III
Tenía seis años cuando Tamao Tamamura me reveló la verdad sobre mi origen.
Lo primero que hizo fue entregarme un amarillento pedazo de papel con algunos kanjis escritos en él y una fotografía. Comprendí entonces, al leer el contenido de la hoja, el por qué siempre me habían dicho que mi nombre provenía de la unión de los nombres de mis padres.
Sin embargo, lo que de primer momento no entendí es que aquella mujer de rosados cabellos que estaba sentada frente a mí, no era mi verdadera madre.
Mi mirada y mis manos recorrían una y otra vez aquella antigua fotografía. Mi mente trabajaba a marchas forzadas intentando asimilar lo que estaba ocurriendo, a esa edad lo que uno menos quiere es darse cuenta que se ha vivido en una mentira.
- Ellos son Yoh y Anna Asakura – dijo de pronto Tamao rompiendo con el silencio de aquella tarde, pude notar que su voz siempre estoica y fría, ahora temblaba ligeramente.
- Yoh y Anna- repetí – Yoh y Anna – y mi cabeza comenzó a hilar las palabras con los kanjis.
Seguí repitiendo aquellos nombres como en trance en lo que contemplaba aquellos rostros impresos, incapaz de soportar el peso de la verdad que me aplastaba.
La mujer que me había traído al mundo era aquella joven rubia, de mirada penetrante, quien además tenía facciones muy parecidas a las mías. Mi padre debía ser entonces aquel muchacho de cabellos castaños y sonrisa confiada.
Una lágrima resbalo por una de mis mejillas y enfrenté a mi madre con la mirada. Ella tembló ligeramente, años más tarde me confió que aquel día le había estremecido ver en mis ojos, la mirada de mi tío Hao cuando estaba furioso.
- ¡¿Qué significa todo esto?!- pregunté exaltado y le blandí la fotografía frenéticamente frente a su rostro.
En otras circunstancias probablemente aquella acción me habría valido un buen golpe por parte de Dai Tengu y una parada directa al infierno sin escalas, pero mamá solo se limitó a mirarme como quien ha perdido para siempre algo muy valioso. Esa mirada me desarmo y estrujó mi infantil corazón.
- Hana, ellos son tus padres- me dijo tranquilamente
- ¡No es necesario repetirme lo obvio! - contesté con insolencia.
Tamao inhalo aire, pensé por un momento que perdería la cabeza y me daría una buena paliza por mi desfachatez, pero al exhalar su rostro se mostró sereno.
- Entiendo que…
-No, no lo entiendes – le interrumpí- ¡Dime como te sentirías si te dicen que tu mamá no es tu mamá!
- Es verdad, no sé cómo te sientes… Yo nunca tuve una madre.
Aquellas palabras fueron otro duro golpe que bajo mi intensidad. La verdad es que madre nunca hablaba de su pasado, aunque debí imaginármelo por la manera tan poco convencional en la que fui criado.
Mucho tiempo después caí en la cuenta que todos los Asakura fuimos educados de la misma manera y bajo los mismos criterios. Siempre hemos sido una familia con secretos, fatalidades y batallas ancestrales. Por eso durante algún tiempo trate de eludir todas esas circunstancias, pero nadie puede correr o esconderse de su destino. Me tomó un tiempo, pero terminé por aceptar que soy el heredero de una poderosa dinastía de chamanes.
Pero aquel día solo me sentí como un trozo de hielo en la escarcha y una parte de mí se quebró.
- Mi intensión nunca fue lastimarte- prosiguió Tamao- Sólo hice lo que me pareció correcto
Arquee mi ceja.
Ella sonrió, a menudo lo hacía, especialmente cuando hacía mis gestos de enojo o de desagrado. En alguna ocasión me llegó a comentar que no lo hacía con intensión de burlarse de mí o de minimizar mis emociones, únicamente le parecía curioso el enorme parecido que tengo con mi verdadera madre y que de mi padre no hubiese heredado más que el cabello abundante.
- No pretendo que aceptes todo esto de golpe Hana- su mirada se tornó grave- Si he decidido contarte la verdad, es porque tus padres llegaran la próxima semana.
¡¿Qué?! ¡Y ella pretendía que asimilara esa información en una semana! Lo único que pude hacer en ese momento ante tal noticia fue estrujar fuertemente la fotografía que tenía en mis manos y salir corriendo.
Como un eco lejano escuché como mamá me gritaba, pero no me detuve, corrí y corrí lo más rápido, lo más lejos que pude, quería huir de esa horrible verdad que se me acababa de revelar. Un trueno estalló en el cielo y de repente mis lágrimas se confundieron con las gotas de lluvia, no detuve mi marcha hasta que no estuve bajo el árbol de sakura del cementerio.
