Capítulo Diecinueve

Dos noches más tarde, cuando Clarke volvía de la clínica de Bronco, sobre las 23:00, vio el coche de patrulla de Lexa estacionado. Clarke lo miró, con mezcla de furia y miedo. Ella sabía que Lexa había estado aburrida durante días, pero todavía tenía suturas y Clarke le había dicho, específicamente, que no estaba lista para conducir. Nylah oyó el golpe de la puerta principal y se armó de valor.

"¿Dónde está Lexa?" Clarke le preguntó a modo de saludo, con gran enfado.

"Uh, arriba creo", pronunció Nylah . Esto va a ser peor de lo que pensaba.

"¿Recogiste su vehículo?"

"No, ha sido Zoe" respondió Lexa mientras entraba en la cocina. Tenía su insignia prendida en el bolsillo de su camisa, de trabajo, y llevaba un par de pantalones vaqueros. Se estaba ajustando la correa de la pistolera en el hombro, mientras hablaba. Sonrió suavemente a Clarke en señal de bienvenida . "Hola."

Clarke ignoró el saludo, muy enojada, sin reconocer lo mucho que la había echado de menos. "¿Estás viendo a otro médico y yo no lo sé?"

"Por supuesto que no" Lexa respondió con sorpresa.

"Entonces, ¿por qué vas a ir a trabajar?"

"No estoy trabajando. Sólo voy a conducir por las dunas durante unas hora, no es oficial."

"¿Con un arma de fuego y en mitad de la noche?" preguntó apretando las manos y luchando contra el impulso de tirar cosas. Lexa se la quedó mirando, claramente sorprendida por su reacción. "¿Acaso Marcus te ha dado permiso?" Le volvió a preguntar con dureza.

"No se lo he preguntado, lo hago en mi tiempo libre."

"Eres como el infierno" Clarke le respondió secamente, dirigiéndose hacia el teléfono. "Si no va a seguir mis órdenes como tu médico, voy a tener que decírselo a Marcus. Mañana mismo puedes ver a otro médico."

"Clarke", dijo Lexa suavemente, deteniéndola con una mano en el brazo. "Sólo escúchame, y luego si no quieres, no voy." Clarke se apartó del teléfono a regañadientes, con su mandíbula apretada. Ella asintió con la cabeza bruscamente para que Lexa continuara con su explicación. "Alguien está siguiendo a las chicas, Clarke. Cuando hable con Raven y O., me dijeron que algunos chicos les han estado molestando, a varios de sus compañeros llamándoles de todo, e incluso Raven cree que la han estado siguiendo después de haberse despedido de O., en las dunas. Las chicas están en peligro, Clarke. Sólo quiero ser vista por ahí, y dejar que sepan que sé lo que está pasando, y así tal vez, con ello sea suficiente para poner fin a esto, antes de que alguien salga herido".

"No tienes que ser tú, Lexa" Clarke argumentó, "no ahora, cuando ni siquiera estás curada. Llama a Marcus. Dile lo que está pasando. Él puede mandar a alguien a patrullar por las dunas."

"No puedo, todavía no. O. me prometió que le diría a Marcus sobre ella y Raven. Le dije que le daría una semana. Aunque Marcus lo supiera, sin mi y sin Smith, no tiene personal suficiente para cubrir la ciudad y aumentar las patrullas por las dunas. Como de momento no hay denuncia oficial, no hay forma de que él pueda conseguir más personal para salir a la calle. Sin mí, no hay nadie más que lo pueda hacer. Sólo saldré unas cuantas horas". Era tan claro para Lexa lo que había que hacer, que esperaba que Clarke lo entendiera.

"Maldita sea, Lexa" Clarke gritó: "No estás en condiciones para trabajar. Si estás por ahí, en estas condiciones, te puede pasar cualquier cosa." Ella se dio la vuelta bruscamente, sin querer que la otra mujer viera el miedo en su rostro. Sin decir nada más, se dirigió a la terraza, dejando a Lexa mirándola.

Nylah habló en voz baja, desde la esquina de la habitación. "Mi hermana no sabe hablar cuando tiene miedo. Está acostumbrada a tratar ella sola sus dolores y temores. Primero perdió la carrera olímpica, estuvo a punto de perder su pierna. Luego perdió a la mujer con la que había creído que pasaría toda su vida. Ella no puede soportar más pérdidas en su vida, Lexa. La otra noche, estaba mirando con los prismáticos, cuando vio que te disparaban. Pensó que te habían matado. Está aterrorizada. Está aterrorizada por amarte, y sobretodo, está aterrorizada de perderte".

"No quiero hacerle daño, no sólo me importa, ella significa más para mí de lo que jamás pensé sería posible." Lexa tragó, obligándose a decir las siguientes palabras. "No tengo ninguna intención de dejarla, sólo lo haría si fuera necesario."

Nylah no podía imaginarse la angustia que sentía al pronunciar esas palabras. Nylah negó con la cabeza, riendo suavemente. "No sabes mucho sobre las mujeres, ¿verdad, Lexa?"

