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Advertencias del capítulo: (Lenguaje obsceno)
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CHAPTER 3
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Hacia calor.
Akane frunció el ceño mientras abría los ojos, molesta por la claridad que le pegaba directamente el rostro ¿Acaso había olvidado extender las cortinas la noche anterior?
Bostezó, mientras intentaba moverse, su cintura se encontraba aprisionada y cuando bajó la mirada se dio cuenta que nuevamente se encontraba atrapada bajo el cuerpo de Ranma.
La noche anterior había puesto una barricada de almohadas, esperando detenerlo, pero justo en ese momento no veía ninguna ¿Cómo es que habían terminado así?
Él estaba casi sobre su cuerpo, con un brazo rodeandola por la cintura hasta encerrarla por el hombro, sus piernas estaban entrelazadas y una vez mas, su rostro estaba enterrado en su cuello. El aliento cálido que chocaba en su piel le causó un escalofrío en el cuerpo.
Sintió como la respiración se le aceleraba mientras notaba que nuevamente estaba sin camisa ¿Es que acaso le gustaba lucir tanto su trabajado –delicioso– torso?
Negó con la cabeza e intento moverse. Estaba teniendo un ataque de ansiedad al sentirse tan atrapada, la noche anterior ambos se habían ignorado y cuando llegaron a la habitación, actuaron con normalidad, pese a la evidente incomodidad que flotaba entre ellos luego del beso.
¡El beso!
Akane sintió como su rostro enrojecía mientras recordaba las extrañas sensaciones que le habían atacado mientras se besaban por primera vez. Intento convencerse que era debido a que no había estado en una relación casi toda una vida. Su única compañía masculina era Ranma y desde que habían iniciado esa extraña amistad, ambos habían establecido los límites de su relación.
Creía conocer a Ranma, pero empezaba a descubrir cosas que la desconcertaban. Siempre lo había juzgado por desapegado, insensible y cínico. Tenía una reputación muy básica dentro de la universidad y cuando las personas se enteraban de su peculiar relación, continuamente le advertían que tuviera cuidado en caso de que se tratara de algún tipo de apuesta.
Claro que aquello no era para nada una historia romántica cliché, por lo que tras advertirle a Ranma que ellos jamás cruzarían la línea de la amistad, se sentía mucho mas tranquila.
Pero no sabía si aquello podría considerarse "cruzar la línea"
¿Había sido buena idea cuando acepto la estupidez de fingirse novios del otro?
Eso les había llevado a aquella situación.
—Ranma – apoyó una mano en el hombro del chico y lo sacudió.
Evidentemente Ranma no tenía un buen despertar, porque apenas se quejó y se acomodó, apretándola más firmemente contra su costado antes de volver a dormir.
Akane suspiró y tomó la mano del chico antes de intentar soltarse. Luchó varios minutos para salir de su agarre, pero no logro nada, luego intentó rodar a un lado, pero Ranma afianzó el agarre en su cintura. Por un segundo se le ocurrió que pudiera estar molestándola nada más, despierto, pero en cuanto lo observó noto que en realidad si estaba profundamente dormido.
—Ranma ¡Despierta ya! Es hora de levantarnos – le dio un empujón, el se quejó y masculló entre dientes, sin intención de soltarla.
Empezaba a frustrarse, por un momento se vio tentada a despertarlo de la misma manera que la mañana anterior ¿Era así como despertaba con todas las mujeres a la mañana siguiente? Talvez también era la razón por la que se viera tan asediado luego de un ligue de una noche, una chica podría confundirse si luego de un encuentro de pasión en el que él estableciera que solo sería una noche de sexo, al día siguiente se viera tan apretada entre sus brazos, como si Ranma no deseara dejarla ir.
Intentó no analizar la sensación de acidez que le causó en el estómago, el pensar en él estando con otras mujeres.
Sus pensamientos le frustraron. Irritada, volvió a empujarlo con fuerza hasta que finalmente la soltó de la cintura, solo entonces rodó lejos y le miró buscar gruñendo la comodidad y el calor de un cuerpo a su lado.
Mientras se levantaba, Akane observo como el chico se ponía sobre su estómago para seguir durmiendo, pero pareció notar que algo faltaba, pues frunció el ceño y levantó el rostro mirando a todos lados con ojos desorientados.
—Cheekie – la miró y bostezó mientras se dejaba caer de espalda – ¿Qué hora es?
—Hora de levantarse – la chica se puso de pie y se arregló la pijama – Y tienes que dejar de hacer eso por las mañanas ¡Me pone los pelos de punta!
—¿Hacer que? – se sentó confundido – No he hecho nada, acabo de levantarme.
—Estoy segura de que estas acostumbrado a tener a alguien en brazos por las noches, pero por favor, guárdate tus manos para ti mismo, no me gusta tener que luchar por levantarme – se encamino a la puerta y salió de la habitación.
Ranma permaneció con la mirada perdido un segundo, intentando darle sentido a lo que había sucedido.
Luego del desayuno, Akane le advirtió a Ranma que ese día estudiarían.
Nodoka y Kasumi decidieron encargarse de la cena de navidad y en vista de sus desastrosas artes culinarias conocidas por todos, la morena decidió ofrecer únicamente para cualquier recado, mientras ella y Ranma adelantaban algunos temas.
—¡Concéntrate! – fulmino con la mirada al chico – Ya te explique esto Ranma, deberías manejarlo ya.
—Bueno, es un poco difícil de entender – se quejó con el ceño fruncido – Si fuera tan sencillo no necesitaría tu ayuda.
—Eso es porque no pones atención, mira este ejercicio – señaló el cuaderno – Te equivocaste desde el inicio, por eso el desarrollo es incorrecto.
—¿Y por qué no me lo dijiste?
—Porque creí que te darías cuenta.
—¿Y como me iba a dar cuenta si pensé que esta bien?
—Porque debiste revisarlo antes de seguir con el siguiente.
Ambos se fulminaron con la mirada. Ranma tiró la pluma sobre la mesa y le dio la espalda sacando su teléfono.
—¡Oye! Estamos estudiando – se quejó Akane.
—No quiero seguir, me dará jaqueca.
—Apenas llevamos dos horas, dame tu teléfono.
—¡No! Dos horas es demasiado – se quejó – Es mejor seguir mañana.
—Mañana es noche buena, no vamos a estudiar.
—Entonces pasado mañana.
—¡Ranma! ¡Dame tu teléfono! – la morena intentó arrebatárselo, pero el chico lo alejó rápidamente.
—¡Espérate! Te digo que mañana seguimos…
—¡No! ¡Seguimos hoy!... tu examen es en dos semanas.
—Es más que suficiente tiempo.
—Niños – les riño Soun mientras jugaba una partida de shōgi con Genma.
—Déjelos Tendo, parecen divertirse.
—Demasiado para el publico, Akane ¿Qué haces sobre Ranma? – Nabiki se acercó, mirando a su hermana desde la altura.
