Donde Los Deseos Pueden Quedarse


Capítulo 13

El dolor me atraviesa el cuerpo, hace que me doble. Mis manos están temblando, así que las apoyo en mis rodillas. Mi corazón está volviéndose loco y no puedo respirar apropiadamente. Estoy teniendo un ataque de ansiedad, así que cierro los ojos y boqueo. No sé qué otra cosa hacer.

¿Dónde está la lista de pasos a seguir luego de perder lo mejor que te ha pasado en la vida? Otra oleada de dolor. Es increíble pensar en la forma en la que me aferré a él, jurando que era el indicado, jurando que Edward era todo lo que siempre quise y lo que esperé por tanto tiempo.

Finalmente el pensamiento que había suprimido al momento de conocerlo vuelve a emerger: nunca habrá nadie indicado para mí. Nadie puede amarme de verdad. El amor existe porque lo he visto pero pareciera ser que no es para mí. Me esquiva y me evita.

No quiero romperme, en verdad que no quiero, así que me enderezo y camino hacia mi closet. Es hora de usar esa ropa que nunca me pongo porque todo lo demás está sucio. Ni siquiera quiero bañarme, tengo frío y estoy empapada pero el agua de lluvia me recuerda a los momentos felices que acabo de experimentar.

Me arrastro hasta el baño y me ducho con agua caliente. Lo hago rápido y mis lágrimas se pierden en el agua de la regadera.

Me tiro en el sofá. Como una idiota. Ya ni siquiera la repostería puede ayudar.

— ¡Aahh!—grito contra el cojín y me restriego la cara.

¿Cuánto tiempo ha pasado? La sala comienza a oscurecerse.

No quiero pensar en él.

Pero lo hago.

Nuestros momentos juntos pasan detrás de mis párpados como imágenes de una cinta VHS. Edward jurando que amaría todo de mí, incluso lo malo, incluso mis defectos, que me amaba completa. Yo corriendo lejos de él luego de empujar su bagel contra su cara. Besándolo junto a la fogata en su casa. Contándole de Forks. Mostrándole mi cuchara con la medida perfecta para mi café. Edward sosteniendo una taza en su cocina, listo para que yo lo beba.

Un rubor me cubre el cuello y la cara al recordar lo patética que fui al dormir desnuda con él. Su cuerpo esbelto y duro y suave frente a mí. La forma en la que lo observé a hurtadillas mientras se concentraba en bajar su erección cuando desperté desnuda, envuelta en la sábana junto a él. Sus ojos mirando directamente en los míos mientras le contaba tonterías. Sus pequeños besos mientras bañábamos a Loki. Loki lamiendo mis mejillas. Loki lamiendo mis manos. Loki entrometiéndose en el camino antes de que Edward pudiera besarme.

Y finalmente, la manera en la que Edward me hacía sentir como el negro.

Las lágrimas corren por mis sienes y se pierden en mi cabello.

Al diablo esto.

¿Sería tan malo perder la dignidad e ir a buscarlo? ¿Me arrepentiría después? ¿Y si me arrepentía de no ir a su encuentro?

Antes de pensarlo más, me levanto y me calzo mis Birkenstock. Tomo mi celular y las llaves de mi auto. A medio camino me arrepiento.

No, Bella, te mereces a alguien mejor. Alguien que se quede. Alguien que te comprenda. Alguien que no huya cuando te rehúsas a contarle sobre tus fantasmas.

¿Y qué si no encuentro a alguien mejor? ¿Qué si eso es lo único que puedo conseguir?

Lo harás.

No, no lo haré.

Lo harás.

¿Enserio lo crees?

Mi conciencia se queda callada.

Te vas a arrepentir.

¿De ir tras él o de no ir?

Ya no hay respuesta así que presiono el botón del ascensor y me recargo en la esquina.

Lista o no, allá voy. Correcto o no, allá voy.

El elevador no tarda mucho en llegar al estacionamiento. Camino hasta mi auto y cuando estoy metiendo la llave en la puerta, un auto se estaciona bruscamente.

—Bella.

Me giro rápidamente y entonces lo veo.

Ahí, de pie, con su cuerpo oculto detrás de la puerta de su auto. Usa otra ropa. Está vestido de negro. ¿Es eso una señal?

