.
Advertencias del capítulo: (Sexo explícito y lenguaje obsceno)
.
.
CHAPTER 4
.
.
.
.
.
.
La calidez era reconfortante.
Akane se acurrucó sobre la firme superficie donde su cabeza descansaba. Había un aroma sutil y embriagador que le instaba a hundir el rostro e inhalar profundamente.
Suspiró y con una perezosa sonrisa intentó hacer justamente eso, sin embargo sintió como su nariz chocaba contra una muralla dura.
El ligero golpe la obligó a fruncir el ceño. Levantó una mano y la llevó a su nariz mientras intentaba rodar sobre su espalda.
Solo entonces logró percibir el apretado agarre que tenía en la cintura. Abrió lentamente los ojos y parpadeó cuando la claridad de un nuevo día irritó su mirada.
En el instante en el que finalmente pudo enfocar lo que tenia enfrente, soltó un jadeo mientras intentaba incorporarse, solo para caer nuevamente sobre el duro pecho masculino
—¡Ranma!
Su rostro estaba a unos cuantos centímetros y el cálido aliento movía su flequillo. Sus piernas estaban entrelazadas mientras él la rodeaba firmemente con uno de sus brazos, decidido en sueños a no dejarla ir.
Akane sintió como sus mejillas se enrojecían mientras miraba aquel rostro tan de cerca.
Ranma tenia una piel tan bonita que muchas chicas definitivamente envidiarían, suave y limpia. Sus cejas era gruesas, oscuras y definidas, sus ojos eran enormes y de un azul brillante impregnado en su memoria tan profundamente que el solo recuerdo de aquella imagen traía un golpe a su pecho. Sus pestañas eran rizadas y largas, su nariz recta, además de unos labios cincelados, delgados y sensuales. No era extraño que fuera tan asediado por las mujeres, era increíblemente apuesto y además podía ser un coqueto, ingenioso y muy divertido acompañante.
Aunque había rechazado su amistad muchas veces, desde la segunda vez que se vieron, ella no había podido evitar seguir pensando en el. En esa ocasión, se había presentado a su lado mientras tomaba un almuerzo en la cafetería, sola, un día cualquiera.
Aunque intentaba sacarle una conversación que por supuesto no siguió, el chico no dejaba de sonreír. Le contaba cosas de su vida que bien podrían importarle un comino, pero aunque había fingido estar más interesada en su libro, Akane había escuchado cada palabra, por lo que le sorprendió cuando él le preguntó si estaba en el club de literatura.
Aun así, no fue hasta que Ranma señaló que le gustaba aquella novela, que detuvo su lectura.
"¿Has leído "El profesor" de Charlotte?"
Aquello le sorprendió, mas cuando Ranma pareció divertido por su pregunta y empezó a recitar algunas partes que casualmente eran sus preferidas.
"Mi libro favorito es Cumbres Borroscosas"
No quería involucrarse con él, pero no pudo evitar quedar admirada por aquello. Aunque intento actuar con indiferencia, fue casi imposible sentir un poco de simpatía hacia su persona, claro que la continua y extraña insistencia de Ranma fue un motivo mayor para que al final terminará involucrada en aquella peculiar y extravagante amistad. Creyó que podría tratarse de alguna apuesta absurda o que Ranma solo se había propuesto a conocer a alguien diferente, incluso que él había intentado terminar lo que había empezado en su habitación, pero con la continuidad del tiempo se dio cuenta que lo que había entre ellos era real e importante para Ranma.
En más de alguna ocasión le había dicho que era su mejor amiga. Podía hablar de temas tan sencillos y complejos para ambos, y al mismo tiempo bromear como si se tratara de dos adolescentes. En cuanto se había mudado a una habitación sola, ellos habían empezado compartir mucho más que algunas horas a la semana y llego algún punto en el que su convivencia se volvió tan natural que lo extrañaba cuando no estaba cerca, molestándola con esa sonrisa coqueta y malvada.
Era su mejor amigo también y su confianza en él era tan ciega como para haber aceptado algo como aquello.
Entonces… ¿En que punto había terminado todo así? ¿Cómo lo había permitido sabiendo que un desliz podía arruinar por completo su relación? ¿Había sido tan ingenua como para creer que podía mantener su amistad durante aquel engaño?
Suspiró lentamente y observó el brazo que la sostenía posesivamente. Tomó la fuerte mano y la levantó, apenas lo suficiente para deslizarse lejos.
Ranma no se inmutó lo cual agradeció enormemente, necesitaba un momento a solas para pensar en serio todo lo que estaba sucediendo. Debía, no… necesitaba poner un alto, antes de perder todo aquello que habían construido juntos los últimos tres años.
Salió de la cama y tomó su toalla, luego de puntillas se acercó a la puerta, abrió y dándole una última mirada al chico, dejó la habitación.
En cuanto había entrado a la sala, notó que buena parte de la familia se encontraba ahí. Su padre y Genma observaban el noticiero matutino, Kasumi estaba sentada en uno de los sofás, mientras leía un libro de maternidad, ese día Nodoka se había ofrecido a hacer el desayuno, por lo que Akane a su vez se ofreció a ayudarla. Nabiki y Zhāng aún no habían bajado y Ranma tampoco, la última vez que lo había visto fue cuando entró a su habitación por algo de ropa limpia.
El chico había estado tan profundamente dormido que no quiso despertarlo, abrazaba una almohada seguramente buscando la compañía a su lado y Akane sintió como el rubor subía por su rostro al imaginarse que de seguir en la cama, el estaría abrazándola así.
Negó con la cabeza, alejando el pensamiento perturbador de su mente mientras seguía con la labor que le había encomendado Nodoka. Debía limpiar las habichuelas y luego ayudarle a servir la mesa, no podía perder el tiempo en tonterías.
–Familia – la voz de Nabiki la sobresaltó. Venía de la mano de Zhang, quien había dejado el traje de lado y vestía un pantalón holgado y una sencilla camisa blanca de mangas cortas.
—Buenos días – exclamó casi al mismo tiempo que su padre.
—Buenos días, lamento haber despertado tan tarde.
—No hay problema – susurró Soun con un movimiento indiferente de manos.
—Te dije que no te preocuparas – soltó Nabiki en una suave reprimenda.
—Debes haber estado agotado luego del viaje – musitó a su vez Akane, dándole una mirada baja al sujeto.
—De hecho si – la miró con una sonrisa – Gracias por notarlo.
—¿Ya esta el desayuno? – Nabiki interrumpió la conversación mientras halaba a su novio hacia el sofá.
—Nodoka lo está terminando ahora – Akane le dio una rápida mirada fulminante – Talvez deberías ayudarla.
—¿Para que? – la chica le miró sobre el hombro – Dices que ya esta terminando, seguramente solo lo estorbaría
—Claro, por eso te niegas – Akane rodó los ojos.
—Por cierto… Akane, no te lo había comentado ¿verdad? Pero el otro día vi a Ryoga – soltó un suspiró dramático – Ha pasado mucho tiempo ¿no?
La morena se tensó.
—Algo – se encogió de hombros.
—Ya no es un chiquillo, preguntó por ti.
—Lo vi hace unos días.
—Ahh bien – le dirigió una sonrisa maliciosa sobre el hombro – Pobre cachorro.
—¡Nabiki ¡Deja de molestar quieres!
—Pero no he hecho nada – aleteo las rizadas pestañas.
—Entonces ¡Haz nada en otra parte!
—Deja de ser estúpida Akane, solo te daba un recado, eres tan susceptible.
—Niñas – susurró Soun sin dejar de ver el noticiero.
—¿Porque insistes en molestarme? – gruñó irritada.
—Ni siquiera debo intentarlo demasiado, haces que la tarea sea sencilla.
—Si vas a….
—¡Buenos días! – la voz inconfundible de Ranma les llamó la atención a ambas.
Akane dirigió una rápida mirada a su novio notando que llevaba una pijama cómoda, pantuflas y el cabello aún húmedo y aun así, trenzado. Sintió como su rostro rápidamente enrojecía y devolvió la mirada al plato de habichuelas.
