-5-

El Otro Dean

Por Ladygon

Capítulo 5: Cazadores a tiempo parcial.

Dean decidió buscar un lugar más idóneo para vivir ellos dos, de preferencia un lugar donde no hubiera discriminación y donde dos hombres podrían vivir juntos por muchos años sin llamar la atención. California se le hacía un lugar de esos, aunque en sus viejos tiempos no le gustara la idea de vivir ahí, pero con todo lo sucedido con el Apocalipsis, ansiaba encontrar lugares paradisíacos que desaparecerían con el primer Armagedón que se vendría. Es cierto que no era bueno estar ahí si pasaba, pero tampoco quería decir que no podría sobrevivir a este otro. Ya había sobrevivido a varios, por lo que respecta a Castiel.

Buscaron donde pudieran vender la joya. Eso podría ser difícil, ya que no tenían experiencia en hacer eso.

—Estas joyas no tienen ningún valor en el mundo del que yo vengo. Tampoco el dinero o el oro. Una botella de agua o el papel higiénico podían hacer milagros en otras personas —explicó Dean.

—¿Dónde podríamos cambiarla?

—Pude ser en una casa de empeños.

—¿La recibirán?

—Ahí reciben cualquier cosa, puede que la reciban también. Debe darnos lo suficiente como para viajar a donde queremos.

—¿Y dónde es eso?

—California.

—¿California? ¿Qué hay allá?

—Mar, playa, vida. Una nueva vida.

Castiel se quedó pensando. Eso era exactamente lo que buscaba, una forma de seguir con su vida, pero renovada, siendo un ángel veía esto muy difícil de lograr. Esto era una oportunidad, presentada ante él con buenas intenciones y no podía dejarla pasar.

—¿Puede ser posible? —preguntó Castiel confundido.

—¿Por qué no?

—No lo sé, parece algo que no haríamos.

—¿Y qué haríamos según tú?

—Pues ir a pescar, por supuesto. Arrendar una cabaña en el bosque e ir al lago todos los días.

—…

—¿Dean?

—…

—¿Qué sucede?

Dean pareció despertar del trance de golpe. Su mente se fue a volar en todas esas imágenes que le llegaron de improviso de todas las posibilidades abiertas de una vez.

—Ah… eso también es… ejem… sería bastante productivo.

—¿Productivo? —preguntó Castiel.

Esa palabra no estaba en el diccionario de Dean o al menos lo dudaba por completo, aunque este no era el verdadero Dean. Por eso estaba un poco confundido de lo que le gustaba a este Dean y cómo se relacionó allá en ese otro mundo.

—Me refiero a entretenido. Me gustaba pescar, lo encontraba relajante, pero con el Apocalipsis los lagos o ríos estaban envenenados con sangre y después se secaron. No fue agradable de ver.

—¿Por eso prefieres la playa?

—No, realmente.

—¿Entonces?

Dean lo quedó mirando fijo y luego suspiró.

—Solo quiero ir a un lugar lindo contigo. Uno único, donde no tengamos que escondernos.

—¿California es ese lugar?

—Más específicamente, Los Ángeles.

—¿Los Ángeles?

Eso era tan inaudito que lo quedó mirando raro en extremo. Dean llegó a sentirse cohibido por la forma como Castiel lo miraba con una expresión tal, como si fuera un extraterrestre y no el Dean que en parte conocía.

—No me mires así, no es tan raro ¿No ves que Los Ángeles es como si fueras tú?

—¿Qué?

—¡Los Ángeles! ¡Los Ángeles! No puede irnos mal si un ángel está en un lugar llamado así.

Ahora fue el turno de Castiel de quedar sin reacción frente a esa lógica bastante ilógica. Sin embargo, era una lógica bastante Dean, si lo veía desde una perspectiva distorsionada. Elegir el lugar solo por el nombre es una locura que Dean haría solo por molestar.

—En el camino podemos pescar —concluyó Dean con una sonrisa.

Castiel lo pensó por varios instantes y no se veía mala la idea. Parecía bastante atractiva y lo estaba seduciendo con mucha tentación.

—Creo que es una buena idea.

—¿No es cierto que sí? —dijo Dean con entusiasmo.

Castiel asintió y Dean estaba que flotaba en el espacio sideral con esa respuesta. Castiel pocas veces lo vio tan feliz como ahora, solo por ir de viaje con él. Así que por eso, decidió seguir ese rumbo aventurero, pero con un fin bastante brillante.

