No sabía exactamente cuánto tiempo llevaba parado frente a la habitación de su prometida, pero el dolor en sus piernas le decía que había estado de pie bastantes minutos, mirando dudoso su puerta, aún sin atreverse a tocarla siquiera.
Era un cobarde.
Aquel día realmente no había comenzado como esperaba, llevaba mucho planeando que aquella fuese el mejor año nuevo de todos, pues luego de pensarlo por varios meses, logró tomar una de las decisiones más importantes de su vida, finalmente tenía una respuesta sería a la pregunta que no pudo responder el día de su intento de boda.
"—Ranma, tú me amas… ¿Verdad?"
Un pequeño suspiro brotó de sus labios a la vez que apoyaba su frente en la puerta, tenía la respuesta, pero no las palabras correctas para expresar sus verdaderos sentimientos.
No tenía idea de qué hacer.
Fue por eso mismo que, desesperado por ayuda, desde temprano fue en busca de Shampoo, aquella amazona que a pesar de todo era una gran amiga para él y esperaba le fuera de ayuda.
Pero claro, era Ranma Saotome, el hombre al que las cosas no siempre le salían como esperaba.
—¡Ranma!— exclamó la de cabellera morada al verle, corriendo presurosa a los brazos del pelinegro. —¡Qué gusto verte por aquí, Shampoo echarte tanto de menos!— exclamó a la vez que besaba desesperada sus mejillas. —Dime amor mío, ¿qué querer comer? Seguro venir hambriento.— sonrió.
Por su parte, el de trenza no dijo nada, simplemente apartó sutilmente a la joven, quien le miraba extrañada.
—¿Ocurrir algo?— cuestionó, a lo que obtuvo como respuesta una negación.
—Esta vez no vengo a comer Shampoo, realmente me gustaría hablar contigo, necesito que me des un consejo porque, bueno, eres mujer y quizá podrías decirme…— suspiró. —¿Qué te gustaría que un hombre dijera si te confesara su amor?
La amazona le miró extrañada.
—¿Por qué preguntarme eso?— cuestionó, y como si se diera cuenta de algo, saltó nuevamente hacía sus brazos. —¡Oh Ranma! Finalmente darte cuenta de que yo soy tu mejor opción, por eso venir a decir cuanto amas a Shampoo!
Ante esas palabras él negó rápidamente.
—¡No!— exclamó a la vez que se alejaba de ella. —Solo es una pregunta, no quiere decir que me vaya a declarar a Akane, yo…
—¿Qué acabar de decir?— interrumpió. —¿Ranma declararse a marimacho?— cuestionó mientras reía. —Admito que Shampoo no estar del todo sorprendida, demorar mucho en decidirse por una.
El de trenza la miró con sorpresa, esperaba de todo, menos esa reacción.
—¿Pero cómo…?
—Chica cocinera y yo no ser tontas, sabíamos que tomar una decisión tarde temprano, aun así siempre pensar que yo terminaría siento esposa tuya…
El joven no sabía qué decir, y tras meditarlo unos segundos la abrazo.
—Quería hacer esto luego, pero es mejor que lo diga de una vez.— suspiró. —Siempre fue ella, nunca estuve confundido, en mi corazón solamente a habido lugar para ella, su sonrisa, su mirada, su forma tan poco femenina de ser, todo lo que una vez dije que me asqueaba o jamás voltearia a ver, siempre fue el motivo de mis desvelos, mis nervios, mis miedos, mis suspiros…— sonrió. —Ya es hora de ser honesto contigo y con Ukyo. La amo a ella.
La amazona no pudo evitar derramar unas cuantas lágrimas al escucharle decir todo aquello.
Por una parte se sentía liberada, pero por otro lado le dolía no haber sido ella.
—Shampoo entenderlo, pero también Ranma entender que no dejar de sentir amor de un día para otro, así que hasta no ver no creer.— murmuró a la vez que acariciaba su mejilla. —Yo…
—¡Ranma Saotome!— exclamó cierto pelinegro. —Tu no entiendes, ya tienes a Kuonji, también a Tendo, así que ¡deja en paz a mi hermosa Shampoo!
El mencionado no pudo hacer más que suspirar.
Ya sabía lo que pasaría.
