PARTE 2 EL BAILE NAVIDEÑO

En el camino hacia la casa, Ranma le dio la bolsa de papel a Akane para que volviera a depositar ahí sus obsequios y no le costara llevarlos. Ambos estaban muy contentos, pero al ingresar a la casa y luego al comedor, se sorprendieron al ver que tenían visitas. Ahí estaban todos: Ukyo, Shampoo, Kuno, Kodachi, Ryoga convertido en P-chan y Mousse convertido en pato. Habían venido a cenar con la familia Tendo.

Nabiki entró al comedor diciéndole a Kasumi que menos mal que había mucha comida, porque no contaban con que tendrían visitas.

Ya todos estaban sentados a la mesa. Ranma y Akane voltearon a verse y sonrieron al ver la situación.

Nabiki se acercó a ellos y les dijo:

· Bueno y ustedes, ¿piensan quedarse ahí toda la noche?

Ambos voltearon a verla avergonzados y ella continuó hablando:

· Akane, date prisa. Ve a cambiarte, ¿no vas a quedarte con esa ropa para cenar?

Akane se le quedó viendo y le dijo:

· Eh… sí… ya voy jejejeje

· Vamos ahora mismo – y se la llevo casi empujada. Después volteó a ver a Ranma y le dijo:

· A ti mejor no te digo nada. Creo que siempre te gusta estar informal… Pero esta vez pienso que sí deberías cambiarte esa ropa. Estás muy sucio.

Ranma volteó a ver su ropa y no se había percatado que sí efectivamente estaba muy sucia y cómo no, si todo lo que había tenido que pasar. Se avergonzó y mejor subió a su habitación a cambiarse.

Nabiki acompañó a Akane a su habitación. Abrieron la puerta y todo estaba oscuro. Nabiki encendió la luz y le dijo:

· ¡Sorpresa!

Akane se asombró mucho al ver lo que estaba en su cama: un vestido rojo que ella había querido comprar hace mucho tiempo y ahora la estaba esperando para lucirlo:

· ¡Pero, Nabiki, no puedo creerlo!

· Es tu regalo de Navidad.

· ¿Tú me lo compraste?

· Sí

· Pero…

· Sí, ya sé lo que me vas a decir jajajaja que sólo me gusta el dinero y que soy muy tacaña… Pero esta es una ocasión muy especial y me di cuenta que ese vestido te había gustado mucho y por eso te lo compré.

· ¡Muchas gracias, Nabiki! –dijo Akane abrazándola muy fuerte-

· Ya, ya, ya… después veré como te lo cobro jajajaja

· ¡Nabiki! –dijo Akane algo molesta

· Jajajaja sólo es una broma, no te enojes… -después volteó a ver la bolsa que Akane aún sujetaba y le dijo:

· Oye, ¿qué tienes ahí?

· ¿Eh?

· Sí, ¿qué traes en esa bolsa?

Akane reaccionó y volteó a ver la bolsa y se sonrojó bastante:

· Pues… este… son unos obsequios.

· Ajá, ¿y quién te los dio? –dijo Nabiki levantando una ceja-

· Pues… Ranma –dijo con una voz casi inaudible y tímida-

Nabiki se le quedó viendo y después se empezó a reír:

· Ya veo jajajaja bueno al menos hizo algo bueno ese bobo jajajaja no creí que fuera a hacer algo así, pero bueno, me alegro por ti… Ahora date prisa, cámbiate y cuando termines me avisas, porque hoy quiero maquillarte.

· ¿Maquillarme?... No, Nabiki, mejor no. Sabes que no me gusta.

· Akane, tienes que verte linda esta noche, no quiero decir que no lo seas, pero, ¿no te fijaste cómo vinieron esas tres?... Tú tienes que verte mucho más bonita que ellas. No querrás que te quiten la atención de tu prometido, ¿o sí?

Akane se quedó pensando. Sí había logrado ver que Ukyo, Shampoo y Kodachi habían venido con sus mejores vestidos y súper maquilladas. Se sintió un poco mal, porque se veían muy bonitas y atractivas. Nabiki lo notó y le dijo:

· Tú eres mucho más bonita que ellas, sólo tienes que arreglarte un poco más… Ahora cámbiate y después te maquillaré.

Nabiki salió de la habitación y Akane empezó a ponerse el vestido.