Mientras luchaban por el poderío del teléfono, Akane casi se había subido a cuestas sobre Ranma, quien estaba en el piso de espaldas.
La chica volteo hacía su hermana y luego miró a su novio bajó su cuerpo. Los colores subieron rápidamente por su rostro y se arrastró lejos de el recogiendo las piernas.
—Lo siento.
—Estábamos en la mejor parte – Ranma miró a su cuñada con una sonrisa maliciosa.
—Lo hiciste apropósito – lo acusó Akane.
—¿Porque tendría una novia de la que no puedo aprovecharme?
—¡Pervertido!
—¡Eso fue muy mañoso de tu parte Ranma! – la castaña se cruzó de brazos – Me agrada.
—¿Un puñito? – extendió el puño en su dirección, la chica alzó una ceja – Vamos, no me dejes con la mano alzada
—Son de lo peor ¡Me voy! – indignada, Akane se puso de pie y dio media vuelta al ver cómo chocaban puños.
Entró a la cocina donde la actividad bullía. Su hermana estaba sentada en una butaca cortando algunas verduras mientras Nodoka se encontraba batiendo algo en un enorme recipiente. El horno estaba encendido, algo olía espectacular y habían tres ollas diferentes, a fuego medio en la estufa.
Akane se acercó a la pequeña isla en el centro de la cocina y miró a la madre de Ranma.
—¿Necesitan ayuda en algo?
—Creí que estabas ayudándole a Ranma a estudiar.
—No, terminamos hace un momento. Talvez lo retomemos mañana o al día siguiente.
—Me encanta saber que le tienes tanta paciencia a mi hijo – la mujer apagó la batidora de mano y la miró con una sonrisa – Se que Ranma puede ser muy difícil.
—Es imposible – susurró Akane con el ceño fruncido, pero se apresuró a sonreír para suavizar sus palabras.
—Cierto, pero me alegra que cuente contigo. Temí mucho cuando me dijo que se iría solo a la universidad, porque se que es muy impulsivo a la hora de tomar decisiones y además, es demasiado orgulloso para admitir sus errores.
—Si, es algo así.
—Pero con unos días de verlos, se hace evidente que tu eres quien le obliga a mantener los pies sobre la tierra – extendió una mano en su dirección y Akane dudó, mientras la tomaba – Te lo agradezco mucho.
—No hay problema – logró susurrar aturdida.
—Bien, creo que tomaré tu palabra sobre ayudar… necesitaremos algunas cosas de la tienda si no te importa.
Unos minutos después, Akane salió de la cocina con una pequeña lista en manos. En la sala, su padre y Genma aún estaban frente al tablero. Nabiki veía la televisión mientras Ranma en uno de los sofás, parecía bastante entretenido en su celular.
La morena atravesó la sala y subió a su habitación, bajó varios minutos después, con un abrigo en los hombros.
—Akane ¿vas algún lado? – su padre se detuvo y la observó, la chica asintió mientras se abrochaba los botones de la gabardina escarlata.
—Si, iré a hacer unas compras a la tienda.
—Voy contigo – Ranma se puso de pie y guardó su celular en el bolsillo trasero de su pantalón.
—No es necesario.
—Si lo es… no te dejaré ir sola – refutó acercándose a ella. Akane lo fulminó con la mirada, a lo cual Ranma simplemente sonrió.
—Solo son unas cosas.
—Deja de discutir Akane, a mi me parece bien que tu novio te acompañe – intervino Soun.
—Pero papá…
—Además, me encanta la idea de estar un momento a solas contigo Cheekie – un brazo se deslizó por su cintura y un segundo después se encontraba apretada contra el pecho fuerte de Ranma.
Akane sintió como sus mejillas se teñían al instante, dividida entre la vergüenza, la molestia y algo aún más extraño y profundo.
Escuchó como el chico emitía una risa burlesca y miró de reojo como su hermana les observaba divertida.
—Pero que romántico Ranma.
—Como sea, me estoy yendo ya – sentenció liberándose de su agarre.
No le esperó mientras se encaminaba por el pasillo pisando fuerte. Se deslizó en unas botas bajas y salió de la casa rápidamente.
Estaba abriendo la puerta principal cuando Ranma le alcanzó. El le ayudó a abrir y tras permitirle salir, se encargó de cerrar.
Akane no le esperó, por lo que Ranma tuvo que correr para alcanzarla.
—¿Estas molesta por algo?
—¿Porque lo dices? – encogió un hombro con indiferencia.
—Pareces molesta.
—¿Porque habría de estarlo?
—Eso mismo quiero saber.
—¿Y porque te interesa? – rodó los ojos.
Escuchó el bufido exasperado del chico y se abstuvo de voltear a verlo mientras metía las manos en los bolsillos de su abrigo. Había olvidado los guantes.
—¿Vas a contestar siempre con preguntas?
—No, es solo que me da curiosidad tu preocupación. Hace un momento parecías divertirte a mi costa.
—¿Eso es lo que te enojo? – escuchó la risa en su voz – Solo estábamos bromeando, además…
—No ¡No es así! – sus palabras la obligaron a detenerse.
Ranma la observó, sorprendido por su evidente furia.
—Cheekie, no estaba…
—Es suficiente ya con que Nabiki me tome el pelo en cada oportunidad, pero que tu lo hagas y aun más, que te rías con ella por eso, es insultante
—No me estaba riendo de ti – Ranma negó – Creí que estábamos pasándola bien.
—¿Me ves divirtiéndome?
—No, pero… no quería seguir estudiando y tu insistías. Además, solo intente tomarte el pelo, lo hago siempre y nunca te había molestado.
—Pues ahora si – bramó furiosa.
Ranma frunció el ceño.
—Me parece que estas molesta conmigo desde ayer ¿Estas segura que fue eso lo que te enojo hoy?
Mientras recorría los pasillos empujando la carreta con una mano y leyendo la lista de víveres con la otra. Akane recordó una vez más las palabras de Ranma.
Observó al chico, quien parecía entretenido nuevamente con su teléfono. Era evidente que estaba hablando con alguien desde esa mañana.
Se preguntó con cuál de sus conquistas lo hacía.
Intentó alejar esos pensamientos, negando con la cabeza. Miró la lista, pero lo único en lo que pensó fue en la manera en que los brazos de Ranma le rodeaban tan apretadamente esa mañana. Irritada, dejó la carreta y empezó a verificar unos puerros.
Terminó las compras y siguió a través de los pasillos hasta que dio con el de las decoraciones navideñas. Su casa era un festival de luces y colores justo en ese momento, pero aunque había pasado los últimos años sin celebrar la navidad, era su festividad favorita. Entró al pasillo y observo las diferentes decoraciones.
—Ya tenemos todos los que se necesita de esto – musito Ranma aun sin quitar la mirada del teléfono. Akane rodó los ojos y le miro sobre el hombro.
