-En este punto te preguntarás: Cuál es el nombre de esta isla? Donde está? Y por qué tengo que acompañar a mi jefe allí?. O me equivoco Tendo.- refunfuña mi jefe mientras estamos de camino en la carretera.
A decir verdad no me interesa nada de la jodida isla. Doy un sorbo de mi bebida energética y una larga vista apreciativa del paisaje costero antes de responderle.
-No realmente-le digo encogiéndome de hombros
El suspira. Supongo que está cansado y, que pena pero no tengo licencia así que, lo siento tendrás que manejar hasta el fin del mundo y yo sólo seré un pasajero/rehén que come frituras de papá con sabor a cebolla.
-La isla no tiene nombre, sabes, su nombre es Isla, permanece en aguas internacionales cercanas a Japón aunque fue construida con capital japonés, francés y estadounidense. Y la razón por la que iremos es que estaremos a cargo de publicitar tanto la Isla como sus comercios, es un trabajo pesado así que necesito que te concentres y me ayudes mientras estamos allí, lo entiendes Tendo?.
Eres un conversador horrible y, mencioné que te odio?!.
Honestamente, no sé cuándo ni cómo me convertí en Tendo para mi jefe.
Es decir, solía llamarme señorita Akane!.
Eso por supuesto fue durante los pocos días en que parecía un príncipe azul, pero de repente empezó a llamerme Tendo y se convirtió en el nefasto tirano que me hace mantenerme al filo de mis nervios y a punto de golpearlo cada día.
Abro los ojos repentinamente y noto que el auto se ha detenido y estamos estacionados en algún callejón contiguo a la zona comercial.
Y, es increíble, pero me siento tan feliz de no escuchar la risa fácil y falsa de Kodachi Kuno.
Miro por la ventana el cielo nocturno, lleno de estrellas tintilantes y la luna más grande y hermosa que he visto en mi vida.
Supongo que me ha ganado el cansancio y he terminado dormida. Suficiente descanso, decido estirarme mientras un bostezo se me escapa.
-Tendo-lo escucho decir con su inconfundible voz que golpea mi cerebro como un rayo.
Miro en su dirección, tiene los ojos clavados en mí, la cabeza apoyada en los brazos y estos descanzando en el timón
-De no ser por tus ronquidos, juraría que habías muerto.
-Yo no ronco-me defiendo ante su cizaña, aunque no estoy muy segura de lo que digo.
-Vamos. Por supuesto que lo haces.
Lo miro y recuerdo su horrible comportamiento tan desconsiderado de hoy. Vuelvo a mirar por la ventana. Tomo el celular y veo la hora. Son las 7:18 de la noche del sabado 13 de marzo.
-Veo que ya no me necesita, pase buena noche-digo tomando mi laptop, dispuesta a salir azotando la puerta del estúpido auto al que ama.
-Quieta ahí, Tendo. No te atrevas a salir del auto.-me advierte mientras se reincorpora.
Detesto que me hable como si fuera su esclava o su subordinada en el ejercito.
-Sabe, tengo un nombre, es Akane, y un horario que terminó oficialmente hace horas de modo que sí, voy a salir.-le digo completamente perdiendo mi autocontrol, desarrolllado especialmentepara él. Estoy a punto de bajarme cuando lo escucho.
-Te necesito.
Joder. Lo detesto como a nadie en el mundo!, odio que diga algo como eso con esa voz suya. Por qué si dices algo así, cómo esperas que me sienta?
-Tenemos un evento comercial esta noche.-Claro, no sé que esperaba yo- Sé que estas molesta por lo de hoy, pero no teníamos opción, Kodachi es...
-Aclaremos algo-le contesto-
Primero:No estoy molesta por nada respecto a hoy-miento- y Segundo:No tenemos un evento. Usted lo tiene. Ni siquiera se supone que vendría.
Asiente en silencio y no deja de mirarme y estoy siendo intimidada por sus ojos azules. Pero vaya, se siente tan bien expresar lo que siento.
-Primero:soy tu jefe, cuida lo que me dices y cómo me lo dices-empieza imitando el tono de voz que he usado y gesticulando con sus manos como lo he hecho yo antes- Segundo:eres mi asistente y estás aquí para colaborar en lo que yo necesite después de una larga lista de errores, que omitiré mencionar, Tercero:Tus horas laborales dependen de las mías, Cuarto:-Lo oigo decir, pero ya me he bajado, estoy sosteniendo la puerta con mi mano derecha y la sensación de bienestar que he obtenido hace un momento está causando estragos en mí.
-De acuerdo, bien. Renuncio-Empujo la puerta tan fuerte que el ruido debe haberse escuchado hasta la playa.
Corro por la calle de piedras junto al restaurante en donde estaba estacionado, cruzo el puente de madera, avanzo entre el medio de los turistas en el mercado y me pierdo entre la multitud.
Divago finalmente un poco más antes de entrar a un pequeño motel frente a la tienda de obsequios.
Me duelen los pies por correr usando estos zapatos de tacón y necesito urgentemente un lugar en donde descansar.
-Hola, necesito una habitación
Una mujer de mediana edad y corto cabello negro-canoso, se asoma por una pequeña ventanilla agitando un abanico de papel.
-Cuantas horas?
-Pues, hasta el amanecer, cuánto es?
