Una herida que dejó su marca para siempre, un dolor secundario que no desaparecería en semanas, no podía realizar su trabajo, un cliente loco a la puerta de la esquina, su hija estaba en el mundo de los humanos y él no podía moverse de un lado a otro sin usar la dichosa silla ruedas en la que estaba sentado, sin duda estos últimos días no eran sus mejores días, más no estaba preocupado ni mucho menos derrotado, alguien como él nunca seria derrotado tan fácilmente… casi no, pues dentro de poco tendría que pagar la cuota por usar el tan dichosos grimorio. El solo hecho de pensar lo que le haría el depravado búho con pito de plumas al verlo en esas condiciones, le causaba escalofríos, de por si su ano estaba herido, pero cuando ese maldito depravado terminara con él, su orificio trasero pasaría de estar estrecho a estar más abierto que la capa de ozono del mundo humano.
— ¡Mierda! —con solo pensar en ello le hacía temblar las manos y por ende fallar en su escritura, cuanto menos se dio cuenta había dibujado una raya en toda la planilla — ¡Carajo, ahora tendré que rehacer todo de nuevo!
Aunque no lo crean, que su compañía de "matones inmediatos profesionales" ostente el título de compañía, requería un sinfín de horas de trabajo, que generalmente las hacia Moxxie y no él, pero por el momento, para no aburrirse, comenzó a hacerlas. Para un lugar en el que se supone que gobierna el caos absoluto en todo momento, tiene una clara y bien formada sociedad dividida en clases, entre ellas como siempre están la típicas clase dominante y la clase dominada, como para llamarse infierno. Esta, podríamos llamarla "política" data desde hace mucho pero mucho pero mucho pero mucho tiempo, más exactamente comenzó en el ascenso de Lucifer como amo y señor de todo el infierno al ganar la más sangrienta y más brutal guerra demoniaca que haya sucedido en el infierno, hablaríamos de eso pero es historia antigua muy larga y muy complicada, para resumir todo, el infierno ostentaba un sistema de opresión impecable hacia la clase dominada, si estos querían dejar de ser marginados a pasar a ser algo más en la sociedad infernal, tenían que seguir un sinfín de reglas, entre todas esas reglas aparecían los tan odiados tributos o mayormente llamados impuestos, uno de los más comunes era el deliciae tributum.
Si de alguna manera lograbas obtener un capital para invertir en algún emprendimiento, pagabas, si aún seguías en pie y tu negocio te hacia obtener una suma considerable, pagabas aún más, y si por milagro obtenías una gran cantidad de efectivo y poder, pagabas aún más, y si con todo eso tu avaricia te superaba y tratabas de integrarte o desafiar a los altos mandos infernales llegando a tramar planes siniestros que involucrasen a ti comandando un ejército revolucionario infernal a las puertas del mismísimo Lucifer para tomar su puesto como nuevo amo y señor del infierno, morías antes de siquiera integrar la palabras de lucifer y desafiar en la misma oración… y todas tus cosas eran incautadas y robadas, así de fácil, todo por desafiar una de las leyes más antiguas del infierno, no desafiar el orden de las cosas.
Siempre que alguien empezaba algún emprendimiento, negocio o compañía, aceptaba a voluntad propia un montón de edictos que limitaban y controlaban cada paso que daba como jefe o empleado. Cada fin de mes tus cuentas, transacciones, impuestos, gastos, ingresos y etc. Tenían que estar en orden para poder presentarse a la autoridad competente, casi igual que en el mundo humano, si de alguna manera intentabas engañar o mentir en dichos papeles, fácilmente eras descubierto y posteriormente multado o asesinado, siempre era una de las dos. No se podía engañar a nadie, ya que la economía infernal era llevada por pecadores al servicio de Lucifer, se preguntaran ¿y eso que tiene que ver? Pues que lo grandes contadores y economistas del mundo humano como Adam Smith, Luca Bartolomeo de Pacioli, John Maynard Keynes, Milton Friedman y muchos más, no fueron exactamente los más santos y creyentes de su época y, al llegar al infierno, tuvieron que elegir entre servir o vivir de la forma más cruel inimaginable en un tiempo considerado casi eterno, ahora los tienes a muchos de ellos, los más viejos y antiguos sabios del mundo humano, trabajando y velando por el "bienestar" de los grandes señores del infierno por toda la eternidad.
— ¿Cómo es que Moxxie hace todo esto? es prácticamente imposible, y aún falta un puto montón más. —Miró delante de él, en su escritorio habían dos pilas de papeles, una exorbitante llena de papeles que terminar y otra chiquitita con algunos ejemplares terminados hace tiempo. Cuando ese enano volviera estaría muy a gusto de brindarle un aumento… tal vez… mejor no. — Al carajo con esto, voy a hacer otra cosa, iré a ver si esa prostituta aún sigue en esa esquina—Instintivamente se iba a levantar, más al intentarlo se detuvo por poco a cometer una estupidez por cuarta vez diaria. — Cierto, bueno al menos iré por un vaso de agua—No tuvo más alternativa que hacer girar las ruedas de la silla logrando el movimiento lento y aburrido que lo movía. No podía pararse hasta dentro de unas semanas, cuando su cuerpo se halla recuperado del todo, y si seguía tratando de pararse intentando probar en vano que ya estaba sano, serian meses, así que por ahora es mejor resignase a usar la silla de ruedas.
