Holiiii...

Es mi primera historia del añooo...escribir este One-Shot ha sido especial, ya que me he inspirado en un momento algo "difícil" para mi gente...espero que sea de su agrado.

Como saben los personajes de esta historia no me pertenecen.

Sin más disfruten...


Hideki

-- ¡RAAAAANMAAA! -- el grito se pudo escuchar tan alto que una pareja de ancianos se sobresaltaron cinco cuardras más allá de su hogar.

La chica de pelo azul respiraba con dificultad mientras esperaba impaciente la llegada de su salvador o su desgracia. Si no se apuraba lo iba a matar, esto ya era insoportable.

-- ¡Ranmaaaa! -- volvió a llamar en un gritó ahogado, miraba el reloj «¿por qué tarda tanto?» Se preguntó.

-- Ya estoy, ya estoy...-- llegó el chico asustado y nervioso, con la respiración entrecortada por la carrera...quería sonar tranquilo, calmado, como si todo fuera de rutina, pero mentiría si dijera que no se moría de miedo.

-- ¡¿Dónde carajo estabas?! -- exclamó la chica, su rostro se contrajo de dolor aguantando la respiración y la soltó para tratar de regularla -- ¡Espero que hayas llamado a un taxi!

-- Hace unos minutos mientras buscaba las cosas, no te preocupes ya debe estar por llegar...-- explicó el chico mientras la ayudaba a caminar a la salida, tomando un bolso grande de color rosa, para nada femenino, con dibujitos de caritas de perritos y gatitos...en verdad estaba asustado y ansioso, pero no dejaría que Akane lo notara.

-- Mas te vale, Idiota -- le dijo aceptando su ayuda, en verdad todo era insoportable, su cuerpo dolía horrores solo quería llegar rápido al hospital -- ¿Le aviaste a la familia?

-- Van para allá, dicen que no van a tardar, esto ha sido una sorpresa para ellos...-- explicó soltando una risa pero no supo si eran por los nervios, o por la gracia que le causaba. --...y nosotros, aún faltaban un par de semanas.

Hace varios años habían dejado de vivir en el dojo, solo se habían cambiado a unas cuadras más adelante, no tan lejos para que pudieran ir a visitar o ir a dar sus clases, y aunque en un principio su padre y su suegro no estaban de acuerdo con ello lo terminaron aceptando, al final ellos necesitaban una relación "normal" de esposos, aunque desde que eran jóvenes prometidos lo normal nunca había sido parte de ellos.

-- Se supone que esta no era la fecha, se adelanto -- dijo Akane, trataba de soportar el dolor, pero cada vez era más insoportable -- tú tienes toda la culpa -- dijo con furia por lo que estaba pasando apretando la mano del chico con fuerza por la nueva punzada de dolor, estaba asustada, y no quería demostrarlo.

-- Recordemos un instante que aquí trabajamos los dos, no yo solo -- reclamó el ojiazul por que lo culpaba.

-- No...tú me sedujiste...es tu culpa -- caminaron hasta la entrada y allí estaba el ansiado trasporte -- estoy muy molesta contigo, Ranma, no digas nada, no quiero oírte.

-- ¿Qué? -- la miró sorprendido, jamás en todos sus veintinueve años penso que una mujer pudiera ser así como ella -- estas loca.

-- Estaré loca si vuelvo a dejar que esto pasé...-- trató de alejarlo, pero un grito se escapó de sus labios. Ranma solo aguantó el dolor del brazo apretando los dientes. --...Te maldigo Ranma Saotome.

-- Tú no digas nada hasta que lleguemos al hospital -- le dijo él tratando de tranquilizarla, más al verla así, la ayudo a entrar al taxi y luego entro él, sentía la presión en sus brazos cuando Akane apretaba, esperaba que todo saliera bien y no hubiesen complicaciones. -- llevenos al hospital, señor, deprisa.

-- Sí -- el hombre gordete asintió, veía el estado de la joven señora, suponía que señora, y apretó el acelerador, no quería ningún accidente, menos si es en su carro.

Ranma en todo el trayecto pedía que nada saliera mal, sobretodo con lo que paso la ultima vez. También a la mujer de al lado recordó todo lo que había pasado, y como habían llegado hasta ese momento...

