¡Aviso a los lectores! El capítulo 17 se publicó junto con el anterior. ¡No te pierdas el 16!
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Hora 5:25 - Hundimiento
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La ola violenta que provocó la proa al bajar repentina y temporalmente golpeó a Terence y Adrian que habían llegado a la punta del barco sosteniéndose de la barandilla.
Se aferraron con todas las fuerzas que les quedaban, aunque ambos se sentían al límite del cansancio físico.
El oficial perdió por unos momentos el agarre con una mano, permaneciendo aferrado sólo con la derecha mientras la furia del agua intentaba atraerlo hacia abajo.
-``¡Resiste, Adrian!´´ le gritó desconsolado Terence, acercándose a él aferrándolo justamente mientras se dejaba ir al vacío.
Permanecieron algunos minutos en aquella posición antinatural, a merced de las olas.
Después repentinamente el casco empezó a levantarse de nuevo.
Terence sentía que sus fuerzas se acababan, pero dió su último esfuerzo. Aferrándose incluso con los pies en el borde rígido de la valla, intentó atraer desesperadamente contra sí a su compañero permitiéndole volver a sostenerse a ella con ambas manos.
Así, lograron volver a subir, sosteniéndose de aquel apoyo, ayudados por el movimiento ascendente del casco.
Ahora se aferraban desde el exterior y podían ver debajo de ellos toda la estructura del barco elevándose.
El agua que penetraba desde la grieta producida por la ruptura había sumergido completamente la popa hundiendola en pocos minutos, haciendo que la proa se elevara verticalmente en toda su longitud.
En aquel momento la luz eléctrica cesó completamente.
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Candy observaba sin aliento desde el bote los más de ciento cincuenta metros de barco que permanecían emergidos , apuntando hacia el cielo, casi perpendicularmente respecto al mar.
No sabía que Terence estaba justamente en la cima de aquel tocón vertical, exhausto y aterrorizado.
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Lo que estaban observando sus ojos, Terence y Adrian no lo podrían olvidar por el resto de sus días.
Por doquier se escuchaban insoportables estruendos de gritos y lamentos, veían a personas luchando desesperadamente tratando de aferrarse a cualquier objeto sobresaliente. Como canicas, la mayoría resbalaban hacia abajo terminando aplastados o lanzados hacia afuera del barco.
Junto a ellos, el viejo trompetista de jazz del restaurante de segunda clase de repente sintió un dolor. Extendió su mano para buscar ayuda pero los dos jóvenes no pudieron sostenerlo cuando aquel dolor le hizo perder su último apoyo.
Lo vieron caer dando tumbos varias veces con la cabeza contra los objetos, rebotando en una aterradora caída.
Después de unos momentos se dieron cuenta que ahora también la proa empezaba a descender oblicuamente hacia el fondo.
-``¡Aquí vamos Terence!´´ le gritó Adrian.
-``¡Cuando estemos a algunos metros del agua intenta respirar profundamente y salta con todas tus fuerzas!´´.
Se vieron por última vez con afecto y respeto.
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-``¡Buena suerte Adrian!´´.
-``¡Buena suerte, amigo mío!´´.
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El resto del tiempo que los separó del hundimiento fue solo una larga apnea.
El mar se acercaba segundo a segundo en una velocidad vertiginosa.
Cuando ya estaban a pocos metros de la superficie, Terence cerró los ojos y se lanzó.
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La enorme proa parecía gemir cuando el océano la envolvió con su frío abrazo.
Eran las 5:28 de una plácida y maravillosa noche estrellada cuando el Mauretania se hundió completamente con su bagaje de vidas y esperanzas.
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-``¡Terence!´´ chillò horrorizada Candy, sin lograr contener las lágrimas que brotaban como ríos sin frenos.
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¡Gracias de todo corazón a quienes me están leyendo y a quienes quieren dejarme un muy apreciado comentario!
