CAPÍTULO DIECIOCHO

Marzo, Provincetown, MA

"Pues bien, ahora las cosas van a volver a la normalidad por aquí", anunció Indra, con una enorme sonrisa, mientras Lexa cerraba la puerta de la oficina detrás de ella. "¿Cómo te sientes, cariño?"

"Bien, estoy bien," Lexa respondió, sonrojándose ligeramente y mirando a Marcus, quien se encogió de hombros.

"Deberías descansar", se quejó Marcus. "Eso es lo que dijo la doctora."

"Qué, ¿tienes una copia de mi informe aquí o algo así?" Lexa preguntó mientras colocaba la gorra sobre una pila de carpetas, que descansaban peligrosamente cerca del borde del escritorio. Ignorando su resoplido, se paseó por la habitación hacia la pared donde estaba la cafetera. Levantando el bote oscuro, giró el contenido turbio y lo miró especulativamente. "¿Qué edad tiene esto?"

Indra deliberadamente volvió su silla. "A mí no mires. Yo no bebo ese veneno."

"Lo hice sólo... ayer por la tarde," Marcus admitió tímidamente. Ese café le había provocado un poco de acidez en su estómago. Sólo pensar en ello lo mandó buscar en el cajón de su escritorio por sus antiácidos.

"Creo que hacer el café probablemente se puede considerar como trabajo de oficina", dijo Lexa con un suspiro. "Y para tu información, el médico me dijo que puedo trabajar, siempre y cuando no fuerce mi brazo."

"Y yo sé quién es tu doctora, y te aseguro que no pienso consentir nada que no deba", comentó Marcus. Todavía no se había olvidado de la única vez Clarke le había amenazado con hacerle daño, y había sabido entonces que no sólo eran palabras, ella era capaz de hacerlo. "Tres semanas es muy pronto para volver a trabajar."

Sobre todo después de estar hospitalizada y asustando a todos. Todavía odiaba pensar en ello. Lo único bueno que había salido de todo el asunto, era que O. parecía estar de nuevo, hablando con él. Al menos un poco.

"Tres semanas, también es un tiempo terriblemente largo, para sentarme en la casa volviéndome loca", murmuró Lexa. Llenó el filtro de papel con el café y lo metió en la cámara de plástico. Después de pulsar el botón de encendido, se dio la vuelta y dio un vistazo a la oficina. Nada había cambiado, excepto el montón de papeles sobre su escritorio, que parecía como si se hubieran reproducido mientras ella no había estado. "Si no conseguimos terminar con la contratación, y poner todos los papeles en orden, antes de finales de este mes, vamos a estar detrás de ello, todo el maldito verano."

Marcus masticó la pastilla calcárea ausente, tocando una hoja doblada de papel mientras lo leía por décima vez. Luego, sin hacer ningún comentario, se la pasó a Lexa. "Esta es la primera orden del día. Lo que decidas hacer al respecto depende de ti."

"¿Qué es?" preguntó ella, con curiosidad, mientras se sentaba detrás de su escritorio. La silla crujió, de forma familiar, mientras su cuerpo se acomodaba en el asiento.

"Tengo que sentarme en una de esas malditas reuniones del consejo del ayuntamiento, " Marcus le comentó, mientras se levantaba abruptamente. En menos de un minuto, había cogido su sombrero del perchero junto a la puerta, se lo colocó en la cabeza, y salió por la puerta, dejando a Lexa mirándolo con sorpresa.

Cuando ella levantó una ceja cuestionando a Indra, la mujer mayor se encogió de hombros y dijo: " No tengo ni idea de lo que está pasando con ese hombre. Pero algo realmente le molesta, y sólo puedo pensar en dos cosas."

Lexa asintió pensativamente, y volvió su atención al documento que Marcus le había dado. Era una investigación oficial, dirigida a ella, y que sin duda se había abierto en su ausencia para estar seguros de que un asunto importante que no se había desatendido. Ella lo revisó rápidamente, y creyó comprender, al menos, uno de los posibles motivos de inquietud de Marcus.

Lexa llamó con antelación a la clínica mientras conducía. Todavía tenían tiempo de sobra antes de su vuelo, pero nunca estaba de más dar avisar a Clarke. Cuando el teléfono fue contestado por el recepcionista, este parecía muy agobiado, se imaginó a su amante probablemente había conseguido ponerlo nervioso.

"Clínica de Salud de East End, espere por favor." Un momento después, Monty volvió.

"¿En qué puedo ayudarle?"

"Hola Monty, soy Lexa. ¿Cómo está Clarke? "

"Si ella se apresura, sólo llegará un poco tarde." Se rió distraídamente. "Así que yo diría que está como siempre. "

"¿Ha comido?"

"Se lo recordé" le dijo a Lexa. El tono de Monty vacilaba entre la irritación y la frustración. "No puedo hacer que se lo coma."

Lexa suspiró, frenando su genio con esfuerzo. No era culpa de Monty, si Clarke trabajaba muy duro, y sin duda no era su responsabilidad, vigilar que ella descansara y comiera. "Hazme un favor, ¿quieres? Pídele a Harper que lo envuelva, yo haré ver que se lo coma en el avión."

"Uh -huh..." Su voz se desvaneció y ella oyó un sordo: "Disculpe... no muerda ese lápiz, por favor."

"Es importante", dijo en voz, lo suficientemente alta, para llamar su atención.

"Lo sé, Lexa," Monty respondió ofendido.

"Lo siento," dijo ella rápidamente. "Estoy un poco..."

"No importa. También te queremos. Mira, estoy muy ocupado... "

"De acuerdo. Gracias de nuevo. La esperaré fuera."

A tan sólo unos minutos después de la hora de encuentro designado, Clarke salió por la puerta de su edificio de oficinas, de su clínica médica y se apresuró a cruzar el estacionamiento hacia el coche de Lexa. Llevaba el maletín en una mano y una bolsa de papel en la otra.

"No puedes acosar a mi personal en horario laboral, Sheriff," Clarke aconsejó amenazadoramente, mientras se deslizaba en el asiento delantero.

"¿Quién lo dice? Yo soy la ley aquí."

Clarke se inclinó y la besó en la boca, luego miró fijamente a brazo derecho de Lexa y frunció el ceño. "Se supone que no debes conducir."

"Número uno, Marcus se encuentra todavía en una reunión. Número dos, estoy bien." Para probar su punto, Lexa tecleó el encendido y se dirigió hacia la camioneta hacia la calle.

"¿Cómo te sientes realmente? Y no quiero una respuesta de dos palabras."

Lexa sonrió. "El embarazo te hace estar de mal humor."

"No me has visto de mal humor, cariño. Ahora vamos a hacer un informe sobre la marcha."

"No hay inflamación, no hay entumecimiento, y... sólo un poco de rigidez y dolor."

"Bueno." Clarke se recostó con un suspiro y cerró los ojos.

"¿Estás bien?" preguntó Lexa, mirandola con preocupación.

Clarke apoyó la mano izquierda sobre el muslo de Lexa y le palmeó suavemente. "Ha sido una mañana dura, eso es todo."

"¿Tienes el almuerzo?"

Sonriendo, Clarke volvió la cabeza y abrió los ojos. "Sí, lo tengo. De acuerdo con tus instrucciones. Sea lo que sea que le hayas dicho a Monty, le has puesto nervioso. No había manera de que me dejara salir del edificio sin ello. Tenía miedo de lo que le podrías hacer".

Lexa sonrió. "Si te cuida así, realmente voy a continuar poniéndole nervioso. ¿Está bien lo de esta tarde?" preguntó Lexa rápidamente. "¿Es sólo rutina verdad?"