Hora: 21:40 -Una noche de estrellas

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Cuando abrió la pesada puerta que llevaba al exterior de la cubierta, Candy sintió el choque de una ráfaga de viento helado en sus mejillas.

Afuera ya estaba oscuro. El contraste con la luz cegadora del interior no podía ser más neto.

Guiada por el único resplandor de una lámpara situada al centro del amplio espacio abierto, empezó a caminar con el corazón que le explotaba en su pecho. No recordaba exactamente el punto preciso pero no debería estar demasiado lejos…

Entrecerró sus ojos para poner a foco mejor las siluetas de los objetos frente a ella que la traviesa neblina se divertía en esconder parcialmente de su vista.

Un halo onírico y evanescente envolvía la escena mientras sus pasos lentos y pesados atravesaban aquella pátina de humedad resonando en el silencio. El ruido de sus tacones altos era la única nota de vida aparte del grueso ruido ocasional proveniente de la chimenea de babor conectada a las calderas de petróleo.

No había nadie ahí. Todos estaban dentro festejando.

``Ven, noche, ven, Romeo, tú que eres mi día en medio de esta noche, tú que ante sus tinieblas pareces un copo de nieve sobre las negras alas del cuervo. Ven, temerosa noche, amiga de los amantes y regrésame a mi Romeo´´ repitió en su mente como un estribillo o tal vez como una oración.

De repente… los latidos de su corazón parecieron detenerse por unos instantes.

Semi escondido por la niebla, los contornos de una persona apoyada en la barandilla se hacían cada vez más identificables.

El abrigo oscuro con forma ligeramente estrecha evidenciaba una silueta elegante y esbelta. Sus suaves cabellos castaños, ligeramente cortos hasta los hombros, ondeaban ligeramente con el viento, como acariciados por la noche.

No podía ser nadie más que él…

-``¿Te… Terence?´´ dijo cuando estaba cerca mientras distinguía con más nitidez el intenso rostro que tanto amaba.

Sus piernas cedieron obligándola a buscar un apoyo para sostenerse cuando el joven se giró completamente hacia ella sonriéndole.

-``¡Te has tardado tanto en llegar, Candy! ¿Querías que me convirtiera en un pedazo de hielo aquí afuera?´´.

El tono de broma e irreverente era el mismo de siempre. Su voz todavía cálida firme como la recordaba, aunque había adquirido una entonación más adulta.

Candy logró reunir las fuerzas que le quedaban para responder también en tono de broma mientras su cuerpo era vencido por una sensación de debilidad que le impedía mantenerse de pié de manera natural como le hubiera gustado. Era como si todas sus fuerzas se hubieran derretido en un fluido denso e indefinible en el momento en el que sus miradas habían vuelto a encontrarse.

-``¿Esta vez no molesto tus meditaciones? ¿No tienes lágrimas que esconder detrás de tus cortantes bromas?´´ le dijo recordando su primer encuentro en esa cubierta.

En un momento el rostro sonriente de Terence se volvió extremadamente serio y su expresión terminó por traicionar su conmoción.

-``¡No tengo motivos para llorar ahora que mis ojos te vuelven a ver… amor mío!´´.

Esa era la frase que Candy había soñado con escuchar toda su vida.

No necesitaban presentaciones ni promesas. Sus palabras tenían una desesperada necesidad de volver a fluir naturalmente desde el punto exacto donde se había disuelto entre las lágrimas.

``Quisiera que el tiempo se detenga en este momento´´... era lo que le había dicho él en ese entonces.

Y fue exactamente así… Ahora una nueva vida empezaba a vibrar en ellos desde ese momento, como si nada los hubiera en realidad interrumpido.

-``¡Yo… he continuado a amarte todo este tiempo… sin parar un solo momento, Candy!´´.

