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Advertencias del capítulo: (Lenguaje obsceno)

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Disclaimer: Ranma 1/2 y sus personajes NO me pertenece

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Nota: Esta historia es completa y absolutamente MIA, y no es permitido tomarla sin mi autorización.

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CHAPTER 1

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—Concéntrate, concéntrate Akane – susurro para si misma, en un tono de voz intencionalmente persuasivo, mientras llevaba las manos a sus oídos, tratando de aplacar el bullicio que se escuchaba fuera de su edificio.

Era un viernes por la noche y mientras la mayoría de los estudiantes con los que tenia la dicha –desgracia– de convivir en su día a día, estaban mucho más interesados en vivir la vida universitaria en todo su esplendor, Akane estaba decidida a pasar aquel último examen del semestre y mantener de esa manera su impecable nivel académico.

Por lo que, en lugar de ir a la famosísima fiesta de la casa Gamba League –los tontos deportistas que habían conseguido fama y prestigio básicamente luchando entre sí mientras seguían una estúpida pelota– ella había decidido aprovechar su tiempo en el estudio.

El club de astronomía y literatura, ambos los cuales pertenecía, eran relegados a aburridos sabelotodos y comelibros, por lo que no habían recibido ninguna invitación a tal evento, claro que prefería que fuera de esa manera y era la razón por la que, cuando su bella compañera de cuarto, decidió en un acto de caridad invitarla a la fiesta, prefirió desistir ignorando el murmullo de su voz cuando al salir susurró un "santurrona"

Intento no ofenderse decidiendo que estaba muy por arriba de esas estupideces infantiles. No iba a dejarse provocar de esa manera por lo que simplemente continuo estudiando.

Su familia no tenía la economía para que ella estuviera en una universidad tan prestigiosa. Apenas había podido entrar y solo porque obtuvo una beca con la única condición de que debía mantener sus notas sobre el 95. Venía de Nerima y la mayoría ahí creía que se trataba de algún pueblo costero olvidado por Dios y no uno de los pequeños barrios de Tokio, no era extraño que además de "Santurrona" viera su nombre adjunto a algún adjetivo nada colorido.

Volteó la mirada hacia el reloj a su derecha y observó para su sorpresa que pasaba de la media noche. Había estado distraída en sus pensamientos poco más de media hora, pero había estudiado lo suficiente, decidió.

Se dispuso a cerrar los libros y ordenarlos pulcramente a un lado. Apagó la luz de la lámpara en el escritorio y dejó a un lado sus lentes de lectura. Se levantó y camino al baño compartido. Tras tomar una ducha, se seco y puso un camisón limpio, luego se lavo los dientes e hidrato su piel. Tendió la toalla en un perchero, apago las luces y estaba a punto de meterse en la cama cuando escucho como tocaban bruscamente la puerta de su habitación.

Extrañada, dirigió una mirada hacia la litera de su compañera y rodó los ojos al notar unas llaves con un colgante multicolor, justo en el centro de las sábanas rosa chillón.

La puerta volvió a sonar una vez más. Suspirando, Akane se arrastro a la orilla de la cama, se puso las pantuflas y se acercó a la entrada. Otro toque, un poco más fuerte consiguió irritarla de sobremanera.

—Ya voy – acercó entre dientes. Se arrastro mientras mascullaba molesta.

En cuanto abrió la puerta, estaba por decirle a Kioko –su compañera de habitación– que tuviera la gentileza de esperar dado que había sido ella quien dejó las llaves cuando se vio avasallada por una enorme y oscura figura.

Un pequeño gritillo murió en sus labios cuando su cintura se vio envuelta por unos desconocidos y fornidos brazos. Parpadeó un segundo, reaccionando al estupor que le provocó aquel ataque e intento accionar con el entrenamiento marcial que había tenido durante su niñez, pero sus movimientos se vieron interrumpidos cuando choco contra un ancho torso. Estaba por soltar otro alarido, pero sus labios se vieron apresados por unos indudablemente masculinos.

Sintió como su atacante la obligaba a retroceder unos pasos y luego cerraba la puerta. El pánico la alcanzó, pero fue lo suficiente sensata para no dejarlo avanzar, intento cerrar los labios, pero las manos que estaban en su cintura, bajaron hasta sus caderas y atrevidamente se posaron en sus nalgas ¡Iban a violarla! ¡Ahí y ahora!

El sonido de sorpresa que exclamó, fue suficiente para que el rufián hundiera la lengua dentro de su boca, el contacto era poco familiar, desconocido y atrevido. Sintió como una caricia húmeda se deslizaba por su boca y un escalofrío la recorrió. La sensación en sí era indescifrable, no sabía si sentía asco o repulsión, o incluso algo más, pero no estaba dispuesta a averiguarlo. Sintió como la mano en su glúteo apretaba y la otra subió por su cintura nuevamente con destino fijo hacia sus senos.

Su cuerpo tembló y escuchó una masculina y ronca risa, que fue emitida por el hombre.

—Estas que ardes ¿verdad gatita?

Se abstuvo de contestarle, intentando tomar aire, apretó las manos contra el torso firme e hizo presión.

