LA ILUSIÓN QUEBRADA (Love Live!)

Volumen II, capítulo 1: El paso del tiempo


Pasaron un par de años desde el último capítulo donde Rin vagaba por las calles a causa de su demente esquizofrenia, siendo rescatada por su aliada Hanayo quien la cobijó y la rehabilitó convirtiéndose en una exitosa dueña de agencias de juegos de azar y apuestas en tan poco tiempo; jamás volvió a ver a su madre para esta "gata-ardilla".

Esta historia ocurre nuevamente la ciudad capital de Tokio, un lugar de apacible vida donde probablemente cada ciudadano haga más esfuerzos que sus pares en otro lugar de Japón para hacer de esta tierra parte suya, y digo esto porque a veces esa intención de la gente pujante de la zona se ve opacada por la notoriedad de magros hechos noticiosos que distorsionan el sentir de la mayoría. El relato que ahora nos convoca es uno de aquellos hechos que no representan necesariamente a este lugar, más bien son inherentes a cualquier individuo y que sólo avergüenza el ser humano; por tanto no deben estigmatizar a esta ciudad, desde esta mirada hay que asumir el siguiente caso.

Erena Todo, un 7 de noviembre, fue trasladada desde Kobe a Tokio para cumplir condena por robo. La razón de su cambio de cárcel es básicamente porque aquí se encuentra su familia; Erena es divorciada y tiene dos hijos y por primera vez ha incurrido en un acto delincuencial, si bien solo posee educación superior esta joven ha sido una mujer de trabajo. En el negocio de restaurante que tuvo su madre aprendió música, luego su amor por la percusión y de ser school idol lo llevó a formar parte del conjunto A-RISE con el cual interpretó en varios locales de la capital.

Mientras Erena se siente más gratificada el cumplir condena cerca de las suyas, esas jóvenes, Hanayo Koizumi y Rin Hoshizora se han hecho un tiempo para visitar en el hospital psiquiátrico a su amiga Tsubasa Kira, quien producto de una desilusión amorosa gatilló un desequilibrio mental que la llevó a atentar contra su vida, este hecho afectó a su entorno y los médicos entendieron que lo mejor para superar su crisis era internarla en este lugar.

Tsubasa Kira vive con sus padres quienes tienen una buena situación económica, por cierto el traspiés en la salud de esta joven tocó fuertemente al unido entorno familiar, Hanayo y Rin conocieron a su amiga Tsubasa en las competiciones de idols escolares del Love Live! que ambas participaban en Akihabara.

Tsubasa: Gracias por venir.

Hanayo: ¿Cómo estás?

Tsubasa: Bien yo creo.

Rin: Igual tienes que poner de tu parte.

Hanayo: Lo que pasa es que un sitio como este no debe ser fácil subir el ánimo.

Tsubasa: ¿La han visto?

Hanayo: No, no la hemos visto. Yo creo que ya ahora te vaya olvidando de ella porque eso no te está haciendo bien.

Rin: Mira Tsubasa-san, además nosotras somos mujeres y cuando una mujer deja de querer es para siempre, y ustedes terminaron y eso tú lo sabes.

Tsubasa: Sí, si sé, me preguntaba por ella porque quería saber cómo estaba.

Hanayo: Bueno, ella tampoco lo debe estar pasando bien, pues te quería harto. Cuando las cosas se terminan, se terminan.

Tsubasa: Sí, tienen razón. De adelante cuando me dijeron que me venía a ver un par de mujeres pensé que podía ser ella.

Hanayo: Tsubasa-san, te dejó linda y te va a costar nada encontrar otra amiga, además te aseguro que de aquí a un año nos vamos a estar riendo esto lo que está pasando.

Rin: ¿Y cuándo dan de alta-nya?

Tsubasa: Luego yo creo, al menos eso lo dijo el doctor.

Tsubasa Kira sólo estuvo 10 días internada y salió airosa y saludable del hospital psiquiátrico, su regreso al hogar lo instó a ayudarle a su padre en el manejo del coche compartido por aplicación -un Porsche Macan azul- que él posee en la ciudad de Tokio. Esta labor fue como un bálsamo en la existencia de esta joven, quien olvidó su pasado amoroso y se dispuso a darle cabida en su corazón, preferentemente a la amistad; en este marco le era habitual encontrarse con Hanayo en el local de apuestas y concursos que atendía en el distrito Akihabara de esta ciudad.

Tsubasa: Hola.

Hanayo: Hola.

Tsubasa: ¿Te ayudo?

Hanayo: No, no es necesario, gracias. Lo hago todos los días.

Tsubasa: ¿Hasta qué hora trabajas hoy?

Hanayo: Hasta como las ocho.

Tsubasa: Y al mediodía, ¿qué haces de repente podríamos almorzar juntas?

Hanayo: No, lo que pasa es que voy a la casa a almorzar con mi mamá, pero podría venir en la noche.

