EPÍLOGO

Kakashi observaba la hoja de su puñal Guddine mientras miraba al cielo, sentado en lo alto del Tótem. Todos se habían ido. Excepto él.

Shisui y Tema se habían ido felices, después de que entre todos les regalaran un ejemplar ilustrado de MARVEL edición coleccionista: el número cincuenta del cómic de Ms. Marvel. En su portada, estaba la heroína en brazos de la Muerte y, tras ellos, los superhéroes Daredevil, Thor, Capitán América, Hulk y algunos más yendo a su rescate. Les pareció un buen regalo de última hora para ellos, uno que recordaría la increíble lucha del IMAX.

La llegada de Shisui les había tomado a todos por sorpresa. Tuvieron que darse mucha prisa para conseguir el número del cómic y organizar la celebración que el druida había pedido mentalmente a su hermano Itachi.

Lo firmaron entre todos; y a ambos les encantó.

Pero antes de que los amantes se fueran, Shisui se acercó a él, y retirándolo un poco del resto, bajo la atenta mirada de Homura, le dio un mensaje de parte de Freyja.

—La diosa me ha dicho que mires la hoja de tu puñal.

—¿Cómo?

—No me ha dicho nada más. Solo que la mires —dijo Shisui encogiéndose de hombros.

Kakashi estaba en silencio observando el acero. Sabía que el puñal lo alertaba si había otra arma igual cerca, porque era un puñal muy especial.

La discusión que tuvo con Homura no fue nada fructífera. El leder no quería hablarle claro. Decía que no había nada que ocultar. Que él era hijo de dos berserkers fallecidos y que como leder adoptó y le dio cobijo. Nada más importante que eso.

Kakashi resopló irritado, y se pasó la mano por el pelo que de nuevo había afeitado. Estaba tan confundido. No entendía lo que pasaba con él.

Y después estaba ella: Naori.

La valkyria no dejaba que la tocara. Ella le había salvado, le había sanado. Y él se lo agradecía gritándole, molesto por las distancias que le obligaba a tomar.

Naori era un imán. Y estaba agotado de pensar en ella a cada segundo. Y, para colmo, ahora el druida vanirio decía que mirase la hoja del puñal Guddine, como si tuviera que aparecer un genio o algo por el estilo.

—Menuda mierda...

La hoja del puñal se iluminó.

Kakashi abrió los ojos amarillos con asombro.

Unas letras en Futhark antiguo, el alfabeto rúnico, se iban grabando en el puñal con luz dorada, hasta crear una inscripción.

«Naori está en Edimburgo recogiendo guerreros caídos. Reclámala».

La hoja de acero se apagó de golpe. Kakashi la movió de un lado al otro, pensando que así las palabras podrían revelarse de nuevo. Pero no pasó nada. El acero estaba frío. Joder, ¿se estaría volviendo loco? El berserker se colocó de pie sobre la cabeza del Tótem con cara de lobo, dejó caer la cabeza hacia atrás y dejó ir un rugido salvaje. Si Freyja era la diosa de las valkyrias y ella le daba permiso para ir a por la preciosa guerrera, eso haría. La encontraría.


Continuará en: EL HIGHLANDER. IndraSaku.