-``¡También yo te amo aún… con todo mi ser, Terence… como jamás imaginé que fuera posible amar! He impedido a mis sentimientos salir al descubierto, conteniendo la respiración con dolor por todos estos años pero no he logrado acallar su voz… Han continuado a gritarme ininterrumpidamente tu nombre día y noche, desgarrando los muros fríos de mi corazón hasta hacerlo sangrar. Ha llegado el momento de sanar nuestras cicatrices...´´.

Sus cuerpos siguieron al unísono el abrazo del cual ya sus almas disfrutaban.

Estrecharse el uno al otro prepotentemente y besarse hambrientos sin reservas fue todo a la vez.

Habían esperado tanto aquel momento que no lograban contener su emoción y las infinitas ganas de tocarse y redescubrirse.

Entre sus fuertes brazos, Candy había perdido cualquier temor.

Apretaba entre sus manos sus cabellos, embriagándose con el perfume viril de su piel.

Sus labios se apretaban y se fundían a un ritmo apremiante y famélico como si ambos estuvieran viviendo un ansia de conquista que no lograba calmarse sino que se alimentaba de sí misma cada vez más segundo a segundo.

Terence la estrechó contra sí con más fuerza mientras su boca abandonaba por un momento el acogedor calor de la de ella para descender a lo largo de la línea sutil de su delgado cuello, escondido entre el excitante velo de sus largos cabellos sueltos.

La chica en aquel momento empezó a sentir un temblor incesante que le invadía todo el cuerpo con una trastornante intensidad como tranquilizante.

-``¡Pero estás… temblando!´´ le dijo Terence con una desmesurada dulzura, teniendo entre sus manos su rostro estremecido, mientras tampoco él lograba contener la explosión de emociones violentas que lo aturdian.

-``¡También tú!´´ logró responderle ella, aludiendo con una débil y dulce sonrisa.

La espesa niebla no lograba esconder el rubor en sus rostros ansiosos y enamorados.

Con una pizca de autocontrol, Terence la cogió de la mano y la besó con ternura.

-``Me parece que he logrado hacer que te acuerdes de mí...´´.

Candy hubiera querido empujarlo lejos como cuando en un tiempo jugaban a hacerse desaires, pero en aquel momento no lograba reprimir la avalancha de sensaciones que inundaban su corazón. Sus lágrimas se desbordaron sin frenos de sus ojos, sin lograr calmar de manera decorosa su incontenible fluido.

-``No he olvidado ni por un instante el tiempo que la vida nos ha concedido. ¡Pero ahora, Terry, te lo suplico, no me dejes nunca más… por nada en el mundo! ¡No lograría sobrevivir si sucediera de nuevo!´´.

Parecía todavía más pequeña entre sus brazos mientras el llanto vencía su férrea voluntad de no poner en evidencia sus debilidades. Él comprendió plenamente la fuerza de su sincera petición y el largo sufrimiento que lo había provocado.

Era solo culpa suya aquellos sueños rotos, como el tiempo que había quitado a su juventud. impidiéndole saborear las alegrías del amor que merecía más que cualquier otra mujer.

-``No volverá a pasar, amor mío. ¡Te prometo que nada ni nadie podrá separarnos!´´.

Torturado por un feroz arrepentimiento por las heridas que, a su pesar, había inferido a aquel rostro de ángel, Terence la tomó de los hombros, viéndola fijamente con sus ojos, también en el mismo modo velados por el llanto.

-``¡Me duele tanto el sufrimiento que te he provocado estos años! Hubiera querido solo hacerte feliz, dandote todo el amor del que fuera capaz. Y por el contrario, te he condenado a una vida de angustiantes remordimientos, como ha sido la mía. Solo pensar en tus lágrimas me ha devastado por infinitas noches. ¡Perdóname… mi adorada Candy, solo tú has sido mi razón de vivir hasta el día de hoy!´´

-``No te tortures así, Terry… Las decisiones que hemos tomado juntos en ese momento nos parecían las más honestas y las más justas...´´ le pareció en aquel momento la única, débil, trillada, justificación que aún soportaba aquella decisión la cual el motivo les había parecido siempre más insensato con el pasar del tiempo.