—Dormiste mucho hoy hijo – soltó Genma.
—Si, tuve una buena noche y la cama estaba demasiada cómoda para salir – se acercó a Akane y apoyó las manos en sus hombros – Claro que hubiera estado mejor si no hubieras salido de ella.
Akane sintió como todo su rostro hervía en vergüenza, se puso rápidamente de pie, tanto que su cabeza chocó contra la barbilla de Ranma. Escucho el quejido masculino, pero no reunió la calma necesaria para detenerse, por lo que con una pobre excusa salió casi corriendo hacia la cocina.
—Auch Cheekie ¿Qué son esos "buenos días " para tu amado? – se sobo la barbilla mientras se dejaba caer en una de las sillas del comedor.
—Está susceptible.
—Parecía molesta – Ranma dio una mirada rápida hacia la cocina – ¿Acaso me perdí de algo?
—Ryoga aún es un tema delicado para ella, ya sabes… no aguanta ninguna broma.
—Ahhh – no, no lo sabía, pero le acometió la necesidad de hacerlo ¿No era Ryoga el chico con el que se habían encontrado en el supermercado? ¿Por qué era un tema delicado? ¿Qué había sucedido con ellos dos si Akane aseguró que sólo eran buenos amigos? ¿Le había mentido?
Miró a Nabiki, quien hablaba con su prometido. El hombre parecía reñirla, sabía que su cuñada era una mujer difícil. Vaya tipo, seguramente era un pan de Dios. Se preguntó si Nabiki había nombrado a Ryoga con desinterés o si en todo caso, esperaba encontrar algo más. Había intentado sonar confiado en el tema, aún cuando por dentro se muriera de curiosidad, pero no podía revelar nada, menos aún a Nabiki, era demasiado astuta y podría generarle dudas sobre porque Akane no le había tocado el tema con él, en caso de que estuviera dispuesta, amenos de que la relación entre ella y Ryoga fuera más íntima de lo que le había dicho y Akane no tuviera intención de compartir esos detalles con él, en cuyo caso le provocaba aún más curiosidad.
Porque claro que solo era por eso. Intentó ignorar la presión en su pecho o la sensación de un trago amargo justo en su garganta.
Talvez no debería entrometerse de más, Dios sabía que había cruzado una línea el día anterior y justo un momento atrás, cuando se había movido hacia Akane tan solo para tocarla con la excusa de un saludo matutino muy romántico, había sido todo menos actuado.
Una hora antes, cuando se había despertado e inmediatamente recordado la noche anterior, mientras la sostenía apretadamente entre sus brazos y la besaba con ardor, sabía que estaba en la cuerda floja y luego se había visualizado a sí mismo, cayendo en un precipicio cuando en cuanto se había levantado había buscado el calor de su cuerpo femenino.
De seguir por el mismo camino podría perder mucho, pero tampoco sabía cómo alejarse o como detener esa insana curiosidad que le instaba a saber mucho más de ella, a conocerla más profundamente, a ser la única persona que Akane pudiera mirar. Quería ser el único hombre en el que confiara, que al tener un problema fuera el primero en pensar, que cuando se le ocurriera un chiste ingenioso, fuera el que buscara, que cuando tuviera algún deseo fuera el único al que acudir.
Justo ahí lo supo, estaba irremediablemente perdido.
Se apresuró a negar, decidiéndose a si mismo que podía controlarlo, mientras supiera a que atenerse.
Recorrió la sala y miró a Kasumi, quien parecía bastante interesada en un libro maternal. Se acercó y se sentó a su lado, intentando no llamar la atención de nadie más.
—¿Que estas leyendo? – indagó casualmente mientras se acomodaba hasta el fondo, donde su espalda descansó contra los cómodos almohadones del sofá.
—Hola Ranma – la chica le dio una mirada de lado – Es un libro de maternidad. Tofu cree que me ayudará un poco a saber cómo manejar al bebé, él está muy confiado, pero yo tengo miedo.
Okey, la conversación se estaba poniendo sería. Ranma carraspeo.
—Si, bueno… me imagino que todo padre primerizo tiene miedo – se rascó la mejilla – Digo, aprenderás sobre el camino, solo tienes que confiar en ti y aunque sea difícil, al final de cada día agotador, seguramente te darás cuenta que vale la pena.
—Wow… – ella le miro por primera vez, dejando el libro en su regazo – No esperaba eso…
—¿De mi? – sonrió socarronamente – No soy para nada lo que esperan cuñada.
—Tiene razón – no lo desmintió – Pero es justamente lo que me agrada, creo que por eso hacen tan buena pareja con Akane.
—Si – asintió rápidamente – Apropósito… quería consultar algo contigo.
—Claro, dime.
—Verás… respeto mucho la privacidad de Akane – bajó la voz intencionalmente, Kasumi asintió a sus palabras – Es una chica muy reservada ¿sabes?
—Si, siempre ha sido así.
—Por supuesto… no quiero presionarla, pero desde hace algunos días me he sentido inseguro.
—¿Sobre que? – parecía sorprendida.
—Pues veras… nos topamos con un amigo suyo, ella me dijo que fueron mejores amigos hace algún tiempo, pero… no me sentí muy seguro. No porque desconfíe de ella, pero Akane es recelosa de sus relaciones previas y quería saber más.
—Escuchaste lo de antes.
—Fue imposible no hacerlo. Nabiki parecía bastante decidida a promulgarlo.
—Ella siempre es así, le gusta molestar a Akane pese a que mi padre y yo la hemos reñido por ello.
—Si, me doy cuenta.
La chica se inclinó en su dirección.
—No se si deba comentarte nada, tu mismo dijiste que es algo privado de Akane.
—Lo sé – apoyó una mano en el brazo de ella – Es solo que me preocupa.
—La amas de verdad ¿cierto?
Ranma se sorprendió tanto que se inclinó hacia atrás, mirando sorprendido la expresión resuelta e incluso dulce de Kasumi. La réplica hacia aquella afirmación quedó en la punta de su lengua, pero se detuvo justo a tiempo, cuando se dio cuenta cuan agitado se estaba poniendo por una tontería. Claro que quería a Akane, era su amiga… además, se suponía que debía amarla dado que era su novia.
Pero las palabras se negaban a salir de su boca en cuanto resolvió que debía dar una respuesta afirmativa.
Miró a Kasumi fijamente y se limitó a asentir sintiendo como su rostro empezaba a colorearse, la sensación fue tan extraña que rápidamente noto como el ardor en sus mejillas se potenciaba. No solía sonrojarse nunca y aquello se estaba volviendo extrañamente vergonzoso.
—Ya veo – Kasumi sonrió y se inclinó antes de empezar a susurrar en una voz tan baja que sólo él podría escuchar – No debería, pero… Akane y Ryoga fueron muy buenos amigos desde la primaria. Recuerdo que cuando iba por Akane, él siempre estaba ahí, siguiéndola de un lado a otro, es un chico realmente dulce. Con el tiempo, se hicieron los mejores amigos y Ryoga incluso se volvió alguien más de la familia. No era extraño que él nos visitará y solía quedarse aquí también en la habitación de huéspedes cuando se hacía muy tarde, es un poco atolondrado y muy malo con las direcciones, se pierde con frecuencia.
Ranma asintió, sin comentar nada, sintiendo como el nudo en su estómago parecía hacerse cada vez más pesado.
—Fueron a la misma secundaria también. Todos creíamos que ellos terminarían juntos. Akane siempre ha sido una chica muy firme y fuerte, aunque te sorprendería lo popular que era en ese entonces. Todos los chicos la querían – eso logró sorprenderlo – Pero eso fue lo que ocasionó que ella decidiera mantenerse al margen de cualquier relación con algún hombre con excepción de Ryoga. Creí que lo quería, pero cuando él le confesó su amor al enterarse que se iría a Tokio, Akane se vio en la obligación de rechazarlo. Ella lo ama mucho, pero solo como un amigo.
