LA ILUSIÓN QUEBRADA (Love Live!)

Volumen II, capítulo final: ¿Dónde está Kayo-chin?


UN MES DESPUÉS...

Las dos ex integrantes de A-Rise desayunan, siendo Tsubasa la que traía un par de dulces para compartir con su vieja amiga Erena previo a su turno laboral.

Tsubasa: Toma, están buenos.

Erena: ¿Y tú?

Tsubasa: No, si yo me compré otro. Eso sí que debería, se me olvida que íbamos a estar corto.

Erena: Bueno, si quieres yo puedo ir a comprar o caliento agua, nos tomamos un café.

Tsubasa: Sí, mejor un cafecillo. Oye, ¿sabías que tienes que ir a dormir todas las noches a la cárcel?

Erena: Si ya te había contado ya hace tiempo atrás a través de un golpazo.

Tsubasa: Sí, pero yo pensaba que estaría libre.

Erena: Tengo buena conducta y por eso me dieron la salida diaria, pero para quedar libre tiene que pasar harto rato todavía.

Tsubasa: ¿Y acá no te pusieron trabas para darte el empleo?

Erena: Un amigo conoce al jefe, pero tú no le cuente a nadie, quédate callada sí.

Tsubasa: No, tranquila colega, al menos por mí no se va a enterar.

Erena: Sabes Tsubasa, yo siento que en cualquier minuto le dejo una patada en el trasero. Necesito un trabajo estable.

Tsubasa: ¿Y por qué te van a echar si tú haces viendo trabajo?

Erena: No importa, estoy de reemplazo no más y este lugar es muy chico para dos personas. *Suena un teléfono* Sí, enseguida le mando un auto, en quince minutos está por allá. *Cuelga la llamada* Te salió una carrera, a la vuelta te toma un café.

Tsubasa: Será, nos vemos más rato.

Desde la agencia de juegos pachinko y de azar llega un cliente que vino a cobrar un boleto premiado.

Cliente: Buenas tardes señorita.

Hanayo: Hola, buenas tardes.

Cliente: ¿Me podrías revisar el cartón? Parece que tiene premio.

Hanayo: Sí, tienes 70.000 yenes, espera un minuto.

Cliente: Ya.

Rin: ¿Hola?

Hanayo: Rin-chan.

Rin: Sí, ¿qué pasa?

Hanayo: Oiga, sí que no me va a creer, pero llegó un cliente que tiene un cartón premiado.

Rin: Ay, no me diga-nya. ¿Y de cuánto?

Hanayo: Setenta mil yenes.

Rin: ¿Pero le revisaste bien? ¿Está todo bien?

Hanayo: Sí y está correcto.

Rin: Ay, ya sabes qué espérame Kayo-chin, voy para allá.

Hanayo: Ya.

Rin: Bye. *Cuelga la llamada telefónica*

Hanayo: ¿Me espera diez minutos?, viene la jefa enseguida.

Cliente: Correcto.

Hanayo tenía más de dos años atendiendo esta agencia y había dado muestras de ser una buena y honrada empleada. Pero por una razón a todas luces inexplicable, Tsubasa fue notando que el dinero que ella manejaba no sólo no era despreciable, sino que quedaba allí durante toda la noche.

Tsubasa: ¿Qué pasa si te atrasas?

Erena: Te joden, ahora si te atrasa mucho te puede castigar.

Tsubasa: ¿Y cómo?

Erena: Te quitan el beneficio.

Tsubasa: Pero con el mínimo atraso. Salud.

Erena: ¿Tiene hora?

Tsubasa: Te quedan diez minutos demás alcance a tomártela.

Erena: Tsubasa, lo único que quiero es no fallarle a mi ex.

Tsubasa: ¿A tu ex esposo?

Erena: Con el dinero digo.

Tsubasa: Me dijiste que se lo das todo.

Erena: Sí claro, pero cuando quede desempleada, ¿qué voy a hacer?

Tsubasa: ¿A quién le pegas tú?

Erena: A todos, estoy dispuesta a hacerle quizás con llevarle el dinerito para mis hijos.

