Capítulo Veinte
Clarke finalmente aceptó que Lexa hiciera su ronda nocturna por las dunas, durante unos días. Incluso logró dormir un poco, aunque estaba inquieta esperando en la oscuridad. Lexa no debería volver a trabajar hasta pasados unos días más, así que ella se había quedado en casa de Clarke. Ninguna de los dos volvió a discutir sobre lo que debían hacer. Después de volver de su primera ronda, Lexa sólo llevaba una hora durmiendo, cuando fueron despertadas por el teléfono. Clarke se incorporó lanzando un suspiro, pensando en lo difícil que iba a ser salir de la cama con Lexa durmiendo a su lado. No quería pensar en lo que sería cuando Lexa volviera a su propia casa. Se había convertido rápidamente en una parte esencial de su vida.
"Dra. Griffin", respondió ella.
"Doctora", dijo una voz masculina desconocida, en tono de disculpa, "soy Jeff Lyons. Siento molestarla, señora, pero estoy tratando de localizar a la Sheriff Wood Tengo a una chica, en la otra línea... Está histérica, y dice que no quiere hablar con nadie más, solo Lexa".
"Por supuesto", respondió Clarke con preocupación, "ella está aquí."
"Wood", dijo Lexa lacónicamente. Mientras escuchaba la llamada, su cuerpo se tensó. "¿Dónde estás ahora...? ¿Dónde habías quedado con ella... Vete a casa te llamaré en cuanto la encuentre. Te lo prometo."
Lexa colgó el teléfono mientras salía de la cama. Eran las dos de la mañana.
"¿Qué pasa?" le preguntó con ansiedad cuando la otra mujer comenzó a ponerse su uniforme, con el rostro apretado.
"Octavia ha desaparecido", le dijo mientras comprobaba su revólver. "Ella y Raven tenían una cita para reunirse en las dunas. Octavia no se presentó. Eso fue hace dos horas... ¿Qué estás haciendo?"
Clarke se dirigió apresuradamente a su vestidor. "Me voy contigo. La encontraremos más rápido, si somos dos personas buscando. Y si está herida, me vas a necesitar."
"Sí, tienes razón", respondió Lexa. "Llévate el Jeep, tu equipo médico y el teléfono móvil. Me mantendré en contacto de esta manera. Si no la hemos encontrado dentro de una hora, voy a tener que llamar a Marcus. Espero que no haga falta llegar a eso".
"¿Dónde debo buscar?"
"Voy a buscar por Herring Cove, donde se suponía que debían juntarse. ¿Por qué no conduces por Comercial, de ahí hacia la 6A y de vuelta a la playa? Busca su moto. Tal vez sólo llegó tarde, no vio a Raven, y está dando vueltas por la ciudad".
Clarke pudo darse cuenta por la cara de Lexa que no se lo creía. "Lexa, prométeme que si hay problemas pedirás ayuda. Tu herida aún no está curada. Tu tiempo de reacción será más lento. No puedo preocuparme por las dos."
Para alivio de Clarke, Lexa asintió con la cabeza. "Lo haré, pero llámame cada cinco minutos con tu ubicación." Entonces, inesperadamente, Lexa la agarró por los hombros y la besó con intensidad. "Ten cuidado. No quiero que te hagan daño."
Cuando Clarke la siguió abajo, ella sabía, viendo el conjunto rígido de la espalda de su amante y la expresión apretada en su cara, que Lexa estaba más que preocupada. La atención de Lexa ya estaba en otra parte, mientras se centra completamente en su misión. Clarke sabía, con absoluta certeza, que esta determinación resuelta, era la esencia de la mujer que amaba. Amar a Lexa Wood significaba que ella también tenía que aceptar la dedicación exigente de Lexa, emocional y físicamente. Dudaba que alguna vez pudiera acostumbrarse al peligro, pero sabía que tendría que vivir con ello, porque sabía que ya no era posible dejar de amar a Lexa.