Ranma se mantuvo en silencio, intentando procesar cada una de sus palabras. Recordó el encuentro que había presenciado en el supermercado. La cercanía entre Akane y ese sujeto, la calidez en sus miradas, la evidente familiaridad y cariño con la que se trataban, se había sentido excluido y muy irritado. No podía explicar la sensación con palabras pues nunca había experimentado nada igual, pero en cuanto lo pensó, sintió la necesidad propia e inmediata de justificarse y lo logró considerando el hecho de que Akane era su primera amiga. Era casi lógico que él se sintiera celoso si ella era tan familiar con otro chico, si había alguien más con la que podía ser ella misma.
Ese pensamiento le irritó de sobremanera y se dijo que no debía importarle, porque de cualquier manera, en cuanto terminará ese año, Akane y él se irían de vuelta a Tokio y no tendría que preocuparse más, aunque claro que no se preocupaba por ello, era más bien ligeramente extraño. Akane no estaba segura de salir con Ryoga y empezaba a pensar también que no era buena idea, no quería que ella tuviera que padecer una situación incomoda, aunque el chico parecía muy enamorado de su novia, ver a su amor de pasado podría revivir ese amor que él creyó superado. Eso podría ocasionarles muchos problemas. Era mejor dejar las cosas tranquilas.
—Ranma… pareces pensarlo demasiado – Kasumi apoyó una mano sobre sus dedos entrelazados y sonrió con dulzura – No debes preocuparte, Akane no siente nada por Ryoga más que amistad, ya te lo dije.
El moreno sonrió encantadoramente y asintió, llevando una mano sobre la de Kasumi.
—No estoy preocupado – carraspeó – Confió en el amor de Akane.
—Me alegra que sea así.
—Y agradecería si… – se inclinó aun más cerca – Mantenemos esta conversación solo para nosotros mismos.
—No quieres que Akane se entere – afirmó rápidamente.
—Así es… no me malentendidas. No me gusta ocultarle nada, pero tampoco quiero que crea que desconfío de ella. Tenía mis dudas porque… no estoy acostumbrado que sea tan cercana a algún otro chico.
—No pareces del tipo celoso.
—Y no lo soy – aclaró al instante – Es solo que… no pude evitarlo. No sé ni como explicarlo.
—No tienes que hacerlo. Se que no somos del todo racionales cuando amamos a alguien profundamente.
No sabía que contestar a eso, por lo que se limitó a asentir otra vez.
—Creo que… iré con mi madre y mi novia – se levantó de un salto del sofá.
Nabiki cuchicheaba algo con su novio y su padre y Soun discutían algo sobre el clima mientras el volumen del televisor era mitigado por sus voces exaltadas.
Se acercó a la cocina y abrió la puerta. Su madre estaba revolviendo un arroz frito mientras Akane parecía entretenida acomodando la vajilla para llevarla al comedor.
—Buenos días – ingreso.
—Buenos días hijo, el desayuno casi esta listo ¿dormiste bien?
—Claro que si madre – le dio una mirada de reojo a su novia mientras caminaba hacia su progenitora. Se inclinó y depósito un beso cariñoso en una de sus mejillas – Eso huele delicioso, como siempre.
—Hice el arroz tal como te gusta.
—Me he dado cuenta.
Dio media vuelta y miró a Akane. La chica tenía los hombros tensos. No sabía porque parecía tan extraña esa mañana, aunque había intentado evitar pensarlo porque solo recordaba los besos que se habían dado la noche anterior.
¡Mierda! Había vuelto a recordarlo.
Se acercó a ella y suavemente envolvió los brazos en su cintura desde la espalda. La chica soltó un chillido, casi parecido a un gemido y se tensó aún más.
—Relájate – le susurró en el oído. Sintió el estremecimiento de su cuerpo femenino justo en el corazón. Tragó saliva cuando su propio pecho pareció agitarse.
—Ranma…
—¿Te sientes mejor ahora cariño?… parecías molesta hace un momento – las manos que solo le habían rodeado la cintura empezaron a acariciar su abdomen de un lado a otro. Akane se puso más nerviosa ¿Por qué Ranma parecía tan cómodo acariciándola de aquella manera? ¿No sabía que le ponía los pelos de punta?
—No fue nada.
—Bien – le dio un beso en la mejilla permitiendo que sus labios permanecieran unos segundos de más sobre la fresca y suave piel. Akane cerró los ojos con un suspiro – ¿Quieres que te ayude con eso? – no esperó contestación mientras tomaba la pila de platos.
—Gracias – susurró ella suavemente. Ranma la miró por sobre el hombro y le guiño un ojo.
—Lo hago con gusto Cheekie.
Akane nuevamente había insistido en estudiar pese a que el día anterior le había asegurado que no lo haría en plena navidad.
Ranma se abstuvo de comentárselo, aunque las palabras acariciaban su lengua en un murmullo de mofa, dado que la chica parecía más relajada de lo que había estado esa mañana, casi actuando como antes de que se enredaran en aquella extraña y falsa relación.
Su madre le enseñaba a Kasumi a bordar porque según ella una madre siempre debía dar una prenda propia hecha mucho amor a su bebe. Nabiki y su prometido parecían muy acaramelados en uno de los sofás mientras su padre y Soun estaban entretenidos relatando historias de su juventud en la universidad.
Mientras Akane intentaba explicarle algo sobre lo que sea que estuviera hablando, el moreno se dedicó a observarla, solo dándose un segundo para realmente detallarla. Siempre le había parecido una chica guapa, aunque jamás se lo había dicho, mucho menos se había dado el tiempo de analizarlo, cuando acordó para si mismo, que realmente le agradaba para algo más que una relación pasajera. Claro que la indiferencia de Akane había jugado un punto decisivo en ello y se preguntó que haría en caso de que ella alguna vez estuviera dispuesta a intentarlo. Se habían besado en dos ocasiones y ¡Por Dios santo! No dejaba de pensar en ello.
Mientras se mentalizaba y se detenía a sí mismo de seguir con aquellos pensamientos que poco a poco transformaban su imagen frente a sus ojos, todo lo que podía hacer era seguir observando y cuanto más lo hacia, más le gustaba ¿Era en realidad que su falsa relación había arrojado otro tipo de luz sobre la manera en la que veía a Akane? ¿El verse receptor por primera vez de su atención sincera había influido en ello? ¿O acaso siempre había estado reprimiendo su propia atracción?
Cualquiera que fuera el caso estaba perdido y no sabía si en ese momento aún existía un punto de retorno.
—¿Que les parece hacer un intercambio de regalos familiar?
La voz de Nabiki hizo que todos levantaran la mirada en su dirección.
—¿Intercambio? – repitió Soun.
—Así es, lo estábamos conversando con Zhāng.
—En mi familia, es una tradición – el hombre asintió.
—Se escucha interesante – musitó Genma.
—A mi me parece una bonita costumbre – concibió Nodoka.
—¿Que te parece? – Ranma le preguntó a Akane.
—Se escucha bien – la chica se encogió de hombros.
—¿Crees que Tofu estará de acuerdo? – le pregunto Nabiki a Kasumi.
—Estoy segura de que le encantará y a mi también ¡Parece divertido!
—Entonces… voy a hacer los papelitos – Nabiki se levantó de un salto.
Rato después volvió con un pequeño recipiente transparente, todos vislumbraron los pequeños trozos de papel.
—Ya que Tofu no está, el último papel que quede será el suyo – indico la chica rápidamente – No hay límite en el regalo, pero espero que comprendan que la otra persona seguramente se esforzará en el suyo ¡Y más les vale que mi regalo sea excepcional!
Todos tragaron saliva acordando sin necesidad de palabras que ninguno deseaba que Nabiki fuera su familiar secreto.
Todos sacaron un papelito y lo abrieron al mismo tiempo, sin mencionar palabra alguna
Ranma miró a Akane quien parecía consternada mientras veía el nombre de la persona que le había tocado ¿Sería Nabiki?
Miró su propio papel y suspiró ¿Qué se suponía que podía regalarle a Kasumi? Le dio una mirada de reojo a la chica, quien parecía aun pensativa mientras veía el papelito entre sus dedos.
Decidió no pensarlo mucho, después de todo, debía preocuparse mucho más por su propio dilema ¿Qué podría regalarle a Kasumi?
