Disclaimer: La historia es de mi pertenencia, en ella sólo utilizo sin ningún fin de lucro, a los personajes de My Hero Academia, cuyo creador es Kōhei Horikoshi. Está prohibido re-suban esta o cualquier otra de mis historias, o adaptarlas.
Día 02: Compromiso Falso
Summary: Nunca fue planeado, él era la última persona que podía interesarle... o bien, eso fue mucho antes de conocerle realmente.
La canción que me inspiró es Real Love de Carly Rae Jepsen.
Beta: Caripradi. ❤️
Real Love
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Todo inició debido a una cita grupal.
Una compañera del trabajo de Ochako había estado muy insistente en invitarla a estas salidas, muy a pesar de la renuencia de la joven.
—No busco un novio —había dicho más de una vez.
—No sea tan aburrida. Es solo para divertirnos, conoces gente nueva, y pasas un buen rato. No es que debas casarte con alguno de ellos.
Y las primeras veces Ochako había escapado de la situación, pero al final no pudo librarse del todo.
—Vamos, no tienes nada que perder.
Así, se arregló lo más posible, e intentó seguir el consejo de su compañera. Era solo pasar el rato. Era divertirse, nada serio.
Pero la primera vez fue incómodo. Se sentía demasiado observada por el sujeto que intentaba acertase a ella. La segunda vez pudo haber estado bien, si no fuera por el sujeto número dos siendo un idiota insistente que derramó La bebida en su blusa. ¡La tintorería había sido cara!
—¡Por favor, Ochako, debes de venir a esta! Te prometo que esta vez no habrá ningún imbécil.
Ella le miró dudosa. De verdad que no quería lidiar con otro idiota. Había dicho "no" muchas veces, pero al final accedió.
—Esta es la última vez, ¿De acuerdo? —le advirtió. De inmediato su amiga sonrió.
—¡Te lo prometo!
Decidió que no debía esforzarse con su apariencia, realmente era mero compromiso. Mejor para ella si pasaba desapercibida.
Oh, pero al final se había arrepentido de su vestir, más que nada porque parecía que la tarde iba enfriando a cada momento. Una falda lisa y un suéter tejido no le iban a proteger del frío. Llevaba poco maquillaje y su cabello acicalado. No importa, seguro que regreso temprano a casa, se dijo.
No sabía con qué idiota iba a lidiar esa vez, pero no pensaba pasar mucho tiempo ahí, de todas formas. Con esto me desharé de esas tontas citas.
Había llegado al punto de encuentro, un parque común con muchas personas transitando. Divisó a su compañera y se apresuró a llegar con ella. Sin embargo, reparó al momento de ver al grupo de chicos ya ahí.
Comenzó a saludar, pero cuando un malhumorado rostro conocido apareció entre ellos, ella interrumpió su saludo para ahogar una exclamación, luego señaló con su dedo a la persona.
—¡¿Bakugo-kun?! ¡¿Qué haces aquí?!
Atrajo la atención de todos, miradas de desconcierto pasaban de ella al rubio.
—¡¿Ah?! ¡¿Qué demonios, Uraraka?!
—Oye, oye, qué haces aquí, ¿son tus amigos?
No se lo creía, ¡de verdad era él! Y nada menos que en una cita grupal.
—Tch —de un manotazo él empujó la mano que aún le apuntaba groseramente—. ¡Eso que te importa! ¡¿Qué diablos haces tú aquí?!
—¡Yo pregunté primero!
—Ah, ¿ustedes ya se conocen?
—¿Es acaso tu novio, Ochako? ¿Por eso no querías participar en las citas?
La reacción de ambos fue igual de indignada.
—¡No es mi novio!
—¡Como si tuviera tan mal gusto!
—¡Oye, eso va para ti!
Bien por sus respuestas o por la sincronización de ambos, los demás les miraban algo extrañados, e incluso divertidos.
—Esto es tan extraño —dijo la compañera de Ochako.
—Quizá deban emparejarse ustedes dos, parecen llevarse muy bien —concluyó con una sonrisa uno de los chicos.
—¡De ninguna manera!
—¡Para nada!
