-2019-
Brasil:
— ¡Ahhhh me duele todo! — Estornudos iban y venían — Ahh... Se me va a salir el cerebro por la nariz— toma un pañuelo de la caja y se limpia la nariz, mientras tiene los ojos llorosos — Que eres malo, ni a semifinales llegaste.
— Andaaaá — El uruguayo levantó las manos al cielo en señal de molestia — Tu muy lejos no vas a llegar.
— si, si. Lo que sea — La chilena le restó importancia y se tomó el pecho — Argentina va a estar de cumpleaños pronto... *Cof *cof...
— Yh, yo me preocuparía por ti, eh — El uruguayo puso dos dedos en en su cuello — Tenés fiebre chilenita. Espero que no sea contagioso bo'...
— Ah cagón, si es alergia nomás — Se volvió a limpiar la nariz ¿Y si no era alergia? — Quizás un resfriado chiquitito. Y ya, por último te pago los remedios, que te vai a quejar...
— Mejor duerme — El uruguayo le puso una manta encima, hasta la cara — Yo te aviso quién gana.
— Vale, gracias, besitos — Le lanzó unos besitos adorables y cayó dormida.
Argentina le ganó a Chile, y así quedó en el tercer lugar. Chile quedó cuarta, como en el primer campeonato.
— ¡¿Por qué tengo que jugar con Chile todo el tiempo?! La p*ta que me parió, otra vez no gano la copa, la concha de la lora — Argentina se daba ánimos solo — Esta no, Brazuca, esta no, en Colombia nos vemos las caras.
— Oiga causa ¿Por qué no me anima un poquito aunque sea? — Perú tenía su camiseta y sus banderines — Son de mis mejores seleccionados, incluso podrían ganarle a Brasil...
Ah... Esos ojos brillando en esperanza, Argentina estaba entre romper esas esperanzas cruelmente con un golpe de realidad o simplemente hacerse el ciego. Finalmente, su lado amigable tomó el banderín de Perú y lo flameó sin muchos ánimos, pero, Perú se sintió honrado.
— Si, viva Perú, viva — Decía Argentina, apesadumbrado...
No tendría que estar en el estadio, apoyando a Perú en la final de la copa América ¡Esta se supone que debía ser su noche! Por otro lado, trolear a Brasil siempre era sustancioso.
— ¡VAMOS PERÚ! Tú puedes jajajajajaja — Se alegró mucho por alguna razón y siguió feliz.
En Perú. Esperando el regreso del subcampeón con una fiesta de bienvenida.
— ¿Seguros que no falta algo? — Bolivia revisaba otra vez, los aperitivos sobre la mesa, contando las empanadas del plató.
— Comida... — Venezuela solo miró con ansiedad la mesa llena de ricos platillos.
Colombia y Ecuador conversaban sobre política, a falta de logros futbolísticos, no quedaba de otra que perseguir objetivos económicos.
— Chama, yo quería que viniera Australia — Ecuador suspiró — Hemos hablado sobre invitarlo antes, pero se arma el merequetengue con México.
— Mira niño que te vas para otro lado — Colombia sabía preparar su mejor café, y lo ofreció al joven — México es un invitado histórico.
— Solemne pues, pero se quedaron fuera, por su Copa de Oro — Ecuador frunció el ceño — El australiano es conservacionista, me podría dar consejos gratis, usted sabe que ando shiro.
— Todos somos pobres — Colombia suspiró.
— ¡Soy el que tiene a los barcos chinos en la puerta de su casa! — Ecuador se preocupó más y miró a Colombia — Ayúdeme pues, no sea malita.
— Estatiza... Estatiza todo — Una voz que parecía provenir de todos lados, inundó la habitación, hasta que se dieron cuenta que era Venezuela hablando entre dientes — Si quieres tener una vida tranquila, Estatiza hermano.
— Oiga Colombia ¿Venezuela siempre dio tanto miedo? — Bolivia susurró en la oreja de la morena.
— No lo sé — Le susurró Colombia a Bolivia.
— ¿Por qué siento que se nos olvida algo? — Ecuador tomó a la tortuguita y le sonrió.
Mientras tanto, a las afueras del aeropuerto internacional, Perú estaba algo decaído, no había ganado, pero era un logro, incluso llegó más lejos que Argentina, eso era para recordar ¿Quizás fue cruel por invitarlo a ver la final? Nah, Si Argentina era su amigo.