—Bien ¿Quieres un poco de espacio? – intento ver aquel rostro en la oscuridad, pero solo podía vislumbrar un fugaz destello azul – ¿Pretendes desnudarte? – Akane se apresuró a asentir – Bien, que sea rápido.

En cuanto el hombre se alejo y llevo sus manos a su camisa, la morena no lo pensó dos veces, dio un par de pasos atrás y tomó un impulso. Su movimiento fue rápido y aún en la oscuridad logró dar en el blanco y como su rodilla se hundía en el punto más débil de cualquier hombre.

Escuchó como un grito desgarraba los demás sonidos fuera de la habitación. Akane trasbillo y luego se precipitó hacia puerta para encender la luz. La claridad la cegó un segundo, pero eso no impidió que se encaminara hacia el baño a toda prisa y tomara la escoba.

Cuando volvió, el chico seguía ahí, de rodillas y con medio cuerpo en posición fetal.

—¿Quien eres? – preguntó agresivamente – ¿Por qué viniste a mi habitación? ¡Violador!

—¡¿Violador?! ¿Qué demonios crees que…

Levantó el rostro y sus ojos chocaron. Akane retrocedió un paso cuando observó el rostro moreno. Tenía la piel blanca, facciones atractivas y varoniles, una nariz recta y labios cincelados, sus cejas gruesas y definidas sobre unos magníficos ojos zafiro sin duda le quitaron el aliento, era más que solo hombre apuesto, era casi hermoso.

Frunció el ceño al instante, ofendida por su propia reacción.

—Entraste a mi habitación y me atacaste – le acusó molesta – Casi me violas…

—¡Tu no eres Keiko! – él también la observo ceñudo.

—¿Keiko?

—Si, mierda – intento ponerse de pie – La guapa pelirroja que me invito a su habitación esta noche ¡Esta habitación!

—¡Mientes!

—¡¿Que?! ¡No! ¡Claro que no!

—Me ultrajaste.

—Y tu me golpeaste – él señaló desvergonzadamente su entrepierna.

—¡Porque me atacaste!

—No te ataque… creí que, que eras Keiko.

—¿Quien demonios es Keiko? – gritó Akane furiosa.

—La pelirroja.

—Cual pelirro… – la imagen de su compañera de habitación vino a su mente – ¿Hablas de Kioko?

—Kioko, eso dije.

—Dijiste Keiko – exclamó irritada.

—Es la misma mierda ¿Cómo sea? ¿Quién demonios eres tu?

—Soy su compañera de cuarto idiota y te vas ahora – se acercó a la puerta y la abrió.

—Un momento… – él frunció el ceño, sus manos aún en su entrepierna. Akane bufó cuando su mirada fue a parar ahí – Me estas diciendo que vine hasta aquí por nada.

—No conseguirás nada de mi al menos – Akane cruzó los brazos rápidamente sobre sus senos, cuando él se fijo en el escote de su vestido.

—Bueno… – su mirada azulada le recorrió – Tampoco hay nada rescatable.

—¿Me llamaste fea? – chilló ofendida.

—Creo que Keiko hablo de ti.

—Es Kioko.

—Como sea – restó importancia – Ya lo recordé ¡Eres la comelibros!

Akane retuvo a duras penas un jadeo de sorpresa y rabia.

—No me interesa lo que pienses, vete ¡Ahora!

—No eres tan fea como dijo – sus ojos se deslizaron por todos los lugares interesantes.

—¡Ohh gracias! – soltó con sarcasmo, luego tomó la escoba – Te voy a golpear sino sales.

—Voy, voy – el chico avanzó hacia la puerta, pero se detuvo a un par de pasos de salir – ¿Cómo te llamas?

—No te importa.

—¡Oye! Me lo debes… me distes un golpe bajo – se tomo la entrepierna.

—Te lo merecías – le lanzó una mirada furiosa – ¡Sal de la habitación ahora!

—Dime tu nombre primero…

—No lo haré ¡Vete!

—Muy bien, sino me quieres decir tu nombre te pondré uno – llevo una mano a su barbilla. Akane lo observo sorprendida por su estupidez.

—¡Largo!

—Te llamare Cheekie – le guiño un ojo.

—Si tu crees que…

—Nos vemos luego.

—¡Ni se te ocurra cruzarte por mi camino! – chilló con el rostro enrojecido por la furia.

—Estoy seguro que seremos muy buenos amigos – agitó la mano en su dirección – Nos vemos Cheekie.

Akane lo siguió con la mirada mientras caminaba con las piernas ligeramente abiertas, a través del concurrido pasillo.

No podía creer que existiera alguien tan despreocupado de la vida ¡Casi la había violado! Y luego declaró con toda la naturalidad del mundo que serían amigos ¡Estaba loco!

Observó como el chico volteaba el rostro por sobre el hombro. Sus miradas se encontraron y noto el guiño divertido que le dirigía.

Azorada, Akane volteo y cerró la puerta con tanta fuerza que el marco tembló. Apagó la luz y se tiro sobre la cama bocabajo.

Cuando sus ojos se cerraron, lo último que vio fueron unos coquetos ojos azules.

—Espero no volver a verte en mi vida…


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Tres años después….