"Yo no sé nada de nada " respondió muy seriamente. "Sólo sé lo que siento por ella. Y eso es todo lo que tengo."

"Puedo ver cuánto te importa. Ella te necesita, Lexa. Sólo tienes que acercarte a ella. Sigue tus instintos. Hasta ahora han estado más que bien."

Lexa sonrió agradecida, volviéndose hacia la mujer que estaba a la luz de la luna, en la terraza. "Clarke", dijo ella, deslizando sus brazos alrededor de la figura inmóvil, de espaldas, sosteniendo el cuerpo de Clarke suavemente contra ella. "Lo siento, debería haber hablado contigo antes. Necesito un poco de práctica con esto. ¿Puedes perdonarme?"

Clarke agarró las manos que rodeaban su cintura, acariciando la carne tierna de la palma de Lexa. "Esto es tan jodidamente típico de ti. Sé que crees que tienes que hacer ésto, e intento convencerme a mi misma de que tienes razón".

"¿Pero?" Lexa preguntó, presionando su mejilla contra el pelo de Clarke, posando sus labios en la suave piel de su sien.

Clarke se estremeció ante el contacto. "Pero mi corazón sigue diciendo que no tienes que ser tú. Dejar que alguien más lo haga. Dejar que la amante de otra persona, sea la que esté en peligro. Dejar que otra persona se lastime." Su voz se apagó en un sollozo casi inaudible.

Lexa se apretó tanto que no dejó espacio para nada entre ellas. "Tengo que ser yo, porque eso es lo que hago, es lo que soy", susurró con absoluta certeza.

Clarke asintió imperceptiblemente, sin querer romper a su unión. "Lo sé, es una de las razones por las que…" Se detuvo, antes de dar voz a los sentimientos, cuyas consecuencias no estaba dispuesta a aceptar. "Creo que no soy lo suficientemente fuerte para esto, Lexa", terminó miserablemente, empezando a alejarse. Lexa apretó su agarre.

"No puedo prometer que no vayan a hacerme daño, Clarke" continuó Lexa, dispuesta a dejar que Clarke tomara su decisión. "Pero puedo prometerte, que nunca voy a ponerme en una situación en la que no esté capacitada, y puedo prometerte que todos los días de mi vida, voy a estar aquí para ti, si me dejas."

Clarke se volvió en los brazos de Lexa, llegando detrás de ella para tomarla de cerca. Apoyó su frente en el pecho duro de Lexa, mientras sentía el deseo de la otra mujer contra su cuerpo.

"Dios, yo podría acostumbrarme a esa idea", admitió a regañadientes.

"Bien," dijo Lexa , levantando el rostro de Clarke para besarla.

"¿No puedes dormir?" preguntó Nylah cuando se unió a su hermana en la terraza. Eran las dos de la mañana.

"No mientras ella está ahí", respondió Clarke, inclinando la copa para terminar su bebida.

"Vas a tener que aprender, lo sabes" dijo Nylah, encendiendo un cigarrillo, y ofreciéndole el paquete a Clarke .

Clarke aceptó sin decir nada, fumando en silencio mientras las estrellas giraban encima de ellas.

"Sé que estoy exagerando" dijo al fin.

"Probablemente", coincidió Nylah. "Pero han sido un par de días infernales, y has pasado por mucho a la vez. Date un tiempo."

"No estoy acostumbrada a ser tan emocional" confió Clarke. "En estos momentos, no me siento orgullosa de mí misma. "

"Oh, dios, Clarke" exclamó. "Si fuera por mí, habría más gritos de lo que imaginas. A veces creo que podría gritar porque nunca he conocido a nadie como ella. Ella es tan podridamente lógica y siempre tiene razón, es difícil discutir con ella. Casi no la conozco, pero ella te ama, Clarke… puedo verlo cuando ella te mira".

"Dios, espero que sí," susurró fervientemente. "Ya la tengo tan dentro de mí, que sería imposible dejarla fuera".

Lexa encontró a las dos hermanas dormidas, en las hamacas de la terraza, cuando regresó, pasadas las 03 a.m. Se inclinó para besar a Clarke suavemente en la mejilla, murmurando su nombre.

Clarke se inclinó adormilada, rodeando con sus brazos el cuello de Lexa.

"¿Ha pasado algo? " le preguntó.

"No," respondió Lexa, levantando a Clarke en un abrazo. La besó de nuevo, más a fondo, hasta que acabó jadeando, luego la abrazó sin decir nada más, simplemente disfrutando de la sensación de tenerla cerca. Clarke se apoyó en ella, disfrutando de la lenta oleada de deseo.

"Creo que debería irme la cama" comentó Nylah, echando un vistazo a las dos figuras inclinadas, a través de la tenue luz, bajo las estrellas. Ella pasó la mano con cariño por a cabeza de su hermana, al pasar junto a ellas.

"Ella es una buena mujer", comentó Lexa.