—Ve por unos moldes si tanto te molesta, solo voy a echar un vistazo.
El chico asintió y se alejó. Akane bufó molesta y continuó mirando los diferentes diseños de esferas. Habían cintas de todos los colores y telas, y figuras distintas y alusivas a la festividad. También se encontraban luces de todos los tamaños y formas.
Luego su mirada fue a parar en una decoración en particular y se vio a sí misma bajo la mirada de todo el mundo, mientras sus ojos se cerraban a la espera de un beso que no debería haber deseado tanto.
Sintió como su rostro parecía encenderse como si de brasas en llamas se tratara. El latido de su corazón se volvió irregular y le costó tragar el nudo en su garganta. Apretó los labios y salió apresuradamente del pasillo con dirección a una de las cajas para pagar.
Mientras esperaba, se apoyó en la carreta y llevó las manos frías a sus mejillas que ardían de vergüenza ¿Qué demonios eran esos pensamientos extraños que tenía sobre Ranma? ¿Por qué debía recordar su beso juntos?
"Me parece que estas molesta conmigo desde ayer ¿Estas segura que fue eso lo que te enojo hoy?"
No podía ser así, se apresuró a negar con la cabeza. Ella se había mentalizado sobre lo que sucedería en cuando entrara a su hogar y fingiera que Ranma era su novio. Aquello era solo una actuación, un mero libreto. No podía dejarse llevar por las situaciones que se crearán a partir de entonces, mucho menos debía permitirse sentir algo por él además de amistad. En el punto en que cruzara esa línea sabía que no habría vuelta atrás.
Le gustaba Ranma. Era atractivo, carismático y muy gracioso. Además, no parecía sentirse intimidado por ella, la trataba como un igual y la respetaba mucho mas de lo que lo hacia con otras mujeres.
Eran amigos, tal como tercamente él había asegurado muchas veces.
No podía confundirse solo por algunas situaciones inesperadas, y definitivamente no sería ella quien rompería el acuerdo entre ambos.
"Tienes que evitar enamorarte, recuérdalo"
Negó con la cabeza rápidamente, convencida de que había tenido un lapsus, un momento de debilidad. No tendía a ser una chica romántica y se había confundido debido a las circunstancias. No podía permitirse sentir más de lo que ya lo hacía.
Se inclinó, empujando la carreta. Sintió como chocaba contra algo y luego escuchó un gruñido masculino.
—¡Oye! Fíjate cuando… ¡¿Akane?!
La morena levantó la mirada encontrándose con unos ojos verdes dolorosamente familiares. Sintió como un nudo se asentaba en su estómago y se irguió nerviosa.
—¿Ryoga?... Ahhh
Las palabras parecían haberse atorado en su garganta, por lo que se limitó a observar al hombre frente a ella, sorprendida.
—Akane? Eres tu ¿cierto? – la sonrisa cálida que le dirigió le provocó un vuelco en el pecho, antes de poder reaccionar correctamente sintió como unos fuertes brazos la rodearan.
La conmoción le impidió reaccionar a tiempo, de pronto se sintió envuelta en una familiar y dulce calidez, cerró los ojos mientras levantaba las temblorosas manos y las apoyaba en los brazos firmes de Ryoga, quien la rodeaba con una ternura sin igual.
—Akane… no puedo creer que hayas vuelto. Han pasado tantos años desde que te fuiste – él se separo y la miró con dulzura.
—Volví ayer – susurró débilmente.
—Que alegría, no sabes cuantas veces he pensado en ti últimamente – las manos grandes acariciaron dulcemente sus antebrazos.
—¿Ahh si?
El latido irregular de su corazón, se volvió atronador.
—Si…
—Creo que…
—¡Ryoga! – el llamado femenino hizo que Akane se sobresaltara. Ambos voltearon y observaron que una bonita chica de cabello verde se acercaba.
Akane dio un paso atrás, alejándose de Ryoga. Estaba conmocionada, por lo que apenas notó que atrás de la joven mujer se encontraba Ranma, mirándola seriamente.
—Akane, mira… déjame presentarte a mi novia, se llama Akari.
—¿Eres Akane? – la chica se acercó a Ryoga y lo abrazó por el brazo antes de mirarla y sonreír.
—Si, hola.
—Hola Akane, un gusto conocerte, he escuchado muchas cosas de ti.
La morena parpadeó, desconcertada.
—Si, pues… es un gusto para mi también – contestó tras unos segundos de silencio, forzó una sonrisa también en los labios, una mueca tensa y apenas natural
—Ryoga habla maravillas de ti, dice que fuiste…
—¡Cheekie!
Todos se sobresaltaron mientras Ranma aparecía en escena rodeando a la chica por la cintura, aparentemente ignorante de sus acompañantes.
—¿Ranma? – ella parecía confundida – Mmm… volviste.
—Conseguí los moldes que me pediste. No sabía cual traer así que decidí por mi propia cuenta.
Akane miró la bolsa de pan en sus manos y luego los luminosos ojos del chico.
—Esta bien ese.
—Claro – se inclinó y lo puso en la carreta, luego la tomó de la cintura y volteo hacía la pareja del frente con una encantadora sonrisa – Disculpen… Akane ¿no me presentaras a tus amigos?
—Si, si – ella asintió apresuradamente – El es Ryoga, es un… viejo amigo y ella es su novia, Akari.
—Un gusto, soy Ranma Saotome – se inclinó ligeramente, dirigiendo una sonrisa a ambos, especialmente al castaño, quien le devolvían una mirada fruncida.
—¡Es mi novio! – la exclamación de Akane fue excesivamente feliz.
—Si, soy el novio.
—Me encanta como se presumen – chilló Akari emocionada.
Ambos chicos se tensaron un segundo, pero Ranma suavizó el ambiente con una carcajada.
—¿Como no hacerlo?… es la chica más hermosa de Nerima – depósito un beso en la frente a Akane quien se sonrojo por la sorpresiva muestra de cariño – Sin ofender – miró a Akari divertido.
—Para nada…
—El que sigue ¡El que sigue! – el grito de la dependienta hizo sobresaltar a Ryoga. El chico se apresuró a seguir en la fila, mientras Ranma tomaba la carreta y la empujaba. Akane se puso a su lado, en silencio.
Ryoga terminó de pagar y empezó a guardar sus productos en bolsas de papel. Cuando terminó, la pareja acomodó todo en la carreta y mientras Akari salía de la tienda, tras despedirse de ambos amigablemente. El hombre volteó y miró fijamente a Akane.
—Me alegra enormemente haberte encontrado. Si puedes… me encantaría salir contigo durante las vacaciones, claro… si estas aquí un tiempo.
—Toda la festividad y hasta año nuevo.
—Bien… tengo el mismo número – sacó nerviosamente su teléfono – Deja te lo doy y…
—Aun lo conservo – le interrumpió Akane.
