble filo, de una perfecta aleación de bronce y hierro. Por el perfecto estado de la hoja supuse que era posterior a la Dinastía Qin, cuando comenzó a utilizarse el óxido de cromo como anticorrosivo. La hoja de aproximadamente ochenta centímetros se conectaba con la empuñadura de palo de rosa, y un cordón rojo colgaba en el final con un amuleto esférico completamente negro.
—Por todos los dioses, Sakura —dije sin aire, mirándola sin poder creérmelo. Ella lucía su mejor cara de satisfacción, si quería sorprenderme, lo había logrado.
—Parece que acerté con el obsequio. Lo encontré en una tienda de antigüedades —dijo acariciando la funda olvidada en el estuche—, y con lo que amas las artes marciales me pareció un regalo justo para tí
—Cariño, estás loca esto es demasiado —dije guardando la espada y colocando todo el paquete en un escritorio.
—Shaoran Li, nada es demasiado para mi prometido.
Sin dudar me acerqué hasta la puerta de mi habitación, miré por el pasillo: vacío. Observé mi celular y luego de dos segundos cerré la puerta y le eché llave.
—¿Qué haces? Van a matarnos, si nos encuentran encerrados —reclamó nerviosa.
—No te preocupes, Sakura Kinomoto —dije atrapándola en mis brazos—. Necesito sólo cinco minutos para agradecerte por la espada a tí, y a los dioses por bendecirme contigo.
Sólo esperaba que Eriol fuera honesto con eso de: "Tu padre encontró la comida que se llevaba Bohai, tienes diez minutos"
Fin
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Notas de la señorita organizadora:
¿Este es el fin? Con todo lo acontecido en estos 14 días tomando en cuenta el 30 de junio, yo creo que no. Algunos de estos capítulos nos dejaron pequeñas pinceladas de lo que fue en las vidas de todos nuestros personajes y sin duda alguna merecemos saber más sobre ellos. ¡Se vale motivar a nuestras bellas y talentosas Okami Fickers para que pronto nos den una parte más de tan interesantes relatos.
Decir que estoy agradecida se queda corto, estoy orgullosa y emocionada también por el resultado de esta hermosa colaboración con la cual hoy celebramos el cumpleaños de tan amado personaje como lo es, Shaoran Li.
Quiero agradecer a cada una de ustedes que atentamente dejaron sus comentarios y votos, estos han sido la motivación que necesitábamos para llegar a este momento.
A Maii Alfonzo: le agradezco su guía oportuna en cosas que yo no había notado y que desde el año pasado ha tomado un rol muy participativo en las colaboraciones. Vamos por más, amiga. Tu motivación y experiencia han hecho de este trabajo totalmente divertido.
Rozyoh: En primer lugar, ¡feliz aniversario! Recuerdo que un día como hoy te diste a conocer con uno de los shots más hermosos y apasionados que compartimos ese día. Gracias por la maravillosa entrega al escribir tus capítulos, sin duda alguna le diste el toque original a la historia.
LizSaranjeiP: ¡Feliz aniversario! También un día como hoy empezaste a deleitarnos con tus románticos relatos y en esta ocasión tomaste un reto muy grande, escribir desde la perspectiva de un personaje que tiene tanto que decir, pero que siempre lo andan callando.
Daria_desu: La novedad de esta colaboración. De ser sencillas y tiernas notas, pasaste a ser la voz de tan valiosa mujer para todo el fandom. Tu reto fue enorme y lo has superado con grandes resultados. ¡Felicidades! El fandom espera leer algo más de tu imaginación muy pronto.
Y por último y por eso no menos importante Danytta: Mi hermana gemela separada al nacer. Gracias por tus consejos y por compartir tus experiencias con nosotras, yo ya las conocía pero escucharlas una vez más me reafirma lo valioso que ha sido contar con tu participación en el proyecto. Gracias también por darle el glamour y de la suspicacia a la historia con nuestra reina del fanservice Tomoyo. Sin duda alguna el personaje te cayó anillo al dedo.
Y a ustedes, estimadas y estimados lectores (por si algún caballero nos lee) primero les cuento que este epílogo fue escrito por todas las que participamos en la colaboración. ¿Qué parte escribió cada una? Suerte adivinando.
Reitero una vez más nuestro agradecimiento y espero estén pendientes de nuestros trabajos individuales y de las futuras colaboraciones de las que pronto estaré haciendo anuncio. La imaginación no tiene límites, como nuestro deseo de seguir escribiendo para los personajes que nos hicieron feliz en la infancia y adolescencia.
Se despide de ustedes: Lady Isabella/Wonder Grinch.