Camina hacia mí y luego ya no hay dolor. Ya no hay nada que me diga que estoy haciendo lo incorrecto. Edward vale la pena. Algo me recuerda que este amor vale lo suficiente como para luchar por él.

Mis pies se mueven hacia él y antes de que logre llegar, me jala a sus brazos, me estampo en su pecho y huele deliciosamente bien.

—Lo siento—murmura contra mi cabello. Todos cometemos errores.

No lo sientas, sólo no te vayas de mi lado.

No respondo, sólo lo abrazo ahí por largo rato.

— ¿Quieres venir conmigo?—pregunta después.

Y asiento.

Me lleva hasta su auto, abre la puerta para mí y luego comienza a conducir.

—Lo lamento—digo tan pronto llegamos a su casa. El viaje fue silencioso y fue difícil mantener mis sollozos apagados.

—Sólo… no llores más, ¿sí?—me pide, mirándome con ternura.

Asiento en silencio porque sé que no dejaré de hacerlo.

—Lo lamento, sólo quería entenderte—continúa—. Sólo quería saber qué es lo que te hace sufrir tanto.

Loki no está feliz. Probablemente siente nuestro ánimo. Lloriquea y se acuesta a nuestros pies.

—No pretendía presionarte y lamento haberme ido. Sólo estaba molesto y… dolido.

—Lo siento—murmuro.

—En verdad me dolió que te empeñaras en no creerme.

—Lo sé es sólo que… todo el mundo dice que no podrá funcionar sin…—dejo que mi voz se apague.

Edward coloca un mechón de cabello detrás de mi oreja.

—Pero estoy dispuesto a hacerlo funcionar—dice, su voz es queda—. Te dije que te iba a amar completa, con todo y tu pasado y tus defectos. Vamos a estar bien.

—No mereces contenerte sólo por una estupidez.

—No es estupidez si te afecta tanto—dice.

Y le creo.

—Y claro que lo haré. Eres a quién quiero. ¿No lo recuerdas?

Finalmente lo miro.

—Te dije que te había esperado por tanto tiempo. Y aquí estás y estuve a punto de perderte y no quiero volver a hacerlo. Quiero estar contigo… por siempre.

— ¿Estás diciéndolo como en plan romántico o enserio?

Edward sonríe levemente.

—Ambos.

Miro a Loki, sus orejas se mueven.

— ¿Y qué si nunca funciono bien?—pregunto en un susurro.

—No podrías funcionar mejor de lo que lo haces ahora. Bella, no estás rota o descompuesta, ¿sí? Estás perfectamente.

Meneo la cabeza.

—Perfectamente para mí, al menos—dice.

— ¿Y si nunca puedo acostarme contigo?—reformulo la pregunta.

Edward se encoge de hombros.

—Lo haremos funcionar—responde—. No me asusta ser célibe hasta la muerte.

Quiero reprocharle, quiero pelear, quiero decirle que se está equivocando pero ya tuve suficiente de eso por hoy. Suspiro, derrotada y cansada.

Esta noche, decido creerle.

— ¿Crees que te ayude contármelo?—acaricia mis piernas cubiertas por otro pantalón de algodón.

No respondo y Edward no insiste más.

¿Qué es lo peor que puede pasar? Lo peor que puede pasar es que Edward se vaya, bueno, que yo me vaya, literalmente. Y eso ya pasó. Si todo se vuelve a derrumbar, al menos ya tuve una probadita de lo horrible que es.

—Supongamos, hipotéticamente…—comienzo— que hay un chico llamado… Robin, que se muere por saber sobre el pasado de su novia.

—Sí, seguro Robin quiere saber—sigue el juego—. Sobre… Terry.

—Entonces Terry quiere saber qué es lo que Robin se imagina que pasó.

—Tal vez Robin cree que una mala ruptura.

—A lo mejor Robin se equivoca.

Edward vuelve a mirarme. Eso no se lo esperaba.

—Tal vez Terry está tan usada que cree que no le queda nada más por dar.

— ¿Usada?

—Si, tal vez Terry ha salido de cada habitación de esta ciudad.

Edward traga.

— ¿Y lo hizo? Es decir, Robin se pregunta si ese "tal vez" es una suposición o es un hecho.

—Es una suposición.

— ¿Entonces por qué Terry se siente tan usada?

—Tal vez personas malas le hicieron creer a Terry que nadie la iba a querer por eso mismo, tal vez repitieron tanto que es una zorra que terminó creyéndoselo.