Dijeron al mismo tiempo y voltearon a verse con fastidio. No eran pareja, apenas si eran conocidos, pero los demás ya hacían comentarios fuera de lugar.
Al final no importó lo que ellos opinaran, pues ella procuró no sentarse frente a él en el bar. Esa cita fue quizá la más decente de las tres en que la arrastraron, pero incluso así se sentía forzada la plática entre los demás chicos. No hizo por acercarse a Bakugo, y para su mala suerte no quisieron ordenar comida. Ella apenas tomó una bebida. No pensaba emborracharse ahí.
Al final decidieron ir a un antro, y ella se negó. No importaba, pensaba. Pues al final las parejas se formaron y para su suerte ella no era parte de ninguna de esas. Se despidió de su compañera y de los demás, y simplemente les vio irse.
Ahí, de pie frente el bar, con las personas pasando alrededor divirtiéndose y conviviendo, con un Bakugo a su lado. Para su sorpresa él tampoco les siguió.
Así, Bakugo y Ochako se quedaron de pie en silencio en la acera.
—Es una lástima que no consiguieras pareja, Bakugo-kun.
—Maldita, deja ese estúpido tono condescendiente, hablas como si fuera un perdedor.
—Pero, sino, ¿Por qué estarías en una de estas citas? No te preocupes, quizá la próxima vez tengas suerte.
—¡Oye, sigue diciendo esas estupideces y te pateare el trasero!
—¡Ah! ¿Ves? ¡Si sigues con esa actitud menos conseguirás novia!
Ah, la vena de fastidio en la frente de él estaba por reventar. Quizás Ochako estaba tentando a la suerte, pero no podía evitar lo gracioso que era ver las reacciones de Bakugo.
—¡Tú, pequeño Kirby, eres la menos indicada para sermonear a alguien! ¡Tú estás más solterona que una anciana, así que cierra la boca!
—¡Ah! ¡Pero qué grosero! Para tu información he declinado varias ofertas.
—¡Ja!
Había un tipo de duelo de miradas entre ellos.
Realmente había pasado mucho tiempo desde que ella le había visto por última vez. ¿Desde la graduación? Sí, así era. Ellos no habían sido particularmente cercanos durante sus años de escuela, y no habían tenido contacto luego de eso, pero verle en una de esas citas grupales era demasiado extraño.
Se habían quedado en silencio, sin saber qué más decir. Ante la incomodidad y desagrado de ambos, era obvio que ahí debían terminar ese encuentro, ninguno iba a fingir interés.
Será mejor que me vaya, pensó Ochako. El viento era cada vez más frío. Era pleno invierno y había sido arrastraba a esa tonta cita, cuando lo que más deseaba era estar en su casa comiendo cualquier cosa caliente. Iba a disculparse con Bakugo y despedirse, cuando éste tomó la palabra.
—Lo que sea. Vamos.
—¿Uh?
Él señaló hacia un establecimiento de ramen, justo cruzando la calle. ¿Era que le estaba invitando a ir? ¡¿Bakugo?!
—Lo siento, pero es en serio lo que dije, no tengo interés en salir contigo, Bakugo-kun
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—¡Ah, maldita! ¡¿De verdad quieres morir por culpa de esa bocaza?! Luces toda raquítica, a punto de morir de hambre. No pienses que me interesas.
Ella le miró con un puchero, analizando sus palabras. Era cierto, no había interés por parte de ambos, no era que él quisiera ligar con ella. —Cuántos insultos. Pero ya que invitarás la cena, no puedo negarme.
—¡Nunca dije que te invitaba, idiota!
—Demasiado tarde~.
No podía negarlo, tenía bastante hambre. Seguro él también. Bakugo era un gruñón, pero a nadie le gustaba comer solo, ¿no?
La verdad era que ellos nunca fueron cercanos. Ochako siempre pensó de él como un chico agresivo y muy boca sucia. Un amigo era lo único que ambos tenían en común, además de estar en la misma clase por tres años. De ahí en más, ella nunca quiso prestarle atención. Él era una persona demasiado difícil. Irónico que al final, esa noche terminó cenando codo a codo con al persona que nunca fue de su interés.