Ranma estaba en su habitación y ya casi estaba terminando de cambiarse, sólo le faltaba ponerse una camisa. Revisó en una de las gavetas y tomó una, pero al sacarla, jaló también algo más que cayó al suelo y se sorprendió:

· ¡Así que ahí lo había guardado! –dijo tomando aquello- es mi amuleto de la suerte.

Lo sostuvo un buen rato en su mano y sonrió: Era el cabello que él y Ryoga le habían cortado a Akane, el cual todavía estaba sujeto en un moño. Lo había guardado como si fuera un gran tesoro y por eso, se había preocupado al no encontrarlo.

Si Akane supiera… -pensó Ranma-. Se quedó un momento más observándolo y recordó lo que pasó esa vez, de cómo Akane sufrió al perder su cabello. Pero para él, Akane se veía muy linda de las dos maneras: con su cabello largo o corto. En eso, salió de sus pensamientos, lo guardó rápidamente y terminó de vestirse.

Akane también terminó de ponerse su vestido. No era un vestido cómo los que traían Shampoo, Ukyo o Kodachi, que eran un tanto atrevidos, incluso como el que cargaba Nabiki. El vestido de Akane era un poco corto, de manga corta también, escote barco, con tirantes en "V", silueta semi holgada con forro. Era un diseño con elástico oculto con pliegues en hombros y cintura y detalle de olán en escote hasta la cintura. Se veía muy linda con ese vestido.

Pero como siempre, sintió desconfianza al verse en el espejo, porque recordó los vestidos que traían las otras chicas. Algunos eran largos pero con escotes pronunciados. Se sintió un poco triste al darse cuenta que no se veía atractiva como ellas.

Se sentó un momento en su cama y suspiró. Volteó a ver la bolsa con los obsequios que Ranma le había dado y sonrió:

Bueno, quizás no sea bonita como ellas, pero Ranma me regaló todo esto a mí y no a ellas – En eso, recordó algo:

· ¡Yo no le he dado su obsequio!

Se levantó rápidamente y buscó en su armario y ahí estaba el obsequio para Ranma. En eso, tocaron a su puerta y ella se asustó:

· Akane, ¿ya terminaste? –Era la voz de Nabiki

Akane cerró rápidamente su armario y le dijo:

· Eh… sí… ya terminé –dijo un poco nerviosa.-

Nabiki entró y la vio:

· ¡Vaya! ¡te ves muy bien!

· Gracias, Nabiki

· Bueno, pero aún falta el toque final –dijo mostrando sus cajas de maquillaje.

Akane solo asintió y se sentó en la silla que estaba junto a su escritorio y Nabiki comenzó a maquillarla.

Ranma ya había bajado. Se había acercado al comedor. Vio como todos platicaban (o más bien discutían las que se hacían llamar sus prometidas) y se dio cuenta que ahora también estaban ahí Ryoga y Mousse, ya que sí los había visto ahí, pero en forma de cerdo y de pato. Pero Akane aún no estaba ahí, fue a la cocina, pero tampoco estaba ahí. Volvió a subir las escaleras y vio que aún estaba encendida la luz del cuarto de Akane y se escuchaba que platicaban adentro:

Bueno, creo que mejor voy a esperar a que ella baje también.- y volvió a entrar a su habitación.

Nabiki terminó de maquillarla y le dijo:

· Akane, ¡te ves estupenda!... ¡Esas otras no pueden competir contigo!

Akane se acercó al espejo y se sonrojó bastante:

· ¡Pero, Nabiki, ¿cómo se te ocurre?... ¡Esto es demasiado!

· Akane te ves muy bien, ¿por qué eres tan insegura?

· Es que… esta no soy yo… me siento extraña.

· Claro que sí eres tú… Sólo debes saber arreglarte más. Tú eres muy bonita, pero no has sabido sacarte partido.

· Es que, me da mucha vergüenza.

· Nada de eso… Ahora bajemos, porque ya es tarde, ya todos deben estarnos esperando desde hace rato… Date prisa. Te espero abajo.

Nabiki salió de la habitación. Akane se vio un poco más en el espejo y pensó en que quizás su hermana tenía razón. En todo este tiempo, no se había visto con maquillaje y la verdad, sintió que sí se veía bien.

Nabiki le había puesto un poco de polvos, delineador, máscara para pestañas, un poco de sombras en sus ojos y pintalabios rojo. En su cabello, le había colocado una peineta con una rosa roja.

