Malentendidos en Víspera Navideña

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Los personajes de Ranma son propiedad de Rumiko Takashi. Los cuales tome prestados para realizar esta historia que forma parte del desafío #Navifics de la página "MundoFanficdeInuyashayRanma".


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Capitulo Dos: "No es lo que parece"

¿Cuál es el nivel de mala suerte que puede tener una persona antes de que su mal humor comience a salir a flote?

Ranma no estaba seguro de la respuesta. No obstante, estaba convencido que las últimas veinticuatro horas él mismo podría haber superado cualquier marca establecida hasta la fecha. El tener que dormir sobre una dura banca era una experiencia desagradable y eso que en toda su niñez y parte de la adolescencia se vio obligado a hacerlo ya que formaba parte del paquete que su padre tenía destinado para su entrenamiento.

Las tres horas de viaje de Nerima a Nagano solo logró que su cerebro siguiera trabajando en un amplio repertorio de escenarios que podrían desarrollarse cuando el tan ansiado encuentro se desarrollara. Al arribar a su destino fue recibido por varias personas chocaban contra él, ante la prisa de no perder su tan ansiado viaje.

Si eso era poco, después de esperar por varios minutos que a su percepción resultaron interminables para conseguir un medio de transporte que lo ayudaría a llegar con rapidez, se encontró un chofer de taxi que solo se dedicaba a hablar maravillas cuando le indicó el destino de su viaje. Sus palabras eran solo alabanzas hacia ese lugar ya que gracias a ese centro la concurrencia había aumentado y por ende el trabajo para ellos también se veía beneficiado. La frutilla del postre fue el que este sonriera cuando le informó que iba en busca de su ex prometida, diciéndole que estaría más que satisfecho con los resultados.

Ranma instintivamente se convenció de no intercambiar sus ideas, así evitar decir alguna grosería, para el carecía de importancia tanta palabrería sobre ese lugar, ya que sin conocerlo comenzaba a odiar. Él solo deseaba encontrar a la mujer amaba con locura a su "terca marimacho" que dos por tres le brindaba viajes aéreos gratis por la ciudad de Nerima. Ambos se complementaban a la perfección y era lo único que necesitaba y por todo lo sagrado que existía no le cambiaría nada, la quería tal cual estaba. Por eso no hizo ningún esfuerzo para ocultar el desagrado que sentía cuando estuvo parado en la entrada de la inmensa infraestructura que se imponía frente a él.

—Centro de Belleza Natural ¿En qué puedo ayudarlo? —pronunció una mujer que a simple vista solo tendría un par de años más que él, la cual portaba sobre su cabeza un gorro navideño conmemorando así las festividades de ese mes. Bufó con fuerza ante el eslogan utilizado como recibimiento, cuando para su ver nada de allí podría catalogado como natural.

—Estoy buscando a una chica—indicó. La recepcionista asintió indicándole que le diera más detalles—Su nombre es Akane…Tendo—mencionó lo último con una mueca molesta, al imaginarse que la joven de cabellos azulados guardaría celosamente algo que solo ellos sabían y que irónicamente en un ataque de impulsividad develó, no en una sino en dos ocasiones el día anterior.

—¿Es su hermana? —cuestionó mientras teclea en la computadora.

—No, ella es mi…—dudo de nuevo y con pesar continuo—…es mi prometida.

—Vaya, espero que no sea una nueva moda. Últimamente la sociedad sale con cada locura.

Ranma entorno la mirada del poco sentido que carecía esa opinión, principalmente cuando ni siquiera quería imaginarse de los procedimientos que ese lugar podría llegar a implementar para conseguir satisfacer el gusto de sus pacientes.

— Está alojada en la zona sur, la que es catalogada como V.I.P—informó asombrada, esa área era pocas veces utilizada por el costo que tenía.

—¡Muchas gracias! —Ranma se giró dispuesto a buscar algún letrero que lograra orientarlo.

—No puede ir, este centro tiene restringido el acceso a hombres—aclaró con rapidez. No le veía nada de malo brindarle información al joven azabache, pero si lo dejaba entrar sería como firmar su propia carta de renuncia.

Ranma se detuvo ante la advertencia recibida y posteriormente se giró mostrando su mejor sonrisa exclusiva de su repertorio "marca Saotome".

—Entiendo, seria mucha molestia que me prestara su baño.

Treinta minutos después una atractiva pelirroja avanzaba a paso acelerado por los pasillos. Levantando solo la vista cuando llegaba a cada esquina, para cerciorarse que iba en el sentido correcto.

