En un callejón de muy mala muerte, oscuro y con varios basureros, se encontraba un vagabundo, era viejo, con barba larga y ropa ultrajada, este estaba tratando de dormir en su improvisada cama de cartón, para mala suerte hasta ahora había fallado en su única labor como paria de la sociedad, pero no era su culpa, era culpa del imbécil que estuvo rompiendo las ventanas y lanzando todo tipo de cosas del gran edificio de a lado, hace poco casi le cae en el rostro un tasa que decía "EL PEOR JEFE DEL MUNDO" junto con varios objetos como lápices llenos de un líquido rojo que suponía que era tinta y varias partes de muebles, después vino lo peor, comenzaron a llover cadáveres de hombres de traje que habían muerto o que morían en el acto, cuando dejaron de caer pensó que era el fin y que ya podía volver a su siesta, mil y un disparos fueron lo que lo mantuvieron despierto seguido de una enorme explosión, todo eso obviamente no lo dejaba dormir... físicamente por el ruido que causaba, por lo demás, ya sea la sangre o cadáveres cayendo de los cielos, había visto cosas peores en los rincones más inhóspitos de la ciudad.

Se había cansado, trataría de dormir en otro callejón, tal vez tendría que pelear por espacio pero era mejor a esperar a que te caiga algo encima y te mate, es más, ahora que lo pensaba bien, debió de haberse ido hace rato. Comenzó empacando su cartón valioso, aunque no lo crean el cartón entero y resistente es muy codiciado en el mundo de los vagabundos. No se iría a pie, tenía su carrito grande de supermercado donde guardaba todas sus cosas, desde ropa vieja hasta licor o drogas, su vehículo personal nunca fallaba. Detrás del vagabundo se abrió en un parpadeo una grieta entre el espacio y el tiempo que hizo un ruido particular al generarse por completo, ruido que alertó al vago e hizo que volteara la mirada.

—Hola humano ¿no has visto a un par de tortolitos y una Hellhound? Estoy hablando con ellos en este instante—dentro de la grieta dimensional aparecía un diablo de cuernos largos, de piel rojacomo sangre, cuernos altos de bestia y... ¿estaba en silla de ruedas mostrándole un celular?

Tal vez el temple de este vago le permitió mantener la calma cuando el cielo literalmente se caía, pero ninguna persona en su sano juicio se quedaría parado cono pendejo al ver un demonio dentro de un portal, fue suficiente impacto para que el vago saliera corriendo, dejando sus pertenencias, mientras gritaba como loco las palabras de "EL FIN ESTÁ AQUI" y "ARREPIÉNTANSEN DE SUS PECADOS" mientras se dirigía rápidamente al único lugar donde creía que estaría a salvo, si no se equivocaba la iglesia más cercana posible estaba por el norte.

—Bien, vete, que descortesía. Supongo que esperaré aquí.

—Supongo que esperaré aquí—fueron las palabras que se oyeron del teléfono.

Un aire frío recorrió el ambiente que junto con el semblante en blanco de Moxxie hacían un momento muy tenso, un tick nervioso tomó control del ojo izquierdo de Moxxie haciendo que pestañara erráticamente una y otra vez como si estuviera desquiciado.

—Moxxie, como tú jefe te ordeno que protejas a mi hija a toda costa, protégela con tu vida de ser necesario... y pásale el teléfono cuanto antes.

Al terminar esa última frase la nube de polvo ya estaba dispersa dejando la vista clara de todo el piso. Los humanos no eran simples civiles armados, se notaba que tenían experiencia en combate pues aprovecharon el momento de alto al fuego para replegarse estratégicamente en varios puntos para llegado el momento de abrir fuego puedan abrumar al enemigo con potentes ráfagas de metralla desde diferentes direcciones y así obligarle a resguardarse, y así fue, ni un segundo pasó cuando los humanos comenzaron a disparar a todos los visitantes del infierno.

Millie como toda una fieratrataba de responder al fuego, pero le fue casi imposible por tantas balas que iban hacia ella desde múltiples direcciones. Loona era un caso especial, si bien el primer encuentro contra el primer grupo de humanos obtuvo más que una victoria, cuando se trataba de armas de fuego no podía hacer mucho, por lo que ahora solo estaba cubriéndose la cabeza con los brazos mientras se acurrucaba aún más en su posición para evitar cualquier disparo.