Clarke circuló por la calle comercial, inspeccionando lentamente las estrechas callejuelas y callejones que se cruzan. Varias veces se detuvo para echar un vistazo a los pocos bares y lugares de reunión, que todavía estaban abiertos. Rodeó con el coche, hasta el muelle de Long Point, recordando su propio viaje peligroso, hacia fuera sobre las rocas, y la forma en que Lexa había aparecido, de repente, a su lado ofreciendo su ayuda y seguridad, como sólo ella sabía hacer. Recordó cuán grande fue su dolor aquella noche, y los ojos de Lexa inclinados sobre ella, con su pierna magullada e hinchada. Esa fue la noche en que se había enamorado de Lexa Wood. Ella estaba a punto de salir de los límites e Provincetown cuando su teléfono móvil sonó.
"Doctora Griffin", le respondió lacónicamente.
"Soy Lexa. Ven por la seis hacia Herring Cove. Busca mi coche en el lado de la carretera. Estoy a unos cien metros, pasando el sendero de las dunas."
"¿La has encontrado?" Preguntó Clarke, pensando que la voz de Lexa parecía extrañamente vacío.
"Sí, pero ven pronto, Clarke."
Lexa estaba esperando en la carretera, colocando toda prisa una cinta amarilla en la boca del estrecho sendero en la arena. La moto de Octavia estaba de su lado en la maleza, al lado de la carretera. La parte frontal estaba torcida y abollada. El estómago de Clarke se apretó cuando ella lo vio, y lo que estaba haciendo Lexa.
"Dios mío, Lexa. ¿Está viva?" gritó mientras se acercaba.
"Sí, por ahora, " Lexa respondió con gravedad, mientras ayudaba a Clarke deslizar la camilla desde la parte posterior de su Jeep. "Sígueme, mantener mi paso, no quiero contaminar la escena, más de lo que tengamos que hacerlo".
Clarke la miró con asombro. Se trataba de O. por el amor de Dios. ¡Esta mujer no tiene sentimientos!
Lexa vio la pregunta en sus ojos, y sintió su crítica en silencio. Dolía, pero no tenía tiempo ni ganas de explicárselo. "Atiende sus lesiones, doctora, es tu trabajo. El mío es atrapar al bastardo que le ha hecho esto", declaró Lexa llanamente, un fuego peligroso en sus ojos.
Clarke asintió: "Por supuesto, tienes razón."
Octavia estaba tendida inconsciente, en una profunda hendidura entre dos dunas, cubiertas de maleza. Cuando Clarke levantó la manta que Lexa había colocado sobre ella, ésta retrocedió al ver la camisa desgarrada y los pantalones vaqueros bajados, alrededor de los tobillos de O. Por un momento angustioso, todo lo que pudo imaginar fue el terror de O. Un toque suave en su hombro la devolvió a la actualidad, y a su responsabilidad.
"Clarke. ¿Podemos saber si su columna vertebral está bien?" preguntó Lexa de manera uniforme.
Clarke se arrodilló, haciendo una rápida evaluación de los signos vitales de O. Su respiración era clara, y el pulso fuerte y constante. Su rostro estaba muy golpeado, con los ojos amoratados. Había un hilo de sangre que salía de su fosa nasal izquierda, y un fuerte hematoma sobre el lado derecho de la mandíbula. Incluso bajo la tenue luz de la linterna de Lexa, pudo distinguir las marcas en el cuello. Tenía sombras de sangre seca sobre el cuello y el pecho.
"Luchó duro", murmuró Clarke, apenas consciente de hablar en voz alta mientras ella continuaba con su evaluación.
"Sí. Ella lo hizo."
Clarke miró a Lexa, quien se quedó mirando hacia el cuerpo violado de Octavia, con los ojos tan fríos que Clarke se estremeció. Clarke puso un collarín detrás del cuello de O., para inmovilizar la columna cervical. Le pasó las manos sobre las extremidades, observando que no había deformidades evidentes. El resto del examen tendría que esperar hasta que la llevarán a la clínica.
"Está estable, podemos llevárnosla. Hay que tener cuidado al levantarla, intenta agarrarla de los antebrazos, para no moverle la nuca ni los hombros. Hay que mantenerla recta sin inclinarla," Clarke le ordenó, mientras su mente ya estaba ocupada pensando en qué más había que hacer.
"¿Has avisado a Marcus?" le preguntó mientras maniobraban lentamente a través de la arena.