Le dio una mirada de reojo. Era una mujer sencilla, no portaba demasiadas joyas y usualmente llevaba vestidos de maternidad, también parecía más interesada en su bebe que en cualquier otra cosa, pero no podía dar un presente sobre el último, porque su familiar secreto era ella, no su primogénito ¡Mierda!
—¿El intercambio es para esta noche? – indagó Nodoka con seriedad.
—Creo que no, es muy poco tiempo – soltó Akane rápidamente – Porque no lo haremos hoy ¿cierto?
—No, claro que no – Nabiki lo descartó con un movimiento de manos – Vamos a hacer el intercambio para año nuevo, pero creo que seria buena idea si salimos de compras lo antes posible.
—Estaría bien – asintió Kasumi.
—¿Vamos juntos? – Ranma miró a su novia.
—Claro – la chica asintió cabizbaja.
—Entonces… ¿Me dirás quien fue el que te tocó?
—Se supone que es intercambio secreto porque debe ser secreto – Akane rodó los ojos.
—Si, pero… entre nosotros no hay secretos Cheekie.
—En esta ocasión si los habrá.
—¿Acaso fui yo? – entrecerró los ojos dándole una mirada de reojo.
—Si quieres creerlo así – encogió un hombro – O ¿me dirás quien te toco?
—Bien, no, pero…
—¿Ves? es mejor esperar al año nuevo ¿O acaso te toque yo?
—Buen intento, como sea – rodó los ojos -- ¿Qué se supone que debo comprar?
Cuando le ofreció a Akane a ir al centro comercial para comprar de una vez el presente y así salir del compromiso, no había previsto encontrarse de frente con el primer obstáculo ¿Qué podría regalarle a Kasumi?
La opción de preguntarle a Akane había cruzado su mente, pero la chica le había cerrado esa puerta justo en la cara y sabía que seguramente se burlaría de él en caso de pedirle ayuda.
—¿Tu adonde iras? – miró a la chica con duda.
—Creo que daré una vuelta para ver que veo por ahí.
—¿No me acompañaras?
—¿Para que descubras quien es mi amigo secreto? – ella le miro con una sonrisa taimada.
—Bueno, podría hacerme una idea. Estas muy misteriosa ¿segura que no soy yo?
—Si lo fueras esto seria más sencillo – encogió los hombros.
—Mierda ¿acaso soy tan predecible Cheekie?
—Confiable creo yo – soltó con un aleteo de pestañas. Ranma sonrió.
—Me gusta eso – suspiró – Bien, creo que también me daré una vuelta por ahí ¿Nos vemos en una hora?
—En toto's pizza.
—Bien… te veo luego amorcito – le tiró un beso.
—Eres un idiota – Akane negó con la cabeza y con una sonrisa, dio media vuelta alejándose también.
Un par de minutos después la mueca en sus labios desapareció, mientras observaba cada una de las tiendas por las que pasaba. Si tan solo su jactancia fuera real y supiera que demonios podría regalarle a su familiar secreto.
¿Por qué demonios entre todos tenía que haberle tocado Ranma?
Encontrar el regalo perfecto había resultado una hazaña. Luego de recorrer distintas tiendas, entre una multitud de personas que parecía crecer con la continuidad del tiempo, se había detenido en cierto punto, abrumada por conocimiento de que no sabía que regalarle a Ranma.
Había pensado en todas las benditas posibilidades. Podía escoger ropa, talvez un suéter, pero no sabía mucho sobre estilos masculinos y dependía bastante del gusto de la persona, la talla y muchos otros factores, definitivamente esa era la peor opción y la última que tomaría si se diera el caso. Podría optar por alguna pulsera o accesorio, pero Ranma era bastante sencillo en ese sentido y no quería verlo portando nada por obligación, menos aún frente a su familia dado su actual situación. Había optado por algo para sus partidos o que tuviera que ver con el football, pero no sabía nada de dicho deporte y conociéndolo, se burlaría de ella de conseguir algo equivocado.
¿Qué podría darle a un tipo así?
Estaba empezado a darle jaqueca.
Debía ser algo más simbólico y sentimental que llamativo.
Entonces lo vio a través de una vitrina, ahí en un estante solitario, donde la gente pasaba sin darle siquiera una mirada, no era por supuesto un regalo usual, pero definitivamente era lo mejor que sus ojos habían visto durante esa interminable y difícil hora.
Con una sonrisa entró a la tienda y fueron exactamente doce minutos después que salió, con el regalo ya envuelto y una nota aún en blanco en la que pensaba poner una pequeña dedicatoria.
Mientras caminaba por el centro comercial, recordó que había quedado con Ranma de verse en una hora. La pizzería a la que habían establecido encontrarse estaba directamente en el área de comidas, mientras ella estaba en el comercial, por lo que tuvo que ir de punta en punta. Esperaba que Ranma ya hubiera llegado, nuevamente se preguntó quien le tocaría ¿Sería acaso ella?
Negó, no lo creía, sería demasiada casualidad ¿Habría tenido problemas él para conseguir un regalo?
Justo cuando pasaba por una tienda de ropa, dio una mirada vaga al lugar, pensando en talvez comprar una bufanda nueva. Su mirada siguió de largo, pero volvió, solo un segundo después al vislumbrar la familiar figura varonil de Ranma.
Parecía muy entretenido en una charla con una de las dependientas de la tienda. Se trataba de una chica menuda, curvilínea y guapa. Era evidente que desde la distancia no podía escuchar nada de lo que hablaban, pero por la manera en la que él se inclinaba hacia ella y la chica se reía, se le hizo evidente que coqueteaban.
Intentó ignorar el profundo nudo en su pecho, pero no pudo. Ranma siempre era así y siempre lo sería. Era un mujeriego, pese a que él lo negaba. Era obvio que luego de ver a una joven bella, intentaría ligar con ella aún cuando estuviera de compras con su novia.
Un jadeo escapó de sus labios cuando el pensamiento se formó a su mente, aferrándose malvadamente a su pecho. Frunció el ceño y dio media vuelta dirigiéndose al comedor general.
Cuanto antes pudiera recordar cuál era su relación verdadera con Ranma, antes podría mermar ese tumulto de sentimientos que parecían decididos a ahogarle.
Eran dos buenos amigos fingiendo ser novios. Creer lo contrario podría significar más de lo que estaba dispuesta a dar.
—Así no es – sentenció Akane seriamente, dándole una mirada de reojo al ejemplo que Ranma intentaba resolver.
—Entonces ¿como? – volteo hacía ella.
—Ya te lo explique.
—Pues no entendí.
—No podemos estar repitiendo el mismo tema una y otra vez Ranma, tienes que poner más atención – le riño tomando su celular.
Ranma frunció el ceño, mientras su mirada iba a parar en la chica, que parecía mucho más atenta a su teléfono, que a los libros que tenia enfrente. Si aquello se trataba de una tutoría, él había estado engañado toda su vida.
Algo le estaba sucediendo a Akane. Estaba actuando extraño desde su visita al centro comercial, claro que no lo había notado justo hasta ese momento, cuando se hacía evidente que no quería ni siquiera mirarle a la cara.
—¿Te sucede algo? – la observó de reojo.
—¿De que hablas? – no levantó la mirada y si no fuera porque notó como sus labios se movían, Ranma habría dudado que era ella quien decía aquellas palabras.
—Eso quiero saber Cheekie… estas actuando muy rara desde hace unas horas.
—Yo estoy bien – encogió un hombro.
—No lo estas – miró a los lados notando que nadie parecía atento a ellos, levantó la mano y la apoyó sobre las manos con las que ella sostenía su celular – ¿Qué sucede Cheekie?
—No es nada Ranma – ella lo fulminó con la mirada – Ahora suéltame.
—No hasta que me lo digas. Te conozco lo suficiente como para saber que estás molesta.
—No lo estoy – se zafó de su agarre – Estoy bien ¿ves?
