Dicsclaimer: Sonic the Hedgehog no me pertenece. Es propiedad de SEGA.
Nota:el texto en cursiva representa sueños y/o recuerdos. Dicho esto, disfruten.
"Día 5: Tiempo"
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—Y entonces... —dijo ella tímidamente —¿Has pensado lo que te dije?
—No hay otra cosa que ocupe mis pensamientos.
Amy sonrió; el toque de su pequeña mano desnuda, acariciando con calma su mejilla bronceada, le producía escalofríos y el nerviosismo propio de un adolescente enamorado.
—Escucha querido, entiendo tu preocupación y no quiero que te sientas presionado. Además, tienes razón: es algo que debemos planear y no tomar a la ligera...
—Quiero intentarlo.
Aquellas simples palabras hicieron que la eriza dejada de hablar y juntara ambas manos a la altura del pecho mientras un par de lágrimas comenzaron a asomarse en su mirada.
—Shadow...
—Si ello te hace feliz Rose, podemos intentar.
Amy sonrió, tomó con ambas manos el rostro frente a ella y poniéndose de puntillas, le dio un pequeño beso en los labios; después lo rodeó con ambas manos en un tierno abrazo.
—Shadow The Hedgehog, me haces la mujer más feliz del mundo.
El azabache no podía resistirse a ella: correspondió aquel abrazo y dejó que el dulce aroma de su esposa lo invadiera. Tenían todo el tiempo del mundo para hacer realidad ese anhelo.
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Shadow se revolvió incomodo en la cama hasta que finalmente despertó: tenía el cuerpo sudado y un perfume floral inundaba sus fosas nasales.
Lo curioso era, que hace más más de seis meses todo lo relacionado con aquella fragancia había salido de su vida.
Seis meses...
El mismo tiempo que su subconsciente se encargó de recordarle en sueños, el comienzo de los problemas y discusiones con quien, en ese entonces, era su pareja.
Los mismos meses desde que su matrimonio con Amelia Rose había sido disuelto.
Suspiró cansado y se levantó de la cama para tomar una ducha; momentos después, cuando el agua caliente bajó por su cuerpo, las palabras que su mejor amiga espetó semanas después de su divorcio, resonaron en su mente:
—Deberías dejar todo atrás y comenzar de cero, hay muchas chicas que morirían por ti —dijo Rouge con una sonrisa coqueta.
—Sabes que no estoy interesado en ello.
—Y dale con lo mismo. Ni que Amelia haya sido la única mujer en tu vida...
La albina tenía razón: antes de Rose, existieron aventuras y otros romances, pero amor, calidez y ternura como el que ella le brindó, jamás lo había experimentado, ello lo llevo a tener gran afán por cumplir sus deseos.
Y así, cuando la idea de concebir surgió — y aunque esta le aterrase— se prometió a si mismo hacer lo que fuera para verla feliz; sin embargo, después de meses intentándolo, tratamientos de fertilidad y análisis médicos, la realidad lo abofeteó con todas sus fuerzas.
—Hay otras opciones —había dicho ella al llegar a casa después de esa cita médica —podemos valorar cada una de ellas y...
—No.
—Pero Shadow, no hay porque desanimarse... juntos en las buenas y en las malas, ¿Recuerdas?
Lo destrozaba su optimismo... no podía con ello, no ahora…
—Dije que no. Vamos a seguir intentándolo del modo tradicional.
—Pero… el médico dijo que eres estéril y…
—¡Están equivocados! —le carcomía el hecho de que su hombría fuera puesta en duda —¡Y te lo voy a demostrar!
Totalmente fuera de sí, Shadow la tomó con fuerza por los hombros; Amy soltó un quejido al sentir su cuerpo chocar contra la pared y algunas lágrimas comenzaron a bajar por sus mejillas cuando él comenzó a recorrer su cuerpo: aquellas caricias brutas y besos forzados le hacían desconocer completamente al sujeto frente a ella.