Se casaron al cumplir los veinticuatro años cuando por fin era normal sin maldicion, ni siquiera sabia como es que él había tenido el valor para declararle su amor y pedirle que fuera su esposa de manera formal un año antes de la boda, su familia estaba de lo más feliz con ello. Cuando el evento sucedió comprendió que fue verdaderamente un idiota al desaprovechar casi ocho años sin estar con ella, de esa manera como uno solo, al menos...aprendió que no es posible estar solo, por más aconstumbrado estuviera, y lo que daba más terror...que amar y ser amado era claramente una necesidad, lo comprendió y acepto, pero aun no iba a negar que deba del sentimiento llamado terror.

Cuando se casaron solo duraron un año en la casa de su suegro, hasta que decidió comprar una propiedad solo para él y su esposa, no era tan grande como el dojo, pero era lo suficiente para ellos, como siempre se sintieron más libres para amarse hasta que al tercer año de su matrimonio ocurrió la desgracia... Ninguno de los dos se lo esperaba, una gran sorpresa sin dudas cuando el médico se los dijo, pero...como siempre las desgracias no hacen acepción de persona.

Akane se asusto cuando el médico se lo dijo con sus sinceras felicitaciones, al igual que le daba sus felicitaciones al padre. Ranma de primera mano se alteró un poco e hizo la pregunta más estúpida que pudo.

-- ¿Cómo sucedió esto? -- miraba Akane y al doctor alternandose. Su esposa lo miró con cara de "¿eres idiota o te la haces?" el médico con cara de "Pobre cosita fea", en ese momento habló el doctor con lástima sintiendo sincera pena por el ojiazul.

-- En el momento en el que el esperma entra por el conducto vaginal a las trompas de falopio, un espermatozoide entra a un óvulo y...

-- ¡Sé como es el proceso, doctor! -- exclamó el chico interrumpiendo al ginecólogo -- sé que fue porque tuvimos sexo.

-- Uhf -- suspiró el médico tranquilo -- pensé que tenía a un ignorante en mi sala...como usted lo ha dicho, señor Saotome, han tenido sexo sin protección y su esposa ha quedado embarazada.

-- ¿Cuando nosotros no...-- Ranma miró a su esposa, y luego recordó dejando la pregunta en el aire -- esa noche que sin querer nos pasamos de copas. -- cerró los ojos con fuerza.

-- Disculpe, doctor ¿existe alguna medicina que cure la idiotez? -- preguntó Akane al médico apartando la vista de su tonto marido.

-- Lo siento, señora Saotome...-- la miró como con vergüenza -- aún no han encontrado una cura para eso.

-- Que mal -- se lamentó.

-- No hablen como si no estuviera aquí...-- gruño Ranma, miraba a su esposa con molestia.

-- Bien, como saben tienen que cuidarse, no solo ella, usted también, señor Saotome -- dijo el doctor mirándolo, cambiando de conversación de manera radical, tomó un par de hojas y comenzó a anotar todos los medicamentos que debían comenzar a tomar, habló dirigiendose a Akane -- tienes que hacerte unos exámenes cada tres meses, también comenzar a tomar medicamentos y no podemos olvidar de los controles mensuales para saber el estado del bebé, al no ser un bebé planeado podemos tener un par de riesgos, pero no hay que preocuparse, es joven, señora Tendo, si hace lo que le decimos nada malo ocurrirá...

Los esposos Saotome terminaron de escuchar al doctor, y al salir de la clínica caminaron en silencio.

-- ¿Estas molesto? -- preguntó Akane con tristeza rompiendo el silencio cuando llegaron a casa con bolsas de compras, Ranma había decidido compar ese mismo día los medicamentos correspondientes.

-- ¿Que dices? -- le miró sin entender «¿por qué estaría molesto?»

-- ¿Que sí estas molesto por qué yo...-- se tocó el vientre apretándolo, iba a continuar pero Ranma no se lo permitió.

-- ¿Crees que estoy molesto porque la terca mujer a la que decidí tener a mi lado el resto de mi vida esta embarazada? -- alzo una ceja -- por dios, Akane, eso es lo más estúpido que he oído -- ella lo vio con el ceño fruncido cuando lo escuchó reír. -- Me casé contigo no solo para que no huyas de mí, sino también para que fueras la madre de mis hijos...