—Lo que veo es que te arrugaras muy rápido – deslizó un dedo por su ceño fruncido, Akane lo alejó de un manotazo – Ves ¿Qué demonios sucedió en ese centro comercial que te trae tan molesta? Vi que traías un presente Cheekie ¿no encontraste lo que esperabas?
—Claro que si.
—¿Entonces? A mi me fue mucho más difícil, tuve que pedirle a una dependienta que me ayudará, honestamente no encontraba nada bueno solo.
—¿Ahh si? – la morena lo observo rápidamente – ¿Y que terminaste comprando?
—Pues con la ayuda de la chica… – se detuvo, dándole una mirada entrecerrada – Se lo que intentas hacer Cheekie y no te diré quien es mi familiar secreto.
—Vamos… – Akane le dirigió una pequeña sonrisa – Creí que esta vez lo lograría.
—Pareces de mejor humor ¿fue por lo que dije?
—Creo que estas demasiado seguro de tus habilidades querido.
—Por supuesto – se jactó con falsa arrogancia.
Akane sonrió y negó con la cabeza, dejando el celular a un lado y volteándose, antes de inclinarse sobre la mesa para tomar el cuaderno de Ranma y empezar una vez mas con el tema que acababa de repasar.
—Esta vez pon más atención.
—Claro Cheekie – deslizó una mano por la espalda de la chica logrando que se tensara.
—¿Que haces? – las mejillas de Akane se tiñeron rápidamente.
—Creí que alguien nos veía, continua…
Akane negó con la cabeza y sonrió, antes de empezar a explicarle el tema una vez más. Ranma era un idiota cuando quería, pero podía subirle el ánimo rápidamente y era esa precisamente la razón por la que se llevaban tan bien.
Claro que no tenía nada que ver el hecho de que le aclarara la escena que había presenciado, ni mucho menos el inmenso alivio que había sentido.
No tenia nada que ver.
Porque ellos solo eran mejores amigos.
Y los amigos no se ponían celosos.
—Pareces muy entretenido amor – susurró Akane entre dientes, mirando de reojo como Ranma parecía muy interesado en su celular.
Luego de estar estudiando durante dos horas, había decidido detenerse, notando que Ranma parecía cada vez más confundido mientras terminaba de explicarle el último tema.
El chico parecía tan francamente agradecido que le invitó a ver una película. Aunque no le apetecía salir, su familia le había instado a aceptar y media hora después ambos habían decidido ir al mismo centro comercial de esa mañana, al cinema.
La sala estaba ligeramente vacía, seguramente no todos pensaban en ver una película durante las fechas festivas. Ranma parecía muy emocionado, le encantaban las películas de acción casi tanto como a ella, era una de las cosas que tenían en común. Por eso, le pareció extraño que en cuanto las luces de la sala se apagaron y el celular del chico hubiera sonado con un mensaje entrante, en lugar de ignorarlo, Ranma hubiera decidido que era el preciso momento para contestar.
Había sido así a lo largo de la siguiente hora, cada vez que el celular de Ranma sonaba, el chico no dudaba en contestar, aun si eso implicaba que se perdiera gran parte de la trama.
—¿Con quien es que chateas tanto?
—¿Acaso estas celosa cariño? – él le dirigió una sonrisa socarrona.
—Claro que no – tomó la mano que él había apoyado sobre su brazos y le obligó a quitar el brazo sobre su hombro – Apártate un poco.
—Cheekie…
—Creo que iré al baño – se levantó de un salto, Ranma tomó su mano antes de que logrará alejarse.
—Cheekie, espera ¿Por qué estás molesta de nuevo?
—¿Porque ignoras mi pregunta?
—¿Cual?
—Sabes cual – rodó los ojos – Desde que venimos hace tres días, solo te la pasas en el celular, mírate ahora… estabas tan emocionado por la película y ni siquiera le has prestado atención.
—No quería decírtelo hasta tenerlo confirmado – la seriedad en su expresión obligó a que Akane le prestara atención.
—¿Que sucede Ranma?
—He estado conversando con Keichi.
—¿Con Keichi? – ella frunció el ceño – Espera… ¿Cuál Keichi?
—¿Como que cual Keichi? ¿Cuántos conoces?
—Bien, se cual… ¿Qué has hablado con Keichi?
—Aplique al club de literatura.
—¿Aplicaste al club? – le miró sorprendida – ¿Cuándo lo hiciste?
—Antes de venir. Debo decirte que el comelibros me la pone difícil. Ni siquiera cuando apliqué para mi beca deportiva tuve tantas problemas.
—¿Es en serio Ranma?
—Claro Cheekie, no te mentiría. Puedes preguntarle al comelibros. He estado chateando con el estos días. Anda, pregúntale.
—No creo que Keichi confíe en ti – susurro Akane suavemente
—Creyó que le estaba jugando una broma cuando solicite ingresar al club. No para de mandarme notas de diferentes libros – le mostró el teléfono, Akane miró la pantalla un segundo, notando que efectivamente había un chat abierto, le causó gracia el nombre sobre la conversación de WhatsApp
—Debes dejar de llamarlo así si quieres llevar una buena relación. Y yo hablaré con Keichi si realmente quieres ingresar al club.
—No, no te preocupes – la miró seriamente – No quiero que hables con ese, además solo debo leer los tres libros que me mando.
—Esta siendo muy estricto apropósito.
—No me importa, si cree que con esto me hará retractarme esta equivocado.
—¿No se burlaran de ti en el equipo? – indagó con mofa.
—A ti no te importaría.
—Nunca me ha importado lo que piensen de mí – le restó importancia con un encogimiento de hombros.
—Y es una de las cosas que más me gustan de ti Cheekie – le dio una sonrisa ladina.
—Te dije que no tenias que adularme cuando estamos solos.
Akane sintió como su corazón se aceleraba. No había esperado nada de aquello y le disgustaba enormemente comprender cuanto le aliviaba saber que Ranma no había estado coqueteando con nadie, ni mucho menos.
—Ni me había dado cuenta – él fingió sorprenderse.
—No molestes – intentó levantarse de su asiento, pero Ranma la tomó de la mano nuevamente.
—¿Adonde vas? Creí que ya no seguías enojada.
—No lo estoy, pero cuando dije que necesitaba ir al baño era en serio mi amor.
—Ahhh, bien… – la soltó lentamente.
—Aunque tu lo crees Ranma, el mundo no gira a tu alrededor – se burlo.
El moreno sintió como sus mejillas empezaban a arder involuntariamente.
—Como sea.
—La cena está deliciosa – Zhāng fue el primero en cortar el silencio que se había formado en la mesa, en cuanto todos tuvieron su platillo servido.
—Mi madre cocina delicioso – susurró Ranma rápidamente.
—Es lo mejor que he probado en mucho tiempo – aceptó Soun – Los únicos momentos en los que puedo comer así es cuando mi Kasumi vuelve a casa.
—Te traigo el almuerzo todos los días padre.
—Pero no es igual, solo mira esto – le dio una mirada significativa a la mesa –Todos están aquí, incluso Akane pudo venir después de tanto tiempo y mi mejor amigo y su familia nos acompañan.
—Es un gusto para nosotros estar aquí – concibió Genma con un asentimiento.
—Akane podría haber vuelto los años anteriores padre – Nabiki encogió un hombro mientras tomaba de su vaso con agua.
—Estuve ocupada… yo te lo dije papá. La universidad fue estresante durante los primeros años y debía mantener mi promedio.
—Se que eres una chica muy aplicada hija – él asintió en dirección a Akane.
—Claro, por que es imposible venir hasta Nerima en vacaciones – Nabiki rodó los ojos.
—No voy a discutirlo contigo.
—Porque no puedes. Tokio esta a menos de cuatro horas en tren, podrías haber venido al menos en los días importantes, pero preferiste poner excusas.
—Cállate Nabiki, no tienes derecho a opinar.
—Claro que si – la castaña la fulminó con la mirada – Incluso yo que trabajo en Hiroshima he venido en navidad los últimos tres años.
—No puedes comparar tu situación con la mía – chilló Akane dejando el tenedor y cuchillo a un lado.
—Yo soy testigo de cuanto se ha esforzado Akane todo este tiempo – intervino Ranma rápidamente.