Al salir de su oficina fue directo hacia el bidón de agua, que hace tiempo había instalado y que para su suerte lo había puesto delante de su oficina, así que el trayecto fue corto.
Aún tenía el recuerdo exacto cuando la bala le atravesó el orto, sucedió cuando habían terminado de matar al líder y a todos los miembros de una pandilla de motociclistas, cuando estos se reunieron los sorprendieron en su escondite, que era un viejo almacén, Moxxie y él estaban con fusiles de francotirador y Millie con una ametralladora montada, apenas llegaron los barbudos, abrieron fuego, fue divertido ver como trataban de escapar como locos. Al final todos los cuerpos estaban tirados en el piso manchándose de rojo sangre. Blitzo llamó a Loona, el portal se abrió, Moxxie y Millie entraron primero y cuando él estaba a punto de entrar, uno de los moribundos jugó su última jugada y disparó sorpresivamente acertando especialmente a su fundillo. Esa bala entró de lleno y sin problema alguno causando un inmenso dolor, lo peor de todo no fue el dolor físico, sino el dolor emocional, una silla de ruedas y una revisión en un "hospital" del infierno cuesta un chingo de dinero.
— Putos "doctores"—dijo mientras sorbía el agua del vaso. Con ese dinero perdido, pudo haberse comprado un par de caballitos de juguete incrustados de diamantes y rubíes. Con solo pensar que quedó endeudado por pagar el seguro médico, le hacía hervir aún más su sangre negra. Su teléfono comenzó a sonar. — ¡¿QUÉ?! — su humor le hizo responder con mala gana sin ver quien le llamaba.
— Soy yo, abre el portal—respondió la voz al otro lado de la línea. Arrugó un poco la frente en señal de desconcierto, esa voz de mujer la conocía en alguna parte.
— ¿Qué? ¿Quién habla? — bebió un poco de agua.
—No puede ser, soy Loona, abre el maldito por…—y PUM, se cortó la llamada junto con un ruido fuerte.
Al oír el nombre de Loona, rápidamente llegó una patada de memoria y al cortarse el llamado, su mente le jugó una mala pasada al pensar que algo malo le había pasado a su hija.
— ¡LOONYY! — Al tratar de marcar el número de su amada hija, le salía el mensaje de que el teléfono estaba fuera de línea, irónico tratándose de que estaba realizando una llamada de un mundo otro mundo— ¡Carajo! —si el teléfono estaba fuera de línea era porque mínimamente había pasado algo. Como un asesino de mente fría al matar, era muy obvio que plantearía usar otro medio para comunicarse con su hija, uno de ellos y el más sensato era llamar al por ahora designado líder de la misión, que también tenía un teléfono, para ver qué había pasado, esa era la mejor opción… más como un padre extremadamente preocupado y como un idiota por nacimiento, lo único que hizo fue intentar marcar a su hija un par de veces fallando rotundamente en comunicarse con ella para luego lanzar el teléfono al piso con frustración, consecutivamente al ver el teléfono desecho en el piso se dio cuenta de su estúpido error.
— Puta.
Para su enorme suerte, había comprado una promoción vitalicia de teléfonos, estaban de oferta, por lo que solo tenía que ir a su oficina, abrir un cajón y sacar otro teléfono. Fue lo que hizo exactamente, aunque al ir en silla de ruedas sin cuidado se golpeó al entrar a la puerta, nada grave, solo un chichón. Abrió su cajón donde habían un montón de teléfonos iguales al anterior, tomó uno y marcó el número de su hija… si ya se, solo déjenlo ser un padre preocupado.
—Cliente nuevo y grandísimo imbécil. Para poder efectuar una llamada, suscriba el teléfono a su servicio de comunicaciones de preferencia— Con ello terminó el mensaje robótico de una mujer con una voz muy similar a la mujer que traduce los textos en diferentes idiomas en google y que recientemente había muerto y por su gran cantidad de buenas acciones seguramente estaría en el cielo, por lo que la similitud de la voz era muy sospechosa… coincidencia, no lo creo. En fin, al menos la atención y mensajes de los teléfonos que compró eran de calidad. Como ya lo había hecho una y otra vez, excepto esta vez, tuvo que llamar a la central que efectuaba las comunicaciones telefónicas en el infierno para nuevamente poner su teléfono en línea. El simple hecho de cambiar de teléfono cada rato no quitaba el hecho de que al destruir el antiguo tenía que volver a comenzar de nuevo desde cero con el nuevo dispositivo, ¿o acaso pensaban que al destruir su teléfono, milagrosamente todos los datos guardados en este pasaban a su nuevo teléfono? esta es una situación real, no un simple Fantic.
