-Mousse!, Por Kamisama, donde estabas? Te he estado llamando desde ayer.
-Lo siento, vine tan pronto como vi tu mensaje Akane, estaba lejos de Tokyo llevando muestras a una empresa del Este, tomé el primer tren y ...
-Olvida eso, tienes una cita dentro de 40 minutos con el presidente de la empresa de maquillaje más importante del país, rápido ve al cuarto de descanso, quítate esa ropa y ponte este traje
-De quién es?
-Eso importa? Sólo ve y cámbiate, Mousse
-De acuerdo-respondió empezando ya ha desvestirse mientras entraba a la habitación.
-Ayer llamaron preguntando por ti, así que respondí como tú secretaria, dijeron que estaban interesados y querían hablar contigo-añadió la chica pasándole los zapatos, de pie junto a la puerta
-Akane, esto no es un sueño, verdad? No puedo creerlo, estos días me han pasado cosas que parecen tan irreales
-No digas eso, Mousse, te has estado esforzando tanto, sólo estás recibiendo el fruto de todo eso
-Lo haré bien, verdad?
-Por supuesto, terminaste de vestirte?
-Si, pasa
Al elegante vestido de Mousse, Akane añadió el reloj de plata de su padre
-Te dará suerte
Ambos sonrieron. Mousse se despidió apresurado, salió de casa de los Tendo y subió al taxi que lo esperaba. Continuó repasando las bondades de sus productos hasta llegar a Cologne, la empresa de maquillaje más grande e importante del país.
Aquel día parecía que el cielo estaba a punto de romper en una torrencial lluvia, el clima era horrible pero la oportunidad única. Suspiró profundamente y se pasó la mano por el rostro.
Sin más dudas entró al edificio y se detuvo en la recepción. Una mujer extranjera le atendió. La belleza de su rostro, cabello rubio y ojos verdes le sorprendieron casi tanto como su habilidad para hablar chino.
Más que nada cómo supo en que lengua debía comunicarse con él?
Siguió meditando en el elevador, hasta llegar al piso indicado. Las puertas metálicas se abrieron despacio, Mousse dió un paso afuera, decidido a dar lo mejor de sí. No sólo se trataba de él, sino de todos los hombres de su aldea. Una guapa mujer de cabello negro lo recibió y guío hasta la oficina del presidente de Cologne. La asistente de presidencia golpeó suavemente la puerta.
-Adelante-respondió una voz femenina
Mousse agradeció a la asistente y entró a paso firme. Antes de poder decir algo se congeló ante la imagen frente a él.
-Señor Mousse, gracias por acompañarnos hoy, hemos estado esperando su llegada, estamos deseosos de conocer más sobre su oferta comercial.
Mousse respondió vacilante aquel saludo, dió torpemente las respuestas sin entender del todo lo que estaba pasando.
Acaso era una pesadilla o quizás aquel día en que una cubeta con hielo le había caído desde el segundo piso de la taberna Tendo lo había dejado en coma y todo era parte de su imaginación? Tal vez seguía inconsciente.
Mientras su interlocutor bebía despacio el ron que le habían servido, Mousse pellizcó su pierna, el dolor era real, lo que vivía era real.
-Señor Mousse, realmente nos gustaron las muestras que recibimos, como le dije antes estamos interesados en empezar una sociedad con usted.
-Si, yo ... En realidad, nuestro producto es más bien artesanal, los hombres de mi aldea los hacen, no creo que nos adaptemos a su demanda.
-Exacto, no es sólo por las cualidades del mismo, también la historia detrás de este maquillaje es lo que lo hace tan interesante para nuestra empresa
-Yo...es que no estoy seguro de poder cumplir las expectativas de su empresa
-Tomaremos la producción existente y la relanzaremos como una línea exclusiva de Cologne, la cantidad que puedan producir es la que comercializamos, que tal?
-Si, bien. En realidad me gustaría...
-Pues bien, muchacho, eso es todo lo que se necesita, si ambas partes quieren no se diga más y firmemos el contrato!