Tsubasa: En la noche pasé, pero estaba cerrado.

Hanayo: Pero tiene que golpear, porque yo me quedo hasta la tarde cuadrando las cuentas y dejando todo listo para los depósitos del otro día.

Tsubasa: Ya, de repente paso en la noche y hacemos algo.

Hanayo: Ya.

Tsubasa: Ya, adiós.

Hanayo: Adiós.

En una perfecta acción paralela acontece el devenir de Erena en la cárcel de Tokio, ahora es su ex quien tiene la posibilidad de visitarla ya que durante su estadía en Kobe la distancia lo hacía imposible. Sin duda, este encierro de esta madre de familia ha sido un problema mayor para este joven hombre, quien lamenta su ausencia en casa básicamente por la crianza de sus dos hijos quienes preguntan a menudo por ella y él nunca sabe que responder.

Erena: ¿Te pusieron muchos problemas para entrar?

Ex de Erena: No, pero igual le fue que te revisen entero.

Erena: ¿Y los niños, cómo han estado?

Ex de Erena: *Suspira* Te echan de menos, se pasan toda la semana con mi mamá.

Erena: ¿Y tú?

Ex de Erena: Que a mí me da rabia que estés aquí. ¿Por qué siempre te tienes que estar mandando cagadas?

Erena: Te prometo que no va a volver a pasar.

Ex de Erena: Ah claro, y mientras tanto yo me tengo que cansar todo este tiempo solo. ¿Vos entiendes lo qué es eso?

Erena: Oye, ¿qué quieres que haga? Si la cagada ya está hecha, ¿ya?

Ex de Erena: Los que más sufren son los niños.

Existen varios locales de apuestas y concursos en Akihabara, Rin es la administradora de cinco de ellos y tiene particular empatía con el que atiende Hanayo Koizumi, no solo por las ventas que no son para nada despreciables, sino porque ambas han logrado convertirse en muy buenas amigas -desde niñas-.

Rin: Hola.

Hanayo: Hola, llegaste tempranito.

Rin: Sí, es que es fin de mes. El banco se llena, no quiero estar toda la tarde haciendo fila tampoco-nya.

Hanayo: Demás, ahí está el detalle.

Rin: Oh, me fue bien.

Hanayo: Ya, guárdalo ahí. ¿No te da miedo andar con tanto dinero en efectivo?

Rin: No me queda otra.

Hanayo: ¿Y si un día te roban?

Rin: Ay Kayo-chin, no te ponga pesimista. Todos me conocen, ¿quién me van a robar? Aparte llevo varios meses trabajando allá, da lo mismo.

Hanayo: Pasó Tsubasa-san

Rin: No me digas-nya, ¿y en qué quedaron?

Hanayo: Que va a venir a buscar en la noche, pero acuérdate que el domingo vamos a ir a su casa.

Rin: Sí, yo encantada.

Hanayo: Ya, yo le digo entonces.

Rin: Te llamo, ¿OK? Bye bye.

Hanayo: Cuídate, que estés bien.

La amistad entre Hanayo y Tsubasa eran tan seria y verdadera que a menudo ella frecuentaba a su hogar y compartía junto a Rin como si fueran parte de la familia. Muchos llegaban a pensar incluso que estaban enamorando.


El 3 de septiembre del año siguiente, Erena Todo recibió el beneficio de libertad condicional diaria debido a su buena conducta, claramente su familia fue el motor que tuvo esta mujer para salir todos los días y encerrarse solo para dormir.

Ex de Erena: Pensé que se habían arrepentido.

Erena: Este es primer día que sale una pila de papeleos.

Ex de Erena: Ay, te juro que no lo puedo creer.

Erena: Si te dije que va a hacer buena conducta.

Ex de Erena: Los niños se van a poner tan contentos cuando te vean.

Erena: ¿No le has dicho nada?

Ex de Erena: No, para que tú le di la sorpresa. ¿Qué hacemos?

Erena: Vamos a caminar un poco para estirar los pies.

Ex de Erena: Ya, vamos a dar un paseo entonces, total este es tu día.

Erena: Ojalá que me traiga suerte.

Este es un instante de alegría para esta mujer quien tiene certeza que a partir de ahora su vida tendrá un giro positivo, por cierto ignora que de este mismo momento su caminar comienza a entrelazarse con lo que será su verdadera tentación.

Erena: Sí, es que no tengo más dinero.

Ex de Erena: Es que eres pesada, si yo te digo porque como es tu día de suerte con uno basta.

Hanayo: ¿Algún número en especial o al azar?

Erena: Al azar, da lo mismo. ¿Cuánto vale?

Hanayo: Cien (yenes).

Ex de Erena: Yo lo guardo.

Erena: Sí, no te olvides que la suerte es mía. Ojalá que sea la premiada para ir a buscar los millones después.

Hanayo: Ojalá.

Erena: Se va a acordar de mí. Adiós.

Hanayo: Adiós.

