-Bueno, probablemente si no la trataras como a tu abuela, la chica estaría más interesada en ti, no lo crees, Ranma?

- No la trato como a mi abuela, no digas estupideces. Sólo no quería incomodarla. Y además está todo lo que pasó antes con ya sabes quien.

-Ranma, tienes que superar a Yuri. No importa lo que creas, no fue tu culpa. Ella estaba enferma y tomó una decisión. Una mala, de hecho, pero en definitiva no fue tu culpa.-Concluye Ryoga.


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Ranma está molesto. También yo estoy molesta.

Yo sabía que era un imbécil tirano, pero ahora compruebo que es además un mujeriego y un descarado.

-Qué diablos fue eso, Akane?

-Suéltame de una vez, me estás lastimando.

Espera un segundo, acabas de llamarme por mi nombre?. Bueno, supongo que es normal después de lo que pasó entre nosotros.

- No puedes hablarme de esa manera enfrente de los demás.

- Que me sueltes, bruto.

Estamos en el descanso de las escaleras de emergencias.

Normalmente los empleados vienen aquí por dos razones: ellos vienen a fumar o a besarse sin que nadie los vea.

Debo ser la primera chica que viene aquí a discutir con su jefe.

- No puedes hablarme así- dice y justo después me suelta.

Mi mano se estrella de inmediato en su mejilla derecha.

-Y tú no puedes halarme como si fuera una maleta, ni tronar los dedos,-Grito imitando el gesto que hizo él minutos antes- Soy tú asistente no un perro en entrenamiento, maldita sea!

Mentiría si digo que no me arrepentí de darle esa cachetada. Aunque no me arrepiento de decir lo que dije.

Ranma toca su mentón y luego su mejilla enrojecida.

Él sonríe y yo no tengo ganas de saber la razón así que solo retrocedo e intento llegar a la puerta que conecta el pasillo con las escaleras.

Mi instinto me dice que es hora de huir.

-Bien, entendido. No volveré a hacerlo.

En un segundo recorta la distancia que nos separa. Su brazo izquierdo me bloquea el escape hacia la puerta. Estoy arrinconada entre su cuerpo y la pared.

- Ya que estamos dejando las cosas en claro: No vuelvas a pegarme.

- Te lo merecías y lo sabes.

Tengo la vista concentrada en el espacio abierto de su camisa porque no quiero verlo a los ojos. Sé que si lo hago estaré en problemas.

Un recuerdo de la noche de la despedida, me golpea igual que un rayo.

-Quieres besarme, Ranma?-estoy demasiado cerca de él

-Soy un hombre, sabes, no deberías provocarme, tonta-su dedo índice empuja mi cara alejandome de él

- Lo siento-digo y lo obligo a mirarme sosteniendo su cara entre mis manos

-Quiero besarte, Ranma

Oh por Dios.

Fui yo quien lo besó. Yo empecé todo.

Levanto la mirada y me encuentro con sus ojos azules.

Ahí está otra vez, quisiera ser lo suficientemente lista para ignorar este sentimiento, pero no puedo. Siento como si mi cuerpo estuviera a punto de traicionarme.

-Interrumpo?-la voz de Ryoga rompe el momento.

Afortunadamente, supongo.

Ranma se separa de mí y yo apenas me doy cuenta de lo inclinado que estaba su cuerpo sobre el mío.

-Qué necesitas ahora, Ryoga-responde Ranma mientras masajea su nuca.

Esta molesto, lo sé. Siempre masajea su nuca cuando está molesto.

Ryoga agita una carpeta negra ante nosotros dos.

-Son los contratos de las modelos. Me dijeron que estaban todos reunidos aquí y quise pasar a saludar.

Ranma es el primero en salir al pasillo. Toma la carpeta de las manos de Ryoga y se van juntos. Él ni siquiera voltea a mirarme, aunque Ryoga se despide con una sonrisa.

Yo sigo en el descanso de las escaleras, preguntándome que tanto bebí esa noche para cometer semejante locura.

Estoy tan confundida que empiezo a pensar en rodar por las escaleras, cualquier cosa antes que volver ahí dentro con esos dos.

