-Akane, sabes por qué las personas no olvidan a su primer amor?.

Cuando yo tenía 16 años mi hermana Kazumi, de 19 años, volvió a encontrarse con su amor de infancia, su primer amor.

-No lo sé Nabiki, por qué?.

-Es porque pasan sus vidas imaginando como serían de no haber perdido a ese primer amor. No importa cuántos amores tenga una persona, el primer amor lo marca para siempre.-Nabiki se da la vuelta sin dejar de leer su revista y luego añade-Por eso no debes enamorarte de cualquier tonto, Akane. Espera al menos un poco antes de considerar enamorarte. No seas que como Kazumi...

El primer amor al que anheló mi hermana mayor por tanto tiempo solo la usó, la engañó y la abandonó dejándole el corazón roto.

Afortunadamente, el doctor siempre ha amado a mi hermana y ahora son muy felices juntos.

Nabiki tenía razón en cierta forma.

Aunque en mi caso, esperar por mi primer amor hasta los 23 años me está resultando demasiado doloroso.


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-Toma, seguro te queda un poco holgada, pero toda mi ropa te quedaría igual, al menos no te enfermarás. Ve a cambiarte mientras preparo algo de comer.

Tomé el pantalón deportivo y la camiseta de sus manos. Y me di la vuelta sin mirarlo a los ojos.

= Flashback=

Apenas había caminado unos metros fuera del edificio y ya estaba completamente empapada.

Ranma apareció corriendo con un paraguas amarillo y se detuvo junto a mí.

"Tonta, a dónde vas con esta lluvia".

Es la palabra correcta, de hecho. Es exactamente como me siento ahora mismo. Tonta.

-Ranma...-la voz me sale en un susurro.

Estoy tan feliz de que estés aquí.

Estaba tan asustada de que realmente Kodachi tuviera razón.

Tan triste de que te hubieras ido, de que no te quedaras conmigo.

-Donde demonios estabas! Pensé que te habías largado, pensé que me habías dejado sola!-grito mientras golpeó con fuerza el pecho de Ranma, que retrocede y deja caer el paraguas para sostener mis manos y evitar mis golpes.

Permanecemos así unos segundos antes de que él empiece a explicarme.

-Fui al supermercado que está a dos calles a comprar un paraguas. Estaba por comenzar a llover, mi auto se quedó en la empresa y creí que lo necesitaríamos.

-Qué importancia tiene, solo es lluvia, eres un insensible!-lloriqueó sin poder contenerme.

-Ok, lo entiendo. Lo siento. No debí irme, lo lamentó mucho, Akane-Ranma me abraza y permanecemos en silencio debajo de la lluvia un poco más.

Fin del Flashback=

Recorro el pasillo dejando un rastro de humedad al pasar. Durante el trayecto en taxi ninguno de los dos dijo una sola palabra.

En las paredes hay pinturas con mujeres desnudas comiendo frutas exóticas, también las hay de seres mitológicos japoneses. La puerta del baño del departamento de Ranma está al final del pasillo.

La camiseta blanca me queda grande y me cubre hasta los muslos y el pantalón me queda demasiado largo también.

Mi cabello húmedo lo he envuelto en una toalla. Mientras me miro al espejo intento pensar con claridad.

Es la primera vez que estoy aquí y probablemente también sea la última.

Ranma es mi primer amor-me digo mirándome en el enorme espejo del baño.-Pero no ha pasado tanto tiempo, quizás si ahora me alejo de él, pronto lo olvide y estaré bien.

Cuando salgo del baño estoy dispuesta a terminar mi relación con él. Después de todo, apenas estábamos empezando a salir.

Terminar un noviazgo es más sencillo que empezar uno.

Camino de regreso a la sala y a cada paso siento que el corazón se me hace más pesado.

No debí involucrarme de esta forma con mi jefe.

No me gusta la forma en que me siento, no quiero sentirme incompleta y sola sin él.

-vaya, no recuerdo que esa camiseta fuera tan sexy-Ranma me abraza por la espalda y me guía hasta la cocina.

Él se separa de mí y empieza a buscar algo en la nevera.

-Ranma, tengo algo que decirte.