—¿Y eso que? Si no podías, deberías de haber estudiado aquí en Nerima como todos.
—No me voy a limitar solo por lo que me propones.
—Me habría gustado que Akane también estudiará cerca de casa – susurró Soun cabizbajo.
—¿Ves?... Papá no quería que estudiarás lejos, pero siempre te has creído más que nosotras.
—¿Cuando dije yo eso? – cuestionó exaltada.
—Nabiki, Akane… estas no son cosas que se deban discutir en la mesa – reprendió sutilmente Kasumi.
—No tienes que decirlo – la castaña la ignoró – Siempre lo hemos sabido. Estas aquí únicamente porqué tu conciencia no te permitía rechazar una vez más una invitación de padre.
—No es así, quería venir a casa desde hace mucho, pero… la universidad…
—Por favor, pon una excusa más creíble. Todos aquí han pasado por lo mismo que tu. No eres la primera, ni última persona en estudiar una carrera, mucho menos en conseguir una beca.
—¿Y eso a ti que te importa? – harta, se levantó de la silla.
—No me interesa para que lo sepas.
—Pues sacaste el tema en primer lugar.
—Nabiki… Akane… – Soun miró de un lado a otro.
—Chicas, por favor… -- Nodoka las miro nerviosa.
—Siempre haces lo mismo. Me molestas, me frustras, juzgas cada una de mis acciones.
—El mundo no gira a tu alrededor Akane – soltó despectivamente. Ranma dirigió una mirada rápida hacia la chica, eran justo las palabras que Akane le había dicho esa tarde.
—Creo que es tiempo de que nos retiremos – con un suspiro, el moreno se puso de pie y tomó la mano de su novia.
—Aun no han terminado de cenar – Nodoka miró el plato a medio comer de ambos.
—Es evidente que Akane se encuentra disgustada – miró a Nabiki seriamente – Y para que lo sepas, no he visto a nadie que se esfuerce como tu hermana lo hace, en lugar de sentirte inferior o celosa por sus logros, deberías de estar orgullosa y si Akane decidió no venir los últimos años sus razones tendrá, pero teniéndote como hermana mayor puedo decirte que estoy enormemente agradecido de ser hijo único. Dios sabe que no habría peor suplicio que aguantarte.
Dio media vuelta y sosteniendo la mano de una silenciosa Akane, salió del comedor.
El resto del camino hacia la habitación fue tenso. En cuanto ingresaron, Ranma soltó a Akane y se encamino hacia la cama, sentándose y dándole una mirada baja, la chica permanecía en la misma posición.
—Cheekie…
—Creí que me llamarías Akane de ahora en adelante.
—¿Estas bien? – noto que la chica volteaba el rostro y encogía los hombros.
—¿Por qué no lo estaría?
—Cheekie…
—Ahora no Ranma – negó una y otra vez con la cabeza.
—Creí que tu relación con Nabiki era como la de cualquier par de hermanas.
—Ranma…
—Siempre parece decidida a molestarte y en más de algún momento te ha sacado en cara el hecho de que decidiste estudiar lejos.
—No es así.
—Por ella odias que la gente se burle de ti, también siempre estás a la defensiva y es una de las razones por la que nunca permitas que nadie tome decisiones sobre ti.
—¡Basta Ranma! ¡Es suficiente! – el chillido de la chica logró sobresaltarlo.
Ranma levantó la mirada y observó con asombro como los hombros de la azabache parecían temblar. Se puso de pie y lentamente se acercó a ella, apoyando las manos sobre sus hombros y obligándola a dar la vuelta.
Tenía el cuerpo tenso y un vistazo de su rostro le hizo comprender que parecía apunto de llorar.
Akane siempre había sido una chica demasiado fuerte e independiente, por lo que verla de aquella manera le provocó un intenso nudo en el pecho.
—Cheekie…
—No Ranma, espera – ella intentó zafarse, limpiándose rápidamente el rostro.
—Lamento que hubieras pasado tan mal rato.
—Nabiki es una odiosa – gruñó Akane entre dientes. Las lágrimas le llenaron nuevamente los ojos.
—Pobre Zhāng.
—Es en serio Ranma – ella frunció el ceño mirándole de reojo.
—Yo también lo digo en serio… Cheekie, no pongas esa cara – tomó su rostro entre las manos.
—No Ranma…
—No llores.
—No lo hago – soltó testarudamente, pese a que los labios le temblaban.
—No importa lo que haya dicho tu hermana, es solo una envidiosa. Se que fue difícil permanecer lejos de tu familia y te he visto mucho más feliz estos días al lado de ellos que en todo el tiempo que te conozco – sonrió suavemente, deslizando los pulgares por la mejillas humedecidas – También estoy orgulloso de ti Cheekie, se que te esfuerzas más que nadie y todo lo que dije afuera es completamente en serio.
—Ranma…
—Mierda Cheekie… eres la mejor persona que conozco.
Akane apoyó las manos en el pecho firme del chico y suspiró, mirando aquellos ojos azules tan confiados y solidarios. No había esperado que Ranma saliera en su defensa frente a toda su familia, Nabiki podía ser una perra algunas veces y aunque estaba acostumbrada a su actitud se había dejado llevar por sus provocaciones, no sabía en qué punto había perdido el control, pero no importaba en ese momento, porque lo único en lo que podía pensar era en las palabras de Ranma y sus acciones.
Y era más consciente que nunca del acelerado ritmo de su corazón, del nudo en su estómago, del temblor en su cuerpo, del calor que le provocaba su cercanía, un sentimiento dulce, delicado y al mismo tiempo tan potente y abrasador.
Ellos no podían cruzar ninguna línea en aquella relación ficticia.
El pensamiento se aferró a su mente mientras hundía las manos en la suave melena oscura y le halaba hacia su rostro, fue aquella voz susurrando en su oído cuando se puso de puntillas y un temblor que recorrió completamente su cuerpo cuando sus labios finalmente se encontraron.
El primer beso que realmente se habían dado no tenía comparación con aquel. Un escalofrío recorrió completamente su cuerpo y su corazón amenazó con escapar de su pecho. Los labios le temblaron, mientras se aferraban a los del moreno, succionando suavemente y capturando el aliento agitado y el pequeño suspiro que escapo de la boca de ambos. Las manos que tenía sobre los duros planos de su torso, se deslizaron tiernamente hasta apoyarse en los fuertes hombros y solo entonces rodearle por completo, acercándose aun más hasta que su piel entró en contacto con la de él y las formas de su cuerpo se amoldaron al suyo. Sintió como las manos grandes se apoyaban primero en su cintura, dudativamente. Ladeó el rostro profundizando el beso y solo entonces, las manos de Ranma parecieron fundirse en su piel, acercándola aún más, como si existiera un espacio invisible entre sus cuerpos, acariciando cada curva y elevación. La temperatura subiendo, los escalofríos multiplicándose.
—Cheekie… – él se separo, tomándola de los brazos para zafarse de su agarre y trasbillando unos pasos lejos.
—Ranma… – susurró aturdida, jadeante y acalorada.
—No podemos hacer esto – tartamudeo sin respiración. Apenas parecía conseguir aire en sus pulmones y las manos le temblaban tanto que tuvo que apretujarlas en puños.
—Ohh…
Akane parpadeó observando el rictus serio en el semblante del chico. Intentó pensar, más allá del hecho de que se había aventado hacia Ranma como una mujer ahogada en la pasión. Había sentido algo especial por un momento y eso le había impulsado a actuar, no había considerado como eso podría hacer sentir a Ranma.
Sintió como las mejillas se le encendían de vergüenza y la sensación de incomodidad que por primera vez se aferró a ella en presencia de Ranma fue aún peor.
—Cheekie…
—Lo siento.
Él noto la mirada cabizbaja, el rubor bochornoso en las pálidas mejillas, los labios temblorosos. Se acercó a Akane y la tomó con firmeza de los brazos acercándola a su cuerpo en un movimiento atrevido.
—Quítate esos pensamientos de la cabeza – masculló entre dientes.