"Lyons está de camino de asegurar la escena", respondió Lexa. "Voy a avisar al jefe de camino a la clínica. No quería que él la viera así."
Clarke asintió con la cabeza, preguntándose cómo podía haber cuestionado la sensibilidad de Lexa, lamentando su reacción inicial. Lexa sólo estaba haciendo para lo que estaba entrenada y había jurado hacer. "Lexa, siento lo de antes. No me he pensado en lo que tenía que hacer por ahí"
"Está bien" Lexa respondido de manera uniforme.
"No, no está bien." Porque te conozco mejor que eso, y porque te amo, Clarke quería que lo supiera, pero ahora no era el momento. En cambio, ella siguió las luces del coche patrulla de Lexa, ya que la llevaron a través de la oscuridad.
"¿Qué diablos está pasando, Wood?" Marcus Kane demandó mientras entraba por la puerta de la clínica de Clarke. "He oído en el escáner que ordenaste a Lyons y Jameson que acordonaran un tramo de seis. Ni siquiera estás en el servicio." Vio la cara de su ayudante y se detuvo en seco, su el estómago revuelto. Había algo mortal en sus ojos, y algo tan suave en la mano que le puso en su brazo, que le entró pánico de repente. Había visto esa mirada en los ojos de la policía antes, cuando era algo malo. Se armó de valor para escucharlo. "Dime," dijo en voz baja.
"Es O. Está viva pero está gravemente herida, Clarke está con ella ahora."
Marcus se apoyó con una mano en la pared. Por un momento perdió la visión, apenas podía ver su rostro. Escuchó sus palabras, pero no se dio cuenta de que estaba hablando.
"¿Se ha chocado con la moto?"
"Alguien la golpeó, Marcus."
Se sentía como si le hubieran disparado. "No lo entiendo, ¿por qué? ¿Cómo lo sabes?"
"Raven Reyes me llamó. Me dijo O. no aparecía, y me fui a buscarla. La encontré en las dunas."
Marcus la miró confuso. "¿Raven? ¿Por qué te llamó ella? ¿Qué está pasando?"
Lexa le devolvió la mirada. "O. y Raven son amantes. Se han estado viendo en las dunas. Mi suposición es que alguien siguió a O., la obligaron a salir de la carretera, y la arrastraron hacia los matorrales."
Marcus se echó hacia atrás, como si le hubiera golpeado. Luego enfrentó sus ojos enojados contra ella. "¿Sabías algo acerca de ellas? ¿Es por eso que Raven te llamó?"
"Sí. O. me dijo que te lo iba a contar..."
Todo su terror se transformó en ira. ¡Esto era culpa de Lexa! Si ella se lo hubiera dicho, él habría puesto fin a esta tontería, antes de que Octavia hubiera sido herida. Marcus se movió tan inesperadamente, que Lexa no tuvo tiempo para apartarse. La agarró con las dos manos y la estrelló contra la pared. "¡Hija de puta! ¿Sabías que mi hija estaba tonteando con una chica y no me lo dijiste?" rugió. Empezó a golpearla por todo su su cuerpo. "Dejaste que continuaran"
Lexa, continuó recibiendo golpes, en ningún momento levantó la mano, aunque estaba bien entrenada para defenderse. "Marcus" se quedó sin aliento.
Cuando Clarke se acercó a ellos, vio el dolor en el rostro de Lexa. Marcus volvió a levanar su puño para continuar su desahogo, mientras retorcía la camisa de Lexa, sujetándola contra la pared. Él se sorprendió, momentáneamente, cuando el bastón de Clarke lo golpeó en el brazo, impidiéndole que siguiera golpeado la cara desprotegida de Lexa.
"Suéltala, Marcus," dijo Clarke en un tono mortal. "Ahora".
Lexa se dejó caer ligeramente en los brazos de Marcus cuando se volvió confuso hacia Clarke. Lexa tosió, tratando de recuperar el aliento. Cada inhalación la sentía como una puñalada.
Los ojos de Clarke seguían fijos en el rostro de Marcus, lista para volver a golpearle con el bastón. "Hazlo Marcus, o te rompo el brazo."
"Está bien, Clarke , déjalo" le dijo Lexa que se había quedado sin aliento .