Tsubasa: Pero algo saldrá, yo voy a estar atenta si veo cualquier cuestión, te aviso.

Erena: Ya, me voy. Toma.

Tsubasa: Adiós, que te vaya bien.

La amistad de estas jóvenes resurgió una forma espontánea y profunda, Tsubasa se había hecho el ánimo de llevarla a la cárcel todas las noches, como así mantener en secreto su encierro nocturno.

La del cabello púrpura fue a un concurrido parque de la capital hacia el mediodía para juntarse con la chica pelimiel de ojos verdes un plan maestro que cambiarán sus vidas. Está última, comiendo un bocadillo le silba a su compañera en el lugar prometido luego de ser contactadas por teléfono.

Tsubasa: Hola.

Erena: ¿Te pasó algo malo?

Tsubasa: No. ¿Quieres?

Erena: ¿Qué onda?

Tsubasa: Estuve pensando en creo que tú sea la mujer indicada.

Erena: ¿A qué?

Tsubasa: Una cuestión que tengo en mente, creo que tú estás como anillo al dedo.

Erena: ¿Te conseguiste empleo?

Tsubasa: ¿Empleo, cómo empleo?, exactamente no, pero un trabajito que si la hacemos bien nos puede dejar salvadas este rato.

Erena: ¿Y de qué se trata?

Tsubasa: Ven. Estuve estudiando una agencia de juegos y está fácil para nosotras dos le peguemos un golpazo.

Erena: ¿Quieres robar? ¿Pero estás más loca? Todavía no salgo de una y me voy conviviendo en otra.

Tsubasa: ¡No, Erena! No es un robo cualquiera, es una cuestión que hicimos bien hecho y no va a enterar nadie.

Erena: Y vos sabes que si me pillan robando de nuevo van a meter cinco años más preso.

Tsubasa: Haber, no me estás escuchando, te estoy diciendo que no van a enterar nadie, porque nadie van a saber que fuimos nosotras dos las que entramos.

Erena: ¿Y qué estás pensando?

Tsubasa: Mira que tú tengas que ir todas las noches en la cárcel es mucho mejor para el plan. Escucha, mi mejor amiga es la encargada de la agencia, ¿ah?, me enteré por ella que el dinero que lo hacen todos los días la dejan en la noche, el local guardado para depositar al otro día en el banco.

Erena: ¿Queda todo el dinero en el local?

Tsubasa: Todo en efectivo esperando tranquilamente que alguien sabe.

Erena: ¿Tú la quieres asaltar?

Tsubasa: Mira, la voy a invitar a salir después del trabajo.

Erena: Ya.

Tsubasa: Vos te paras un par de cuadras más allá y me haces parar como un cliente cualquiera, y después la asaltamos.

Erena: ¿Las dos?, ¿a ti también?

Tsubasa: Aparentemente sí, pero la agarras primero a ella.

Erena: Ya, ¿y después qué hago?

Tsubasa: Después, se supone que la dejas botada por ahí, le quitas la cartera y te quedas con la llave de la agencia.

Erena: Después yo voy a la agencia, abro la puerta, saco el dinero, cierro la puerta y acá no ha pasado nada.

Tsubasa: Qué te cuesta entender a ti, Erena.

Erena: Sabes qué, yo tengo un problema, yo no le pego nada al manejo.

Tsubasa: Lo que tendríamos que hacer entonces que tú me haces como que me tomas de rehén y a ella la deja tirada.

Erena: La tienes bien pensada.

Tsubasa: ¿Vas o no?

El asunto parecía sencillo y atractivo, pero Erena estaba con dudas, dudas que Tsubasa ayudó a disipar llevando a su compañera al mismo lugar de los hechos. Le mostró a Hanayo y de pasada quiso darse que de verdad ambas eran amigas ahí mismo delante de ella la llamó para darle confianza y demostrar que tenía todo absolutamente pensado.

Hanayo: *Inicio de la llamada* ¿Diga?

Tsubasa: Hola, soy Tsubasa.

Hanayo: Tsubasa-san, ¿cómo estás?

Tsubasa: Bien. Oye, ¿tiene algo que hacer mañana después del trabajo?

Hanayo: No, ¿por qué?