Las balas chocaban con la madera de los muebles causando ruidos consecutivos, muy pronto la fuerza de los impactos de la metralla destruía y taladraban partes de las paredes y extirpaban partes de los muebles y objetos que había en todo el piso amasando y arruinando más todo el inmenso caos. Fue tanto el tiempo que dispararon, tanta munición consumida y tantas cosas destruidas que en algún momento después de gastar una buena parte de la munición se ordenó el cese al fuego. No hubo respuesta alguna ni ningún movimiento por parte de los IMP y la Hellhound por lo que se dio la orden de avanzar y verificar, no si seguían vivos, sino para verificar que los cadáveres siguieran enteros.

El inmenso hoyo en medio de ambos grupos no fue problema alguno ya que mientras algunos vigilaban, varios humanos avanzaron al frente y al llegar cerca del hoyo, tiraron sus fusiles al otro extremo del agujero y cambiaron sus fusiles de asalto por sus útiles y siempre futuristas pistolas de gancho, dispararon al techo y una vez el gancho estuvo bien aferrado usaron la cuerda metálica para columpiarse hasta el otro extremo y aterrizar a salvo, esto fue muy al estilo de Batman. Una vez seguros en el otro extremo extrajeron el gancho del techo y guardaron las pistolas de nuevo en su lugar, tomaron sus fusiles y comenzaron a avanzar muy lentamente y muy a alerta hacia las defensas artesanales de los IMP.

Mientras más se acercaban más terreno cubrían, pronto comenzaron a escuchar varios murmullos detrás de los destrozados muebles, especialmente se escuchaban ruidos extraños detrás de un montón de mesas perforadas, fueron directo hacia eses lugar y más se acercaban más se oían los ruidos, ruidos feroces y gruñidos no propios de un humano sino de un animal, detrás de aquella chatarra de madera se encontraba oculta una bestia, una aberración muy peligrosa y muy enojada, tan enojada y tan feroz que con solo mirarte te desarmarían y te haría ver tus más crueles pesadillas.

No dudaron y no dieron tregua a su avance, los hombres siguieron sin temor, parte de su trabajo era lidiar con monstruos y tres bestias cada día y salir vivos para contarlo… al menos la gran mayoría vivían otro día. Uno de ellos se adelantó al resto dirigiéndose rápidamente a la fuente del ruido, el ruido se escuchaba más fuerte conforme se acercaba por lo que afianzó su agarre sobre su arma y cuando estaba a punto de ver a la causante de tanto escándalo, algo lo tomó por sorpresa.

— ¡LATITUD, LONGITUD Y LA PUTA ALTITUD! ¡SOLAMENTE SON ESOS TRES PUTOS DATOS! ¡NO ES TAN DIFÍCIL!—una muy enojada Loona al teléfono emergió con rabia de su escondite, al parecer toda la rabia que había estado emanando fue por enseñarle a su muy tedioso y pendejopadre adoptivo como usar el libro abre portales correctamente. Tanta fue su ira que no pudo seguir susurrando al teléfono agachada, eso no era cómodo, así que al más mínimo impulso de ira se levantó sin más ignorando todo el peligro a su alrededor, por mero asombro momentáneo no le llenaron el cuerpo de balas cuando emergió...y ayudó un poco el poder del guión.

—Okay Loony ¿Dijiste altitud?

— ¡SIII!—le gritó al teléfono, pronto cuando la ira se comenzó a disipar se dio cuenta de su precaria situación. El hombre estaba a metros de ella apuntándole, y por si no fuera poco había una media docena más de ellos con las mismas armas apuntándole a la cien —Tengo que comenzar a ir a clases de ira—dijo no con miedo sino con fastidio por el hecho de dejarse al descubierto por su ira.

— ¡Manos arriba y que ni se te ocurra moverte!—ordenó a punta de arma.

—Como tú digas—respondió vagamente y alzó ambos brazos, un detalle que se le escapó fue que aún tenía a su padre adoptivo al teléfono.

— ¿Esos son humanos? ¿Estás bien Loony?—sonó el teléfono en la mano derecha. Esto alertó al humano y al tratar de agarrarlo con una mano mientras con otra sostenía su arma se descuidó, esto fue aprovechado por Loona que en ese instante sus manos y pies liberaron sus uñas retráctiles causando un leve sonido de filo de cuchillo, ruido que hizo que el humano pasara de dejar de intentar de quitarle el teléfono a tratar rápidamente de usar sus dos manos para sostener bien su arma y así dispararle hasta matarla, pero antes de que disparara, Loona pateó con una pierna una de las mesas delante suyo mandándola directamente al pobre individuo, la mesa lo mandó lo golpeó duramente dejándolo noqueado y desarmado en el piso.