Terence la miró con una mirada de desacuerdo que la hizo sobresaltar mientras sus ojos se perdían en el vacío sobre las ondas casi ausentes del plácido mar de aquella noche.

-``¿Justas para quien, Candy? ¿Para alguno de nosotros dos, tal vez? ¿Nuestro amor merecía aquella desgarrante agonía? ¡Lo hemos cortado como una flor marchita, sin respeto y sin piedad! ¡pero no hemos considerado la fuerza con la que se voltearía contra nosotros… echándonos en cara las ganas desesperadas de sobrevivir a nuestra voluntad!´´.

Tenía razón. Pero tanta razón.

¡Cuánto les costaba admitir a ambos el manifiesto fracaso de su gesto altruista de inmolación!

-``Susanna… Susanna merecía nuestro sacrificio...´´ le respondió cansada ella misma de aquella letanía que se venía repitiendo por años ante la aparición de un nuevo momento de debilidad.

-``Susanna… si, ella me necesitaba… Ha obtenido mi comprensión, mi apoyo y mi compañía, como te lo he desconsideradamente prometido aquella noche. ¡Pero ella jamás me ha tenido! ¡Ni mi cuerpo ni mi alma! Mi corazón silenciosamente te ha jurado amor eterno.

¡Por esto es que jamás he querido casarme con ella! ¡No hay espacio en mi vida para otra mujer que no seas tú!´´.

Candy se abrazó a su pecho intentando tranquilizar los latidos frenéticos de sus corazones con la tranquilizante cercanía de sus cuerpos.

-``Quisiera cancelar todo este dolor… pero sé que no puedo. ¿Podrás alguna vez considerarme digno de vivir junto a ti de ahora en adelante?´´.

La chica le acarició la mejilla acalorada con un gesto que él percibió como un tácito y definitivo perdón.

-``No ha sido tu culpa todo esto. No me has impuesto nada. Has sido simplemente coherente con las promesas que me has hecho aquella noche. Imagino cuanto te ha costado aquel gesto de responsabilidad...´´.

-``No sabes cuanto… continué a arrastrarme en esta vida sólo porque quería que tú estuvieras orgullosa de mi. Cada éxito y cada esfuerzo cotidiano ha sido dedicado a ti desde aquel día´´.

Terence se aclaró la voz, llena de emoción. Recordó lo que le había revelado Albert sobre el modo en el que había descubierto su difícil lucha contra el alcoholismo. Candy era perfectamente consciente de su perturbador pasado.

-``Pero… tal vez esta es otra tímida mentira, amor...´´ confesó a aquel punto, abandonando cualquier defensa.

-``Admitámoslo, sé que sabes exáctamente el grado de desesperación y autolesión a la que llegué en el pasado...´´.

Candy pasó saliva. Evidentemente su relación necesitaba aquellas dolorosas confesiones pero imprescindibles para poder recomenzar con sinceridad.

-``Si, es así… ¿Te lo ha dicho Albert?´´.

-``Sí… sé que no eres ajena a mi victoria sobre aquellos fantasmas. ¿verdad?´´le dijo con una sonrisa cargada de afecto.

-``Hubiera querido correr hacia ti, Terry y cogerte a bofetadas en aquel escenario en ruinas. Pero por suerte… no ha sido necesario. Has encontrado en ti la fuerza de retomar tus pasos con dignidad...´´.

-``Y yo hubiera querido sacudirte en todos sentidos del sopor en el que habías caído, Candy…

Después de algunos interminables y difíciles meses de mi regreso a Broadway, encontré el valor de buscar noticias tuyas. Sentía terror del estado de desesperación que pudiste sentir al leer artículos sobre mi y mis dificultades. Le escribí a Annie, esperando no recibir una reacción hostil. Ella me respondió gentilmente, contándome que estabas mal. No querías admitir tu malestar con nadie e insistías en mostrarte fuerte incluso ante tus mejores amigos… Así fuí a verte al Hogar de Pony… varias veces… He sufrido como un desquiciado al verte cansada y pálida. La señorita Pony me contó que no comías y que te dedicabas hasta el cansancio en las cuestiones domésticas. Hubiera querido tomarte con fuerza y llevarte lejos… pero una vez más he respetado nuestros sabios propósitos ́ ́.