-Dilo después Akane, acabo de preparar la cena. No sé tú, pero yo me estoy muriendo de hambre. Siéntate, ya voy a servirte.

Un relámpago ilumina el cielo nocturno. La luz del departamento parpadea. La tormenta se ha hecho más fuerte desde que llegamos.

-No puedo hacer esto, terminemos ahora. No ha pasado tanto tiempo-sigo murmurando aunque mi voz se apaga con cada palabra.

-Puedes hablar más alto? Apenas te escucho. No me digas que sigues molesta por el paraguas?-Ranma asoma la cabeza detrás de la puerta gris del refrigerador para mirarme.

-No. No es eso.-respondo evitando su mirada clavando mis ojos en el piso.

Cielos, creí que terminar era lo mejor y aún así, me está costando más de lo que pensé.

Tal vez sea por el perfume de su ropa que ahora estoy usando yo.

O por el plato de spaghetti que él mismo preparó.

O porque apenas lo dije me arrepentí y deseé que él no me escuchara.

Otro relámpago corta el cielo y esta vez un gran trueno le hace eco. La luz del departamento se va y todo queda en completa oscuridad.

-Bien.-su voz suena cercana a mí-Parece que cenaremos a la luz de las velas. Romántico, no crees?.


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-Como pasó algo así y quién demonios es esa mujer de todas formas?

-Es solo su "asistente", una chiquilla sin gracia. No sé qué le ve mi amado Ranma.

-Kodachi tienes que ayudarme. Dime qué hago ahora?

-Espera, tonta. Dejame hacer unas cuantas llamadas.

-A quién vas a llamar? Kodachi?

-Calla y recuéstate. Iré con el doctor ha avisarle que abriste los ojos, querida.

-Qué? De qué estas hablando!.

-Escúchame bien, buena para nada. Iré con el doctor y cuando llegue Ranma tú le suplicarás que no te deje si es necesario.

-Pero Kodachi, que haremos con la estúpida de su asistente! Ese es nuestro mayor problema ahora mismo.

-Tienes que provocarla y hacer que te golpeé- sentenció Kodachi.

-Eres una desgraciada psicópata, por qué no vas a que te golpeé a ti!.

-Deja de quejarte inútil. Me estoy encargando de separar a esa odiosa garrapata, tú solo tienes que hacer que Ranma venga y se quede aquí aunque solo sea por lástima, mientras yo me encargo de ella.

Kodachi enjugó de sus ojos las falsas lágrimas y salió de la habitación dando gritos de supuesta emoción.


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-No te gustó? Casi no has comido nada. Es el especial de esta casa, pero si quieres te preparó algo más.

-Esta delicioso, Ranma, es solo que, no me siento bien.-mi voz sigue manteniéndose en un tono inusualmente bajo.

-Sí, fue un día muy pesado.-Ranma se levanta de la mesa tomando ambos platos- Bien, ah, pues- aclaró su garganta y masajeó suavemente su hombro derecho.-Mi habitación está a la derecha. Puedes descansar ahí por hoy. Iré con Ryoga esta noche.-agregó dejando los platos en el fregador.

-No tienes que irte. Es tu casa.

-Créeme, será mejor que me vaya.- Ranma sonríe con un gesto nervioso. Su mirada, aún bajo la tenue luz de las velas, me da tantas respuestas.

Tuve miedo al salir y no verlo.

Estaba nerviosa mientras caminaba hasta aquí un paso detrás de él.

Me aterrorice al cruzar la puerta de su apartamento y estuve a punto de dar la vuelta e irme.

Yo, tuve miedo de estar tan solos los dos.

Antes.

Pero ahora estoy asustada, nerviosa, aterrada de que él se vaya.

Por qué se siente tan mal la sola idea de perderlo?.

-Bien, pues el departamento de Ryoga esta en el piso de abajo.

Tengo tantas ganas de pedirte que te quedes.

Puede que mañana sea un error, pero en este momento es todo lo que quiero.

-Vendré mañana temprano-se despide desde la puerta.

-Espera, dije que tenía algo que decirte.

-Claro, lo lamento. Dime-me responde volviendo a cerrar la puerta.

-Quédate conmigo esta noche, Ranma