Inmediatamente los demás humanos comenzaron a disparar a todo dar, Loona se les adelantó nuevamente, con el teléfono ya sujeto en su boca y con una agilidad envidiable, esquivó las balas con un mortal atrás aterrizando en cuatro patas, se alejó lo más posible de los impactos de bala saltando y corriendo un lado a otro hasta poder llegar a una de las paredes del piso, salto hacia ella y con sus feroces y grandes garras se pudo aferrar firmemente a los cimientos logrando balancear su cuerpo de forma que no se cayera por la gravedad, usando la velocidad y su fuerza desproporcional pudo mantenerse erguida pudiendo correr a gran velocidad mientras se mantenía firme en la pared, mientras más disparaban más aceleraba su andar y a su camino sus garras y las descargas fallidas de balas hacían más hoyos en la pared formando un hilo completo de hoyos y un cúmulo de marcas de garras, siguió así hasta cuanto pudo pero no fue mucho, aún en alcance de la metrallas bajó de la pared y se resguardó atrás de unos restos de paneles.

Los hombres seguían disparando y con todo el ruido producido no oyeron el sonido del metal rodando lentamente sobre el piso, era un tubo hexagonal de acero del tamaño de una mano que contaba con algunos agujeros, este fue directamente a los pies del grupo y se detuvo al chocar con las botas de uno de ellos, este al sentir el tacto en su pie bajó la vista, al ver lo que le esperaba a él y a su grupo solo pudo articular una palabra.

—Mierda—El tubo explotó liberando un destello igual al de un rayo al impactar el suelo, este destello dejó totalmente inhabilitados a todos los hombres que al momento dejaron caer sus armas y se derrumbaron al piso mientras gritaban de dolor y se cubrían ojos y orejas con sus manos. De sus respectivos escondites, Millie y Moxxie asomaron la cabeza.

— ¿Una granada aturdidora?—preguntó Millie.

—Nunca traigo muchas explosivas, son un riesgo—Desde su posición Millie y Moxxie apuntaron sus armas y uno a uno le perforaron el cráneo a los humanos dejando cadáveres y sangre en el piso—Suelta la Kalashnikov, solo te retrasará. ¡Uno!

— ¡Dos!—Tiró el arma pesada.

— ¡Tres!—Ambos salieron de sus escondites y comenzaron a correr, los hombres que aún quedaban detrás del agujero comenzaron a disparar, Moxxie y Millie escaparon y tras que tenían oportunidad miraban atrás y disparaban mientras corrían. Los restantes hombres viéndose aventajados siguieron avanzando y usaron sus mismos aditamentos que sus camaradas muertos para pasar el hoyo, mientras unos cubrían los demás pasaban y cuando éstos llegaban al otro extremo se encargaron de cubrir a los demás para que pasaran a salvo, hasta que todos pasaron recién comenzaron a correr para tratar de alcanzar a los IMP.

Fueron varios metros más adelante antes de que pudieran llegar a una distancia considerable, tras un buen esfuerzo se reencontraron con Loona agachada con el teléfono en mano hablando con Blitzo, ella una vez los vio gritó.

— ¡LA PRÓXIMA VEZ, TÚ SERAS LA PUTA CARNADA ENANO DE MIERDA!—Eso iba dirigido con todo odio a Moxxie por su plan improvisado de repente que casi le cuesta la vida.

—No te quejes, aún sigues viva—Defendió Millie a su esposo.

—Loona ¿Siguen allí?—Blitzo aún estaba al otro lado de la línea. Olvidando por completo la discusión la pareja se agachó a su lado y oyeron la conversación.

— ¡Seguimos aquí esperando el puto portal!—Respondió impaciente Loona.

—Abrí otro portal según tus indicaciones y estoy viendo a un tipo muerto sobre un escritorio en una oficina echa mierda.

— ¡Te equivocaste otra vez! ¡Vuelve a abrirlo!

— ¿Tipo muerto en oficina de mierda? ¡Es el que se suicidó! No estamos muy lejos del lugar, si corremos podemos llegar e irnos.

—Moxxie ¿Te olvidas que aún nos siguen hombres armados? Solo tenemos unos minutos de ventaja si no es que segundos.

— ¡¿Aún nos siguen?! ¡Me usaron como carnada y aun así no habían acabado con todos! ¡Ustedes dos son unos inútiles buenos para nada!—Como siempre, Loona no dudo en expresarse a gritos.

— ¡No es tan fácil matar a todo un grupo armado, perra tonta!—Insultó la demoniza mostrándole los dos dedos del miedo.