Cuando finalmente Marcus dejó caer las manos a los costados, Clarke se relajó un poco, pero mantuvo sus ojos fijos en él. "El equipo de urgencias ya la ha traído. Está estable, y de forma intermitente consciente. Está preguntando por ti, Lexa."
"Aléjate de ella," hervía Marcus. "Si no fuera por ti, esto no habría ocurrido."
"Necesito su declaración", dijo Lexa. "Y tengo que ver que ella está bien "
"Olvídate de su declaración, que estás despedida."
Lexa se encogió de hombros. "Me puedes despedir mañana, pero esta noche me voy a buscar al que ha estado aterrorizando a los niños en esta ciudad. Clarke… Llamas por favor a Raven, se lo prometí…"
"Adelante, Lexa, yo me encargo de ella. Pero antes tengo que revisarte." Clarke dijo, estas últimas palabras, con la mirada fija en el Sheriff.
Lexa, sonriendo amablemente, le rozó los dedos sobre la mano de Clarke, que todavía las tenía sujetando con fuerza el bastón. Dibujó una respiración tan profunda como pudo, decidida a no revelar cuánto le dolía.
"Estoy muy bien."
Lexa empujó la puerta de la sala de procedimientos. Marcus la siguió, deteniéndose junto a la puerta. Estaba paralizado ante la visión de su hija. Yacía desnuda bajo una sábana delgada, casi irreconocible de sus magulladuras, conectada a dos bolsas de suero. Vio una bolsa de pruebas transparente llena de ropa ensangrentada, en el mostrador, con un kit de violación abierto al lado. Luchó contra la repentina urgencia de vomitar. Volvió a mirar la camilla, esperando ver a su hija, y vio a una mujer maltratada, alguien a quien no conocía. Tenía miedo de acercarse a ella.
Lexa acercó un taburete, tomando la mano de Octavia en la suya. Apretó los dedos desgarrados y ensangrentados sobre su mejilla. Ella era consciente de que Marcus estaba detrás de ella.
"O., soy Lexa" dijo suavemente. "Ahora estás bien. Estás a salvo."
Los párpados de O. revoloteaban y se abrieron. Trató de concentrarse en el rostro de Lexa. Tenía la garganta tan seca, que le era muy difícil formar palabra. Encontró los ojos verdes, y se dejó caer en la ternura en ellos. "¿Raven?" logró por fin. "¿Está ella…?"
"Ella está bien, O. Viene de camino."
"No dejes que me vea así, por favor," dijo O. con una lucha interna.
Lexa sonrió al entenderla, retirando un mechón de pelo de los ojos de O. "Ella necesita verte, O. Ella tendrá más miedo si no lo hace." Esperó un segundo, y luego continuó con lo que ella sabía que se debía hacer. "¿Puedes decirme quién te hizo esto, O.?"
O. trató de moverse, mientras las lágrimas se filtraban por sus ojos. Lexa las recogió con el dorso de sus dedos.
"¿Me violó?" Preguntó O.
Marcus ahogó un gemido.
Clarke se movió, de donde ella estaba, de pie en la puerta. "No lo creo, cariño," dijo en voz baja . "Aunque todavía tengo algunas pruebas que hacerte."
O. cerró los ojos con un suspiro. Lexa esperó pacientemente, su atención estaba centrada en la mujer joven que tenía delante. Le acarició suavemente el pelo. Clarke miró a su amante, a sabiendas de que en ese momento, O. era lo más importante en la vida de Lexa. ¿Cómo había podido pensar, alguna vez, que esto era sólo un trabajo para Lexa?
"Ayúdame, O." susurró Lexa.
"Era la furgoneta negra que ha estado siguiéndonos No lo sé, pero tengo... Creo que le rompí la nariz; le di un puñetazo cuando estaba encima de mí…" O. se quedó en silencio, temblando, vencida por los eventos demasiado frescos, todavía en su recuerdo.
"Oh , Jesús…" Marcus gimió.
"Dame algo más, O." Lexa insistió. O. jadeó mientras trataba de poner palabras a su terror.
"Lexa", advirtió Clarke.
Lexa no le hizo caso. "Dime, O. Ayúdame a detenerlo."
Clarke se mordió el labio, intentando mantenerse firme.
