Despierto con un dolor de cabeza espantoso y juro que no volveré a beber nunca en mi vida.
Fue un Hola y adiós al alcohol.
Tomo los mechones cortos de mi cabello que me cubren la frente y los sostengo entre mis dedos por unos segundos.
Me deshago de las sábanas dejándolas arrugadas junto a mí y toco con la punta de los pies el frío piso de mi apartamento. Aún no he podido comprar una alfombra, la mayor parte de mi sueldo se va en renta y el pago de mis préstamos escolares.
El frío que entra por mi ventana me golpea como mil agujas el cuerpo desnudo.
Desnudo-pienso mientras toco el sostén-...Por lo general no duermo en ropa interior. Vuelvo a cubrirme con la gruesa sábana amarilla e intento recordar que rayos pasó anoche.
Primero Shampoo y yo estábamos compitiendo en todos los retos, el último quien resistía beber más tragos, después...Ryoga vino para algo y yo.
Oh por Dios, por Kamisama, insulté a Ryoga por engañarme frente a toda la empresa!.
Muevo de lado a lado mi cabeza y uno a uno los recuerdos empiezan a asomarse en mi memoria.
Uno a otro, cual de todos más vergonzoso.
Ay no.
El sonido de la ducha cerrando el paso del agua.
Hay alguien más en mi habitación. Traje a alguien mientras estaba perdida de borracha y ni siquiera tengo idea de quién es.
La idea de haber estado, de haber hecho algo que no puedo recordar me paraliza.
Si, tengo 23 años, pero mi experiencia es bastante escasa. Mi corazón se acelera cuando escucho el crujido del grifo del lavamanos.
No tengo idea de quién seas pero pagarás por aprovecharte de una chica ebria.
Tomo la guitarra que papá me regalo y cubro mi piel desnuda con el viejo suéter de lana amarillo que está en mi mesita de noche. Camino sigilosa hasta el baño y lleno de aire mis pulmones. La puerta se abre antes de que pueda llegar.
Joder, mátenme, alguien por favor, hágalo de una buena vez.!
Ranma Saotome aparece frente a mí con el cuerpo empapado y el cepillo de dientes aún en la boca. Sólo le cubre la parte inferior del cuerpo mi toalla blanca recién comprada.
-Ves algo que te guste, Tendo?-Sus palabras me sacan del lapsus momentáneo y levanto la guitarra amenazando con golpearlo.
-Veré mi guitarra en tu cabeza si no me dices ahora mismo que estas haciendo en mi casa, a esta hora y así...casi desnudo-repito señalando lo obvio
-Estas fingiendo que no recuerdas nada?-me dice inclinando la cabeza levemente.
No puede ser. Anoche yo. Ranma y yo.
La guitarra cae de mis manos y provoca un ruido sordo.
- Por cierto, usé tu cepillo-añade al pasar junto a mí.
Los vecinos escuchan mis gritos pero siguen de largo apresuradamente. Ya casi son las 6 de la mañana y tienes que darte prisa para tomar el tren si quieres llegar a tiempo al trabajo.
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Puede una mujer de 1.53 de altura causar tanto lio sólo para llevarla a su casa? La respuesta es sí.
Akane Tendo, si no me gustaras como me gustas te habría dejado en la estación anoche.
Ryoga y yo fuimos los últimos en llegar a la despedida de una de nuestras mejores empleadas.
Y para cuando llegamos la reunión se había convertido en una zona de guerra entre dos mujeres.
Compitiendo quién sabe por qué, Ryoga intentó detener aquel absurdo alcohólico.
Nunca vi que insultaban a alguien en tres idiomas a la vez hasta ayer.
Él volvió sonriente, como siempre, a mi lado y apoyó su cabeza en mi hombro.
-Me insultó-lloriquea falsamente
- Ya lo sé, todos lo escuchamos-le contesto y me lo sacudo de encima.
Ryoga regresa con Sakiko y otros empleados mientras yo, junto a un nutrido grupo, me quedo a mirar está inusual competencia.
Shampoo intenta beber un trago más y se desmaya sobre la mesa. Akane levanta ambos brazos en señal de triunfo.
No sé cual sea el premio. Ella se cuelga del cuello de Ukyo y entonces me distingue en el área VIP, lejos de sus compañeros que celebran su 'triunfo'.
Ukyo se lleva arrastrando al baño a Shampoo. Y mientras la multitud congregada se dispersa Akane señala con su dedo índice hacia mí.
-demasiada bebida, Tendo, demasiada.-me digo sin dejar de mirarla y ella sonríe como un ángel. Se acerca tambaleándose a mi mesa y se sienta frente a mí.
La miro y por primera vez siento que estoy viendo realmente a la mujer y no a la asistente. Qué puede ser más real que verte borracha Akane Tendo?.
-Yo...-empieza a decir-gané. Me viste, viste eso Ranma Saotome?
-Todos nosotros-le respondo y doy un trago más a mi bebida.
-No pregunté eso, pero bueno.-Akane desliza su cabello corto tras su oído y yo sigo con atención cada movimiento suyo, cada gesto. Los párpados parecen pesarle toneladas y sus mejillas están sonrojadas por el alcohol.
Se tambalea levemente en la silla y empieza ha hablar nuevamente de cosas sin sentido hasta que concluye
-Yo te gusto, verdad Ranma?-su dedo índice se levanta y me señala acusador.
-Culpable-admito y miro algún punto lejano de este salón de reuniones.
-Tú a mí no me gustas-responde y se acomoda en la silla de la que cree estar cayéndose.
- Ya lo sé-es doloroso admitirlo, sí, pero nada gano con negarlo.
Ella suspira y suelta el aire despacio. Sus pies siguen meciéndose hasta que finalmente deja de hacerlo. Se levanta de donde está y se sienta junto a mí.
El área VIP está semioscura y la mayoría de los empleados no se acerca o mira hacia acá.
-Quieres besarme, Ranma?-Me mira con los labios semiabiertos y parpadea despacio con su cuerpo demasiado cerca al mío.
-Soy un hombre, sabes, no deberías provocarme, tonta.-le advierto alejando su rostro del mío con un dedo, aunque las ganas de probarla aquí y ahora mismo no me faltan.
- Lo siento-dice y asumo que se refiere a lo que ha dicho. Error. Ella pone sus manos en mi cara, se acerca un poco más y susurra:
-Quiero besarte, Ranma.