Eso fue de gran felicidad para Akane, que lo abrazo con fuerza, Ranma estuvo a punto de seguir hablando, pero ella lo interrumpió con un beso...

Los primeros tres meses del embarazo fueron aparentemente normales, por no decir tranquilos, la familia entera emocionada por la llegada del nuevo miembro, hasta los que no eran familia y antes era considerados como amigos, rivales, pretendientes, o cualquier otra cosa los felicitaron, ya que aun tenían contactos con ellos...Riôga luego de aceptar que Akane no podía ser para él se hizo mejor amigo de Ranma, y siempre se veían, de vez en cuando, cuando el chico de la pañoleta no se perdía. Las amazonas se quedaron allí, pero Shampoo había hecho su vida y Mousse pudo lograr conquistarla, ha saber como. Y Ukio había crecido como cosinera y ahora tenia barios U'chans regados por gran parte del él país, aun hablaban, pero no tanto como antes por su ajetreada agenda, claro que Nabiki la ayudaba como asesora en negocios, así que no le iba nada mal. En cerca el embarazo fue tranquilo, y sin hormonas alteradas, o muchos antojos. En verdad increíble.

Pero una noche, "la noche oscura", como solía decirle Ranma, la noche del 16 de septiembre, cuando apenas se complian cuatro meses y diez días de embarazo, esa noche Akane se despertó gritando con un gran dolor, Ranma abrió los ojos de golpe, cuando encendió la luces de las lamparas al lado de su cama, lo que vio lo dejo pasmado...

Akane lloraba sentada apoyandose en la cabezera de la cama y totalmente descubierta, las sabanas blancas que la cubrian manchadas de rojo, un horrible color rojo. Él se levanto y tomó a su mujer en brazos, sus piernas también estaban manchadas de sangre, no le importó en absoluto, menos que fuera más de las tres de la madrugada, o que ellos aun estaban en pijamas, corrió lo más rápido que pudo, asustado, pedir un taxi no llegaría a tiempo, así como hace mucho no hacía él comenzó a saltar por los tejados.

-- Ranma...-- escuchó la voz dolorosa y débil de su esposa, quien todo a su alrededor se estaba volviendo negro -- nuestro hijo...-- eso fue lo último que escucho de sus labios.

Cuando llegó a la clínica la atendieron de inmediato, ya que la chica estaba perdiendo demasiada sangre, él tenía la camisa sin mangas algo manchada al igual que sus manos por como tenía agarrada a su mujer...trataron de convencerlo que fuera al baño y se limpiara un poco, pero él se negó hasta no saber que su esposa y su hijo estuvieran bien, pero les pidió que llamaran a la familia Tendo-Saotome del dojo Tendo, los enfermeros obedecieron, y aceptaron dejarlo solo, conocían a esa pareja, tenían la costumbre de llegar al hospital peleando he irse de la misma manera cuando la joven esposa tenían la cita para el control prenatal.

Pasaron los minutos, hasta la primera hora sentado en esa sala de espera, ya había llegado la familia y todos esperaban alguna información de la chica y del bebé, sus padres no se apartaron de él, rogando que todo estuviera bien luego de que paso esa primera hora, paso la otra y así hasta que se cumplieron cuatro horas sin tener alguna noticia...Ranma impaciente por la espera estaba a punto de entrar al área restringida en donde tenían a su mujer, pero de pronto de allí salió la doctora que había estado atendiendo la gestación de Akane Saotome.

-- ¿Familiares de Akane Saotome? -- preguntó con vos apagada. Todos que antes estaban sentados, menos Ranma, se pusieron de pie.

-- Digame, señorita ¿cómo esta mi hija? -- lloriqueo Soun asustado, esperando que su hija no se haya ido con su espesa y menos su tan esperado heredero.

-- Yo soy el esposo, Ranma Saotome -- dijo Ranma sin importarle si fue educado o no, pues pensaba que de todos los presentes es el que tenía mas derecho allí -- ¿cómo están mi hijo y mi esposa?

-- Lo siento mucho, señor Saotome -- dijo la ginecostetra con tristeza -- su esposa sufrió un aborto espontáneo, no pudimos salvar al bebé...

Ranma estaba impactado por la noticia, el mundo dejo de existir para él, y no se derrumbo allí porqué sus padres se colocaron a su lado.

