Unos intensos ojos azules se revelaron bajo unos pesados párpados, que apenas podían levantarse debido a que un cansancio tirano se negaba a abandonar aquel cuerpo de ese joven de 21 años.
Menma Uzumaki todavía presentaba algo de dificultad para enfocar el techo que se cernía delante de sus ojos. Por impulso quiso tallarse los párpados, no obstante se encontró con que su brazo estaba paralizado. La restricción en su movilidad no se limitaba a esa extremidad sino también las demás, percibirse tan indefenso disipó cualquier velo de confusión residual que nublara aún su raciocinio.
Con su mente completamente despierta, después de percatarse de su estado sometido, observó que ya lo llevaba sus ropas, sino un delicado babydoll negro que poseía una abierta debajo de las copas. Asimismo dicha prenda íntima estaba hecho de tela transparente con encaje en las copas y en parte del delantero, tirantes ajustables, puntillas rematando el bajo y lazos de satén.
Pero no solo le habían puesto esa pieza de lencería femenina, sino también un liguero de encaje en su pierna izquierda y un listón negro en el cuello a juego.
-Que demo-
-Veo que ya estas despierto, ¿Cómo te sientes?-cuestionó una suave y masculina voz, de pronto una cara más que conocida se asomó al campo de visión del Uzumaki.
-¡Charasuke!-exclamó Menma con enojo, estaba furioso por que lo habían vestido con lencería femenina, como método para humillarlo, aunque el consejo principal en un secuestro era mantener la calma, no podía dejar pasar semejante acto. Retrocedió, relajando aquella expresión feroz, ya que recordó también lo ocurrido horas atrás, como habían sido emboscados al salir del vívero.
-Veo que sabes mi nombre, Menma-comentó complacido que su amor platónico tuviera conocimiento acerca de su nombre y también por verlo en esas condiciones. El color negro de ese babydoll le quedaba muy bien.
El primogénito de Kushina Uzumaki, no le era desconocido. Hacía más o menos 5 años coincidieron por primera vez y obra del destino en un local clandestino de apuestas, en ese entonces sólo le pareció como un Alfa promedio, ya que comparado con Itachi no se veía imponente.
La existencia de Menma tomó importancia en la vida del joven Uchiha hacía un año, todo inició cuando acompañó a su primo Obito, el cual fue a buscar a Rin Nobara, que en ese entonces era únicamente su amiga, a un concierto dado por un grupo llamado L'arc~en~Ciel. El Alfa Senju ese día había coincidido en el mismo evento, ya que fue a disfrutar de la música Jpop junto a su hermanito Omega, Naruto.
Chara quedó deslumbrado por el encanto de ese Alfa ojiazul, en aquel entonces todavía poseía una melena rubia natural alborotado, con un amplio flequillo en punta caía sobre su frente y dos patillas largas enmarcaban su rostro que combinados con esos ojos azules brillantes le brindaba un atractivo físico innegable.
Pero no sólo era cautivador debido a su físico, sino que también había rumores en el bajo mundo que cuchicheaban que múltiples Omegas habían tratado de ganar su corazón y su favor, fracasando estrepitosamente.
El Uchiha lo convirtió en su obsesión, no era ningún secreto que le atraían los Alfa guapos y deslumbrantes, a decir verdad era famoso por realizar fiestas donde invitaba a muchas Betas guapas para cortejarlas y pasar un buen momento, ya que con ellas no existía el riesgo de embarazo.
-Como no saber quien eres, luna cegadora-expresó el Uzumaki, mencionando el apodo familiar, con una voz sumamente hostil, una chispa de cólera ardía en sus ojos azules.
Empleó todas las fuerzas que fue capaz de reunir con el fin de jalar las cuerdas, las cuales lo ataban a la cama mediante las extremidades.
-¿Qué quieres a cambio de nuestra libertad?-cuestionó con sequedad y prudencia.
-Quiero que tú seas mi regalo de cumpleaños-respondió con un tomo seductor que provocó que se le erizaran los pelos de la nuca al otro y que pudiera una cara atónita.
-¿Cuántos años tienes?-indagó intentando que su sorpresa inicial no fuera tan obvia.
-Tengo 17 años cumplidos-contestó como si estuviese orgulloso de poder transmitir dicha información.
-Eres menor de edad
-¿Y eso qué?
-Tienes la misma edad qué mi hermanito
-Él no es un bebé
-Para mí, lo es, sabes que tengo 21 años ¿verdad?
-Si, sé que este año tendrás 22 años, ya que tu cumpleaños es el 10 de Diciembre; que tu signo es: Sagitario; tu tipo de sangre es: B; tu color favorito es el naranja oscuro y que a diferencia de tu hermano no amas tanto el ramen.
-Estas bien informado-opinó asombrado con una sonrisa nerviosa posada en sus labios, ese chaval ojinegro estaba al corriente de sus características mundanas.
-Siempre investigo sobre lo que me interesa-hizo una pausa, subiéndose sobre la cama y colocándose sobre la cadera del Uzumaki-También hago mismo con lo que me voy a "comer"-susurró esto último con un toque tentador ya qué sé había aproximado al oído. Menma sufrió otro escalofrío. Ese Omega era un descarado seductor.
-Cuidado, por que aún así te puedes indigestar-rebatió pícaro, moviendo su cadera en la medida de sus posibilidades, lanzando el cebo de la incitación, si iba a empezar un juego de seducción no iba a perderlo. Dejó salir sus feromonas a propósito para caldear el ambiente.
