Olvido de una noche

La historia y personajes de Ranma 1/2 son propiedad de Rumiko Takahashi. Esta historia es sin fines de lucro.

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CAPÍTULO 1

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Me sentí como un bebé en su cuna almidonada, abrí lentamente mis ojos con una sonrisa de satisfacción en mi rostro sintiéndome plena, totalmente embriaga de felicidad. ¿De dónde viene esta emoción? ¿Qué era lo se sentía tan bien? Respire profundo y exhale el aire lentamente… por ese segundo me pareció que la vida era maravillosa. Respire de nuevo, unas cosquillas en el estómago me hicieron colocar una mueca boba en cara.

No podía ver con claridad la habitación que me rodeaba, estaba en penumbras y apenas se colaban unos rayos de la mañana por la ranura de la cortina blackout... - Espera… ¡yo no tengo cortinas black out! -

La conciencia me azotó como un camión en la carretera. Sentí un dolor de cabeza apenas traté de levantarme y el piso empezó a girar. Volví a recostarme.

- ¿Dónde estoy? - empecé a respirar aceleradamente… - ¿Qué paso? ¿Dónde? ¿Como? -

Lo único que me pareció claro era que esa no era mi pieza. No, no era mi habitación, no era mi cama, no eran mis cortinas. Mierda… ¿acaso yo? Tragué duro, respiré profundo y me di el valor para mirar debajo de las sábanas.

¡No no no! estoy desnuda, ¡DESNUDA!, nada de ropa.

El pánico me vino de golpe, me levanté de un salto. ¡No es mi cama! ¡No tengo ropa!, la suma era sencilla, no tenía los recuerdos de cómo había llegado ahí, pero era fácil imaginar lo que había pasado.

¿Qué clase de persona soy?, juro que es la primera vez que me pasa, en serio. Fui una niña respetuosa y ordenada, de adolescente siempre fui aplicada con mis obligaciones y bueno, aunque siempre me rodearon pretendientes, yo no tenía especial interés en los hombres. No no no jamás fui de fiestas, jamás fui de borrarme por tragos, jamás … jamás había bebido tanto.

Me era difícil pensar en algo que fuera no huir del lugar. Todo era desconocido, miré tímidamente por la cortina, percibí que estaba en un apartamento en un piso no muy alto de un edificio del centro, la calle me pareció conocida, era cerca de donde trabajo. Suspiré aliviada, algo familiar me dio seguridad.

Caminé hasta la puerta de la habitación y abrí despacio para ver si había alguien del otro lado, no se escuchaba ruido, todo estaba quieto.

Bien, parecía estar sola, busqué mi ropa casi con desesperación. Mis bragas las encontré bajo la cama, y fue todo lo que encontré en aquella pieza.

La habitación tenía entrada al baño lo que me alivio ya que me ayudaba a no vagar por el departamento. Entre y me mire al espejo, tenía una cara horrible, el labial lo tenía esparcido por casi todo el rostro, tenía marcas carmín hasta en el cuello, y el rímel hacia unas ojeras negras como si hubiera llorado… o ¿Habré llorado? Abrí el grifo para limpiarme algo del desastre, y luego revisé mi cuerpo, no, no hay raspones, o moretones, todo estaba correctamente en su lugar, menos mi ropa, y mi orgullo, y para qué decir de mi memoria.

Vi que en la ducha estaba mi vestido. Valla, ese vestido negro plisado, con el top de tul que hacía que fuera imposible usarlo sin brasier. ¿Cómo había llegado hasta ahí? Olía horrible, y estaba pegajoso… Entonces otro golpe de conciencia me dio a la cara y este fue aún peor.

- Me terminaron - volví a mirarme al espejo, a mis ojos con rímel corrido. - Me terminaron y por eso he llorado, y por eso estaba en una fiesta con mi hermana la reina de la lujuria en una noche de descontrol para olvidar. Vaya que lo logro, he olvidado todo.

Me puse el vestido con el corazón apretado recordando mi dolor y el sentimiento de pérdida. Me empezó a dar vuelta la cabeza, tenía la boca seca, el asco me embargo … No pude evitar vaciar mi estómago en el lavabo. - Bien, vomité a ex - me dije mientras trataba de limpiar lo mejor que podía.

Salí del baño y eché otro vistazo en la habitación buscando mi brasier sin resultado.

- ¡Hola! - dije hacia la sala bajito desde la puerta. - HOLA! - grite. Pero no respondieron.

Salí a la sala y estaba vacío. Era bastante amplio, pero sin mucho mobiliario. Una tv gigante, un estante con algunos galvanos y copas que parecían premios deportivos que no me atreví a investigar -no quiero saber- me dije, y un sofá amplio. Tenía una cocina americana con un gran mesón y ahí un papel.