Blitzo, a toda prisa, comenzó a marcar el número de la central que le proveía los servicios de llamadas.
— ¡Contesten maldita sea, mi hija está en peligro! —cuando alguien esta apresurado siempre se siente que el tiempo avanza muy lento, cada pitido que escuchaba era como el pasar de una larga jornada, y aunque solo fueron unos segundos de espera, contaron como horas.
— ¿Para qué llama? —contestaron de mala gana en la central.
— ¡Necesito que habiliten mi línea telefónica a este nuevo teléfono, mi número responde al nombre de Blitz! —esperó un momento a que le contesten, mas solo se pudo oír un sonido tácito de tecleo.
— No tengo registrado a ningún Blitz. — La forma perezosa y arrogante como lo decía hacia hervir la sangre.
— ¿Cómo? —Era increíblemente estúpido— ¡He usado su servicio telefónico por más de cinco años y no es la primera vez que registro mi número de nuevo, esta debe ser una puta broma, maldito hijo de pe...!—Lo pensó un momento y tras unir unos puntos mentales con otros y muy a costa de su orgullo continuó hablando— Intente… con "Blitzo". —dijo entre dientes, casi le dolió decir ese nombre pronunciando la letra o. Nuevamente se escuchó el tecleo.
—Ahora sí, señor, BLITZO—recalcó la última palabra logrando que el IMP en silla de ruedas se enojara — Su línea estará habilitada de nuevo en 1 a… 30 minutos, recibirá un mensaje cuando esté de vuelta, se le cobrará un cargo por el servicio.
— ¡30 minutos, las últimas veces fueron solo 30 segundos!
— Generalmente es así, pero hace poco comenzó mi descanso, así que tendrá que esperar.
— ¡Toma tu puto descanso en otro momento, no puedo esperar tanto, mi hija está en peligro! — Iba a seguir quejándose de no ser que cortaron la llamada al otro lado de la línea — ¡Idiota, si algún día lo veo, le dispararé en la cara y luego en las bolas! —en su arrebato de furia iba golpear con fuerza la mesa con su teléfono, más recobró la compostura centímetros antes de que el teléfono se estrellara. Suspiró para calmarse — Tendré que dejar de destruir mis teléfonos. Aguanta Blitz, si pudiste sobrevivir en esta maldita ciudad durante años, puedes soportar 30 minuto, solo espero que Loona esté bien.
Más el que no estaba bien fue él mientras esperaba el tiempo suficiente. Los primeros cinco minutos se lo paso comiendo sus uñas desesperadamente mientras no apartaba su mirada del teléfono. Los próximos diez minutos no fueron tan tranquilos, estuvo girando en círculos por su oficina con su silla de ruedas mientras pensaba que su querida hija podría estar herida y que él, en su actual condición y lejanía, no podía hacer nada. Los últimos quince minutos se la pasó sollozando en la esquina de su oficina mientras sostenía una foto muy preciada de él y su hija, aunque en la imagen, ella lo estaba ignorando, mientras él estaba muy sonriente cerca de la cámara moviendo la mano, así pasaron quince minutos más hasta que llegó el tan dichoso mensaje que tanto esperó. Se secó las lágrimas y fingió que nunca paso nada de esos 30 minutos de espera y comenzó a leer.
— "Se le ha descontado 200 por la habilitación de su línea" Malditos ladrones, me las pagarán. — Iba a marcar el número de uno de sus empleados cuando un maldito imbécil lo interrumpió llamándole, inmediatamente colgó pero al momento la llamada volvió efectuarse, otra vez volvió a colgar y nuevamente la ventana emergente de la llamada le impedía realizar cualquier otro acto, enojado y hastiado contestó — ¿¡QUÉ!? —esperó un momento a que le contestaran.
—jefe ¡Abra el portal! —fueron las primeras palabras al otro lado de la línea. Esa voz chillona y no tan masculina que por poco la reconocía.
— ¿Portal? ¿Jefe? —Ya lo tenía en la lengua — ¿Moxxie?
— ¡SI, soy yo, habrá el maldito portal, nos están disparando!
— ¿Disparando? — En ese momento sintió algo de miedo— Moxxie ¿DÓNDE ESTÁ MI BEBÉ? —Gritó con tanta fuerza que posiblemente hubiera desorientado a su empleado pues tardo un momento en responder.
— ¡Ella está bien! —respondió más esto no era suficiente.
— ¿DÓNDE ESTÁ? —gritó y esperó un momento a la respuesta.
— ¡Está detrás mío y está bien! — No estaría feliz hasta hablar con ella, pero por ahora se conformaba con esa poca información. Justo iba a hablar cuando llegó su turno de desorientarse— — ¡ABRA EL MALDITO PORTAL! — es casi como si la fuerza de la voz hubiera pasado interdimensionalmente por el teléfono asemejando a una gran ráfaga de viento.