El chico la miró y asintió rígidamente, luego le dio una sonrisa tensa.
—Espero que hagas algo de tiempo para mi.
—Claro.
—Nos vemos entonces – la miró fijamente y luego volteó hacia Ranma – Un gusto – tras un asentimiento formal, dio media vuelta y se fue.
Ranma miró a Akane, mientras la chica acomodaba los productos que llevaba para que le cobrarán. Solo tardaron unos minutos y luego salieron de la tienda, con las bolsas en mano.
Había empezado a nevar ligeramente y Ranma se arrepintió de no haber llevado un suéter más abrigado, Miró a Akane con su enorme abrigo y se sintió aliviado al comprobar que parecía bien cubierta. La mirada de la chica estaba perdida. Había notado la tensión mientras hablaba con su amigo ¿Acaso se estaba perdiendo de algo? Ignoró el ligero y molesto peso en el pecho mientras carraspeaba para llamar su atención.
—Entonces…
La chica pareció salir de sus pensamientos con un sobresalto, Ranma la miró agachar la cabeza y encoger ligeramente los hombros.
—¿Entonces que?
—Ese chico, Ryoga… se ve muy agradable.
—Si…
—Parece que ustedes se conocen hace mucho.
—Algo así.
—Y no lo veías desde hace años – indagó suavemente
—No he vuelto en un tiempo como lo sabes.
—Si, eso imagine… ¿Ustedes fueron novios? – la pregunta tan relajada y aun así inesperada, logró que Akane se detuviera, tensa.
Ranma también se paro, apenas unos pasos tras ella y miró sus hombros rígidos con el ceño ligeramente fruncido.
Escuchó la risa baja e irónica de la chica.
—Solo fuimos mejores amigos – soltó despreocupadamente antes de retomar el paso.
—No se porque no me lo parece – Ranma entrecerró los ojos.
—No se de que hablas y si fuera así… no veo porque debería de importarte – ella le dirigió una mirada sobre el hombro. El moreno apresuró el paso hasta ponerse a tu lado.
—Bueno… pues si me importa.
—¿Porque?
La pregunta logró perturbarlo por un segundo.
—Porque se supone que soy tu novio – bramo irritado.
—Pero solo de mentiras.
—¿Y eso que? – reacciono rápidamente, con la voz endurecida – Si pretendes enredarte con un amor del pasado lo que menos puedo esperar es que…
—¡No es ningún amor del pasado! – el chillido de Akane le detuvo al instante e hizo voltear el rostro de varios transeúntes
—Akane.
—Te dije que solo fue un amigo… además, no empieces a actuar como un novio celoso, no te queda.
Las palabras de la chica fueron suficientemente duras para frenar a Ranma. La observó caminar, molesta y sintió como su pecho se apretaba, hirviendo también a fuego lento.
—Pues sabes que… ¡Haz lo que quieras!
—¡Es lo que pretendía!
—Y ni me busques si algo sale mal o descubren la mentira por tu culpa.
—No lo harán.
—Eso espero.
Ambos siguieron el resto del camino en silencio.
Akane bufó molesta. No sabía porque Ranma intentaba entrometerse de más. Si bien eran amigos eso no quería decir que él pudiera indagar en su vida con total libertad. Habían algunas cosas que prefería mantener para si misma y una de ellas era su relación con Ryoga.
Sintió como el pecho se le apretaba al recordarlo. Aún se sentía conmocionada por su encuentro y también experimentaba sentimientos contradictorios. Estaba tan feliz y tan triste al mismo tiempo. Aquella mirada verde le había devuelto a tiempos pasados.
No había sabido controlarse muy bien, pero ahora, bajo el clima frío y en silencio, sintió como poco a poco su interior volvía al orden usual. No le gustaba verse tan perdida en sus emociones, prefería la templanza sobre los nervios y había tenido muy poco de ello los últimos minutos.
Levantó la mirada y observó a Ranma, quien caminaba un par de pasos frente a ella. Parecía taciturno y evidentemente molesto. Había sido un entrometido, pero también había llegado en el momento justo en la tienda y le ayudó a recuperarse durante las presentaciones. Sabía que era naturalmente curioso, pero sus preguntas le habían estresado y francamente creía que debía ponerle un alto a su intromisión, pero cuando recordó su conversación, supo que había estado demasiado a la defensiva desde un inicio.
Sintió como un rubor de vergüenza le entibiaba las mejillas. Se adelantó hasta ponerse a su lado y carraspeó para llamar su atención.
—Lamento lo de antes.
—Esta bien – respondió el chico seriamente luego de unos segundos.
—No debí exaltarme así y… es solo que… no quería hablar de ello.
—Muy bien, yo insistí demasiado – él la miró de reojo – Se que eres muy cerrada sobre tu vida personal.
—No lo soy.
—Si, lo eres – asintió – No confías mucho en las personas.
—Confío en ti – las honestas palabras de Akane sorprendieron a Ranma. Frunciendo el ceño, volteó hacía ella y la miró fijamente.
—No parecía así hace rato.
Akane pareció pensar profundamente en ello durante unos segundos.
—No puedo hablarte de algo que no me involucra solo a mi, no cuando los sentimientos de la otra persona se encuentran expuestos, pero confío en ti Ranma… te aseguro que, no le había hablado a muchas personas sobre mi madre.
—Ya veo – suspiró – Esta bien, no debemos hablar de lo que no quieras.
—¿Estamos bien?
—Claro que si, acepto tus disculpas únicamente porqué se que no podrías vivir sin mi
—Así es Ranma – rodó los ojos divertida.
—Era hora de que lo aceptaras Cheekie – guiñó un ojo en su dirección – Te lo dije ¡Soy irresistible!
Llegaron al dojo sin contratiempos. Dado que Ranma era quien llevaba la mayor parte de la carga, Akane abrió la puerta y le indico que entrará antes. Ingresaron a la casa, se quitaron los zapatos y caminaron a través del pasillo.
Las voces entrelazadas y emocionadas de todos les produjeron curiosidad. Akane fue la primera en entrar y observó que su padre, Genma, Kasumi y Tofu estaban sentados en la mesa, pero su mirada fue a parar en un hombre alto y fornido. Tenía el cabello castaño oscuro, peinado pulcramente, los ojos verdes y una sonrisa de hoyuelos. Akane frunció el ceño y le dio una rápida mirada a Ranma, quien parecía igual de curioso que ella. Evidentemente no se trataba de un familiar de él, por lo que debía ser un invitado de su familia.
¡El prometido de Nabiki!
Ingresó a la sala y saludó con cortesía. Su padre la observo y se detuvo presentando al desconocido, quien tal como había supuesto, era el prometido de su hermana.
—Un gusto – se inclinó ligeramente, Ranma también lo hizo a su lado.
—Zhāng, déjame presentarte a mi hija menor, su nombre es Akane y el que está con ella es Ranma, su novio.