Edward no dice nada más. Loki se levanta y Edward lo observa irse.

—A Robin no le importa.

Y yo no me esperaba eso.

— ¿A no?

—No—Edward niega con la cabeza—. No le importa para nada.

—Oh—me miro las manos porque perdí el guión de Terry y Robin.

— ¿Lo hiciste?

Sé a lo que se refiere.

—No—respondo.

—Entonces no me importa.

Frunzo el ceño.

— ¿Y si lo hubiera hecho?

—Tampoco me importa.

— ¿No?

—No. Bella tenías veinte, deja de ser tan dura contigo misma.

—Veintiuno.

— ¡No importa!

¿En verdad no te importa, Edward? ¿En verdad eres el indicado? ¿No te importa que haya herido a los buenos y confiado en los malos?

—No me importa nada. Te dije que te amaba completa y si esa es la razón por la cual eres como eres entonces estoy feliz por ello. Sin tu pasado no hubieras llegado a aquí, hasta mí.

Eres el indicado, ¿cierto?

—Sólo me he acostado con cuatro personas—termino de confesarlo.

Mi corazón palpita pero no es tan malo como creí que sería. El caso hipotético funcionó.

—Genial, ¿eso es todo?—Edward responde como si no le importara. Tal vez en verdad no le importa.

—Si—me miro las manos. Y ahora me siento estúpida y patética.

Estuve a punto de perderlo por los miedos infundados que otras personas malvadas sembraron en mi cabeza.

—Perfecto. Te amo—dice—. Te amo con lo de hoy y lo de ayer. Me quedaré, Bella. Me quedaré porque me quiero quedar. Te amo como si…—mira alrededor y esboza una pequeña sonrisa—. Te amo como si fueras nueva. Te amo como si estuvieras recién sacada del empaque.

Me río porque me ha robado mi broma. Y me río porque estoy feliz de que se quiera quedar, conmigo. Es el indicado.

—Y además, me quedaré porque soy ese chico maravilloso, ¿verdad?

Mi cabeza se levanta rápidamente y estudio su cara. Sus ojos brillan traviesos y sus labios se rompen en una sonrisa.

— ¡La leíste completa!—chillo y lo empujo por el pecho. Edward se ríe y atrapa mi mano. Besa mis nudillos.

Deseo número veinte: Que ese chico maravilloso se quede.

— ¡Dijiste que no la habías leído!

—No lo hice en ese entonces—dice—. Pero llegué y estaba justo donde la dejé y me hizo extrañarte. Supe que tenía que ir a buscarte cuando llegué a esa parte.

—Entonces sólo regresaste a mí porque estás ansioso de cumplir todos mis deseos—murmuro, triste.

—No seas boba—dice, levantando mi barbilla—. Regresé porque soy maravilloso.

Sonríe, muestra sus dientes y sus ojos se arrugan.

Oh, Edward, toma mi mano, arruina mis planes y arréglame la vida.

Me inclino y lo beso. Me acaricia los brazos y enreda nuestras manos.

Las uñas de Loki repiquetean contra el piso y creo que puedo acostumbrarme a ese sonido.

—Oh, Dios—Edward gime y sigo su mirada.

Loki está sentado sobre sus patas traseras, lleno de lodo y deja un pájaro muerto frente a él.

No puedo contener la carcajada que sale de mí y luego la expresión de Edward… es fantástica.

—Mierda—masculla y se restriega un lado de la cara.

—Oh, es tan lindo—murmuro y saco mi teléfono de mi bolsillo. No puedo evitar tomarle algunas fotos.

—Deja de mostrarle que está bien—Edward se levanta enojado del sillón y camina hasta nosotros.

Loki lloriquea y le rasco el cuello.

—Déjalo, Edward. ¿Eres un buen chico, verdad? ¡Sí, claro que lo eres!—le digo a Loki con mi mejor voz de bebé.

—Hmpf—Edward resopla y desaparece en la cocina.

Recoge al ave con una bolsa y luego la lleva al jardín.

—Esa puerta tendrá que quedarse cerrada—señala con su pulgar la puerta holandesa.

Ruedo los ojos.

Loki ha dejado un desastre por el pasillo y sigue a Edward hasta su estación de baño, goteando agua lodosa y dejando sus lindas huellitas por todos lados.

