La partida de Kristoff estuvo lejos de afectarle los primeros días, en realidad los viajes de negocios que Alistair Krei le hacía realizar a su esposo nunca habían afectado negativamente su estado de ánimo, en esta ocasión la pena ya de por si inexistente era mucho más baja, había pasado días increíbles junto a Hans e incluso una noche había olvidado sus propios temores de que algún vecino indiscreto se percatara de la presencia de un hombre (que claramente no era su marido) en su casa.
En definitiva no había pensado en cierto rubio, puesto a que se había mantenido ocupada evadiendo a Alistair Krei; quien cada día la llamaba al menos una vez, o enredándose entre sábanas junto a cierto florista.
Sin embargo un miércoles por la mañana el recordar las palabras de su esposo le cayeron de pronto, se había quedado sentada al borde de la cama de Hans, simplemente aferrada a la sábana que cubría su pecho desnudo y la mirada baja. El lugar y momento eran los menos adecuados para pensar en su matrimonio, pero sabía que conforme avanzaban los días la llegada de Kristoff estaba cada vez más cerca y tenía que tomar una decisión.
Sintió una de las manos del pelirrojo acariciar su espalda; la cual se encontraba completamente expuesta, pero no se inmutó; permaneció quieta.
— ¿Está todo bien? — Preguntó Hans acercándose a ella, acariciando sus brazos antes de besar una de las mejillas de la rubia — Elsa — La llamó por su nombre al ver que ella no parecía siquiera haberle escuchado.
—Sólo estaba pensando en algo — Respondió finalmente la rubia —. Debo irme.
— ¿Ahora? — Preguntó el pelirrojo desconcertado.
—Sí, lo siento — Contestó mientras una vez de pie buscaba sus prendas por la recamara de Hans.
— ¿No prefieres que te lleve? — Preguntó Hans una vez que estuvo lo suficientemente despierto como para recordar la distancia entre su casa y la de ella.
—En realidad no, creo que caminaré…tomaré el autobús o pediré un taxi, no lo sé — ¿No prefieres que te lleve? — Preguntó Hans una vez que estuvo lo suficientemente despierto como para recordar la distancia entre su casa y la de ella.
—En realidad no, creo que caminaré…tomaré el autobús o pediré un taxi, no lo sé
Rechazó la oferta — ¿Nos vemos luego? — Preguntó mientras se colocaba su ropa interior.
—Claro, estaré esperando tu llamada…o yo te llamo…o vas a la florería…no lo sé — Titubeó el pelirrojo.
—Yo te llamo —Dijo ella —. En fin, ten un buen día — Se despidió. Una vez completamente vestida se aseguró de que su cabello no fuese un completo desastre y lo poco que quedaba de su maquillaje no estuviese embarrado por todo su rostro y finalmente salió del cuarto y posteriormente del departamento.
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Estaba a pocas cuadras de su casa cuando de pronto alguien la tomó por la espalda y cubrió su boca con una de sus manos, evitando que ella gritase, luchó por librarse de la persona a la cual no era capaz de identificar debido a que se encontraba detrás de ella, pero sin importar cuanto pataleara o intentase lograr quitar la mano del desconocido de sus labios para poder gritar, este logró meterla a un auto.
—Buenos días Elsa.
— ¿Alistair? — Dijo desconcertada y molesta — ¿Qué demonios?
— ¿Dónde pasaste la noche? — Preguntó él.
—No es de tu incumbencia — Respondió la rubia — ¿Acaso esperaste aquí toda la noche?
—No respondes mis llamadas.
— ¿Y secuestrarme era la solución? — Se quejó ella — Estas loco — Dijo intentando abrir la puerta del coche y salir, pero fue detenida por Alistair Krei.
—Dijiste que si enviaba a tu patético esposo de viaje pasaríamos tiempo juntos — Le recordó Krei,
—Cambie de opinión — Dijo —. No pienso acostarme contigo nunca más, aún tengo algo de dignidad y quiero conservarla, gracias.
— ¿Hay alguien más cierto? — Dedujo casi de inmediato — Elsa Bjorgman me ha utilizado para tener tiempo de revolcarse con su nuevo amante, vaya ironía — Continuó hablando el empresario —. Bueno, creo que me lo merecía.
—Es bueno saber que estas consiente de que eres un idiota — Comentó ella —. Ahora si me disculpas, tengo mejores cosas que hacer.
Nuevamente fue detenida por el hombre.
—Sólo para que te lo sepas, no me importa compartirte con alguien más — Dijo, sorprendiéndola en el acto —. No lo sé…incluso estaría dispuesto a que los tres…
—Escúchame bien Alistair Krei, no vuelvas a buscarme — Dijo ella con determinación —. Eres libre de acostarte con quien quieras, incluso si quieres experimentar con hombres no es asunto mío, pero no me involucres.
—Fuiste tú quien lo propuso…el acostarnos nuevamente.
