LA ILUSIÓN QUEBRADA (Love Live!)

Volumen I, capítulo 3: Los problemas mentales de Rin


Pasaron unas semanas y luego de abandonar definitivamente su carrera de Veterinaria, Rin fue a un especialista psiquiátrico por orden de su madre a ser evaluada su mal que llevaba hace unos años.

Psiquiatra: Tengo que decir que tu diagnóstico no es muy alentador, es que tú padeces de esquizofrenia, síndrome esquizofrénico. No tiene tratamiento, en base a remedios muy rigurosos (...)

Finalmente Rin tuvo atisbos de cordura y lucidez y accedió a ir a un psiquiatra, esta vez si los exámenes fueron más rigurosos y tuvo un diagnóstico más acertado. Aquí apareció para esta joven y por primera vez la figura real de su enfermedad: esquizofrenia; según le explicó el facultativo, este ataca entre los 16 y 30 años y que si no es controlada a tiempo y persistentemente por el resto de los días de vida genera serios trastornos mentales. No tardó en desarrollarse esta enfermedad en Rin, los gestos más notorios de una incipiente locura hicieron presa de esta joven estudiante; escuchar voces y tener conversaciones con personas imaginarias hablaban claramente que Rin no alcanzó a ponerle límite a tiempo a su mal.

Rin: ¿Qué hace aquí? Yo no te llamé. Ah, ¿quieres conversar conmigo-nya? ¡Atrás demonio, déjame tranquila! ¡NO ME OÍSTE! Ese camino está demasiado oscuro (...), no tiene nada más. *Ríe malévolamente*

Sra. Hoshizora: Rin-chan, te dejé la comida, hijita. *Sale de la habitación*

Rin: *Risa maléfica*


Lamentablemente para la pelinaranja, se convirtió en una persona trastornada agudizando este flagelo; sin proponérselo, su madre quiso reencontrar a su marido en una plaza con el fin de solicitar ayuda.

Sr. Hoshizora: ¿Para qué me llamaste?

Sra. Hoshizora: Como era no vas para la casa, no tienes ni idea lo que pasa con tu hija.

Sr. Hoshizora: Ah, se trata de eso.

Sra. Hoshizora: Sí, se trata de ella.

Sr. Hoshizora: Ya te dije que no tengo dinero.

Sra. Hoshizora: Rin está enferma.

Sr. Hoshizora: ¿Qué le pasa?

Sra. Hoshizora: El médico dice que desarrolló una esquizofrenia.

Sr. Hoshizora: ¿Y qué quieres que haga yo?

Sra. Hoshizora: Ella necesita atención para ir a los exámenes y a mí no me alcanza para eso, para todos los gastos.

Sr. Hoshizora: Sácalo de la universidad, yo te dije que esa cuestión era puro derroche de dinero.

Sra. Hoshizora: Para tu información Rin-chan está tan mal que ya no va a clases, se retiró de la universidad.

Sr. Hoshizora: Bueno, ya todavía estoy cesante y no tengo dinero.

Sra. Hoshizora: ¡Oye, es tu hija también! Tenemos que hacer algo.

Sr. Hoshizora: Ya te dije que no tengo dinero. Además, ya está bastante grandecita para que se la arregle sola.

EN UN HOSPITAL PSIQUIÁTRICO, JULIO

Psiquiatra: ¿De cuándo que no vienes a control?

Rin: No me dijeron qué tenía que venir.

Psiquiatra: ¿Cómo que no? Ya vimos recuerdos de haberte atendido, ¿tú ha venido antes?

Rin: Ah, sí doctor.

Psiquiatra: Ah, tu mamá me dijo que estás viendo visiones.

Rin: No, doctor.

Psiquiatra: ¿Está hablando solo?

Rin: No recuerdo.

Psiquiatra: Bien. ¿Cómo te ha ido con las pastillas?

Rin: No sé, mi mamá tiene que ver con eso, yo me las tomo.

Psiquiatra: Sabes qué, algo es verdad.

Rin: ¿Domingo? Ah, le voy a contar un secreto, a mí me siguen unos tipos que vuelan y quiere que me vayan con ellos.

Psiquiatra: Ya, espera un poquito. *Habla por teléfono* Diga, ¿enfermera?, sí, doctor Ueda. Espera un poco, por favor. *Cuelga la llamada*

Rin: Doctor, ¿usted no me cree?

Psiquiatra: Te vamos a dejar hospitalizada, ¿ya?

Definitivamente Rin había caído en un abismo muy oscuro, sus ratos de lucidez eran intermitentes y no hubo otra solución que recomendar su urgente hospitalización.

En su hogar, una vecina fue de urgencia a la casa de la madre de Rin a constatar un aviso sobre aquella joven.

Vecina 2: Hoshizora-sama, qué bueno qué te encontré. Pensé que no estaba.

Sra. Hoshizora: Ah, señora Mariko. Mire, termino de hacer el encargo y le alcanzo, ¿ya?

Vecina 2: No vine a eso.

Sra. Hoshizora: ¿Qué hora es? Oiga, con esto plancho tan perdida.