—Un poco de lodo no lo va a matar—me burlo de Edward. Loki ya ha entrado a su regadera.

—No, pero dejará un desastre en todos lados—él dice.

Suspiro y mi estómago gruñe.

— ¿Por qué no me dejas bañarlo mientras tú consigues algo de comida?

Edward me mira.

— ¿Qué se te antoja?

Me encojo de hombros.

—Bueno, el perro es tuyo—dice, alejándose rápidamente y me río.

—Bien, Loki, vamos a ducharte. El alzado de tu dueño no soporta que ensucies su casa modelo—dejo que Loki me lama la mejilla.

—Escuché eso—Edward dice desde el pasillo.

—Esa era la idea—murmuro y entonces me encargo del lindo animalito.

Loki es un buen chico. Se queda quieto mientras tallo su pelaje. Le gusta que rasque su cabeza y debajo de sus orejas.

Es tan obediente que cuando refunfuño porque me salpica al sacudirse, se disculpa con una lamida y no vuelve a hacerlo.

Me tiende sus patitas y las tallo. Es tan lindo.

—Eres tan guapo, Loki—le digo. Aprovecho que Edward ha salido a buscar algo de comida para hablar con el pequeño—. Me sentí muy triste al pensar que no volvería a verte, pero es que ese dueño tuyo es…—me estremezco—. En realidad me hizo sentir muy mal. Sigo sin creerme que acepte las cosas así porque si, ¿sabes?

Loki me mira. Me está escuchando.

— ¿Tú harías lo mismo? ¿Me aceptarías así sin más? ¿Me amarías como si fuera nueva?—Loki ladra. Me está respondiendo—. Gracias, lindura. Tal vez Edward sólo cree que mis defectos no me definen, ¿verdad? Lo amo tanto, Loki. Me alegra que no seas celoso.

Ya he terminado. Alcanzo su toalla y lo envuelvo con ella. Loki se sacude y me cubro con la tela. Esta vez no me molesto.

Lo saco de su regadera y termino de secarlo.

—Listo, bebé. Luces muy guapo—le beso la mejilla y luego corre a su tapete lleno de juguetes. Se revuelca ahí y luego me ladra dos veces.

—De nada—le respondo y voy al baño para lavarme las manos y los brazos.

Edward llega momentos después con una orden grasosa de McDonald's.

Cenamos frente al televisor y luego Loki trata de abrirse paso entre sus rodillas. Edward lo ha ignorado desde que llegó y puedo ver que Loki intenta disculparse.

—Eres muy malo—refunfuño y le doy la última papa frita en la boca. Loki salta al sofá y acomoda su cabeza en mi regazo. Mira a Edward a través de sus pestañas, luce tan triste.

Lloriquea.

— ¿Cómo puedes ignorarlo así como así?

—-Si no lo ignoro creerá que me gusta que meta pájaros muertos y que se revuelque en lodo.

Ruedo los ojos.

Pasa un buen rato antes de que Loki vuelva a intentar acercarse a Edward. Olisquea su pantalón y luego se levanta y pisa mis muslos con sus patas delanteras mientras acerca su cara a la de Edward.

Le lame la mejilla. Edward lo ignora.

Estoy demasiado molesta ahora como para decir algo.

Loki huele su cuello y luego vuelve a gemir ahí.

Edward finalmente le rasca el pecho. Loki se agita y restriega su cabeza contra el pecho de Edward. Este finalmente se rinde y lo acicala.

— ¿Ves? No era tan difícil—murmuro.

Edward sonríe y luego me besa la frente.

Loki se tira a sus pies y luego Edward comienza a besarme. Sus labios cálidos y demandantes. Envuelvo mis manos en su cuello y rasco el cabello de su nuca. Entierra su mano izquierda en mi cabello y con la derecha me atrae hacia él.

No pasa mucho tiempo antes de que me encuentre sobre su regazo y caigo en la cuenta de que esta es la primera vez que eso ocurre.

No me restriego contra él como lo deseo. En lugar de eso, acaricio su pecho y dejo que sus manos vaguen por mi espalda y por mis muslos. Se detiene justo debajo de mi trasero y jalo su cabello para animarlo.

Introduzco mi lengua en su boca, disfrutando su calor y su sabor y es ahí cuando aprieta mi trasero. Se siente tan bien. Lo deseo tanto, justo ahora, justo aquí. ¿Podré hacerlo? ¿Qué causará esto? ¿Es una posibilidad siquiera?