-No, es decir, mi abogado no pudo unirse hoy a mí, es quién atiende la parte legal, sería posible reunirnos mañana nuevamente?
-Por supuesto, pero al menos de palabra tenemos un trato, no es así, muchacho?
-Claro, bien, creo que será mejor que me retire-añadió Mousse levantándose, aun incómodo con tal situación
-Por supuesto, presidente Mousse, puedo llamarte así verdad? Me hubiera gustado almorzar juntos hoy, pero entiendo que estés ocupado. Recuerda lo que hemos hablado, tu producto en nuestra compañía sería una línea exclusiva, con el sello Cologne-Siguió diciendo el regordete hombre caminando junto a él hasta la puerta- Bien, Shampoo, querida, acompaña al presidente Mousse al elevador
Mousse dio una mirada breve a la mujer, vestida de manera muy distinta a aquella con la cual días atrás había pasado la mejor noche de su vida. El corto vestido negro, había sido remplazado por una falda larga hasta los tobillos, los tacones de aguja por zapatos cerrados y el pronunciado escote era ahora un cuello de tortuga.
A pesar del contraste de estilos y personalidad, Mousse no podía evitar sentirse herido, usado. Por fin entendía todo.
Así que para ella solo había sido una noche más. Por eso, durante toda la reunión, se limitó a servir las bebidas y estar de pie junto al presidente de Cologne, sin responder a su insistente mirada.
Por eso actuó como si no se conocieran, como si nunca hubieran hecho...tonto, por supuesto a ella no le importaba aquella noche, ella no había estado pensando en él todos esos días, ella...ella no sentía nada por él.
-Vamos querida, no hagas esperar al presidente Mousse.
La chica asintió y se adelantó a él. Mousse la siguió después de estrechar la mano del presidente de cosméticos Cologne.
Cómo era posible que lo engañara de esa manera. Solo lo había usado para ocultar su aventura con un hombre como ese. Cuando la conoció, jamás pensó que era ese tipo de mujer, entonces está ocultando su aventura a sus amigas y ahora incluso había pretendido no conocerle frente a su amante. Como podía ser esa la misma mujer que se estremeció ante sus caricias. Qué clase de demonio habitaba el cuerpo de aquella diosa?.
Shampoo giró sobre sus talones al llegar al elevador, una sonrisa adornando su cautivante rostro.
-Te eché de menos-dijo al tiempo que tomaba su mano.
Mousse la miró con desprecio, cómo podía actuar así. Soltó su mano con brusquedad, nunca, nunca lo habían humillado tanto, nunca lo habían lastimado tanto.
-Basta, no tienes que compórtarte de esta manera.
-Mousse-una sonrisa nerviosa ocupó entonces sus labios
-Deberías volver con tu amante a servirle sus tragos-Mousse pasó a su lado y marcó el piso al que iba-Dile a ese viejo que prefiero morirme de hambre antes que hacer negocios con el amante de la mujer que...que me usó como a un idiota.-casi, casi se le escapa con la mujer que amo, pero eso habría sido aún más humillación. Ver su rostro lo hacía sentir aún más molesto.
-Él es...
-Señorita Shampoo-saludó la asistente que le había dado la bienvenida- su padre me pidió que le alcanzará estos documentos al señor Mousse-La mujer extendió la mano en la que sostenía un sobre amarillo hacia él.
Los ojos de Shampoo se habían vuelto cristalinos, Mousse no podía dejar de mirarla. La asistente hizo una breve reverencia ante la partida de Shampoo, luego giró hacia él y añadió.
-El presidente y su hija están muy emocionados por esta fusión comercial, todos en Cologne también, anímese presidente Mousse, su maquillaje es realmente increíble.
Mousse permaneció en silencio hasta que la puerta del elevador se cerró. Qué demonios había hecho, que había dicho.
Estúpido, mil veces estúpido.