-- A la señora Saotome le están haciendo una transfusión de sangre -- habló de nuevo la doctora -- se quedara aquí un par de días mientras se recupera, va necesitar mucho apocho de ustedes...sobretodo de usted, señor Saotome, no la deje sola.

-- Sí -- dijo la familia, excepto él... solo pensando en su esposa y ese niño que no ha de conocer al mundo.

Los primeros meses fueron difíciles, días oscuros para su matrimonio, ninguno decía nada al respecto, tampoco es que se hablaran nada más para lo estrictamente necesario, menos hablaron o se comunicaron con la familia por todo un mes, hasta que comenzaron a recibir sus visitas. Akane se sentaba horas viendo el pequeño jardín de su casa, horas que él se sentía desesperado sin poder ayudarla, sin poder ayudarse, él tratando de ser fuerte para ambos tomó toda la responsabilidad, tanto de la casa, como del llevar el sustento diario...como de la culpa. Se sentía culpable, no solo por no poder hacer nada por ella, sino por no haber hecho lo suficiente para que nada de eso pasara. Lo peor fue cuando fueron de nuevo a la clínica, su médico les había dicho que si querían volver a quedar en gestación tenían que tener mucho cuidado y que lo más probable, en estos casos la probabilidad de que Akane vuelva a quedar embarazada es reducida. Akane se deprimió más, hasta el punto de no querer comer y estar siempre encerrada, Ranma trataba de animarle, al igual que la familia cuando vieron que la situación empeoraba, él le hablaba de todo lo que había hecho en el día.

-- Sabes, papá me estuvo metiendo en unos de sus problemas, otra vez -- le dijo una noche. El chico rió sin animo -- se hizo pasar por mí cuando comió casi toda la comida de un restaurante, ¿no te parece ridículo? -- esperó una especie de respuesta, pero nada llegó -- y ahora tiene que trabajar allí lavando trastes, pues mi madre lo descubrió y no permitió que me metiera en sus líos -- volvió a reír, pero no escuchó nada de su esposa, suspiró sin poder hacer más, apagó las luces y trató de dormir. No sabía que hacer.

En verdad habían sufrido, cuando una noche, después de tanto, Ranma no lo soporto, él, el que se jactaba de ser el mejor luchador, de soportar las peores tormentas se rompió delante de su esposa, se rompió por no creerse capaz de ayudarla, por no ser capaz de verla reír otra vez, de no poder ser padre, de que todo en esta maldita vida le salga tan mal...se odiaba, se odiaba tanto, que lo unico bueno, como un acto de redención era estar al lado de la mujer que amaba, y por segundo acto su esposa por primera vez en días, quizás semanas se volteó a verlo al oír el primer sollozo. Luego de parecer una muerta en vida, y no estar más que en una cápsula para protegerse del mundo, sin querer ver ni oír a nadie, se volteó para ver a su marido.

El hombre entre hombre, el que decía que llorar no era nada masculino y solo lo vio dos veces llorando, una cuando recibió el beso de un hombre y la otra cuando la creyó muerta en el monte fénix, lo veía llorar por tercera vez, estaba boca arriba mirando el techo sin cerrar los ojos, mientras que gruesas lágrimas salían de ellos.

-- Perdoname, Akane -- dijo él sin atreverse a verla, pero sabiendo que lo escuchaba, sintiéndose culpable por todo -- perdoname por no hacer nada por salvarlo...yo quería...quería que viviera, que estuviera con nosotros -- respiró para tratar de calmarse -- perdoname por ser débil, por no poder soportarlo.

Akane se sorprendió por las palabras del pelinegro, cayó en cuenta que Ranma también estaba sufriendo, que también él se sentía culpable...los tres meses en los que ella lo rechazaba, por sentir que él no la quería por perder a su hijo y que todos estaban decepcionados por lo sucedido.

-- No me gusta verte así, Akane...-- continuó el chico -- No sabes lo que me duele verte de esa manera, lo que me asusta...que no comas y quieras solo dormir...me asusta que no vuelvas a despertar, estoy asustado hasta los huesos...y no quiero recordar la última vez que me sentí así. -- y a pesar de no quererlo su mente se empeñaba en hacer volver que esas imágenes se repitiesen, que volviera a sentirse como aquella vez, la única en la que se sintió solo y sin ganas de vivir, y eso fue hace mucho tiempo.