Lo siento duro debajo de mí y bajo mi mano a su abdomen.

Deja mi boca y me besa las mejillas y luego el cuello. Eso me permite pensar. ¿Sería tan malo? Luego decido que no, que no lo será.

Deja de pensar tanto las cosas, Bella, me regaño.

Edward dijo que estaba bien con mi pasado y aunque no logro aceptar eso del todo me antepongo a mis miedos y acepto sus palabras esta noche. Esta noche decido creerle.

Edward, toma todo lo que quieras, es tuyo. Esta noche soy toda tuya. Hoy sí.

—Qu… quiero intentarlo—susurro con voz temblorosa. Al momento de decirlo, se convierte en realidad.

Él deja de besarme y me mira a los ojos.

—Quiero hacerlo—repito.

— ¿Si?

—Si.

— ¿Estás segura?

Edward, deja de hacer tantas preguntas y follame.

—Si.

—Quiero decir… no tenemos que hacerlo hoy sólo por lo que pasó—dice—. Puedo esperar.

—Hagámoslo—repito. Edward, no me lo arruines, estoy tratando, al menos estoy tratando. Hazlo lento y mágico. Haz que dure.

Me mira, vacilante.

—Estoy segura. ¿Tú… tú quieres?

—Por supuesto que quiero pero…

—Entonces no hay más qué decir—finalizo—. Esta noche sí.

Me mira los labios y vuelve a besarme, me da un beso pequeño y casto.

—De acuerdo—dice—. Vamos arriba.

Me bajo de su regazo y él apaga la televisión.

Me toma de la mano y se levanta. Loki se remueve asustado y nos sigue hasta las escaleras.

—Ve a dormir, Loki—Edward le dice y apaga la luz de la sala.

El área de Loki está tenuemente iluminada por sus pequeñas luces en el piso y él corre hacia allá. Es un dormilón de primera.

Edward me guía por las escaleras. Está oscuro pero puedo ver fácilmente los escalones.

Estoy nerviosa y ansiosa. Luego dejo de pensar y me convenzo de que sólo estoy caliente.

Entramos a la habitación y cierro la puerta. Edward enciende la lámpara de noche y camina hacia mí.

— ¿Tomas la píldora?—pregunta.

Lo miro.

—N-no…—respondo—. Me hacía sentir enferma y luego… no le vi el caso—esto último sale en apenas un susurro.

—De acuerdo—dice y desaparece en el baño.

Regresa con una caja de condones y los deja en la mesa de noche.

Estoy segura de que luzco como una virgen asustada, retorciéndome las manos y mirando la caja como si fuera mi ataúd.

—Ven aquí—dice, con una sonrisa tierna en sus labios.

—Volveré a intentar con la píldora—anuncio.

—No es necesario. No quiero que sufras—dice—. Yo me encargo de eso.

—Pero…

—Está bien, Bella—finaliza y me besa.

Chica, cómprale ya un anillo, mi consciencia me grita. Trata de ocultar mi sonrisa contra sus labios pero fallo.

— ¿Qué?—inquiere, sonriente.

—Nada. Sólo estoy feliz—miento parcialmente.

Él se ríe entre dientes y vuelve a besarme y pronto el beso se vuelve demandante. Me aprieta el trasero y junta nuestros regazos. Está deliciosamente duro y comienzo a desabotonar sus pantalones.

Edward introduce sus manos debajo de mi blusa, por la espalda, y la alza.

Luego jala el cuello de su playera y la saca por detrás, jalándola. Me deshago de la mía y me bajo los pantalones mientras él hace lo mismo.

No miro su erección. No quiero hacerlo. Me concentro en este momento. Este momento es lo que importa, no el pasado, ni el futuro. Si no esto.

Se quita los calcetines y luego me jala con él, para caer en la cama.

Es lento y acaricia mis brazos. Me besa el escote y cuando me quito el sostén y sus labios pasan por mis pechos quiero gritar. Entonces así es como se siente el verdadero amor, pienso.

Me besa el vientre y lo acaricia. Araño ligeramente su espalda, lo suficiente para causarle ligeras cosquillas y besa mi cuello.