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Inclinada sobre el escritorio, Akane intentaba concentrarse en las notas que había escrito apresuradamente durante de la clase de esa mañana.

Las clases extras que había tomado durante vacaciones se suspenderían luego de una prueba general al día siguiente, debido a las fiestas festivas hasta el siguiente año, cuando volverían para realizar un examen final.

No era de su agrado pensar en dejar aquello a medio acabar, en otras circunstancias se aseguraría de revisar mejor las notas y hacer alguno apuntes directamente del libro de texto, no podía darse el lujo de perder ni siquiera un punto como otros estudiantes, en cuanto había tomado su beca, sabía que debía luchar por mantener su índice académico, sin importar los sacrificios que debía hacer.

Sintió como un par de manos fuertes se apoyaban en su cabeza y el peso le obligó a encogerse ligeramente.

—Oye, quítate – gruñó dando un codazo tras su espalda.

—Siempre tan agresiva – la risa en la varonil voz la enervo.

—Es porque te empeñas en molestarme – el chico dio la vuelta a la mesa y se sentó justo frente a ella. Sus ojos azules chispeaban traviesamente.

—Eres muy susceptible Cheekie – le dio una mirada rápida al desorden de libros y páginas que tenía frente a ella – ¿Tienes problemas con eso?

—Solo estoy ordenando todo, debo terminar mis apuntes para estudiar para la prueba de mañana.

—Creí que no estudiabas.

—No soy una genio con mente fotográfica Ranma – lo fulmino con la mirada – La única razón por la que mantengo mi promedio es porque estudio, deberías hacer lo mismo.

—No molestes – apoyó el rostro en una mano.

—¿No deberías estar en entrenamiento justo ahora? – Akane miró su reloj de mano rápidamente – No debes faltar, vas a perder tu beca deportiva.

—Eso no me preocupa tanto, sabes que soy indispensable en el equipo si quieren llegar al campeonato.

—Lo eres y también eres un arrogante.

—Vamos Cheekie – rodó los ojos

—Akane… – le recordó ella.

—Cheekie – respondió Ranma inmediatamente, ignorándola.

—¿Hay algo que necesites Ranma? – se cruzó de brazos.

—¿No puedo buscar a mi mejor amiga para hablar?

—Claro – sonrió ligeramente – Pero no es la razón por la que me buscaste y te saltaste un entrenamiento.

—El entrenador sabe que no iré hoy.

—¿En serio? – entrecerró los ojos escéptica.

—Bueno… – suspiró, mientras Akane se acomodaba al saber que le diría la razón por la que se había saltado un entrenamiento – Tuve problemas con Aritmética III, sabes cuando odio esa maldita clase. Y me llamaron directamente del departamento de becas, si no mantengo mi promedio al menos estable, me quitaran la beca.

—Así que no eres del todo indispensable – Akane dejó los libros de lado y le dirigió con una sonrisa burlesca.

—No tienes que burlarte de mi – entrecerró los ojos.

—Es divertido – encogió un hombro.

—Mira Cheekie, necesito tu ayuda.

—Ranma, solo tienes que poner atención en clases, tomar apuntes y estudiar. Tampoco es tan difícil – le explicó cual si fuera un niño.

—Que tenga problemas en Aritmética no quiere decir que sea un idiota Cheekie – refunfuño malhumorado.

Había sido una perra, Akane suspiro.

—Nunca dije que lo fueras Ranma, de hecho pienso lo contrario.

—Entonces ¿Crees que soy tan inteligente como esos compañeros tuyos del club?

—No dije eso tampoco – se río divertida.

—¿Pero lo crees?

—Digamos que… creo que tu mayor debilidad en cuanto al estudio, es tu falta de tiempo e interés.

—¿Puedes al menos mirar los apuntes? – tomó su mochila y saco un libro, el cual abrió y se lo paso a Akane – Te aseguro que no es tan sencillo.

—El señor Tamako es muy bueno explicando – la morena suspiró y lo tomó.

—Pero sabes que me odia, creo que hace el tema más complicado apropósito.

—No creo que una riña contigo le haga perjudicar a otros estudiantes, además… si no te durmieras en sus clases, estuvieras en el celular todo el tiempo y no le hubieras golpeado esa vez con el balón, te aseguro que lo tendrías en la palma de la mano, como al resto de los docentes.

—Eso ultimo fue un accidente – exclamó al instante.

—¿Y lo demás? – alzó una ceja en su dirección.

—No es mi culpa que tenga esa voz nasal, es tan aburrido Cheekie.

—Solo vives excusándote… deberías de estar más interesado en esto si en verdad perderás tu beca.

—Estoy muy interesado en pasar este examen – señaló haciendo hincapié con el índice sobre la madera del escritorio.

—No es eso de lo que hablo y lo sabes.

—No, no lo se… solo le das vuelta a lo que quieres decir – Ranma se cruzó de brazos irritado.

—Bueno, pienso que eres muy inteligente y tienes una mente rápida… y creo firmemente que te desperdicias de maneras tontas ¿contento?

—¿Puedes decirlo otra vez? Creo que no escuché bien – fingió limpiarse el oído derecho.

—Eres un idiota – le empujó por el hombro, sonriendo.