Tsubasa: Porque de repente podríamos hacer algo y tomarnos algo...

Hanayo: Sí claro.

Tsubasa: Ya, te paso a buscar ahí entonces y vemos si invitamos a alguien.

Hanayo: Ya, yo encantada, tú sabes que soy materia dispuesta. Oye, pero no se te olvide pedir permiso a tu papá.

Tsubasa: Sí, de eso me encargo yo. Ya, adiós.

Hanayo: Adiós. *Fin de la llamada*

Tsubasa: Estamos.

Erena: Pensé que no te iba a acercar.

Tsubasa: No te dije que somos amigas.

El trayecto al frontis de la cárcel para dejar allí a Erena fue prácticamente en silencio, Tsubasa sabía que su eventual partner lo estaba meditando y antes que se encerrara necesitaba su aprobación al plan.

Erena: ¿Y cuánto dinero crees usted que tenga ahí adentro?

Tsubasa: ¿Te entusiasmaste con eso? Mira, si un día bueno, fácil, cien mil yenes en efectivo.

Erena: ¿Y cómo lo haríamos?

Tsubasa: Mañana, cuando salgamos el turno como a las nueve de la noche usted va a parar a Akihabara, y me haces parar como una pasajera cualquiera.

Erena: De ahí, ¿y para dónde vamos?

Tsubasa: Para la kamikaze.

Erena: ¿Y me tendré que sentar detrás de ella?

Tsubasa: Obvio que tendrías que sentarte atrás de ella, si te hago una seña para distraer y tú la atacáis. Yo voy con el interior encendido, ¿sabes cuál es? Esa, cuando te pida que la apagas por favor, después la apaga y haces lo que tenga que hacer.

Erena: Ya, estamos entonces.

Tsubasa: Oye, oye, ven. Mañana, para evitar cualquier duda mejor no le dé tanto.

Erena: Ya, adiós.

Tsubasa: Adiós.


A LA NOCHE SIGUIENTE...

Sra. Koizumi: ¿No vas a seguir almorzando? Dejaste la mitad del plato.

Hanayo: Ay mamita, es que no tengo hambre. Yo estoy un poquito atrasada.

Sra. Koizumi: ¿Y el postre tampoco?

Hanayo: No, tampoco.

Sra. Koizumi: Te voy a dejar para la noche entonces.

Hanayo: No, lo que pasa que en la noche voy a salir con las chicas, así que voy a llegar un poquito más tarde para que se acueste tempranito, ¿ya?

Esta joven ignora que lejos de asistir a una fiesta, ella será el centro de un espectáculo macabro; es difícil entender que su mejor amiga sea capaz de tenderle una verdadera trampa y sin razón aparente, ha decidido convertirla en objeto de la más vil de las traiciones. Ni Hanayo, ni su madre sospechan que esta puede ser la antesala de una cruenta despedida.

Sra. Koizumi: ¿Pero te van a venir a dejar, supongo? Mira que yo quedo con el dedo en la boca cada vez que se te va a venir sola.

Hanayo: Ay pero mamita, si usted sabe que después de las diez yo nunca ando sola. Le prometo que si no me pueden venir a dejar yo me tomo un taxi. Así que tranquilita.

Sra. Koizumi: Ya, cuídate.

Hanayo: Sí ya, adiós.

El 27 de octubre, Erena cumplió su promesa y dio inicio a su plan yendo a buscar a la agencia de Hanayo. Alrededor de las nueve (de la noche) se estacionó justo frente al local para no perder ningún minuto, ya que Erena debía estar en una hora más en la cárcel.

Hanayo: Bah, ¿llegaste temprano? ¿Te picó el bicho de la puntualidad?

Tsubasa: Yo siempre llego temprano sobre todo a la cita. ¿Terminaste todo ya?

Hanayo: Sí, está todo listo para mañana.

Tsubasa: ¿Y qué tal el día?

Hanayo: Bueno. Oye, lo único que no puedo llamar era Rin-chan. ¿Vamos a ir con ella?, ¿no?

Tsubasa: Si tú quieres.

Hanayo: ¿Me vas a decir que quieres salir sola conmigo?

