Elsa se decía que las cosas serían muy fáciles si amara a su esposo, en realidad si fuese posible obligarse a desarrollar esa clase de sentimientos por Kristoff lo haría sin dudarlo. Él era muy atento y muy probablemente el tipo de esposo que muchas personas deseaban, incluso ella alguna vez pensó que era lo que ella quería; quizá aún lo hacía, pero no que fuese él precisamente.

—Luces hermosa — Dijo Kristoff en voz baja.

—Ya lo has dicho como cinco veces esta noche — Comentó Elsa aferrándose al menú del restaurante.

—Lo repetiré las veces necesarias para que empieces a creerlo — La rubia puso los ojos en blanco mientras negaba lentamente con la cabeza.

—Este lugar es muy costoso — Murmuró la rubia — ¿Seguro de que no prefieres ir a otro lado? O puedo cocinar algo en casa.

—No te preocupes por la cuenta, además es una noche especial — Ella alzó una de sus cejas.

— ¿Me dirás ya que te traes en mente? — Preguntó ella — Debe ser algo importante si decidiste gastar el sueldo de una semana en una cena.

—No es tan costoso, créeme tengo todo cubierto y no tienes nada de qué preocuparte — Aseguró él —. Elsa llevamos un tiempo casados, más que una esposa eres mi mejor amiga — Habló cambiando completamente de tema —, me siento afortunado de que nuestra relación sea así, de haberte conocido…

—También te considero como mi mejor amigo — Eso era cierto —. Te quiero — Agregó la rubia.

—Hemos pasado por varias cosas juntos y bueno, quería esperar a que trajeran la comida, pero en vista de que alguien se encuentra impaciente… — Le miró mientras sonreía para restarle dramatismo a sus palabras —, he estado pensando en algo y quiero saber tu opinión.

— ¿Qué ocurre?

—Ha pasado un tiempo desde que nos fuimos de Noruega — Habló él — y desde la perdida de nuestro…bebé.

—No creo que quiera tocar ese tema estando en un lugar público — Intervino Elsa tensándose un poco al escucharlo mencionar el tema.

—Es sólo que si tú quieres…creo que podemos seguir adelante, intentar formar una familia — Continuó Kristoff.

—No — Dijo de inmediato —. No voy a volver a intentarlo, sabes que todos los médicos han dicho que es prácticamente imposible, que si quedo embarazada lo más probable es que lo pierda tal y como ya pasó, no tienes ningún derecho a pedirme que vuelva a repetir ese proceso — Habló notablemente afectada.

—No me refería a eso, jamás me atrevería a pedírtelo — Se apresuró a aclarar —. No hemos vuelto a tocar el tema de ser padres desde lo ocurrido y bueno, pensé en que podríamos adoptar…

— ¿Adoptar? — Murmuró ella. No era una idea que le desagradaba y si bien en ciertos instantes la idea había cruzado por su mente, no se había detenido demasiado en pensarlo ni mucho menos había hecho un comentario al respecto a su esposo, quizá porque aun sentía reciente la pérdida del que habría sido su bebé.

Tal vez el hecho de que ya se encontraba lejos de ser una buena esposa.

Seguramente tampoco sería una buena madre.

Lo único que podía pensar en ese momento era que no quería tomar una decisión en ese momento, que era algo que debían discutir en casa y no en un restaurante elegante.

—Ahora vuelvo — Se levantó de su asiento y recurrió a la típica excusa del tocador.

-o-

Dejó su bolso junto al lavamanos antes de abrir el grifo para tomar un poco de agua entre sus manos y enjuagarse el rostro, confiando en la promesa de su maquillaje que aseguraba ser resistente al agua.

Se miró al espejo mientras intentaba procesar todo.

Descubriendo el hecho de que en el fondo había renunciado completamente a la ilusión de convertirse en madre al creerlo algo completamente imposible, necesitaba volver a preguntarse si aún lo deseaba tanto como cuando se había enterado de que estaba en cinta.

Pero no quería rechazar la idea de inmediato o hacerle creer a Kristoff que ella no estaba interesada, pero tampoco sabía cómo expresar toda la clase de emociones y dudas que tenía, no sabía si estaba lista o si lo estaría, si podría soportar un largo proceso repleto de incertidumbre tan sólo para ilusionarse y volver a tener malas noticias al final.