Un taxi se detuvo frente a él, y cuando la puerta se abrió, en el interior estaba cool llama.
— ¡Amigo, al final sí vino por mi! — La llama solo se quejó — ¿Se pusieron a hacer una fiesta? Ah... Por eso Bolivia no vino a buscarme, tuvo que haberse olvidado ¡Pero siempre puedo contar con usted Cool Llama!
Se subió al taxi y partieron a su casa; después de todo, solo quería comer algo y levantar su ánimo ¡Cocinando para otros de ser necesario!
-1916. Campeonato Sudamericano de Selecciones-
— Con los cuatro reunidos, podremos dar comienzo a esta solemne ocasión — Dijo a la prensa, mientras les tomaban fotografías — Mis apreciados vecinos están hoy aquí como muestra de compañerismo y pasión. Pues al finalizar este torneo, solo quedará la pasión por el fútbol, gracias.
Sonrió a la cámara nuevamente, y luego se giró a sus "queridos" vecinos. El primero en actuar, fue Brasil, que saludó a todos, llamando la atención en su elegante, segura y confiable caminata. Así, los ojos se dirigieron a él, mientras Uruguay guiaba del brazo a una estirada y femenina chilena. Tenía un paso elegante y mujeril, algunas cámaras se enfocaban en ella, que era la única nación femenina en el cono sur, su ropa, su sombrero, el hermoso vestido hecho a mano, y las joyas, todo en ella era comentado, incluso el labial carmín, solo sonrió suave y refrescante, afirmándose del brazo de Uruguay.
Que nadie se entere que apenas puede pararse por lo ebria que va, que viajando en tren bebió varias margaritas, que los otros tres lo saben perfectamente y que Uruguay la lleva del brazo exactamente por lo mismo. Incluso si no pudiera pararse de ebria, inventaría una excusa para ser llevada en brazos por un guardaespaldas, de ser necesario. Argentina previó que eso sucedería, así que solo actuó con naturalidad, incluso él estaba ansioso. Había hecho preparaciones para sus vecinos, y se había esforzado especialmente en la riqueza arquitectónica del Hotel y la belleza del amoblado.
— Hermano, chilena — Sonrió, tendiendo un brazo a su vecina.
— Que elegancia... — Dijo ella, conteniendo el hipo.
Entonces, los hermanos rioplatenses guiaron a la única mujer del grupo hacia el interior del hotel, mientras Brasil se lucía como un soltero codiciado, guapo, exótico y atrayente.
Cuando las puertas se cerraron, las sonrisas se apagaron poco a poco, hasta llegar a un salón de espera, cerrado a los importante miembros de las delegaciones.
— Por acá ¿Necesitás que llamemos a alguien? — Argentina levantó una ceja.
— Mi niñera jajaja Asistente personal... No me siento bien... — La chilena de tapaba la boca con un blanco pañuelo.
Uruguay la ayudó a sentarse en un sillón, y sintió cierta simpatía; a veces él también se pasaba con los copas; pero, Francia le había enseñado a beber con moderación en una de las cenas que había tenido allá en la Galia.
Por otro lado, Argentina sentía algo de nervios... Claramente, Brasil había hecho hasta lo imposible para robarse los enormes reflectores de las cámaras, lucía como un ganador, algo le molestaba. Pero más le molestaba el hecho de Chile haber bebido inmediatamente antes de presentarse a la sociedad argentina y a la prensa del mundo entero... Sabía que podía actuar bien, no defraudaba con ese atuendo de blanca pureza, sin embargo, no creía que la imagen de la mujer debiera ser la de una borracha que puede vomitar en cualquier momento, era el siglo XX, pero aún había una herencia fuerte del siglo anterior.
Después que Uruguay volviera con una mujer de mediana edad, ayudó a Chile a llegar al baño. Argentina agradecía que su hermano era similar a él, aunque en parte, había pequeñas dudas en su interior ¿Qué tan parecidos eran realmente? No tanto ¿Verdad? Él destacaba, tenía qué.
— Eh, Argentina, cambia la cara, estás de cumpleaños — Uruguay sonrió — Parecés nervioso a la vista ¿Te sentís bien?
— Sí, sí... — Restó importancia y sonrió a ambos — Aunque si alguno trae otra sorpresita, me lo podrían ir diciendo de antemano, viste... Para saber con qué lidiar al menos. Vos no sabés el susto que pasé cuando vi que de ebria, apenas me reconocía...