—Okay, no te pongas histérico, pito de bebé. — Abrió uno de los múltiples cajones de su escritorio y sacó el grimorio y moviendo su silla de ruedas se acercó hasta el dibujo de la estrella de cinco picos que estaba en la pared izquierda de su oficina. — Abriendo un portal—mentalmente recordó, o más bien imaginó, el lugar donde había abierto el portal en primer lugar para que el trio fuera a la tierra, la imagen le llegó a la mente como si fuera una proyección prefecta del lugar, era como si se encontrara allí mismo mirando entre las sombras, una vez que la imagen de un callejón paso por su mente supo que ya era hora. —AHORA.
El portal de energía surgió y remplazó el dibujo en su pared junto con el grimorio que emanó un fuerte brillo de color violeta. Al abrirse por completo el portal, en su interior mostró el mismo callejón y a un humano andrajoso y sucio de espaldas con un carrito de supermercado que al momento en que se abrió el portal viró su vista.
— Hola humano ¿no has visto a un par de tortolitos y una Hellhound? Estoy hablando con ellos en este instante— Mostró la pantalla del teléfono con la llamada. Antes de que pudiera agregar algo más, el humano salió corriendo despavorido mientras gritaba incoherencias sin sentido como "EL FIN ESTÁ AQUÍ". — Bien, vete, que descortesía —Y él que se mostró en forma amable — Supongo que esperaré aquí.
Comenzó a buscar algún indicio de su hija o sus empleados en el callejón, pero no había nadie, unos segundos más bastó para hacerle entrar en razón de que seguro estaban en otra parte. Solución fácil, abriría otro portal y listo… si no se equivocaba, para abrir un portal cerca de Loona tenía que saber su ubicación para abrir el portal, pero no sabía su ubicación exacta, entonces ¿para abrir el portal cerca de alguien sin conocer su ubicación era a la inversa o de forma igual pero contraria?… No, ya se acordó ¡Tenía que tener una imagen clara del lugar donde quería abrir el portal!... ¡Pero eso lo dejaba igual de atorado que las antiguas opciones!
— Moxxie, como tú jefe te ordeno que protejas a mi hija a toda costa, protégela con tu vida de ser necesario... y pásale el teléfono cuanto antes. —como ya no era necesario solo cerró el portal. Estaba seguro de que había otro factor a considerar, pero se había olvidado cual era.
— ¡Nos van a matar por su culpa! — gritó Moxxie al otro lado de la línea, de inmediato a la par comenzó el inmenso ruido de un tiroteo continuo de balas, las balas saliendo disparadas de los fusiles junto con su constante ruido opacaban casi cualquier ruido al otro lado de la línea haciendo imposible toda clase de comunicación.
— ¡Moxxie! — trato de llamarlo en busca de una respuesta, pero el ruido de las balas impactando todo a su paso era fuerte. "Loona, atrapa" se oyó la casi inaudible y muy opacada voz de Moxxie seguido de un frio momento de silencio.
—Moxxie ¿qué está pasando? Dime que hija se encuentra bien— esperó un momento por la respuesta de su empleado pero no recibió ninguna, solo el repetitivo sonido de las balas— ¡Moxxie!
— ¡POR QUÉ MIERDA NO HAS ABIERTO EL PORTAL, BLITZ! —Gritó una voz femenina y muy fuerte al otro lado de la línea, inmediatamente reconoció de quien provenía tal grito y a pesar de ser insultado respondió con alegría.
— Loony, no sabes cómo me alegra oír tu voz, cuando me llamaste y me colgaste me preocupe mucho, creí que estabas en…
— ¡ABRE EL MALDITO PORTAL! — ese grito logró opacar por un momento los ruidos de los proyectiles siendo disparados.
— Eso, bueno—no sabía cómo decirlo sin que Loona se enojara, una mentira seria la adecuada para otra situación pero no para esta, de echo en esta clase de situación habían pocas opciones por elegir, por lo que se decidió por la más adecuada que era una verdad a medias— la cuestión es que ya he abierto el portal… pero no los veo en el callejón. —aunque no lo vieran sonrió de manera culposa esperando la mejor reacción de su hija.
— ¡No me jodas, Blitz, te has equivocado al abrirlo! ¡Ábrelo otra vez, pero hazlo bien!
— Claro, lo abriré donde ustedes están—Dijo decidido— y solo para recordar ¿Cómo hago para abrirlo cerca de ustedes sin saber su ubicación? —hubo un pequeño e incómodo silencio en el que solo se oía el sonido de destrozos provocados por los proyectiles.
— ¡Tiene que ser una puta broma, ni que fuera la primera vez que lo utilizas, cabrón! ¡Escucha con atención, te lo explicaré por ÚLTIMA vez!
— Escucho.
— ¡Está de más decir que tienes que tener el libro en tus manos! —Esperó un momento y al no escuchar ningún ruido aparte de los disparos, supuso que Blitzo ya lo tenía en sus manos — ¡No pienses en lugar donde nos dejaste, ignora el callejón y piensa donde quieres abrir el portal y cerca de que o quien quieres abrirlo, en pocas palabras piensa en mí, casi por instinto tendrás una idea de donde estoy, dime cuando me detectes!