Bueno, debo bajar ya…- se dijo y se encaminó a la puerta de su cuarto.

Ranma había visto que Nabiki ya había salido de la habitación de Akane. Así que se acercó y se quedó esperando a que Akane saliera. De pronto, vio que la luz del cuarto se apagó y la puerta se abrió y se quedó con la boca abierta de la impresión al ver a Akane.

Akane dio un pequeño salto del susto al verlo parado ahí y le dijo:

· ¡Ay, Ranma! ¡me asustaste!... ¿Qué haces por aquí, todavía?

Él no lograba articular ninguna palabra. Se quedó estático. Ella, al verlo así, se sonrojó bastante y bajó la cabeza de la vergüenza.

Al fin, Ranma reaccionó y le dijo tartamudeando:

· A… A… Akane… Te… te… te… ves…muy… li... li… li… linda. –Estaba con la cara completamente roja.-

Akane se puso más roja de lo que ya estaba, por lo que le acababa de decir y también porque él se veía muy atractivo con su camisa blanca, arremangada hasta sus codos y su pantalón negro formal y le dijo con una sonrisa bastante nerviosa:

· Gr…Gracias… Ra… Ranma… Tú… también… te ves muy bien.

Se quedaron viendo un momento. Pero Akane no pudo sostenerle tanto la mirada y le dijo:

· ¡Ah! se me estaba olvidando algo jejeje

Él solo la observó y ella entró nuevamente a su habitación. Al salir, traía un obsequio y se lo dio:

· Eeees… para ti… Fffeliz… Nna… navidad jejeje –dijo bastante nerviosa y sin verlo a los ojos.-

Ranma lo recibió. Era un paquete que estaba mal envuelto, pero prefirió no hacer un mal comentario y mejor le dijo:

· Mumu… muchas gra… gracias, Akane –Estaba nervioso y se estaba disponiendo a abrirlo en ese momento, cuando Nabiki los llamó:

· Bueno, van a venir ya o ¿qué?... Ya es muy tarde.

· Ahora vamos –dijeron al unísono.

Ranma le dijo a Akane:

· Ahora voy, solo voy a ir a dejar mi obsequio a mi cuarto.

· Te espero. –dijo sonrojada.

Ranma le sonrió y asintió. Fue a dejar su obsequio y regresó a su lado. Ambos bajaron juntos.

Al llegar, todos voltearon a verlos y Kuno dijo:

· Ya se estaban tardando… Pero valió la pena la espera –dijo viendo a Akane.

Ryoga también se quedó muy sorprendido al ver a Akane y le dijo:

· Te ves muy… muy… muy bien.

· Gracias, P-chan –le dijo Ranma irónicamente, porque sabía que no se estaba refiriendo a él- aunque yo no pueda decir lo mismo de ti, ¿eh?

· ¡No te hablaba a ti, bobo! –dijo molesto.-

Akane se rio disimuladamente y decía en sus adentros que esos dos jamás cambiarían.

El papá de Akane dijo:

· Qué linda se ve mi pequeña –y empezó a llorar a mares.- (Siempre exageraba)

Shampoo, Ukyo y Kodachi sólo la veían de abajo hacia arriba y pensaban que no era para tanto. Ellas estaban mucho más hermosas, en cambio Akane, era tan simple.

El papá de Ranma dijo:

· Bueno, ya vamos a cenar ¿o qué?

Ranma solo negó con la cabeza y le dijo:

· Tú no cambias, ¿verdad, papá?

Todos voltearon a ver al señor Genma y él dijo:

· ¿Qué?... ¡Es que ya tengo hambre!

· ¡Qué vergüenza, Genma! –dijo el maestro Happosai- Eres un maleducado, ¿Qué clase de discípulos tengo?

Shampoo cambió la conversación y le dijo a Ranma:

· Ranma, ven a sentarte a mi lado.

· Pero, Shampoo –dijo Mousse algo triste- yo estoy a tu lado.

· Pues quítate de aquí, este es el lugar de mi Ranma.

· Nada de eso, Shampoo –dijo Ukyo- Ranma se va a sentar a mi lado

· De ninguna manera jojojojojo –dijo Kodachi, con su típica risa- Ranma, mi amor, siéntate a mi lado.

Las tres se pararon y empezaron a jalar a Ranma.

Akane ya se estaba enojando y se quitó del lado de Ranma y Kuno le dijo:

· Siéntate a mi lado, Akane Tendo, como lo deben hacer los prometidos en Navidad.