—¡No! ¡Suéltame!
Sus gritos y sollozos lo hicieron reaccionar y darse cuenta de lo que estaba a punto de hacer, la soltó y se alejó de ella dando algunos pasos hacia atrás; Amy deslizó su espalda lentamente por la pared hasta que su cuerpo tocó el suelo. Verla ahí, llorando, con el rostro escondido en las palmas de las manos lo hizo querer golpearse a sí mismo.
—Perdóname Rose.
Después de aquello, volvió a tomar las llaves del auto y salió del departamento sin tener un destino en particular, recriminándose por lo que acaba de suceder.
Retroceder en el tiempo le dolía en lo más profundo de su ser, porque a pesar de sus acciones y negatividad ante la situación, Rose permaneció a su lado reconfortándolo, cuidándolo y dándole más amor del que debía. Incluso, a pesar de ser su más grande anhelo, había dejado en el olvido el tema de la maternidad y la crianza. Sin duda, ella debía ser la criatura más pura y noble del mundo, como si de un ángel se tratase...
Pero desgraciado como él solo, había pagado aquella bondad con peleas, indiferencia, frialdad y finalmente con un acta de divorcio que ella se vio obligada a aceptar. Como había sufrido la pobre aquel día: ver aquel tierno rostro envuelto nuevamente en lágrimas y saberse responsable de ellas lo hizo sentir de lo peor. Y mentiría si dijera que no moría por tomarla entre sus brazos, llenarla de besos y disculpase por sus actitudes, pero estaba seguro de que mantener aquella fachada distante e insensible era lo mejor, al menos para Rose… después de todo, ¿Qué caso tenía retenerla si no era capaz de aportar algo a lo que ella más quería?
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Cerca de las 10:00 a.m., el azabache condujo su auto hasta aquella cafetería donde solía desayunar con Rose los fines de semana. Ir ahí le recordaba tiempos felices.
Después de aparcar el auto, caminó un poco hasta llegar a la entrada y antes de siquiera tocar la puerta, sintió el mundo venírsele encima: ahí estaba ella, su linda y querida Rose. Estaba de espaldas a él y acompañada por su madre adoptiva y hermana, las tres sentadas en una de las mesas, platicando e ignorando el hecho de que las observaba.
—Disculpe caballero, ¿Podría dejarme pasar?
Shadow volteó a ver al dueño de aquella voz: un erizo plateado de aparentemente su misma edad. Se hizo a un lado y dando las gracias, el platinado entró.
Grande fue su sorpresa al ver que ese sujeto se acercó a donde Amelia y le entregó un ramo de rosas rojas, las cuales ella aceptó con una pequeña sonrisa. Al verlos compartir un pequeño beso en los labios, la rabia lo invadió y entro iracundo al establecimiento, inmediatamente su mirada se encontró con la de Vanilla. La dama se puso de pie y Shadow pudo ver enojo y determinación en su rostro: la recordaba cómo alguien tranquila, y si algo agradecía, es que durante el tiempo que estuvo con Rose, siempre se mantuvo ajena a sus conflictos, sin embargo, sabía que también era capaz de hacer lo necesario para proteger a su familia.
Aquel sentimiento de furia en su interior se disipó con la mirada de la coneja, realmente no tenía nada que reprochar, suspiró con pesadez y desvió su mirada a Rose por última vez: alegre, risueña, encantadora... Dio media vuelta y al mismo tiempo que salió del lugar, reconoció que habría sido mejor quedarse en casa.
De camino al auto, se lamentó profundamente por las decisiones tomadas hace más de medio año...
Lamentaba no poder retroceder el tiempo y evitar todo este desastre.
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Solo para comentar, que este día en particular cuenta como continuación de Sentimientos Encontrados, otro de mis fics, por si quieren echarle un vistazo...
Saludos y gracias por leerme.
