Donde Los Deseos Pueden Quedarse
Capítulo 4
Ha pasado un mes desde que conocí a Edward. El primer día que fue a mi casa, Rosalie lo conoció. El tiempo se fue volando entre las películas y sus besos y cuando menos lo pensé, Rose estaba abriendo la puerta del apartamento.
Mis amigas saben de él, Rosalie lo conoce y él ha estado en mi casa cada domingo pero yo no conozco a ningún amigo suyo o a su familia. El asunto me ha estado rondando por la cabeza y Rosalie lo nota.
— ¿Qué es lo que te pasa?—pregunta el sábado por la mañana. Son las 8 y estamos desayunando en el comedor antes de ir al trabajo.
—Nada—miento y muerdo mi croissant.
Rose no se lo cree y me mira suspicaz.
—Claro que algo te pasa, has estado pensativa y tristona… ¿es sobre Edward?
No respondo, sólo mastico.
— ¿Lo extrañas? ¿O discutieron? Discutieron, ¿verdad? Por eso no has salido esta semana.
Tiene razón, bueno, en parte. No discutimos pero no lo he visto en una semana. Sólo hemos mensajeado. Ha estado ocupado con el proyecto de su casa y mencionó algo sobre una cena familiar el miércoles.
—No… bueno, lo extraño pero no discutimos.
—Oh, bueno—murmura, como si eso fuera todo y embarra más mantequilla a su pan.
—Pero hay algo…—susurro—. Algo que me hace cuestionar cosas.
— ¿Qué cosas?—muerde su bocadillo y arruga la nariz. Es tan linda.
—Bueno, ustedes saben de él, te conoce, ha estado aquí, sabe de mi vida, sabe dónde trabajo y yo… no sé mucho—confieso—. Bueno, conozco su vida por cómo me habla de ella pero el domingo volvió a mencionar que era su secreto.
— ¿Secreto?—Rose frunce el ceño—. ¿Está casado?
—No—me burlo—. Bueno…—entonces la duda se me planta en la cabeza—. Oh…
— ¿Qué?—los ojos de Rosalie están muy abiertos.
— ¿Está casado?—pregunto, como si ella tuviera la respuesta.
—Oh, Dios, Bella, sólo bromeaba pero… ¿si está casado?
—No… no lo sé—meneo la cabeza porque en realidad es posible que lo esté—. Me refiero a que… en nuestra segunda cita dijo que su familia lo notaba extraño, que era "su secreto más evidente"—hago las comillas—. Y el domingo, mientras nos despedíamos dijo: "No podré verte esta semana, estaré algo ocupado y no queremos que descubran mi secreto"
—Oh—Rose murmura—. Eso suena cagado.
—Lo sé—entierro mi cabeza en mis manos. Luego Rose me da una palmada en el hombro.
—Tal vez no está casado, Bella.
—Soy patética. Yo estoy aquí, enamorada de un hombre del que no sé mucho y él seguramente está durmiendo junto a su esposa.
Rosalie se ríe entre dientes.
—No seas melodramática.
—Tiene sentido, no conozco a ningún amigo suyo ni a su hermano, ni a nadie.
— ¿Y por qué no hablas de eso con él? Ha pasado un mes, Bella, tal vez tú pienses que es mucho tiempo y tal vez él piensa que es muy poco. Dijiste que trabajaba con su familia, ¿verdad?—asiento con la cabeza—. Deben de ser muy unidos, tal vez sólo está dándole tiempo a esto, ya sabes, para asegurarse de que no es sólo algo temporal.
— ¿Crees eso?—pregunto, consternada.
—Si—dice segura—. Ahora, no te pongas dramática y sólo habla con él.
~DLDPQ~
Ha pasado un mes desde que Edward me ha convencido a compartir mi lista de deseos con él pero todavía no hemos realizado ninguno.
Va a venir a mi casa para hablar del tema y lo afrontaré sobre las dudas que traigo en la cabeza.
Rosalie se despide de mí el domingo por la mañana y me dice que luego del trabajo pasará a hacer las compras. Dejo que se lleve mi auto, el suyo pasó a una mejor vida y sigue ahorrando para comprarse otro.
Tomo una ducha después de pasear a mis canes y me esmero en mi apariencia. Quiero estar preparada para cuando Edward me mire a los ojos y me confiese que tiene una esposa que lo espera en casa y que su luna de miel fue en Fiji.
A la una en punto, llama a la puerta y luego de respirar profundamente lo dejo entrar.
Está usando unos jeans azules y una playera blanca. Luce como un James Dean moderno y me da una sonrisa enorme.
—Hola, cielo—saluda y puedo oler su perfume. Descubrí que si es rico y que usa Dior—. ¿Cómo estás?
Le sonrío a pesar de mi ánimo y me hago a un lado para que entre. Pasa junto a mí y su perfume me hace cosas, se me dilatan las aletas de la nariz y me tiembla el cuerpo entero.
—Bien, ¿tú?—le respondo. Se inclina para besarme y lo dejo, tal vez ese sea nuestro último beso.
El pensamiento hace que mi corazón se rompa y envuelvo mis brazos en su cuello, intensificando el gesto. Coloca sus grandes manos en mi espalda y mi pie está a punto de levantarse como en un cuento de hadas.
—Te extrañé—murmura cuando se aleja. Paso mi mano por su boca porque lo dejé lleno de gloss y luego lo arrastro hasta la sala.