—Debía intentarlo.

—Claro – negó con la cabeza riendo.

—Entonces… ahora que aceptaste que soy muy inteligente y por lo tanto, mi único problema son estos ejercicios ¿estas dispuesta a ayudarme?

—Aunque me encantaría Ranma, no puedo.

—¿Porque Cheekie?

—Mañana me voy a Nerima

—¿Mañana? ¿Por qué no me lo dijiste? – frunció el ceño, Akane le observo desconcertada.

—Bueno… no creí que te importara.

—Si pues… – él carraspeo y desvío el rostro – Quería que me ayudaras a estudiar.

—Lo siento… – empezó a tomar sus libros para guardarlos, era claro que no podría terminar estando Ranma ahí – Y aunque la idea de pasar las fiestas contigo estudiando se escucha fascinante, deberé negarme.

—Pero llevas sin ir a tu casa desde hace tres años.

—Lo sé, no estoy segura de querer ir ahora tampoco – se puso de pie y se inclinó metiendo los libros en su mochila. Se acomodó el cabello tras la oreja y le miró.

El movimiento femenino distrajo a Ranma, pero se apresuró a negar con la cabeza.

—¿Entonces? Si no quieres ir, no vayas.

—Tu dijiste que debes ir en año nuevo con tus padres – le recordó Akane colgándose el bolso en el hombro.

—Mamá parece muy triste porque no la he visitado desde que ingrese a la universidad.

—Entonces sabes lo que se siente, papá esta igual. Además, mi hermana mayor, esta embarazada y la segunda, Nabiki, está apunto de casarse con un tipo muy importante, lo llevará a conocer a la familia.

—Se escuchan muy… estables – frunció el ceño.

—¿Verdad que si? – ella le miro rápidamente, luego suspiro – Digo… me alegro por ellas, pero te imaginas cuando me pregunten por mi cita de navidad.

—¿Llevaras a alguien? – Ranma se tensó.

—Claro… podría pedírselo a Keichi – expresó con sarcasmo haciendo un movimiento de manos extravagante.

—¡Pero es un comelibros!

—Yo también lo soy Ranma.

—Nadie te dice así – le reclamó él instantáneamente.

—Tu lo has hecho… y más de una vez – le recordó.

—Es de cariño – ella sintió como el pulso se le aceleraba, rodó los ojos y apartó el rostro, rogando porque el chico no viera como sus mejillas ardían, seguramente enrojecidas.

—Como sea… – se encogió de hombros – Deberé ir y ahora tendré que soportar las burlas de mi familia.

—No eres la única, mamá quiere saber si por fin llevare una novia.

—Tienes una lista larga de opciones Ranma.

—No para llevarle a mamá.

—Eso es dulce, pero puedes ir solo y aun así no tendrías que soportar que te llames "solterón".

—Tienes razón – aceptó.

—Bueno, nos vemos luego. Suerte en tu examen – dio media vuelta y empezó a alejarse.

—No te pierdas mucho Cheekie – grito. La chica le miro por sobre el hombro y le guiñó un ojo.

—Feliz Navidad.

Él la observó salir de la biblioteca. miró su libro de Aritmética y la espalda delgada de la chica y le acometió la idea más absurda de todas.

—¡Cheekie! ¡Espera! – se lanzó por la biblioteca y luego observó el pasillo atestado de estudiantes.

Buscó con la mirada a la chica y le pareció vislumbrar el cabello azabache entre el mar de personas. Rápidamente se abrió paso agradeciendo la agilidad que le había puesto en tan buena posición dentro del equipo de football.

—¡Cheekie! – llamó cuando estuvo más cerca.

La chica pareció no inmutarse, lo que le obligó a acelerar el paso. Cuando estuvo a un lado de ella, la tomó rápidamente del brazo y la obligó voltear hacia él.

Los ojos castaños le devolvieron una mirada sorprendida.

—¡Cheekie! ¡Seré tu cita de navidad! Para que no vayas sola con tu familia.

Su grito penetro entre el gentío y se hizo un segundo de silencio mientras todos observaban como Ranma había declarado estar al parecer en una relación amorosa con la comelibros.

—¿Que? – ella parpadeo desconcertada. Sintió como sus mejillas ardían cuando los murmullos se elevaron a su alrededor – ¡¿Qué demonios te pasa?! – se zafó bruscamente de su agarre, odiando ser el centro de atención.

—Cheekie…

—No soy una obra de caridad Ranma – susurró entre dientes molesta y luego siguió su camino.

Ranma frunció el ceño, sin comprender su reacción, hasta que escuchó los murmullos chismosos de la multitud. Lanzó una mirada ceñuda a las personas y siguió a la enfurecida chica rápidamente.

La observó caminar agitada a través del extenso jardín principal de la facultad de literatura, que era la que tenía la biblioteca más completa de todo el campus.

—¡Cheekie!

—No me sigas – ella no se detuvo y en todo caso, pareció acelerar el paso. Ranma trotó hacia ella.

—¿Porque estas tan molesta?

—Ahora no Ranma.

—Cheekie… dímelo – intentó tomarla del brazo, pero la chica se alejó y le miró molesta.

