Los Saotome... 2.0

Capítulo 02

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Como todo en esta vida, cada cambio tenía una etapa de "luna de miel". Había llevado a sus hijos a desayunar a un restaurante de comida rápida con desayunos americanos, y justo ahora, tiempo después, Ranma veía jugar a su hija en el corral para bebés del centro comercial, jugaba con otros dos niños como si nada, fascinada por los colores, los juguetes y las luces que se desprendían de otras atracciones para niños.

A los gemelos los alcanzaba a visualizar en una alberca de pelotas, se habían autodenominado los reyes de la piscina y ningún otro niño se atrevía a entrar pues sus juegos eran muy rudos e incluían a todos los que entraran al lugar.

Por su parte Kenma estaba en la clásica máquina de golpear topos, haciéndolo con más energía que de costumbre, mientras que Ren, al contrario, parecía no tener ganas mientras hacía tiros en un juego de baloncesto.

- ¿Puede observarla por mí? - pidió a una señora señalando a su hija, la mujer suspiró antes de asistir con la cabeza. Ranma se acercó hasta su segundo hijo. - Hola caballito, ¿algo que quieras hablar? - le preguntó tomando una pelota y encestando a la primera.

- Sabes que extraño a mamá. - dijo sin más.

- Solo serán unos días, cuando menos lo esperes ella estará de regresó haciendo esas comidas algo extrañas que nos gustan de ella.

- Papá... esto está mal. - dijo deteniéndose del todo, mirando a la distancia

- Claro que no, tu madre se merece retomar lo que le gusta y...

- No, no. - lo interrumpió jalando la manga de su suéter. - ¡Mira! - señaló. - Ese señor está persiguiendo a los gemelos. - Ranma se tragó una maldición antes de correr a salvar no a sus hijos, sino al señor de unos cincuenta y tantos que corría furioso tras ellos mientras los niños le arrojaban pelotas de plástico.

- Uno. - dijo saltando y alcanzando a Kaito, tomándolo en el acto de la cintura con su mano izquierda. - Y... ¡Aquí vamos! - dio un salto largo, Yohei había logrado llegar hasta la parte de arriba de las rejas de la alberca. - ¡Dos! -dijo al atrapar al niño igualmente por la cintura con su brazo derecho, sin problemas dio un giro desde la altura y aterrizó con gracia.

- ¡Mocosos del demonio! - se acercó el señor como si Ranma fuese a entregarle a los niños, obviamente no fue así y antes de que se acercara de más, el artemarcialista levantó su pie izquierdo que hizo que la panza del hombre rebotara y se alejara algunos pasos. - ¡¿Es usted el padre de esos niños?!

- Si, soy yo. Dígame que hicieron. - los niños veían la situación con gracia.

- Esos niños no dejaban jugar a mi nieto, cuando entraba en la alberca lo atacaban con alevosía y ventaja, además de golpearlo con las pelotas llenaron su ropa con ellas y cuando fui a ponerlos en su lugar comenzaron a atacarme a mí. - terminó mientras se sacaba una pelota azul de dentro del suéter, más allá tras él, una señora que probablemente era su esposa ayudaba a sacarse esferas de la ropa a un niño de unos 11 años.

Ranma suspiró.

- Bien, estoy de acuerdo con que mis hijos no debieron atacar a su nieto. - dijo observando a los gemelos. - Pero tampoco me parece correcto que un hombre de su edad hubiera querido "ponerlos en su lugar", para eso estoy yo.

- ¡Usted no estaba en ninguna parte, alguien debe disciplinarlos! - dijo acercándose un paso

- ¡Nadie toca a mis hijos! - dijo adelantando el torso.

- ¡Sus hijos son unos engendros! - avanzó más.

- No vuelva a llamarlos así o... - comenzó a advertir cuando otra voz se oyó

- ¡Papá! - gritó Ren alertándolo, giró el rostro y entonces reconoció a su hija llorando en brazos de una desconocida que no quería entregarla a su hermano. Inmediatamente se movilizó hacia ellos.

- ¡Oiga! ¡No he acabado con usted! - lo siguió el señor tomándolo del suéter. En ese segundo pudo ver como la mujer que sostenía a su bebé se la daba a otro hombre, al mismo tiempo que Kenma llegaba saltándoles encima.

- ¡Aléjese! - gritó al hombre que lo detenía pisando fuerte al tiempo que desprendía energía, la cual, hizo que el señor se cayera al suelo con una mueca de espanto en el rostro. Al regresar la vista, Kenma peleaba con el varón de treinta y tantos mientras Ren intentaba tomar a su hermana de los brazos de la mujer que nuevamente la sostenía.

