Pero Te Conocí…

Sakura miraba el hermoso arreglo, tenía muchas flores de todos los colores… era reamente divino, hasta que escucho que le decían.

– ¿Qué detalle más lindo tuvo cierto Presidente de cierta Constructora? –.

La ojiverde se dio vuelta hacia ella y le sonrió.

– Tomoyo yo…–

– No puedes negarme que te gusta – sonrió – y al parecer tú también le gustas a él.

– Amiga – comenzó a mover su cabeza de un lado para el otro – me siento como una quinceañera.

– ¿Y por qué Sakurita? – pregunto – ¿Por estar enamorada?

– El sentimiento que tengo por el vive en mi corazón – suspiro – desde hace tres años.

– ¿Y? – dice la ojiazul – te sientes feliz ¿No?

– Por supuesto – sonrió – pero…

– Sakura – la mira con ternura – ¿Qué es lo que dice la tarjeta?

La castaña le paso la tarjeta y Tomoyo sonríe al leer rápidamente lo que decía.

– Supongo que le vas a contestar con un si – dijo pasándole la tarjeta.

– ¿Tu crees que es correcto aceptar? –.

– ¿Y por qué no? – le contesto con una pregunta.

– Es que no quiero hacerme ilusiones y – comenzó a decir tartamudeando – y si el no siente lo mismo que yo.

– Sakura – dice tomándole las manos – esta noche puedes averiguarlo por ti misma – sonrió – y así puedes salir de tus dudas ¿No lo crees?

– Si tienes razón – asintió sonriendo – ¿Qué haría sin ti? – le pregunto abrazándola – eres mi voz en la conciencia.

– Amiga – comenzó a decir la muchacha abrazándola también – por eso somos mejores amigas – rio – pero bueno que esperas.

– Es verdad – dice soltándola.

– Yo me retiro entonces – dijo dando un par de pasos – iré a confeccionar un lindo vestido para ti.

– Tomoyo – comenzó a decir.

– Uno que este a la altura de un gran empresario –.

– Sabes que no me gusta mucho andar así – negó con la cabeza – con vestido y tacones.

– Lo sé – suspiro – pero prometo que tu vestido será largo para que así andes con tus Converse – dijo sonriendo.

– ¿Estás hablando en serio? – pregunto asombrada.

– Por supuesto – asintió – así que ahora con tu permiso – camino hacia la puerta – iré hacer mi creación.

La castaña observo como su mejor amiga salía por su oficina, se dio vuelta hacia el precioso arreglo y con su celular en su mano suspiro.

Mientras tanto… Shaoran se encontraba firmando bastantes documentos.

– Dale la orden al Director de Planificación que empiece con las ejecuciones –.

– Okey – asintió anotando en el Tablet en sus manos – ¿Vas a ir personalmente?

– Claro – movio su cabeza y pregunto – ¿Supongo que me acompañaras?

– Usted ordena y yo obedezco – respondió.

El chino levanto la vista y observo que el ojiazul sonreía.

– ¿Alguna novedad sobre la entrevista? – le pregunto.

– ¿Si quieres saber si la Señorita Sakura Kinomoto me ha llamado? – rio – solo basta con preguntarlo.

– Eriol – decía frunciendo el ceño.

El ojiazul seguía riendo.

– Mejor porque no me das el número de la sucursal para hablar con – comenzó a decir el ambarino sonriendo y colocándose la mano en la barbilla – ¿Cómo era que se llamaba esa diseñadora?

– Shaoran – dijo en tono serio.

– Que Eriol – rio – ¿Acaso solo tú puedes jugar con eso?

– Esta bien – contesto con voz de resignación – lo siento.

– Okey – dice el castaño – ¿Ahora me vas a contestar como se debe?

– Me llamaron de la revista – empezó a decir – la encargada de la sucursal y concreté la cita para mañana temprano.

– Viste que no era tan difícil – decía con una sonrisa de ganador.

Justo en ese momento su celular comenzó a sonar en su escritorio, el joven sonrío al darse cuenta que era cierta Princesa que lo hacía suspirar.

– ¿No vas a contestar? – pregunto Eriol con curiosidad.

– Si –.

Al decir eso Shaoran tomo el celular y caminando hacia la ventana deslizo la pantalla touch y contesto…

– Buenos días Srta. Sakura –.

El ojiazul sonrío al escuchar eso, así que camino hacia la puerta de la oficina y salió por ella, quería darle su espacio a su mejor amigo ya que sabía que si se quedaba ahí su presencia podía intimidarlo.

– Buenos días Sr. Li – se escuchó de la otra línea – llamaba para agradecerle el hermoso arreglo.

– No hay nada que agradecer – contesto sonriendo – espero que hayan sido de su agrado.

– Claro – respondió – son bellísimas.

– Me alegro – dijo y le pregunto – ¿Me imagino que si me esta llamando también es porque me tiene alguna respuesta?

– Así es – contesto – acepto su invitación.

– Gracias – decía – ¿Quiere que la pase a buscar?