— Entendido, Loony— con el libro en sus manos comenzó a pensar únicamente en su querida hija, primero cerró los ojos apretándolos fuertemente, mentalmente sus pensamientos fueron dirigidos lentamente hasta formar una imagen mental, al tenerla clara abrió sus ojos para encontrarse que al frente de toda su visión de escritorio se estaba mostrando una imagen de niebla casi distorsionada de un edificio alto al lado de un callejón de muy mala muerte, su mente abierta divagó un momento revisando cada piso del edificio, no podía verlos internamente ni mucho menos podía diferenciar un piso del otro pero podía sentir la falta de la presencia de su hija, pasaron un buen par de pisos hasta que por fin pudo sentir a Loona en unos de los pisos más altos del edificio — Tengo tu ubicación, abriré un portal ahora mismo.
— ¡Espera ¿me puedes ver a mí?! —preguntó antes de que Blitzo moviera siquiera un dedo.
— No te puedo ver pero te siento en uno de los pisos altos del edificio al lado del callejón.
— ¡Sentir mi presencia no es lo mismo que verme! ¡Si abres un portal, sin verme, podrías abrirlo a cientos de kilómetros arriba del edificio y ahogarte en el espacio, o abrirlo cientos de miles de kilómetros debajo del edificio y terminar en el centro del planeta y tragarte toneladas de magma! ¡Al menos tienes idea de donde estoy, solo usa las coordenadas geográficas precisas y abre un portal cerca de donde me presientas!
— ¿Qué? —se confundió cuando mencionó la parte de coordenadas.
— ¡Que uses las coordenadas! ¡Y no me vengas que no sabes usarlas! — si los silencios mataran, Blitzo hubiera muerto. — ¡NO ME JODAS, ERES UN MALDI…! ¿Qué quieres? ... ¡¿QUÉ?!
— ¿Loona? — trató pero solo se seguía oyendo los disparos.
— ¡SI QUIERES UN PUTO BLANCO AL QUE MATEN, HAZLO TÚ! ... ¡NO LO HARÉ Y NO ME INTERESA LO QUE DIGAS!
— Loony, cariño ¿Qué es lo pasa? ¿Con quién hablas? — Preguntó pero no fue respondido.
— ¡Y POR QUÉ MIERDA YO…! ¡ERES UNA PUTA MIERDA!
— ¿Loona? ¿Quién es la puta mierda?
— ¡ESTA BIEN, MALDITA SEA, LO HARÉ!
— ¿Qué harás, Loony? Me estas preocupando, si no me contestas abriré un portal— Esperó pero no encontró respuesta, de pronto, cuando iba a abrir un portal a lo loco, los ruidos de las balas cesaron de golpe y con ellos su acción. —Loony, por favor contéstame.
— Escúchame con atención, para acceder a las coordenadas tienes que mirar el libro y pensar en el edificio, el libro te mostrará tres series de números, tu solo debes ajustarlas y abres el portal y me dices que ves— la voz de Loona había bajado ampliamente de tono, eso era algo que preocupó a Blitzo.
— ya pararon los disparos ¿Qué está pasando, Loony? ¿Qué es lo que vas a hacer?
— Los humanos pararon pero no será por mucho, no hay tiempo para más explicaciones, has lo que te digo y usa el puto libro y sácame de aquí.
— Está bien, Loony— respondió y miró el libro y siguiendo las instrucciones de Loona pensó en el edificio donde había sentido la había sentido, no fue necesario cerrar ni apretarlos ojos pues al tener la imagen del edificio el grimorio comenzó a cambiar.
Los múltiples garabatos del grimorio que formaban ciertas letras raras comenzaron a moverse de su lugar y a combinarse de forma andrajosa librando un brillo morado intenso que recubrió todo el libro para terminar formando tres columnas de números.
— valla, cuando todo esto termine pondré más atención a este libro. — no perdió más tiempo y abrió el porta según los números que se mostraban. Nuevamente la energía remplazo el dibujo de la estrella de cinco picos mostrando en su interior un ambiente diferente, al abrirse por completo dejo ver la puerta de entrada al edificio donde estaban su hija y sus empleados. — Loony estoy en frente de la entrada del edificio.
— cambia los números e intenta de nuevo.
— Okay… ¿Cómo los cam…?
— ¡Usa tu mente y dales un valor diferente! — se le adelanto ahogando un grito.
— Claro, ya lo sabía, yo iba a preguntar otra cosa— sintió un rugido de parte de su hija, un rugido no amigable. Cerró el portal, mentalmente cambio el valor de los números y volvió a abrir el portal, esta vez abrió a metros atrás de la entrada pero a tres pisos por encima del primer piso pero estaba más a la derecha — estoy más cerca, si el primero me aleja y el segundo me sube entonces el tercero me mueve a la derecha o izquierda… este sistema es complicado— se dijo así mismo.