Vio en esta actividad, la estrategia perfecta, si su enemigo se confiaba lo suficiente, al grado de quitarle las sogas, sería el nicho de oportunidad para hacer un contraataque. Y el momento era justo cuando el Uchiha estuviera reposado la cabeza en la almohada luego de una buena ronda de sexo, todos lo Omega eran vulnerables en ese instante.
-Pero al menos estaré satisfecho y "lleno"-dijo esta última palabra en un tono sugestivo, restregando su trasero contra la entrepierna despierta de Menma. Haciendo lo propio con sus feromonas, la verdad agradeció no haber ingerido el supresor.
Menma sonrió, no le molestaba tener que usar su cuerpo, porque la verdad nunca le diría que no a una buena dosis de "delicioso", y juzgando lo receptivo que estaba Charasuke, mejor ser cooperativo. Además tenía fe que si hacía un buen papel como amante, el bienestar de su hermanos menor, que no estaba en la habitación, estaría asegurado. También le preocupaba las condiciones físicas y de salud en que se encontraría Iruka, luego de ese ataque feroz.
Encima estaba su plan de emergencia, el cual consistía en convencer a su captor para que los dejara ir o bien someterlo con sus fuertes feromonas de Alfa, los Omega que alcanzaban el orgasmo tendían a obedecer sin resistirse tanto, después lo usaría como rehén de cambio para los Uchiha.
Un verdadero líder siempre estaba dispuesto a sacrificarse por el bien común de todos los integrantes de su clan, familiares amigos y empleados incluidos.
-Déjemos los formalismos entonces-invitó Chara tomando entre sus manos el rostro apuesto del Alfa, depositando un beso apasionado en sus suaves labios.
Disfrutó cada segundo uniendo sus labios con los del ojiazul, eran tan suaves y cálidos tal como los imaginó. Se detuvo por unos cuantos segundos, sentía reseca la delicada piel, así que se pasó la lengua por los labios, acto seguido volvió a enfrascarse aquella actividad tan íntima necesaria para un apareamiento exitoso.
Ese Uzumaki era un excelente besador, pese a que estaba doblegado, poseía unos labios sueltos y relajados. Incluso se dio la tarea de ser travieso y atrevido, ya que tiro levemente del labio inferior del contrario. Una provocación que le encantó al Uchiha.
Una vez que se separaron, fue la señal para que el Omega eliminara las ataduras, al cortarlas con una cuchilla que sacó de su bolsillo. Era consciente del riesgo que esto implicaba, le había entregado en bandeja de plata a su presa la ocasión de tomar venganza, ya fuera matándolo o tomándolo como prisionero, esas eran las reglas no escritas de la mafia.
Para su fortuna, Menma únicamente se dedicó a masajear las marcas que dejaron las sogas en su bronceada piel, permaneciendo esa chispa de lujuria en sus céfiros. Aproximándose furtivamente, como un león que desea acorralar a su presa, rápidamente el adolescente fue empujado sobre el colchón por un Uzumaki travestido en ese babydoll. Fue ahí cuando hizo o pregunta del millón:
-¿Por qué este atuendo?-interrogó agarrando el encaje del área de la copa, zona que estaba vacía naturalmente por que el usuario era un hombre.
-Mis subordinados creyeron que era gracioso vestir a un Alfa de esa manera, quítatelo si quieres-propuso, encogiendo los hombros, restándole importancia a la broma de sus muchachos, tenía mejores cosas que atender.
-Me lo quitaré cuando estés tan indefenso como yo, aunque creo que te verías mejor que yo-aclaró juguetonamente, sujetando la corbata del traje que portaba el nieto de Madara, como gesto de dominio.
-Podría usarlo si quieres, cariño...-desafió el Omega sonriendo de manera socarrona.
Un taza de café le fue servida a Juugo de la mano de Suigetsu, ambos compañeros se hallaban descansando en la cocina del apartamento de Charasuke.
La mayoría de los integrantes activos y de más alto rango dentro del clan Uchiha contaban con múltiples residencias privadas fuera del distrito Uchiha, esto no sólo era una representación de independencia sino también de seguridad, pues la mafia tenía claro que era mucho más conveniente adquirir propiedades en distintos puntos estratégicos en la ciudad con el fin de que sirvieran como "Madrigueras". De hecho Madara les regaló a cada uno de sus nietos, -cuando estos cumplieron sus 15 años-, su primera casa, claro una vivienda sencilla de dos pisos, pero altamente custodiada con un sistema de cámaras de seguridad que filmaban tanto el interior como el exterior.
En consecuencia, tan pronto el rapto de los hermanos Uzumaki y su guardaespaldas fue exitoso, pues fue tan rápido y "limpio", que cualquier ojo curioso no sería capaz de dar una descripción, igual estaban preparados para eliminar cualquier testigo que tuviera la mala suerte de estar presente. Afortunadamente para los jóvenes yakuza no tuvieron que encargarse de ningún transeúnte en la vialidad, y fue un verdadero milagro pues eso hubiera atraído la atención policíaca.
"La luna cegadora" fue quien decidió buscar refugio hasta esta finca, la cual estaba equipada con todas las comodidades, pese a que era habitada de vez en cuando, contaba hasta con un servicio de limpieza para mantenerla impecable. Nunca se sabía cuando podría ser usada como "madriguera".
-¿Crees que Chara ya se está "comiendo" violentamente los labios de ese zorro Senju de pelaje ébano? Digo antes de venir para acá se tomó un Chocomilk para tener energías-preguntó Hozuki sonriendo de oreja a oreja, mostrando sus dientes puntiagudos, los cuales obtuvo desde aquella modificación corporal que solicitó para asemejarse a una sonrisa tiburón.