Luego de una no tan reñida pelea contra aquel joven de lentes, el de trenza se encontraba camino a su siguiente y última parada, la casa de su mejor amiga, a quien, luego de pensarlo bien, debió haber acudido primero.
Tras abrir la cortina del local una sonriente castaña lo recibió.
—¡Buen día!— al verlo no pudo evitar sorprenderse. —¡Ran-chan! ¡¿Pero qué te pasó?!— cuestionó angustiada para luego ir en su ayuda. —No me digas que otra vez la bruta de Akane te agarro como saco de boxeo, ya decía yo que esa niña no haría más que maltratarte, mira nada más cómo te…
—Ella no fue, U-chan, de camino pase al local de Shampoo, Mousse nos vio y entonces…
—Momento.— murmuró. —¿Pasaste a ver a esa frívola?— preguntó indignada. —¿Para que mi prometido tendría que pasar a ver a esa amazona roba maridos?
Un suspiro brotó de los labios del muchacho, quien no sabía muy bien cómo empezar aquella conversación.
Tendría que arriesgarse.
—Fui a verla porque necesitaba un consejo.— aclaró. —Por que, a pesar de convertirme en mujer, no se lo que le gusta a una, ni qué palabras son las apropiadas cuando se busca decirle a quien te gusta lo que sientes por ella, por eso fui a verla, pues…
Un agudo grito brotó de los labios de la menor, quien desesperada se lanzó a los brazos del adolorido joven.
—¡Lo sabía! ¡Sabía que me elegirías a mi para ser tu esposa y madre de tus hijos!— exclamó. —No sabes lo feliz que me haces Ran-chan, no necesitas decirme nada bonito, entiendo lo que sientes y acep…
—Lo lamento…
Ante esas palabras el de trenza apartó a su amiga, quien lo miraba extrañada tras esa inesperada acción.
—¿Ranma?
El mencionado sonrió con tristeza.
—Sí, tomé una decisión, pero Shampoo y tú no fueron a quienes yo elegí.— suspiró. —Siempre fue Akane, por más que traté de negarlo, de hacerla menos, no pude sacarla de mi cabeza, en mi corazón solo hay lugar para ella, Ukyo, de verdad siento haberte ilusionado de algún modo, pero no tenía el orgullo suficiente para admitir lo que realmente sentía, yo...
—No puedo creerte.— interrumpió. —Es imposible que de un día para otro vengas a decir que la amas cuando siempre la insultaste, le llamabas gorda, marimacho, fea, jamás mostraste una pisca de amor, y si esa era tu manera de hacerlo dejame decirte que no supiste demostrarlo muy bien.— murmuró. —Simplemente no te creo, si esto es lo que sientes pudiste casarte con ella cuando tuvieron la oportunidad, así que deja de bromear y…
—U-chan.— le llamó a la vez que tomaba sus manos y la miraba directamente a los ojos. —Yo amo a Akane Tendo más de lo que incluso yo podría amarme, realmente quiero decirle lo que siento, hacer las cosas bien, no porque nuestro compromiso me obligue, sino porque me enamore como un idiota, y como un idiota me porte siempre, ayudame, quizá no a encontrar las palabras para decirle esto, pero si entendiéndome y creyendo en lo que te digo, por favor, no hagamos esto más difícil.
La castaña suspiró.
Él sabía que sus palabras le habían dolido, pero su personalidad no le permitía llorar, al menos no en su presencia.
—Jamás voy a entender que viste en ella que en mi no, tampoco me interesa saberlo, lo único que podría decir es que esta bien, lo respeto, pero dame tiempo para aceptarlo, no es fácil escuchar que el hombre que amas esté enamorado de otra y apoyarlo de la noche a la mañana, tampoco creo poder darte el mejor consejo, solo que seas tu mismo, claro, tampoco vayas a insultarla como acostumbras, deja que tu corazón hable por ti mismo, Akane no es de esas personas cursis, a ella le gusta la honestidad, solamente habla con la verdad, sin bromas, sin insultos, no discutas con ella, tengan una conversación madura.— aconsejó. —A partir de aquí todo ya depende de ti.
El pelinegro asintió.
—De verdad te lo agradezco U-chan, no se que haría sin ti.— murmuró a la vez que se abrazaba a su amiga, quien luchaba contra sí misma para no llorar en su presencia. —Te quiero.