—Un verdadero gusto también – el hombre inclinó el rostro – He escuchado de usted, la hermana menor de Nabiki, aunque no de su novio.
—No te preocupes querido – la chica venia entrando a la sala, con una bandeja con un juego de té en manos – Nosotros tampoco sabíamos de él, fue una verdadera sorpresa.
Akane fulminó con la mirada a su hermana, sabiendo que intentaban tomarle el pelo. Dirigió una sonrisa ligera al hombre joven y asintió.
—Yo también he escuchado de usted, el gusto es mío. Ahora, con su permiso, debo entregar estos víveres – volteó hacía el moreno – Ranma, vamos.
Ambos chicos ingresaron a la cocina. Nodoka estaba ahí, revisando el contenido dentro del horno.
—Mamá, volvimos.
—Hola niños – se irguió y les miró.
—Trajimos todo lo que nos pidió.
—Esta bien, gracias. Déjenlo por ahí.
Ambos chicos dejaron las bolsas sobre la isla central y Akane le preguntó a Nodoka si necesitaría algo más, a lo que negó. Miró a Ranma y le dijo que iría a su habitación para cambiarse por algo más cómodo, por lo que él decidió también hacerlo.
—Vamos – ambos salieron de la cocina.
Tuvieron que atravesar la sala, donde todos tomaban té. El novio de Nabiki era el centro de atención, parecía agradable y muy elegante, además de apuesto, tal como había esperado de su hermana.
En cuanto ingresaron a la habitación, Akane se dirigió al armario, primero se quito el abrigo colgándolo en un perchero tras la puerta y luego buscó algo sencillo para ponerse.
Ranma se tiró a la cama y sacó su celular, verificando los nuevos mensajes.
—El novio de Nabiki parece muy elegante.
—Así es ella, no podría haber esperado otra cosa – le miró por sobre el hombro – Date la vuelta.
—Se supone que somos novios ¿Qué diría tu familia si supiera que debo darte la espalda para que te cambies?
—No me importa y somos novios falsos ¡Date la vuelta!
—Ayy Cheekie, le quitas lo divertido a todo – se puso de espaldas – Ya estoy.
—Bien.
—Entonces… – levantó el teléfono apagando la pantalla – Parece un tipo estirado y rico.
—Te dije que Nabiki era ambiciosa.
—Eso pensé… ¿Te vas a cambiar de una vez para la cena de hoy?
—No creo, aún es temprano.
A través del reflejo de la pantalla oscura de su teléfono, Ranma vio como la chica se quitaba la camisa. Su mirada se detuvo en la piel pálida y suave.
—Ahhh
—¿Y tu? ¿Te vas a cambiar ahora?
—No estoy seguro, talvez luego también.
—Bien – se irguió acomodando la camisa sobre su cuerpo, volteó y notó de reojo que Ranma parecía muy entretenido en el celular – ¿Con quien mensajeas tanto?
—¿Como dices? – se apresuró a encender la pantalla.
—Últimamente pasas muy pendiente del celular.
—No tanto – pareció desinteresado – Y no es nada importante.
—No es lo que parece.
—¿Estas celosa Cheekie? ¿O acaso estas intentando personificar tu papel de novia?
—No hago eso, pero si la familia te ve muy interesado en la razón por la texteas con alguien que definitivamente no soy yo, creerá que me engañas – se justificó molesta.
—Pero no hay nadie de la familia aquí.
—Por eso te pregunto – declaró como si fuera obvio – Tu nunca esquivas esas preguntas conmigo ¿Es alguien importante?
—Nadie especial, ya te lo dije.
Akane bajó la mirada a sus manos, que arrugaban la tela de la camisa que se había quitado. No podía explicar la razón por la que su cuerpo se sentía tan tenso, pero intentó relajarse, respirando profundamente.
—¿Y tu? ¿Cuándo vas a concretar tu cita con Ryoga?
—¿Mi que?
—Tu cita Cheekie, tu cita.
La chica le dio una mirada sería, sin comprender porqué parecía tan extraño. Se encogió de hombros mientras se dirigía a su tocador, por una goma de cabello.
—No se aun, tengo que ver primero mi calendario.
—Estaremos aquí hasta año nuevo, creo que puedes hacer algo de espacio.
—Parece muy interesado en que salga con él… ¿no te molesta? – indagó indiferente.
—¿Porque debería?
Ranma intentó aparentar desinterés mientras Akane sentía como el rostro se le enrojecía inmediatamente al escuchar sus palabras.
—Se me ocurrió porque no parecía agradarte.
—Parece alguien importante para ti.
—Lo es.
—Bien – se sentó rápidamente, aún de espaldas – ¿Ya terminaste? También quiero cambiarme.
—Claro – dejó la ropa sucia en una cesta – Te veo allá.
—Como sea.
Ranma escuchó como la puerta se cerraba y se dejó caer nuevamente en la cama, boca a bajo. Inhalo profundamente el dulce aroma que se encontraban en las sábanas y volteó el rostro fijando la mirada en una de las paredes.
Ni siquiera él mismo sabia porque se sentía tan irritado.
Ataviada en un vestido azul oscuro, de escote redondo, cintura definida y falda vaporosa, Akane dio media vuelta frente al espejo. Llevaba medias oscuras, zapatillas negras y un suéter rojo. Aunque había considerado vestir más de acorde a la festividad, en cuanto había empezado a probarse cosas, se encontró de frente con un reto. De pronto se sintió demasiado sencilla y nada femenina.
Se había probado diferentes conjuntos y apenas acababa de terminar de vestirse. Se acomodó el cabello atrás de las orejas y estiró con los dedos las hebras azabaches sobre sus hombros.
Apenas se había puesto algo de rímel y pintalabios y estaba usando los pequeños aretes que pertenecían a su madre.
Se sentía bonita, por primera vez en mucho tiempo. Hacía mucho que no se arreglaba, pero hacía mucho también no tenía una razón.
La imagen de Ranma vino a su mente, pero la rechazó con rapidez. El chico había decidido cambiarse en la habitación de sus padres, porque según él tardaba demasiado. Era un insensible, pero no le extrañaba, nunca la había tratado con la mayor delicadeza, la consideraba un igual, pero se preguntó hasta que punto ¿Podría su actitud hacia él haber influido en que la mirara como una persona cualquiera? Algunas veces era tan poco sensible que no le extrañaba que viera en ella un "amigo" en el sentido literal de la palabra.
Como fuera, nadie podía considerarla un chico de aquella manera.
Forzó una sonrisa en sus labios y se dirigió a la salida de la habitación. El pasillo estaba oscuro y cuando llego a la sala, todos se encontraban ahí.
La mesa había sido servida con diversas fuentes y platillos. Había pollo frito, un cerdo asado con patatas, arroz frito, panecillos, té caliente, una esponjosa torta de fresas, verduras frescas y una ensalada de frutas además de natilla montada.