· Nada de eso, Kuno –dijo Ryoga- Siéntate aquí, Akane.

Ranma también se empezó a enojar al ver lo que le estaban diciendo Kuno y Ryoga a Akane e intentando zafarse del agarre de las chicas, les dijo:

· ¡Ya déjenme en paz!... ¡No me voy a sentar al lado de ninguna!

· Si él no quiere sentarse con ustedes –dijo el maestro Happosai- ¡yo sí, chicas!

Las tres voltearon a verlo e hicieron un gesto de desagrado.

Kuno y Ryoga también estaban discutiendo. Mousse solo los veía. Al fin aparecieron Kasumi y Nabiki, trayendo el pavo y Kasumi dijo:

· Bueno, familia y amigos, a cenar.

Todos se tranquilizaron y se sentaron. Akane, aún molesta con Ranma, decidió sentarse a la par de Nabiki y Ranma, aún molesto con Akane, se sentó a la par de su papá.

Y su papá, como siempre molestándolo, le dijo sonriendo:

· ¿Por qué no te sentaste a la par de Akane, hijo?... Ella es tu prometida.

· ¡Bah! ¿quién querría sentarse al lado de una chica tan violenta y poco atractiva?

Akane lo escuchó y le dijo:

· ¡¿Y quién querría sentarse al lado de un fenómeno como tú?!

· ¡¿Cómo que fenómeno?!

· Ya, ya, chicos –dijo el señor Soun- no olviden que hoy debe reinar la paz, es una fecha muy especial, hoy no deben de haber peleas.

Ambos voltearon a verse con furia, pero mejor se concentraron en sus platos. Nabiki fue a poner un poco de música para mejorar el ambiente.

Todos cenaron tranquilamente, olvidando todo lo que había pasado, escuchando la música y los fuegos artificiales que alumbraban el cielo.

La música (de esa época) seguía sonando y a Mousse se le ocurrió una idea:

· Oye, Shampoo –dijo algo nervioso- ¿te gustaría bailar?

· ¿Bailar? ¡pero qué excelente idea, Mousse!... ¡Claro que sí!

· ¿En serio? –dijo Mousse bastante feliz, pues no creía lo que estaba escuchando-

· ¡Claro que es en serio!

Mousse se levantó de la mesa, dándole la mano y ella dijo:

· ¡Ranma! ¡baila conmigo!

Mousse no podía creerlo, se sintió muy triste. Ranma, casi se atraganta con el pedazo de pastel que estaba comiendo, pues todavía no había terminado de cenar y como siempre, era muy comelón.

· ¡Ni se te ocurra, Shampoo! –dijo Ukyo- si alguien va a bailar con Ranma, esa seré yo.

· Jojojojojojo –rio Kodachi- de ninguna manera, niñas… Ranma bailará conmigo, que soy su novia, ¿Verdad, Ranma, mi amor? Jojojojo

Y así seguían discutiendo. Akane volteó a ver a Ranma furiosa y estaba decidiendo levantarse e irse de ahí, pero Kuno la detuvo y le dijo:

· Amor mío, baila conmigo.

· No, Akane… Baila conmigo –dijo Ryoga.

· ¡Claro que no, Ryoga! –dijo Kuno- ¡yo soy su novio!

· ¡Eso no es verdad!

Y también empezaron a discutir.

Shampoo, Ukyo y Kodachi decidieron batirse en un duelo y la que ganara, sería la que bailaría con Ranma. Salieron al patio y empezaron a luchar.

El señor Genma y el señor Soun sólo voltearon a verse y decidieron levantarse de la mesa e ir a jugar shoggi, pues ya sabían que algo así iba a ocurrir.

Ranma solo veía a las chicas fastidiado, pues de todas maneras, él no iba a bailar con ninguna.

El maestro Happosai mejor decidió salir de la casa.

Akane sólo veía ese espectáculo tan ridículo y suspiraba cansada.

A Nabiki se le ocurrió una idea y se la platicó a Kasumi en secreto y Kasumi estuvo de acuerdo en ayudarla.

Luego, Nabiki se acercó a donde estaba Ranma y le dijo en el oído:

· Esta es tu oportunidad, Ranma. Saca a bailar a Akane, aprovecha.

· ¿Qué? ¿Cómo se te ocurre? Jamás bailaría con alguien como ella.