«¿Qué pasa por las cabezas de las mujeres hoy en día?», pensó con las mejillas arreboladas de un leve carmín a medida que en su camino se iba cruzando a un sinfín de mujeres de diferentes edades, todas irradiaban felicidad o eso quería creer, ya que desviaba la vista al notar como la mayoría solo portaban batas de algodón. A pesar de que no era la primera vez que se aprovechaba de su maldición para fines importantes, por alguna razón la timidez estaba latente en su cuerpo, posiblemente porque esas no eran adolescentes, sino mujeres experimentadas que no le pensarían ni un segundo en darle una verdadera paliza de que Happosai recibe cuando va de cacería y ni siquiera su excusa de "Estoy buscando a mi mujer" lo libraría de ella. Además, al ser ya mayor de edad las posibilidades de que llamaran a la policía eran altas. Esa era una de las desventajas de no estar en Nerima, donde prácticamente toda la ciudad lo conocía a él, como al variopinto grupo que lo rodeaba, ya estaban acostumbrados a el caos que dejaban a su paso cuando todos coincidían en el mismo lugar.

La incomodidad era insoportable, a pesar de que su contextura física en esos momentos era femenina, no quitaba que en su interior seguía siendo hombre. Otra cosa que alcanzó a notar era que el lugar a simple vista no poseía la apariencia que caracterizaba a los pocos de nosocomios que se vio obligado a recurrir cuando el entrenamiento no resultaba como lo esperado.

Con pasos casi robóticos, rodeó con rapidez la habitación más grande que había visto en todo ese lugar, tratando de que el agua de la piscina ubicada estratégicamente en el centro no lo alcanzara, ya que, si eso llegaba a suceder su transformación seria inmediata, lo aseguraba con solo con ver el leve vaho que desprendía la cristalina superficie.

Ranma jamás sintió tanto alivio cuando cruzó la enorme puerta de cristal que señalaba el comienzo de la zona exclusiva. Sin embargo, todo pensamiento fue borrado de su cabeza cuando alcanzó a divisar a tres figuras femeninas que conocía muy bien. A simple vista la conversación que mantenían era amena, hasta podría catalogarlo como divertida, haciendo que toda la molestia que sentía por dentro explotara como si se convirtiera en un volcán humano a punto de erupción.

—¡Akane! —gritó con toda la fuerza que sus cuerdas vocales le permitían. Sonriendo internamente al ver como la joven de cabellos azulados pegaba un pequeño brinco en su lugar y posteriormente se giraba en su dirección.

—¿Ranma, que haces aquí? —cuestionó temerosa cuando estuvieron frente a frente, además estaba impresionada ante imponente aura que rodeaba a su ex prometido.

—¿Qué, que hago aquí? —gruñó con una mueca llena de desdén— No sé, tal vez evitar que cometas una locura ¿Se puede saber en qué diablos estabas pensando?

—Baja la voz—lo regañó al dar instintivamente un paso atrás, no porque le provocará temor. No obstante, su orgullo siempre solía salir de improviso, y tenía que aprender a mantenerlo a raya en ciertas ocasiones, y está en particular lo ameritaba claramente la seriedad se reflejaba en las actuales facciones delicadas de su níveo rostro. Sin importar su maldición, Ranma seria él ante sus ojos.

Ranma negó con reticencia, ante lo absurdo que resultaba el regaño recibido, cuando prácticamente su paz mental había estado colgando de un hilo las últimas horas. Tener que cruzar kilómetros, sacrificando horas de sueño para evitar que cometiera una equivocación ¿Y que recibía a cambio? Uno de sus acostumbrados regaños, que en el pasado utilizaba a diario para reprocharle su comportamiento.

—No tienes que hacer esto— siguió ignorando las palabras de Akane—. Es innecesario y estúpido.

—No lo entenderías, ¿Sabes por qué? Porque es algo que le concierne al solo a mujeres— murmuró entre dientes, dando un paso adelante para que así solo Ranma la escuchara, admitiendo para sí misma que por alguna razón el terco azabache tenía la facilidad de sacarla de sus casillas.

El heredero del estilo libre Saotome, estaba actuando de manera egoísta para su ver. El siempre solía ir a sus viajes de entrenamientos por semanas enteras y no le rendía cuentas a nadie. No obstante, si ella deseaba hacer algo por sí sola, le brindaba mil escusas para evitarlo y su molestia aumentaba al notar como estaban comenzando a ser rodeados, siendo nuevamente el centro de atención ¿Alguna vez podrían comportarse como la gente normal? Para su pesar tuvo que admitir que eso parecía algo imposible.

—Te equivocas, te quiero tal cual eres, te lo he demostrado varias veces—negó con terquedad—Akane…— la menor de las Tendo tembló ante lo que llegará a pronunciar esos finos labios en uno de sus tan acostumbrados arrebatos—, estos temas se tratan en pareja, debes respetar mi opinión ¡Por un demonio eres mi esposa! —Ranma miró con determinación la zona que en el pasado era blanco de sus bromas y sin dudarlo un segundo se decidió a reafirmar sus palabras con hechos.

Akane seguía en su lugar sin lograr hacer que su cuerpo reaccionara, sintiendo como su rostro comenzaba a calentarse ante la declaración que el idiota de su pareja se dignaba a gritar a los cuatro vientos. No negaría que lo amaba con locura, pero la boca de su amado poseía la desventaja de poseer vida propia, pues era la única explicación que tenía ante su falta de control. Aunque para su agrado debía darle algo de crédito, no por nada llevaban más de tres meses de casados en total secreto.