— No seas pendejo, si cambias la latitud te mueves de este a oeste y si cambias longitud te mueve de norte a sur, la única que te sube es la altitud. Apresúrate. — explicó Loona al oír la estupidez que dijo.
— norte, sur, este y oeste ¿hay que considerarlos también para abrir el portal? Loona, si hay más datos a consideración dímelo por favor.
— ¿Qué? No. Al tener la latitud, longitud inmediatamente te guía por los puntos cardinales, por eso no es necesario tenerlos en cuenta.
— Me dices que el primero representa la altitud, el segundo me mueve de derecha a izquierda y el tercero me mueve de adelante hacia atrás. — Más que todo era una pregunta.
— No, la primera columna de números la latitud, la segunda longitud y la última altitud. Date prisa y sigue abriendo portales. — explico hastiada y cansada.
— Entonces el primero me mueve de derecha a izquierda, el segundo me aleja y el tercero me sube y baja. — ya lo tenía.
— ¡Que no, mierda! ¡Por lo que me has dicho, tú estás mirando hacia al este, guíate por eso y abre los portales! — elevó el tono de voz para que la escuche.
— ya se, ya se. Si estoy mirando hacia el este entonces el primero me mueve de este a oeste y por lo tanto me mueve de arriba hacia abajo, el segundo como me mueve de norte a sur me mueve de derecha a izquierda y el ultimo me mueve de atrás y adelante. — explicó con gran seguridad.
— ¡Carajo, NO! — dio un grito a medias.
— entonces ya lo descifré, es…
— ¡LATITUD, LONGITUD Y LA PUTA ALTITUD! ¡SOLAMENTE SON ESOS TRES PUTOS DATOS! ¡NO ES TAN DIFÍCIL!— gritó Loona a todo dar hastiada por tener que explicarlo una y otra vez. Casi por milagro celestial, Blitzo, al recibir el impacto de la voz de Loona, entendió que si estaba mirando al este y las columnas representaban latitud, longitud ya altitud en ese orden, entonces el primero que es latitud lo mueve de adelante hacia atrás, la segunda columna que es longitud lo mueve de derecha a izquierda y el último lo mueve de arriba hacia abajo, ahora se sentía un tonto pues era tan fácil, porque en verdad solo un tonto no hubiera entendido la explicación sencilla desde un inicio ¿Verdad?.
— Okay, Loony. — la última era… — ¿Dijiste altitud?
— ¡SIII!— volvió a gritar con fuerza. Blitzo entendió y comenzó a aumentar y bajar valores a las columnas de números, para ser exactos aumento el valor a todas las columnas. — Tengo que comenzar a ir a clases de ira.
— No lo creo necesario, Loony. — dijo sin prestar mucha atención porque estaba concentrado en el portal, además, él la quería tal y como era y no cambiaría nada de ella.
— ¡Manos arriba y que ni se te ocurra moverte!— esa no era la voz de su hija. — Como tú digas. — esa si era la voz de su hija, y sonaba en problemas.
— ¿Esos son humanos? ¿Estás bien Loony? — dejó de hacer lo que estaba haciendo para poner atención a lo que pasaba. Antes de poder peguntar de la preocupación lo invadió por completo al oír el ruido sorpresivo de disparos. — ¡Loony!
El sonido al otro lado de la línea era completamente errático a la par con los disparos, más cada momento que pasaba se oía en sonido de resoplido, como si alguien estuviera respirando al altavoz.
— ¡Hija, contéstame! — solo sonidos erráticos y de impactos, ya se hacía costumbre el quedarse con el corazón en la mano y esperar que nada le hubiera pasado a su hija.
— ¡SIGUE INTENTANDO ABRIR LOS PORTALES, RÁPIDO QUE NO TENGO MUCHO TIEMPO!
Al recibir la respuesta de su hija no perdió más tiempo y abrió el primer portal. Al abrirse se mostró el interior de uno de los pisos de del edificio, no sabía dónde estaba por lo que pensó en su hija y tras una mirada mental supo que había subido tres pisos más del edifico, que estaba muy a la izquierda cerca de su hija y le faltaba volverse un poco para atrás. Miró nuevamente el dichoso libro y cambio nuevamente los números de las columnas, disminuyó el valor de la primera y la segunda columna y aumento de gran manera el valor de la tercera. Al abrir el portal se encontró con la nada misma reflejada en color azul y blanco, había exagerado demasiado con la altitud por lo que termino abriendo un portal por las nubes.
— ¡Carajo! — dijo por su error. Nuevamente usó el libro pero esta vez solo disminuyó el valor de la tercera columna. Al abrirse el portal mostró el interior de una oficina, que en palabras de Blitzo "estaba hecha mierda" junto con un cadáver desangrándose sobre un escritorio. El silencio era inquietante pues hace solo unos minutos se oían los impactos de bala, nuevamente iba a identificar la ubicación de su hija.
