Capitulo 1

Escrito: 23/07/2021


-¡Oye, suéltame!

Gritó mientras luchaba por sacar las manos contrarias de su cuello, su plan había fallado -como era de esperarse- y, al fracasar, fue atrapado por las fieras garras de Rusia.

-¡No! ¡Eres tonto y no lo mereces!

Le contestó el molesto niño encima de él, ¿Acaso era retrasado? ¡Obviamente que no podían pelear arriba de hielo! ¡Ahora estaban sus soldados congelándose en agua helada! Se encargaría de que entendiese que lo que hizo es una idiotez de gran tamaño.

-¡Yo no sabía que se iba a romper! ¡Yo soy la grandiosa víctima en esta situación!

-¡No lo eres!

-¡Si lo soy!

Harto, el niño de ojos violáceos lo azotó con dirección al suelo. Frunció el ceño y comenzó a zarandear fuertemente al intruso.

Prusia, o en aquél momento, "el caballero teutonico", se fastidió por aquél golpe. Se soltó del otro niño y comenzó a acariciar su lastimado cuello.

-¡Casi me matas! ¿¡No ves que soy muy fascinante para morir!?

-¿Q-qué...?

Lo miró sorprendido, con los ojos abiertos como platos, y comenzó a apretar sus puños fuertemente. Sentía sus dedos hacerse blancos cada que ponía más fuerza, sus cejas se fruncian más y más, miró decepcionado al causante de su nuevo enojo.

-Estás mal. Esos pensamientos egoístas no me gustan.

-Pues no me importa si te gustan o no.

-...

Calló sus palabras y simplemente se dio media vuelta, caminando de regreso a su casa.

Los imponentes pasos de dos hombres fuertes eran escuchados a través de todo el helado bosque, uno sonreía levemente mientras que el otro mantenía su mirada clavada en la blanca nieve bajo sus pies. Tenía lágrimas secas y la cara manchada de tierra y sangre, iba caminando encadenado detrás del terrorífico Rusia.

-¿Te gusta? Tanto blanco en invierno es normal, parece una pintura.

El más alto habló, con voz calma y de aparente amabilidad -aunque era obvio que tras esa sonrisa había odio, soberbia y rencor hacia la persona a su lado-. Tironeaba las cadenas, buscando apurar a su prisionero. Rió al no recibir respuesta y le golpeó con fuerza en la nuca.Prusia cayó al suelo, desde que todo había sucedido se sentía más débil, su cuerpo dejaba de funcionar a cada momento y eso causó que, no le importe ser tratado como basura. Después de todo, lo era.

-Te dije que me gustaría oír respuestas~

El ojivioleta se incó frente a frente del hombre esclavo, con su sonrisa intacta y lo observó a los ojos. Acarició aquella sucia mejilla y la apretó de forma absurda, dejando marcas rojizas que esperaba, durasen por toda la vida.

-Háblame, Prusia~ sé que no debería llamarte así, pues dejaste de serlo, tú deberías estar muerto pedazo de escoria.

Dijo cantarín, acercándose más y más al de ojos rojos. Abrió la boca del hombre a la fuerza y golpeó sus dientes con una roca, con odio y desagrado hacia la ex-nación yaciente en el suelo.Prusia comenzó a toser, sus encías sangraban por el golpe y sus dientes lograrían moverse de lugar, sentía los nervios escocer en dolor. No lloraba solamente porque no podía, estaba tan deshidratado que ya no sacaba ni sudor de su cuerpo, exhausto.

-"Prusia" ya no mereces esa denominación. Que yo sepa, vendiste aquél reconocimiento con tal de vivir más, cuidar a ese hermanito tuyo~

Cuando su territorio murió, le dieron a elegir entre convertirse en la personificación de Alemania de Oriente o morir. Prusia fue obligado a cambiar de nombre, pueblo, gente y más, solamente con la idea de cuidar a su hermano el mayor tiempo posible. Ahora su sufrimiento era el doble.Tal vez seguía respirando, pero le dejaron en claro que no sería por mucho. Un país no deja de representar al pueblo por el que nació, y cuando intercambias eso por la posibilidad de vivir, logras perderte. Pierdes recuerdos, pierdes fuerza, tus sentimientos logran controlarte y dejas de pensar con claridad.

-Oooh Alemania~ ese niñito que juraste cuidar~

Se paró nuevamente, con la vista clavada en el cuerpo lastimado y congelado en el suelo.

-Te prometo que mientras ese muro esté allí, nada le pasará~ al menos no por mí.

Rió tosco y soberbio, cambió su tranquila expresión a una mueca de orgullo y asco mientras le escupía al pruso.

-Mientras ese muro siga ahí, no dejaré que veas a ese chico. Hasta entonces, tendrás que soportar todo lo que te mereces, todo lo que he ansiado hacer desde mi concepción en este horrendo planeta.

Habló con una voz fría, obscura, sin demostrar sentimiento alguno.Luego de esto, arrastró al muchacho desde las cadenas y caminó hasta el nuevo espacio de torturas que disfrutaría de probar en su nuevo juguete.

-iffy-