· Bueno, sí es así, la oportunidad se la daré a Kuno o quizás a Ryoga… Estoy segura que pagarían una buena cantidad de yens por bailar con Akane… Bueno, lástima, Ranma, desaprovechaste la oportunidad.

Y se iba a ir de ahí, pero Ranma la detuvo:

· ¡Espera!... ¡Eso jamás!

· ¿Quién te entiende, Ranma? ¿no dices que no bailarías con alguien como ella?... Bueno, entonces, iré a decirles a Kuno y a Ryoga… A ver quién me paga más. –y empezó a caminar para allá con una gran sonrisa maliciosa.

· ¡De ninguna, manera! –dijo molesto- ¡yo bailaré con ella!

Nabiki rio al haber logrado su cometido. Pero después él le dijo, con voz algo baja y triste:

· Pero, no podría pagarte, no tengo nada de dinero.

Nabiki volvió a sonreír y le dijo:

· Después me pagas.

· Ya sé… me vas a cargar de intereses

· Si aprovechas esta oportunidad, no lo voy a hacer… Te lo prometo –dijo guiñándole un ojo.

Ranma se le quedó viendo, no muy convencido y luego volteó a ver a Akane, que estaba sentada en una silla, muy pensativa.

Nabiki volvió a dirigirse a Ranma y le dijo:

· Ve, ¿Qué estás esperando? Es tu oportunidad.

Ranma tragó duro muy nervioso y ella le dijo:

· Te voy a echar una mano. Yo me encargo de Kuno y de Ryoga… De las chicas, mejor ni te preocupes, ellas están muy entretenidas peleando.

Diciendo eso, se alejó de Ranma y llegó con Kuno, quien se sorprendió cuando Nabiki lo jaló y le dijo:

· Ven… Vamos a bailar

· Pe… pe… pero yo…

Y se lo llevó al centro de la habitación y empezaron a bailar. Ryoga se les quedó viendo y luego volteó a ver a Akane y empezó a acercarse a ella, pero Kasumi lo interceptó y le dijo:

· Ryoga, ¿te gustaría bailar?

Ryoga se puso muy nervioso y empezó a rascarse la nuca. Kasumi le sonrió y él sintió que se vería muy mal si la despreciaba. Así que asintió y empezó a bailar con ella.

Ranma sólo se quedaba viendo y pensó:

¡Hasta Kasumi participó en esto!... ¡Vaya!

Mousse solo había estado observando a las chicas peleando y a las parejas bailando y bajó la cabeza muy triste.

Nabiki le hacía señas a Ranma. Él la veía y al fin, a paso lento, se acercó a Akane, bastante nervioso. Ella lo volteó a ver y él le dijo:

· Ak... Ak… Akane… ¿Te…te…te… gu…gu…gustaría… -se detuvo un momento y tragó muy, pero muy duro y después dijo- ba…bailar… co…co…conmigo? -y volteó a ver hacia el suelo muy, pero muy avergonzado.-

Akane se sonrojó bastante y también se puso nerviosa. No podía creer lo que estaba escuchando. Sonrió y al fin le dijo:

· Pero, Ranma… tú… no sabes bailar. –y rio un poco.

Ranma se sintió mal porque era cierto. No se había puesto a pensar en eso y se arrepintió de lo que había hecho y mejor se dio la vuelta para irse. Pero ella lo tomó de la mano y le dijo:

· Espera… sí… sí… quiero bailar contigo.

Ranma se sonrojó a tope y sonrió nervioso. Fueron donde estaban bailando las otras dos parejas y Akane le empezó a mostrar cómo debía bailar. Al principio, Ranma no lograba sincronizarse con ella y lo ponía muy nervioso estar tan cerca de ella.

Akane volvía a explicarle cómo hacerlo, hasta que al fin empezó a moverse al ritmo de la música (clásica).

Kasumi y Nabiki los observaban y sonreían, mientras que Kuno y Ryoga no hallaban la hora de separarlos.

Akane le sonreía a Ranma y le decía:

· ¿Ves que no es tan difícil?

· Este… sí… es cierto jejejeje

Continuaron bailando y sin darse cuenta, el tiempo se detuvo para ellos. Sintieron como si estuvieran solos en ese pequeño salón. En un momento, Akane recostó su cabeza sobre el pecho de Ranma y él no podía sentirse más feliz al estar tan cerca de ella y la abrazó aún más.