—Aquí está, provecho.
Frente a ella, un tazón humeante de ramen le hacía agua la boca.
—¡Oh, se ve delicioso! Pero tiene un olor a picante…
—Eres una exagerada. Cállate y come.
Bakugo parecía no prestarle mucha atención, o al menos no se notaba molesto por estar junto a ella. Separó sus palillos, listo para comer. Él había ordenado por ella, parecía ser un lugar que frecuentaba.
—No sé si confiar… eres de dudosa reputación, ¿sabías?
—Maldita.
Esa mirada de molestia, era el mismo Bakugo que recordaba.
Oh, qué más daba. Tenía hambre y ese tazón se veía caliente y delicioso. Separó sus palillos y revolvió para luego probar un poco.
—¡Ah! ¡Oh, no! ¡Pica!
¡Ese bastardo le mintió!
Ochako nunca fue buena con la comida picante, a veces pensaba que era demasiado sensible, el calor le abordaba y las lágrimas se acumulaban en sus ojos mientras sentía su lengua arder. Bien era que lo que había comido no era lo más picante, pero sí había tenido un leve efecto en ella.
Le dio un golpe a Bakugo en el brazo.
—¡Mentiroso!
Ah, ¿Qué es esa reacción?
—Tan pequeña y tan débil. Necesitas acostumbrarte.
Lo indicado era responder ante sus comentarios, pero no pudo. Había una sonrisa en ese rostro siempre malhumorado. No era sorna ni maldad, sino más como una chispa traviesa. Ella no recordaba haberle visto sonreír del todo antes, y presenciarlo ahora era inesperado.
—Deberías ver el tonto gesto de tu cara.
¿Por qué eso importaría...? Es tu rostro el que está mostrando algo increíble, no pudo evitar pensar. Mordió su labio, trató de recomponer su gesto.
—Supongo que no es tan picante.
Fue lo que dijo, intentando retomar la comida. De repente solo parecía estar pensando en lo que acaba de ver.
—Es de mis favoritos.
Dijo Bakugo entre sorbos de su comida. Ella hizo lo mismo, entre más se acostumbraba más podía disfrutar el sabor.
De vez en vez daba miradas furtivas a su acompañante, a la espera de ver otro cambio en él.
—Tampoco es la gran cosa.
—Mira quién habla.
¿Desde cuándo conversar con Bakugo había sido así de fácil? De hecho, ella nunca antes había hablado con él así, sin nadie de por medio. Solo una charla casual. Nunca lo intentó porque él siempre parecía molesto, siempre llamando a otros por apodos, pues no merecía la pena recordar sus nombres. Parecía que nadie entraba a su radar a menos que fueran competencia para él.
De hecho, me sorprende que sepa mi nombre.
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Ella sacó su cartera para pagar su parte, pero Bakugo se adelantó y pagó.
—Toma —le tendió el dinero de su platillo. Él le miró confundido—. No era en serio eso de pagar por mí.
—Idiota. Yo te llevé ahí, no voy a aceptar tu dinero.
Estuvo más centrada en responder al insultó, hasta que comprendió lo que le dijo.
—Uh..., gracias —medio dijo, no esperaba ese gesto de él.
¿Se suponía ahora debía despedirse? Sintiéndose extraña por un momento, casi balbuceó.
—Ya es tarde… supongo que debo volver a casa.
Él asintió, y ella esperó a que él fuera el primero en marcharse, pero no daba muestra de esto. Vaya sorpresa se llevó ella, pues Bakugo decidió acompañarle.
—No es necesario —intentó disuadirlo, pero recibió una respuesta inesperada, igual que antes.
—Eres demasiado pequeña, seguro que te roban en el camino.
—Oye, no soy una niña.
—Más como un Kirby.
Dale con lo del Kirby.
—¡Muy bien! ¡Entonces cuento contigo, Bakugo-kun! —le dio un manotazo en la espalda, él trastabilló y le insultó, pero ella solo le sonrió.
Ya que quería actuar cual caballero, pues bien por ella.