Su celular sonó. Inoportuno.

Buscó el aparato en el interior de su bolso, sorprendiéndose al leer el nombre de "Charlotte"; como tiempo atrás había registrado el número de Alistair Krei, aun confundida decidió responder la llamada.

—Veo que alguien no había bloqueado mi teléfono — Escuchó la voz del empresario — ¿Tenías la esperanza de que volviera a llamarte, Elsa?

— ¿Qué quieres Alistair? — Preguntó ella.

— ¿Disfrutando la velada?

— ¿A qué te refieres? — Preguntó confundida.

—El restaurante es lindo ¿No lo crees? Si aún no has ordenado puedo hacerte un par de recomendaciones — Habló Alistair.

— ¡¿Cómo..?!

—Tu esposo mencionó que quería llevarte a cenar, me ahorraré el revelarte cuales eran sus planes originales, pero deberías agradecerme por haberle conseguido una reservación y ofrecido a pagar…

—Kristoff jamás aceptaría que pagaras — Lo interrumpió ella.

—Parece que alguien no conoce tan bien a su esposo — Dijo él —. Aunque debo admitir que fue algo difícil de convencer al inicio, pero me alegro de haberlo logrado ya que una mujer como tú merece lo mejor.

—Dime de una vez que es lo que quieres — Habló ella con franqueza.

—He estado pensando en lo nuestro, admito que me apresuré al terminar nuestra…lo que haya sido esa mierda — Confesó el hombre —. Tal vez…yo podría asignarle un trabajo a tu esposo que requiera que salga de la ciudad por unas semanas y tú podrías venir a mi casa…

—No — Dijo ella con firmeza —. Nunca más.

—Oh vamos Elsa, no seas rencorosa — Dijo él —. Ambos lo disfrutamos muchísimo, no puedes negarlo, yo aún recuerdo el cómo te hice gritar de placer y tú… ¡Vaya! ¿Quién imaginaría que te mueves tan bien?

—Para que lo sepas estoy muy feliz en mi matrimonio y no voy a meterme a tu cama nunca más — Mintió para quitárselo de encima.

—Lo dudo mucho, pero bueno…si cambias de opinión ya sabes cuál es mi número.

—Vete a la mierda — Dijo ella antes de colgar el teléfono —. Estúpido Alistair — Dijo antes de mirarse al espejo una última vez para asegurarse de que su cabello no se encontrase despeinado.

-o-

Había decidido que sería una buena esposa o que pondría más de su parte, con algo de suerte se enamoraría de su marido o se engañaría lo suficiente para convencerse de que así lo había hecho.

Si bien lo único que le había dado como respuesta ante la propuesta de adoptar había sido que necesitaban pensarlo y discutirlo con más calma, pensaba que quería intentarlo y sentirse digna de hacerlo.

Quizá motivada por la irritación provocada tras la llamada de Alistair había decidido interpretar el papel de esposa enamorada, olvidándose por completo de cualquier aventura, incluido dejar de coquetearle a cierto florista.

Kristoff era un buen hombre, no merecía lo que ella había hecho.

Intentaría enmendar sus acciones. Así fue como una vez en casa le besó, sorprendiendo al rubio por la intensidad al hacerlo, pero de inmediato se aferró a la cintura de su esposa.

Entre besos y risas, Elsa lo hizo caminar hasta la recamara mientras desabotonaba la camisa de Kristoff, el rubio intentaba corresponder las acciones con la misma intensidad, buscando el cierre del vestido de su esposa y besándola con necesidad.

Una vez encontrado el cierre lo bajó para poder quitarle la prenda, dejándola en ropa interior, ella se apresuró a imitar la acción con su camisa y desabrochando el cinturón de él.

Kristoff la tomó de las manos con delicadeza y le dio un casto beso en los labios antes de tomarla por la cintura para recostarla con cuidado sobre el colchón.

Se colocó sobre ella con cuidado antes de besarla una vez más con delicadeza, acariciando suavemente uno de los brazos de ella, robándole un suspiro a la mujer.