La joven estaba por responder, sin embargo la cortina del establecimiento se abrió con rapidez, dando paso a un malhumorado muchacho que hacía tiempo no veía.
Su mejor amigo.
—¡Alejate de mi Ukyo!
Ante esas palabras, el artista marcial se apartó de la mencionada, quien miraba con sorpresa al recién llegado.
—¿Ryoga?— cuestionó ante lo obvio. —¡Amigo! ¡Qué alegría me da vert…!
—¿Amigo? No puedo ser el amigo de alguien que no se decide y quiere tener a todas las mujeres para él.— soltó. —Me aleje de Akane porque parecías enamorado, y ahora que me he acercado a Ukyo vienes tú a querer quitármela también, ¡eres un mal amigo!
El de trenza no sabía que decir, simplemente miró de reojo a su mejor amiga, quien negó sin saber como explicarle.
—Escucha, no sé que hayas pensado, pero no pasó nada de lo que crees, nosotros…— al caer en cuenta de algo se detuvo. —Un segundo, ¿no estabas con Akari?
Ryoga suspiró.
—Solo quería a P-chan, nunca fui yo, además, jamás pude amarla como merecía, pues aún estaba enamorado de Akane.— explicó. —Pero luego me acerqué más a Ukyo, la conocí y puedo decir que quiero arriesgarlo todo por ella, para conquistarla… ¡Claro que me será imposible si cierto afeminado no deja de rondarla!
Ranma estaba por responderle, sin embargo, el joven se lanzó hacía él, iniciando una segunda pelea.
Siendo así cómo recibió los primeros golpes del día.
Un quejido escapó de sus labios al rememorar todo aquello, había salido con la esperanza de obtener un consejo y regresó lleno de golpes, causando que su prometida se disgustara al enterarse de lo que había hecho ese día y no le dirigiera la palabra en toda la cena familiar.
Ahora no le quedaba más que permanecer de pie, esperando armarse de valor para aclarar aquel mal entendido y confesarle lo que sentía por ella.
Eso sí la menor de las Tendo no lo mandaba a China de una patada.
—A-Akane.— le llamó temeroso. —Sé que quizá no quieres verme, pero necesito hablar contigo, lo que pasó hoy no fue lo que crees, bueno, quizá sí, pero no como piensas, admito que las busqué, pero no para otra cosa.— confesó a la vez que tocaba la puerta. —Por favor, déjame entrar, hay una explicación para todo.— suplicó. —Akane, habló en serio abre la puerta, si después de escucharme sigues sin creerme, puedes golpearme si quieres, pero escuchame.— al no recibir respuesta suspiró. —Bien, voy a entrar, así que espero estés visible.— anunció, abriendo sin más la puerta. —Akane, yo…— sus palabras quedaron en el aire, pues aquella habitación se encontraba vacía.
Rápidamente comenzó a buscar por todas partes, llamando su nombre una y otra vez sin éxito alguno, desesperándose al no tener seña de la joven.
Ella no se encontraba por ningún lado.
Ranma despeinó su cabello con frustración, no teniendo idea de dónde más buscar, hasta que una ráfaga de viento le heló por la espalda.
La ventana estaba abierta.
Tras meditarlo un momento salió por ahí, rogando que se encontrará donde pensaba.
En el mismo lugar dónde había huido la última vez que escapó así.
El tejado.
—¿Akane?
La joven de corta melena se encontraba sentada, contemplando con la mirada perdida la ciudad, sin darse cuenta siquiera de la presencia de su prometido a sus espaldas.
—Akane… No vuelvas a desaparecer así, pensé que algo te…
—Quiero estar sola, vete.
El de ojos azules hizo caso omiso a su petición, por el contrario se acercó a ella y tomó asiento a su lado, mirando en la misma dirección sin decir o hacer nada que pudiera hacerla enfadar más.
—Por favor, regresa adentro, hace frío, puedes enfermarte, yo iré luego, pero déjame sola, no quiero verte, al menos no por ahora.
Él asintió.
