Me he obligado a mí mismo a no pensar en ella de esta forma, pero estoy empezando a darme cuenta de que no soy lo suficientemente fuerte, especialmente cuando estoy tan cerca y a solas con ella. Es casi una imposibilidad física.
No entiendo desde cuando o por qué, pero mi atracción sigue creciendo. Y ella... no sé por qué diablos tiene que ser ella?!. Nunca antes me había sentido así, ignorado, secundario, un perdedor incapaz de obtener esa sonrisa y esa mirada enamorada que siempre le da a Ryoga.
Estoy harto de como lo mira. Harto de que se deje tocar, que acepte sus patéticas atenciones. Si pudiera tan solo golpearlo hasta borrarle la sonrisa de triunfo de la cara. Alejarla de él a como de lugar, justo como ahora.
Ni loco iba a dejarla todo el fin de semana a solas con él. Menos ahora que su supuesta relación con la extranjera terminó.
He estado manejando por horas, me duele el cuello, la espalda y siento el trasero entumecido. Miro a mi derecha y veo su rostro dormido, son casi las 7 de la noche y estamos abordando el ferry que nos llevará a la Isla.
Ella luce agotada, un mechón de su cabello corto se movió y roza su mejilla, tengo la tentación de acomodarlo de nuevo en su lugar. Extiendo mi mano y me detengo justo a tiempo. Akane se remueve en su lugar, se apoya en las manos para sentarse derecha, parpadea e intenta sonreir condescedientemente.
Detesto esa sonrisa falsa. Esa no es la sonrisa que quiero ver.
-Ya llegamos?-pregunta medio dormida.
-Todavía, acabamos de tomar el ferry-señalo-voy a bajar a estirar las piernas. Descansa un rato si quieres.
Asiente y yo salgo del auto. A veces odio lo idiota que me vuelvo cuando la veo. Quiero ser siempre el mejor ante ella, como su jefe sé que lo consigo pero en mi intento como hombre siempre me equivoco.
Ojalá supiera como manejarme. Cuando se trata de ella soy un completo desastre. No me importaría si fuera alguien más pero tratándose de ella.
Dios, juro que estoy a punto de tomar terapia.
Me acerco para ver el agua mecida por el paso del ferry y me recuesto a la bardilla de metal pintada de blanco. Estoy perdido pensando tonterías durante minutos y entonces escucho su risa alegre. La que festeja algún chiste tonto cuando esta en la cafetería junto a sus amigas. Es su risa sincera, la que hace que golpeé con su mano el hombro de quien se encuentre a su lado. Giro a mi izquierda y la encuentro aún riendo, pero no puedo ver quien lo provoca pues se encuentra detrás de una pared que me impide verlo.
Siento que la sangre bombea con más fuerza en mis venas. Ni siquiera me doy cuenta cuando estoy caminando hacia ella, molesto, harto de que le sonría de esa manera a cualquiera menos a mí. Ella se da cuenta de mi presencia unos pasos antes de llegar y su rostro vuelve a ser sereno. Odio eso.
-Señor-dice y estoy a punto de cometer una estúpidez ahora mismo-le presento a mi padre, Soun Tendo.
Un hombre de bigote y largo cabello negro me extiende la mano y yo respondo por inercia sujetándola.
-Papá es músico-le escucho decir-su banda se presentará en la Isla este fin de semana, puede creerlo señor?
Sonrio y asiento al mismo tiempo, comprendiendo mi error. El hombre va vestido con ropa negra y botas. Sostiene dos baquetas en la mano izquierda por lo que asumo es el baterista de su banda.
Bueno...estuve a punto de hacer el ridículo en grande esta vez.
Pasamos el resto del viaje con su padre y los otros 'chicos' como él los llama. Un grupo alegre y desenfadado de hombres de mediana edad. Estoy más que bien entre ellos, junto a ella, en un ambiente externo, ajeno a mí por completo. La veo reír con los chistes de su padre y su grupo de amigos.
Pronto me llueven comentarios sobre mi relación con 'su pequeña', sobre como debo tratarla aunque sea su jefe. Que es adorable, linda, amable y muy eficiente y yo asiento en silencio, mirándola de vez en vez. Hemos bebido un poco así que no puedo decir que esté exactamente en mis cabales.
-Pero mucho cuidado con nuestra Akane, eh?
-Más te vale que mantegas las manos en los bolsillos.