-``¿Tú… has ido al Hogar de Pony?´´.

-``Si, amor. ¿Recuerdas cuando has recibido como regalo de cumpleaños aquel brazalete de oro acompañado por una poesía y un enorme ramo de rosas rojas?´´.

La chica permaneció sorprendida.

-``Me ha ayudado tanto aquella poesía para darme cuenta y re comenzar a ver el futuro con optimismo… Creía que era un regalo de la señorita Pony y la hermana María para animarme a salir adelante...´´.

-``Te hemos hecho creer que lo fuera… Yo… no podía abandonarte. No me lo hubiera perdonado jamás. No he podido estar cerca de ti físicamente pero continuamente he preguntado por noticias tuyas hasta que la señorita Pony me ha escrito que estabas empezando a recuperarte… Solo entonces decidí apartarme definitivamente y evitar buscar noticias tuyas de nuevo. Cuando he contactado a Albert en realidad no sabía qué rumbo había tomado tu vida y si habías aceptado a alguien más a tu lado´´.

-``Querido Terry… te he hecho estar en angustia… no lo hubiera querido...´´.

-``¿Lo ves, Candy? Ninguno de los dos ha logrado ser feliz. ¡Ni tú, ni yo y mucho menos Susanna quien ha aceptado una vida de apariencias y formalidades hasta su triste fin!

Su ánimo débil después de poco se rindió ante lo evidente y no ha buscado más mi amor. Se ha conformado tristemente con mi constante y total abnegación, sin rencor pero tampoco con comprensión. Porque ella… siempre ha sabido dónde estaba mi corazón pero jamás ha querido en realidad aceptar dejarme libre de ser nuevamente feliz.

Por esto… no se decirte francamente lo que he llegado a sentir por ella en todo este tiempo… No ha sido afecto, tal vez solo costumbre y resignación. Y después, durante su enfermedad, comprensión y compasión. Ha sido horrible ver aquel cuerpo joven apagarse día con día con un aura insoportable de muerte. Su enfermedad la ha devastado con infinitos sufrimientos físicos y psicológicos. Ninguna de las culpas con las que se había manchado merecía un castigo tan despiadado…

Tal vez… sólo antes de que se cerraran para siempre en su inconsciencia, he visto un destello de sinceridad en sus ojos exhaustos. Un momento antes de morir se ha aferrado a mi brazo con una fuerza que no le conocía y ha estallado en un llanto incontrolable gritándome casi en la cara sus disculpas.

Me ha revelado cuánto me había amado y odiado con la misma intensidad. Y confesado todos los medios que había usado sin respeto para alejarnos antes del accidente…

Todas tus cartas sustraídas con engaño que ha quemado… tus cartas que yo jamás recibí...´´.

-``¿Qué cosa? Susanna...´´.

-``La creías una santa ¿verdad, Candy?´´ se adelantó él interrumpiéndola con su tono más sarcástico -``Las personas no son tan transparentes como parecen. Están hechas de contradicciones a veces desconcertantes. Y Susanna tenía dentro de ella el valor de lanzarse al vacío para salvar una vida y la mezquindad de no lograr competir a la par con una potencial rival. Ha querido que tú te sintieras insegura de mis sentimientos, sin consentirme de leerlas y responderte con los tonos que merecían tus tímidas palabras de amor. ¡Aquellas que ella nos ha impedido de declararnos… maldición!.

Por esto mis breves respuestas te habrán parecido vagas, frías y tal vez inoportunas. También yo no lograba comprender porqué habías decidido dejar de escribirme.