Se sentó en una pequeña silla de madera, preparándose para sí mismo una taza de café con leche, odiaba la versión expresso sin azúcar que ingería su compañero, en su opinión los que ingerían ese tipo de bebida no tenían corazón.
-Yo pienso que sí, Chara se caracteriza de no procastinar tanto sus deseos-respondió el chico Kaguya, antes de tomar un sorbo a su bebida caliente.
-¿Procastinar? Deja de leer los libros de Stephen King, tu vocabulario cambia cuando lo haces-señaló fastidiado, ese estilo de pronunciar con propiedad palabras poco utilizadas.
-Hey, ustedes dos-llamó una tercera voz, cuyo dueño iba entrando apenas en la estancia. Se trataba de un hombre joven de cabello rojizo y ojos café cenizo, el cual cargaba un pequeño maletín en su mano detecta; vistiendo una bata blanca ocultando su ropa de civil.
-Sasori, ¿Cómo está el nariz de delfín?-interrogó Suigetsu con voz melódica, para después tomar un sorbo de su bebida.
Se habían comunicado con Sasori Akasuna, un médico cirujano y partero, al cual acudían cuando algún integrante salía herido en el exterior del distrito Uchiha, de hecho llevaba más de 5 años con lazos con la Yakuza, salvando la vida de cualquier persona sin importar su procedencia, por ello las diversas organizaciones criminales le guardaban cierto respeto. Era más fácil que fueran a rematar a un rival en un hospital, que en la clínica de Akasuna.
Debido a su condición de ayudar a cualquier necesitado de atención médica, Sasori no vivía dentro de los territorios Uchiha, como los médicos de la familia, pero era de confianza, jamás revelaría la ubicación de nadie así fueran de grupos contrarios.
-Está estable, ya recuperó el conocimiento, me pudo decir su nombre sin problemas, se llama Iruka Umino, únicamente dire esto para que sepan con quien se están metiendo-reveló a lo presentes, por si alguno de los dos le sonaba ese nombre. Al notar que no hubo reacción, prosiguió:-Ayudó bastante que me reconociera como "el galeno neutral" para que me comentara otros datos personales, los cuales no puedo decirles.
-Pff ¿Quién pone esos apodos tan ridículos?-interrumpió Suigetsu soltando risotadas debido al apodo de Akasuna. Agradeció no haber estado bebiendo café sino seguramente lo hubiera esculpido.
El pellirojo, que permanecía todavía de pie, arrugó la nariz y luego carraspeó un poco, existía una mísera cosa que le fastidiaba en la vida, y está era que lo interrumpieran durante sus explicaciones médicas o cuando creaba sus marionetas, cuyo hobby era su favorito.
-Suigetsu, silencio-pidió Juugo llevando su dedo índice hacia sus labios, un gesto claro para que callara dichas carcajadas escandalosas.
Hozuki encogió los hombros, dejando como secuela una sonrisa maliciosa debido a que todavía le causaba gracia ese mote.
-Dudo que el golpe que le propinaste le cause secuelas futuras, más allá del hematoma y el dolor de cabeza que se presenta ahora, aún así le recomendé que se haga los estudios correspondientes lo más pronto posible-explicó con profesionalismo como si esos dos fueran familiares del paciente, aunque realmente lo hacía para que transmitieran dicha información a sus superiores.
No era del todo ajeno a los comportamientos Yakuza y sus castigos, en cuanto éstos pobres idiotas fueran capturados por Madara, Izuna o el propio Fugaku Uchiha más les valía no haber matado a ningún miembro de la mafia rival.
-Menos mal que tu imprudencia no causó una desgracia, Suigetsu-comentó Juugo aliviado, pero enviando claramente una indirecta al joven peliblanco, todavía le parecía increíble que su amigo hubiera atacado de es manera tan salvaje a un simple adversario, cuando pudo bloquearlo con una llave de brazo.
-Ya fue, Juugo, igual tuvimos un buen resultado-replicó casualmente, haciendo un ademán con la mano como si se sacudiera la reprimenda con ese movimiento-¿Y lo dejaste dormido supongo?
-Así es, necesita guardar reposo-confirmó el galeno-Ya se estaba poniendo ansioso por su destino y el de los hermanos Uzumaki, así que le inyecte un analgésico para que su dolor de cabeza mitigara y se tranquilice-expresó el tratamiento empleado-Igual me quedaré en su cuarto para observar su progreso hasta que los Senju o Uchiha vengan aquí-informó con la autoridad típica del personal de la salud.
Se había tomado la libertad de comportarse así por que le tenía confianza a esos tres, sumado a que el clan Uchiha tendía a respetar su decisiones respaldadas por su juramento hipocrático.
-No creo que a Charasuke le importe que te quedes, solo mantente alejado de las recámaras del segundo piso-enunció Kaguya con amabilidad, la verdad no creía que su joven maestro le causara conflicto que el doctor hubiera actuado con esa autonomía, claro siempre y cuando no se metiera con su apareamiento.
-Hey doc, ¿quiere una taza de café?-preguntó el Beta de pelo blanco, señalando el recipiente de cerámica del cual estaba tomando esa cálida bebida.
Akasuna asintió con la cabeza,
aceptando la invitación de Suigetsu para acompañarlos en la mesa, la verdad la cafeína era una debilidad que nunca podría combatir. Asimismo, ya tenía planeado pasar toda la noche al lado de su paciente, el traumatismo que sufrió ameritaba observarlo, a la espera de algún efecto secundario imprevisto. La medicina, aunque fuera una ciencia preventiva y correctiva, no era exacta, existiendo ocasiones donde lo inesperado se podría presentar.