El momento era bastante romántico, hasta que ciertas chicas se dieron cuenta:

· ¿Qué? –gritaron al unísono.

· ¿Ranma está bailando con Akane? –dijo Ukyo.-

· ¡Eso sí que no! –dijo Shampoo molesta.-

· Debió ser porque lo dejé solo jojojojo –dijo Kodachi.-

El señor Genma y el señor Soun se dieron cuenta que Ranma y Akane estaban bailando y no hicieron más que alegrarse y agarrarse de las manos, celebrando que ahora sí se iban a casar sus hijos.

La canción que estaban bailando terminó, pero Ranma y Akane seguían bailando. Nabiki y Kasumi se voltearon a ver y sonrieron aún más porque habían logrado su cometido. Se separaron de sus respectivas parejas y Ukyo aprovechó para jalarse a Ryoga:

· Ven, ahora baila conmigo, RYOGA –dijo lo bastante fuerte para que Ranma escuchara, pero él ni siquiera prestó atención, tenía los ojos cerrados, disfrutando de bailar con Akane.

Shampoo optó por la misma idea y se acercó al pobre Mousse, que yacía solo en la mesa:

· Ven, MOUSSE, vamos a bailar como querías. –y lo jaló para el centro, donde estaban bailando Ranma y Akane, poniéndose muy cerca de ellos para que Ranma la viera.

Kodachi jaló a su hermano para bailar con él y poder estar cerca de Ranma. La música seguía sonando y era bastante romántica.

Akane y Ranma no estaban conscientes de lo que ocurría a su alrededor, sólo ellos importaban. Era la primera vez que bailaban y estaban así de cerca.

La música seguía sonando y por más que se acercaran a ellos, bailando casi enfrente, no les prestaban atención.

Shampoo se enfureció al ver que no lograba su cometido, hasta que se le ocurrió una excelente idea. Se acercó nuevamente con Mousse donde ellos estaban y dijo:

· ¡Vaya, Akane!... al final lo lograste, ¿no es así?

Akane y Ranma al fin voltearon a ver, sin dejar de bailar y Shampoo continuó:

· Te felicito- dijo de forma sarcástica

· No sé de qué hablas, Shampoo –dijo Akane

· ¡Ay, no te hagas, no puede ser que no sepas a que me refiero!

· La verdad, no

· ¿Y lo qué gritaste hace unas horas en el tejado qué? ¿o lo vas a negar enfrente de Ranma?

Akane se detuvo, ya no siguió bailando. Ranma se dio cuenta, él todavía la estaba sujetando de la cintura.

Los demás también habían escuchado y Ukyo decidió echarle más leña al fuego:

· Es cierto, Akane. ¿Por qué no se lo dices? Creo que Ranma debe escucharlo, ¿no crees?

· ¿Qué debo saber, Akane? –dijo Ranma algo preocupado.

Akane se había quedado estática y se puso muy nerviosa.

· Es una cobarde jojojojo –dijo Kodachi.

· Akane, ¿qué sucede? –dijo Ranma nuevamente.

Akane se soltó de él y bajó la cabeza avergonzada. Shampoo ya estaba sonriendo y dijo:

· Bueno, ya que no se lo quieres decir tú, se lo voy a decir yo, ¿qué te parece?

· No te atrevas, Shampoo –dijo Akane con los ojos brillosos.

· ¿Por qué no quieres que se lo diga? ¿qué no lo gritaste a los cuatro vientos muy segura?

Ranma sólo se le quedaba viendo, esperando que Akane le dijera que estaba pasando.

· ¡Ya estuvo bueno!… Mira Ranma –dijo Shampoo- Akane dijo que…

· ¡No, Shampoo! –dijo Akane, ya con lágrimas en los ojos.

· ¡Dijo que tú pasarías todas las navidades con ella y su familia, porque ella sería tu esposa! –dijo Shampoo casi gritándolo

Todos escucharon y hasta detuvieron la música. Akane ya no podía más. Apretó sus puños con fuerza y quiso correr porque no aguantaba más la vergüenza. Pero Ranma la detuvo del brazo y le dijo muy nervioso y a la vez serio:

· ¿Es cierto, Akane? ¿dijiste eso?

· ¡Déjame en paz, suéltame!... ¡ya puedes comenzar a reírte!

Se soltó de su agarre y se fue corriendo a su cuarto y cerró bruscamente la puerta.