El viaje no fue tan difícil, por lo menos el comienzo fue bastante bueno y tranquilo. No iban a tomar ningún caso, salvo que se toparan con él por casualidad, ya que su principal objetivo era llegar a California. Estaban jubilados o de vacaciones, pero no había ningún ánimo de cazar monstruo y ni siquiera lo habían pensado como una posibilidad. Estaban demasiado enfocados en lograr llegar a un destino que les parecía algo mágico. Así que el primer día pasó con relativa calma, solo viajaron como si nadie los estuviera esperando en algún lugar. Era la primera vez que Castiel se sentía con tanta libertad, antes eran solo preocupaciones y no tenía nada en mente para su persona, sino para alguien más o para los humanos en general donde debía salvarlos con su poder.

El poder era importante y siempre lo tuvo, aunque últimamente, se estaba debilitando demasiado, casi al punto de pensar que se volvería humano de un momento a otro. No tenía ninguna intención de hacer eso. No le gustaba ser inútil. Sentirse inútil cuando fue humano, fue una de sus peores experiencia de toda su larga vida. No podía ayudar a nadie y fue un completo estorbo para todos quienes estuvieran a su alrededor, en especial para Dean. No dejaría por ningún motivo que ese sentimiento lo embargara otra vez. Ahora tenía orgullo y no dejaría que nadie lo pisara, ni siquiera Dean por muy cierto que fueran sus reproches. Suficiente sentirse tan miserable por todo lo pasado. Había perdido muchas personas, entre ellos a Jack y eso no era un golpe donde podría continuar con tanta facilidad su vida.

Mientras sus pensamientos hacían mella en su cabeza, Dean cambió la estación de la radio y llegó a una de las canciones grabada para él en ese mixtape. La melancolía lo embargó y recordó que ese mixtape lo había dejado botado junto con el vehículo, por ahí en medio del bosque y no había forma de recuperarlo. Borró sus pensamientos de inmediato. No necesitaba ese mixtape, es por eso que lo había olvidado a propósito fuera de su radio de acción. No quería tenerlo nunca más cerca de él por lo que restaba de existencia. Le traía demasiados recuerdos dolorosos. Necesitaba algo de aliento suave y embriagador.

No sabía si era porque este Dean era parecido a su Dean o, porque había otra cosa dentro de la mente del ángel, pero no podía explicarlo. Eso ocupó gran parte de su tiempo a medida que viajaban. En el siguiente pueblo decidieron descansar, no es que Castiel necesitara descanso, sino simplemente, porque Dean necesitaba comer. Tampoco se trataba de que este Dean se quejara de tener hambre, sino que Castiel decidió descansar. Este Dean era menos quejumbroso que el otro, es decir, no pedía nada y debía ser por sus experiencias de soldado en el Apocalipsis. Una experiencia que Dean tuvo la suerte de nunca sentir. Sin embargo, el ambiente era parecido, se respiraba una calma insospechada. Casi no tenía ganas de detenerse, pero había bastante horas de conducción como para no responder los llamados de la naturaleza humana.

Pasaron a la fuente de soda y pidieron dos hamburguesas con todo lo que traían de guarnición. Se veían bastante apetitosas y Dean las disfrutó mucho, como si solo estuviera comiendo gusanos desde hace mucho tiempo. Quizás no se equivocaba. El lugar estaba bastante vacío y ni siquiera había caído la noche. Era de tarde, pero las personas se veían nerviosas, al punto de que pensaron que quizás creían que saldrían corriendo sin pagar la cuenta. Sin embargo, tan absorto estaban comiendo y conversando para poner al día a Dean sobre el mundo, al cual había saltado en un acto de desesperación, que no se dieron cuenta de que la mesera venía hacia ellos.

—Disculpen —dijo un tanto nerviosa la chica.

Parecía tener veinte años y se veía bastante decente. No era atractiva, pero tampoco fea. Un poco pasadita de peso, pero eso le daba un aire adorable.

—¿Sí? —preguntó Dean.

—¿Les tomará mucho tiempo desocupar la mesa? No me lo tomen a mal, pero debemos cerrar temprano.

—¿Por qué cerrarán temprano? ¿Hay algún evento por aquí?

—No, es a causa del vampiro que anda rondando.

Los hombres se miraron el uno al otro con curiosidad.

—¿Hay vampiros por aquí? —preguntó Dean.

La chica pareció nerviosa y avergonzada.

—No… no… me refiero a eso. Es sobre un asesino en serie que se cree vampiro.

—¿Un asesino en serie? —preguntó sorprendido Dean.