Elsa intentando añadirle emoción al momento le empujó haciéndolo recostarse sobre el colchón y se apresuró a colocarse sobre él.

— ¿Qué haces? — Preguntó entre risas el rubio.

—Sólo quiero intentar algo nuevo — Respondió con algo de inseguridad, en definitiva el hecho de que su marido pareciera burlarse de lo que acababa de hacer hacía que sus deseos de acostarse con él disminuyeran drásticamente — ¿No quieres? — Murmuró.

—Pues…si, pero… — Titubeó — ¿Estás segura de que estarán bien?

—Debes estar bromeando — Se quejó ella, quitándose de encima de Kristoff —. Por favor dime que malinterpreté lo que acabas de decir y que no te referías a…

—Sólo no quiero provocarte algún tipo de dolor.

—No sé cuántas veces tengo que repetirlo, pero ¡No es así como funciona! — Exclamó ella — Estoy perfectamente bien, puedo llevar una vida normal y no voy a terminar llorando de dolor si tenemos sexo como una pareja normal.

—No lo sabes.

—Lo sabríamos si lo intentáramos — Dijo ella —. Y no tendría ningún problema si me dijeras que simplemente no quieres que intentemos cosas nuevas, que te gusta lo de siempre, pero no soy una muñequita de porcelana que va a romperse si no la tocas con delicadeza y extremo cuidado.

—Yo sé que no…

— ¡¿Y por qué siempre es lo mismo contigo?! — Gritó la rubia — Y no me refiero sólo al sexo, sino que desde el aborto no dejas de tratarme como si me tuvieses lástima o si te hubiesen dicho que me queda poco tiempo de vida, nos fuimos de Noruega para librarnos de todas las personas que insistían en recordarme lo ocurrido y decirme que debía volver a intentarlo, pero te juro que esa actitud tuya es mucho peor que escuchar a mi madre decirme que debo someterme a toda clase de tratamientos para darte un hijo biológico o si no tú te irás con alguien más que si pueda dártelo.

—No voy a irme con alguien más, Elsa…

— ¡Ese no es el punto! — Exclamó estresada — El punto es que estoy bien, quiero seguir con mi vida con normalidad y que dejes de tratarme de esa manera.

— ¿Y qué quieres? ¿Qué sea rudo y te trate como a una puta en la cama? — Cuestionó el rubio.

— ¡Tal vez sí! — Respondió ella — ¡Quizá me gustaría que lo hicieras si eso significa que dejarás de mirarme como si fuese un cachorrito atropellado! — Gritó antes de abandonar la habitación.

-o-

Había sido una noche larga en la cual se había debatido si debía renunciar a la poca dignidad que le quedaba y llamar a Alistair o sugerirle que volviesen a crear un par de cuentas de Snapchat para enviarse fotografías comprometedoras, pero su orgullo le impidió hacerlo; agradeció por ello.

Había llamado a Rapunzel para desahogarse, sin embargo lo único que había obtenido a cambio era toda una explicación del porqué debería experimentar con sustancias alucinógenas un tanto ilegales al momento de tener intimidad, seguido de una anécdota de como en su adolescencia había tenido sexo con una chica llamada Moana en unas vacaciones en algún sitio con playa, por supuesto también le aconsejó intentar algo con una mujer.

—Dime por favor que no te meterás ninguna de esas mierdas — Dijo Naveen mirando a su amiga con algo de severidad.

—No soy estúpida Naveen — Contestó ella.

—No entiendo porque Rapunzel te da esa clase de consejos sabiendo que estás medicada, aún más después de aquella vez que irresponsablemente decidiste mezclar alcohol con tus pastillas — Le recordó Naveen —. Por poco pensé que tendríamos que contactar a Kristoff para que regresara de inmediato de su viaje de negocios.

—Y te estaré eternamente agradecida por no haberlo hecho — Comentó ella —. Y bueno, tampoco estuvo tan mal…sólo fue una copa de vino.

—Ni siquiera deberías tomar alcohol.

—Y no lo hago — Dijo ella —. Esa fue una pequeña excepción que no se repetirá, porque lo que menos quiero es volver a sentirme de esa manera.