Jamás podría olvidarlo ¿cómo lo haría sí casi perdía lo que más apreciaba? Lo más importante para él. Ahora en esta situación que estaban enfrentando era tanto o más difícil que aquella vez, pues la chica aun respiraba, aun caminaba, aun comía, pero parecía estar muerta.

Akane viendo la caída emocional de sus esposo se sintió terrible, pero no fue por la pérdida, o por sentirse culpable de algo que ella no pudo controlar, sino por dejar solo a su marido, por no ver que él también estaba afectado, y no la culpaba de nada, sino se culpaba así mismo por lo sucedido, trataba de hacer lo humanamente posible por ella, por ellos, mientras se destrozaba por dentro. Y ella, encerrada en un mundo de dolor y negatividad, de depresión y ansiedad, no se dio cuenta de que él también esta sufriendo.

Su mano salió entre las cobijas, para llevarla al rostro de su esposo, el tacto sorprendió al marido quien sin dudarlo volteó a verla, ella dejo que su mano se quedara en la mejilla de él, limpiándole los rastros de lágrimas.

-- Perdoname por no pensar en como todo esto te afectaba a ti también...-- dijo al borde de las lágrimas -- por no ser fuerte como tú.

-- Akane...

-- Dejame terminar -- dijo interrumpiéndolo,posando un dedo en sus labios -- pensé que después de...eso, no querías a volver a estar conmigo, por dios, estabas tan emocionado que no parabas de decir nombres como un loco...lo que íbamos hacer al cuarto libre y todo lo que íbamos a tener -- suspiró y sin poder evitarlo las lágrimas salieron -- te veías tan feliz, todos se veían alegres esperando la llegada de nuestro hijo que al...-- sollozo --...al perderlo, no creí capaz de seguir mirándolos a los ojos, y mucho menos a ti, por eso te pido perdón porqué no pude cumplir lo que tú esperabas de mí.

-- ¿Crees qué solo estoy contigo por eso? -- él la tomó el hombro y la acercó, abrazándola con fuerza, como si pudiera fusionarse con ella -- no solo te quiero como la medre de mis hijos, Akane...sí, te voy a confesar de que me estoy disilucionado por lo que pasó, quería tener un hijo contigo, quiero tenerlo...no tienes porque sentirte culpable, es...es algo que no pudimos controlar -- Comenzó a acariciar los cabellos de su esposa cuando la sintió temblar y escuchó sollozar contra él -- quiero que tú seas todo, Akane, quiero envejecer contigo y que en la siguiente vida volvamos a encontrarnos, ya que estamos destinados a estar juntos...no quiero verte sufrir, me moriría si no vuelvo a ver esa hermosa sonrisa tuya que hace mi vida mejor.

Quedaron en silencio, solo los sonidos de llanto de parte de la mujer lo rompía.

-- Ya, mi hermosa marimacho...-- trató de consolarla -- cuando lo desees podemos volver a intentarlo, no importa cuantas veces sean.

-- Lo que quieres es aprovecharte de mi, pervertido -- su esposa no lo miró dejando su rostro oculto en su pecho, pero apretó su abrazo. Él rió por lo bajo.

-- Yo no hablaba de eso..-- dijo él -- yo decía de volver a verte reír -- él de nuevo rió -- después yo soy el pervertido, pervertida -- su rostro se encogió de dolor cuando sintió que pellizcaba la piel con fuerza. -- ok, entendí el mensaje, ya no me burlo.

-- Idiota -- bufo la chica, pero no se apartó de él. Él si lo hizo, para verla, llevó su mano a su rostro para hecerla verlo e hizo algo que hace dos meses no había hecho, la beso de manera dulce y delicada, pero firme, demostrando sin palabras que ella era su razón vivir.