El tan característico estremecimiento que se acostumbró a sentir en los últimos noventa días, recorrió por todo su cuerpo, instintivamente miró como incredulidad como dos manos pequeñas acariciaban con maestría el contorno de sus senos. Ranma estaba acariciando sus senos… no era una acción accidental, que solía suceder cuando la salvaba de un ataque. Ranma en forma de mujer lo estaba haciendo… y públicamente. El calor de la vergüenza fue sustituido por la molestia ante la falta de respeto.

El azabache estaba sorprendido la experiencia que estaba viviendo, debido a que sus manos eran más pequeñas que su forma original, estas no alcanzaban a cubrir la totalidad de los senos de su mujer y aunque la tela de la bata le estorbaba se maravilló al notar como estas reaccionaban a su toque, prueba de que reconocían sus caricias. Maldijo por lo bajo al sentir como los pezones se alzaban, sus mejillas se sonrojaron al sentir que su propio cuerpo comenzaba reaccionar también ante los recuerdos candentes que compartieron en los últimos meses. Ambos estaban sufriendo el precio de la abstinencia obligatoria que fueron obligados a pasar por culpa del caos de los últimos días.

—No necesitas una cirugía— musitó con una amplia sonrisa, tratando de controlar los deseos de cargarla sobre sus hombros y salir huyendo de ahí.

—Ranma-kun— lo llamó Yuka con tono divertido. Quien al saber que el desenlace que tendría no demoraba en caer, decidió que debía aclarar la idea errónea que el azabache tenía, recibiendo un sonido que la escuchaba como respuesta— Este es un centro de terapia medicinal, no una clínica estética.

Ranma la miró con sorpresa, mientras procesaba la información en su cabeza, su cerebro por alguna razón tenía a idealizar erróneamente si el nombre de Akane Tendo estaba involucrado, avergonzado iba a disculparse cuando un escalofrió recorrió por toda su columna vertebral al sentir como el aura de batalla de su esposa no demoraba en explotar. A pesar de que el sonrojo aumentó al notar como alrededor de veinte personas lo miraban con diversión, el espectáculo que el generosamente estaba ofreciendo.

—A…—intentó hablar, pero un grito de "¡Pervertido!" hizo eco. Ranma no alcanzó a reaccionar, todo aconteció con tanta rapidez que, en solo un par de segundos sus labios emitieron un gemido de dolor a la vez que sentía como el frío aire invernal golpeaba su cuerpo era impulsado por el aire, cortesía del señor mazo.

—Akane, hablaré con mi tía para que se aloje también, pero debe permanecer como Ranko, sino tendremos problemas—mencionó al acercarse hasta su amiga, que respiraba con fuerza— Por cierto… ¡Felicidades por tu matrimonio!

Yuka sonrió al escuchar como la peli azul lanzaba un florido repertorio de maldiciones hacia la boca floja de su pareja. Tenía en claro que su familiar no tendría problemas en dejar que Saotome se quedará, la habitación de Akane poseía una cama libre. Sin embargo, ella estaría en el cuarto continuo y sinceramente no deseaba tener que escuchar como ellos compartían intimidad.

—Vamos Sayuri. El área de masajes nos está esperando—sujetó a una castaña, quien no dejaba de murmurar sorprendida "¿están casados?" del brazo —Esta va a ser una experiencia inolvidable.

Le quedaban dos días por delante y ella misma se encargaría de hacer sufrir al azabache, como venganza por todo el daño que en pasado este le hizo a su amiga. Ranma Saotome sufriría cada una de las lágrimas que Akane derramó por culpa de su indecisión.

Continuará…


N/A:

Bien como prometí aquí está el segundo capítulo. Está era una de las razones por lo que son solo tres capítulos. La trama era sencilla e iba dirigida a un tema en puntual, no deseaba hacerla más extensa ni incluir más personajes que sinceramente no iban a tener relevancia en la historia.

Aprovecho para saludar y agradecer a todos los que la agregaron en sus listas de favoritos y follow. También de paso voy responder los Reviews a:

*Romina Landa: ¡Gracias!, espero no decepcionarte.

*Kamisumi Shirihoshi: Ya sabes, soy media masoquista ja jajá

*Benani0125: La pregunta que surge en mi mente es ¿Eres vidente?, pues le atinas a la trama de la historia. Sobre tus preguntas creo que acabo de responderlas en ahora. Gracias por comentar.

*HowellSao: Perdón, y si me decidí pues necesitaba nuevamente meterme en el mundo Ranma, lo extrañaba más de lo que imaginaba. Solo que otro azabache ocupó su lugar en los últimos meses.

El próximo será el último así, que sin más espero que esta entrega sea de su agrado. Nos veremos mañana sin falta.

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