Tsubasa: Oye, acompáñame a hacer la última vuelta y vemos bien, ¿qué hacemos?

Hanayo: Ya.

Mientras tanto Erena, absolutamente interiorizada en el plan se encontraba ya en la intersección de las calles que limitan Akihabara. Durante el día ambas habían repasado convenientemente cada uno de los pasos que debían dar.

Tsubasa: Buenas noches.

Erena: Buenas noches.

Tsubasa: ¿A dónde va?

Erena: A la "kamikaze".

Tsubasa: Amiga, ¿podría apagar la luz, por favor?

Hanayo: ¡Ayuda!

Tsubasa: ¡Para, Erena!, ¡PARA, ESTÁ BIEN, ESTÁ BIEN! ¡PARA!

Erena, premunida de un cable eléctrico prácticamente ahorcó a Hanayo, tuvo que intervenir Tsubasa para darle entender que ya no era necesario continuar. El vehículo se dirigió hacia la explanada cercana al río Tsurumi en Yokohama para retirar del coche el supuesto cadáver.

Pero para sorpresa de estas agresoras Hanayo solo se había desmayado, o mas bien no había alcanzado a sucumbir a manos de Erena, de modo que Tsubasa debió fingir en cierto modo que aun estaba allí para defenderla de esta criminal pasajera.

Hanayo: ¡Que alguien me ayude! *tose*

Tsubasa: Ven, ven.

En un acto que estaba lejos de ser amistoso como un Judas, traicionó a su amiga y le pasó su cortaplumas de cinco centímetros a Erena quien no trepidó para darle cuatro estocadas. Obviamente con este ataque a mansalva la joven se resintió ya que empezó a sangrar profusamente; su deceso era cosa de segundos, pero Tsubasa no quiso esperar y con el gollete de una botella la volvió a atacar.

Hanayo: ¡NO!

Macabro y bestial son las únicas palabras que pueden graficar este acto inhumano en contra de una joven que se niega a morir, lo más atroz fue cuando estas mujeres entendieron que la única manera de terminar con su vida era pasándole el vehículo por encima.

Cuando ya no existían dudas que Hanayo por fin había dejado de existir, estas mujeres absolutamente trastornadas pretendieron huir; sin embargo, al divisar con la luz de su auto en un basural se dieron cuenta que un colchón que había allí era perfecto para cerrar su acto mortal.

Tsubasa: Anda a buscar esa cosa que está allá.

Erena: ¿Qué cosa?

Tsubasa: Esa cosa que está ahí en la orilla, el colchón.

Lo que pensaban hacer estas mujeres era mucho más terrible aún, pero para su sorpresa no encontraron el cadáver de Hanayo en el lugar donde lo habían dejado.

Erena: ¡La concha de su madre!

Esta joven no solo no había muerto, sino que como pudo trató de levantarse para pedir auxilio. Sin lugar a dudas, para Tsubasa y Erena, su agonía se estaban convirtiendo su verdadera pesadilla; ahora ambas estaban confundidas y hasta temerosas, su lucha por vivir y la forma persistente de pedir auxilio golpeó la mente de sus agresoras que lejos de perdonarle su derecho de existencia fueron más bestiales aún.

Claramente estamos frente a dos sádicas y dementes, Tsubasa, sin ningún rasgo de humanidad ni menos de arrepentimiento ha sido la ideóloga de esta masacre. Hanayo era su amiga del alma, ella fue su consejera y compañera de fiestas; y ella es ahora quien ha dictaminado que su socia del crimen tome un peñasco para acabar definitivamente con ella.

Ahora sí que el cuerpo de la joven Hanayo no pudo resistir más, terminó por sucumbir ante tantos actos de violencia en su contra, su deceso no dejó dudas y Tsubasa propició otro acto tano más cruel que los anteriores: fue en busca de un bidón con gasolina que tenía en su maletero y comenzó a rociar el cuerpo inerte de Hanayo Koizumi. Su objetivo era claro, pero no menos infeliz...

Allí quedó el cuerpo carbonizado de la joven, en tanto que ellas tenían pocos minutos para continuar con motivo de su plan.