Desdé esa noche los esposos cambiaron un poco sus semblantes, estaban mas animados, y Akane decidió que ya era hora en dejar de culparse y no dejar que su esposo lleve la carga el solo, la familia los apoyo desde ese momento y paz que recreminarle por haber perdido el bebé, la apoyaron, Nadoka se la pasaba más en esa casa que en el dojo, ayudándola en todo lo que pudiera, cuando sucedió después de casi dos años el segundo embarazo llegó, esta vez planeado, todos, pero absolutamente todos comenzaron a sentir miedo. El médico les indicó que ese embarazo podía ser peligroso al ya tener un aborto espontáneo en lista, que era preferible que Akane no hiciera nada durante la gestación para no tener riesgos, así sucedió, mientras ella se la pasaba dando vueltas en la cama sin poder hecer nada porque nadie se lo permitía, literalmente estaba espodasa a su cama sin su consentimiento, pero después de las primeras dos horas la femilia, quienes al parecer se habían mudado con ellos entraron en razón y la soltaron, pero de igual manera no dejaron que hiciera nada.

Ranma volvió tener aquel brillo que le había visto en su primer embarazo, o más feliz que el anterior, jamás la dejó sola y la complacía en todos sus antojos, literarmente no le importaba, que era, que hora, donde se podía encontrar se lo daba... Pero se los daba, una vez ella le dio antojo de comer algo que era típico de un país latinoamericano, no supo como lo encontró, tampoco quería saber, pero lo encontró ese día a las dos de la madrugada y de verdad era una de las mejores comida que había probado.

Las hormonas la habían alterado, al principio todo le irritaba, o habían comidas que no podía ni olerías, sobretodo los okonomiyakis que Ukio enviaba para ella, lo peor es que en verdad no los soportaba, y eso que le gustaban. En verdad había sido fuerte, sobretodo los vómitos y las nauseas que en el primer embarazo no había sentido.

Pasaron los nueve meses sin tantas complicaciones, ya que el cuidado que recibía y se daba eran muy minuciosos y el médico decía que todo estaba yendo bien, no quisieron saber su sexo hasta el día del parto, dejándolo como una sorpresa, los familiares y amigos hacían apuestas de que si era niño o niña...hasta que dos semanas antes de la fecha que les habían dado, justo el día cinco de enero Akane comenzó a sentir los pequeños dolores en todo su cuerpo, por instinto se llevo la mano a donde sentía el dolor y llamó a Ranma.

Él llegó a ella, traía la cena para que ella comiera en la cama y al verla sosteniéndose el súper abultado vientre y mirando con la respiración agitada a su marido lo entendió.

-- Sé adelantó, Ranma -- dijo de primera, Ranma soltó la bandeja dejándola caer al piso con todo en ella, comenzó a correr llamó a un taxi para que los llevara, a su familia para avisarles y buscó lo necesario y lo que le habían dicho que necesitaban para el día de la llegada de su hijo.

Akane se levantó caminando saliendo de la habitación e ir a la sala para esperar a su marido que se veía ajetreado, cuando no soportó más los dolores y comenzó a gritar el nombre de Ranma para que se apurara.

Después de eso es historia, ahora se encontraban en el hospital, Ranma la sostenía con los dos brazos y los de emergencia llegaron con una silla de ruedas, iba hacer trasportada directamente a la sala de parto y esta vez Ranma pudo estrar con ella, pero la familia llegó y él tuvo que quedarse unos minutos con ellos para decirles que Akane había entrado en labor de parto.

En la sala de parto Akane respiraba rápidamente, y de en cando en cuando apretaba los dientes por la nueva punzada.

-- ¿Dónde esta el idota de mi marido? -- gruño y de nuevo tubo la punzada de dolor.

-- Esta hablando con su familia, señora Saotome -- dijo la doctora que la estaba asistiendo -- ya no debe tardar...puje con fuerza, señora Saotome

Dicho y hecho, Ranma llegó vestido con los implimentos quirúrgicos para estar allí dentro.

-- Ya estoy aquí, ¿Esta todo bien?

-- Tardaste demasiado, idiota...-- dijo Akane para luego volver a gritar.

-- Yo también te amo, marimacho -- le dijo él. Llegando a su lado, ella tomó su mano

-- Señores Saotome, esto es un parto, no es momento para que peleen -- les dijo la doctora, amonestandolos, luego se dirigió a Ranma -- señor Saotome, puede acercarse, ya tiene la cabecita afuera...

Ranma aceptó para dar la vuelta, más que mera curiosidad, era la primera vez en un parto, ¿que esperaban? ¿Qué no le diera curuisidad? pero al ver aquello, los tiempos se le fueron y todo se volvió negro.