—Te conté lo de mi familia, pero no era para que lo expusiera frente a un grupo de desconocidos – señaló el edificio agitada – Tampoco te estaba pidiendo nada, pero tenías que arruinarlo.

—¿De que hablas? – parpadeó confundido.

—¿Tienes idea de lo cruel que fue lo que dijiste? – le miró incrédula.

—Me ofrecí a ser tu cita.

—No Ranma, textualmente dijiste "para que no vayas sola con tu familia" –repitió sus palabras con un movimiento de dedos.

—Si, pero…

—Tienes la sensibilidad de una piedra, para que me molesto – dio media vuelta.

—¡Fue en serio Cheekie! ¡Puedo ir con tu familia para que no vayas sola!

—¿Y que? ¿Fingirás ser mi novio también?

—Claro, puedo hacerlo.

—No sabía que eras tan noble ¿Haces eso con todos tus amigos? – retomó el paso.

—Por supuesto que no.

—Entonces ¿soy afortunada?

—Cheekie… – la detuvo nuevamente –¿Porque estas tan molesta?

—Porque creí que después de todo este tiempo de conocernos, finalmente me veías como una igual, pero no he dejado de ser para ti tu maldita obra de caridad ¡Y sabes que! ¡No te necesito Ranma! – intentó soltarse de su agarre, pero el moreno no lo permitió

—Has dicho obra de caridad dos veces…

—Siempre te sientas conmigo en los almuerzos y me invitas a tus partidos, también vas a mi apartamento para tener viernes de películas y quieres elegir mi vestuario algunas veces.

—Creí que eso hacían los amigos – susurró él confundido, se alejó un par de pasos y la miró con el ceño fruncido – Bueno, lamento si te incomode, pero eres mi primera amiga y… Olvídalo – volteó el rostro y retrocedió otro paso.

—Ranma…

—Creo que… malinterprete todo ¿Estas segura que tu eres la obra de caridad?

—Espera…

—Me ayudas con mis estudios y… siempre organizas mi horario para que mantenga un equilibrio entre las prácticas y mis clases, además que me ayudas con los trabajos. Parece como esas historias baratas donde alguien inteligente apoya al estúpido deportista.

—No eres estúpido – musitó Akane avergonzada—Y no debí reaccionar de esa manera.

Ranma la observó un momento y luego suspiró.

—No debí decir eso frente a un grupo de personas, además… no te estaba haciendo un favor y de hecho, tenia un trato para ti.

—¿Un trato? – la chica lo miró curiosa.

—Si, pues… necesito estudiar y… – se rascó la nuca – Si voy contigo puedes ayudarme en mis estudios y yo puedo fingir ser tu novio – levantó dos dedos en su dirección – Matamos dos pájaros de un tiro.

—¿Fingir ser mi novio?

—Si, claro… – asintió rápidamente – Así no deberías pensar en llevar al idiota de Keichi o alguien más.

—No iba a llevar a nadie – ella negó, aun incrédula – ¿Estas seguro? Parece muy poco lo que pides por un favor así, además… – sus mejillas se colorearon – ¿Crees que puedes fingir ser mi novio?

—Cheekie… – él le dirigió una pequeña e irresistible sonrisa que aceleró el pulso de Akane – La pregunta es… ¿podrás tu fingir que puedes con un hombre tan irresistible como yo?

La morena se río, divertida por la mirada de fatal sensualidad que Ranma le dirigía.

—Estoy segura que puedo contigo.

—Pero tienes que evitar enamorarte, recuérdalo… aprecio mucho tu amistad como para arruinarlo en tonterías.

—Claro – su sonrisa se detuvo, pero intento actuar con jovialidad – Tu tampoco te enamores de mi ¿esta bien?

—Todas se enamoran de mi – soltó con arrogancia – Y no te preocupes, no corro peligro alguno – aseveró.

—Que bien – Akane bajó el rostro – No tienes idea de como te lo agradezco.

—Para eso están los amigos.

—Empaqueta para dos semanas – Akane se inclino hacia él, sonriente.

—¿Hay algo que deba saber sobre tu familia?

—Si, bueno… creo que en algún momento te he contado todo – ella empezó a caminar con dirección al edificio de habitaciones, Ranma se apresuró para ponerse a su lado – Mi mamá murió cuando era pequeña y papá nunca volvió a casarse, él tiene un negocio de tallado y es muy bueno en ello – Ranma escuchó el orgullo en su voz – Vivimos en un Dojo que perteneció a mi familia por mucho tiempo. Mis hermanas mayores son Kasumi y Nabiki. Kasumi se caso con el Dr. Tofu, quien es el médico familiar y el doctor más querido de Nerima, ambos son adorables. Nabiki es dura y un poco manipuladora, pero es buena a su manera y acaba de comprometerse, solo espero que su marido sepa en lo que se mete.

—Pareces tener más miedo por su prometido que por ella.

—Nabiki sabe cuidarse sola, pero es ambiciosa.

—Bien… creo que puedo con tu familia – le dirigió una sonrisa encantadora – Además, soy el mejor partido que encontrarás aquí.

—Fijamos que es así – la chica sonrió.