—Me trataste como basura Alistair, fuiste un completo imbécil y enserio no estoy tan desesperada como para recurrir a ti — Habló ella —. No quiero que vuelvas a ponerme una mano encima.
—Bien — Se resignó el hombre —, pero si ese hombre no cumple con tus expectativas…sabes cómo encontrarme.
—No pienso hacerlo, pero gracias — Dijo ella abriendo la puerta del auto finalmente y saliendo del coche.
—Podrás estar molesta, pero debes de admitir que tuvimos un buen sexo y serías capaz de admitir que desearías repetirlo si no fueses tan orgullosa, Elsa — Habló Alistair antes de que la rubia cerrase la puerta del auto de golpe.
Elsa se apartó rápidamente del lugar en dónde estaba estacionado el auto de Krei; el cual no tardó demasiado en pasar junto a ella y perderse en la distancia.
Una vez dentro de casa recargó su espalda a la puerta de la entrada y se deslizó lentamente hasta terminar sentada sobre el suelo.
Estaba molesta y un poco desconcertada debido a que Alistair le había propuesto algo con lo que ella había soñado noches atrás, pero que como bien él había dicho, era orgullosa y no pensaba ceder. Aún estaba furiosa y herida por la manera en que habían terminado las cosas entre ellos, pero le enfurecía más el hecho de que él tenía razón en algo…parte de ella disfrutaría demasiado de volver a meterse a su cama.
Aunque la verdad, es que el sexo con Hans era excelente y no pensaba renunciar a eso por una aventura con su ex amante, sabía que no había nada serio con el pelirrojo, él sabía que estaba casada y por lo tanto no podía ni quería buscar una relación seria a su lado, pero también sabía que no estaba enamorada ni sentía ninguna clase de atracción hacia Kristoff, pero no iba a estropear lo que tenían por culpa de Krei, además…Alistair no era de fiar y dudaba que su propuesta de tener un trio fuese sólo curiosidad y deseo por tocarla nuevamente, sino que había algo detrás que no quería descubrir.
Pero al menos en sus fantasías se permitiría dejar su dignidad a un lado…
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Estaba desnuda, de pie frente al espejo, su mano izquierda acariciaba con lentitud uno de sus pechos mientras recordaba la noche anterior junto a Hans, su mente reproducía fragmentos e intentaba recrear la sensación del pelirrojo acariciando, pellizcando, lamiendo, besando y mordiendo sus pechos, el cómo sus besos descendieron poco a poco, besando su abdomen hasta llegar a aquel sitio entre sus piernas.
Su mano bajó poco a poco hasta la zona en cuestión, cerró los ojos recordando como los dedos expertos del pelirrojo habían hecho de las suyas, el cómo su lengua sabía exactamente dónde debía de lamer y finalmente recordó la sensación de tener su miembro dentro de ella, el como la había embestido. Había sido una gran noche sin duda alguna.
Pero había vuelto a la realidad en la que tenía que tomar una decisión con respecto a su matrimonio, Kristoff le dijo que pensara sobre lo suyo, pero realmente ni siquiera ella tenía claro que es lo que quería.
Podría tener mil y un discusiones con Kristoff, no amarle y no sentirse satisfecha en varios aspectos, pero él era un buen hombre y enserio a veces ella había deseado el ser capaz de forzarse a amarle, porque las cosas serían mucho más sencillas para ella si lo amara.
Quizá era una idiota por querer a alguien con la inteligencia de Alistair, la pasión y sentido del humor de Hans y la dulzura de Kristoff, tal vez era una ilusa por desear tener a alguien con quien pudiese charlar por horas como grandes amigos, que ese alguien siempre tuviese algo nuevo que enseñarle, que tuviesen encuentros apasionados y le besara la frente y dijera las cosas más románticas al oído cada mañana, pero ni siquiera ella merecía algo así.
Después de todo, era una maldita infiel que sabía perfectamente que lo que había estado haciendo estaba mal. Sabía que no amaba a Kristoff y que en él nunca encontraría todo lo que ella le gustaría de una pareja, pero era algo seguro, estable y que él no la desecharía como Alistair había hecho meses atrás o cómo Hans podría hacerlo en cualquier momento.
Quizá la poca decencia y moral que le quedaba le exigía ser honesta con Kristoff, pedirle el divorcio y no continuar lastimándolo, pero… ¿Qué haría después de eso?
La incertidumbre le atemorizaba, Kristoff era…la única familia que tenía en Dinamarca, no tenía empleo y volver a casa de sus padres no parecía ser una idea tentadora, estaba lejos de formalizar algo con alguien.
¿Debería decirle a Hans que estaba considerando divorciarse? ¿O simplemente renunciar al pelirrojo y resignarse a ser la esposa que siempre ha pretendido ser por comodidad y seguridad?
Sin duda tenía mucho en que pensar.