- Quietos. - ordenó al poner a los niños en las bancas desde donde había estado sentado en un principio. Sin más, se movió tan rápido que en un pestañeo la señora se había quedado con los brazos vacíos. - ¡Con tus hermanos Ren! - le señaló mientras sostenía a su hija que no paraba de llorar. Algunos pasos más y el sujeto que, por cierto, ya había recibido buenos golpes de Kenma, cayó al suelo inconsciente por un potente puñetazo de Ranma.

- ¿Pe... pero que hizo? - la mujer se acercó a tratar de reanimar al hombre que yacía en el suelo tapizado de colores.

- Con tus hermanos Kenma. - indicó sin quitarle la vista a los que se encontraban en el suelo. - Créame estoy a punto de golpearla también a usted, ¿Quién le dio derecho para cargar a mi hija y sacarla del corral? - dijo con un enojo que le recorría de pies a cabeza.

- Yo... yo... - tartamudeo ella. - La bebé estaba sola, estaba llorando y nadie cuidaba de ella, pensé que la habían abandonado, no podía dejarla. - Ranma miró a su alrededor, efectivamente la señora anterior había desaparecido.

- ¡Obviamente no estaba sola, mis hijos la oyeron llorar por eso estaban aquí! - aseveró, a ciencia cierta no estaba seguro, pero él no se había descuidado más de dos minutos, si sus hijos estaban ahí era porque lo habían visto todo, ellos siempre estaban al pendiente de su hermana.

- Es que... - buscó excusarse. - ¿Qui... quien iba a pensar que realmente fueran sus hermanos?

Aimi seguía llorando, ahora aferrada a su cuello, sonaba tan asustada, que a Saotome le daban ganas de tomar a esa mujer del cuello y arrojarla contra la pared.

- Más vale que salga de aquí ahora mismo - dijo acercándose peligrosamente. - porque estoy seguro que por el escándalo, habrá guardias de seguridad aquí muy pronto, y a mis ojos usted y ese idiota trataron de robar a mi hija.

Asustada más por la energía obscura que desprendía que por ser acusada, inmediatamente se levantó y comenzó a arrastrar al hombre inconsciente.

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El viaje en auto de regreso a casa no fue muy grato, Aimi seguía llorando, por más que sus hermanos le hacían caras y le acercaban juguetes, aun se notaba muy asustada y probablemente acababa de darse cuenta que su mamá no aparecía por ningún lado.

Al llegar a casa Ranma la desabrochó del asiento para bebés y la cargó meciéndola mientras sus otros hijos corrían dentro de la casa.

- Ya pulguita, ya...

- ¡Mami! ¡Aimi quiere a mami! - se removió en sus brazos.

- Si, lo sé, pero apuesto que papá puede hacerte sentir mejor, ¿Qué tal un biberón con chocolate? - Akane rara vez le daba chocolate a su hija en la mamila, y cuando lo había hecho era luego de hacerla tomar alguna medicina para que se le pasara el mal trago y para consentirla por enfermedad,

- Dámela papá - le dijo Ren cuando ya estaban en la cocina y no lo dejaba preparar el biberón. - Mira esos ojitos nublados, no veo el cielo Aimi, ¿Dónde está el cielo? - le habló sentándose con ella en el suelo de la cocina.

Ranma oyó al niño y una sonrisa nostálgica se le pintó en la cara, esa frase Akane siempre se la decía a sus hijos cuando lloraban haciendo referencia a los ojitos azules que todos habían heredado.

- Aquí... - dijo la niña aun llorando, abriendo y cerrando los ojos coronados en las mismas largas pestañas que tenía su madre

- Es que no lo veo bien, ¿Tú ves el cielo? - le preguntó Ren acercando sus ojos a los de ella. - Kenma, enséñale el cielo. - Hasta ese momento Ranma se dio cuenta que su hijo mayor estaba parado en el marco de la puerta e inmediatamente se hincó al lado de sus hermanos, inclinándose para que la menor viera de cerca sus ojos azules.

- ¿Dónde está el cielo? – preguntó el mayor, la niña movió de nuevo sus pestañas, aun le lagrimeaban los ojos e hipaba con regularidad.

- Aquí. – dijo moviendo sus manitas junto a sus ojos. Luego señaló de nuevo a la puerta, más bien señalando a los gemelos que también habían llegado.

Los niños, luego de mostrarle sus ojos que era lo que la bebé quería, la cargaron y comenzaron a pasearla por toda la cocina. Mientras Ranma terminaba de agitar la mamila, se oía como caían algunos trastos por aquí y por allá, pero al menos la niña ya no lloraba.