— ¡LA PRÓXIMA VEZ, TÚ SERAS LA PUTA CARNADA ENANO DE MIERDA!— se gritó al otro lado de la línea atrayendo la atención de Blitzo. —No te quejes, aún sigues viva— dijo otra voz femenina que reconoció de inmediato como una de sus empleadas de confianza.
—Loona ¿Siguen allí? — la pregunta fue un poco tonta, más fue la primera que se le ocurrió.
— ¡Seguimos aquí esperando el puto portal!— le respondió su hija.
—Abrí otro portal según tus indicaciones y estoy viendo a un tipo muerto sobre un escritorio en una oficina echa mierda.
— ¡Te equivocaste otra vez! ¡Vuelve a abrirlo!
— ¿Tipo muerto en oficina de mierda? ¡Es el que se suicidó! No estamos muy lejos del lugar, si corremos podemos llegar e irnos. — esa voz era de su empleado de corta estatura y de tallo corto. En cierto punto se sintió bien por escuchar a sus dos empleados aún con vida y aparentemente ilesos. Por lo que acababa de decir se asumía que estaba en el piso correcto así que la tercera columna no sería cambiada.
—Moxxie ¿Te olvidas que aún nos siguen hombres armados? Solo tenemos unos minutos de ventaja si no es que segundos.
— ¡¿Aún nos siguen?! ¡Me usaron como carnada y aun así no habían acabado con todos! ¡Ustedes dos son unos inútiles buenos para nada!
La discusión se iba a prologar un buen momento, así que la ignoró, nuevamente busco sentir a su hija y tras encontrarla a ella y a sus empleados no muy lejos, comenzó a cambar valores de las columnas, solo cambio el valor de las primeras dos columnas y nuevamente abrió el portal seguro de que esa sería la última vez. El portal se abrió por completo, Blitzo esperó encontrar a su hija o a uno de sus empleados, mas solo se encontró a las espaldas de un montón de humanos vestidos de fachas… y estaban armados, iba a cerrar el portal cuando de pronto uno de ellos se volteó y con él todo el resto.
— ¿De casualidad, los tipos que los persiguen parecen guerrilleros narcotraficantes?— apenas termino de decir eso ya le estaban apuntando con sus fusiles—Pues si es así creo que abrí el portal detrás de ellos...Carajo...— su reacción fue cerrar de inmediato el portal, más fue muy tardía.
Los humanos abrieron fuego y aunque el portal se cerró de inmediato y la gran mayoría de las balas chocaron con la pared, dos balas entraron e impactaron el brazo y hombro derecho de Blitzo, la fuerza de ambas fue suficiente para tumbarlo de su silla de ruedas, impactó en lleno contra el piso dejando caer su teléfono y el grimorio entre los muebles de la oficina, este al no tener contacto dejó de brillar. Con un potente "PUTA" se tapó el brazo sangrante con su mano, tratando de hacer presión para no desangrare tan rápido. Si eso le había pasado a él, no podía imaginarse lo que le tocaría a su hija y empleados. Con la idea en la mente, trató en vano de levantarse, no le importaba si tenía que quedarse en silla de ruedas por un mes o un año, tenía que salvar a su hija, concentró toda su voluntad y así , herido y sangrante, pudo ponerse de pie, pero, aunque tuviera toda la fuerza y voluntad del mundo, nada de eso puede curar en un segundo su trasero literalmente roto que empeoró con una estrepitosa caída, al momento de ponerse en pie, sucumbió de inmediato ante el dolor de su pelvis, esa maldita bala penetro más profundo que las estocadas de Stolas.
Estaba rendido con el rostro besando el piso, estaba en más de un aprieto, sudando y sangrante miró bien su brazo izquierdo. La bala del hombro había entrado y salido dejando a la visita un agujero completo, no sangraba mucho porque no había tocado venas, solo había sacado carne, aun así el dolor no era para menos. No obstante, la bala de su brazo fue todo lo contrario, había tocado una vena y se quedó incrustada en el hueso causando un dolor inimaginable. Un torniquete ayudaría, pero sería más que inútil pues al moverse se desataría de inmediato y eso más el esfuerzo sería una total pérdida de tiempo y fuerza.
— ¡OTROS PUTOS AGUJEROS! — se quejó, mantenía cerrada con fuerza su mandíbula resistiendo el dolor, cada movimiento de manos o de piernas le causaba mucho dolor, en especial el brazo izquierdo pues sentía que la bala se incrustaba más con cada movimiento dado, haciendo que su sangre de un chorro sangrara a un torrente, dejando todo el piso como una típica escena de asesinato serial, para su buena o mala suerte, su hombro solo dolía mas no sangraba mucho. Miró a su alrededor, al derrumbarse impulsó su silla de ruedas hasta que esta choco contra la pared quedando a varios metros de su alcance. No podía arrastrarse mucho antes de desangrarse por completo, así que tenía que planear bien las cosas. Siguió buscando y, buenas y malas noticias, encontró al grimorio abierto debajo de su escritorio y su teléfono no muy lejos del libro por lo que ya tenía un plan, la mala noticia, si o si se arrastraría y eso dolería mucho…
— ¡ME CAGO EN TODO!—con el brazo sano y a expensas y a gritos ahogados por cada movimiento se comenzó a arrastrar hacia su escritorio, cada movimiento hacia que gritara groserías y se desangrara aún más. Fueron 25 tediosos segundos de dolor bien contados y administrados hasta que finalmente llegó a tocar con su mano no dañada el dichoso libro. Con todo el dolor en que lo atormentaban, su mente estaba errática, no podía concentrarse en su hija, ni en ninguno de sus empleados, por su mente solo pasaban pensamientos erráticos que no llegaban a ninguna parte, cada vez que pensaba el dolor redirigía sus pensamientos, tanto así que cuando trató de abrir un portal hacia Loona, terminó abriéndose en medio de un desierto, si seguía así pronto abriría un portal en un lugar peligroso.