—Déjame… – ella Intentó alejarse – Fue muy tonto de mi parte creer que algo había cambiado. No me deseas ¡lo sé!
—No digas estupideces – grazno con un gruñido – ¡Todo cambio! ¡Ese es el problema!
—No quiero escucharte… déjame Ranma.
—¡Y te deseo! ¡Maldición!... ¡Si supieras cuanto he luchado últimamente contra el impulso de tomarte entre mis brazos y…! – Akane le observó sorprendida.
—¿Me deseas?
—Si, tonta… ¡Te deseo!
—Oye, no me insultes – frunció el ceño molesta.
—Por Dios ¡Acabo de confirmarte que te deseo, y lo primero que me dices es eso!
—Bueno… – nerviosamente, Akane se alejo y empezó a caminar de un lado a otro – No esperaba esto.
—¿Y que demonios esperabas cuando te tiraste sobre mi de esa manera?
—¡No me tire!... Y fue un impulso – se justificó sonrojada.
—Cheekie… debes de ser consiente de que esto definitivamente implicaría cruzar la línea – él la miró seriamente – Y maldita sea, no se si podremos volver atrás luego.
Akane se detuvo y cruzada de brazos, lo observó a los ojos.
—Ranma…
—Quiero que continuemos lo de antes y quiero hacer más… mucho más contigo – su mirada la recorrió intencionalmente. Akane se estremeció – Pero…
—Cruzar la línea… – susurró ella suavemente.
—Es algo que esta prohibido – Ranma dio un paso hacia enfrente, la azabache suspiró.
—No deberíamos – esa vez fue ella quien dio un vacilante paso en su dirección.
—No, no deberíamos hacer.
Sus miradas se conectaron, ambos sonrojados, acalorados, con los corazones sincronizados a un ritmo fuerte, acelerado, necesitado. Ninguno supo quien dio el último paso que cerró a distancia entre ambos, pero no importó cuando sus cuerpos finalmente se encontraron.
Sus labios se encontraron una vez mas y el contacto simplemente estremeció su mundo por completo. Akane le rodeó por el cuello con un suspiro, mientras Ranma abrazaba la estrecha cintura.
El calor parece emerger con más fuerza por segundo. Nunca nada se ha sentido así y el pensamiento era casi tan impresionante como alucinante. Ranma da unos pasos atrás y fue Akane quien llevó las riendas cuando cayeron sobre la cama, entre las sábanas alborotadas, extremidades entrelazadas y la seguridad de que en ese punto no había vuelta atrás.
Las manos de Ranma se aferraron a las voluptuosas caderas bajó el vestido negro. Akane gimió, mientras se inclinaba, atrapando sus labios en un beso que marcó un antes y un después indudablemente. Sus pequeñas manos se apoyaron en el torso masculino y ambos retuvieron el aliento cuando ella empezó a desabrochar la camisa, tan lentamente que parecía que el tiempo se detenía. En cuanto la mitad de torso de Ranma se encontró desnudo, Akane no dudó en inclinarse depositando un beso primero en su cuello, luego en cada uno de sus pectorales.
La respiración de Ranma salió a borbotones, su mirada fija sobre la expresión entregada de la chica, mientras su labios, dulces y enrojecidos se encargaban de saborear su piel. Sintió un estremecimiento cuando depósito un beso en la punta de uno de sus pezones y gimió cuando la pequeña y traviesa lengua salió, decidida a capturar el sabor de su piel.
—Akane…
Ella levantó el rostro rápidamente, mirándolo sorprendido.
—Me llamaste por mi nombre – susurro ladeando el rostro.
Podría no haberlo sabido, pero se miraba hermosa con las mejillas abarrotadas de rubor, el cabello suelto y alborotado por sus dedos, los enrojecidos labios hinchados por sus besos.
—Es así como te llamas ¿no? – musitó suavemente, apoyando una mano en la suave mejilla femenina, Akane suspiró y sonriendo, encogió un hombro.
—Si hubiera sabido que de esta manera conseguiría que me llamarías por mi nombre, lo habría intentado antes – le guiñó un ojo, ambos sabían que nada de eso habría pasado si no hubieran armado aquel absurdo noviazgo, pero a Ranma no le sorprendía la rápida mente de la chica.
—Sigue haciendo lo que hacías y seguirás escuchando tu nombre en mis labios.
Las manos masculinas se aferraron a la curvilínea cadera, Ranma la obligó a bajar sobre su regazo y sintió claramente como ella se apoyaba justo en aquel lugar que clamaba por atención.
Disfrutó al ver cómo las mejillas de la chica parecían enrojecer aún más. Akane deslizó las manos por su torso desnudo y se inclinó, capturando sus labios en un beso que le quito el aliento.
Las manos de Ranma ansiosamente subieron, quitándole el suéter amarillo. Llevaba un vestido con un cierre trasero y en cuanto sus manos tomaron el pequeño zipper y lo bajaron, ambos retuvieron la respiración.
—Ranma…
—Esta bien – él tomó el cuello del vestido y lentamente lo deslizó, observando la piel suave que saltaba a la vista. Sus ojos se deslizaron los regordetes senos, apretados por un sostén negro que contrastaba eróticamente con su palidez – Todo está bien.
Akane se inclinó y volvió a capturar sus labios mientras las manos masculinas se deslizaban por su cintura desnuda, erizando cada porción de piel a su paso.
Con la mente obnubilada, la morena no supo el momento exacto en el que ambos rodaron, de pronto ella era la que estaba bajo el cuerpo fornido de Ranma. Su peso se sentía extraño, íntimo. La sensación de su piel apresándola, el varonil aroma de su cuerpo, sus brazos encerrándola.
Ranma depósito pequeños besos en su barbilla, descendió por el estilizado cuello y le besó el hombro, mientras deslizaba los tirantes del corpiño. Sus labios se detuvieron en el pulso de su cuello, le mordió la piel del brazo y luego tomó con el índice el sostén y lo hizo descender tan lentamente que ambos retuvieron la respiración mientras descubría su seno derecho.
La mirada azulada se detuvo en el pequeño pezón rosado. Akane sintió como la garganta se le secaba cuando el pulgar de Ranma se deslizó por la cumbre sonrosada, acariciando suavemente el contorno de su seno y luego burlándose del pequeño botón.
—Sabía que seria rosa pálido – susurró el chico antes de inclinarse y deslizar la lengua por la punta.
—Ranma… – le dio un manotazo en la cabeza.
—¿Que? – levantó la mirada y miró el rostro fuertemente sonrojado de la chica.
—No puedes decir eso y peor cuando tu… cuando…
—Ayy Cheekie… – se río entre dientes – Vamos a descubrir si mi imaginación hizo justicia a tu belleza.
—Eres un adulador.
—Pero nunca miento – se inclinó y tomó la falda del vestido deslizándola por las voluptuosas caderas mientras depositaba dulces besos en su abdomen.
Akane le miró sonrojada, pero no se tapó, pese a la vergüenza que sentía cuando los ojos de Ranma acariciaron su piel como si fueran sus manos los cuales recorrían cada parte de su cuerpo.
—Eres muy bonita – susurró roncamente.
—Ranma…
Su mirada oscura también le recorrió, mientras le observaba desprenderse de cada prenda hasta quedar en ropa interior. Sabía que Ranma era un atleta y aunque escasamente, en algún momento lo había visto desnudo de manera parcial. Tenía músculos juveniles, un pecho fuerte, brazos musculosos y un abdomen plano y definido. Sus ojos bajaron a la ropa interior oscura y cuando vislumbró el hinchado bulto, apartó el rostro enrojecida.
—Te sonrojas como una virgen – se río Ranma inclinándose sobre ella.
Sus labios se encontraron y Akane olvidó la respuesta ingeniosa y sarcástica que tenía en la punta de la lengua. Las manos grandes acariciaron la curva de su cintura y cadera, mientras los labios del chico se deslizaban por su escote y tomaban en su boca un pequeño y erguido pezón, succionando suavemente. Akane soltó un pequeño gemido y enterró los dedos en la suave melena negra.