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Para la comida del día, Ranma había consentido a sus hijos con comida a domicilio y para tenerlos contentos nuevamente ordenaron comida para la cena, esta vez italiana.

Ranma mezcló la pasta blanca que únicamente era para él, sus hijos abrían ansiosos las cajas de pizza, al final de cuentas, su padre a diferencia de su mamá no los había hecho ponerse de acuerdo para los ingredientes, simplemente había pedido una para cada niño, por error de tamaño familiar, de lo que se les había antojado, se suponía que su bebé comería pasta como el, pero ahora Aimi, tomaba de la que había pedido Yohei que era de alguna clase de salchicha.

El televisor estaba encendido, todos estaban esperando la primera entrevista en la que saldría Akane que era de un programa de variedades en un segmento deportivo.

- jajaja me alegra escuchar eso Mika, seguro va a ser muy interesante - dijo uno de los presentadores del programa. - Y hablando de cosas interesantes, no vas a creer la exclusiva que tenemos el día de hoy. Una de las peleadoras más fuertes de la década ha decidido regresar a los combates, ¿Sabes quién es?

- ¡Definitivamente sé quién es Jun! - emocionada sonrió a la cámara - He sido su fan desde la preparatoria.

- Entonces veamos de una vez esta entrevista con la gran Tendo Akane! - el hombre señaló con el dedo la pantalla, en seguida comenzaron a transmitirse las imágenes de la entrevista.

- ¡Es mamá! - Ren saltó de su lugar con la rebanada de pizza en la boca. Su grito seguido por todos sus hermanos.

- Nos encontramos en la zona de conferencias del hotel The Ritz-Carlton en Kyoto, donde el día de mañana será realizada una pequeña conferencia para los medios de comunicación con una de las figuras femeninas deportivas más emblemáticas de los últimos tiempos, pero nosotros logramos colarnos el día de hoy para llevar hasta ustedes la primera entrevista de ni más ni menos que la peleadora de artes marciales, Tendo Akane. - La presentadora aplaudió mientras la cámara se movía captando a Akane a su lado sentada.

El grito de los niños aumentó y Aimi en especial se acercó hasta tocar la pantalla.

- ¡Mami! ¡Mami! - Ranma tuvo que cargarla porque no dejaba ver nada.

- Gracias por la presentación - dijo sonriendo apenada haciendo una inclinación.

- Un placer poder entrevistarla, agradecemos inmensamente que nos haya concedido esta entrevista.

- El gusto es mío.

- Primero que nada, cuéntenos que ha hecho estos años, es decir, no le hemos perdido la pista del todo, el señor Saotome sigue estando tan activo en el mundo de las peleas como el primer día que pisó una plataforma y él no pierde oportunidad para mencionar a su afortunada esposa. - Akane rió. - Pero más allá de eso, cuéntenos ¿Qué ha pasado en su vida?

- Bien, tras convertirme en madre mi prioridad fue mi hijo, sin embargo, nunca dejé de dirigir el dojo de mi familia. - Mientras hablaba algunas imágenes tomadas en eventos públicos aparecieron en pantalla, en la primera, aparecía Ranma levantando el trofeo de primer lugar de ese año mientras sostenía en la otra la mano de Akane que llevaba cargado a un Kenma de apenas unos meses de nacido.

- El dojo Tendo ¿Cierto?, que es la cabecilla de la cadena de dojos en los que han invertido ¿Verdad?

- Así es.

- Excelente, tengo entendido que son más de 40 dojos en el país con los que tiene inversiones y alianzas, un negocio bastante prospero. - Las imágenes mostraron al matrimonio estrechando las manos con personalidades de diferentes salones de entrenamiento.

- Más que negocio, Ranma y yo lo vemos como una forma de fomentar las artes marciales a las nuevas generaciones. No ha sido sencillo, pero todo lo hacemos con gusto.

- ¿Entonces se puede decir que usted es la cabeza principal de los dojos?

- Al menos de manera administrativa, claro que también tenemos un equipo experto de trabajo, y por supuesto mi esposo está tan involucrado en esto como yo. Sé que algunos creen que me retiré, pero la verdad es que todo esto ha hecho que esté más activa que nunca, aunque no esté en el ojo público.

- ¡Y valla que sigue activa! Siempre la vemos apoyando la carrera de su esposo y ahora que su hijo mayor combatió por primera vez a nivel nacional supimos que seguro además de su esposo, usted estaría detrás de su entrenamiento. - La fotografía mostró a Kenma luciendo una medalla dorada al lado de sus padres.

