Disclaimer: La historia es de mi pertenencia, en ella sólo utilizo sin ningún fin de lucro, a los personajes de My Hero Academia, cuyo creador es Kōhei Horikoshi. Está prohibido re-suban esta o cualquier otra de mis historias, o adaptarlas.
Día 05: Tomarse de las manos
Summary: ¿Qué importaba si todo era muy repentino? La calidez de sus manos entrelazadas y la suavidad de sus ojos al mirarle, eso era más que suficiente.
Sin betear, disculpen los errores. La canción que inspiró este one-shot es Automatically in Love de Carly Rae Jepsen
Automatically in Love
.
Siendo sinceros, ella nunca pensó en Bakugo de esa manera. Vaya, apostaba su sueldo de ese mes que incluso él nunca había pensado en "ellos". No en el aspecto amoroso. De hecho, no en ninguna manera.
Podría decir que todo sucedió de la nada. No su relación de amistad, o lo que sea que fuera -ex compañeros de instituto y ahora héroes profesionales de la misma agencia- sino la situación amorosa. Si es que la podía catalogar como tal.
—¡Aaah! ¡Me volveré loca!
Y es que no solo la mente de Ochako estaba hecha un lío, su propia recámara era un desastre de ropa regada en el piso. Recién había llegado a su casa y de inmediato se apresuró a buscar algo "decente" que usar el siguiente día.
Nunca pudo haber predicho que estaría así de desquiciada por una cita, como si fuera una adolescente emocionada. Y es que sí tenía una cita, ¡Pero con la persona que nunca se imaginó! Peor aún, haber aceptado sin rechistar.
—Aunque, no es cómo que Bakugo haya sido romántico o dulce… —habló para sí, recordando lo que él había dicho.
Mañana, a las cinco. ¡Más te vale ser puntual! —parecía que iba a explotar cualquier cosa, aún usaba su traje de héroe y su cara daba miedo, Ochako no se atrevería a siquiera pensar que su cara estaba roja de pena, sino más de enojo, como era algo muy típico de él.
Ella, —ah, ¡¿uh?! ¿Bien?
Brillante.
Tan extraño fue todo, que fue hasta llegar a su casa que se dio cuenta de todo lo mal en esa "petición".
—Ni siquiera sé dónde lo veré… ¿Qué se supone que uno viste en este tipo de situaciones?
¿Y si en realidad lo que quiere es que patrullamos? ¿En sus días libres? Por favor,... entonces quizá era una invitación para entrenar…
Hablaba en voz alta consigo misma y se respondía mentalmente. Sin duda, le había afectado mucho.
—¡Ay! ¡¿Por qué este hombre es tan difícil?!
Se rendía, dejó la ropa en el suelo y se desplomó sobre su cama. El día había sido tan largo y cansado, y ahí estaba ella: totalmente confundida buscándole tres pies al gato, cuando lo único que sabía era que ese gato era uno muy gruñón y agresivo.
—Lo que sea, mañana lo resolveré.
.
—¡Oi, Uraraka! ¡Te dije que fueras puntual! —la obvia expresión molesta de Bakugo le recibió en cuanto ella abrió la puerta fue lo primero que ella vio. Él había ido por ella y tal cual le decía, había sido un poco impuntual— ¡Llevo esperando afuera de tu casa por más de una hora! ¡Todos esos idiotas me ven como si fuera un pervertido!
No la había tenido fácil, el complejo departamental era uno muy transitado, tanto vecinos de la chica como repartidores o mirones le veía extraño al pasar, aunque mucho se debía a esa aura de agresividad que le rodeaba, una que iba aumentando con cada minuto que esperaba por la chica.
— ¡Lo siento, Bakugo-kun! Es solo que todo fue…
— ¡¿AH?!
— ¡Nada! ¡Lo siento!