Vecina 2: Precisamente por eso venía, acaban de llamar del hospital.

Sra. Hoshizora: ¿Qué pasó? Rin. ¿Qué le hicieron?

Vecina 2: Tranquilízate mujer, si no le hicieron nada. Lo que pasa es que Rin se escapó del hospital.

Sra. Hoshizora: ¿Y cómo?

Vecina 2: El médico dice que vayas para allá.

Sra. Hoshizora: Señora Mariko, estoy tan nerviosa que no sé qué hacer. Acompáñame, por favor. Oiga, ¿y si se ha venido para acá?

Vecina 2: Que se fue anoche, que habría llegado.

Sra. Hoshizora: Sabes, mira, me cambio los zapatos.

La advertencia de los médicos en cuanto al peligro que corría Rin fuera del hospital y sin tratamiento preocupó a su madre; ella, en la soledad de su modesta existencia salió en búsqueda de su hija, una angustia permanente la acompañaba porque a cada paso presentía lo peor. Hurgó por todos los rincones del barrio y también en otros sectores, pero no tuvo éxito, parecía que Rin se la había tragado la tierra.

La señora Hoshizora no tuvo otra que acudir a la policía a denunciar por presunta desgracia, justo en el momento en que su primogénita estaba recluida en una de las celdas.

Sra. Hoshizora: Buenas tardes.

Oficial de policía: Cómo está señora, tome asiento, dígase.

Sra. Hoshizora: Quiero saber si está acá mi hija. Se llama Hoshizora Rin.

Oficial de policía: Hoshizora Rin, sí, fue por robo de autos.

Sra. Hoshizora: ¿Robo de autos?

Oficial de policía: Sí señora.

Sra. Hoshizora: Tiene que haber una equivocación.

Oficial de policía: No, ninguna.

Precisamente Rin, en sus arrebatos de inconsciencia había participado en un robo de neumáticos, estaba detenida aquí esperando ser pasada al tribunal; la señora Hoshizora sabía o mejor dicho presentía que en todo ello había una equivocación, pero su mayor urgencia era poder suministrarle los remedios y no pudo hacerlo.

Funcionario de gendarmería: ¿Sí señora?

Sra. Hoshizora: Vengo a ver a mi hija, Hoshizora Rin.

Funcionario de gendarmería: No tiene horario de visita.

Sra. Hoshizora: Sí lo sé, pero me dijeron que podría entregar esos remedios.

Funcionario de gendarmería: Eso no se permite acá.

Sra. Hoshizora: Oiga, ella está muy enferma, si no le toma sus pastillas le puede dar una crisis.

Funcionario de gendarmería: Lo siento, señor, pero está prohibido.

Sra. Hoshizora: Por favor, si usted me permite a verla, que sea un ratito.

Funcionario de gendarmería: Cinco minutos solamente.

Sra. Hoshizora: Gracias.

El diagnóstico de esquizofrenia no aflora aquí como una causa relevante, si bien esta patología tiene un destino irreversible las consecuencias de una crisis por falta de remedios pueden ser insospechadas. En estos instantes Rin no solo ignora la visita de su madre, sino también el rumbo que tomará su grave trastorno.

Rin Hoshizora no tuvo la posibilidad de continuar su tratamiento mientras estuvo en la cárcel, no obstante, todo indicaba que luego de entrevistarse con el juez sería sobreseída ya que su madre se encargó de avalar su enfermedad con certificados médicos. Su pequeño momento de claridad mental le hacían pensar que quedaría libre y que no tenía otra alternativa que volver al hospital si quería recuperar parte de su salud.

22 DE JULIO

Secretaria: ¿Hoshizora Rin?

Rin: Sí, soy yo.

Secretaria: Asiento, por favor. Tiene que firmar aquí al final.

Rin: ¿Qué pasa?

Secretaria: Estás declarada rea.

Rin: ¿Rea? ¿Cómo, voy a seguir presa?

Secretaria: Yo entiendo que sí. Mire, tiene que leer todo esto y firmar aquí al final. ¿Sabe escribir, no?

La decisión del magistrado encargar a la rea tuvo un impacto tremendo en Rin, no podía dar crédito aquella decisión ya que además había que no tendría posibilidad de resistir un día más en prisión sin tomar sus medicamentos. En solo segundos, su mente distorsionada fraguó lo increíble.

Rin Hoshizora, en un acto muy consecuente con las características de su patología disparó sin medir las consecuencias y dio muerte a un gendarme de 21 años de edad e hirió de gravedad a otro detenido. Acertó los disparos al interior del juzgado salió un detective, pero este también cayó herido ante el sorpresivo ataque de Rin que luego y ante el asombro de la gente huyó del lugar.

No pudo continuar su huida esta joven y cayó víctima de ocho balazos, solo de este modo pudieron detener su estampida sangrienta; fue recogida minutos más tarde con la ambulancia, ya que a pesar de las heridas aun tenía signos vitales.