—Bueno… acerca de mi familia, creo que también has escuchado de ellos, pero tengo que advertirte que mi padre…

—Un momento – ella se detuvo – ¿Tu familia?

—Claro – Ranma asintió con rapidez – Tu familia en Navidad y la mía en Año Nuevo, te dije que mamá quería conocer una novia mía.

—¡¿Quieres que finja ser tu novia?!

—Pues si, obvio – rodó los ojos.

—Entonces… ¿Pretendes que te ayude con el examen y también finja ser tu novia? ¿No te parece que pides demasiado por un favor?

—Claro que no, es un pago por otro.

—Y cuales son mis beneficios ¿ehh?

—Pues tenerme a mi como novio – con las manos en la cadera, Ranma se inclinó invadiendo intencionalmente su espacio personal – Y te aseguro Cheekie que no encontrarás un mejor partido en todo el puto Tokio.

La chica le observó ceñuda, sintió como las mejillas se le entibiaban mientras observaba aquellos ojos azules. Se lamió los labios y suspiró, dando un paso hacia atrás, Ranma no perdió ningún movimiento de su pequeña lengua, aunque ella no pudo percibirlo, aún perturbada por su cercanía.

—Esta bien… fingiré ante tu familia solo porque tu lo harás ante la mía.

—Debes usar más vestidos – la miró de arriba a bajo.

—Estas haciéndolo de nuevo – la morena le dio la espalda, alejándose una vez más – No puedes escoger mi vestuario. Además, no tiene de malo como me visto

—Claro que no, pero me gusta como te ves con vestido – ella se detuvo al instante, mirándolo fijamente.

—¿Me veo bien? – su corazón pareció acelerarse.

Ranma asintió y siguió caminando, sin percatarse de lo conmocionada que la chica estaba.

Akane carraspeó y se apresuró a seguirlo, esperando que no notará su rostro encendido.

—Podría usar vestido – cedió vacilante.

—Tienes unas buenas piernas Cheekie, quiero que mis padres crean que tengo una novia femenina.

—¿Como? ¿Y te has fijado en mis piernas?

—Claro, son uno de tus pocos atractivos – se burló Ranma.

—Tu lo que quieres es sexualizarme – la morena rodó los ojos.

—¿Tiene algo de malo que quiera una novia bonita y femenina?

—Debiste escoger entonces a alguien más – ella aceleró a el paso, seria. Intentó no pensar en la sensación que por un segundo le apretó el pecho.

—Tu quedas perfecta – continuó Ranma sin haberse percatado de la tensión en los hombros de la morena – Eres inteligente, recatada, casi una mojigata... suficientemente bonita y seria. Mis padres seguramente te aprobaran al instante y por fin pensaran que he superado lo que ellos consideran un gusto fatal en mujeres.

—Pues para que lo sepas – Akane volteó rápidamente – No soy una mojigata, voy a usar vestidos únicamente si quiero y tu única virtud es tu atractivo, por lo que mientras mantengas la boca cerrada, mi familia también creerá que tengo un buen gusto en hombres.

—Oye ¡tienes una lengua filosa cuando quieres! – el moreno la miró sorprendido.

—Tu empezaste y ya que el favor de fingirnos novios del otro es mutuo y dado que en mi caso son dos favores en uno, tú pagaras tu boleto a Nerima y ambos boletos a casa de tus padres.

—¡Hey! Espera un momento…

—Y esto no se discute ¿Queda claro? – ella le fulminó con la mirada, lo que dejó a Ranma sin palabras. Asintió y levantó las manos, en señal de derrota.

—Claro, esta bien Cheekie.

—Y me tendrás que decir Akane frente a mi familia – le advirtió, luego bufó y retomó el paso.

—No cuentes con ello – Ranma la siguió con una sonrisa – Aunque podría pensar en otro apodo – fingió pensar – ¿Qué tal "amorcito"?

—Ni se te ocurra – la morena le observó escandalizada.

—Bien… ¿y "cielo"?

—No…

—Mmmm ¿ rincesa? – Akane negó – ¿Dulzura? ¿Osita? ¿Muñeca? ¿Gatita?

—¡Ni se te ocurra llamarme de esa manera jamás Ranma!

—Bien… ¿y entonces?

La morena lo fulminó con unos indignados y furiosos ojos por un segundo, y suspiro. Había llegado finalmente a su edificio de dormitorios. Abrió la puerta y volteó hacía el moreno.

—Sígueme llamando como lo haces, creo que es mejor que todo lo que dijiste.

—Eso pensé Cheekie – Ranma guiñó un ojo – Tengo que preparar una maleta.

—Yo igual.

—Vendré a eso de las siete.

—Que ¿Por qué?

—Para estudiar – Ranma encogió un hombro – Pide pizza y ya sabes…

—Si, si – la morena rodó los ojos – Mitad Hawaiana y mitad de carnes.

—Eres buena Cheekie, solo por eso, pasaré por esas alitas que te encantan.

—Ya veo… – entrecerró los ojos – Si crees que podrás comprarme con unas alitas estas muy equivocado.

—¿Que tal dos promociones? – ofreció divertido.

Akane le dio la espalda ofendida y empezó a subir las escaleras.

—Te espero a las siete.