Se disculpó de nuevo, y es que casi dice "fue tan extraño que me invitaras a salir", porque aún no estaba segura de que fuera una cita. Una vez que ella salió, él se encaminó lejos de ahí. Ni una palabra más y fue mera confusión que ella le siguió. Una vez que estuvo a su lado, miró a Bakugo con detenimiento. Su ropa era normal, nada de traje de entrenamiento ni nada elegante. Al menos se sintió mejor, no había estado segura de nada y al final solo había optado por unos jeans, tenis y una playera simple.
—Oi.
—¡Eek!
La mirada ceñuda de Bakugo chocó con la de ella, pasmada y avergonzada por ser descubierta mirándole. Parece que Ochako se mostraba algo asustada, aunque la verdad estaba confundida, pero el gesto de Bakugo se relajó un poco, aunque soltó un suspiro exasperado. Negó con la cabeza.
—Vamos, es tarde.
¿Era imaginación de Ochako o él iba a decir algo más? Al menos eso le pareció a ella. De cualquier manera le siguió. Intentó entablar una conversación casual, pero no había mucho que preguntar que no fuera temas más privados, pues sabía de su trabajo ya que ambos eran compañeros, por lo que sabía cómo le iba en ese aspecto.
—¿Qué deberíamos hacer primero? —intentó, quizá así pudiera entender que era toda esa situación— ¿Te gustaría ver una película?
—No.
Ugh.
—¿Ir al parque?
—¿Por qué diablos iríamos al parque?
La sonrisa en el rostro de ella estaba presente, pero era más como una mueca de molestia. La verdad le resultaba difícil este hombre.
—¿Entonces qué haremos?
¿Por qué tanto misterio?, ella se cuestionaba. Bakugo le miró unos momentos, lucía algo incómodo. Parecía que estaba pensando que responderle, y justo en cuanto él abrió la boca para –pensaba ella- decirle, su estómago hizo un sonido tan escandaloso que Ochako sintió su cara tan caliente debido a la vergüenza.
—Heh… —ella estaba tan ocupada intentando mantener la postura de dignidad, que pasó por alto la sonrisa divertida de Bakugo—. Debemos hacer una parada antes, no quiero que el rugido de tu estómago delate nuestra presencia.
—¡Ah! ¡Qué grosero! Los golpes que le daba en el brazo él los sentía como pataditas de un oso de felpa. No hizo más que reír. Fue breve, pero a Ochako le dejó un poco aturdida. Ahora se ponía a pensar, ¿Cuándo fue la última vez que había visto a Bakugo reír? Y no esa risa maníaca que daba mientras combatían villanos, sino por algo trivial y simple. Se ponía a pensar y hasta hace unas semanas las tontas discusiones entre ellos -más amistosas que otra cosa- eran acompañadas de la sonrisa socarrona de él o la risa de ella.
—Oi, cara redonda. ¿Te vas a quedar ahí o qué?
Una ceja elevada, una mueca medio divertida. Bakugo ya no se mostraba alerta ni agresivo. Él había estado más distante y gruñón con ella desde hace días, por lo que esa repentina salida le había confundido demasiado.
Ahora que él se mostraba relajado, era que Ochako entendía que había extrañado ese ambiente entre ellos.
Ella negó con la cabeza, le sonrió animada y se comenzó a caminar junto con él.
—¿Me llevaras a comer a un lugar caro?
—¿Ah? ¿Por qué diablos haría eso?
—Como compensación por ser tan grosero —ella hizo un puchero.
—¡¿Ah?! ¡Lo dice la que es impuntual y hace esperar!
—Ya me disculpe por eso. ¡Anda, vamos a este lugar!
Ella sacó su móvil y tecleó uno poco hasta encontrar lo que buscaba. Le mostró a su acompañante el lugar.
—Hace bastante que quiero ir ahí, pero las chicas están ocupadas y al final yo termino molida luego del trabajo.
Bakugo miró lo que ella le mostraba, luego frunció el ceño,
—No.
—¿Ah? ¿Por qué? Si es porque dije que me invitaras solo bromeaba. ¡De hecho, yo invito!
—Tch. ¿Qué tan patético crees que soy que no puedo pagar ese lugar? Olvídalo. Iremos otro día. Y no necesitas pagar por mí.
