-Estás lista, Akane?

- Yo siempre estoy lista -respondí sin mirarla.

Frente a nosotras se encuentran una cantidad exagerada de vasos plásticos llenos con cerveza, alineados en filas de 10.

Después de que Shampoo me retó en los juegos de despedida el marcador está 3-3 por lo cual este será nuestro desempate.

Nuestros compañeros rodean la mesa y hacen apuestas mientras los ejecutivos se han retirado a su área VIP desde hace ya un buen rato.

-Akane, que te parece si nosotras también apostamos algo.-me susurra Shampoo.

-Qué tonterías dices-le contesto pero después de pensarlo un poco añado-bien, acepto. Qué estamos apostando?

-la apuesta es Ranma, por supuesto-responde ella.

Es una apuesta estúpida, lo sé, pero aún así no estoy dispuesta a perder.


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-oye, ya basta, deja de golpearme, estas loca?!

Ranma atrapa con sus manos el golpe que intento darle con mis puños. Mantiene esa sonrisa odiosa en el rostro. No puedo creer lo que hice.

Por qué de todas las personas en esa fiesta tiene que ser precisamente él.?!

Debo haber estado completamente loca.

-Suéltame estúpido, idiota, me las pagarás!-yo grito y lucho por liberarme del agarre de sus manos.

-Esa boca-dice él-¿siempre tienes que estar maldiciendo?-él afloja un poco la presión del agarre y añade-te soltaré y tú dejarás de golpearme, de acuerdo?

Lo miro fijamente y dejo escapar un suspiro con la rabia contenida.

-Perfecto, entonces no lo haré. Nos quedaremos aquí el resto del día.

- De acuerdo.

Finalmente me suelta y se aleja otra en vez en dirección al cuarto de baño.

Mi apartamento es pequeño así que tuve que arreglarmelas para poner la lavadora cerca del desagüe. Veo como saca de la secadora su ropa antes de entrar nuevamente al baño y deja la puerta a medio cerrar.

-Eres un animal- le digo mientras acarició mis muñecas enrojecidas.

Su odiosa cara se asoma y sonríe como un niño travieso.

-Gracias-dice él y yo le tiro la cerámica de rana que descansaba en mi librero y que termina estrellándose en la puerta.

-No me refería a eso!-

Siento como si toda la sangre en mi cuerpo estuviese ardiendo.

Estoy avergonzada a un nivel imposible de describir. Me quedo apoyada en la pared y espero a que salga porque necesito respuestas y las necesito ya.

Yo solo cierro los ojos con fuerza por un segundo, deseando que al abrirlos todo esto sea sólo una pesadilla.

-Nos vemos en la oficina-por reflejo abro los ojos al escuchar su voz. Él está a centímetros de mí-No llegues tarde-añade y empuja mi frente con su dedo índice.-tenemos que elegir las modelos.

Se aleja dispuesto a marcharse y yo le grito:

-Qué demonios pasó anoche, Ranma.?! No creas que te dejaré salir de aquí sin una explicación.

-De verdad, Akane. En serio olvidaste todo lo que vivimos juntos anoche?. No puedo creerlo. Nuestra histórica primera noche juntos y tienes un ataque amnesico. Que triste, muy mal-Ranma reniega de pie junto a mi puerta mientras termina de abotonar su camisa blanca. Su cara de decepción me hace sentir mal por no recordar nada.

- No es eso- logro balbucear torpemente yo-Es sólo que esto no está bien.

- Solo pretendamos que no pasó-dice y se marcha sin darme tiempo a reaccionar.


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Un grupo de hermosas mujeres se reúnen alrededor de Ranma, mientras caminan hasta la locación donde les harán pruebas fotográficas. Las cuatro han sido seleccionadas para una campaña de jeans.

Todas ellas lo acarician y le sonríen a él y él les corresponde complacido las atenciones. Su mano derecha descansa en la cintura de una rubia de ojos verdes y 1.70 de altura. Su brazo izquierdo permanece conquistado por una chica de cabello rojo, ojos negros y senos bastante pronunciados que le susurra algo al oído. Frente a ellos las curvilíneas gemelas Hana y Dana, cuyas pecas en el rostro son su característica más distintiva, caminan contoneando las caderas.

Yo, por supuesto, los sigo desde lejos con los brazos cruzados.

Cómo voy a pretender que algo no pasó, cuando no tengo ni idea de que pasó?

Después de casi dos semanas para Ranma todo parece estar bien, habla con el fotógrafo, saluda a las maquillistas y, claro, coquetea con alguna de las modelos. Más bien con todas ellas. Finalmente estoy viendo al Ranma del que sólo había escuchado.

-Tendo-grita él agitando la mano para que me acerque a donde esta rodeado por las modelos. Y yo tardo en responder por que estoy de mal humor y podría matar a cualquiera hoy.-Tendo-grita nuevamente y chasquea los dedos apurando mí respuesta.

Miren a ese idiota, actuando como si nunca hubiese amanecido en mi apartamento.

-Qué quieres ahora!?-respondo yo de mala gana, gritando también. Todos los presentes aquí me miran sorprendidos.

-Disculpa?-Ranma se pone de pie, y yo estoy segura de que esta vez él no me dejara escapar con una excusa, por buena que sea.

- Lo siento, es que estoy ocupada, señor.-me apresuro a decir, más que nada por el grupo de atentas miradas que me observan con asombro.

-Denme un minuto-se disculpa con ellos y viene hacia a mí hecho una furia. Me toma del brazo y soy casi arrastrada hasta la salida.

Oh, oh.

Por un momento olvidé que otra vez soy su asistente. No debería haber regresado ha trabajar con él.

Salimos de la locación y Ranma me apura a través del pasillo hasta las escaleras de emergencia.

Llevo poco mas de siete meses trabajando aquí y es la primera vez que estoy en este lugar. Estas escaleras de caracol son conocidas por los empleados como el túnel de los deseos.

Él empuja la puerta blanca de metal y ambos entramos.