Mientras tanto, en una de las habitaciones del segundo piso, un Alfa y un Omega ya estaban en el proceso de cortejo previo al apareamiento. Unos minutos antes los dos se habían enfrascado en una sesión de besos apasionados, donde las feromonas se esparcieron por todo el lugar.
Charasuke se encontraba boca arriba en el suave colchón, al unísono Menma se ubicaba encima suyo, se había acomodados entre las piernas tonificadas del otro, utilizando sus brazos como soportes para evitar aplastarlo y preservar la bella vista que tenía enfrente.
Y es que el Uchiha traía puesto un babydoll negro, un liguero de encaje en su pierna izquierda, un listón negro y una diminuta ropa interior de encaje oscura, semejante a una tanga masculina, cubría apenas la parte íntima. Dichos elementos mencionados fueron los mismos que Suigetsu le colocó al Uzumaki minutos antes. De esta forma, se cumplió aquella propuesta indecente que ambos planearon en aquella apasionada sesión de besos que se llevó a cabo minutos atrás.
Menma, quien ya estaba desnudo completamente, permaneció ensimismado contemplando con sus ojos azules, la exquisita figura masculina del Uchiha. Su piel nívea resaltaba de manera espléndida debido al contraste con el encaje oscuro. Sin duda el conjunto lucía mucho mejor en él. Podría no ser una mujer, pero admitía que si se veía como un Omega extremadamente atractivo y apuesto, que lo volvía irresistible e imposible no sentirse atraído.
-Cierra la boca, mi "furia nocturna", se te está cayendo la baba-comentó el sucesor de Madara con una actitud risueña y una sonrisa bailando en sus labios. Estaba disfrutando que el otro lo estuviera sabroseando.
Oír ese mote con el que se dirigía hacía su persona despejó la niebla de ensoñación en donde el Alfa de pelo negro estuvo perdido durante estos minutos. Parpadeó rápidamente como si estuviera deslumbrado por alguna luz, para posteriormente entrecerrar los ojos de modo acusador.
-Para ya con las referencias a "Como entrenar a tú dragón"-advirtió cortando la distancia entre ellos, que la punta de su nariz rozó la del contrario.
-¿Eh? Pero si con ese color de pelo, te ves tan adorable e imponente como un dragón-se regocijó con ojos pícaros, le parecía tierno ese apodo, ya que si pudiera comparar a ese encantador Alfa con un personaje animado sería "Chimuelo".
-No arruines mi infancia, por favor-pidió de forma nerviosa para que su mente no guardara esta nueva imagen y la relacionara con esa película infantil.
-Y...¿si te digo que yo soy tu "furia luminosa"?-insistió sonriendo de manera infantil.
-¡No lo empeores más!-rogó nervioso, apoyando su cabeza en el pecho del joven Omega, se interpretaba como una reverencia de súplica.
-Moh~ no entiendes nada sobre el juego de rol-se quejó haciendo un pequeño puchero. Prácticamente estaba fingiendo hacerse el ofendió-Esta bien, te diré entonces Kitsune-chan o "Sol rancio", ¿Cuál eliges?-preguntó, aprovechando para acariciar aquellas hebras negras que estaban a su alcance.
El aludido le dio un tic en el ojo, los apodos vergonzosos que inventaba la luna cegadora no hacían más que empeorar. El más conveniente, y menos peor, definitivamente era el que lo comparaban con un zorro.
-Es mucho mejor, Kitsune-chan-afirmó, sin quedarse quieto en su sitio, levantando levemente su rostro, posando sus zafiros azules en aquellos luceros oscuros como la noche misma.
En ese duelo de miradas, el primero en romper la concentración, de esa atmósfera tensa y profunda entre en un Alfa y Omega, fue Charasuke.
-Se puede saber, Kitsune-chan ¿por qué pintaste tu melena dorada?-indagó mientras enredada un mechón de cabello de su próximo amante en su dedo índice.
-Quería verme menos americano. Supongo que sabes que mi padre es un Alfa extranjero-aclaró abogando al conocimiento general que todos los clanes yakuza poseían.
-Si, lo sé-constató que estaba al corriente de la nacionalidad de sus padres.
Kushina Uzumaki, madre de Menma, era japonesa aunque su cabello fuera rojo, ya que pertenecía a un clan milenario, donde un sólo gen los sentenció a poseer esa característica tan anormal en Japón.
-Sin embargo, te veías sublime con ese look natural-prosiguió con un halago el Uchiha.
-La verdad, me gusta más como me veo ahora, al menos si parezco un mestizo japonés más creíble-argumentó justificando su postura, no era la primer persona que le comentaba que su apariencia anterior era genial.
Los cumplidos sobre su apariencia siempre los tuvo, pero aún así no le gustaba como se veía parecía un mini Minato Namikaze, o peor aún que se refirieran a él como un Yanqui jugando a ser japonés. Las murmuraciones en la escuela inclusive entre sus subordinados siempre estaban ahí.
-Si es así, igual me gustas como sea, ahora pareces un gangstar en toda la extensión de la palabra-proclamó recorriendo con sus dedos el cuero cabelludo, acariciar esas hebras de color ébano fácilmente se podría volver su pasatiempo favorito.