Alza mi pierna izquierda y la envuelve en su cintura. Lento, delicado. Me mira a los ojos y se acerca a besarme. Me besa la frente.

Pero lo que me hace temblar es justamente eso: que me mire a los ojos, que me sonría ligeramente antes de acariciarme lugares prohibidos. Que me diga que me ama.

Edward, ¿dónde estabas antes? ¿Dónde te habías escondido? Te sientes como casa y al mismo tiempo tan desconocido como el lado oculto de la luna. Te sientes como una frazada luego de un día frío. Estás por todas partes como el agua mientras nadas en ella.

Edward se coloca un condón y finalmente miro su erección.

Me mira mientras se coloca entre mis piernas. Acomoda su miembro entre mis pliegues y lo siento entrar, lentamente, muy lentamente. Resopla entre dientes. Su ceño se frunce.

Me duele.

Siempre me duele también en los exámenes médicos.

—Relájate, Bella—escucho la voz de la Dra. Anne—. Esto tal vez duela un poquito.

Han pasado algunos segundos y todavía no está del todo dentro. Edward empuja más y me muerdo el labio.

Vuelve a resoplar cuando finalmente entra todo. Me arde.

—No te muevas—susurro.

Edward coloca sus antebrazos a cada lado de mi cabeza y reposa su frente en la mía.

—Se siente bien así—dice, entre risas.

Me río y lo beso ligeramente.

—Te amo.

—Yo también te amo—responde y me besa el rostro.

Cuando le permito moverse, no demuestra urgencia, lo hace lentamente y exhalo entre mis labios.

Edward gime levemente y me besa.

Lento, muy lentamente hacia abajo.

Me mira a los ojos y maldigo al Mike Newton de diecisiete años. Maldito simio.

~DLDPQ~

Estoy temblorosa cuando Edward me jala a su lado. Me coloca frente a él, cara a cara pero no lo estoy mirando. Desliza su dedo bajo mi barbilla y me obliga a verlo.

— ¿Qué ocurre, cielo?—su voz es tan tierna que me hace sentir peor. Y al mismo tiempo hace que mi corazón vuele lejos de mí.

No lo arruines, Bella.

Pero lo hago.

—Lo siento—murmuro.

—No pasa nada—responde—. Volveremos a intentarlo después.

Noté que se contenía, noté que estaba desesperado por terminar. Edward gemía y gruñía y a pesar de lo maravilloso que se sentía, no logré alcanzarlo. Mi orgasmo murió cuando apenas comenzaba. Así que le ordené terminar y lo hizo y quiso hacerme sentir lo mismo.

—No está funcionando—murmuré y luego se detuvo.

Se deshizo del condón y se tiró a mi lado.

—Lo lamento, no es por ti—ahora le digo.

Edward sonríe.

—No pasa nada. Está bien.

Eso hace que mi corazón se hunda. Desearía que en verdad se sintiera ofendido, así yo podría tratar de consolarlo. Enmendar mis errores. Quiero encontrar algo en sus ojos pero no funciona.

—Lo siento—repito.

—Bella, está bien. Volveremos a intentarlo, hasta que sea posible.

Me acerco y hablo contra sus labios. Su brazo descansa en mi cintura. Su mano está en mi espalda.

—Siento que lo he arruinado.

—Claro que no.

—Fue lo mejor. Mejor de lo que me lo había imaginado—resuelve al ver que no respondo.

— ¿De verdad?

—De verdad—me besa ligeramente.

Edward, ¿Quién te creó? ¿Quién encapsuló todas las respuestas a mis miedos y las concentró en ti? ¿Por qué eres tan perfecto para mí? Eres tan perfecto que me asusta.

—Eres el mejor—susurro, somnolienta.

La risa de Edward es ronca y bajita.

—Te amo, Bella.

—Y yo a ti.

—Gracias por esta noche—dice, luego de un rato.

Gracias a ti, Edward. Por cuidarme y por adorarme. Eres tan especial. Eres magia que comienza en ti y termina en mí.

Lo beso.

Eso es todo lo que respondo.


gracias por sus comentarios. Probablemente esperaban más del momento pero en un capítulo próximo veremos más. Lo siento, pero escribir cosas kinky no es lo mío, sus... cuerpos son territorio abstracto para mí jaja. No estoy muy cómoda escribiéndolos, aunque en otras historias lo he hecho, pero siempre es *iuck*

Nos leemos.