Tsubasa: Yo vi cuando se echó la llave acá.

Erena: A lo mejor se le cayeron cuando estábamos bajando. Está todo mojado acá.

Tsubasa: Debe ser sangre esa cosa.

Erena: *Huele su mano* Es pipí, ¡esta loca se orinó!

Tsubasa: ¿Y qué vamos a hacer?

Erena: Amiga, yo no sé. Yo estoy en la hora, me tienes que dejar a la cárcel.

PREVIA AL ALBA

El amanecer del 28 de octubre pareció triste, aunque la comunidad de Akihabara ignoraba que en su tierra se había llevado delante un crimen sin precedentes. Esa mañana Tsubasa fue a esperar a la cárcel a su cómplice, ambas no durmieron ya que la imagen de su víctima entre las llamas se encargó de perturbar su sueño; Tsubasa determinó que aun la labor no estaba concluida y necesitaba ayuda para los próximos pasos.

La ojiverde tocaba la bocina de su Porsche y haciendo gestos de señas llamando a su amiga que salía de la prisión.

Tsubasa: Apúrate idiota, cierre la puerta.

Erena: ¿Pasó algo?

Tsubasa: Está la cagada, Erena. Todo el mundo la andan buscando.

Erena: ¿Su familia?

Tsubasa: Sí, su familia, µ's, todo el mundo, tenemos que hacer algo con el cuerpo.

Erena: ¿Por qué?

Tsubasa: Puta, te vine eso a buscar, tenemos que ir a sacarla adonde dejamos.

Erena: Pero no será un...

Tsubasa: No, si la hubieran encontrado la hubiesen sabido. ¿Vamos?

Raudas partieron al lugar del crimen, el sol pareció desnudar el alma de estas mujeres que con evidente miedo se aproximaron al sector denominado Shinyokohama ubicado a pocos kilómetros de Yokohama. La idea era encontrar los restos de Hanayo y ver modo de no exponerlo algún transeúnte ya que la familia había alertado a su entorno y a la policía respecto a su desaparición.

Toda vez que cargaron el cuerpo calcinado de Hanayo Koizumi lo ubicaron en el maletero a instancias de Tsubasa lo condujeron hacia Kiyokawa, ubicado alrededor de 75 kilómetros de Tokio. Desde luego esta fue una maniobra muy bien pensada durante sus horas de insomnio, definitivamente el propósito no es otro que hacerle desaparecer en forma definitiva y que ojalá no quede ningún rastro de su existencia.

Finalmente, las criminales optaron por este lugar denominado Tanzawa, en cuyo monte se cobija tímido y profundo del arroyo, y donde por obvias razones nadie hace el intento de bajar a él; desde luego es el lugar propicio para que mentes enfermas escondan el fatal resultado de su obsesiva locura. Esta fue la última estocada que le dio Tsubasa a su gran amiga -y conocida-, dejarla aquí botada para que nadie la pueda hallar y perpetuar así un crimen que sin pensarlo podría transformarse en perfecto.

Los días pasaron y por supuesto, no hubo indicios sobre el paradero de Hanayo Koizumi. La familia interpuso una denuncia por presunta desgracia; en tanto que Tsubasa, en un acto que grafica toda su frialdad mental puso fotografías de Hanayo para que la gente ayudara a encontrarla.

Tsubasa: Ponle eso en su carro y cualquier cosa me avisa. *Acercando a Erena* -Se pegan ahí y estas se lo das a los hombres cuando lleguen.

Erena no podía entender cómo Tsubasa llevaba a la máxima expresión su cinismo, en cierto modo esta mujer comenzó a vivir el dolor de la impunidad y por lo mismo no estaba de acuerdo con esta maniobra falsa y distractora, ya que lo más profundo de su ser necesitaba que la encontraran.

EN LA CÁRCEL

Interna: ¿Supiste el ofrecimiento de recompensa?

Erena: ¿Por quién?

Interna: Por la muchacha esa que desapareció, le ofrecen como 50.000 yenes por cualquier dato.

Erena: Oh. ¿Todavía no la encuentran?