Todos se quedaron muy sorprendidos y con la boca abierta. Shampoo, Ukyo y Kodachi parecían estar satisfechas al haber puesto en evidencia a Akane frente a Ranma.

Ranma se había quedado estático al haber escuchado esa confesión por parte de Akane y sin decir nada, también se fue de ahí.

Kasumi y Nabiki voltearon a verse. El señor Soun y el señor Genma no salían de su asombro, porque no se esperaban algo así. A la vez, estaban contentos por lo que Akane había dicho, pero se dieron cuenta que esas chicas lo habían dicho para humillarla enfrente de todos.

Kuno y Ryoga no salían de su asombro y Mousse sólo volteó a ver a Shampoo con decepción.

Kasumi mejor optó por decirles a los presentes que ya era hora de que se retiraran, de forma amable pero firme, ya que no le gustó para nada lo que habían hecho esas chicas.

Ranma había ido a su habitación. Dio un largo suspiro y volteó a ver el obsequio, mal envuelto, que Akane le había dado. Se acercó y lo abrió: Era una chaqueta azul, que se veía que cubría perfectamente del frío. Sonrió al ver lo que Akane le había regalado y pensó:

Seguramente, Akane se dio cuenta que no tengo abrigos para cubrirme del frío... jejeje pensé que no lo había notado.

Se la puso y le quedaba perfectamente. Después volvió a acercarse al mueble donde guardaba su ropa. Abrió la gaveta donde tenía el cabello de Akane, lo tomó una vez más en sus manos y suspiró:

Akane, ¿de verdad dijiste aquello?... ¿Qué… que se… serías mi esposa?... No lo puedo creer. No imaginé que dijeras algo así.

Se quedó pensando un momento y después decidió ir a buscarla a su habitación.

Akane había entrado corriendo a su habitación, llorando, porque se sentía muy apenada por la manera en que sus sentimientos habían sido descubiertos.

Se tiró a su cama y no paraba de llorar. Hasta que vio que en su cama yacían los obsequios que Ranma le había dado. Se sentó en su cama y jaló la bolsa. Sacó los obsequios. Primero tomó el osito de felpa y lo apretó muy fuerte contra su pecho. Después tomó la cajita musical y la abrió y sonó una música muy bonita de Bethoveen, "para Elisa". Sonrió al escuchar la música.

Luego tomó las tarjetas navideñas. Abrió una de ellas y sonrió aún más al ver que Ranma le había escrito algo, con su terrible letra:

"Akane, lamento mucho no haber podido regresar contigo para terminar de hacer las compras navideñas. De verdad, se me salió de las manos, pero quiero decirte que me encantó mucho tu compañía y ver tu rostro iluminarse al contarme lo que querías recibir en Navidad. Sé que lo que te di no es todo lo que me dijiste que querías, pero espero que podamos compartir muchas más Navidades y lograr obsequiarte todo lo que deseas. Ranma"

Siguieron escapándose más lágrimas de los grandes ojos café de Akane, pero ahora eran por alegría, al ver lo amable y agradable que podía ser Ranma sí se lo proponía. Para ella, era un hermoso detalle el que había tenido su prometido.

Estaba ensimismada, cuando escuchó una voz muy conocida en la ventana de su habitación:

· ¿Puedo pasar, Akane?

Akane volteó a ver y todavía con sus ojos llorosos, sonrió levemente al verlo con la chaqueta que le había regalado.

Ella sólo asintió dándole a entender que sí podía pasar y trató de limpiarse las lágrimas con su brazo derecho.

Él se acercó y le dijo:

· Es cierto que una vez te dije que también eres linda cuando lloras, pero yo prefiero verte sonreír, porque te ves más linda así.

Akane volteó a verlo nuevamente y le sonrió, al recordar aquella ocasión en la que él se lo había dicho, cuando una bandita en la nariz ocasionó muchos problemas.

· Así está mejor –dijo él sonriendo también – Además, no vas a pasártela llorando en Navidad, ¿verdad? Según me diste a entender en la tarde, es una fecha muy especial que te trae muchas ilusiones.

Ella sólo asintió, no se atrevía a decirle nada. Después de que él se enterara de lo que había gritado a los cuatro vientos, se sentía muy, pero muy avergonzada. Hasta pensó que quizás él podría venir a burlarse de ella.