—Bien, no me veas, pero escuchame, si después sigues sin querer verme me iré.— murmuró, y sin dejarla responder continuó. —Sí, fui a ver a Shampoo y a Ukyo, pero no porque quisiera estar con ellas, necesitaba hablar seriamente con cada una para…
—Realmente no me interesa.— interrumpió. —Sea lo que sea, mañana ellas me echaran en cara que preferiste estar a su lado y hablar con ellas antes que estar aquí, conmi…— carraspeó. —Con la familia.— siguió. —Esto realmente me está cansado, ya no quiero pelear con nadie ni aguantar más insultos, por parte de esas dos y por parte tuya, ahora, si solamente venias a "aclarar" eso ya puedes irte y dejarme sola, gracias.
El de trenza no hizo nada, simplemente permaneció inmóvil en su lugar.
—La respuesta es sí.
Ante aquellas palabras fuera de contexto ella lo miró confundida.
—Hace tiempo tu me preguntaste sí te amaba y si por eso accedía a casarme contigo.— explicó. —La respuesta es sí.— repitió. —Pero antes de decírtelo quise hablar con ellas dos para aclararles que jamás hubo una decisión que tomar, porque tu nunca tuviste que competir con nadie, al contrario, siempre fuiste tu, aunque jamás lo dije a viva voz porque, bueno, soy Ranma Saotome.— confesó, y tras armarse de valor posó sus azules sobre las gemas de su prometida. —Akane, el único regalo que me podría hacer realmente feliz esta noche es que tu te quedes a mi lado, veinticuatro a veinticinco.— murmuró a la vez que sacaba del bolsillo de su pantalón una pequeña caja aterciopelada, dejando atónita a la menor al dejarla ver su contenido.
—R-Ranma… ¿Eso es…?
Asintió.
—Un anillo, pero no de compromiso, es un anillo para prometerte que aquí voy a estar contigo, cada Navidad, cada año nuevo, sin esconder lo que siento por ti y sin negarlo, gritando a los cuatro vientos que te amo y que serás mi prometida, la mujer con la que quiero pasar el resto de mi vida y a quien un día le cambiare este anillo por uno de compromiso, claro, si en un futuro no me odias lo suficiente como para mandarme a China.— bromeó, haciendo reír levemente a la menor. —Akane Tendo… ¿Aceptas la promesa que te ofrezco? ¿Aceptas comenzar de cero y empezar una relación por nuestra propia cuenta?
La de cabellera azulada no podía hablar, por sus mejillas caían pequeñas lágrimas de emoción ante lo que él le decía, se sentía en un sueño del cual jamás quería despertar.
Por esto mismo, asintió con rapidez.
—Claro que aceptó tonto.— respondió, mirando con emoción como el muchacho deslizaba aquel pequeño anillo por su dedo.
—¿Veinticuatro a veinticinco?
—Veinticuatro a veinticinco.
Pequeños copos de nieve comenzaron a caer, permitiendo que aquel momento se volviera más especial para la joven pareja, la cual selló su pequeña promesa con un beso, no uno accidental, tampoco uno por obligación, sino con un beso real, capaz de transmitir sentimientos que a ese punto no podían seguir escondiendo.
Fue así como, en medio de los fuegos artificiales que anunciaban el comienzo de un nuevo año, el tiempo dejó de avanzar para ellos, congelando eternamente aquella promesa en sus corazones.
Permaneciendo veinticuatro a veinticinco siempre juntos.
¡Hey!
¿Qué onda?
Aquí LupitaHaibara trayéndoles un nuevo One-Shot, está vez basado en una hermosa canción de Stray Kids, titulada "24 to 25" siendo el shipp elegido: Ranmakane, en anime Ranma , del cual hace bastante no escribo, así que para cerrar este año me pareció genial hacer algo así, sencillo pero bonito :3
De todo corazón espero que haya sido de su agrado :'3 ya saben que cualquier cosita pueden dejarla en los comentarios, yo encantada de leerlos uwu/
Y bueno... Cabe destacar que esta historia fue escrita especialmente para el concurso #Navifics_Con_MundoFanfics, de la página de Facebook "Mundo fanfics Inuyasha y Ranma" Donde próximamente se abrirán las votaciones para elegir a la historia ganadora, así que si fue de su agrado este OS vayan a seguir la página para que estén atentos cuando se habrán las votaciones :D
Ahora sí, sin más que decir, yo me retiro, pero no sin antes desearles un muy feliz año nuevo ;3
Nos leemos en otra realidad virtual
Bais~