Mi celular resuena en mi bolsillo un par de veces. Desbloqueo la pantalla y abro la aplicación de mensajería.

Jefe: Espérame en la oficina, todavía no terminamos de hablar. Ya ordenaste el almuerzo, cierto?.

Jefe:Mejor vete a casa. No te necesito más aquí.

Jefe:Lo que quiero decir es

Jefe:iré a tu casa más tarde.

Él debe estar loco si piensa que yo lo dejaré entrar a mi casa de nuevo.

Mientras espero a que Ranma regrese a la oficina, nuestro almuerzo llega puntual a las 2:15. El repartidor deja los platos en la mesa de la sala de juntas donde generalmente almorzabamos Ranma y yo.

Me estoy muriendo de hambre pero sé bien lo mucho que le molesta comer sólo. Así que espero a que él regrese y ojalá sea pronto.

El bolígrafo se me escapa de las manos y termino a gatas bajo el escritorio en un intento por alcanzarlo.

Ranma y Ryoga entran justo en ese momento.

-Akane no está aquí?-escucho decir a Ryoga -Quería hablar un poco con ella

-Por eso le dije que se fuera a casa-responde Ranma de mala gana.

- Entonces, dime, como van las cosas entre ustedes? Mejor, peor, igual?

- Mejor no están, tampoco igual

-Entonces están peor, supongo.

- No preguntes tonterías, hombre

-Sólo tengo curiosidad de saber que pasó entre ustedes después de esa noche.-Responde Ryoga.

-Cállate ya y vete, me duele la cabeza sólo de escucharte

Voy a matar a Ranma, cómo se atreve a contarle a alguien lo que hicimos!

-Por qué, acaso ella sigue avergonzada por vomitar sobre tus zapatos esa noche?.

Qué acaba de decir? Qué yo hice qué cosa?

- No creo que ella recuerde esa parte todavía-dice Ranma y escucho como se levanta y camina hasta el minibar, luego el ruido del líquido golpeando el cristal del vaso. Y finalmente vuelve a donde estaba antes.

- Que inusual, no beberás hoy?

-Akane odia que beba.

-Venga hombre, "Akane odia que beba", en serio?

-Ahora quieres que lo haga?

- No. Por supuesto que no. Mejor vamos a comer, yo invito.

Ellos salen diciendo tonterías y justo después de que la puerta se cierra yo salgo de mi escondite. Estoy entre avergonzada y molesta.

Que estúpida eres, Akane.


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-Viejo, que demonios pasó con esta chica?-Ryoga se cubre la nariz con ambas manos y mantiene la distancia de nosotros.

-Qué sé yo. Estábamos hablando, ella vomito y se desmayó.

-De acuerdo, dame a la chica, yo me encargo de llevarla a su casa.

- Claro que no. No te llamé para eso, sólo dame su dirección.

-Ranma, no puedes conducir, bebiste demasiado, es peligroso.

Akane se tambalea junto a mí y yo pierdo la poca paciencia que me queda-Ryoga, dame la dirección!

-Está bien, pero yo los acompaño, su edificio está a unas calles, podemos ir caminando.

- No, sólo dame la maldita dirección, joder!.

Para cuando llego a su edificio, con ella en mí espalda, Akane ya me ha golpeado varias veces. Ella me haló el cabello y me llamó pervertido por tocarle las piernas, aunque sólo lo hago para que no se caiga.

Mientras subimos las escaleras me confesó que me odia y que me ama. Que detesta que beba tanto y que ella todavía quiere besarme.

Estoy muerto de cansancio cuando la dejo caer sobre la cama, y apenas puedo levantarme y meter la ropa en la lavadora. Me tomó al menos cinco baños hasta que pude quitarme la peste.

Para cuando regresé a su habitación ella estaba dormida en ropa interior y su uniforme y zapatos dispersos por el piso.

-Eres un desastre, Akane Tendo-me digo mientras cubro su cuerpo con la sábana amarilla.-Un desastre espectacular.

Creo que todavía me hacen falta varios baños.