Para su sorpresa, el camino de regreso pasó muy rápido. Quizá debido a la compañía, los constantes dimes y diretes entre ambos, que el camino pareció más corto de lo usual.
Ella agradeció al chico, más sincera esta vez, pero no menos incómoda. Había sido una extraña velada, curiosa pero en cierta manera algo divertida.
Quizá Bakugo-kun no es tan malo como pensé.
Era un boca sucia y su carácter de pocas pulgas, y si Ochako ignoraba las groserías, se daba cuenta de que era alguien educado. Parecía enojarse fácil, pero lo cierto es que era bastante paciente. Tenía su propio humor y era accesible.
Esa noche Ochako se fue a dormir entendiendo que le había juzgado mal, y que en esa salida había hecho un nuevo amigo.
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Las salidas con Bakugo comenzaron de manera esporádica. Volvieron a toparse y ella le pidió intercambiar números. Decidió que debía remediar su relación, y que él valía la pena como amigo. Una salida a comer llevó a una salida al cine, luego de compras y luego sólo pasar el rato.
Bakugo le torturaba con comida muy condimentada, y ella lo arrastraba a tiendas de ropa por horas.
Él prefería el picante. Ella amaba los dulces.
Sin darse cuenta habían creado una relación muy cercana, sin embargo ninguno de los dos tenía interés en salir con el otro de manera romántica.
Hasta que un día…
—¡Ella es mi novia, y nos casaremos!
Que…
¡¿Qué?!
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—¿No pudiste al menos decirme con tiempo?
—¡Mierda!, ¡¿crees que lo planeé?! ¡La vieja bruja me tomó por sorpresa! ¡Solo… dije lo primero que se me ocurrió!
—En primera, no le digas así a tu madre, en segunda... ¡por el amor de Dios!, ¡¿cómo diablos se te ocurre decir que soy tu prometida y que nos casaremos, te volviste loco?!
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Todo se salió de control. Él le había pedido ayuda para mudar algunas cosas de la casa de sus padres a su propio departamento. Nada que ella no le hubiera pedido a él, además de que le había sobornado con comida.
Se suponía sus padres no estarían, o realmente ella no esperaba que hubiera un problema, pero estaban por sacar las cosas de la casa cuando una discusión comenzó al llegar la madre de él. Bakugo se pasó a la sala y comenzó el griterío. Ella meditó el ir y ver qué sucedía, pero los gritos eran demasiado para que cualquiera fuera a meter sus narices. Al menos ya sabía de dónde Bakugo había sacado su carácter.
Alcanzaba a escuchar algunas cosas, pero entre tantas groserías no le era fácil entender el contexto de la pelea.
Respingó como gato cuando la puerta de la habitación se abrió de golpe y un muy enojado Bakugo era seguido de la que obviamente era su madre.
—¡Por una puta vez, ya te dije que no es tu incumbencia!
—Deja de usar esa boca sucia, hijo idiota, y responde una vez.
—¡De verdad que jodes, ya te dije que no!
—Katsuki, deja de ser tan terco y dime por qué quieres mudarte tan de repente.
—¡Bien, pero deja de joder!
Todo fue tan inesperado, siendo jalada de su brazo por Bakugo, hasta ponerla frente a la mujer mayor, que primera reparó en la joven que trataba de pasar desapercibida cual planta.
—¡Esta es mi novia y nos vamos a casar! ¡Así que ya cierra la boca y déjame empacar en paz!
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—¡Grandioso! El premio a la improvisación es para ti.
Parecía que el sarcasmo de Bakugo era contagioso.
—Cierra la boca, cara redonda.
Dijo con fastidio. Estaba tirado sobre el colchón, mirando al techo.
Seguro meditando sobre el tremendo error que había cometido, pues en cuando dijo eso de "novia" y "casarse" en lugar de que su madre se calmara, todo explotó. Ambos fueron acribillados con preguntas y comentarios demasiado emocionados por parte de la madre de Bakugo, quien luego comenzó a llamar al padre de este y peor, tomó su teléfono para llamar a no tenía idea cuanta gente.
—No esperabas esa reacción, ¿eh?