En estas condiciones fue llevada de urgencia hasta el hospital central donde por cierto tendría los minutos contados. Se hicieron aquí todos los esfuerzos por sacarle las balas y detener sus hemorragias, e increíblemente lograron salvarle la vida. Para muchos médicos que la vieron llegar, Rin Hoshizora se recuperó milagrosamente, en estado de gravedad fue trasladada a sala para su recuperación.

DICIEMBRE

Posteriormente, y luego de exámenes que avalaron su trastorno mental esta joven fue sobreseída, vale decir no fue condenada por el crimen que cometió; a cambio de ello debió ser internada en el hospital psiquiátrico sanatorio. Como quedó exenta de responsabilidad penal, de aquí no puede salir sin previa autorización del tribunal. Sin embargo, luego de algún tiempo quizás haciendo uso de sus pocos instantes de lucidez, Rin preparó su propia huida desde el hospital.

EN EL HOGAR DE LOS HOSHIZORA, AL DÍA SIGUIENTE

Vecina 3: Vecina, ¡vecina! Ay vecina, disculpe que haya entrado su casa, pero como abrí la puerta abierta.

Sra. Hoshizora: No, pase no más, no se preocupe. ¿En que puedo ayudarla?

Vecina 3: Como usted me dio el número telefónico le traigo un recado.

Sra. Hoshizora: Ah sí, lo pasé al hospital cualquier cosita. Rin-chan está tan complicada.

Vecina 3: Recién llamaron de allá, para eso vine a avisarle.

Sra. Hoshizora: Sí, muchas gracias. La enfermera me dijo que a qué hora podía ir a visitarla, mire, justamente estaba preparando un ramen para Rin, a ella le gusta tanto.

Vecina 3: No vecina, no es eso. Lo que pasa es que Rin-chan se escapó en el hospital.

Sra. Hoshizora: ¿Cómo que?

Vecina 3: Sí.

Sra. Hoshizora: ¿Es verdad?

Vecina 3: Eso fue lo que el médico me dijo esta mañana cuando llamó.

Sra. Hoshizora: Pero si estaba tan enferma. ¿Cómo pudo escaparse? ¿Por dónde se habrá ido? La otra vez me costó tanto ubicarla, capaz que le pase algo o se muera solita en la calle.

Vecina 3: No, vecina.

Sra. Hoshizora: *Sollozando* ¡Qué voy a hacer sin Rin, vecina! ¿Qué hago sin ella?

Vecina 3: Lo voy a ayudar, vecina. No se preocupe, cuente conmigo para cualquier cosa.

Sra. Hoshizora: ¿Qué hago sin ella?

Una vez más, la señora Hoshizora salió a la calle en busca de su hija querida, no pudo encontrarla esta vez y su corazón de madre no soportó su extraña desaparición. Solo meses más tarde supo de su paradero: Rin se convirtió en vagabunda, duerme en la calle y no quiere volver a casa.


Según dicen, Rin ayuda a los trabajadores de Akihabara y lo conocen como "la loca de los gatos"; la buscamos durante varios días.

Narrador: Hola, oye, ¿has visto a Rin, la loca de los gatos?

Empleado 1: No.

Narrador: Hoshizora Rin.

Empleado 1: Sí, si la conozco a Rin.

Consultado de su paradero, existieron indicios que la protagonista no está lejos.

Narrador: ¿Ha visto a Hoshizora Rin, la loca de los gatos?

Empleado 2: La que estaba pidiendo un pan, a las siete de la mañana estuvo aquí.

Pasaron un par de días y pese que costaron ubicarla, dio luz verde de su hallazgo.

Narrador: Hola, ¿has visto a Rin?

Empleado 3: Sí, allá va.

Aunque ustedes no lo crean esta es hoy la promisoria estudiante de Veterinaria, Rin Hoshizora.

Al final, la pelinaranja vaga en la vía pública como limosnera, según en su inédita entrevista reconoce que está consciente del acto que cometió y de no querer volver a casa porque una vez le quemó bajo los efectos de las drogas y alcohol, ni mucho menos reencontrar a sus amigas de µ's que ya perdieron la onda y se olvidaron de a poco salvo una que ya saben.

La joven Rin Hoshizora fue sobreseída por demencia. Se recomendó una reclusión de por vida en un hospital psiquiátrico.

En la ficción, hoy estaría recibiendo su título de veterinaria; en la realidad, deambula libre por las calles pidiendo limosna para sobrevivir.

Esta historia es real. Sin embargo, la mayoría de los nombres y lugares han sido cambiados para proteger la identidad de los verdaderos protagonistas.


Esta parte del fanfic es una adaptación del programa de TV Mea Culpa como fuente acreditada, al igual que la mayoría de las historias; la versión original era protagonizado por un estudiante de Ingeniería en Ejecución, el resto de la trama es similar.

El siguiente volumen que vendrá también está adaptado en aquel programa, inspirado en otro caso verídico, pero estelarizada en la versión Love Live! por Kayo-chin (Hanayo) que dramatizará su vida adulta e incluirá un par de invitadas involucradas en ese relato. Todas las situaciones descritas son de línea de tiempo alternativa y algunos detalles más.

Mantenga la sintonía, me despido por el momento y ¡salud!