-Vienes sola? Dónde esta tu acompañante?
-Oh no, solo necesito descansar un poco-respondo amablemente
-Uhm, no intentes recibir luego a más personas. Firma aquí.-dice y me ofrece un bolígrafo y una hoja de registro.
Me guía hasta mi habitación en el tercer piso. Los pasillos son estrechos y las paredes están pintadas de un blanco cansino. Me empiezo a sentir mareada de ver el mismo color.
-Lo siento-dice antes de marcharse-Venir hasta la Isla solo para pelear con tu pareja debe ser horrible.
-Yo no-intento defenderme pero la mujer no parece interesada en oírme y se marcha tarareando alguna melodía que desconozco.
Menudo día. Odio los moteles y por lo general me lo pensaría varias veces antes de recostarme en esta cama pero por hoy confiaré en que han cambiado las sábanas y descansaré por que estoy frita, demasiado agotada y apenas logró quitarme los zapatos antes de caer exhausta en las sábanas azules.
Cierro los ojos e intento dormir. Giro a la derecha, luego a la izquierda, me cubro los ojos con el antebrazo pero no logró concentrarme.
Maldición, no puedo dejar de pensar en la estupidez que cometí.
En fin ya lo arreglaré después. Ahora estoy desempleada y tengo las deudas a tope pero satisfecha de decir lo que sentía después de tanto tiempo.
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Esa fue la noche más larga e incómoda de mi vida. La habitación contigua ha sido alquilada y las personas ahí definitivamente disfrutaron mucho más que yo su estancia en la Isla. Me da igual. Venir hasta aquí no es algo que alguien con mi presupuesto se puede permitir y es domingo de modo que me doy un baño y me preparo para ir de compras.
Necesito ropa y un bañador para aprovechar el sol. El móvil está descargado totalmente y al menos pude llamar a papá para avisarle que estoy bien. Desde luego omití en donde pasaba la noche o me habría venido a buscar a mitad de madrugada.
Guardo la laptop y el descargado celular en mi bolso y me dispongo a disfrutar de la increíble oportunidad de estar aquí.
Y pasar el día en la Isla me deja la piel dorada y dolorida. He estado con un grupo de chicas australianas jugando al voleibol, bronceandome sobre la arena con mi vestido de baño fucsia.
Y he tomado cervezas con estas chicas y ahora me siento tan, tan joven y feliz como nunca. Y una de estas chicas me ha dado un beso y regalado una que otra caricia y debo admitirlo se sintió bien pero he decido dejarlo hasta ahí.
Me he escabullido de vuelta al hostal con papá con la excusa de responder correos electrónicos del trabajo y regresar luego.
Y por supuesto me he equivocado por qué ahora estoy frente a este ser despiadado que me mira de arriba a bajo como si fuera la primera mujer que usa un bikini un domingo en la Isla.
Y me niego a bajar la cabeza porque ya no soy su empleada, así que paso junto a él y apenas le doy las buenas noches por cortesía.
Me sostiene del brazo y, auch, duele, maldita sea.!
-Suelta, me estas lastimado, idiota.
Suspira, intenta buscar las palabras en el techo y entonces escupe las que le han llegado.
-Has estado paseándote en la playa, usando eso-dice pero no me señala ni me mira aunque obviamente se refiere al bikini fucsia y el pareo que he comprado hoy-mientras yo estaba hecho un lío todo el día y te he llamado al menos cien veces y no has contestado. Que bien, me alegro por ti, tienes idea-ruge- de lo que he pasado hoy!.
No. Y, honestamente, no me interesa, no soy tú empleada(rehén), renuncié anoche, recuerdas?
Aprietas un poco más el agarre y yo chillo porque me arde la piel y tú te acercas, aprisionandome contra el metal frío del elevador, y eres mucho más alto que yo y tú aliento huele a wiski y ron. Y alguien debería dejar correr el tiempo.
Parpadeo e intento decir algo que te haga retroceder y soltarme, pero no sé, tal vez el sol de la Isla es demasiado fuerte para mí.
Estas borracho, joder. Y cuando estas así no eres tú mismo. Y lo sé por qué nunca había notado esta mirada que es, es...
-Necesitas ayuda, Akane-oigo decir a Nevi que es quien le a dado play al botón del tiempo
-No, estoy bien-Ranma se aleja de mí pero no me suelta el brazo.
Está avergonzado? Por qué Nevi está cerca y a presenciado nuestra discusión? (y esta a punto de empezar una pelea) o por qué soy consciente de como me mira está noche?.
Trago en seco y él no deja de mirarme. Me cuesta admitirlo pero esa mirada no es de un jefe molesto.
Lo sé.
Esa mirada es más bien la de un hombre.
Un hombre celoso del bikini que está usando la chica que le gusta frente a un montón de extranjeros en un lugar como este.
No puede ser.
Debe ser el alcohol.
-Suficiente chico, tienes que irte- Nevi corta el contacto de tus manos sobre mi piel y no te resistes ha salir del hostal.
Te veo ir al estacionamiento y patear las llantas de tu auto.
Y aunque Nevi se ha marchado a la habitación con la cerveza en la mano y revolviendo mi cabello al pasar yo sigo de pie junto al elevador por qué definitivamente, no entiendo nada.