— ¡Llámame así una vez más y te partiré en dos a ti y a tu esposo!

— ¡No le pondrás ni una sucia uña encima a mi esposa!

—¿De casualidad, los tipos que los persiguen parecen guerrilleros narcotraficantes?—interrumpió Blitzo al teléfono ganándose toda la atención de los tres—Pues si es así creo que abrí el portal detrás de ellos...Carajo...—Inmediatamente se escucharon los disparos no muy lejos de donde estaban los tres. Asomaron un poco sus rostros encontrado a todos los humanos a metros de su ubicación disparando en dirección a una pared. Un poco de asombro cubrió los rostros de ambos IMP en ese momento, pero la más afectada en especial fue Loona que al oír el ruido que indicaba el corte de la llamada del teléfono en su mano se alteró.

— ¡Blitzo!—Gritó con preocupación haciendo que los humanos dejaran de disparar hacia la pared y dirigieran su ataque hacia donde estaban los tres. Una vez más los disparos comenzaron y Millie y Moxxie respondieron cuanto podían mientras Loona se cubría y hablaba al teléfono — ¡Blitzo, Háblame!— Loona marcó el número de Blitzo, por el ruido de disparos tan cerca casi no se podía oír nada, apenas si eran audibles los sonidos del teléfono al cortar la llamada por causa de que el teléfono al que llamaban estaba apagado o fuera de línea—¡MALDITA SEA!—Por más que marcaba el resultado seguía siendo el mismo, siempre cortando la llamada. Pronto la munición de Millie y Moxxie se acabó obligando a los IMP a agacharse y recargar dando la oportunidad de que los humanos se acercaran cada vez más.

— ¡No pude ver ningún portal, de seguro Blitzo lo cerró antes… o después de que comenzaran a disparar!—Le explicó Moxxie a una muy preocupada Loona mientras sacaba munición de su camisa y recargada su pistola.

— ¡Es cierto, allí no hay ningún portal!—Secundó Millie recibiendo munición de su esposo y recargándola en su arma— ¡Moxxie ¿No tienes más granadas cegadoras?!

— ¡Solo una, pero no servirá de nada usarla, la verán llegar y la esquivarán!

— ¡Maldición, entonces armas!

— ¡Cuchillos, cuerda gruesa, silenciadores y la munición para nuestras pistolas!

— ¡Y por qué solo traerías esas cosas al trabajo! ¡Tú sueles cargar más de tres tipos de armas!

— ¡Creí que este trabajo sería tan fácil que no previne más que con la Kalashnikov, lo siento mucho!

Sin más opciones los IMP volvieron al descubierto y comenzaron a disparar sus pistolas contra los fusiles de sus contrincantes en un intento de detener su avance. Loona seguía a la espera de algún sonido del teléfono, mientras más tiempo pasaba más crecía su angustia y esta se afianzaba aún más al volver oír el corte la de llamada y una vez más marcar el número del teléfono de Blitzo solo para tener el mismo resultado para después volver a intentarlo de nuevo. Los humanos no daban tregua alguna, sus disparos cada vez estaban más cerca de dar a su objetivo, disparaban, se cubrían, recargaban, cubrían a los demás y avanzaban, esa era su estrategia. Nuevamente la munición se acabó obligando a la pareja a agacharse para volver a recargar.

— ¡Se están acercando, no podremos retenerlos por mucho tiempo!—Gritaba Millie a gran volumen porque el ruido de las balas era cada vez era más fuerte.

— ¡Tenemos que retroceder!—Gritó Moxxie.

— ¡Si nos ponemos al descubierto no duraremos mucho, además ¿A dónde iremos después de esto?!

Los disparos y los gritos de la pareja seguían a la par que Loona seguía marcando, más tiempo pasaba pero aun así seguía marcando, no dejó de marcar ni cuando una bala pasó cerca de su rostro o cuando ambos IMP nuevamente se arriesgaron y volvieron a devolver el fuego, no les prestó atención, solo siguió marcando una y otra vez.

Los demonios nacidos en el infierno están carentes de ciertas emociones humanas, se dice por ahí que nunca sienten compasión o que nunca tienen remordimiento, en el cielo se afirma que nunca han tenido y nunca tendrán sentimientos, más sin embargo, es conocido que tanto en la tierra, el cielo así como el infierno, ciertas cosas y deseos nunca desaparecen, siempre están allí rondando y persistiendo, uno de ellos siempre abundaba y aunque se creyera perdido nunca estaba lejos, desde el Ángel más perfecto hasta el más inmundo de los diablos, siempre abundaba la esperanza a menudo camuflado como deseo, porque si quieres algo primero tienes que desearlo, este sentimiento o como quieran llamarlo funcionaba con una regla, si deseas algo con todas tus fuerzas ya sea justo o injusto... tal vez lo consigas.