— Ahh... Jajajaja Sí... — Uruguay parpadeó un poco — Bueno... Cuando la encontré en el puerto, la chilena estaba bebiendo jerez...
— ¿El puerto? — Argentina le miró de nuevo — ¿El puerto decís? Pero si la chilena llegó en tren.
Algo olía mal, y esperaba que Chile no se convirtiera en un dolor de cabeza para los otros tres países, pero, algo ocultaba.
— Eh, vamos... Que estamos aquí por fútbol — Brasil les llamó la atención de inmediato — Venimos a ver jugar a nuestras selecciones oficiales...
— Tengo un buen presentimiento — Dijo Uruguay, mientras se tocaba el pecho y brillitos escapaban de su mirada.
Argentina solo suspiró algo rendido, estos nunca iban a cambiar, tuvo un pequeño dolor de cabeza al ver volver a Chile, con una petaca de plata entre las manos, seguramente... Seguiría bebiendo hasta que las velas no ardieran más.
— ...Feliz cumpleaños a mi — Dijo para si, viéndose responsable de tamaño evento jamás visto.
Posteriormente, el equipaje llegó en los carruajes de servicio, tal cuál Uruguay había ordenado. Primeramente no quiso separarse de su equipaje, pero Chile lo cuasi secuestró, y vio, que era de mala educación no acompañar a una mujer. Claro, estaba algo mal visto dejarla sola, así que solo la acompañó hasta el hotel.
Finalmente Argentina comenzó a marcharse, mucho menos apesadumbrado, después de todo, era la celebración de su cumpleaños ¿Qué podía salir mal?
Era primero de Julio de 1916, toda la Argentina estaba de fiesta nacional, no se escatimó en detalles, y las ferias se organizaban por todos lados. Martín, Argentina, andaba volando por todos lados ¡Era su fiesta de cumpleaños! Era, su maldito centenario, y no porque los cavernícolas del viejo mundo decidieran pelear, él iba a dejar de celebrarse... Aunque, si querían seguir peleando, igual, él no se oponía. La guerra era un buen negocio.
Brasil lo acompañó a las ferias agrícolas, a las que fue un invitado de honor y se quedó como espectador; Argentina se fue casi volando a recoger a Uruguay, para que le acompañara a las inauguraciones de ciertos eventos educativos, por increíble que pareciera, Uruguay pareció interesado y sin duda parecía divertirse, antes que se diera cuenta, Argentina se había ido, pero supuso que estaba ocupadísimo. Ciertamente, en ese mismo momento estaba celebrando la apertura de la feria del libro con Chile.
Pocas horas después pudieron reagruparse, esta vez ante los periodistas y las decenas de cámaras aparatosas que ocupaban toda la habitación. Fue la rueda de prensa de fútbol, donde intercambiaron opiniones y pensamientos, básicamente, Argentina y Uruguay hablando con Brasil, y a Chile le preguntaban sobre sus esperanzas de fútbol, porque obviamente, una mujer no sabe mucho de fútbol, pero se alegra de los resultados, sobre todo, porque no era precisamente la favorita, no, a veces eran demasiados explícitos al preguntarle si ella pensaba que iba a ganar Argentina o Uruguay. Y esa sonrisa, fría como los témpanos sureños, y el aire de la corriente de Humboldt estaba helando todo.
...Argentina pensaba que cada respuesta de la chilena, era precedida por un sorbo de agua fría de parte de su vecina ¿Saben a lo que se enfrentan, por enojar a Chile? El rioplatense cada vez lucia más preocupado, Brasil tenía una horrible y macabra sonrisa, su posición nunca había sido tan definida, le pronosticaban pelear el tercer puesto.
Al final, el hotel les recibió una vez más. En esta ocasión, todos se fueron a sus habitaciones y vieron anochecer por los ventanales, incluso por los grandes balcones.
La República Oriental suspiró al verse hospedado en una habitación para él solo, sin interrupciones, mientras tanto, sus asistentes se quedaban en las demás habitaciones del piso. A todos les sucedió lo mismo, Argentina les dijo que cada uno tendría un piso, siendo el más bajo, el de Chile, pues necesitaba ahorrar tiempo. Uruguay quedaba entre ella y Brasil. Argentina no necesitaba hospedarse allí, y eso le causaba algo de incomodidad ¿Estaría bien dejarlos solos? Brasil respondió a sus dudas con una risa burlona, recordándole, que ellos también eran países, y que llevaban el honor de sus naciones sobre sus hombros. Significaba que no importa lo que quisieran hacer, debían comportarse a la altura de las circunstancias, teniendo en cuenta que estaba lleno de periodistas. Argentina suspiró, Brasil parecía tan elocuente, que le convenció a medias para marcharse tranquilo.