—Claro Cheekie.


—Cálmate Cheekie ¿Qué te pasa?

—No le dije a mi familia que venias – entrelazó sus dedos temblorosos mientras le dirigía una mirada de reojo.

Ambos iban de camino en el tren, el cual había anunciado por los altavoces que estaban a un par de minutos de arribar en la estación de Nerima. Akane le había aclarado que su casa quedaba convenientemente a unas cuadras de la estación por lo que era cuestión de unos segundos para que llegarán.

Claro que no había esperado que la chica le saliera con aquella sorpresa. Se había mentalizado sobre el papel que tomaría una vez que conociera a la familia de Akane. Nunca había tenido una novia, por lo que no podía comparar la experiencia con otra, pero aún así estaba seguro de poder sobrellevarlo, por lo había jactado cuando aseguro que seria el mejor novio falso que cualquier chica podría tener, claro que eso había sido antes de saber que ellos ni siquiera le esperaban.

—¿Porque no se los dijiste? – le preguntó ceñudo. La chica le miró irritada.

—No se me dio la oportunidad. Hable con papá ayer, pero cuando intente decirle, Nabiki nos interrumpió, ella tomó el teléfono y luego no me dio tiempo.

—Tenias que crear la oportunidad Cheekie – la riñó rápidamente – Ahora ¿Cómo se supone que deba actuar?

—Como lo planeado, cuando te presente solo diré que eres mi novio y a partir de entonces actúa normal.

—Si se arma un desastre debes asumir la responsabilidad.

—No me pongas más nerviosa de lo que estoy idiota – ella rodó los ojos.

Ambos se distrajeron cuando notaron que el tren disminuía la velocidad.

"Pasajeros con destino a Nerima…"

El sonido de los altavoces les distrajo, Ranma se puso de pie y tomó su maleta y la de Akane rápidamente

—Yo puedo…

—Camina frente a mi – le indicó sin inmutarse.

—Pero…

—Apúrate Cheekie – la chica decidió no discutir y se encaminó entre el gentío hasta que ambos pudieron salir del tren.

La estación estaba atestada de personas, en aquella época era muy usual que la gente viajará de un lado a otro por lo que tampoco fue fácil salir. En cuanto estuvieron fuera de la terminal, Akane volteó hacía Ranma, quien aún llevaba ambas maletas.

—Déjame te ayudo.

—Si necesitará ayuda con una pequeña maleta, sería un vergüenza dentro del equipo – él evito que se la quitará – Además, no me molesta cargarla.

—Claro – la chica rodó los ojos – Ya estas en tu papel de novio perfecto me imagino.

Ranma no la corrigió, pese a que no era la razón por la que se había ofrecido a llevar su equipaje.

—Bien ¿por donde vamos?

El clima había descendido esos días y Nerima tenía una mayor cantidad de árboles y ríos que Tokio, por lo que la temperatura era más gélida. Ranma observó como Akane se acomodaba el abrigo que casi cubría por completo su figura y luego avanzaba.

—¿Crees que debamos pedir un taxi? – indagó la chica.

—Dijiste que queda a un par de cuadras, no me molesta caminar.

—Bien.

El silencio les envolvió mientras recorrían las calles. Aunque se toparon con algunas personas, era evidente el contraste entre Tokio y Nerima. Ranma era originario de Osaka, una activa y saludable ciudad que tenía casi la misma vivacidad y ajetreo propio de Tokio, el cambio de ambiente fue sorprendente, pero no desagradable.

Siguió los pasos de Akane mientras ella caminaba a su lado, la chica iba inusualmente callada, lo cual indicaba que estaba más nerviosa de lo que jamás admitiría.

—Entonces…

—Aquí estamos… – ella se detuvo, lo que me obligó a hacerlo.

Siguió su mirada y observó la enorme propiedad que se alzaba frente a ellos. Unas puertas de madera les dieron la bienvenida.

—Es más grande de lo que esperaba – susurró suavemente.

—Eso creo… ven – ella intentó abrir y la puerta cedió. Pese a que parecía muy grande y pesada, no hizo ningún ruido, lo que fue un alivio.

Adentro les recibió un jardín. El lugar era muy bonito, el césped tenía un color verde saludable y había un pequeño estanque ligeramente congelado. Siguieron a través del pasaje principal hasta la entrada. Ranma dejó las maletas a un lado y se quitó los zapatos, al ver que Akane lo hacia.

—Hola… ¡Familia, llegue!

Ambos chicos escucharon unos pasos apresurados por el pasillo y antes de que supiera lo que sucedía, Ranmaobservó como un enorme hombre abrazaba a su novia apretadamente.

—Que se…

—Padre – la chica lo rodeó con los brazos.

—Mi pequeña Akane, te he extrañado – escuchó la melancolía en su voz.

Ranma se quedó en silencio, sin saber muy bien cómo actuar, otros pasos se escucharon por el pasillo y dos mujeres se acercaron.

—Padre, suéltala… la vas a asfixiar – dijo una chica de cabello corto.

—Papa, no llores por favor – musito la otra con ternura, un poco mayor que la primera y con una enorme panza que le indicó de quien se trataba.

—Llevaba años sin verla, déjenme disfrutar del momento.

