-Akane es nuestra amiga!

-Era nuestra amiga, ella me traicionó primero!-se intentó defender Shampoo.

-Santo cielo, por qué insistes en esa mentira!-Ukyo se llevó ambas manos a la cabeza-Pero si el mismo Ranma Saotome te desmintió!-añadió mirando a los ojos a la chica de cabello púrpura.

-Ella se le metió por los ojos y Ranma...solo está confundido. Obviamente me ama a mí y no la simplona de Akane!.

-Al menos te estás escuchando? El señor Saotome no te tolera y cuando sepa lo que hiciste te despedirá de inmediato.

-Más te vale que no te atrevas a decírselo, Ukyo-Shampoo avanzó hasta su amiga.

-Me estás amenazando? A mí, que he sido como una hermana para ti desde que nos conocimos?

-Precisamente Ukyo-Respondió la chica encogiéndose de hombros- Créeme, no sabes de lo que soy capaz, así que solo finge que no sabes nada.


.

.

.


Dos camionetas negras bloquearon el paso del patrulla en la carretera. El conductor miró a su compañero sin saber qué hacer.

Joder, ese era su primer día como patrullero!.

El hombre a su lado desenfundó su arma de reglamento y al mirar por el espejo retrovisor se encontró con la imagen perezosa del rostro femenino, ajena a los hechos, mirando a través del cristal.

-Retrocede-le ordenó su superior, con la voz en un hilo al ver como un grupo de ocho hombres bajaba de las camionetas con, aparentemente, no muy buenas intenciones.

El auto apenas pudo moverse unos metros hacia atrás cuando otra camioneta lo chocó levemente.

La mujer en el asiento trasero se golpeó de frente con el asiento del copiloto por el impacto.

-Siempre tan sutiles-se quejó ella mientras acomodaba su cabello negro.

-Venimos por la chica-se anunció por un parlante desde uno de los autos-Podemos hacerlo por las buenas o por las malas, ustedes deciden.

-No podemos dejar que se la lleven-Murmuró el copiloto dando una mirada breve a su pasajera-pide refuerzos!.

-La radio está muerta-respondió el chófer sosteniendo el dispositivo frente a él.

En segundos, la patrulla fue rodeada por el grupo de hombres armados hasta los dientes.

Un último sujeto bajó de una de las camionetas, se acercó lentamente al patrulla y pegó al cristal su celular reproduciendo un vídeo dónde se ordenaba liberar a la prisionera.

Los policías parpadearon sin comprender la situación, pero accedieron a dejar ir a la chica cuando su jefa inmediata los llamó por teléfono para gritarles que la liberasen.

-Por Kamisama, no podías llegar durante el juicio?-se quejó al salir-Por qué tiene que ser todo a su modo?.

-Mi querida señorita Tendo, cuanto tiempo sin verla!.

-No me hables, Ryoga.

-Estas molesta conmigo?

Akane puso los ojos en blanco mientras cruzaba los brazos.

-Lo tomaré como un sí.

Akane siguió luego al abogado y subió a una de las camionetas.

Sí, bueno, en realidad ella aceptó participar en todo aquello más por las garantías de Ryoga que de Ranma, pues gracias a sus lazos políticos y servicios al clan Yakusa había logrado sacarla de semejante lío solo tirando de uno de sus contactos políticos.

Además, tampoco podía dejar a Ranma en manos de esas dos arpías locas, capaces de cualquier cosa, aparentemente.

Pero la escena era demasiado para su gusto.


.

.

.


-Cómo que no está?! Qué no les advertí que quería que le dieran una buena paliza de bienvenida a esa mujer en prisión.?!

-Pues no llegó, al parecer fue una orden directa en su caso para dejarla en libertad, señorita Kodachi. Esta totalmente fuera de nuestro alcance.

La modesta secretaria guardó silencio mientras Kodachi se mordía las uñas intentando encontrar una respuesta lógica a todo esto.

No tenía sentido, ella se había encargado de comprar al juez, al fiscal y todos los testigos!

Entonces, cómo es que esa chiquilla sin dinero ni conexiones había obtenido su libertad de forma tan expedita?.

No creía volver a tener tan buena oportunidad para sacar del juego a la inesperada chica Tendo y a la inútil de Yuri de un solo golpe y casarse con su amado Ranma a cambio de la libertad de la entrometida chica!.

-Llama a esas dos tontas de Shampoo y Yuri!-gritó histérica-diles que estén atentas a cualquier movimiento extraño cerca de Ranma!.

-Señorita Tatewaki, la señora Saotome la está esperando en la línea dos.

-Ahora no quiero hablar con esa estúpida!.

-Pero...de acuerdo, señorita.-La secretaria de Kodachi Kuno salió sin decir nada más y dejó a su neurótica jefa sola dentro de la oficina.


.

.

.


-Por fin estás aquí, te extrañé tanto, A...

La cachetada le llegó de imprevisto.

Esa chica podía verse pequeña y frágil pero golpeaba igual que un toro.

Acomodó su mandíbula y sonrió tímidamente otra vez. En cierta forma, se lo merecía por testificar en su contra.

-Yo también te quiero, Akane

-No me hables, eres un idiota, Ranma Saotome! Mira que decir todas esas tonterías!.

-Oye, hice todo lo que pude para sacarte del problema en el que tú sola te metiste por golpear a Kodachi esa noche!.

Akane extendió la mano derecha frente a él.

-Los papeles de tu divorcio, dijiste que lo obtendrías si te ayudaba a ganar tiempo, muéstramelos de una vez- exigió ella y sacudió la mano, en un gesto para apurarlo a entregar el documento firmado.

-No quieres entrar primero?.

Akane volvió a cruzarse de brazos con el ceño aún más fruncido.

-Los tienes o no?.

-Ryoga, puedes traerle a esta señorita los papeles, por favor?.

-Claro, iré por ellos, pero entremos ya Akane, ha estado nevando y nos resfriaremos aquí afuera.

La chica obedeció sin mayor esfuerzo, con ambos hombres viéndola entrar a la casa junto al lago que ya empezaba a congelarse con una capa de hielo fino.

-Si ella me ama a mí, cómo es que solo te escucha a tí?-preguntó Ranma genuinamente curioso.

-Es por qué yo soy mucho más confiable que tú, amigo!-respondió el abogado de ojos verdes con burla, ya caminando hacia la casa.

Mientras Ranma preparaba la cena para los tres, Kodachi Kuno recibía entre los gritos y gimoteos de Yuri la (agradable y preocupante) noticia del divorcio que la dejaban sin un solo centavo, a la vez que Shampoo y Ukyo se enteraban por las redes sociales del insólito evento de "liberación y rescate" de su compañera camino a la prisión.