—Akane ¡Eras la última! – su padre la llamó, haciendo que todas las miradas se fijarán en ella.
—Ya estoy aquí.
—Apúrate, tengo hambre – Ranma ni siquiera había levantado la mirada, entretenido en su celular. La morena frunció el ceño y se acercó a todos, bufando.
—Siento haberte importunado – el sarcasmo destilo en su voz.
—Te vez muy bonita Akane – soltó Tofu desde el sofá, Kasumi estaba a su lado, ataviada en un vestido de maternidad rosado.
—Yo también… – las palabras de Ranma murieron en sus labios cuando tuvo una mirada de su novia.
A la luz de las lámparas en el techo y de las luces del árbol de navidad, Akane lucia muy guapa con su vestido negro y el cabello ahora suelto.
Se levantó de un salto y se acercó a ella, quien le devolvió una mirada ceñuda. Sonriendo encantadoramente, Ranma rodeó la delgada cintura.
—Te ves bien Cheekie.
—Creí que no lo notarias – soltó con sarcasmo.
—Debería estar ciego para no hacerlo – Akane se sonrojó.
—Solo intentas molestarme – musitó avergonzada y molesta.
—Te halago y todo lo que obtengo es esto.
—¿Y que esperas?
—Una recompensa – se inclinó hacia ella.
Akane sintió como se le aceleraba el pulso, su mirada se fijo en los delgados labios masculinos. Sintió como el calor en sus mejillas aumentaba y le pareció que su cabeza se sentía aún más grande.
¿La besaría? ¿Realmente lo haría?
Empezó a cerrar los ojos, justo cuando noto como una pequeña y burlesca sonrisa se deslizaba en aquella boca cruel. Sintió como Ranma cerraba la distancia entre ambos, y depositaba un ligero y dulce beso en su mejilla.
Los colores parecieron aumentar en su rostro así como el calor.
—No hay muérdago Cheekie – susurró él en su oído.
Akane se estremeció, Ranma estaba completamente acostumbrado a coquetear y sabía que le encantaba tomarle el pelo, además frente a su familia tendía a entrar muy bien en su papel de novio abnegado, pero que se burlara continuamente de ella era realmente molesto.
Podía darle la espalda y negarle la palabra o podría simplemente tomarle el pelo también.
—Es una pena ¿no? – y dándole una palmada en el pecho, se alejo de él.
Mientras miraba como la figura femenina se alejaba, Ranma sonrió. Akane nunca había sido lo que esperaba y eso era precisamente lo que le gustaba de ella.
La cena fue un momento fugaz, Akane se sentó en el centro del lado izquierdo, entre Ranma y su nuevo cuñado, el prometido de Nabiki. Todos se sirvieron por sí mismos y no mucho después empezaron a comer. Las conversaciones no hicieron falta y de hecho era un poco difícil seguir el hilo de lo que cada uno estaba diciendo entre el bullicio. Soun empezó a contar algunas historias de sus hijas en tierna edad y Genma comentó algunos sucesos de un valiente y tonto Ranma joven, también preguntaron sobre el trabajo que había retrasado a Zhāng y este les explicó los problemas que había tenido para cerrar sus servicios en las fiestas, tenía una empresa de electrónica, por lo que era muy cotizado en Hiroshima.
En cuanto terminaron de comer se sirvieron el postre y té. Un par de horas después y mientras todos descansaban unos momentos en el salón principal, Akane se acercó a la ventana lentamente. El vidrio se encontraba ligeramente empañado, hacia frío, pero no estaba nevando esa noche por lo que el cielo era un enorme manto oscuro adornado de pequeñas y brillantes estrellas.
Nodoka le había instado a todos a ir al festival que se celebraría esa noche dando inicio a la noche buena. Todos los años había uno igual en Nerima y la mujer se había enterado cuando días atrás fue a la tienda.
Llevaba años sin ir al festival. Este se llevaba a cabo en unos de los antiguos templos que Nerima tenía, lugar lleno de historia. A las doce en punto y justo cuando un nuevo día llegaba, el cielo era iluminado de una explosión de colores y brillos. Los juegos artificiales más bellos que recordaba en su niñez.
Toda la familia estaba ansiosa por ir. Aunque la festividad era mucho menos grandiosa que en año nuevo, ellos siempre iban cuando su madre aún vivía. Habían pasado muchos años desde entonces.
No tenía yukata, debía conformarse con la ropa que había elegido esa noche.
Suspiró y su aliento formó una ligera neblina en el vidrio, dibujo un corazón y miró a su familia, que justo en ese momento estaba abriendo una de las botellas que Zhāng había mandado a traer especialmente de Hong Kong –su país de origen– era un sujeto agradable, esperaba que Nabiki lo apreciará.
Se cruzó de brazos y dio una mirada al reloj en su muñeca, aún faltaban dos horas para partir al templo.
—Estas un poco alejada – una voz masculina la distrajo, cuando levantó la mirada se dio cuenta de que se tratara de Zhang, miró sus ojos verdes un momento antes de sonreír.
—Estaba pensando – miró la ventana – Creí que nevaría.
—Es mejor así, para poder ir a ese lugar que mencionaron – llevaba dos copas en manos y le extendió una – Ten, te traje esto. Espero que te guste, es un sake aromatizado con mandarina y con un toque dulce de cítrico… le tuve que preguntar a Nabiki que podían querer.
—Ahh, bien – sin saber muy bien que decir tomó la copa – Muchas gracias – lo llevo a su nariz, inhalando ligeramente – Si huele a mandarina.
—Si, es bastante ligero, puedes beberlo con confianza.
—Gracias – miró el líquido ligeramente translúcido y suspiró, antes dar un trago.
Sus papilas gustativas parecieron fruncirse mientras sentía como el sabor a alcohol inundaba su boca. Si bien tenía un aroma ligeramente dulzón y con un evidente toque cítrico tal como Zhāng le había advertido, era aún demasiado fuerte para su gusto.
Aun así forzó una sonrisa mientras daba aquel único trago, sintiendo como su estómago se calentaba mientras el líquido hacia su recorrido hasta asentarse.
—¿Que te pareció?
—Esta muy bueno – asintió en su dirección.
—Tu padre dijo lo mismo. Espero que puedas unirte a la conversación, no quiero que mi presencia pueda incomodarte.
—¿Como? – frunció el ceño.
—Pareces alejada desde que vine.
—No, no… lo malinterpretaste – se apresuró a aclarar – Siempre soy así, tiendo a ser apartada, pero eso no quiere decir que tenga algo contra ti, pareces ser un buen tipo.
—Eso intento – él sonrió, una sonrisa deslumbrante.
—No te preocupes por mi, estoy bien… además…
—Hola – Ranma apareció de pronto, apoyando una mano en la espalda de Akane, quien se tensó por su sorpresiva llegada.