Akane solo vio como su esposo caia desmayado, y luego vio a la doctora agitada...

-- ¿Qué le...-- no pudo completar la pregunta por una nueva contracción.

-- Es normal, señora Saotome -- explicó la doctora, como si fuera lo mas común mientras que asistía a la mujer -- muchos hombres no soportan ver el canal de parto. Tienen que tener una gran capacidad mental. Alguien que le tomé una foto por favor. -- una enfermera tomo una instantánea al hombre del suelo -- como recuerdo -- le aclaró. Akane asintió mientras hacia grandes esfuerzos.

Un par de horas después, la sala de parto se lleno de silenció, el bebé ya había salido, en vez de gritar como era normal, no lo hizo, hasta que luego de unos minutos donde los tres doctores presentes se miraban entre ellos a la espectativa el llanto se escullo, fuerte y claro.

-- Felicidades, señora Saotome a tenido un niño -- dijo el neólogo pasándole el niño.

-- Cuanto te adelantaste, pequeño, bienvenido al mundo de locos, pequeño saotome -- dijo cansada aceptando el niño, lo miro como si fue la lo más bello del mundo, el niño abrió los ojos, mostrando un azul único, y mas intenso que el de su marido -- Ranma, mira...-- quedo callada, su esposo aun yacía en el suelo -- No importa, lo conocerás luego.

-- Disculpe, pero tenemos que llevarlo para que ambos descanse -- el neólogo volvió a tomar el niño, Akane asintió, sí necesitaba descansar...su respiración iba disminuyendo y sus párpados se iban cerrando.

-- Por favor despierten a Ranma -- dijo como último antes de caer dormida.

Los días pasaron con rapidez, los médicos que asistieron al parto dejaron que tanto la madre como el hijo estuvieran un par de días para las ultimas observaciones y que todo estuviera bien.

Ranma no aguantaba...más, había despertado poco después de que trasladaran a Akane y al bebé a otro lado, los doctores que atendieron el parto lo felicitaron por tener un hijo varón, aunque algunos soltaban una que otra risa, a Akane aun no podía verla ya que estaba durmiendo, veía a través de la ventanilla a su hijo, aun no lo había podido tener en brazos, a según tenia que esperar que los dieran de alta. Lo había logrado, y estaba orgulloso de él y de ambos.

-- ¿Cómo está? -- escuchó la voz conocida de su mejor amigo, quien milagrosamente había llegado al hospital.

-- Akane aún sigue dormida, tal vez lo este por un par de horas más, el bebé esta excelente, pero tenía mucha prisa por salir. -- explicó Ranma sin verlo.

-- Vaya, a sido una travesía muy loca para tener tu primer hijo ¿no? -- le palmeó el hombro viendo por la ventanilla.

-- Ni que lo digas...-- suspiró -- lo bueno es que hubo ninguna complicación.

-- Cierto, lo que me recuerda...-- Riôga se tomó el mentón pensando, Ranma por fin lo observo -- ¿Cómo te fue en la sala de parto? -- miró la cara de Ranma y luego soltó una risa -- me han contado que te desmayaste...JAJAJAJA...serás idiota -- las carcagadas se pudieron oír en todo el hospital, -- cuando Nabiki me lo dijo no lo podía creer -- dijo entre risas -- pero luego me mostró la foto...JAJAJAJA...

-- Callate, imbécil...-- gruño Ranma, su familia se había burlado, pues al parecer alguien le había tomado fotos y la repartió entre la familia como un gran recuerdo de ese momento.

-- Bueno, ya...-- se calmó Riôga limpiándose una pequeña lagrimita que se le había escapado por la risa -- pero tú... ¿cómo estas?

-- Te seré sincero -- lo tomó del hombro y lo observo -- Tengo miedo -- le dijo, su cara expresaba eso, y nerviosismo -- no sé si seré un buen padre...

-- Tranquilo, con tal y no seas como tu padre...

-- Tienes razon, cerdo -- le dijo respirando -- eso si es ser un mal padre...

-- Bien y ya con eso...-- volvió a mirar a la ventanilla igual que el pelinegro -- ¿cómo lo van a llamar?

-- No tengo la más mínima idea -- dijo Ranma, su rostro era de total inexpresividad -- digamos que habíamos quedado en pensar el nombre el día antes del parto, pero como se adelanto no lo hemos pensado, con eso de que jo queríamos saber el sexo del niño.