- Ambos nos hemos comprometido con la enseñanza y educación de nuestros hijos, sin duda, las artes marciales son parte de ello. - Una foto familiar tomada el año pasado apareció.

- ¿Eso significa que todos sus hijos son practicantes?

- Orgullosamente si, incluso la más pequeña ha comenzado con su entrenamiento formal hace algunos meses.

- ¡Pero que ternura! ¿Qué edad tiene? Más bien ¿Qué edad tienen sus hijos? Así estaremos al pendiente de cuando comiencen a pelear también a nivel nacional. - Akane rió un poco antes de contestar con una sonrisa orgullosa.

- Kenma tiene 8, Ren tiene 7, Kaito y Yohei 6, y la más pequeña de la casa, Aimi, cumplió a penas 2 años. - Otra foto familiar apareció, esa había sido captada en el torneo de primavera de ese año.

- ¡Wow! ¡Qué gran familia! - hubo un corte de edición dónde apareció una imagen de Akane cargando su último trofeo. - La verdad nadie nos esperábamos la noticia de su embarazo, en su momento fue un poco shockeante, ya que eso significaba que pararía con los torneos al menos por un tiempo. Han pasado nueve años desde su última victoria, ¿Así que cuales son sus expectativas para este torneo?

- En general pienso que es una satisfacción personal el solo hecho de regresar a hacer algo por lo que luché mucho y que amo, más allá de ganar o perder un lugar en el pódium, espero que esta sea una experiencia gratificante para mí misma. Pero... como sé que mi esposo verá está entrevista y él sin duda se enojará si no lo digo... ¡Voy por el trofeo!

- ¡Que emoción! Y así como yo, estoy segura que miles de fanáticos de las artes marciales están esperando ansiosos su regreso. Según me dijeron por ahí, esta mañana se reunió con el manejador de este año del Torneo Golden y firmaron el convenio de su asistencia al torneo en marzo, pero también para las posteriores presentaciones, así que esperamos grandes cosas de usted en los meses entrantes del siguiente año.

- Muchas gracias.

- De nuevo le agradecemos que nos haya tomado la entrevista. Fue un honor haber podido conocerla en persona.

- No, no, a ustedes, gracias por seguir pendientes de mi a pesar de los años. - Ambas hicieron una inclinación.

- Para Varety Show, Kobayashi Meimi.

- ¡Viste papá también aparecimos ahí! ¡Salió mi torneo papá! - Gritó Kenma.

- ¡Yo también, yo también! - le acompañó Ren. Los gemelos solo saltaban por todos lados

- ¡Yo también! - los siguió Aimi imitando a sus hermanos.

Ranma por un momento se olvidó de sus hijos, del altercado de esa tarde, de que el comedor ahora era un desastre, de que los niños ni de chiste iban a querer bañarse y de que tenía que ser responsable, simplemente sonrió ante el recuerdo de la sonrisa de su esposa, Estúpida marimacho, ni estando lejos deja de ser bonita. Pensó con ganas de atravesar la pantalla y tomarla en sus brazos.

- Papi. - la bebé jaló su pantalón y eso lo trajo a la realidad. - Aimi quiere jugo. - pidió. Ranma medio ido, pendiente de cualquier cosa que siguieran comentando de Akane, fue rápido a la cocina y trajo la botella entera, así como vasos para sus hijos. Los presentadores seguían hablando de sus expectativas para el regreso de Akane y también de si él seguiría conservando su título de campeón.

Sirvió jugo a todos, mientras cenando entre juegos rudos, los niños seguían comiendo.

- Más jugo. - alguien pidió y Ranma sirvió, no fue una ni dos, fueron muchas más hasta que el galón de tres litros se terminó. Saliendo de su trance por fin, se dio la vuelta para encontrar las cajas de pizza casi vacías, ¿Cuánto podían comer esos niños? ¡Ah si! Comían como él.

- ¡Me lo vas a pagar Kaito! - amenazó Kenma, eso sonaba a que habían dejado de jugar y ahora estaba enojado en serio.

- ¡Dale duro! - lo incitó Yohei, Ranma no sabía a cuál de los dos apoyaba el niño, a él más bien solo le importaba divertirse.

- Alto todo el mundo - amenazó. - Ya es hora de que vayan a bañarse y a dormir.

- ¡Plan de escape 400! – gritó alguien y en cuestión de segundos los niños habían desaparecido, incluso Aimi había corrido a la cocina a esconderse.