—Ranma…
El moreno suspiró y hundió los dedos en la carne generosa de su cadera. Akane gimoteó, mientras arqueaba la espalda ofreciéndole sus magníficas cumbres. Ranma se apresuró a desabrochar el sostén y desnudarla de una vez. Sus manos se deslizaron por la piel suave de la espalda definida hasta enterrarse en la curva de su trasero.
—Ohhh…
—Si – le besó una mejilla y luego labios la piel de sus senos llenando de besos cada elevación y pecas.
El calor parecía absorber cada parte de su cuerpo, desde el interior hacía afuera. Su rostro hervía a fuego lento y su miembro parecía palpitar con vida propia, tenso y a la espera de hundirse en el húmedo calor que sabía que le recibiría.
—Ranma… por favor.
—Vamos – tomó el borde de su braga negra y lentamente la deslizó por sus muslos – Siempre me he preguntado como se sentiría.
—Eres un pervertido – gimoteó Akane suavemente.
—Te deseo Cheekie.
—Acércate más – ella abrió las piernas y le rodeó por la cadera.
Ranma se apoyó en sus brazos y mirándola fijamente, se inclinó hasta capturar nuevamente sus labios bebiendo de su boca. Sus manos se deslizaron por los muslos femeninos y la obligó a abrir aun más las piernas, hasta que tener el espacio suficiente para deslizarse sobre ella. Esta vez no dudó mientras se quitaba la ropa interior y finalmente dejaba caer las caderas sobre la piel desnuda de Akane, tan íntimamente que percibió la dulce calidez de su flor húmeda.
La morena soltó un suspiró, que bebió cuando se apresuró a besarla. Acarició sus senos y lamio sus hombros y cuello, mientras hundía los dedos en medio de las piernas de la chica.
Akane suspiro y le miró rápidamente, cuando uno de los dedos masculinos acarició los pétalos humedecidos de su intimidad.
Su piel ardía intensamente, su interior palpitaba y la humedad justo entre sus piernas era incomoda y anhelante, sentía los pechos pesados y el cuerpo no paraba de temblarle, quemando todo a su paso.
—Ranma… yo…
—Shh – le dio un ligero beso en la boca, mientras encontraba con el pulgar el botón de sus pasiones justo en la cima de sus pétalos. Un poco de presión logró que Akane soltara un chillido, mientras arqueaba el delicioso cuerpo hacia él, anhelante, caliente y sensual.
Ranma se encargó de encender su cuerpo lentamente, con caricias ligeras y atrevidas, le besó los pezones y acarició su pecho hasta que la respiración de Akane no era más jadeos. Sus dedos se deslizaron más abajo y acariciaron la pequeña entrada de su cavidad, primero burlándose y luego ingresando un dedo en un movimiento pequeño, pero decisivo hasta que se vio hundido en su aterciopelada feminidad. Akane no se quejó, en su lugar abrió aún más las piernas y arqueó las caderas en su dirección. Ranma inició un vaivén lento en un inicio, permitió que otro dedo se deslizara y aumentó paulatinamente las caricias hasta que sintió que no había resistencia.
Un gemido de Akane con su nombre detonó su poco control. Se alejo de ella y buscó a tientas un condón entre su ropa, cuando volvió completamente desnudo y con su miembro enfundado en el látex la miró ahí, sonrojada, jadeante y ansiosa.
Era la mujer más bonita que había visto. En ese momento todos los rostros de su pasado parecían finalmente haber desaparecido.
Se inclinó y la beso nuevamente. Volvió a seducirla con caricias atrevidas hasta que ella temblaba y solo entonces empezó a hundirse en su calidez, mientras tomaba su miembro en una mano y mantenía su pierna elevada en un ángulo que le permitía llegar aún más profundo. Se sentía nervioso, impaciente y aun así, tan malditamente afortunado.
La punta roma de su miembro tanteo la cálida entrada, Akane suspiró mientras hacía presión, ella estaba malditamente estrecha, le costó un poco, pero la acaricio íntimamente, despertó su pasión una vez más y mientras acariciaba sus senos y la besaba, finalmente se deslizó dentro y fue como una explosión de furor. Un gemido gutural escapó de sus labios. Cerró los ojos jadeando y se sostuvo apenas en sus temblorosos brazos mientras fijaba una mirada en la fruncida cara de Akane
—¿Te lastime? Estas muy apretada.
—No es nada – ella negó, tenía la voz ronca y el rostro perlado de sudor. Ranma deslizó una mano por su mejilla y el pulgar por los hinchados labios antes de besarla una y otra vez. Lentamente. Rápidamente. Íntimamente.
Ella le correspondió al instante y encendió su pasión. Tomándola de las caderas, Ranma se hundió completamente en su húmedo calor, sabiendo que nunca volvería a ser él mismo luego de aquel encuentro.
Akane se arqueo, le arañó, besó, mordió y gimió su nombre mientras respondía a cada una de sus caricias. Nunca le habían amado de aquella manera, con tanta entrega, tanta ferocidad y dulzura.
Mientras seguía cada una de sus estocada, mientras ella le abrazaba por el cuello y le acariciaba la espalda suavemente, mientras le recibía en su cálido y húmedo ardor, Ranma lo supo.
Justo cuando su mente pareció explotar en un sinfín de colores y el mundo entero dio una vuelta completa sobre su eje, cuando Akane se arqueó y gimió bajo su cuerpo por el placer que él le había proporcionado, lo supo.
Había roto su promesa.
Estaba irremediablemente enamorado de su mejor amiga.
.
.
.
.
.
FIN DEL CAPÍTULO
.
.
NOTAS DEL CAPÍTULO
Es bastante tarde ahora y mañana tengo un viaje de vuelta a mi país de varias horas, pero no podía irme a dormir sin actualización.
Bueno, este capítulo tiene un poco de todo, pero creo que estaremos de acuerdo que la última escena se llevó el premio.
¡Y finalmente cedieron a sus sentimientos!
Pero ¿Será todo color de rosa? Y si no es así ¿Quién será el primero en arruinar todo?
Nabiki es una desgraciada, pero ¿había algo de verdad en sus palabras?
Y todos necesitamos a un Ranma en nuestra vida ¡Mi príncipe!
Espero que el capítulo les haya gustado, disculpen la tardanza y ojalá que la espera haya valido la pena.
Gracias por su apoyo.
A mis personas preferidas:
Guest1: Que emoción saber que te gusta como va quedando la historia. Y eso de "cada capítulo es mejor que el anterior" fue tan ahhhh… ¡Eres tan bella! ¡Gracias! Nabiki siempre será la misma y Zhāng es un personaje muy opuesto a ella, así que te dejo en la imaginación su personalidad, pero aquí aplica perfectamente eso de "los polos opuestos se atraen" Ranma es un celoso natural, aunque lo niegue ¿lo viste en este capítulo? Justificaba todo hasta convencerse que era normal sentirse excluido ¡Ternurita! Gracias por tu comentario ¡Dame tu nombre! ¿O eres Maga? Feliz año nuevo y te mando un enorme abrazo. Nos leemos pronto.
Guest2: ¡Que emoción que te gustará! Gracias por el corto y significativo comentario. Un abrazo y Feliz año nuevo.
Felicius: Me encantan igual, son tan perfecto el uno para el otro y es que aunque lo nieguen, se complementan totalmente. Un Ranma protector, celoso y aún así "aparentemente desinteresado" es mi pasión, es que nadie le cree su "solo es amistad" Nabiki es mi villana predilecta, es que con la personalidad que se carga me la imagino totalmente haciendo algo como esto, pero Zhang es awww. Luego de este capítulo, creo haber contestado tu duda sobre la oportunidad de ser pareja, ahora ¿Cuánto durara la luna de miel? Las cosas del pasado son del pasado, al menos para Akane ¿pensara Ryoga lo mismo? Y si Ranma es quien arruina todo ¿Cómo? Cuando parece el más estable con sus sentimientos.
Si llegaron hasta aquí, gracias por su apoyo. Si no se han animado a comentar, les invito, amo hablar con ustedes.
Nos leemos luego. Besos y abrazo y ¡Feliz Año Nuevo!
01/01/2022
.
.