-- Una cosas segura no tienes que dejar que tu padre y suegro le pongan el nombre.

-- No estoy tan loco como para permitir eso, hasta Nabiki podía pensar un nombre decente.

-- Tienes razón...-- ambos de vieron con un suspiro.

La familia ya se había ido, Ranma los había corrido por estar haciendo un alboroto en el hospital, y que no dejaban de molestar, y la verdad era que estaba cansado de sus burlas por lo que hbai pasado en la sala de parto, se quedó en el cuarto con Akane, esta dormía de manera tranquila, paso una silla y se sentó a su lado.

-- Vaya, marimacho, no puedo creer que hayas permitido que me fotografiaran en ese momento -- vio como ella se removió y volvió a quedar dormida -- que buena esposa eres, de verdad...-- suspiró negando con su cabeza, para luego tomar su mano -- estoy muy orgullosa, me han dicho que nuestro hijo es precioso y que saco mi increíble galanura.

-- Siempre tienes que ser tan egocéntrico, -- la mujer abrió lentamente los ojos -- solo espero que no sea tan cobarde como su padre.

-- Oye eso dolió...-- dijo claramente ofendido.

-- No tanto como el golpe que recibiste al caer desmayado -- rió, aun se sentía algo débil por el esfuerzo físico que había hecho.

-- ¡Solo me sorprendí! -- exclamó el chico.

-- Aja...-- dijo ella, aun burlándose de él.

-- Señores, recuerden que están en un hospital público...-- entró una enfermera al cuarto con un bebé en brazos envuelto en una manta -- agradezca que tiene el permiso de la doctora para estar aquí, señor Saotome -- le recordó que él solo estaba allí por que la doctora que los habían atendido le había dado permiso, pero siempre y cuando no hiciera un alboroto que para eso era el mejor, por eso lo mejor que hizo en ese momento fue callar -- He traído al bebé, necesita lactancia materna, además de un nombre, espero que lo hayan pensado. -- se acerco a ellos y dejo el niño en brazos de la madre, Ranma lo miró sin decir nada. y la enfermera los dejo solos recordándoles que en una hora regresaba para volver a recoger al bebé.

-- Luego de tanto lo hemos logrado...-- sonrió la chica viendo al bebé, Ranma la miró embobado --...es nuestro hijo, Ranma.

-- Estoy orgullosa de ti -- le dio un beso en la frente a ella y también a su hijo con delicadeza. -- Bueno...¿y qué nombre le daremos?

-- Hideki -- le dijo con una sonrisa.

-- Hideki, es perfecto, amor -- el ta!bien sonrió para darlo un beso en los labios a su esposa.

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Muchas veces el universo hace cosas que no entendemos, tal vez lo hace por maldad, dar lecciones o simplemente porque así es la vida, quien sabe, solo tenemos que tratar de sonreír en medio de las adversidades.

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-- No quiero ver esa foto allí -- reclamó el chico sin cree lo que había hecho su esposa.

-- Lo siento, pague mucho para que la agrandaran y la enmarcaran -- le respondió ella con una sonrisa -- no se aceptan devoluciones...-- lo miró sin borrar la mirada y la sonrisa burlona.

-- ¿Ves lo que me hace tu madre, Hideki? -- el bebé solo miraba con sus grandes ojos infantiles, ya con seis meses, se podría decir que esa extremadamente imperativo, sus ojos azules se fueron a su madre, como si supiera lo que venía a continuación -- No te parece que es mala con su esposo, como se nota que a pesar de los años sigue siendo una marimacho.

-- Callate -- dijo la madre dándole un bien merecido golpe a su esposo y tomando a su hijo -- no harás que cambie de opinión, la foto se queda -- y se fue de allí molesta -- y esta vez tu prepararas la cena, esas ricas empanadas que se te dan deliciosas -- hizo un gesto demostrando la razón en sus palabras y salio de allí...desde la primera vez que las probó había quedado fascinada con ese platillo latinoamericano.

Ranma se quedo allí sobandose el golpe mientras veía la foto con rabia, luego sonrió, er la foto de el despayado en el piso mientras su hijo era recibido por el mundo y la ginecotestra, había sido unos de sus días más felices de la vida.

Fin