Se sentó en la esquina del colchón, mirando sin mucha impresión a Bakugo. Él le dio una mirada de odio. Ah, parecía que Ochako había acertado.
—Pensé que se molestaría al punto de correrme de la casa.
—Hm… no pensé que fueras tan idiota.
—Cierra la boca. Fue tu culpa.
—¡¿Por qué mi culpa?! ¡Yo solo fui a ayudarte con tus cosas!
—¡Tienes la culpa por estar ahí! ¡Fuiste lo primero que vi simplemente dije lo primero que se me ocurrió!
—¡Ah! ¡Ahora resulta! —ella pateó su pierna, y él intentó reprimir la mirada de odio—. Eres un idiota.
Ahí iba ella a darle ese acostumbrado manotazo sobre su hombro, él no reaccionó como solía, y ella decidió ya no atormentarle. Seguro que no sabía cómo salirse de esa. Suspiró, e igual que él se recostó sobre el colchón.
Su rostro cerca del hombro de él, levantó un poco la mirada y le observó con atención, esperando a que compartiera lo que haría.
—Más vale que estés pensando en cómo cancelar este falso compromiso antes de que tu madre compre el vestido de novia.
Él bufó, bajó un poco la mirada y le dio su mejor gesto de fastidio.
—Realmente no quiero ir ahí. Se pondrá como loca cuando le diga la verdad.
Eso ella podía entender, su madre parecía tener un carácter igual o más fuerte que el de él, y por lo que Ochako vio, ella se ilusionó de inmediato.
—¿Crees que te arranque el cabello?
—Más como llevarme de la oreja hasta la iglesia.
Ella rió al imaginarse esa escena.
La mano de él cayó sobre el rostro de ella, un intento de molestarle.
—Y seguramente la vieja iría por ti, también.
Eso paró su risa, De inmediato se sentó sobre su lugar, alarmada miró a Bakugo.
—Dime que es broma.
Muy a pesar de la sonrisa divertida en Bakugo, Ochako estaba casi segura de que la madre de él podría ser capaz de eso.
—¿Ahora quién tiene la cara de idiota?
Ella golpeó el pecho de él con insistencia, mostrándose aterrada. —¡Bakugooouuu debes de hacer algo! ¡Tu madre da miedo, no quiero que vaya a buscarme para obligarme a casarme! Oh, por Dios... ¿debería cambiar mi nombre?
—Tsk, estúpida.
—¡De qué te ríes! ¡Esto es serio!
Seguía con los golpes en su hombro y en su pecho, no eran demasiado fuertes, era más como este juego que habían desarrollado entre ellos durante meses, la insistencia de molestarse entre ellos.
Ochako seguía, pero Bakugo le miraba con atención, serio.
—Quizá… puede que tenga una solución.
—¿Ah?
Ella se inclinó un poco hasta él, expectativa en su ojos. No se había dado cuenta de lo cerca que estaban sus rostros, o que la manos de ella estaba fijas sobre el pecho de él. De hecho, incluso el que Bakugo moviera un mechón de cabello que caía sobre el rostro de ella fue imperceptible para Ochako. Fue hasta que esa misma mano tocó brevemente su mejilla, que de inmediato todo su cuerpo se puso alerta. Para ese momento ya era tarde, pues se dio cuenta de la extraña emoción que los ojos de él mostraban.
Sintió su corazón acelerarse y su aliento detenerse. Un ambiente pensado les envolvía y no podía mover su vista de la de él. Y como una simple y breve frase detonó un estallar de emociones que no sabía había estado reprimiendo.
—Podríamos… hacerlo real. Si tú quieres…
El pequeño atisbo de ilusión en sus ojos, el acelerado latir en Ochako, y el anhelo en ambos. Todo parecía irreal.
¿Quién fue el que acortó la distancia? No importaba. No mientras la mano de Bakugo estaba en la cintura de ella, no mientras Ochako se entregaba con timidez y expectativa a ese beso. Breve, simple y temeroso.
Un primer beso que terminó con un compromiso falso y dio pie a un amor real.
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Espero haya sido del agrado. Sinceramente me divertí mucho escribiendo esto.