Y cuando ha comprobado que, a pesar de todo, sus tentativos de separarnos, hemos continuado a buscarnos… ha usado su gesto altruista en el modo más astuto y cruel… convirtiéndonos en esclavos de nuestros sentimientos de culpa. Los ha alimentado sin escrúpulos, soplando al fuego de nuestras inseguridades, para que no lográramos encontrar una alternativa razonable y nos sintiéramos aplastados por aquello que creíamos nuestro deber moral. Y quizá cuales otras artimañas habrá usado en todos estos años...´´.

-``Ella me ha escrito...´´.

-``¿Ha llegado también a eso?´´.

-``Si, me ha escrito agradeciéndo por haberme hecho a un lado y reafirmando que no habría logrado salir adelante sin tenerte cerca, aún sabiendo que no te tendría en el modo como ella hubiera deseado. Sólo ahora comprendo el verdadero significado agresivo de sus palabras… Me estaba intimidando para permanecer alejada de ti… Pero nosotros, amor, tenemos que perdonar su conciencia enferma. No podemos hacer otra cosa. Creo que también ella ha sufrido su debilidad.

Yo no creo que ella haya sido nuestro verdugo aunque sin duda nosotros hemos sido víctimas… El perdón es la única cosa que puede hacer que sigamos adelante en nuestro camino en estos momentos´´.

-``Ha querido que también tú la perdonaras me lo ha dicho antes de morir entre mis brazos...´´.

-``Yo la perdono, Terry… y sé que también tú lo has hecho porque conozco tu corazón...´´.

-``Ven aquí...´´ le dijo él estrechandola para poner punto final a sus sufrimientos -``Quiero verte sonreír de ahora en adelante… Estaría listo a dar mi vida por verte sonreir… ¡No lo olvides nunca!´´.

-``No habrá necesidad de más gestos de heroísmo...´´ lo tranquilizó ella adquiriendo de nuevo su tono alegre -``Parece que nuestras vidas finalmente nos conceden una perspectiva de serenidad...´´.

Terence la miró, levantando una ceja con una expresión astuta.

-``Muy bien ahora basta de estas caras tristes… ¿nos vamos de aquí?´´.

-``¿Y a dónde quieres ir?´´ le respondió Candy mientras corría jalandola de la mano con decisión.

Él no le respondió inmediatamente.

Cuando llegaron al punto extremo del barco, la invitó a subir sobre la barandilla que daba al piso estrecho que conducía a la proa extrema.

Rodeandola con sus brazos para protegerla del viento insistente que les daba la bienvenida, la instó para que mirara donde la punta del trasatlántico cortaba el velo inmóvil del mar como un abrazo.

-``Aquí hay un silencio absoluto´´ le dijo -``Y ninguna luz que no sea de las estrellas...´´.

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Candy miró hacia arriba, estrechada tiernamente entre sus brazos.

Era una noche sin luna.

De aquellas en que las estrellas parecen apropiarse de su papel de protagonista absoluta en el cielo, resplandeciendo con un brillo nítido y pulsante. Como si quisieran desprenderse de la bóveda celeste, pequeños diamantes iridiscentes sobre una hoja de cartapesta.

-``¡Que maravilla! ¡Jamás las había visto así de luminosas!´´ exclamo apoyando su frente en su mejilla.

-``¡Si… también el cielo tiene pecas esta noche! ¡Todo este resplandor es un homenaje a tu belleza! ¡Te has vuelto aún más encantadora!´´.

-``¡Me harás ruborizar!´´ le dijo mientras el color inconfundible de su pudor coloreaba prepotentemente su rostro.

Terence volvió a mirarla con dulzura.

-``Sólo estoy diciendo la pura verdad… ¿Has leído el libro que te he dejado? ¿Recuerdas cuando te lo leía?´´.

Apartándose ligeramente de ella, tomó sus pequeñas muñecas y se las acercó a la boca para besarlas.