Venir aquí siempre me tranquilizó el corazón, desde ahí se podían ver las estrellas y también todas las luces de la ciudad. Sólo que en esa ocasión, lo único que deseaba era mitigar el dolor.
Me costaba tanto creer que Tamao no fuera mi madre, ella había sido tantas cosas a la vez para mí, que era imposible que en realidad no fuera nada. Sobre todo, porque yo sabía que eso no era verdad, lo que yo sentía por ella era real.
Sollocé un rato más y conforme me iba tranquilizando fui aflojando mis muñecas, aquella vieja fotografía cayo entonces al suelo, limpié mis lágrimas y me agaché a recogerla. Volví a mirarla, esta vez con detenimiento. Entonces noté que la chica rubia sonreía levemente y sostenía con afecto a un bebé, a mí. Mis manitas apoyadas en sus mejillas y el hombre castaño muy cerca de nosotros, sonreía apoyado en la frente de mi… mamá. Al pie de la fotografía, escrito con letras un tanto descuidada se podía leer: Te amamos Hana 3
¿Me amaban?, entonces, ¿por qué me habían abandonado? ¿Por qué era lo mejor que pudieron hacer? Eso lo había mencionado má… Tamao. Que confuso y doloroso fue ese momento, mis ojos volvieron a llenarse de lágrimas, me deje caer sobre el césped y mis manos comenzaron a golpear con furia el suelo, uno, dos, tres golpes y después unos brazos me incorporaron y me abrazaron con fuerza.
- ¡Gracias a Kami! Aquí estás.
La voz de Tamao tenía una mezcla de alivio con preocupación, no dudé y volví a soltarme a llorar entre sus brazos. No puedo decir cuánto tiempo permanecí así, abrazado a ella y llorando a mares. Ella no pronunciaba palabra alguna, solo acariciaba con ternura mis cabellos mojados. Cuando me tranquilice, pude notar que llevaba un bolso, sacó de él una toalla de mano y comenzó la tarea de secarme con suaves movimientos.
- Entiendo si me odias de ahora en adelante- dijo de pronto con una tristeza que jamás le había visto ni escuchado.
¿Odiarla? Cómo podía decir eso, ella era… Es mi madre.
Ella estaba ahí, preocupada, empapada de pies a cabeza y lo único que le importaba era encontrarme, consolarme y secarme para evitar que me resfriara. Ella siempre había estado ahí, a pesar de todo.
- Mamá…- murmuré.
Ella parpadeó un par de veces y después sonrió, pude notar que su rostro antes tenso se relajó.
-… No importa lo que pase, tu siempre serás mi madre.
Al escucharme me estrechó con fuerza y por primera vez la escuche llorar. Se separó de mí todavía con los ojos húmedos, tomo mi mano y regresamos lo más rápido posible a la pensión.
Recuerdo que esa noche volvió a arroparme como cuando era más pequeño, se acurrucó junto a mí y me acuno en sus brazos hasta quedarme dormido.
A la mañana siguiente durante el desayuno, mamá Tamao junto con el viejo Ryu me contaron aquella historia sobre rescatar a una princesa llamada Hao, donde cinco guerreros elementales (incluido entre ellos mi padre) habían recibido el llamado de las estrellas a los trece años y habían partido hacía Norte América donde libraron algunas batallas para buscar al siguiente Shaman King, para después enfrentarse al mismo dios para rescatar a la dulce princesa amante de los gatos.
La verdad es que aquella historia fue en realidad más cruda y letal de lo que me la contaron, pero era un niño y era bastante impresionable. No me contaron la historia real hasta que cumplí los doce años y un año después mi tío Hao se me apareció para decirme que me gustara o no, participaría en su equipo en una batalla de dioses. Pero eso ya es harina de otro costal.
Sobre cómo fue mi encuentro con mis verdaderos padres… Eso también es cuento aparte. Por ahora solo quise relatar este recuerdo…
... Antes de que desaparezca.
FIN
¡Hola! Pues esta historia, la tenía como borrador, porque en mi mente tenía (tengo) un fic sobre Hana escribiendo un diario para perpetuar sus recuerdos, por lo mismo está escrito en primera persona. Lo encontré mientras depuraba mis escritos y como también aparece una hoja de papel decidí incluirlo en este mini fic de tres cuentos, donde pues se conectaron tres momentos a través de una hoja de papel. Espero los hayan disfrutado. ¡Feliz fin de semana! ¡Feliz vida!