"Sí," se acordó soñadora. "¿Estás lista para llevarme a la cama?"

Lexa se echó a reír. "Más que lista, aunque no tengo en mente dormir."

"Eso es lo que yo esperaba."

Lexa la llevó arriba, instándola suavemente sobre la cama. Con infinito cuidado le quitó cada prenda de ropa, deteniéndose para explorar el atractivo paisaje del cuerpo de Clarke, con los labios y las manos, cautivada por su delicada fuerza. Clarke se estremeció, cuando los dedos insistentes rastreaban su piel, desde sus pechos bajando por las piernas y volviendo por la espalda hacia arriba, a medida que los burlones labios de Lexa dejaban besos fugaces por todas partes. El cuerpo de Clarke se movía a medida que sentía picos cada vez más altos de la sensibilidad. A medida que apretaba sus músculos por el esfuerzo de contener su deseo, ella gimió el nombre de Lexa. Agarró los hombros de Lexa, con las piernas apretando alrededor del muslo.

"Estoy cerca," susurró entrecortadamente. "No me toques, Lexa, por favor, o voy a venirme en cuanto lo hagas."

Lexa gimió, inflamada por el calor húmedo de la necesidad de Clarke contra su piel. La deseaba tanto que no lo creía real. Cuando se dio cuenta de que Clarke la necesitaba con suma urgencia, abierta y lista, se vio impulsada por un instinto profundamente primordial para reclamarla. Como si hubiera nacido sabiendo, empujó hacia ella duro. Con un solo movimiento, los dedos de Lexa entraron plenamente, provocando una reacción en cadena. Inmediatamente, los músculos de terciopelo se contrajeron, alrededor de su mano. Con su pulgar, Lexa montó contra el clítoris de Clarke, al mismo tiempo.

"Oh, Dios mío" gritó Clarke, lanzando su cuerpo y su mente hacia el orgasmo.

Lexa presionó más profundo provocando que los espasmos cataclísmicos dieran paso a pequeñas contracciones internas. Lexa estaba tan consumida por provocar esa maravillosa sensación que apenas podía respirar. Poco a poco se fue dando cuenta que Clarke estaba sollozando.

"Clarke" se quedó sin aliento, por el pánico, separándose de ella. "Oh Jesús, ¿te he hecho daño?"

"No", murmuró Clarke, la cara apretada contra el hombro de Lexa, con su cuerpo todavía temblando.

"¿Está segura?" Lexa insistió con miedo. "No quise ser tan ruda, dios, no sé lo que me pasó, sólo lo quería tanto"

Inclinó la barbilla de Clarke, buscando su rostro con ansiedad. Clarke negó con la cabeza, pero sus mejillas estaban llenas de lágrimas. Algo se rompió en el pecho de Lexa, que llegó hasta su corazón.

"Clarke", se atragantó. "Clarke, te juro que nunca quise hacerte daño"

"No me has hecho daño, Lexa," logró responder, dibujando un suspiro tembloroso. Nunca antes había sido poseída así. Se sentía como si hubiera sido devorada. Pero lo que la asustaba no era la pasión de Lexa, sino lo mucho que había querido que Lexa la llevarla hasta el abismo. Si Lexa no lo hubiera hecho, ella lo habría suplicado. Lo que Lexa era capaz de provocar en ella, era tan extraño y fascinante que no lo podía creer. "Me haces sentir tan condenadamente impotente, que da miedo" la tristeza le obligó a no decir las siguientes palabras ¿qué será de mí si me deja...?

Lexa la abrazó suavemente entre sus brazos, escuchando en silencio lo que Clarke no había dicho. Recordó lo que Nylah le había dicho, sobre lo que Clarke había perdido y sufrido los últimos años, y comprendió la magnitud de ese dolor, al contemplar la vida sin Clarke.

"Clarke" dijo con voz suave pero clara.

"¿Sí?" Clarke preguntó mientras escuchaba el fuerte y constante latido, bajo su mejilla.

"Te quiero."

Clarke se quedó en silencio durante un largo rato, escuchando las palabras, y preguntándose si se atrevería a permitir creer en ellas. Lexa nunca había estado con otra mujer, nunca había hecho el amor con otra mujer, ¿cómo podía estar segura ahora? Lexa no esperaba su respuesta. Instintivamente, sabía que no iba a escuchar esas mismas palabras, pero con el tiempo sabría convencer a Clarke de su verdadero amor. Las había dicho, en voz alta, porque lo necesitaba y al decir esas palabras, algo había cambiado en su interior. Se sentía tranquila, de una manera como nunca se había sentido antes. Se acercó aún más a Clarke, con sus manos deslizándose a lo largo de la espalda bajando hasta sus nalgas.

"Lexa, si sigues tocándome así, no vamos a poder dormir esta noche" murmuró Clarke, sin desear nada más, en ese momento, que su cercanía.

"Está bien," Lexa se echó a reír alegremente, continuando sus caricias, "porque no tengo que trabajar mañana."