Sin detener su labor cariñosa, agrego:
-Aunque me inclinó referirme a ti como lindo Kitsune con pelaje oscuro-finalizó sonrojándose un poquito, no era inmune a esas reacciones penosas y su pálida piel no ayudaba mucho.
-¿Yo, un gangstar?-exteriorizó como pregunta retórica desatando un bufido chistoso debido a qué falló al contener una risa, de todos los piropos que había oído para adular lo por su nuevo aspecto, ser llamado con ese termino fue nuevo.
Charasuke contempló conmovido al Alfa de sus sueños reír naturalmente, por fin volvía a vislumbrar ese mohín, desde su primer encuentro en el casino de Rasa Sabaku hacía 5 años, no lo presenciaba. Su corazón se llenó de un sentimiento cálido, y sus mejillas se ruborizaron otra vez, sin embargo quería más de ese joven Alfa que estuviera tan caliente y loco hasta el punto de casi morir a su lado.
-Mira quién habla, la lindura diciéndole lindo a un Alfa-bromeó recuperando su posición elevada sobre el Omega, deteniendo las muestras de cariño que había recibido momentos antes.
-Soy experto en belleza, y por eso tengo autoridad para decirte lindo-decretó seriamente, sacando inesperadamente una rosa roja, frotándola suavemente sobre la mejilla del Alfa.
-¿De dónde sacaste esa rosa?-interrogó confuso, ese chico ahora era un mago o ¿qué?.
-Se-cre-to-deletreó divertido, posando un dedo índice sobre los labios realizando el ya conocido un gesto de silencio. A continuación deslizó sus brazos alrededor del cuello del Alfa-Bueno basta de parloteo ¿comenzamos con la acción?-incitó lamiéndose los labios con deseo.
Menma asintió, luchando por que su semblante no demostrara sus verdaderas emociones, no es que estuviera siendo coaccionado, de hecho agradeció que el nieto de Madara no aplicara los lineamientos yakuza tradicionales, ya que pudo bien haberlo chantajeado usando el Naruto e Iruka como rehenes ante la primera provocación de su parte, por ello decidió no someterlo por la fuerza sino seguirle el juego.
No obstante, no estaba tan seguro de tener sexo debido a la incertidumbre de no satisfacer a ese Omega sensual, podría no haberlo condicionado previamente, pero la situación cambiaba si no hacía un buen papel.
Tragó saliva pesadamente, estaba seguro que su rostro ya se había transfigurado reflejando un semblante mortificado. Se dio una cachetada mental, no había espacio para la cobardía en un Alfa, apretó los dientes y llevó adelante su papel, eligió la zona que iba a atacar primero, una vez ahí inició una sesión de besos en el cuello de su joven amante. El azabache descendiente de Madara cerró los ojos, sin el sentido de la vista, gozaría de las sensaciones que cada pequeño beso le generaría, con certeza estos mimos dejarían pequeñas marcas.
Al estar privado de un sentido tan perceptivo, se elevó en Chara sus otros sentidos, ahí fue cuando se percató que las feromonas del libido detuvieron su flujo, ya no percibía el olor de un Alfa ansioso por fornicar, al contrario sólo estaban suspendidas un aroma fraternal, mucho menos denso, era como si hubiera un par de amigos dentro de la habitación. Lo que significaba que el ambiente se estaba enfriando a pesar de que estuviera recibiendo atenciones íntimas.
Algo andaba mal, Menma lo estaba tocando únicamente para cumplir o estaba titubeando tanto al nivel de bloquear su instinto con racionalidad, lo que se resumía a que sus feromonas de Omega no lo estaban excitando lo suficiente para perder su compostura.
Los luceros oscuros adquirieron un tono sombrío y enojado, después el Uchiha los entornó de modo acusador, realmente la vacilación que exponía su "furia nocturna" estaba acabando con su paciencia. Este escenario se equiparaba a cuando una gata rechazaba los amantes de un amante felino. Sólo que en esta ocasión Charasuke se percibía como un gato negro desechado.
Esta última discordia terminó de derramar el vaso, aunque fuera un sujeto con excelente y afable carácter, ser subestimado por su edad era uno de lo pocos tópicos que atraían las nubes del mal humor a su persona.
Esto acarreó malas reminiscencias familiares, en las cuales su parentela siempre lo consideraron como alguien de poco fiar, que nunca estaba preparado para resolver asuntos serios ya fuera de negocios o personales. Y ahora que deseaba ejercer su sexualidad como Omega, el Alfa de sus sueños estaba reacio a entregarse.
-Menma Uzumaki, dame espacio-requirió con una voz algo litigante, empujando con sus manos el pecho de su amado, apartándolo de su cuello rápidamente. Enviando la señal muda de que se quitará de encima ya que quería incorporarse y delimitar su espacio personal.
Menma atendió la petición del otro haciéndose a un lado, sentándose frente a Charasuke, quien sostenía esa mirada fría que demandaba una explicación. El gangstar era lo suficientemente perspicaz para entender que había sido atrapado fingiendo en su acto amatorio.
Se reprochó así mismo por ese instante de debilidad, había arruinado su oportunidad de negociar el bienestar de su hermano menor y guardaespaldas mediante el sexo. Pero es que tenía un buen motivo para ello. Cada vez que se cruzaba sus ojos azules con los luceros negros de Charasuke no podía superar que era mucho más joven que él, y venía a su memoria su primer encuentro cuando eran niños.
-A ver, quiero hacerte una pregunta Kitsune-chan: ¿Qué clase de conflicto tienes para no colmar esta instancia con tus feromonas?-interrogó cruzándose de brazos, estaba tremendamente ofendido.