Uruguay salió al balcón, con bastante frío, a fumar un poco, estaba acostumbrado al trabajo duro, así que solo se dejó caer en una silla de por ahí. Hacía un frío endemoniado, pero prefería ver las estrellas de la planicie del río ¿Cómo podía Argentina crecer tan rápido? ¿No era genial? Hasta Chile lo notó, y Brasil... Brasil se hacía el desentendido, pero miraba todo de reojo. Al principio le costó aceptar la idea de tener que estar con Brasil... Pero luego solo se dijo a sí mismo que debía madurar, aceptar y soltar, eso es lo que hacían los países. Además, su hermano estaba de cumpleaños ¿No era una razón más potente?
— Ojalá salga campeón — Dijo para si mismo, sonriendo.
— Ojalá, salgas campeón — Respondió una voz, se asustó un poco y se sentó en la silla, alerta.
— Eh ¿Sos un fantasma? — Frunció el ceño — Déjame decirte, que no te tengo miedo.—
— Sí... Soy el fantasma de lo que fuí — Dijo, riendo un poco — ¿Y que importa? Jajajajaja.—
Uruguay comprendió de inmediato, que la voz era de su par femenina, y estaba un piso abajo, es decir ¿Estaba justo debajo? Se levantó y se inclinó, pudo verla, con medio cuerpo colgando en el aire.
— ¿Crees que estoy siendo irracional? — Sonrió, con las mejillas sonrojadas, mientras su cabeza, sus brazos y su torso, colgaban del barandal — Oye, Uruguay... Amo a Argentina, realmente, realmente mucho.—
— ¿Bien? — ¿Qué más podía decir? La chilena dejó de balancearse y estiró los brazos hacia él.
— Te amo también — Sonrió — Y a Brasil, y a todos. En realidad, pero, tú sabes lo que sucede cuando te descubren, cuando muestras debilidad... Entonces tienes que ganar, Uruguay, no hay posibilidad de perder.
— Eh, chilena... ¿Bebiste algo?—
— Sí... Algo... Borgoña, tal vez navegado — ¿Qué alcohol del diablo era ese "navegado"?
— Vete a dormir... Mañana hay cosas que hacer desde temprano — Uruguay suspiró, despidiéndose — Buenas Noches.—
No escuchó respuesta, así que solo se fue, se lavó la boca y los dientes, y luego se fue a dormir, era cómodo, así que durmió de inmediato. Los ruidos en la habitación de abajo le fueron completamente ajenos.
— ...Te dije que no se daría cuenta — Dijo la voz masculina, susurrando.
— Lo sé — Suspiró ella — Volvamos adentro, hace algo de frío.—
¿Y cómo no? Vestía un camisón con escote de bote, sus brazos estaban descubiertos, y tenía una cinta color durazno bajo el busto. Su cabello negro algo largo torcido en las puntas, por el peinado recogido, enmarcaba su juvenil rostro.
— Será un buen regalo de cumpleaños, lo prometo...—
— Sería mejor, que Argentina nunca se enterará — Sonrió con las mejillas sonrojadas, quiso llevarse el vaso a los labios, pero él se lo impidió.
— Eres más fuerte de lo que crees — Puso su gran palma abierta en su rostro — No necesitas de "ésto", lo prometo.—
Brasil por su parte, estaba con sus empleados repasando la agenda. Fue el único que estaba trabajando a full ¿Quién lo diría?
Al día siguiente, Argentina fue a buscarlos al hotel, pero su par femenina estaba fuera de juego, como le habían dicho. El ríoplatense solo suspiró, algo molesto, pero había previsto ésto, así que solo se hizo a la idea.
— Violetita... — Golpeó la puerta nuevamente, y la dama de mediana edad a su lado negó con la cabeza, marchándose — Flaca... Soy yo — Otra vez no hubo respuesta — ¿Puedo pasar? —
El silencio se hizo completo ¡Argentina odiaba tener que entrar por la fuerza! Por eso movió el pomo, pero estaba abierto, así que entró lentamente, haciendo un poco de ruido, porque si ella estaba en algo privado, como maquillarse, él no quería interrumpirla. Pero el resultado fue peor de lo que esperó; ella sola estaba ahí, ya vestida.