Su herida lo haría desangrarse hasta morir en su oficina y de seguro solo lo hallarían cuando su cuerpo apestara tan feo que incomodaría a los demás inquilinos del edificio, justo en ese momento, y con gran claridad, pensó que terminaría igual que ese tipo en la oficina de mierda, lo pensó tan claramente que al tener una parte del libo en su mano, tuvo una visión muy clara de la oficina echa mierda. Era la única vista clara que tenía y que posiblemente tendría así que no vaciló en abrirlo, el libro volvió a mostrarle una imagen mental del lugar volviendo de nuevo las tres coordenadas de brillo incandescente y con ello el portal estaba de vuelta, una vez abierto se arrastró hacia el teléfono dejando el libro abierto junto al portal. Nuevamente tuvo que soportar una pequeña dosis de martirio hasta llegar a su móvil. Un vez que llegó, se topó con una terrible sorpresa.
— ¡CARAJO!— La pantalla estaba quebrajada y el teléfono estaba apagado, muy malas señales de que aun funcionaba. Trató de encenderlo, una y otra y otra vez pero la pantalla no pasaba de estar negra. Ahora, si quería hablar con su hija, tendría que llegar hasta los cajones del escritorio para sacar otro teléfono, lo peor de todo es que tendría que esperar nuevamente que le habiliten el puto teléfono. Se enfureció con solo pensar en tratar con uno de esos recepcionistas nuevamente, se enfureció porque no podía ayudar a su hija ni a sus empleados, pero sobre todo, se enfureció consigo mismo por sentirse tan impotente en ese momento, ya que por su culpa perdería a su hija y moriría en su oficina, fue tanta su ira tomó el teléfono y lo estrelló con la poca fuerza que le quedaba contra el piso, total ya no servía, dejándolo tirado y totalmente inservible en el piso.
Cuando se iba a resignar a tratar de ir a los cajones del escritorio para sacar un nuevo teléfono, la pantalla del inservible se iluminó abruptamente, casi por milagro del guion. Esto era una prueba de que todas las cosas si se arreglan a golpes. La pantalla estaba aún más rota pero pudo soportar el peso de los dedos de Blitzo, solo unos cuantos click y ya tenía marcado el número de su hija.
— ¡Abrí un portal en la oficina de mierda!— dijo al momento en que la llamada fue respondida— ¡No puedo abrir otro portal así que ese es su única opción!— era una verdad a medias, el tener que volverse a arrastrar le sería imposible. Al momento de terminar esas palabras colgó y dejó el teléfono el piso para luego dejarse descansar sobre el piso. Tras reposar un momento, arrancó un pedazo largo de su traje, se dio la vuelta de forma que terminara mirando hacia el techo, y con dolor se hizo un torniquete para impedir que más de su sangre saliera a chorros de su brazo, ahora que estaría quieto le serviría de algo. Aun le dolía el brazo y el culo junto con su hombro sangrando poco a poco, pero estaba seguro que sobreviviría para ver a su hija y empleados regresar a salvo, el cansancio y el dolor al fin pudieron más que él y en un punto de su reposó terminó por desmallarse en medio de su oficina, lo bueno es que muy pronto lo socorrerían y por lo tanto sobreviviría… o tal vez no.
Momentos después del desmayo de Blitzo y de una manera muy extraña, el grimorio brillante comenzó a menguar su intensidad de brillo de tal forma que al finalizar apenas emitía un destello y con ello el portal se cerró por completo. Mientras el destello del libro continuó débil, el portal no se pudo abrir por varios minutos, transcurrió un tiempo hasta que el libro empezó a emitir su brillo inicial pero en una escala muy reducida que comenzó a aumentar lentamente y de tal forma el portal de energía comenzó abrirse de forma progresiva hasta adquirir su tamaño normal con la potente luz del libro, pero tan pronto el portal y el libro volvieron a su normalidad, volvieron a descender de intensidad y de tamaño, antes de que se cerrara, un cuerpo femenino pasó entre la grieta dimensional, cayendo de golpe en el frio piso para no moverse, seguido de ello, el brillo del grimorio se apagó por completo y con ello el portal se cerró, esta vez para no abrirse más.
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