– No – dijo rápidamente – no se preocupe – sonrío – me indica más tarde la hora y el lugar.

– Entonces nos vemos después – comento el ambarino – Srta. Sakura.

– Hasta después Señor Li – respondió cortando la llamada.

Ambos castaños sonrieron, solo ansiaban que el esperado encuentro llegara luego.

Al paso de la tarde, Shaoran le pidió a Eriol que hiciera la reservación en el Restaurant.

Tomoyo le terminaba el vestido a Sakura y ella la observaba sonriendo de felicidad, solo contaba los minutos y las horas deseando que se pasaran rápidas, bueno y así fue…

La castaña llego al sitio acordado, tenía que reconocer que era uno de los más exclusivos en Tokio, era un Restaurante de mucha elegancia y categoría.

Sentía que las mariposas revoloteaban de un lado a otro en su estómago al divisar a cierto castaño que la esperaba en la mesa.

Camino hacia él y noto que estaba con su celular en la mano,

– Buenas noches – dijo llegando ahí.

El ambarino dejo su celular en la mesa y la miro con una gran sonrisa, era una sonrisa que podría estremecer a cualquiera.

– Buenas noches – respondió parándose y acercándose a ella para correr la silla.

– Muy amable – sonrío.

– No hay de que – comento sentándose al frente de ella – tengo que decir que se ve muy hermosa el día de hoy.

– Gracias por sus palabras –.

En ese momento se acerca el garzón y después de unos segundos ya habían ordenado…

– Me comentaron – empezó a decir la ojiverde – que mañana dará la entrevista para la revista.

– Así es – asintió – ¿Supongo que estará ahí? – pregunto.

– Por supuesto – respondió sonriendo.

El sonrío mirándola mientras que el mozo comenzaba a traer las cosas…

– Gracias nuevamente por aceptar mi humilde invitación –.

– No hay de que – comento – tengo que reconocer que me sentí nerviosa al ver ese gran y hermoso arreglo de flores.

– No sabía que enviar – moviendo la cabeza – cosas así no se me dan mucho – rio – ya que Eriol se encarga de todo.

– Eriol su asistente – decía Sakura – y mejor amigo supongo.

– Si – asintió – aunque para mi es más que eso – sonrió – es el Hermano que nunca tuve.

– Entiendo perfectamente lo que me dice – comenzó a decir – a mí me pasa lo mismo con Tomoyo – sonrió – ella es la Familia que yo escogí – mirándolo – ya que yo tengo solo un Hermano llamado Touya.

– ¿Un Hermano? – dijo asombrado – y también está su Padre.

– Si – respondió – esas tres personas conforman mi pequeña Familia.

De pronto se escuchó que en la mesa de al lado de ellos, un hombre discutía con uno de los garzones.

– ¿Cómo es posible que un Restaurante de esta categoría permita que personas de bajos estatus estén en las ventanas? – decía muy molesto mirando al joven que estaba al frente de él.

– Señor por favor – comenzó a decir el garzón – debe calmarse.

– Es que no lo hare – contesta golpeando la mesa – yo no pago una fortuna para estar viendo espectáculos con gente pobre.

Sakura junto a Shaoran se miran entre ellos, la muchacha empezó a fruncir el ceño y poco a poco su mano se transformaba en puño… esta situación la estaba incomodando demasiado.

– Que se cree ese tipo – decía para sí misma.

– ¿Se encuentra bien? – pregunto el joven mirándola y colocando su mano sobre el puño de ella.

– No – responde molesta y moviendo la cabeza – lo siento pero estas actitudes de las personas me superan.

– Señorita Sakura – asintió – tiene toda la razón.

– ¿Si? – pregunto con duda.

– Por supuesto – le sonrió – así que siéntase libre de hacer lo que quiera – dijo.

– ¿Esta hablando en serio? – preguntaba asombrada.

– Si – mirándola – ¿Qué es lo que quisiera hacer?

– Yo – dijo mirando hacia el ventanal donde se encontraban la mujer y un niño para luego mirar al ambarino – Quisiera pedir todo esto – mirando la mesa – para llevar y dárselos a ellos.

– Eso me parece muy bien – dice sonriéndole – con su permiso.

Al decir eso Shaoran se para y se dirige hacia donde se encontraban el gerente y el mozo calmando al comensal.

– Buenas noches – dice el ambarino mirando a los presentes.

– Señor Li – decía el gerente haciendo una reverencia – buenas noches.

– ¿Necesita algo? – pregunto el garzón.

– Así es – comento – pude darme cuenta que el Señor – mirando al hombre sentado en la mesa – tiene algún problema ¿Cierto?

– Si – dice el hombre – no puedo creer que aún no hayan hecho nada.

– Señor le estamos comentando que – decía el gerente.

– Déjeme decirle que el único problema que yo veo aquí es usted – comenzó a decir en tono serio e interrumpiendo al gerente.

– ¿Cómo dice? – pregunto el hombre indignado y frunciendo el ceño.