- Me lleva la… - respiró profundo, al menos había impedido que su hijo mayor golpeara al menor. – Bien Ranma, tu puedes hacer esto, el plan 400 no puede ser tan diferente al 391 – recordó el último plan que le había tocado combatir. Aunque claro, en aquella ocasión, los niños no estaban atestados de azúcar, Pensó observando el galón de jugo vacío en sus manos, maldito el momento en que había olvidado que el la noche ya no podían consumir aquello.

Primero caminó a la cocina, la presa más fácil sin duda era la bebé. Escaneó el lugar con la mirada y de uno de los estantes bajos salía una de las pantuflas rosadas. El hombre sonrió con ternura y fue hasta ella, menuda sorpresa se llevó cuando jaló un poco el zapato de tela y… era solo el zapato, su bebé, su pulguita, le había tendido una trampa, tal vez Akane tenía razón y ella era otro caballito salvaje.

Suspirando se dispuso a buscar cuando el teléfono sonó. De pura casualidad notó que el teléfono inalámbrico perdido de su habitación se oía, abrió la puerta de la cocina y se oyó más fuerte, terminó descubriéndolo enterrado en la tierra a unos cuantos pasos y tenía una esquina quebrada, intentó contestar pero no funcionaba, tuvo que correr hacia el del recibidor.

- ¿Akane? – preguntó por inercia.

- Hola amor. – dijo la voz al otro lado. – No sabes como los extraño, acabo de llegar de cenar y fue tan raro, demasiado tranquilo.

- Si, aquí también todo está tranquilo. – se rascó la nuca nervioso, aunque en realidad no estaba mintiendo, justo en ese momento que estaban escondidos, todo era calmo.

- ¿En serio?, ¿Qué están haciendo?

- Lo que pasa es que fue un día cansado… ya están acostados, dormidos en realidad. – Ranma no estaba dispuesto a aceptar que no podía con ellos.

- ¿Se bañaron? – preguntó perspicaz.

- Claro, claro… y no sabes con que salieron… un nuevo plan de escape, el número 400… jejeje

- Ese es nuevo, ¿Dónde se escondieron esta vez?

- Luego te cuento. – esquivó maldiciendo a sus adentros que Akane no pudiera darle información. – Ahora lo que me interesa es saber sobre tu día, te vimos en la televisión.

- ¿Si? ¿Cómo estuve? Hace mucho que no hacía algo así.

- Fue genial. Pero entonces, cuéntame lo demás.

- Bueno, en la mañana llegué y me invitaron a desayunar, no eran del torneo en si, eran patrocinadores, ¡Cielos! No imaginaba que incluso antes del torneo hubiera patrocinadores interesados en mi.

- Serían unos tontos si no. - se recargó en la pared cercana imaginando la cara de ilusión que tanto le encantaba de ella.

- Luego me llevaron al hotel, ¡Dios, Ranma! ¡Es precioso! Algún día tenemos que venir aquí juntos. -Ella siguió hablando sobre el lugar.

Hablaron por algunos minutos donde ella le contó todo resumido, luego, con una cursi despedida, colgaron.

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Eran pasadas las 12 y Ranma a penas estaba entrando en su dormitorio, solo había logrado encontrar a la bebé y después de una hora de búsqueda, Ren había aparecido por si solo diciendo que estaba aburrido de esperar; a los otros niños los había tenido que estafar gritándoles que no habría baño y que mañana los llevaría a desayunar fuera.

Estaba cansado, tampoco tenía ganas de ducharse y extrañaba a Akane, la última vez que habían dormido separados había sido hace más de dos años, cuando Aimi nació y su esposa había estado hospitalizada por dos semanas.

Suspiró tirándose a la cama, lo único que hizo fue desabrochar sus pantalones, no se cambió de ropa y con parsimonia se movió para quedar bajo las cobijas. Permaneció más de una hora intentando conciliar el sueño a pesar del cansancio, era difícil no tenerla con él. De pronto cuando ya se le cerraban los ojos, un llanto se dejó escuchar. Tuvo que levantarse y traer a su hija con él, por más que le cantó, meció y habló ella no se calmó, al final se había quedado dormida de tanto llorar, además de que no había tomado siestas en todo el día, eso había ayudado.

A penas se metió en la cama con la bebé, sintió como uno de sus hijos se metía con ellos, Ren. Cerca de las 2am llegó Kaito y una hora después su hijo mayor, por último antes de las 4am, Yohei se hizo campo en medio de todos.

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¡Tres! 28 de Diciembre. ¡Por fin al día!

Gracias a todos, especialmente a:

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Gracias s todos, los quiero, de este lado del ciber mundo, AkaneMiiya.