-Ni siquiera pienses en sobre pasarte con nuestra niña, entendido?- me amenazan, el último es Miky, el cantante de la banda, y estoy a punto de sonreir cuando la escucho responder.
-Esta bien tíos, no soy su tipo y no somos tan cercanos.
-Qué?!?!?!?-preguntan los cinco hombres al unísono y estoy por unirme a ellos.
-Qué diablos, este idiota te esta menospreciando?-Miky y Sen, el bajista se han puesto de pie.
-Qué clase de hombre eres?
-Como es posible que no tengas interés en una chica como Akane?-Joe y Nevi, a cargo del sonido de las guitarras me miran llenos de intriga desde sus asientos.
-Eres gay?-pregunta finalmente Soun Tendo
-papá, tíos, basta, es suficiente, están avergonzandome frente a mi jefe. No lo decía en serio-sonrie Akane-es solo una broma-añade agitando sus brazos
-Es una broma?????-inquieren todos al mismo tiempo y yo estoy confundido.
No sé que esperan que diga. No sé si sea un buen momento para confesar mi admiración, atracción, por que entonces ella asumirá que lo he dicho bajo presión.
Alcanzo la botella de sake frente a mí y me sirvo un poco. Estoy a punto de responder cuando los altavoces anuncian que hemos llegado finalmente. De inmediato el grupo pierde el interés en mi respuesta y se apuran a abrazar a 'su chica', a tomar sus cosas y a descender.
Miky se acerca a mí, me toma del brazo y me aleja del grupo. Pone sus manos en los bolsillos y me mira fijamente.
-Te gusta Akane, no es asi chico?
Miro de vuelta al grupo y veo como mi asistente y su padre se funden en un abrazo.
-Si-respondo, por que entiendo que aunque lleva el apellido Tendo, estos hombres la ven como su grupo de padres.-Me gusta mucho.
-Pues, tal vez deberías decirselo. Creo que piensa que no tienes interés en ella, que la ves como parte del mobiliario de tu oficina. Y creéme, eso es lo peor que te puede pasar, amigo- dice mientras palmea mi hombro.
Nos separamos en el muelle. Y con esto me refiero a que ella se va con su(s) padre(s) en una camioneta blanca y yo me quedo solo en el auto. Quedamos en vernos temprano en el lobby del hotel. No puedo culparla, supongo que quiere estar un poco más con ellos.
Doy marcha al auto en dirección al Hotel Q, el mejor de la Isla y tan pronto como me registro subo a mi habitación y voy directo a la ducha. Necesito sumergirme en agua caliente para despejar la mente.
Son casi las diez cuando escucho que tocan la puerta de la habitación. Estoy descanzando, medio dormido, boca abajo en la cama, me levanto a regañadientes y abro la puerta. Una bolsa de papel esta a la altura de mis ojos.
Estoy hecho de piedra y sigo sin dar crédito a mis ojos, creo que estoy soñando o quizás por tanto gritar he perdido la voz por que no me siento capaz de hablar.
Ella esta aquí, en mitad de la noche, en mi habitación. Tomo la mano que sostiene la bolsa y la obligo a entrar.
-Qué haces aquí a esta hora?
-Le traje la cena, señor-responde sin mirarme, mientras busca algo en su bolso y da unos pasos lejos, en dirección a mi cama.
Trago en seco con mil pensamientos obsenos en la mente. No puede ser, ella realmente esta aquí.
-Los preparé yo misma-añadé sonriéndome. Y es la primera vez que lo hace de esa forma. Parece que va a decir algo más y no lo hace. De inmediato su gesto cambia, parece incómoda y ligeramente sonrojada. Sus ojos viajan por la habitación a un lugar incierto y entonces me doy cuenta. Estoy solo usando boxers, con el torso desnudo y una leve erección.
-Lo siento- me apuro en decir mientras tomo la camisa que dejé en el perchero junto a la puerta.
-No es necesario, señor, esas, esas cosas pasan.-Suspira suavemente y se da la vuelta mientras me pongo de prisa el pantalón.
-Tendo-digo para advertirle que ya estoy vestido-No era necesario, pero te lo agradezco.-Sigo de pie junto a la puerta y creo que ella lo interpreta como una señal para irse.
-Bien, ah pues, disfrute su cena.-dice saliendo rápidamente. Y disculpe, no volvera a pasar, señor.