"Golpeó mi moto. Creo que destrozó un faro", dijo O. con dificultad.
"Buena chica", dijo Lexa.
O., luchando por permanecer consciente, miró a su padre. "Lo siento, papá. Quería decirtelo, pero me daba miedo." Su voz se desvaneció debido al agotamiento que la reclamaba. Lexa se apartó para que Marcus pudiera sentarse junto a su hija. Tenía que volver a salir. Tenía que comprobar la moto, ver si había pruebas, y empezar a buscar al autor. Era muy probable que buscará atención médica, si realmente O. le había roto la nariz. Mientras cerraba la puerta, vio a Clarke que intentaba detener a Raven, que estaba decidida a entrar.
"Espera un minuto," Clarke la calmó, sujetando a la mujer, que luchaba por seguir adelante. "Sería mejor que la vieras mañana, Raven. Te va a resultar difícil verla así."
Raven fijo su mirada en Clarke con desprecio. "Eres igual que todos los demás. ¿Crees que sólo porque somos jóvenes nuestros sentimientos no importan. Anoche, justo en estos momentos estaba haciendo el amor conmigo. ¿Crees usted que eso no importa?"
"Eso no es lo que quise decir, Raven. Sé que te preocupas por ella."
"¿Que me preocupo por ella?" dijo con frialdad. "¿Y si fuera Lexa la que estuviera ahí, Clarke? ¿Cuánto tiempo podrías esperar aquí afuera?"
Clarke la miró, sabiendo que podría ser fácilmente Lexa, en otras circunstancias. La sola idea le hizo dejarla entrar.
"Tienes razón. Lo siento," dijo Clarke suavemente. "Nada en el mundo me mantendría lejos de ella."
Ella miró a la joven morena y bonita, que ahora parecía mucho más vieja de lo que en realidad era, entró decididamente a través de las puertas para ver a su amante. Se volvió hacia su propia amante, que estaba dando órdenes en el teléfono.
"Me llamais con cualquier", dijo Lexa. "Voy a salir ahora mismo."
"No hasta que te pueda echar un vistazo," dijo Clarke cuando Lexa colgó el teléfono.
"Cinco minutos", reconoció Lexa.
"Ven", dijo Clarke, señalando a una sala de examen vacía. "Y voy a tomar el tiempo que necesite. Ahora quítate la camisa."
Lexa aceptó con un suspiro, tratando de ocultar el dolor que le atravesó el costado, mientras se quitaba la ropa. Clarke se inclinó para examinar los puntos de sutura.
"¿Por qué no lo detuviste?" le preguntó, mientras limpiaba la herida con peróxido. "Podrías haberlo hecho."
"No sabía lo que estaba haciendo" gruñó, mientras Clarke sondeó un punto sensible a lo largo de la caja torácica. "Además, es mi oficial al mando."
"Voy a fingir que no he oído eso, Lexa. Porque por mucho que te respeto y admiro tu testaruda dedicación al trabajo, todavía no puedo creer que le dejaras hacerte esto."
"Él habría terminado por darse cuenta. Si de verdad me hubiera puesto en peligro, lo habría detenido."
Clarke dio un paso atrás, con rostro furioso. "Bueno, pues él te ha roto una costilla. Ahora dame el maldito arma. No estás trabajando esta noche."
Lexa tomó a Clarke por sorpresa, con sus manos acercando sus cuerpos. Mierda, voy a asustarla de nuevo, pensó Lexa. ¿Cuántas veces puedo hacerle esto a ella, no sería demasiado?
"Clarke, te quiero con todo mi ser. Pero no puedo hacer lo que me quieres. Por favor, no me lo pidas."
El abrazo de Lexa era tan fuerte que casi dolía. Clarke intentó alejarse de su alcance, buscando los ojos verdes de su amante. Había honestidad en ellos, y sorprendentemente, miedo. Tiene miedo de que vaya a dejarla
"Tendrás que salir entonces," dijo Clarke, sintiendo desaparecer la tensión en el cuerpo Lexa. "Pero quiero tu palabra de honor de que no vas a correr ningún riesgo. Ninguno. Si me amas, me debes eso, Lexa."
Lexa la besó suavemente, "Te lo prometo… y gracias."