Iremos otro día. Eran sus palabras y la seguridad tras estas, que en Ochako hizo eco. ¿Otra salida juntos? Ella se mordió el labio, había una sensación curiosa que le recorría el cuerpo.
—¿Por qué no hoy? —Murmuró. De repente se sentía apenada, su mirada pasaba del suelo al rostro de él. Bakugo parecía fastidiado, luego algo incómodo. Metió sus manos en sus bolsillos, movió su mirada, viendo hacia los establecimientos cerca.
—El plan de hoy es diferente. La próxima iremos a donde quieras.
Ella asintió, aceptando sin pronunciar nada más.
Al final terminaron comiendo en un establecimiento de comida rápida. Ochako no era de quejarse, comida era comida. Además de que ese día no había consumido mucho luego de su incidente temprano. No era que ella esperara una comida lujosa de parte de Bakugo, lo que le parecía un poco extraño era el apuro que el chico mostraba. ¡Casi no le deja terminar su hamburguesa!
Para rematar, al salir del establecimiento, el mal humor de él parecía haber aumentado.
—¡Diablos, eres tan lenta! —gruñó exasperado.
¡No era que ella fuera lenta! Era que él de repente se puso a correr. Además, Ochako acababa de comer, el mal del puerco se había apoderado de ella, ¡claramente no iba a correr rápido! Y se lo dijo, lo que generó un mar de groserías y gruñidos por parte de Bakugo.
—¿Podemos para un poco?
—¡Como si!
—Ow, es que —resopló —¿Cuál es la prisa? ¿Acaso hay algún accidente o ataque?
Entendería si fuera por eso, pero en la zona en la que estaban todo parecía tranquilo.
—En serio, Bakugo-kun, lo que sea que quieres hacer, puede esperar.
Porque ni siquiera sabía el motivo por el que corrían. El chico solo había estado apurándole y corriendo. Estaban lejos del centro de la ciudad, y a pesar de eso no había tantas personas alrededor como era usual.
—No puede esperar.
Él miró su reloj, observó alrededor y maldijo. Vio a la chica, quien estaba recuperando su aliento, y luego miró hacia al frente, donde la mayoría de las personas se dirigían. —Mierda.
Lo primero de lo que Ochako fue consciente fue de una mano cerrándose alrededor de su muñeca, luego el tirón y su cuerpo reaccionando en automático, poniéndose en marcha a la orden del chico. Bakugo le había sujetado de la muñeca y se había puesto a trotar de nuevo.
—Que-¿Por qué tan de repente? ¿Bakugo-kun?
Esperaba un cállate, o silencio, pero no fue así. En su lugar él estaba concentrado al frente, y ella decidió simplemente dejarse llevar. Bakugo no actuaba así, el lugar a donde iban debía de ser demasiado importante. Ella notó que con cada metro recorrido las personas alrededor iban aumentando. Ellos pasaban entre civiles atónitos y otros distraídos, pero no parecían levantar mucha atención, y lo agradecía pues no parecía ser el momento para que alguien se diera cuenta de quienes eran ellos. Cuando Bakugo paró, ella no pudo evitar chocar contra su espalda.
—¡Ouch! —se quejó, luego llevó su mano libre hasta su nariz—¿Qué pasa?
Preguntó cuándo el ya no retomó la carrera. Ochako solo podía ver su espalda, y como todo su cuerpo parecía temblar, pero sabía bien que Bakugo estaba tratando de recuperar el aire, luego dijo con alivio:
—Justo a tiempo.
Dijo al momento le jalaba a la chica, al tiempo en que la espalda de él dejó de ocultarle de todo, Ochako enmudeció ante lo que veía. Unos metros adelante, entre tantas personas, sobre la avenida todo un festival se llevaba a cabo. Ella no sabía de ese evento, y vaya que habría sido una pena, pues todo lucía hermoso. Lo increíble era las cálidas luces de las lámparas que adornaban todo. Ella se sentía transportada a una película otoñal.