Interna: No, ya van como cuatro semanas, no se sabe nada. Yo creo que esta ex idol partió a Okinawa con algún tipo. ¿Qué crees vos?

Erena: A mí me contaron que la mataron.

Interna: Bueno, si estuviera viva habrían pedido dinero por ella. ¿Y cómo supiste vos?

Erena: A mí me contaron que la loba que sale la lechuza se llama Tsubasa, la que andaba con otra loca más.

Interna: Bueno, esa dicha son puros rumores, lo de la recompensa, ¿cómo van a aparecer todas las malditas que la vieron?

Erena: Si te cuento es porque esas dos malditas la mataron, y después la quemaron.

Interna: ¿Y dónde la habrían matado, según vos?

Erena: Allá arriba, en Yokohama. Bueno, si te interesa tanto averíguala tú también.

Erena, con un sentimiento de culpabilidad que no la dejaba dormir fue entregando pistas a sus compañeras de celda, poco a poco estas fueron tan evidentes que otras internas también gozaban con el beneficio de la libertad diaria se tentaron con la recompensa y convencieron a Erena que les dijera el lugar exacto dónde había dejado el cadáver de Hanayo Koizumi. Por supuesto, Erena no tardó en pasar de victimaria a la más absoluta cooperadora para que así la policía diera con la joven y su crimen, por ende tuviera la cuota de castigo que ellas merecían.

A los 40 días después de la noche del crimen, la policía y personal especializado de la compañía de bomberos de Tokio fueron al monte Tanzawa para comprobar in situ, cuánto de verdad podía existir en aquellas internas que dieron luces sobre su real paradero.

De esta forma, cuando ya se habían perdido las esperanzas afloró no sólo el cuerpo de esta joven víctima, sino también la hebra que llegó a dar con las verdaderas culpables.

FLASHBACK DE EPISODIOS ANTERIORES DEDICADA A "KAYO-CHIN"

Hanayo Koizumi tenía 23 años, recién comenzaba en la vida, quienes la conocieron sabían de su calidez, de su bondad y por sobre todo el cariño y amor a su madre y Rin; siempre se le vio sonreír aun en los momentos más difíciles, fue leal con su entorno y respetó como nadie a sus amigas.

FIN DEL FLASHBACK, ACTUALIDAD

Era sin duda un gran ser humano y más que muchas, una gran representante de la mujer de esta zona frondosa, pero rica en afecto. Hoy, en la zona del monte Tanzawa se ha levantado un verdadero santuario en su memoria, la gente del pueblo Kiyokawa acude a verla y se encomienda a ella como si fuera una santa -o un espíritu equivalente-, en el fondo es simplemente un homenaje a su inocencia y a su grandeza.


EL FUTURO...

Tsubasa Kira fue recluida en la cárcel de Osaka; en tanto que Erena Todo cumple condena en el Centro de Detención de Tokio. La primera negó toda posibilidad de hablar; en cambio su compañera de crimen, motivada por esa necesidad de limpiar su alma, ya que ahora abriga con fervor su fe como budista al interior del centro penal accedió a enfrentar las cámaras, para expresar sin vergüenza los pormenores de su horrendo crimen. Esta es la verdadera Erena Todo, tiene 31 años y este fue su inédito testimonio.

Este crimen se transformó en una tragedia griega. Cuando los padres de Tsubasa viajaban a la cárcel para visitarla, un accidente les quitaron la vida y cuando su abuela supo, falleció de la impresión.

Estas dos victimarias recibieron una lapidaria sanción: ambas fueron condenadas a 25 años de presidio.

Esta historia es real. Sin embargo, la mayoría de los nombres y lugares han sido cambiados para proteger la identidad de los verdaderos protagonistas.

Como lo antecedía desde el principio y al término del primer volumen, todos están basados en dos episodios del programa de TV chileno Mea Culpa.

Lástima por esta linda pareja dispareja; extrañamente en este doble fic no eran mencionadas ni aparecieron Anju Yuki y el resto de µ's por ser un reducido reparto. Además, he omitido algunas partes relacionadas en la versión original y las edades han sido modificadas en este volumen.

Eso es todo por el momento y que tenga buen día/tarde/noche.