—Ahh, hola.
—Parecen muy entretenido ¿Sobre que hablan? – su mirada pareció reparar en la copa que tenía en la mano y antes de que supiera que le sucedía, se la quitó – No te gusta el alcohol amor ¿Qué haces con eso? – Akane iba a refutar cuando él se lo tomó todo de un trago.
—¡Ranma!
—Ten Zhāng – le devolvió la copa – Si me disculpas, tengo que hablar algo con mi chica – y tomándola del brazo se alejo.
Akane lo miró sorprendida, sin saber muy bien que había sucedido.
—No me gusta nada ese tipo – masculló Ranma entre dientes, en cuanto entraron a la cocina.
—¿Que demonios te pasa? – Akane se soltó de él y cruzó los brazos – Eso fue el colmo de la grosería.
—No fue para tanto y ya te dije que no me agrada.
—¿Quien? ¿Zhāng?
—Si, ese – frunció el ceño.
—Solo estaba siendo amable y un caballero, parecía creer que no me gustaba, quiere estar en buenos términos con la familia de su prometida.
—Sentí que coqueteaba contigo.
—¿Que? – la morena entrecerró los ojos antes de soltar una carcajada.
—Eso, parecía muy interesado en ti.
—No molestes Ranma – rodó los ojos – Él nunca se fijaría en alguien como yo teniendo a Nabiki a su lado, además parece muy enamorado de ella.
—¿Alguien como tu? ¿Y que tiene tu hermana que tu no?
—Es bonita, sociable y coqueta. Es el tipo de mujer que un hombre como Zhāng querría y es también como te gustan a ti Ranma.
Ranma la miró, mientras analizaba sus palabras. Notó como Akane se dirigía al refrigerador y tomaba una lata de refresco. Mientras la observaba tuvo la extraña certeza de que no estaba segura ya del tipo de mujer que le gustaba y cuando intentaba pensar en ello, la única imagen que venía su mente era la de Akane.
—Tu también eres hermosa – las palabras escaparon de sus labios antes de siquiera poder razonables.
Akane le miró un segundo y luego sonrió, dejando la lata a un lado.
—Detente Ranma – río divertida, luego observó a los lados – No hay nadie aquí, no tienes que fingir.
—Cheekie…
Ella se acercó y se detuvo un momento a su lado, mirándole con una expresión risueña.
—Si sigues así empezaré a creer que eres el epítome del novio perfecto… y ambos sabemos que seria un error – le acarició el brazo con un movimiento dulce y de familiaridad, y luego salió de la cocina.
Ranma decidió esperar unos momentos más, confundido.
Y con el corazón sospechosamente acelerado.
Eran poco más de las once de la noche cuando Nodoka se levantó del sofá a un lado de su esposo y les recordó que debían ir al festival.
—No creí ir, no tengo una yukata – susurró Akane desde el rincón, a un lado de Ranma.
—Yo tampoco – declaró el chico al instante.
—Eso que importa, yo no me pondré una y Zhāng tampoco.
—Es la tradición – Akane entrecerró los ojos en dirección a su hermana.
—¿Que tiene? Tampoco es una regla imposible de romper.
—Akane, puedes vestir una de las yukatas de tu madre – intervino Soun
—¿Que? ¡No!
—¿Porque no? Todas sus pertenencias son para ustedes tres.
—Si, pero…
—Te veras bonita con una de ellas – comentó Kasumi sonriente.
—Pero…
—Además, creo que ella se sentiría muy feliz al ver cuanto has crecido – el tono en la voz del hombre fue melancólico.
Parecía empezar a ponerse triste, por lo que Akane se puso de pie de un salto.
—Esta bien padre, iré a buscarlo.
En cuanto la chica salió del salón, las miradas se centraron en Ranma. El pelinegro frunció inmediatamente el ceño.
—¿Que?
—Ven conmigo – Soun se puso de pie y le obligó a seguirle.
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Mientras caminaban uno al otro, entre el grupo conformado por su familia, Ranma dio una mirada de reojo, observando que la atención de su novia parecía estar en todos lo puestos que habían sido improvisados alrededor del templo.
El lugar bullía de actividad. Habían muchas más personas de las que había esperado, desde adultos y jóvenes hasta ancianos y niños, tal como había asegurado la familia Tendo, aquel festival tenía un significado emotivo para la población.
Akane parecía muy feliz, miraba a todos lados con los ojos castaños brillando igual que las luces que inundaban el lugar. Llevaba un yukata blanco con flores rosa y moradas, y el cabello suelto, trenzado en la coronilla y adornado con pequeña flor. Se veía muy bonita, pero no se lo había dicho, las palabras que ella le había dirigido unas horas antes le hacían cuestionarse sus propias reacciones.
Akane siempre había sido importante para él, al inicio porque era la primera chica en tratarle como un igual. Nunca había intentado coquetearle y de hecho parecía inmune a sus encantos, y la verdad era precisamente eso lo que le había gustado de ella. Podía ser franca, talvez demasiado sincera, pero también ingeniosa, divertida y muy sarcástica. Era bastante inteligente y culta, podía mantener conversaciones extraordinarias con cualquiera y aun así, hablar con el con una tranquilidad que solo daba la amistad. En algún momento se le había ocurrido cruzar a línea, pero realmente la apreciaba y no quería arruinar las cosas entre ellos, pero no podía negar que la chica era muy bonita, claro que no se había dado cuenta de cuánto hasta que pudo verla bajo otra luz.
Era una hija dedicada, una buena hermana, también podía perder los estribos con facilidad y coquetear con él. Había reemplazado los pantalones por vestidos y su cabello suelto llamaba a sus dedos. Quería convencerse de que podía mantener la situación bajo control, pero entonces ella le miraba con sus enormes ojos confiados y el se sentía el puto amo del universo.
Miró sus labios sonrosados y deseó besarlos. Debía separar las cosas, pero no había esperado sentir aquella atracción que hacía tambalear su interior.
Cruzar una línea podía significar perder a la única amiga que había tenido durante toda su vida. Era un riesgo demasiado grande, debía ser sensato y mantener las manos para si mismo.
—Ranma…
—Dime – respondió más agitadamente de lo que debía. La chica lo observó confundida por lo que se recompuso con una sonrisa coqueta – ¿Qué sucede Cheekie?
—Parecías distraído – soltó curiosa, pero rápidamente negó con la cabeza – Estaba pensando en pasear por algunas de las tiendas, pero pronto serán las doce ¿Crees que sería mejor esperar los fuegos artificiales?
—Si en serio quieres verlos, talvez sea lo mejor.
—Claro que quiero verlos – su sonrisa fue enorme – Sinceramente extrañaba esto, talvez debería volver el siguiente año como antes – le miró a los ojos – ¿Me acompañarías?
—No creo que… – al siguiente año se graduarían y era obvio que tomarían caminos distintos. Tal perspectiva tuvo un sabor amargo en su garganta.