— La virgen en el cielo... Sos hermosa — La elogió.
— Gracias, estaba arreglando algunos detalles de éste abrigo, perdón por no contestar antes ¿Nos vamos? —
Argentina tuvo un pequeño presentimiento, pero ella se puso el abrigo, tomó un bolsito de mano y lo tomó de inmediato del brazo, con un manguito colgando ¿No era algo apresurado, estaba ocultando algo en su habitación? No lo supo, de pronto vio sus labios carmín muy cerca... Un beso en la mejilla, muy cerca de la boca ¡Por supuesto que sus pensamientos volaron demasiado lejos como para preocuparse de otra cosa! O como para darse cuenta que había otro integrante en esa habitación.
— No te había saludado hoy...— Remató ella, Argentina solo asintió, cerrando la puerta tras de sí.
Lunes 2 de julio de 1916, el Estadio más avanzado y capacitado de toda América, el de Gimnasia y Esgrima de Buenos Aires, estaba lleno de espectadores que estaban allí para ver las celebraciones de Buenos Aires. Claramente se abrió con algunas grandes entradas, como la aparición de las naciones invitadas. En especial Argentina, la segunda favorita, que esta vez jugaba en suelo nacional y que sin duda alguna se batía mano a mano con la mejor selección de Sudamérica, su hermano de nacimiento: Uruguay.
Sin embargo, no fue Argentina quién abrió las celebraciones, sí fue Uruguay, y a la dama sureña que traía del brazo. No parecía muy interesada, aunque en el fondo, él sabía que la chilena si tenía interés. Sobre todo cuándo se soltó de su brazo y se sentó al lado de Uruguay, a dos asientos de él. Brasil, riendo divertido, se sentó con malicia a su lado, haciéndose el desentendido.
¿Habría dudado alguien, que el primer partido de un campeonato sudamericano, lo ganaría Uruguay? Y que la perdedora, cien años después, podría rememorar ese día levantando un trofeo... No, nadie lo sabía. Esa tarde, Uruguay goleó a Chile 4 a 0, obteniendo dos puntos inmediatamente, y pasando a la delantera inmediata, más que los otros tres.
Nadie se había complicado la vida para mover piezas diferentes, ya que en su forma de ser, decidieron que el torneo sería por puntos, y con la modalidad de todos contra todos. Nadie se opuso.
— ¿Debo, al menos, invitarte un café? — Le preguntó la chilena a su lado, su parpadeo lento llamó la atención de la república oriental — Jjajajaja El perdedor no tiene derecho a replica ¿Verdad? —
— ¿Vos me querés invitar? — El uruguayo sonrió, acomodándose en su asiento, mirándola más de cerca con una sonrisa.
— ¡Por supuesto! Ganaste ¿Verdad? —
— ¿Y si me invitás a otra cosa? — El uruguayo rozó su brazo cubierto por el manguito.
— ¿Y si me invitás a mi también? Estoy de cumpleaños ¿Sabés? — Argentina, desde el otro extremo interrumpió.
— Eu também! — Brasil sonrió.
— ¡Eso sería hermoso! Vamos todos juntos entonces — Chile sonrió — Entonces... Argentina ¿Conoces un buen lugar?—
— ¿Enserio me preguntás? Dejámelo todo linda — Nótese el adjetivo — Hay un café al que siempre voy, es un poco antiguo ¿Escuchaste una vez del "Café Tortoni"?
— ¿No es ese edificio que queda en la Avenida de Mayo? Hablás todo el tiempo de tus bellezas Martu — Uruguay hizo un gesto con la mano, demostrando lo repetitivo que podía ser.
— Eu quero ir! Brasil quer ir— Brasil levantó la mano.
— Chile también quiere ir — Levantó la mano.
— ¡Y Argentina! — También levantó la mano, feliz. Y Miró a Uruguay con mucha confianza.
— ¡Bien! — El rubio cenizo con lentes metálicos levantó la mano — Y Uruguay...—
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3
Perdón a todos por la demora, incluso pensaron que era un solo capítulo... Pues no. Cometí una horrible equivocación que me hizo reescribir el capítulo desde cero; obtusamente terminaba hacia dónde había quedado en la idea anterior y me costó volver al fútbol.
Mi querida amiga ¿Qué sería yo sin ti?
Cuídense todos, atte.
Reino Inquieto.