—Así lo llamamos. Ha matado a muchas personas en este pueblo, así que tenemos toque de queda para todos. No podremos salir de nuestras casas —explicó la chica.

—¿En serio? —dijo asombrado Castiel, quien nunca había escuchado sobre "toque de queda"

A Dean no le sorprendió lo dicho por la joven y eso fue bastante llamativo para el ángel.

—Nos iremos enseguida —dijo Dean—. Solo necesitamos que nos recomiendes un lugar para pasar la noche.

La chica sonrió y les recomendó un motel cerca de la carretera interurbana. Fueron y rentaron un cuarto.

—Quizás debamos ver a ese vampiro —dijo Castiel.

—Solo es un vampiro. Estarán bien si se quedan en sus casas —respondió Dean de forma despreocupada.

Castiel lo miró con extrañeza.

—Es el trabajo de un cazador salvar a las personas —recordó Castiel.

—Solía decir eso.

Era cierto, eran las palabras de Dean en su boca. Las palabras que movían la vida de los Winchester y este era un Winchester, pero ya no lo movían. Castiel quedó pensativo, pero de alguna forma comprendió la razón de eso, ya que desfilaron algunas imágenes que tomó de la mente del cazador apocalíptico de la vez que vio su memoria.

—Me gustaría investigarlo mientras estamos aquí —dijo Castiel.

Dean lo miró con intensidad. Parecía estar leyéndolo con la mirada y se sintió invadido con calidez. No era la primera vez que sentía esa mirada, en realidad, cuando la sentía era bastante regeneradora de energía, ya que su aura brillaba con más fuerza.

—Todavía hay tiempo, busquemos en internet para comenzar —dijo Dean, sin ninguna discusión previa.

Lo ayudaría así como así, sin ninguna otra excusa para no hacerlo y eso que tenía bastantes como la singularidad de que estaban de vacaciones y casi prácticamente retirados del mundo de la caza. Un cazador es un cazador, no importa en el universo paralelo en que se encuentre. Eso fue bastante esperanzador de saberlo. Encontraron un lugar con wifi y comenzaron a investigar. Dean estaba fascinado con el wifi, porque hace tiempo no lo tenía, ahora era algo tan común que sorprendía.

—¿Tienes alguna identificación falsa? —preguntó Dean.

—No, las abandoné todas en mi antiguo vehículo.

—Mmmh, quizás pueda hacer algunas, pero no sé cómo lucen en la actualidad. Deberé robarlas.

—Quizás las puedas encontrar en internet.

Esa fue una muy buena idea. Si se daban cuenta de ellos, podían fingir que estaban de paso y no en el caso propiamente tal. Buscaron las identificaciones, las falsificaron y partieron donde el crimen para la investigación. No había nadie en ese lugar tan apartado, solo una cinta amarilla estaba ahí abandonada. Era en un galpón al medio del bosque y según la experiencia de Dean, no era bueno quedarse mucho tiempo dentro si era grande, pero no parecía ningún nido de vampiros, porque era pequeño como para albergar uno. Como tampoco ningún vampiro saldría a plena luz del sol, así que entraron con confianza. Además que Castiel podía sentirlos.

—No hay criaturas cerca —dijo Castiel.

Dean pensó lo maravilloso que era tener un ángel en una cacería. Era una tontera no salir con él cuando Sam vivía, ya que los tres juntos eran letales. Lástima que con ese pensamiento, no logró visualizar ninguna cacería donde estuvieran los tres, salvo cuando lucharon contra el Apocalipsis y no sabía si eso contaba. Matar a la "Perra de Babilonia", podía contar como cacería de monstruo.

—¿Has estado en alguna cacería? —preguntó Dean.

—Sí, he estado en algunos casos. Todavía me falta mucho por aprender.

—Si estás conmigo no pasará nada, no te preocupes, lo harás muy bien.

—Gracias, Dean.

—No tienes que agradecerme nada. Nadie nace sabiendo esto de ser cazador, por mucho talento que uno tenga.

—Recuerdo que dijiste que tenía espacio para mejorar.

—Tienes la madera suficiente para ser el mejor cazador del mundo.

—No puedo ser el mejor cazador del mundo.

—¿Por qué no?

—Porque el mejor cazador del mundo eres tú.

Dean lo miró y se largó a reír.

—Es una forma muy halagadora de verlo —dijo Dean, guiñándole un ojo.

Castiel abrió los ojos con algo de inquietud benigna. Debía confesar que le gustaba ese tipo de atención de Dean.

Fin capítulo 5