—¿Qué es eso?
Se encaminó un poco, sin mirar nada más que lo que estaba enfrente. Bakugo no le contestó, pero ella tampoco lo esperaba, estaba más absorta en el festival. Era pequeño, seguro debido a la zona, pero a cada paso que ella se acercaba era como adentrarse a una fantasía. Las personas alegres, los puestos bulliciosos, el camino de las linternas y la risa de los niños.
¿Era esto lo que Bakugo había planeado desde el principio?
—¿Querías que viniéramos juntos?
Preguntó, con esa extraña sensación envolviéndole de nuevo, que sus palabras parecían atoradas en su garganta. Bakugo de nuevo desvió su mirada y pasó su mano libre por su cuello. Ahora Ochako confirmaba sus sospechas, él estaba actuando así de avergonzado.
Los amigos no dan esa reacción, ¿Cierto? Aunque Bakugo no era así de delicado en cuanto a sus amistades se trataba. Claro, él era alguien orgulloso y terco, pero amable, aunque con un carácter de la mierda. Por el tiempo de conocerlo, Ochako sabía que todo esto no era algo sin importancia.
Desde hace bastante que una idea cruzó su cabeza, pero ni quería aceptarlo como una posibilidad, pero ahora se arriesgaría.
—Bakugo kun… ¿Yo te gusto?
Ah, como le habría gustado tomarle una fotografía, porque la reacción que tuvo fue épica. El color se subió a su rostro, sus ojos se agrandaron y abrió tanto la boca para negar o gritarle -no sabía, porque al final se ahogó con su propia respiración. Ella quería reír, pero la reacción de indignado y avergonzado de Bakugo fue demasiado tierna para arruinar el momento con su risa.
—¡¿Qué mierdas dices, porque yo…?!
Él no estaba siendo sincero, al parecer la pena le rodeaba. Ochako ni siquiera se sintió ofendida por el rápido "rechazo", sabía que decía algo diferente a lo que era verdad. Varias pistas se dieron desde antes. Incluso en ese momento, él aun sujetaba su muñeca. Bakugo pareció darse cuenta de eso, y una vez más la alarma y el sonrojo le atacaba, pero la joven no permitiría que dieran un paso atrás.
—Tú me gustas.
Soltó sin más, porque no había razón para mentir. Bakugo le miró sorprendido, observó la amable sonrisa de ella. Había un brillo en sus ojos, reflejo de las luces alrededor, y había una especie de burbujeo brillante alrededor de ella -según ojos de él, pero no era más que su mente adornando a la chica y a la situación como un sueño, o el ambiente del lugar en el que estaban. ¿Qué importaba? Pues con las palabras de ella una sensación de alivio le fue rodeando.
Bakugo miró a Ochako, su sonrisa ahora radiante, inevitable para él darle el mismo gesto, aunque más sutil, luego la mano de ella se removió en el agarre de él, pasando a sujetar su mano, entrelazó sus dedos y ejerció un poco de fuerza, como un reforzamiento de sus palabras.
—Vamos —ella señaló hacia adelante donde en el festival las personas se estaban divirtiendo, después de todo, esa había sido la intensión de él, que Ochako pasara un buen rato, ¿no?
La sonrisa de él era honesta, en su rostro ella podía distinguir el afecto, sus ojos le miraban de manea suave, como si ella fuera increíble. Ochako sentía su rostro caliente, pero nada de eso importaba, no ahora que se habían sincerado.
Quizá todo había sucedido de la nada, y parecía como si se hayan enamorado demasiado rápido, casi de manera automática, pero era esa sensación de sus manos entrelazadas, el calor del contacto y el tierno sentimiento en esto algo que no era mentira. La innegable atracción y química entre ellos que habían estado reteniendo era liberada. ¿Qué importaba si estaban actuando de manera impulsiva o muy rápida? Pues tanto Bakugo como Ochako sentían esa emoción burbujeante, la expectativa y felicidad.
Y eso se sentía correcto.