-``Dos de las más resplandecientes estrellas de todo el cielo, teniendo algún quehacer ruegan a sus ojos que brillen en sus esferas hasta su retorno. ¿Y si los ojos de ella estuvieran en el firmamento y las estrellas en su rostro? ¡El fulgor de sus mejillas avergonzaría a esos astros, como la luz del día a una lámpara! ¡Sus ojos lanzarían desde la bóveda celestial unos rayos tan claros a través de la región etérea, que cantarían las aves creyendo llegada la aurora!.

En ese entonces es lo que pensaba de tí y ahora lo pienso mucho más´´.

-``¡Yo te amo, Terence Graham! ¡Podría gritarlo aquí y por doquier, frente al mundo entero, con toda la fuerza que tengo dentro!´´.

-``Entonces ámame, Candy. Ahora y siempre...´´.

Su voz era profunda y sensual.

Sus bocas volvieron a encontrar en un instante el camino de su inevitable fusión.

Se acomodaron entre la barandilla y una banca, prendados el uno del otro e incapaces de detener sus recíprocas y ansiosas caricias.

Estaban en una pequeña esquina escondida de las miradas indiscretas. Sus respiraciones no podían estar más cerca.

``Te deseo… sin un límite...´´ pensó él mientras su mano llenaba de anhelantes confirmaciones sus propios sueños, descendiendo por primera vez sobre las atractivas líneas de sus piernas y caderas.

Su toque era leve, casi imperceptible. El temor de que ella lo detuviera de un momento a otro y sus ganas de continuar para conquistar finalmente aquellos espacios de cándida piel suave y aterciopelada invadieron prepotentemente su pecho. ¡Era él el poseedor de su corazón y reclamaba con ardor cada respuesta excitada de aquel maravilloso cuerpo!

Su rostro se derretía en el ardiente contacto con su cuello mientras sus ojos no veían otra cosa que aquellos confines dilatados de su sonrisa.

La luz de aquella sonrisa irradiaba en la oscuridad de la noche y le daba valor a su juvenil iniciativa.

``¡Ella me ama… y me desea!´´.

Era la más dulce e inesperada de sus nuevas certezas.

``Te deseo… sin miedo...´´ pensó también ella mientras su mente no lograba poner freno al violento estremecimiento de sus músculos y nervios.

Todo su cuerpo buscaba y era sensible a aquellas caricias. Cada centímetro concedido a su sed era un cosquilleante escalofrío de nueva vida finalmente descubierta y saboreada conscientemente. Reconocía ante ella misma haber deseado tanto aquel momento. Y su atractivo cuerpo, que la había torturado tantas noches con visiones tan reales pero, desgraciadamente, tan malditamente inalcanzables.

Envolvió entre sus brazos finalmente su cintura, mientra a través de la espesa tela de sus abrigos podía percibir claramente el fuego que lo incendiaba.

Ambos sabían que tenían que detenerse y controlar su pasión.

Pero aquellos eran pequeños instantes de eternidad que su larga espera recíproca no podían retrasar más.

Sus voluntades estaban ya en los límites de las razones finalmente gritadas en voz alta por sus corazones.

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De repente, un bullicio a lo lejos los despertó de aquella intimidad.

Eran ruidos de una pelea; probablemente provenían de una sala cercana a la cabina de radio.

-``¡Alguien ha bebido demasiado esta noche!´´balbuceo Terence, ayudando a Candy a levantarse rápidamente y volver a bajar a la zona abierta a los pasajeros -``¡Marchemonos, antes de tener algún encuentro desagradable!´´.

Bajo la mirada benévola de las estrellas, únicas testigos de su reencontrado amor, se alejaron de la proa.

Sólo dos minutos después en el mismo lugar llegaron dos marineros que continuaban discutiendo animadamente.

-``¡Al demonio, maldito Mauretania!´´ gritó uno de ellos arrojando al otro con violencia contra la barandilla para después huir como un loco.

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