- "Fui por el desayuno" - Decía con una caligrafía horrible. Qué tipo de persona puede escribir así. ¿Será menor de edad?... ¿o … un idiota iletrado? …No quería averiguar, ¡me debo ir ahora! Rápido, rápido!

Sobre el sofá estaba mi bolso, revise si estaba todo en orden con mis documentos, mis llaves, unos papeles arrugados que no quise revisar y mi celular, mire la hora las 8:05am ... mis zapatos estaban en la entrada.

Bien, solo me faltaba el brasier… no podía salir así, entre de nuevo a la pieza y encontré un polerón gris sobre una silla, no dude en tomarlo, ya no tenía más tiempo para seguir buscando, si aparecía su propietario ¿Qué cara pondría? Al ponerme aquella indumentaria me embriago un aroma que me hizo sentir cosquillas en el estómago, un adolescente no podía oler así, me entraron una ganas locas de traer su imagen a mi memoria pero una puntada en la cabeza me frenó. Arregle el polerón haciendo un dobladillo en las mangas y agradecí que me tapara todo el vestido de fiesta. Tomé mi bolso al trote y abrí la puerta con los zapatos en la mano… Tenía la idea de correr lejos de ese lugar todo lo que me dieran las piernas, pero antes algo me detuvo, mire hacia atrás, hacia el papel con la horrible caligrafía, regrese sobre mis pasos, tome el lápiz a su lado y escribí rápidamente.

Entonces salí al pasillo, estaba frío, me acerqué a los ascensores, una de ellos decía "en mal estado" y el otro indicada en la pantalla digital que subía. Miré el número de piso en la pared "9". Un presentimiento me hizo retroceder un paso. Sonó el típico ruidito del ascensor para anunciar su llegada. Me llené de pánico y corrí a esconderme en el cuarto del shaff de la basura, antes que saliera alguien. Agudicé el oído y escuché pasos en el pasillo. Me atreví a espiar abriendo unos centímetros la puerta del cuarto, pero la iluminación no me ayudaba a ver muchos detalles, solo logré ver la silueta de un hombre bastante alto con Jens y un polerón con capucha igual que el que yo había robado pero negro. Llevaba una bolsa en una mano y la otra en el bolsillo, tenía una capucha sobre la cabeza por lo que no pude ver nada distintivo que me diera señal de quien era o como era. Cuando el muchacho se detuvo para abrir la puerta del departamento del que yo había salido, aguante la respiración, cerré la puerta del cuarto de basura con cuidado para no ser descubierta y esperé que se escuchara el cierre de la puerta desde fuera. Entonces salí al trote. No quise esperar el ascensor, me metí a la escalera de emergencia y bajé a toda velocidad los 9 pisos, luego salí corriendo por la recepción y seguí así varias cuadras hasta que estuve segura que nadie me había seguido.

Solo entonces la adrenalina bajó. Sentí que ya no me daban las piernas, me empezó a punzar la cabeza y me entraron unas terribles ganas de llorar. Llorar por estar en la calle a esa hora de la mañana, llorar porque mi ropa estaba asquerosa, llorar porque amanecí en el departamento de un desconocido, llorar porque mi horrible novio me había abandonado, y llorar porque sí, porque estaba media ebria y por qué tenía ganas. Después de un rato me sequé las lágrimas y los mocos con la manga del polerón, me di el valor de llamar a un taxi y ya arriba me dormí, hasta que el chofer me gritó que habíamos llegado.

- ¡Qué Bien! ¡Llegaste temprano! - Me exclamó mi hermana Nabiky cuando entré al departamento desde mi cocina donde se estaba preparando un café. Se veía completa, lozana y fresca, como si no hubiera trasnochado ni bebido.

- ¿Qué haces aquí? - Fue lo único que pude decir.

- Esperándote hermanita, si no llegabas a una hora prudente te íbamos a rastrear por todo Tokio. -

Vi entonces que en mi sala dormían dos de mis amigas.

Me senté en el suelo, o más bien me deslicé por la pared de entrada hasta quedar sentada sobre mi trasero. Mi hermana me dio una botella de agua fría que agradecí con el alma.

- Y bien… ¿Qué fue lo que pasó anoche? - Preguntó ella sorbiendo su café. Eso era lo mismo que yo quería saber.

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Nota de la autora: Escuché una canción y quise hacerla historia, ¿Quién no ama a Ranma loquito por atención? ¿Ya saben cómo sigue?

Y si alguno de los queridos lectores sigue mi otra historia, ya tengo el próximo capitulo, lo publicare pronto. Gracias por leer.