—Claro, se supone que en cuanto volvamos a la universidad romperíamos – musitó ella pensativa, Ranma decidió no corregirla, era mejor que pensara eso a confesarle sus pensamientos – Pero que terminemos no quiere decir que debamos distanciarnos, podemos decir que quedamos como amigos, de todos modos nuestros padres son amigos.
—Si…
—Bueno, pues… vamos entonces. Primero las bengalas y luego lo demás. No dudo que hayas ido a algún espectáculo de luces antes, pero te aseguró que nada como esto, lo amaras – le haló por el camino, dándole miradas furtivas y sonrisas pequeñas.
Gestos que se sintieron profundamente significativos, que le permitieron verla de otra manera y que encendieron anhelos que no debería haber tenido.
Cuando se detuvieron en un claro lleno de personas, su familia apenas a unos metros. Ranma haló a Akane del brazo hasta que la tuvo justo frente a su cuerpo, luego la rodeó. Sintió como la chica se tensaba y le pareció escuchar un suspiro dulce en sus labios.
—Esta bien Cheekie, estoy en mi papel – excusó pobremente, sintiendo como inmediatamente se relajaba.
Akane miró el cielo mientras apoyaba la cabeza sobre el pecho de Ranma. La sensación de sus brazos rodeándola era singular. Su mente le instaba a apartarse poniendo alguna excusa creíble en caso de que su familia estuviera pendiente, pero al mismo tiempo lo único que podía pensar era en permanecer un momento más ahí, solo unos segundos más.
Nunca había sentido tanta calidez antes, aunque tampoco había estado segura de sentirse de aquella manera. El latido de su corazón era atronador contra su pecho y le ardía todo el rostro, dividida entre la vergüenza y la culpa. No debía estar pensando de esa manera cuando Ranma solo seguía su papel de novio, pero justo en ese momento no se sentía de esa manera y no podía separar ambas cosas, por mucho que estuviera convencida de que si.
"Tienes que evitar enamorarte, recuérdalo"
Unas explosiones sonaron justo en ese momento, cuando levantó la mirada observo como el firmamento se llenaba de un sinfín de luces de varios colores. Las voces emocionadas se alzaron a su alrededor. Miró a su padre quien observaba el cielo con una triste sonrisa. Los padres de Ranma estaban tomados de la mano, Tofu tenía a Kasumi abrazada por el costado mientras ambos acariciaban su redondo vientre y Nabiki parecía muy acaramelada con su prometido.
Sintió como el corazón se le aceleraba mientras una de las manos de Ranma se deslizó por su cintura. Parecía un movimiento natural, nada seductor y aun así trajo escalofríos a su piel. Levantó el rostro y notó que el chico la miraba, con los impresionantes ojos azules fijos en ella. Las mariposas iniciaron una danza singular en su estómago, sintió que se le secaba la boca y trago, nerviosa.
—Ranma…
—Todos están muy acaramelados – las explosiones y la emoción de la gente camuflajeaban su voz – Creo que esperan lo mismo de nosotros
—¿Si?
Sintió como se mareaba mientras observaba como aquel rostro masculino se inclinaba sobre ella. Sus ojos se fueron cerrando, mientras el aroma delicioso de su piel se le impregnaba por dentro, embriagándola.
—Solo es por las apariencias – susurró él suavemente.
—Si, lo sé – sus labios se rozaron, un toque que tuvo el poder de desarmarla por dentro, una caricia que logró hacerla estremecer, un pequeño y efímero momento que cambio todo por completo.
Sus labios finalmente se encontraron, al inicio delicada y dudativamente, con inseguridad dado que ambos estaban consciente de que en aquel punto era más que una actuación. Luego Ranma cerró los ojos, Akane suspiró y ladeo el rostro. La caricia fue más audaz, más confiada y mucho más deliciosa. Alguien gimió suavemente y ninguno estuvo seguro de quien se trataba. Akane dio media vuelta y apoyó las manos en el pecho del chico, Ranma la rodeó por la cintura con un brazo y apoyó la mano libre sobre una de las mejillas femeninas, su piel sintiéndose fría sobre la de ella, mucho más caliente, ardiendo suavemente.
—Ranma…
Y él la besó nuevamente, los vítores de la gente sonando y el cielo siendo adornado con los fuegos artificiales que en ese momento parecían también explotar en su pecho.
—Cheekie…
¿Había algún retorno en ese punto?
Mientras se besaban, bajo la luz brillante de las bengalas, ambos lo supieron con una certeza tan absoluta que les quito el aliento.
Estaban perdidos.
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FIN DEL CAPÍTULO
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NOTAS DEL CAPÍTULO:
Espero que les haya gustado el capítulo.
Me gusta que todos notarán la química de nuestros chicos, son unos orgullosos y tercos, pero poco a poco se van desenvolviendo mejor. Me encanta plasmar la confianza que tienen el uno en el otro.
La personalidad de Akane es la más difícil, pero tiene una razón para ser así y se ve en el siguiente capitulo, asimismo, Ranma parece un tipo de lo más relajado, pero más de alguno nombro que solo es una pantalla frente a Akane ¿será así?
El siguiente capitulo es un poco más explosivo y se que les encantará.
A mis personas preferidas:
Guest1: Me alegra saber que te gustó todo. Gracias por pasarte por esta historia y tomarte el tiempo de comentar.
Maga: Es un placer para mi conversar contigo, me encanta saber que te decidiste a pasar por FF, ahora estoy en Wattpad y AO3 también, pero empece aquí y amo esta plataforma. Gracias por leerme y me alegra contar contigo para mis futuras historias ¡Eres un sol! Se que lo dije, pero gracias por darle una oportunidad a esta historia y espero leerte en los siguientes proyectos. Te mando un abrazo gigantesco y Feliz Año Nuevo adelantado.
Felicius: Le diste al clavo con tu comentario, es así. Ellos aprecian mucho su amistad como para arruinarlo en algo que creen que será un fracaso, son demasiado inseguros, pero los sentimientos están ahí. Tu análisis de Nabiki en pocas palabras es perfecto y lo de los novios de Akane, lo dejare a criterio de cada lector, pero… sin palabras jajaja. Me alegra saber que te gusten las historias cliché, soy igual. Gracias por comentar. Feliz año nuevo de adelantado, un abrazo y un beso. Nos leemos luego.
Vane: Hola mi Vane, alegre porque me comentaras de nuevo. Gracias por tus palabras, que alegría que te guste como escribo y lo del beso fue definitivamente un detonante, pero justo el empujón que necesitaban estos dos. Feliz año nuevo y espero leerte pronto. Te mando un enorme abrazo a la distancia también bella.
Si llegaron hasta aquí, gracias por leer esta historia. Me alegra contar con su apoyo y si aún no comentan, les invito a hacerlo.
Nos leemos luego, besos y abrazos.
30/12/2021
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