—Papá, ya esta bien – Akane palmeó la espalda del hombre – Hablamos todos los fines de semana, es casi como si estuviera aquí.

—Deberías haber estudiado en Nerima.

—¡Papá! Ya hablamos de esto muchas veces – la morena frunció el ceño.

—Si, pero no puedes esperar que un viejo como yo no lo intente.

—Ni siquiera estas tan mayor papá – rodó los ojos intentando retener a duras penas una sonrisa divertida – Estoy feliz de estar aquí.

—Antes de que continúen con esta melosa escena... Akane ¿te puedo hacer una pregunta? – interrumpió la hermana del medio.

—Dime Nabiki.

—¿Quien es tu acompañante? – la chica señaló a Ranma y todas las miradas se posaron en él.

—Él es… – las palabras se atoraron en sus labios y evidentemente nerviosa, la chica no pudo continuar.

Ranma dio un paso al frente y para sorpresa de todos, incluso la misma Akane, se inclinó.

—Soy novio de Akane, Ranma Saotome, un gusto conocerlos y disculpen por venir sin invitación.

—¿Saotome? – Soun le observó extrañado.

—Es muy apuesto Akane – Nabiki, que se había posicionado a un lado de la morena, le dio un codazo.

—No te preocupes, es un placer recibirte – Kasumi respondió el gesto con una ligera inclinación.

—Se que estas fiestas son familiares, pero Akane habla tan bien de su familia que quería conocerlos – soltó el pelinegro sonriente.

—Eso es extraño, porque tu pareces haber escuchado mucho sobre nosotros… – empezó Nabiki con una sonrisa – Pero nosotros no habíamos escuchado nada de ti.

—¡Nabiki! – chilló Kasumi sobresaltada por la grosería.

—Si, bueno… queríamos mantener nuestro noviazgo para nosotros mismos un tiempo – Ranma miró retadoramente a la mujer – De hecho, mis padres tampoco lo saben y por eso los visitaremos en año nuevo.

—Eso es muy lindo de parte de ambos – aportó Kasumi con dulzura.

Unos pasos se escucharon por el pasillo, Soun se precipitó hacia ellos.

—Si, soy hijo único y mi madre quiere conocer a mi novia, aún no le he hablado de Cheekie, pero se que la adorara tanto como yo – le dirigió una mirada significativa a la silenciosa chica. La morena se sonrojó furiosamente.

—Vamos Akane, no te avergüences por unas palabras tan románticas – Nabiki le dio una palmada en la espalda – Estoy segura que ustedes son muy cariñosos con el otro y se aman con locura.

—Así es – el moreno avanzó hacia la azabache y la tomó de la mano, apretándola contra su costado, Akane se estremeció.

—Ranma…

—Dime Cheekie…

Ambos chicos se sobresaltaron cuando escucharon un estruendo, antes de voltear un grito cortó el pesado y extraño silencio.

—¡RANMA! ¡¿Qué haces aquí?!

El moreno se tensó al escuchar una familiar voz, volteó y observó para su asombro la figura delicada y hermosa de su progenitora.

—¡¿Mamá?!

—Ranm, hijo – su insulso padre apareció tras la elegante figura de su madre.

—¡Papa! ¿Qué hacen ustedes aquí? – se alejó de Akane y les observó desconcertado.

—Visitamos a mi viejo mejor amigo, la pregunta es ¿Qué haces tu aquí? Y ¿Cómo es eso de que eres novio de Akane Tendo?

Mierda ¿en que demonios se había metido?

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FIN DEL CAPÍTULO


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NOTAS DEL CAPÍTULO:

Bueno, se supone que este capítulo me lo subiría para el 22 de este mes, pero por fin conseguí vacaciones, me vine a El Salvador y hasta ahora lo termino.

Espero que la historia sea de su agrado. Quería escribir algo de navidad y entre todas mis parejas favoritas decidí que fuera un RanKane, porque la personalidad de ambos queda perfecta.

Se trata de un short-fic, algo cliché, en navidad, una familia entrometida, romance entre dos amigos a algo más y varias cosas que estoy segura les gustaran. La amistad de Ranma y Akane se ve mejor explicada más adelante.

Consta de 6 capítulos los cuales incluyen el epílogo. La portada me encantó y espero que logren echarle un vistazo a los detalles y ya voy por el capitulo 5 por lo que serán actualizaciones seguidas, aunque aún no decido si será día a día o día de por medio.

Entonces, participando en la dinámica de Mundo Fanfics Inuyasha y Ranma, esta es mi historia de navidad.

El fin tiene lemon más adelante y es la razón por la que la categoría M. El epílogo creo que será incluido en el último capítulo, aunque no lo decido aún tampoco.

Ya esta casi listo el siguiente capitulo de "Lo que fuimos" por si leen esa historia también, pretendo subirla esta semana que viene.

Y quería abrir una página en Facebook para subir contenido de mis historias, posibles ideas, actualizaciones y mucho más, espero que me apoyen en cuanto este lista.

Gracias por leerme hasta aquí. Los amo. Espero que les guste esta historia.

¡Feliz Navidad atrasada! Besos y abrazos

26/12/2021

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