– Lo que escucho – contesto el ambarino nuevamente – si le molesta tanto ver gente pobre como dice usted – moviendo la cabeza – perfectamente puede retirarse.

– Que se cree – dice parándose enojado – que acaso no sabe quién soy yo.

– Es más – volvió a decir el chino sin prestar atención a las palabras del hombre – yo le pago la cena que está disfrutando esta noche y le exijo que no vuelva más a este lugar.

– Señor Li – dice el gerente y el garzón asombrados.

El hombre quedo atónito por las palabras dichas por ese muchacho que lo miraba con cara de pocos amigos, tanto que ni siquiera supo que responderle.

– El dinero de personas que piensan como usted no son bien recibidos aquí – dijo – y si ahora me disculpa me retiro.

Miro hacia su lado derecho diciendo: Señor Huan necesito hablar con usted.

– Como ordene – contesto el gerente.

Y en la mesa Sakura observo la situación, sonrió al darse cuenta que el chino puso en su lugar al tipo prepotente también se dio cuenta que el joven se quedó conversando con el hombre que lo acompañaba y segundos después volvía a la mesa.

– Perdón la demora – dijo llegando a su lado.

– No – moviendo la cabeza – no hay problema.

– ¿Quisiera invitarla a otro lugar? – dice mostrándole su mano.

– Claro – respondía tomándole la mano para pararse – pero…

– No se preocupe por eso – sonríe – ya está todo solucionado.

– Entonces ahora si puedo estar tranquila –.

Ambos muchachos se retiran del lugar y una vez que salían del Restaurant la ojiverde se dio cuenta que la mujer y el niño entran al lugar acompañados del garzón.

Shaoran abrió la puerta del copiloto para que la joven entrara en él, segundos después el entraba también y el vehículo andar por las calles de Tokio.

– ¿Puedo preguntar a donde me llevara? – decía ella.

– Vamos a ir a comer el postre a un lugar que se – contesto con una sonrisa de medio lado – que será de su agrado.

– ¿El postre? –.

Justo en ese momento el semáforo dio luz roja así que Shaoran detuvo el automóvil y miro a su acompañante que lo observaba con curiosidad.

– ¿Confía en mi Señorita Sakura? – le pregunto mostrándole su mano.

– Si – asintió colocando su mano sobre la de él.

Por unos segundos mantuvieron sus manos juntas hasta que el semáforo volvió a dar la luz verde.

Al pasar del tiempo llegaron a su destino, el ambarino estaciono el vehículo y segundos después sale de el en dirección a la puerta del copiloto.

La castaña miro todo ese proceso hasta que tenía al joven afuera de su puerta, rápidamente la abrió y ella se bajaba.

Lo primero que vio fue la encantadora sonrisa que le estaba regalando el muchacho que tenía al frente de ella y después se fijó en lo que había detrás del chino… un hermoso Parque

– Este es – comenzó a decir.

– Si – respondió – es el mismo de aquella noche.

– Aquella noche – sonrió mirándolo – hace tres años.

Comenzaron a caminar…

– ¿Quería preguntarle qué fue lo que hizo en el Restaurante? –.

– Bueno – decía el sonriendo – tengo que reconocer que nosotros nos parecemos mucho.

– ¿Nosotros? – dijo asombrada y deteniendo el paso.

– Si – asintió – desde que soy niño siempre me enseñaron a no juzgar a las personas ni por su apariencia ni por como habla ni tampoco por su estatus social – mirándola – lamentablemente en esta sociedad el Clasismo, las Humillaciones y las personas con un Ego muy grande existen y lo peor de todo Srta. Sakura es que nos dejan muy mal parados a los demás que no somos así.

– Personas que por que creen que tienen dinero – decía – pueden pisotear a los que no.

– Estoy totalmente de acuerdo – sonrió – y por eso que al igual que usted yo no dejare que alguien pase a llevar a otro.

La muchacha lo miraba con una gran sonrisa de admiración, ella sabía que "Shaoran Li era una persona importante, imponente y con una posición bastante fuerte en el medio que digo en el medio en la Pais completo" esas eran las palabras que había escuchado de parte de su mejor amiga la noche anterior… él era un partidazo pero eso no le importaba en lo absoluto a Sakura Kinomoto, ella solo le importaba la persona dulce y noble que veía reflejada en la mirada ambarina, en esos hermosos ojos que la miraban con tanta ternura.

– Nunca me ha gustado presumir – seguía diciendo el joven – pero mi Familia es dueña de esa cadena de Restaurantes y por eso le pedí al gerente que prohibiera la entrada a personas como ese Señor.

– Eso no era necesario – respondió ella.

– Claro que lo era – le decía – tengo que ser fiel a mis ideales y si esta en mis manos cambiar un poco la mentalidad de estos ricos egocéntricos… lo hare.

Sakura rio al escuchar esas palabras.

– También puede quedarse tranquila – volvió a decir – porque la mujer y su hijo de ahora en adelante van a estar bien.

– Gracias – sonrió.

Saori Kinomoto Tsukino…