-Este es nuestro diseño más exclusivo, tiene incrustaciones de ...
Esa debía ser al menos la quinta tienda que visitaba con su madre en busca del ansiado vestido blanco.
Honestamente, desde la segunda había dejado de prestar atención. Todos parecían igual y en su vida todo se había puesto de cabeza en un dos por tres.
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-Pediste verme, papá?
-Mi querida hija, pasa. Siéntate junto a tu padre!
-Qué es, papá, cuál es la novedad de hoy?
-Aquí, mira muy bien de entre estas fotos y elige solo a uno de ellos-el hombre, ya con una copa en la mano, dispersó una serie de imágenes masculinas en su escritorio.-Tú escoges uno, yo otro.
Shampoo sonrió. Qué nuevo juego sería ese?. Tomó sin prestar atención una de las fotos y su padre hizo lo mismo con la imagen de un hombre de mirada oceánica.
-Felicidades hija, está semana haremos por fin la selección!
Shampoo dejó caer la imagen que sostenía. Lo había olvidado por completo. La selección a la que su padre se refería era la de su prometido. En su adolescencia había logrado posponerlo bajo la excusa de sus estudios, pero ahora ejerciendo en su empresa, su familia había estado adelantando aquello.
Miró con detenimiento las imágenes, todos hijos de importantes familias empresariales y políticas japonesas. Un nudo se ató en su garganta, dificultando su hablar.
-Padre, yo...
-Por aquí, por favor.-tras las palabras de la asistente de presidencia, un elegante hombre hizo su entrada. Su cabello era corto, en tonos rojizos, y sus ojos azules, alto y de buen cuerpo, su sola presencia explicaba su profesión y linaje. Ofreció una breve sonrisa a sus anfitriones durante su saludo y en su estancia en aquella oficina no dejó de admirar a la belleza femenina junto al presidente Shin.
Hablaron del incidente causado por los jóvenes modelos mientras bebían, brindó sus sinceras disculpas y por último se comprometió en el futuro a vigilar de cerca los proyectos que su agencia de modelaje compartiera con Cologne.
-Bien, nuevamente me disculpo, presidente Shin, señorita Shampoo, estoy a sus órdenes.-se despidió besando delicadamente la mano femenina.
Shampoo retiró su mano tan rápido como pudo de aquel incómodo gesto. Su padre, como siempre despidió al invitado con una gentil sonrisa.
-Señorita Shampoo, puedo hablar con usted un momento-precisó antes de irse.
-Yo...
-Ve, hija, no hagas esperar al que podría ser tu esposo-le susurró su padre.
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-Mousse, qué estás haciendo en mi oficina?-Shampoo cerró la puerta tras de sí.
-Quería verte, quiero que volvamos al inicio.-respondió poniéndose de pie-más bien a antes de decir todas esas tonterías, antes de arruinar todo. Tengamos una cita, dame un poco de tiempo juntos.
Por qué estaba aquí justo ahora?.
La selección de un prometido... Mousse jamás sería considerado por su padre para serlo. Qué estaba pensando? Cómo podía ella considerarlo? Cómo... cómo podía quererlo aún. Sacudió sus pensamientos y levantó la mirada.
-Mousse...-Qué iba a decirle? No tenía idea. Y ahora con los labios ocupados por los besos de Mousse y su cuerpo aprisionandola contra la puerta, ni siquiera podía pensar con claridad. Sus caricias, tan suaves y delicadas como la primera vez. Sus besos tan cálidos y húmedos que no la dejaban escapar. Esa sensación, podría sentirla nuevamente con alguien más?
Podía ir con el hombre escogido por sus padres al altar después de haber estado con él? Sus ojos cerrados se humedecieron. No quería perder, por primera vez no quería ceder. Hace mucho que lo había perdonado. Pero entonces, sus acciones a cuántas personas lastimarían.
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-Cuando supe que su mano estaba disponible-empezó a decir aquel hombre al que apenas había visto antes-Creó que fui el primero en solicitarla-añadió con una sonrisa un tanto infantil en el rostro.
Shampoo contempló aquella imagen. Ciertamente era un hombre muy atractivo, apenas unos años mayor a ella. Nunca se le conoció públicamente alguna novia o amorío, al parecer siempre fue muy reservado, aunque ella conocía los rumores de su gusto por las modelos de su agencia.
-Sé que no debería decir esto, pero sepa que mi corazón y mi mente le pertenecen solo a usted, señorita Shampoo, usted es mi primer amor.
-Por qué?-No era una duda poco razonable. Apenas y se habían saludado en algún evento después de su regreso a Japón, a que venía semejante declaración.
-Recuerda aquel desfile de hace diez años...
Shampoo parpadeo sin entender lo que le decía.
-Sus palabras me salvaron aquella noche, señorita Shampoo. De no ser por usted, quién sabe que habría hecho. Desde entonces la he amado. He esperado pacientemente por usted y ahora que por fin su padre me notifica su desición...
Entonces recordó la primera vez que sus caminos se habían cruzado. Ella tenía casi 13 años y salió a la azotea del edificio a respirar aire fresco, aburrida de las conversaciones de negocios. Entonces vio a un chico parado demasiado cerca al borde, ella se acercó y hablaron durante mucho tiempo. En ese momento no lo había entendido, pero él estaba a punto de saltar.
No estaba segura de cuánto hablaron o de qué, pero para cuando sus amigas vinieron por ella, aquel chico se veía muy diferente.
Se despidió de él halando su camisa y dándole un beso en la mejilla, pues sus estaturas diferían por mucho. Mientras sus amigas tiraban de ella a la salida, continuó agitando sus manos aún en la distancia. Pocas semanas después de eso había viajado al extranjero para estudiar.
-Pedí su mano entonces, pero su padre me la negó porque apenas era un adolescente. Me dijo que no podía pedirla hasta que usted no terminara una carrera.
-Lo siento, yo...
-Esta bien, sé que no fue tan memorable para usted como para mí. Incluso si no me elige, solo quería expresar mis sentimientos.
Ambos guardaron silencio.
Finalmente aquel hombre se inclinó despacio hacia ella, Shampoo no retrocedió ante su cercanía. Un suave beso fue dejado en su mejilla.
Después, con la misma infantil sonrisa, se marchó, dejándola sola en medio del corredor.
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-Papá, tengo algo que decirte.
-Claro, hija, dime. Acaso ya tienes un favorito? Has decidido ya con quién casarte?.
-No, más bien. Es sobre los pretendientes, quiero añadir a alguien más para que lo consideres como tu yerno.
El siempre amable gesto de su padre desapareció lentamente de su rostro.
-Supongo que se trata del presidente Mousse, no es así?
Shampoo no se inmutó. Desde luego para ese momento su padre ya habría escuchado los rumores de ellos dos que circulaban en la empresa e incluso entre sus allegados.
-Sabes que no está calificado para ser tu esposo, Shampoo.
-Pero...
-Conoces muy bien las reglas, Shampoo, él no es como nosotros. Termina lo que sea que tengas con él de una buena vez.
-No aceptaré está selección a menos que lo incluyas.
-No me estarás amenazando?
-Soy yo quien se casará, inclúyelo o no aceptaré a ninguno de ellos.
-Bien, si eso es lo que quieres.-El regordete hombre colocó su vaso de whisky sobre su escritorio. Tomó el teléfono y pidió llamar a alguien a su oficina.