—Cómo sea… ¿Y por qué demonios Rapunzel te sugirió drogarte y acostarte con una mujer? — Cuestionó el hombre — ¿Problemas con Kristoff? — Dedujo.

—Algo hay de eso… — Dijo ella.

— ¿Debo golpearlo?

—No — Respondió —. Es sólo que…anoche decidí que quería que nuestra relación mejorase e igual anoche comprobé que…no creo que sea posible — Suspiró —. Es que…él me agrada y lo quiero, pero no sé si seamos compatibles ni siquiera sé si alguna vez lo fuimos y bueno, por los últimos años…me siento como si él se comportase más como mi enfermero que como mi esposo.

—Por una parte lo comprendo — Obtuvo a cambio una mirada molesta por parte de su amiga — ¡No digo que este de su lado! — Exclamó Naveen — Pero toda la información que recibió sobre tu… ¿Condición? Fue digno de una película de terror, creo que él tiene una idea mucho peor de lo que sientes.

—Le he intentado explicar eso mismo muchas veces — Dijo —, pero bueno… creo que no me cree, quizá piensa que miento para no preocuparlo — Concluyó —. Pasando a otro tema — Habló ella —, él mencionó el formar una familia…

—No me digas que fue lo suficientemente imbécil para pedirte que te sometas a un tratamiento aun sabiendo los riesgos, porque si es así yo mismo lo mato.

—No, no hizo tal cosa — Se apresuró a aclararle —. Me propuso adoptar — Naveen pareció sorprendido —. Lo he estado pensando y parte de mí quiere intentarlo, pero… creo que sería algo egoísta de mi parte.

— ¿Egoísta? — Naveen estaba desconcertado al escuchar eso — Creo que adoptar a un niño está lejos de ser egoísta.

—Un niño merece una familia amorosa, estable…no lo sé, creo que Kristoff y yo no estamos precisamente en nuestro mejor momento — Confesó —. Así que no creo poder ofrecer lo que un niño merece o necesita, al menos no en este momento.

— ¿Y crees que en algún momento la relación mejore? — Preguntó Naveen — Si no lo crees así y es algo que resulta un impedimento para decidirte a ser madre, creo que deberías empezar a cuestionarte si deseas continuar con ese matrimonio.

— ¿Sugieres que me divorcie?

—Sugiero que consideres tus opciones y lo que estas dispuesta a arriesgar o perder con tal de seguir con Kristoff, debes dejar de lado lo que los demás piensen y preguntarte que es lo que tú deseas — Dijo Naveen —. Te aconsejo que lo hagas antes de que sea demasiado tarde.

-o-

—Nuevamente por aquí — Comentó el pelirrojo en cuanto ella cruzó por la entrada.

—Empezaré a creer que le molesta el hecho de que venga — Habló ella.

—Eso nunca — Dijo Hans —. Y dígame ¿Su enamorado apreció el clavel que le regaló? ¿O acaso finalmente decidió no tener tal detalle con él?

—El día no resultó como me hubiese gustado, siendo completamente honesta — Respondió sin entrar en detalles —. Preferiría no comentar al respecto.

—Así de mal ¿Eh? — Ella puso los ojos en blanco — Debo confesar que parte de mí se alegra por ello.

— ¿Disfruta de las desgracias ajenas? — Preguntó ella.

—No exactamente, pero al parecer su enamorado no será difícil de vencer —Opinó acercándose a ella lentamente —. Aunque admito que esperaba tener un digno contrincante.

—Si lo que está sugiriendo es que yo soy una especie de premio… — Empezó a advertirle.

—Sólo quiero saber si te interesa que cierto florista apuesto y seguramente más interesante…y sexy que tu enamorado…

—Creo que olvidas mencionar que al parecer es un tanto narcisista o con un ego demasiado alto — Lo interrumpió.

—Admite que es sexy.

—Mentir es malo — Dijo ella obteniendo un gesto de indignación por parte del pelirrojo.

—Me atrevo a decir que pareces tener un problema en la vista, deberías ir a que revisen eso con urgencia.

—O tal vez sólo necesite ver al florista un poco más de cerca — Sonrió de manera sugerente.