-Yo... No puedo vencer esa estampa tuya cuando éramos niños-mintió rápidamente, iba a quedar como un completo idiota pero fue la primer excusa que se le ocurrió.
-¿Qué?-espetó, enarcando una ceja, confundido por esa ridícula respuesta, en su opinión ese tipo de bloqueos eran ilógicos.
-Si es que no dejo de pensar en que tienes la misma edad que Naruto-confesó trayendo a colación otra razón absurda, rascando su nuca a manera de disipar su incomodidad-Sumado al recuerdo de cuando te vi de niño en aquel salón de apuestas...
-Menma, quiero que me mires atentamente-estableció el Uchiha, interrumpiendo el monólogo del otro. Se levantó de la cama con suma calma, situándose de pie delante del Alfa, con una postura desafiante se arrancó el babydoll de manera violenta y se quitó la pequeña ropa interior de encaje.
El nieto de Hashirama quedó perplejo por la acción, sus ojos azules se abrieron de par en par, simplemente ahora podría vislumbrar toda la anatomía de ese Omega frente a él. Y es que cuando Chara se puso la lencería, le pidió con picardía qué se diera la vuelta para no exponerse y arruinar la sorpresa de explorar su desnudez en la cama.
Expuesto como Dios los había traído al mundo, el Uchiha colocó sus manos en las caderas y declaró lo siguiente:
-Menma, primero no soy tu hermano, que tengamos la misma edad es irrelevante-levantó su dedo índice como si contabilizara el punto, a continuación subió el dedo de medio y agregó:-En segundo creo que ya notaste que no soy un niño, mi cuerpo ya esta desarrollado-finalmente elevó su dedo anular para exponer su último punto-Tercero yo no veo a mi hermano Itachi en ti, empiezo a preocuparme por tu salud mental, Kitsune-chan. Recomiendo un psicólogo.
Después de salir del estupor que le ocasionó ver la desnudez de ese azabache desinhibido, el gangstar por fin pudo pronunciar palabra:
-¡No me refería a eso!-replicó cabreado, estuvo a punto de ponerse de pie pero se contuvo, sus puños cerrados fue lo único que no logró disimular. Semejante afirmación lo había señalado como un completo enfermo e idiota-Nunca di a entender que avistaba a Naruto en ti, únicamente remarcaba que ambos son menores de edad-subrayó con el ceño fruncido, aunque fue una excusa pobre la que usó para salir al paso, se iba a defender de falsas acusaciones de ese índole.
Chara escuchó atentamente cada palabra, mantenía sus brazos cruzados, y con esa actitud altanera como la que un fiscal adoptaba al cuestionario a un acusado claramente culpable. El mutismo en su cara era una excelente mancuerna a sus ojos negros tan profundos y fríos como un abismo invernal.
El Alfa de ojos azules persistió con sus argumentos:
-Ni tampoco sugerí que estuvieras viendo a tu hermano mayor en mí ¡¿Qué te pasa?!-exclamó esto último indignado.
-Tú empezaste a insinuar el incesto, no yo-rebatió con frialdad-Vienes a hacerte el mojigato, cuando seguramente ya no eras virgen a los 17 años, Kitsune-chan-pronunció ese apelativo con ironía.
-Diablos ¿Y eso cómo lo sabes?-pregunto conmocionado, bajando aquella rabia en un santiamén, ya que lo había sorprendido que supiera ese aspecto tan íntimo.
-Es sentido común, no importa si eres Alfa y Omega, en el bajo mundo donde nos movemos es usual que la edad no sea un impedimento en un revolcón-explicó un poco más sereno bajando ese proceder frígido y hostil.
Al principio se había ofendido por las insinuaciones raras de aquel pelinegro. Su humor era una montaña rusa en este momento, pero si deseaba no arruinar su propio cumpleaños debía calmarse. De lo contrario el sacrificio de Juugo y Suigetsu, al ver salido sin permiso de la mansión, sería en vano.
-¿Y si te lastimó? ¿Has pensado en ello?-argumentó con seriedad, por esta parte había algo de verdad en su mentira -Nuestras complexiones físicas son distintas, y eso es difícil para un virgen como tú-soltó al aire, había algo de malicia encubierta en ese último comentario, esperando que el Uchiha mordiera el cebo, dos podían jugar ese juego de descubrir las intimidades del otro.
Un pequeño tic nervioso se apoderó de Chara por unos segundos, causando que su ceja y ojo izquierdo temblaron de modo cómico al unísono, debido al comentario mal intencionado. Ese bastardo Uzumaki le regresaba el juicio acerca de su virginidad. Recobrando la compostura en tiempo récord, aclaró su garganta con una pequeña tos y comentó con voz asertiva:
-Hay algo llamado juego previo, que es importante ya seas virgen o no, el cual estábamos haciendo bien hasta que detuviste tu aroma-acusó señalando con su dedo índice al culpable, el cual estaba sentado frente a él.
Menma desvió la mirada hacía otro lado, sus ojos azules habían estado, durante toda la conversación, atentos a los fanales negros del Uchiha. La oportunidad del rescate seguro de su carnal y su guardaespaldas se había esfumado. Apretó lo puños y la mandíbula estaba en un callejón sin salida.
¡Maldita la hora en que dudo de su desempeño sexual!
No era la primera vez que el Uzumaki padecía de este tipo de tambaleó dentro de su propio orgullo Alfa a causa de un capítulo áspero de su pasado. Charasuke no estaba equivocado en un detalle, si había perdido la virginidad a los 17 años, pero fue la experiencia más terrible de su vida.