La lista de mis deseos está en la mesa de centro. Edward se sienta en el sofá de terciopelo azul y lo sigo.
— ¿Cómo está tu familia?—le pregunto atenta a sus expresiones, si lo tomo con la guardia baja puedo descubrir si habla de su familia de sangre o de su esposa.
—Bien—sonríe—. Ayer Jasper y yo fuimos a hacer unas compras a Home Depot, mi casa está casi lista.
—Me alegro—le sonrío. Edward toma mi mano y le da ligeros pellizcos—. Oye, nunca me dijiste si vivías solo—. Esto de ser detective no se me da. Edward le da un golpecito a cada uno de mis anillos y me mira.
—Ah, eso… si—desvía la vista. Mi corazón se rompe.
— ¿Qué?—murmuro.
— ¿De qué?—mira mi hombro. Está haciéndose tonto.
— ¿Si vives solo o no?
—Si—responde, finalmente me mira—. Bueno, vivía solo pero ahora mi hermano se ha mudado conmigo.
—Oh, bueno.
Me rindo con el interrogatorio por qué no sé cómo preguntarle sobre su posible esposa, así que me inclino y tomo la lista.
—Deberíamos de ver esto—digo.
—Si—murmura.
Leo la lista porque no quiero mirarlo, me duele verlo.
— ¿Qué te pasa?—pregunta. Demonios.
— ¿Qué? Nada—. Lo miro fugazmente y me encojo de hombros, fingiendo que la lista es muy interesante. A este punto, se me han quitado las ganas de hacer algo y sólo quiero arrugarla y tirarla a la chimenea.
—Luces triste… o molesta…—dice—. ¿Estás molesta?—suelta mis manos y lleva las suyas a su regazo.
—No—miento.
No dice nada más y sé que la he cagado. Mi respuesta fue escueta y demuestra claramente que estoy molesta.
— ¿Estás molesta conmigo?—pregunta luego de un rato.
—No—lo miro finalmente. Tiene el ceño fruncido—. No estoy molesta sólo que… he estado pensando en cosas.
—Mmm—resopla y mira al frente, se cruza de brazos.
— ¿Qué?—inquiero, se ha molestado.
Edward encoge los hombros.
— ¿Qué cosas?—pregunta en su lugar.
—Ehh… bueno—suspiro y decido aclarar la situación—. Me preguntaba si podría conocer a tu familia en algún momento… o a tus amigos—mi voz termina saliendo bajita y me siento estúpida cuando su cabeza gira rápidamente hacia mí—. Sé que todavía es muy pronto es sólo que… me siento en desventaja. Conoces mi casa y a Rose y sabes dónde trabajo y…
—Lo harás—me interrumpe—. Es sólo que no lo había mencionado porque… bueno— se pasa una mano por el cabello—. También creí que era muy pronto.
—No quiero que te sientas obligado a presentarme ante ellos—me apresuro a aclarar—. Es sólo que me sentí rara y luego tú diciendo que era un secreto…
Se ríe entre dientes.
—Eso es cierto—señala—. Eres mi secreto pero sólo porque conozco a mi familia y se me echarán encima. Estoy con ellos todo el tiempo y sólo me molestarán—explica.
— ¿Por qué lo harían?
Se mira las manos y luego gira su cuerpo hacía mí.
—No he tenido novia en mucho tiempo y… bueno, la última vez salió muy mal así que… bueno, puede que se sobre emocionen con esto.
Sonrío levemente.
—Además, no quería presionarte con lo de conocerlos porque…—suspira, vuelve a pasarse una mano por el cabello—La última vez también salió mal—resopla como en una risa—. Ella dijo que era muy pronto y ya habíamos estado saliendo por un año así que…
—Oh—murmuro. De repente comienzo a odiar a esa chica, tuvo el privilegio de tener a Edward antes que yo—. De acuerdo, de acuerdo—alzo las manos en son de paz—. Dejaré que tú lo decidas.
—Bueno—me sonríe.
Le devuelvo el gesto y miro la lista.
—Rose dijo que podías estar casado—digo, antes de detenerme a pensar.
Edward suelta una carcajada, sus ojos se arrugan y sólo quiero besarlo, así que me inclino y lo hago.
—Rosalie es una chiflada—dice.
Y acepto eso porque en realidad lo es.
—Ya decide alguno—intenta arrebatarme la lista pero lo esquivo.
—Primero tacharé los que he realizado.
Termino tachando los tres deseos que le dije que había cumplido: abrir mi propia clínica, hacer salto de acantilado y organizar un festejo de veinticuatro horas para mi cumpleaños 24.
Le cuento que el salto de acantilado lo hice en Forks, con mis amigos de la preparatoria y le explico el festejo de veinticuatro horas que consistió en desayuno de cumpleaños, visita al parque de diversiones, salida al bar, cena de cumpleaños y fiesta en la piscina.
Decidimos dejar el picnic para el próximo domingo una vez que Edward comienza a besarme, quiero tenerlo siempre en mis brazos y quiero estar junto a él.
— ¿Quieres ver una película?—susurro cuando me está besando la quijada.
—Mmm—asiente en un ronroneo.
Para cuando decidimos poner una película, nuestros labios están rojos e hinchados. Mientras elijo una, Edward se disculpa para ir al baño.
Cuando desaparece por las puertas que conducen al baño, finalmente puedo tachar el deseo trece.
Gracias por sus comentarios :)