Ese "se va a acordar de mí" no se fijó en la memoria de Hanayo, esas palabras fueron premonitorias ya que sin imaginarlo ambas se volverían a ver.

Tsubasa: ¿Hola?, sí, soy yo. Oye, te llamaba para decirte que saqué el auto para dar un viaje, sí, tranquilo, si sé. Es un rato, ya no te preocupes. Ya, adiós.

Tsubasa trabajaba hasta las diez (de la noche) el auto de su padre, pero habitualmente buscaba pretextos para quedarse con el vehículo y disfrutar de la noche. Su compañera en estos karaokes a menudo era su gran amiga Hanayo.


A LA MAÑANA SIGUIENTE, 9:15 AM

La relación entre Tsubasa entre su padre era buena, pero este último se enojaba cuando su hija se tomaba el trabajo a la ligera. Mientras esta joven se preparaba para una jornada más en el llamado carsharing no sospechaba que reconocería a su futura socia: se trataba de Erena, quien a través de un amigo músico había conseguido un reemplazo como coordinadora de los vehículos compartidos.

Tanto Tsubasa como Erena no le dieron mucha importancia esta suerte de predestinación, nadie sabía que Erena cumplirá condena, como tampoco que Tsubasa estaba sintiéndose que era el momento para dar un paso adelante en su independencia. Mientras aquello acontecía o más bien los problemas hacían notorios en la vida de esta joven siempre existía una salida, la compañía desinteresada y el consejo oportuno de su amiga Hanayo, a ella recurría para compartir sus penas.

Tsubasa: Hola, ¿todavía estás aquí?

Hanayo: Lo que pasa es que no me cuadra, no anoté algo y me puedo acordarlo que...

Tsubasa: ¿Y a esta hora te vas todo el dinero para la casa?

Hanayo: No, dejo los depósitos listos y alguien pasa a la mañana a buscarlo. ¿Y a ti esa cara? ¿Qué te pasó?

Tsubasa: Nada.

Hanayo: ¿Tuviste problemas con tu jefe?

Tsubasa: Estoy pensando que mejor debería vivir sola.

Hanayo: Otra vez te peleaste con tu papá.

Tsubasa: Pero yo no entendemos, ¿por qué?.

Hanayo: Lo que pasa que tu papá no le gusta que ocupes el automóvil después de las horas de trabajo, eso me dijo el otro día cuando estábamos en el almuerzo.

Tsubasa: Bueno, ¿qué va a pasar el auto? Si más lo que yo cuido y puro alega.

Hanayo: Bueno, lo que pasa es que él quiere que le pida permiso.

Tsubasa: Pero si tú estás cuando le dije que estaba con el carro, ¿no?

Hanayo: Mira, pero es bien distinto pedirle permiso a llamarlo cuando ya estás en la disco.

Tsubasa: Es la misma cuestión, sabes que ésas son mañas de viejos.

Hanayo: Menos, pero el auto es de él y las reglas son las reglas.

Tsubasa: ¿Quieres que te vaya a tu casa?

Hanayo: Me encantaría, pero igual me queda para rato aquí.

Tsubasa: Ya, de ahí nos vemos entonces.

Hanayo: Adiós. Oye, ciérrame la puerta un poquito. *Tsubasa le da un portazo*

Tras esto, la de ojos violeta vuelve a su casa esperando su madre.

Hanayo: Hola, ¿y usted todavía en pie?

Sra. Koizumi: Ay, me tenías intranquila. Mira la hora que es.

Hanayo: Lo que pasa es que no encontré una factura y no me cuadraba las cuentas. ¿Cómo está?

Sra. Koizumi: ¿Te trajo ella?

Hanayo: ¿Quién?

Sra. Koizumi: Tu amiga, ¿cómo se llama? Tsubasa, eso.

Hanayo: Ah no, ofreció traerme, pero le dije que tenía para rato. ¿Y usted cómo supo que ella pasó por la agencia?

Sra. Koizumi: Lo supe, me lo imaginaba. Como hace tiempo que estás saliendo mucho con ella.

Hanayo: Ay mamita, ¿qué está insinuando?

Sra. Koizumi: No sé, pero yo me imagino que están "enamorando", por lo menos es el rumor que he escuchado.

Hanayo: ¿Y si usted sabe que si fuera así usted sería la primera en saberlo.

Sra. Koizumi: No te gusta entonces.

Hanayo: No, con Tsubasa somos súper amigas, pero nada más. Si usted lo conociera se daría cuenta que un tiro al aire y que no es mi tipo.

Sra. Koizumi: Te tengo lista la mesa, ¿quieres comer algo?

Hanayo: No mamita, gracias, usted sabe que me hace mal cuando como a esta hora. Pero sabe que me tomaría un té.

Sra. Koizumi: Ya, te lo traigo.

Hanayo: ¿La acompaño?

Sra. Koizumi: Ya.


No se pierda el alocado y inesperado desenlace del fanfic...