Ese acontecimiento horrible estaba muy presente en su memoria, como si estuviera grabada a fuego, incluso todavía le generaba un amargo sabor de boca y un nudo en el estómago, ya que no sólo sufrió de una eyaculación precoz, sino que se enloqueció tanto por el placer que terminó lastimando al Omega con el que estaba copulando, omitiendo sus súplicas y quejas, fue hasta que despertó hora más tarde, después de consumado el hecho, que cayó en cuenta del error que había cometido.
Tobirama Senju tuvo que arreglar ese desastre, Menma nunca se atrevió a preguntarle a su tío como había compensado el daño a aquel que Omega, ya que lo poco que logro investigar es que era un trabajador sexual de lujo, de esos que cobraban millones por sus servicios debido a su atractivo físico, y su perfecta salud libre de cualquier enfermedad de transmisión sexual.
En opinión de Tsunade Senju, médico de la mafia Senju-Uzumaki, lo que le sucedió a Menma había sido un episodio de ansiedad, típico en los Alfa dominantes que anhelaban un enlace desesperado con una pareja, que caían en la locura de solo satisfacer esa necesidad física y psicológica.
Según la literatura médica, esta condición se caracterizaba por que los individuos caían en ese estupor lujurioso a causa de que el lado instintivo contaba con un elevado nivel de hormonas sexuales y de procreación Este desbalance tenía su origen a una afectación genética, produciendo esa carencia de convencer a cómo fuera lugar a un Omega, a través del sexo principalmente, de que era el alfa perfecto para ser pareja y progenitor de las futuras crías.
En virtud de este incidente y la conclusión del galeno, el Uzumaki eligió diseminar sus feromonas con precaucion, ingiriendo supresivos diariamente para no caer en la tentación ante las provocaciones de cualquier Omega, independientemente que estuviera en celo o no. No iba a forzar a nadie a ser su pareja, le hizo mucho daño a ese Omega, fue una fortuna que no lo marcó, sino hubiera sido un desastre.
La Luna cegadora observó al Kitsune, cuyo lenguaje corporal se hallaba derrotado y apagado además de esa actitud de ensimismamiento. Señales claras de que este cortejo había terminado, la pequeña llama qué se había prendido se apagó.
-Kitsune-chan, recuerdas que preguntaste: "¿Qué quieres a cambio de nuestra libertad?"-interrogó trayendo a la mesa esa conversación que tuvieron previamente y que permitió que cruzarán la línea.
Esa pregunta sacó de su trance mental al Sol rancio, en un santiamén regresó a sostenerle otra vez la vista al Omega. Apenas iba a responder a esa indagación, cuando la Luna cegadora se le adelantó.
-Pues ya no quiero nada, eres libre de marcharte con tu hermano y tu guardaespaldas-dictaminó con algo de frialdad, demostrando una expresión facial dura.
Era difícil de ignorar aquellos rasgos que no hacían más que reflejar el disgusto del Uchiha, tenía la nariz arrugada, una mandíbula apretada, además sus ojos denotaban enojo, pero también decepción. Siguiendo con el hilo de su discurso, agregó:
-Tu ropa está dentro del cajón de esa comoda, tómala-apuntó señalando con su dedo índice un pequeño mueble de madera, apostado en la esquina derecha de la habitación. Este elemento además de la cama misma eran los únicos muebles en el interior del cuarto.
-¿Qué?-musitó Menma confundido por el repentina revelación del Uchiha.
El nieto de Madara suspiró pesadamente y continuó con sus nuevas instrucciones:
-Naruto está en la recámara de frente, sano y salvo, únicamente debes quitarle sus mordazas que lo aprisionan-develó, cambiando drásticamente su mirada, ahora el joven Alfa era la presa de sus severos y fríos ojos negros, que combinado con un comportamiento rudo y apático.
-En cuanto a tu guardián, está siendo atendido por Sasori Akasuna, te recomiendo que hables con él antes de intentar trasladar al paciente-dilucidó el último cabo suelto.
-Gra-Gracias-balbuceó Menma con torpeza, fue lo primero que se le ocurrió decir.
Apartando sus ojos azules, rompiendo el contacto visual una vez más. Apretó los puños de pura impotencia y vergüenza, técnicamente el Uchiha lo había liberado de este escenario sin ningún desagravio, únicamente por lástima. Eso hería el orgullo de cualquier Mafioso.
-Sólo dame unos minutos minutos para vestirme, ya que tengo que salir a conversar con mis subordinados para que no te molesten en tu partida-informó siendo testigo del bochorno que estaba carcomiendo al Sol rancio, sin querer su compasión bien podría hacerse pasar por pena debido al diminuto carácter o poca fuerza del adversario.
Charasuke inclinó levemente su rostro, haciendo un mohín de una sonrisa de prepotencia, al mismo tiempo que cruzaba sus brazos, destruyendo su conducta imperturbable de hacía unos minutos. Sin duda presentaba la típica postura arrogante y amenazante de un Yakuza que acaba de cerrar un trato.
Si iba a quedar como un malote, que así fuera, ya que tampoco iba a darle palmaditas al pelinegro para que no se sintiera humillado. También tenía su orgullo, estaba herido de no haber podido seducir al Alfa de sus sueños aunque lo trató bien.
Salió de la vista del deshonrado,
agachándose a buscar sus prendas de vestir que estaban desperdigadas por toda la alcoba. Sentía muchas ganas de llorar, era el peor cumpleaños de su vida, y le sería muy difícil olvidar esta desagradable experiencia.