— ¡Abrí un portal en la oficina de mierda!—El ruido del teléfono no fue tan fuerte como el ruido de las balas, pero este fue escuchado por el trío como si tratara de una estridente voz— ¡No puedo abrir otro portal así que ese es su única opción!—Y se cortó la llamada. Inmediatamente un peso muy grande se retiró de los hombros de Loona, tanto que incluso en medio de un combate lanzó un suspiro muy aliviador, fue como si algo en ella volviera de nuevo.

— ¡No está lejos! Millie, Loona, tengo un plan —Gritó Moxxie ganándose la atención de amabas. Loona gruñó y mostró sus dientes en señal de descontento— ¡Un plan muy diferente al anterior!

El grupo atacante avanzaban lento pero seguro, se cuidaban muy bien y desperdiciaban munición a lo loco ya que no querían terminar como sus compañeros de trabajo que dejaron atrás. La pila de chatarra y madera estaba muy cerca, los enanos rojos y la mujer lobo no tenían más armamento que unas simples pistolas con muy poco poder de fuego, el resultado era evidente, aunque su resistencia era férrea, al final terminarían muertos.

Un grupo seguía disparando mientras que unos cuantos se hacían señales entre sí,pronto avanzarían directamente hacia la pila de chatarra con la intensión de acabar la batalla de una buena vez, estuvieron a punto de ejecutar su maniobra cuando vieron una mano roja lanzar lo que parecía ser una granada hacia ellos, la gran mayoría se distrajeron y dejaron de disparar por un breve instante que no superaba el segundo, una vez más los humanos permitieron que se les tomara el pelo y que esta vez una demoniza con cuernos se alzara de su escondite, apuntara su pistola, se tomara un tercio de segundo y disparara directamente hacia la granada provocando que esta explotase en el aire liberando la explosión cegadora en medio de todo el enfrentamiento.

El plan en sí no era usar la granada con intenciones de acabar la batalla, una granada cegadora en un rango alejado y detonada por un disparo no causa casi nada desorientación ni mucho menos aturde, no, a una buena distancia solo emite una luz muy fuerte que impedía la vista por algunos segundos, esos segundos no sirven casi de nada pero en esta situación los segundos son más que suficientes.

La potente luz se disipó de inmediato junto con el trío que salieron cual proyectil, no hubo tiempo para de defenderse, solo para huir y rogar que ninguna bala les alcanzara. Ni cortos ni perezosos los humanos al recuperar la vista dispararon mientras los comenzaron a corretear lanzando ronda tras ronda.

Loona, Millie y Moxxie aprovechaban al máximo sus cualidades demoníacas que les daban una velocidad muy significativa y gran fuerza física, desde saltar y agacharse de un punto a otro esquivando las balas, hasta usar sus colas de diablo para agarrar objetos como pedazos de madera y cubrirse con ellos la retaguardia.

El recorrido era largo, tan largo que se esperaba una que otra herida en alguno de los tres. Los hombres concentraron la mayor parte de los disparos en el cuerpo más grande, en este caso el cuerpo alto y voluptuoso de Loona le jugaba una pésima jugada. Uno de los disparos pasó encima de la nuca de la Hellhound, ella pudo verla en cámara lenta, esto logro detenerla de improvisto, por suerte no resultó herida, pero en su acción de frenar, el teléfono en su boca se soltó desmoronándose en el piso haciendo imposible su uso y esta demás decir que era posible recuperarlo.

Agitados, lograron llegar a la puerta que daba directamente a la oficina, más precisamente fue Loona la primera en llegar y una vez adentro cual rayo se paró en dos patas y comenzó la búsqueda del portal, para sorpresa de la Hellhound, tras segundos buscando como loca, en dicha oficina faltaban un aditamento que se suponía debía estar, no había ningún portal. Aspiró fuerte, la energía que emitía el portal tenía cierto olor característico, como el olor a azufre con óxido de hierro... no había nada, olor de sangre, olor de podredumbre, olor a metal, olor a todo pero no el olor del portal, esto era muy malo. No se preocupó por Blitzo, él estaba más que vivo, pero si lograba salir de esta ella misma le rompería un brazo. Sus orejas le advirtieron de pasos llegando presurosos hacia ella, se puso alerta hacia cualquier cosa que llegara a cruzar por la puerta.