Presionó frenéticamente los botones, nuevamente llegó al piso en el que había pateado el futuro económico de su aldea y su futuro amoroso. Pero se detuvo antes de salir, qué iba a decir? Qué en el mundo podía decir para que ella lo disculpara. Derrotado, se cerraron nuevamente las puertas y salió de aquel edificio. La lluvia lo empapó de inmediato. Caminó hasta el subterráneo sin saber bien a donde iba.
.
-Vaya, si que eres un cabeza hueca
-No lo ayudes, Nabiki
-Bien, entonces solo me limitaré a dar mi opinión legal.
Mousse asintió con la cabeza puesta sobre la barra
-Eres un idiota, acabas de rechazar un contrato completamente favorecedor para ti, que obviamente lograste gracias a tu pequeña aventura con esa chica, a la cual insultaste y que resultó ser la hija del presidente de la compañía más grande e importante de nuestro país en la industria de la belleza.-sentenció- No sólo eres un idiota, mereces una buena tunda. Es mi consejo como abogada
-Nabiki, basta, qué no ves cómo está el pobre?
-Déjala Akane, esta vez tiene razón.
-Exacto, incluso él lo sabe. Pero por qué le dijiste todo eso, realmente no eres del tipo que estalla fácilmente.
-Tienes razón-añadió Akane ofreciendo un vaso con jugo de frutas a su abatido amigo-Por qué dijiste cosas tan hirientes, Mousse
-Yo...estaba celoso. Yo, la amo
-Qué no estabas enamorado de Kazumi?-refutó Nabiki, tomando el jugo y dándole un sorbo
-No, lo que siento por Shampoo es distinto, es más fuerte, más ...
-Ok, Mousse, entendemos-concluyó Akane devolviendo el jugo al chico de lentes al tiempo que daba una mirada de reproche a su hermana mayor
-Qué puedo hacer para que me disculpe?
-Qué puedes hacer, pues nada
-Nabiki no...
-Cállate, Akane, él necesita afrontar los hechos no comentarios de piedad. Te diré por qué les has dicho todo eso:conociste a una chica de vestido corto en el bar, que luego de un par de besos te acompañó a tu apartamento y disfrutó de la noche tanto como tú, pero solo tú la jusgaste. Por eso soltaste todo lo que pensabas.
-Yo no...
-No, claro. La juzgaste por ir contigo, no pensaste que quizás, sólo quizás para ella fue necesario reunir todo su coraje para hacer lo que hizo.
-Yo
-Acaso no dijiste que habías sentido una conexión especial, no crees que ella sintió lo mismo?
-Nabiki!
-No, está bien Akane, ella tiene razón. Pensé exactamente de esa forma. Yo, lo arruine todo, como un tonto-dijo llevándose ambas manos a la cabeza
El teléfono de la taberna resonó. Akane dejo la pesimista conversación, aclaró su garganta y respondió, permaneció unos momentos junto al teléfono y luego de colgar se acercó a su hermana que seguía golpeando al atolondrado hombre con su discurso sin fin.
-El presidente de Cologne llamó para recordarte de su reunión, dijo que reservó en el restaurante W y les espera esta tarde a las dos y treinta.
-Qué?!-Mousse y Nabiki la miraron confundidos
-No creo que esté al tanto de lo que pasó entre ustedes
-Por Kamisama-suspiró el chico
-Bien, perdiste a la chica pero no el negocio. Muy bien Mousse, muy bien. Sigues siendo un idiota, pero al menos no te moleran a palos.
-Por qué eres así Nabiki?
-No lo sé. Bien, me voy tengo una cita con mi novio, te veré en el restaurante a las dos treinta.
-Qué dices, no puedo ir
-Mousse, por favor: no mezclar placer y negocios. Iremos a esa cita, cerramos el negocio y listo
-No lo entiendes, no tengo cara para verla.
-Si, bueno iré ahí de todas formas, te estaré esperando en el bar. Llámame cuando llegues. Me voy hermanita.
-Dale un beso de mi parte a Kuno.
-Le daré dos-Nabiki se despidió de su hermana y a espaldas de Mousse se burló de él.