Ya no había nada más que hacer, fue lo suficientemente claro transmitiéndole al Uzumaki que le regalaba la oportunidad de marcharse en paz sin ninguna represalia al respecto.
No era esa clase de Omega desalmado que por no cumplir en la cama, arremetería contra los rehenes, ese comportamiento era típico en los Yakuza. Mas no era su estilo. Pesé a ser nieto de una leyenda del bajo mundo tan sanguinario y violento como Madara Uchiha, era partidario del consentimiento. Disfrutaba más cuando ambas partes estaban dispuestas sin que nada ni nadie los obligara.
Si, anteriormente, había mencionado su deseo por que Menma fuera su regalo de cumpleaños a cambio del bienestar de los rehenes, pero eso únicamente fue a modo de juego.
Entretanto, el Alfa peliteñido ya se había puesto de pie para ir a buscar su vestimenta. Ciertamente cada una de sus prendas se encontraba guardada en el cajón del mueble. Agarró la primera con tristeza, al unísono que daba un vistazo rápido a la luna cegadora.
Ahí fue donde lo vio, a la par sacudía sus prendas antes de colocarsélas de nuevo, luchaba para contener un gemido de desdicha, colocando la mano en su boca. El corazón del sol rancio le dio un vuelco y se estrujó, naciendo dentro de él la creciente necesidad proteger y consolar a ese Omega.
Los ojos azules recuperaron su luz, alejando toda nube de pesadumbre debido al deshonor yakuza, eso ya no era importante en este momento, sino sostener a Charasuke Uchiha al límite de llenarlo de su ternura.
*Oh no, otra vez* pensó lamentándose de que iba a sufrir otra vez un ataque de ansiedad, pero había una diferencia importante *No quiero solo hacerlo mío sino confortarlo con mis caricias hasta que sienta que todo estará bien*
Chara no se dio cuenta de que el Uzumaki estaba experimentando una especie de trance al observarlo así de derrotado. Estaba más ocupado tratando de tragarse sus sentimientos melancólicos. Se culpaba así mismo de ser tan suave y amable, ya se lo habían criticado su propia familia no servía para misiones violentas ya que que no era capaz de asesinar a sangre fría. Y precisamente ahora está realidad lo golpeaba en la cara con su valioso cautivo, si no fuera tan "corazón de pollo", ya estaría gozando de una buena dosis de sexo.
Luego se arrepintió de pensar de ese modo, aunque se hiciera una auto crítica era imposible cambiar rasgos de su personalidad. Así que pese a que hoy le tocó perder, no le quedaba de otra que admitir la derrota, y lidiar con la consecuencias de sus actos impulsivos y un obvio castigo por parte de su abuelo. Al menos se había llevado un buen recuerdo de un Menma desnudo.
De pronto el Uchiha sintió que iba a perder el equilibrio en un santiamén, como si hubiera sido empujado ligeramente, que hasta se vio en la necesidad de dar un pequeño paso hacia adelante con su pierna para evitar caer. Miró sobre su hombro, percatándose que había sido presa de un abrazo por detrás, los fuertes brazos del Uzumaki lo había inmovilizado.
-Pero ¿Qué diablos pasa contigo?-se quejó al percibir la cercanía de ese peliteñido, básicamente había pegado el pecho a su espalda. Sus mejillas se ruborizaron levemente debido al contacto de piel a piel.
-No puedo soportarlo más-susurró con una voz extremadamente ronca. Dicho esto liberó a un confundido Omega, con la gneuina intención de capturarlo de nuevo con rapidez, que ni le dio tiempo de hacer nada para defenderse. Con una facilidad espantosanlo depositó encima de su hombro como si fuera un costal de papas.
-¡¿Qué haces? Bájame, Uzumaki bastardo!-exigió, golpeando la espalda del pelinegro, ya que la fuerza del Alfa básicamente le impedía soltarse del agarre que lo sometía.
Menma entre la inconsciencia racional y el instinto animal descarriado, tumbó en el acogedor colchón al quejoso Charasuke. Este último todavía luchaba por salir de ese lecho, y hallar una explicación lógica a tan drástico cambio en el comportamiento del otro sujeto. Pero sus intentos de escape fueron frenados cuando unas demoledoras feromonas de Alfa inundaron la estancia. Nadie podría seguir luchando contra ese aroma tan seductor y tentador.
El Omega postrado se removió en la cama, ese olor no hacía más que excitarlo en demasía. Su piel ardía y su sensibilidad al roce había aumentado, sufriendo la llamada "piel de gallina"; su entrada se estaba lubricando sin siquiera un toque, era increíble.
*Ah, es tan lindo...quiero ser uno contigo ya* resolvió Menma al ver las consecuencias de sus actos. Acercándose peligrosamente hasta la cara del otro joven. Ahí justamente fue que iba a ser emboscado en su propio juego de seducción.
-No hay escapatoria, Kitsune-chan, te atrapé-musitó Chara con una voz triunfante, colocando sus brazos alrededor del cuello de su futuro amante, atrayéndolo hasta eliminar la cercanía de sus rostros, rozando sus narices en el proceso.
Aunque tuviera la respiración agitada y un desbordante libido que quemaba como una hoguera alimentada con gasolina, estaba complacido con este actual resultado. Sus ojos negros se habían teñido en un carmesí brillante e intenso, asemejándose a un vampiro sediento de sangre.
Menma Uzumaki sin saberlo había liberado a la bestia parda del sexo que en Charasuke Uchiha dormía.
