CAPÍTULO QUINCE

Clarke encontró a Jill Baker, en el laboratorio de patología, inclinada sobre el microscopio, un gesto de intensa concentración arrugando su frente lisa.

"¿Qué buscabas?"

Sin levantar la vista, al especialista en enfermedades infecciosas respondió: "Es un gran negativo, al igual que lo que esperábamos. Al menos sabemos que los antibióticos son los correctos."

"¿Hay alguna forma de saber, si es una forma virulenta o una variedad de autolimitada?" Clarke intentó mantener la voz firme, confiando que su creciente pánico no fuera tan evidente. Cada segundo que pasaba, se encontraban bajo la posibilidad de mantener a Lexa fuera de la sala de operaciones, mientras su ansiedad se intensificaba.

"No, lo siento. No por esto. Tenemos que esperar a los resultados del cultivo y la sensibilidad." Sus ojos eran simpáticos, pero su tono era el mismo de todos los médicos, cuando explicaban los hechos.

"¿Hasta cuándo?" Preguntó Clarke, aunque en su corazón, lo sabía.

"Doce horas en el mejor de los casos, más probable veinticuatro." Baker, se encogió de hombros.

"Las bacterias crecen a su propio ritmo."

"Si se trata de Vibrio vulnificus, no tiene doce horas ¿verdad?" Clarke puso una mano sobre el mostrador, decidida a no dejar que nadie la viera vacilar.

"Si eso es lo que es, ni siquiera tiene seis." La mirada de Baker se deslizó sobre los atormentados ojos azules de Clarke, hasta la banda de oro enrollado, que rodeaba el dedo anular izquierdo, idéntica a la que tenía la sheriff en su mano. "¿Qué dirías si no supieras nada de ella, excepto los hechos médicos?"

Clarke miró hacia otro lado, intentaba la imposible tarea de mantener el rostro de Lexa fuera de su mente. Pero ella era médico, y después de un momento, logró evaluar, clasificar, calcular el calendario, y la revisión de la secuencia de los síntomas. Ella respiró hondo. "Yo diría que todo apunta a que la rápida aparición de la celulitis, era probablemente producida por un patógeno transoceánico. Con toda probabilidad, no hubo propagación sistémica casi de inmediato, lo que explica su exposición tóxica y síntomas gastrointestinales. Puedo determinar con precisión el momento de la infección, y teniendo en cuenta que ha sido hace casi doce horas, la progresión no está siendo especialmente rápida".

"Muy bien," dijo Baker con una pequeña sonrisa. "¿Y tu conclusión?"

"Es más probable que sea la variedad no fulminante, ya que si se tratara de cualquier otra cosa, por ahora, su condición se habría deteriorado hasta el punto de choque y fallo en todo su sistema." Por un segundo, su voz temblaba. "No hay evidencia de coagulación intravascular diseminada en su último análisis de sangre, y la extensión local de la infección parece haberse estabilizado."

"¿Quieres un trabajo? Podríamos utilizar otro ID para asistir por aquí."

"No, gracias", dijo Clarke con una risa débil. "¿Y si esperamos a la cirugía, y estoy equivocada?"

"Ser prudente es el signo de un buen médico. Pero cuestionarte a ti misma, sin embargo, es peligroso." La expresión de Jill Baker fue solemne. "Vamos a intentar con un poco de medicina tradicional. Echemos un vistazo a la herida. Si la celulitis no ha progresado, y todavía se ve estable, yo digo que esperemos durante un par de horas."

"O'Bannon va a volverse loca."

Joe levantó un hombro elegante. "Déjala. Su ego lo puede soportar."

Clarke respiró hondo. "Está bien."