Hora 8:10 - El rescate

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El mercantil Júpiter, enarbolando la bandera de la marina americana, llegó a las ocho de la mañana al área donde había sido enviada la señal de SOS .

El retraso en los rescates había sido causado por las dificultades que la navegación había encontrado en su camino. La presencia de más iceberg, había de hecho, requerido un alejamiento de la ruta para evitar los obstáculos sin peligro.

Cuando los miembros de la tripulación llegaron para socorrer a los náufragos del Mauretania y empezaron a bajar los botes inflables, se encontraron frente a un espectáculo de verdad espeluznante.

La tenue luz del día, ahora ponía en clara evidencia aquella alfombra de objetos y cadáveres que flotaban en la superficie, amasados los unos con los otros. El hielo había cubierto parcialmente aquellos cuerpos sin vida, volviendolos irreconocibles.

-``¡Ya no hay mucha esperanza de salvar a alguien aquí!´´ dijo tristemente uno de los militares que guiaba las operaciones.

-``¡Allá se encuentran los botes! ¡Empecemos por salvar a los pasajeros!´´.

Entonces, los diez y seis botes inflables se dirigieron hacia donde había más posibilidad de encontrar personas con vida, decidiendo una vez más abandonar trágicamente a su destino los cuerpos en el agua.

Pero aquella dramática selección parecía obligatoria.

La lucha contra el tiempo era crucial para poner a salvo al mayor número de almas.

-``¡Aquí hay alguien que se mueve, venid!´´.

-``¡En el bote seis! ¡Veo una mano alzada que nos llama!´´.

Lentamente los rescatadores empezaron a subir a las balsas los primeros pasajeros, escogiendo entre los botes donde veían mayores señales de vida. Terminaron después de tres horas, subiendo casi ochocientos cuerpos.

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Mientras se movían no muy lejos del bote ocho, Candy escuchó en lo profundo de su adormecimiento las voces y los gritos con los que se comunicaban, cada vez más fuertes.

Logró abrir los ojos con dificultad y reconoció a lo lejos la gran forma del mercantil que había llegado para salvarlos. Intentó levantar la mano para llamar la atención de los militares pero sentía su cuerpo rígido e inmóvil, negándose a reaccionar a los impulsos de su cerebro.

E incluso estaban ahí, a pocos metros de la balsa.

¿Por qué no corrían para salvarlos?

Cerró sus puños por la rabia logrando mover su brazo pocos centímetros fuera de la manta.

Sin embargo, aquel mínimo movimiento hizo que resbalara de su hombro la cadena de su bolso que había llevado con ella, haciéndola caer al piso del bote. El impacto con el suelo activó el mecanismo de la pequeña cajita musical haciendo sonar en el aire, después de un largo silencio, su dulce música.

-``¿Pero qué es ese sonido?´´ exclamó uno de los rescatadores, girándose instintivamente hacia el bote.

-``¡Proviene del bote número ocho! ¡Acerquémonos!´´ lo siguieron los otros hombres junto a él.

Cuando se acercaron, Candy tomó todo el aliento que podía y se esforzó por hablar en voz alta.

-``¡Ayuda! ¡Estamos aquí!´´.

Sus palabras lograron finalmente llamar su atención.

-``¡Por aquí, hay una mujer pidiendo auxilio!´´.

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Perdió el sentido sin poder saber lo que ocurrió después.

La única imagen que le quedó impresa vivamente en su mente antes de desfallecer fueron dos brazos fuertes que la levantaban y una voz tranquilizante que le repetía:

-``¡Esté tranquila! ¡Ya todo ha terminado!´´.

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¡También hoy colocó dos capítulos! Así que te quito algo de ansiedad ...

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¡Gracias de todo corazón a quienes me están leyendo y a quienes quieren dejarme un muy apreciado comentario!