Ranma se acercó a ella y tomó uno de los pañuelos que le había regalado y que se encontraban en la cama y con él, le limpió algunas lágrimas que aún caían de esos grandes ojos color café. Ella se sonrojó a tope y no aguantó a sostenerle la mirada.

Él también se sonrojó por el atrevimiento que había tenido y suplicó en su mente para que ella no lo mandara a volar por los cielos, por lo que había hecho. Después, al darse cuenta que Akane no se había molestado, trató de hacerle un poco de conversación, aún algo nervioso:

· ¿Sabes? Ya todos se fueron… ¿Qué te parece si vemos juntos los fuegos artificiales?

Ella volteó a verlo y él continuó:

· Vamos… ¿sí?

Ella sólo asintió, ya que todavía no se atrevía a decir algo. Él la tomó de la mano y juntos bajaron las escaleras y llegaron al jardín, donde estaba el pequeño estanque.

Todos los vieron, pero mejor no dijeron nada, ya que Akane se había atrevido a salir nuevamente, era mejor no recordar lo que había pasado.

Los fuegos artificiales eran un espectáculo realmente hermoso. El ambiente era bastante agradable.

Ranma estaba viendo el cielo muy emocionado y después dirigió su mirada a Akane, que ya se veía más animada y que también observaba el espectáculo que se llevaba a cabo en el cielo.

Realmente se ve muy hermosa… más sí sonríe. -pensó Ranma.- En eso, se percató que había hecho que Akane saliera sin abrigo.

¡Rayos! –dijo internamente- Sólo quise que bajara y olvidara lo ocurrido… ¡Qué torpe soy!

· Akane –dijo dirigiéndose a ella-

Ella volteó a verlo y él continuó:

· Toma, ponte esto –dijo quitándose la chaqueta que ella le había regalado.

· No, Ranma, no te preocupes, estoy bien.

· Siempre tan terca –dijo ya un poco molesto y se la dio

· ¡Oye! ¡No me digas así!

· Pues entonces, no me contradigas… Yo te traje aquí irresponsablemente, sabiendo del gran frío que está haciendo, es mi culpa.

Ella volteó a verlo aún un poco molesta, pero le hizo caso, porque si estaba sintiendo frío y después le dijo:

· Pero ¿y tú?

· No tengo frío

· Ahora tú eres el terco.

· ¡Oye!... ¡Estoy tratando de portarme amable contigo y tú me sales con esto!

· Solamente me preocupo por ti

· Ya te dije que no tengo frío, estoy bien.

Akane mejor ya no le dijo nada, porque al parecer el ambiente se estaba arruinando por esa pequeña discusión. Él volteó a verla, dio un pequeño suspiro y después le dijo:

· Por cierto… gracias por el obsequio. Me gustó mucho.

Ella volteó a verlo y sonrió y él continuó:

· Y también… por darme una pequeña ESPERANZA, que yo sentía que era muy REMOTA.

Ella se le quedó viendo. No sabía a qué se refería. Él volteó a verla y le sonrió, provocando que se ruborizara. Él se refería a lo que ella había gritado a los cuatro vientos.

Ella aún no comprendía y él, en un pequeño arrebato de valentía, se acercó, le dio un beso en la mejilla y le dijo, muy nervioso y sonrojado:

· ¡Fe… fe… liz Na…na… Navidad, Akane!... Ésta apenas es una de las muchas navidades que compartiremos juntos.

· ¡Ranma! –dijo también sonrojada y nerviosa- ¡Feliz Navidad, para ti también! –y lo abrazó fuertemente, comprendiendo al fin a lo que se refería.-

Se sentía muy feliz al ver que a él no le había molestado lo que ella le había gritado a sus "otras prometidas" y que le había dicho a ELLA, únicamente, que habrían otras navidades que las pasarían juntos. Además, sólo a ELLA le dio esos obsequios tan especiales y le había pedido bailar con él, pudiendo elegir entre las demás… ¿Será que al fin se había decidido por ella, entre todas sus prometidas?... ¡Ojalá!... porque eso la haría la mujer más feliz del mundo y sería el obsequio más lindo que hubiera podido recibir por parte de él en esta Navidad.

La familia de Akane y el papá de Ranma, sólo los observaban y se sintieron felices al verlos juntos.

FIN

Muchas gracias por haber llegado hasta acá. Espero que les haya gustado mi pequeña historia. Será un grato placer leer sus comentarios. Espero muy pronto poder subir más historias sobre esta linda pareja.